Partida Rol por web

Melinda condujo con rapidez, casi se salta las señales y los semáforos en rojo. Su mente solo estaba puesta en la carrera a contrarreloj que tenían contra el destino. Una carrera que debían ganar, no había otra opción. No tardaron demasiado en llegar al lugar, pero el aparcamiento era difícil de encontrar. Escuchó las palabras de su prima y asintió, aunque no tenía intención de dejar que ellas fueran solas, así que consiguió aparcar algo lejos del lugar, pero lo consiguió. 

En cuanto bajaron, cerró las puertas con las llaves y corrió hacia la casa de su primo.

Tam apretaba los dientes y las manos, pues Melinda conducía rápido y apremiaba llegar lo antes posible. A pesar de que Kat comentó lo de aparcar como fuera, Tam no dijo nada, sabía que Mel estaría nerviosa, como ellas, así que agobiarla no solucionaría el encontrar un sitio para aparcar.

Finalmente encontró uno, aunque lejos, así que en cuanto puso un pie fuera del vehículo salió corriendo como nunca hacia casa de su hermano.

No sabía qué se iba a encontrar allí, pero seguía cabreada por ver que sus primos se habían largado sin más dejando al resto sin opciones, todos estaban nerviosos y alterados pero a veces había que pensar antes de actuar o no serviría de nada, a estas alturas podían estar... negó con la cabeza, seguro que llegaban a tiempo.

- ¡VAMOS! gritó mientras corría, fue algo inconsciente pues era obvio que tanto su gemela como su prima la seguían corriendo.

- Lo sé. - le digo. Pero tampoco podemos traerlo con nosotros.

- Localiza el puñal y traelo. - prosigo.

Chris sabía que no podía ir, ya que no podían usar la magia con el, y no tenían vehículo.  La cosa iba a ser complicada, pero ahora no era el momento de eso, debía encontrar el puñal antes de irse. Se volvió a concentrar y levanto la mano.

- Puñal.

Melinda conducía a toda velocidad por las calles de San Francisco, mientras seguía el coche de Henry. Estaban las tres bastantes nerviosas por lo que visualizaron una idea utópica de alcanzar su destino a gran velocidad, incluso la de encontrar un sitio donde aparcar.

Pero a pesar del largo linaje mágico que poseían las gemelas y la heredera de Piper, las situaciones más mundanas eran las que les hacían poner los pies en la tierra y el pitido de un coche que iba detrás del vuestro os hizo daros contra un duro muro de realidad.

No habíais llegado al apartamenteo de Henry todavía cuando los problemas se os echaban ya encima. Si seguíais adelante el coche de policía podría salir detrás de vosotras, pero si decidíais parar, Henry se marcharía y ya no habría forma de encontrarlos y toda posibilidad de ayuda se acabaría en aquel momento.

Henry ya había puesto el coche en marcha cuando a mitad de camino pudisteis ver como a Melinda y las gemelas les hacía señas un coche de policía que iba tras ellas. Sin duda les estaría deteniendo por la velocidad a la que iban los dos coches. Por suerte, o quizá no, a vosotros no os habían visto.

Teníais dos opciones frenar el ritmo del coche, y esperarlas, o acelerar aún más ahora que la policía estaba distraída con ellas y tratar de llegar cuanto antes al apartamento.

Tu teléfono móvil dejó de vibrar por unos instantes, pero a los pocos segundos la llamada se volvió a repetir.

Chris logró teletransportar el Libro de la Sangre de las manos de PJ a sus propias manos. Pero cuando llamó al puñal, tan solo logró atraer lo que parecía ser un cuchillo de cocina. Si lo que realmente quería era el arma que habían logrado arrebatar a los brujos, debían ir a buscarlo. Fue PJ la que lo tomó en su momento, y lo debió de dejar olvidado en el P³ porque desde antes del funeral no había vuelto a verlo.

El problema es que con la limpieza que se habría dado en el pub de sus tías, sería sumamente complicado encontrarlo.

Y aún estaba el problema de Bryan, que seguía en la habitación cambiándose de ropa, o a saber qué. Y para colmo de males, o quizá no. Los brujos no aparecían. Ya pasaban cinco minutos de la hora indicada por Penny.

Tam fue la primera en darse cuenta, estaba imaginando la situación ideal, pero eso no solía ser más que una ilusión bien lejana a la realidad.

- ¡LA POLICÍA! gritó nerviosa, no tanto porque la policía les persiguiese, sino por la tensión que vivían en el momento. Sus primos podrían estar siendo atacados y podían perder el libro, lo único que les unía ahora mismo, además de la sangre.

Sus sugerencias quedaron inhabilitadas por lo que daba a entender el grito de Tam. Una mirada hacia atrás le confirmó que era cierto. ¿En serio?, pensó con exasperación. Le parecía increíble, como si el mundo estuviera en su contra. Por un momento, jugó con la idea de paralizarlos y seguir adelante pero debido al escaso control que tenía sobre sus poderes pensó en lo potencialmente peligroso que era detener a un coche en un sitio tan transitado como ese; podría provocar un accidente en cadena.

- Sigue - dijo entre los dientes apretados, manteniendo una expresión grave en el rostro.

Henry tomó nota de su apreciación y condujo como alma que persigue el diablo, para Pat no pasó desapercibida la incomodidad que se había apoderado de su hermana al tener que sentarse delante, no la entiendo, con lo bien que se lleva con él pensé que querría ir a su lado... desechó el pensamiento con un rápido parpadeo y una sacudida de su cabeza, me temo que por mucho que haga el abismo es insalvable, quizás cuánto más hago es peor.

Iba mirando hacia todos lados memorizando el recorrido como siempre hacía, era un hábito que tenía y que llevaba a cabo inconscientemente, cuando de pronto vió como el coche que les seguía, con sus primas a bordo, era detenido por una patrulla.

- Los maderos acaban de parar a Mel, - comentó, no sabía si debían parar o continuar - quizás es mejor reducir un poco para que no nos pase lo mismo.

Seguro que las chicas pueden salir del apuro lo importante es llegar a tiempo, si no siempre nos queda Elizabeth, ya no viene de una, pensó mientras volvía su atención de nuevo al camino seguido.

-Oh... ¡mierda!-exclamó Melinda al ver las luces del coche de policía tras su vehículo. Se mordió el labio con indecisión, sin saber qué hace exactamente, si pararse y perder un tiempo precioso, si seguir a la misma velocidad y arriesgarse a que le cayese una multa de las grandes o si estrellarse contra algo para terminar con todo de una maldita vez. 

Casi pensó en la tercer opción, si no fuera porque iba acompañada de sus primas (que seguramente estuviesen barajando las mismas opciones), probablemente hubiese optado por esa. 

En el último momento escuchó a su prima Kat, se suponía que ella era la sensata de las dos gemelas y si ella pensaba que seguir era lo mejor, no iba a ser Melinda la que se lo negara. 

-Me pagáis vosotras la multa...-les murmuró con una sonrisa de medio lado mientras su pie presionaba un poco más el acelerador del coche. 

Al ver que el puñal no aparecía y que el compañero de piso de Henry no aparecía Chris se empezó a impacientar.

- Este tío es muy lento, debemos irnos y dejar que luego Henry se invente algún tipo de excusa, o que simplemente lo ignore, no tenemos tiempo para esto. – Levanto la mano y se la ofreció a su prima. – Esta vez iremos juntos, no quiero que cada uno vaya por su lado. – Chris espero a que su prima tomase su mano y después se dirigió al callejón donde se encontraba supuestamente su familia.

Agarro la mano de mi primo y rezo porque sepa lo que hace.

Realmente preferiría ir por mi cuenta pero tiene razón en que no podemos separarnos pues juntos podríamos defendernos mejor en caso de que Chris no pueda llevarnos directamente con el resto de la familia.

- Vamos allá.

Sí, tienes razón contestó Henry, observando el coche de sus hermanas mientras reducía lo justo la velocidad, quedándose al límite sin superarlo. Cuanto más rápido, más lento comentó negando con la cabeza. No podemos hacer nada por ellas comentó al dar un volantazo para incorporarse a la perpendicular, que prácticamente llegaba hasta su casa.

Henry no dejaba de pensar en su compañero de piso y sus primos. ¿Qué cojones habrían dicho? Dudaba que le hubieran descubierto, pero era algo que, o bien decía a Bryan o bien se tenía que mudar para tener que libertad con la magia.

Con estos pensamientos, el móvil le empezó a vibrar en el pantalón. Vaya, que oportunos soltó, metiendose la mano en el pantalón y sacando el teléfono. Sin mirar quién era, lo puso en el manos libres que llevaba instalado. Cuando se conectó, apregó un botón del volante y preguntó ¿Sí?

Encontrarse a la policiía a mitad camino provocó que Penny frunciese todavía más el ceño. Ni siquiera podía disfrutar de algo de velocidad y adrenalina. El universo siempre acababa poníendose en su contra.- Pasa a esos hijos de puta - mormosteó de manera casi imperceptible, conforme el coche rodaba dejando de largo a sus primas y a la policía. Mantuvo la vista fija en los protagonistas de la escena, y solo la separó cuando el sonido del teléfono irrumpía en el tenso clima concentrado en el interior del vehículo. Su objetivo, descubrir el origen de la llamada.

Al mirar por el retrovisor visteis que vuestras primas no se paraban, al contrario, parecía que habían decidido aumentar un poco más la velocidad para dar esquinazo a la policía. La situación era arriesgada, y frenarse podría suponer le pérdida del Libro de la Sangre, pero tampoco estaba bien saltarse las reglas mundanas, por muy poderosos que fuerais no podíais jugar a ser dioses y arriesgaros a hacer cualquier acto delictivo.

El caso fue que el coche que os seguía no se había detenido, y la policía encendió la sirena que llevaba en la parte superior de su coche para anunciar el peligro de la situación. Desde luego que pasar desapercibido no iba a ser una opción.

Y entonces Henry recibió una llamada un tanto inesperada:

<< ¿Henry? ¡Henry! ¡Oh mierdas, qué es esa sirena, me va a dejar sordo! Dice el compañero de piso a través del teléfono móvil. ¡Mierda, Henry! ¿Dónde te metes? ¿No estabas en el funeral de tu primo? ¿Y qué es esa sirena? ¡Escucha, ha pasado algo! ¿Dónde narices estás? ¡Necesito que vengas cuanto antes! Dijo un nervioso Bryan.>>

Mientras vosotras decidíais acelerar un poco más para que la policía no os pillase, vuestros primos decidían hacer lo contrario y frenar un poco para que a ellas no les pillase la policía. El caso es que si queríais huir del coche de patrulla, tendríais que adelantar al coche de Henry, y para colmo no sabíais muy bien hacia dónde teníais que dirigiros.

Estabais en una situación arriesgada, y la cosa no parecía mejorar. Por si acaso os ibais fijando en todo para ver si encontrabais la dirección que os había dado Henry para ser capaces de llegar, o quizá tomar otro camino para despistar a la policía.

Arriesgado que fuerais descubiertos por el compañero de piso de Henry, y temiendo dejarle con esos brujos que no parecían llegar en ningún momento, decidisteis salir orbitando de allí.

Chris aún seguía sin controlar bien sus poderes, y llevar consigo a su prima no era tarea sencilla, así que ambos tan solo llegaron hasta la parte de fuera de la puerta. Habían logrado salir del piso, pero no se habían ido muy lejos. Tan solo estaban fuera de él, aún pudiendo ser descubiertos por Bryan, pero aún capaces de salvarle en caso de que atacasen los brujos.