Partida Rol por web

No pudo evitar sentir una mezcla de entusiasmo y envidia al ver como su prima lograba con idéntico resultado paralizar la pelota. Debía ser increíble poder utilizar diferentes poderes, sentirlos fluir. Aunque de hecho ella no sentía que nada fluyera en su interior, no sentía nada especial, ni siquiera estaba segura de ser capaz de paralizar los objetos cuando quisiera. A veces parecía más como saber encender un interruptor que un don especial y sin embargo era frustrante saber que si apretabas el interruptor la luz siempre se encendería o apagaría a voluntad mientras que si invocaba su poder la pelota podía darle en la cara.

Movió los hombros, como si estuviera destensándose y volvió a ponerse en una absurda posición de ataque, como si aquello fuera algo físico.

- Estoy lista. Prueba con una algo más grande esta vez.

De nuevo repitieron el mismo procedimiento sólo que esta vez Kat no cerró los ojos. Aunque puede que influyera que la pelota de básquet que esta vez le había lanzado su prima se estuviera precipitando hacia el suelo. Y como si una telaraña invisible la hubiera detenido quedó flotando a escasos cinco centímetros del suelo.

Chris cogió el móvil y llamó al teléfono de su abuelo mientras mira a P.J. y le pide sin voz la daga para tenerla oculta a la vista de su "abuelo".

Quizás estaba algo paranoico, pero la situación se estaba volviendo muy rara, y su abuelo había llegado escasos segundos tras él, eso era imposible!

-Voy a llamar a Henry, le gustará verte.- Le miente guardando distancias entre él y su abuelo.

Pat vió a su prima mover los hombros y escuchó su petición, con buen ánimo dado que de momento les iba bien dejó la pequeña pelota en la caja y cogió una de básquet; la volvió a tirar pero como no quería que si el poder de su prima fallaba le diese en la cara, apuntó al cuerpo. Debió tirarla mas flojo por culpa de la preocupación porque cuando Kat la paró, la bola estaba casi en el suelo.

Sonrió, aquello esta saliendo bien, con un movimiento de cabeza le indicó que estaba preparada y la pelota hizo el camino de vuelta; volvió a mover las manos con un golpe seco y de nuevo la esfera se quedó suspendida en el aire, se acercó para cogerla mientras hablaba.

- Seguro que en plena acción no es tan fácil, pero sienta bien controlar esa parte que siempre ha sido esquiva.

En cuanto veo a Victor guardo la daga en la espalda quedando esta perfectamente oculta con la chaqueta.

- Esto es muy raro. - pienso al escuchar hablar a nuestro "abuelo". ¿Que clase de conversación es esta?

- ¿Que clase de pregunta es esa? - pregunto visiblemente enojada sin moverme del sitio quedando pues situada entre nuestro "abuelo" y Chris. ¿Como quieres que fuera?

¡Hola Chris! ¿Qué pasa? ¿Ha ocurrido algo? Dice la voz de tu verdadero abuelo al otro lado del teléfono móvil. Es un poco tarde, ¿estáis bien?

¡Por eso te lo pregunto! Dice acercándose poco a poco a vosotros y contemplando todo lo que había a vuestro alrededor. Seguramente lo hayais pasado mal. ¿Qué tal si os venís a tomar algo conmigo los dos? ¡Será mejor largarse de todo esto!

Henry asintió al comentario de su prima, ya que apenas podía hablar en medio de la carrera. Notó que más que ayudarla al seguir tirando de ella, la estaba incordiando, así que soltó su mano y ambos pudieron correr con menores dificultades.

Los insectos se acercaban más rápido de lo que ellos corrían. Henry empezó a mirar a todos lados, buscando algo para protegerse. Cualquier cosa les serviría, siempre y cuando a esos insectos no les diera por entrar en un lugar público o fueran capaz de destrozar puertas o paredes para darles caza.

Henry tenía una cosa clara. Estaban perdidos si les atrapaban. Ni él ni su prima tenían un poder activo ofensivo. Él lo máximo que podía hacer era levitar. ¡Y seguro que a los insectos les haría mucha gracia! Así que lo único que podía hacer era correr y correr, y no perder la esperanza de encontrar algún lugar donde protegerse para poder volver a casa.

Que Henry soltara su mano fue todo un alivio para Penny. Si no fuera porque estaba demasiado ocupada intentando coordinar carrera, velocidad y respiración, se habría sentido especialmente orgullosa de la forma física de su primo. Le estaba resultando bastante difícil seguirle el ritmo.

Se limitó a correr detrás de Henry, mientras barajaba todos los escenarios - mucho más atractivos que ese - en el que podrían haber acabado con los insectos en lugar de tener que escapar de ellos. De nuevo, su 'querido' poder no estaba sirviendo para nada bueno.

Melinda parecía algo más alegre y viva que esa mañana, tener su cabeza ocupada en las pociones hacía que se olvidase un poco de todo lo que estaba ocurriendo a su alrededor, aunque prefería no pensar directamente. Intentaba convencerse de que estaban haciendo las pociones por placer, por practicar y mejorar... porque, en el fondo de su corazón, temía el motivo real por lo que estaban haciendo eso. 

Entonces, cuando vio a su prima comenzar a verter el zumo, recordó súbitamente que el zumo no se usaba para la poción paralizante, si no para una somnífera. 

- ¡Espera, Tam!-exclamó intentando detener a su prima, pero ya era tarde. Frunció los labios y asintió cuando vio que se había dado cuenta de que no había sido una buena idea. Melinda se quedó un momento cabizbaja, sin decir nada. Odiaba el fracaso, y en ese momento en el que de esas pociones podían depender muchas cosas... se sentía aún peor. 

Suspiró y se apoyó sobre la encimera de la cocina, quedándose en silencio durante unos momentos en los que parecía estar desconectada. Realmente intentaba dejar la cabeza en blanco, volver a relajarse y a centrarse en lo que debe hacer. Suspira y abre los ojos lentamente, sonriendo levemente a su prima.

- Lo siento, Tam... siento haber arruinado tu poción-se disculpó antes que nada-. Me confundí. Los zumos de frutas son mejores para los somníferos... no para una poción paralizante. Te ayudaré a rehacerla, pues seguramente es lo que deberíamos hacer... Lo siento, lo siento, no sé dónde tenía la cabeza...

Se dirige de nuevo a la bolsa de ingredientes, dispuesta a sacar los que lleva la poción paralizante más un par que tal vez pudiese ayudar a arreglar el desastre que había montado ella. Sin perder tiempo, se puso manos a la obra con su prima, repitiendo los pasos que esta había seguido con anterioridad. Comenzó haciendo polvo la raíz de cicuta, mientras machacaba con ahínco, le comentó a Tam:

- Te estaba saliendo muy bien la poción, se te da bien-le sonrió, conciliadora, esperando que no estuviese enfadada con ella. 

Contempló la pócima algo mosqueada pues, tras haberle añadido el agua, parecía que no había ido a mejor. Se giró hacia su prima, que justo parecía estar pasando por un momento de agotamiento, y los ojos se le abrieron de par en par al oír su explicación.

- No me j...- Dejó la frase inacabada. No era culpa de su prima que a ella le hubiese salido mal la poción. Nunca le había dedicado el esfuerzo suficiente a la magia y así era como ésta le devolvía el golpe.- No te preocupes.- Terminó por decir.  Miró de nuevo a la pócima y comentó, más para sí misma que para Mel.- Supongo que esto tampoco tiene pinta de somnífero...

Cuando la vio reunir de nuevo los ingredientes para comenzar a machacarlos, se acercó a ella, colocándose a su lado con una sonrisa torcida ante la alabanza de sus habilidades. Normalmente no se habría dejado afectar por su falta de habilidad, pero en aquel momento necesitaban rapidez y eficacia y ella no se estaba poniendo a la altura de las circunstancias. Alargó las manos hacia adelante, para tomarle el relevo a su prima.

- Deja que me encargue yo de esto- le dijo, refiriéndose a la preparación en frío de los ingredientes.- A ti se te da mejor manejar el fuego.

- ¿Qué te parece si lo complicamos un poco? - preguntó la pequeña de las dos primas con una sonrisa pícara - Cierro los ojos, me tiras la bola pequeña y me das una señal para abrirlos cuando esté a medio camino.

Kat dudó un poco, se le notaba en la cara que no le apetecía ser responsable de un bolazo pero Pat intervino de nuevo antes de que dijese nada en contra.

- No te preocupes por si llega a darme, seguro que he recibido golpes mas fuertes en las clases de defensa. - la cara de su prima le decía que todavía no estaba convencida - Prometo no vengarme lueeegoo.

Acabó con tono de niña pequeña, haciendo broma; la treta funcionó y vió como Kat se acercaba a recoger la bola pequeña de nuevo. Asintió cuando se puso de cara a ella preparada y cerró los ojos en espera de la señal; dejó su mente en blanco y en cuanto escuchó la voz de su prima los abrió, localizó y fijó su mirada en el pequeño objeto que se acercaba, y soltó bruscamente los brazos paralizandolo a escasos dos palmos de sus manos.

Sin haberse movido prácticamente, Pat podía notar como unas gotas de sudor le bajaban por el rostro y tenía el corazón y la adrenalina disparados. Dejó salir el aire sonoramente y soltó una risa de escape, a pesar de sus palabras cargadas de confianza, había estado segura que se iba a comer el golpe y que iba a doler; por suerte no había sido así.

Penny sintió como si un sexto sentido le indicara que al girar justo la calle que había más allá, a apenas un par de manzanas, pudieran encontrarse un bar abierto. Y así era, el bar era una discoteca de moda, donde los chavales jóvenes salían a tomar algo antes de irse a la cama. No es que hubiera mucha gente porque era un día de diario, pero al menos podrían pasar desapercibidos.

El problema no era ese, el problema era que los bichos estaban a punto de alcanzarla a ella de nuevo, Henry estaba varios metros delante, y tan solo tendría que indicarle dónde ir, pero esas repugnantes luciérnagas la estaban dando caza. Debía hacer un esfuerzo más, o terminarían por alcanzarla.

Chris colgó el teléfono. -Henry y Penny vienen para aquí.- Dijo guardándose el móvil. -Me parece una buena idea ir a tomar algo.- Justo en ese momento trató de coger al "abuelo" sorprendido y hacerle una presa de inmovilización por detrás, pasando sus brazos por debajo del falso abuelo y anclando las manos en la nuca de éste.

La idea expuesta por su prima no acababa de parecerle demasiado segura. No era realmente por el daño que pudiera recibir al ser golpeada por una pelota de tenis pero era cierto que si el hechizo fallaba no tendría tiempo para esquivar la pelota. Y aún así, se dejó convencer, tal vez porque Pat siempre había sido buena persuadiéndola o simplemente porque desde la muerte de su marido Kat estaba siempre demasiado dispuesta a complacerla.

A pesar de sus recelos el truco salió bien y Pat paró la bola justo a tiempo, echándose a reír por su éxito o quizás por el golpe del que se había salvado. Sonrió, visiblemente aliviada por el resultado positivo de aquella prueba.

- No voy a ser menos que tú, Pat - comentó risueña antes de cerrar los y prepararse para que le diera la señal para abrirlos.

Sin embargo no lo paró. Estaba serena, controlando su respiración, con las manos ante sí, preparada para que su prima le diera la señal que le indicaría que era el momento de pararla. Pero cuando la avisó y abrió los ojos todo salió mal. Tal vez por el cambio de luz o quizás por algún olor que llegaba desde las cocinas, Kat estornudó con fuerza y el resultado fue que en lugar de parar la pelota acabó con una marca redonda y rosada en el centro de su frente.

Abrió la boca para expresar su incredulidad ante la mala pata que había tenido pero no encontró las palabras durante varios segundos.

- Ai - dijo finalmente y acto seguido se echó a reír, sin poder parar, por lo ridícula que se le antojaba la escena.

Cuando su prima dijo que ella tambien queria probar 'eso' la miró y asintió, estiró el brazo y cogió la pelota para lanzarsela; esperó a que cerrase los ojos y tras un momento lanzó y dió la señal. Debió lanzar demasiado fuerte, eso unido a un repentino estornudo por parte de Kat hizo que la pelota le impactase de lleno en la frente.

- Losientolosientolosiento.

Habló de corrido al ver lo que había pasado mientras se acercaba corriendo, cuando casi estaba a su lado Kat por fin dijo algo y Pat, despues de un primer momento de shock, no pudo evitar unirse a la risa contagiosa que salió de la garganta de la otra mujer.

- ¡¡¡La siguiente a la derecha!!! - La fuerza con la que consiguió dar las indicaciones a Henry le sorprendió. Llevaba demasiado tiempo forzando su cuerpo y el dolor en el pecho y el costado empezaba a hacerse insoportable. Aun así, cerró los puños y los párpados y se obligó a seguir adelante. No estaba dispuesta a convertirse (de nuevo) en el foco de diversión de esos asquerosos bichejos.

Me quedo perpleja ante la actuación de Chris pero no intento detenerlo.

- ¿Que pasa? - le pregunto a mi primo.