Partida Rol por web

En cuando salís del pueblo, tras los pasos de Encías, os preguntáis cuan de lejos deben de estar las minas. Vuestro guía no parece haber cogido provisión alguna, por lo que da a suponer que ... Oh!, mira. Ahí están.
Antes de que podáis romperos la cabeza con demasiadas preguntas ya podéis ver a lo lejos varias estructuras hechas de madera. Se distingue lo que debe de ser como una casa de dos pisos, tiene chimenea y parece habitable, pero no muestra signos de actividad. Hay también un establo ahora vacío, varias carretillas y 4 o 5 carros de mineral sobre unas vías que se pierden en la boca de la mina. Todo ello esta cubierto por varios palmos de nieve, que a pesar de las recientes nevadas, aun permiten ver las marcas de varias personas que han estado por aquí.

Encías no pierde el tiempo y va directo a la entrada. Podéis ver claramente como una empalizada de madera bloquea el paso, pero un examen mas cercano de esta delata que varias maderas han sido arrancadas y posteriormente vueltas a poner en su lugar para que no se note lo ocurrido.

- Malditos bastardos hijos de la gran ram... - Aparta las maderas sueltas sin remilgos y asoma la cabeza por el hueco, hacia el interior. Parece que esta a punto de soltar un potente berrido cuando ... se contiene, no sin esfuerzo.

- Espera, amigo - me acerco al preocupado hombretón y le coloco la mano en el hombro - Nosotros nos encargaremos - enciendo una antorcha y miro a mis compañeros para asegurarme de que están preparados - Parece que ahora tenemos otra misión que cumplir - vuelvo a mirar a Encías y asiento tratando de inspirarle confianza - No saldremos de esta mina sin encontrarles

Giro sobre mi mismo y asomo la antorcha por el hueco que los díscolos aldeanos usaron para entrar, y con el ceño fruncido echo un vistazo esperando a que mis ojos se acostumbren a la oscuridad.

Primero tendríamos que preocuparnos de rescatar a ellos, y luego del problema de la mina, si es verdad que fueron tan poco equipado.

Me acerco al caballero y me pongo de espalda a los demás.
Apaga la antorcha y acércame tu arma.le susurro.
No digas nada por ahora, no quiero asustar mas a Encías con este tema. La antorcha puede consumir el oxigeno del aire, aunque esto no ilumina tanto.
Pronuncio unas leves y susurrantes palabras extrañas para un oído no entrenados, y paso mi mano sobre el arma, y empieza a iluminar como si de una antorcha fuera.

Vaya... un buen truco. Esto podría sernos muy útil.

Viendo que el problema de la luz parece haberse resuelto por arte de magia -literalmente- Erdan guarda su antorcha.

Ciertamente, lo primero sería encontrar a estos inconscientes. Total, la cueva natural no se va a mover de su sitio... pero seguramente los encontremos allí cerca; si querían resolver ellos mismos el problema, lo más seguro es que se hayan encaminado hacia la gruta donde empezaron los problemas.

Sigo las indicaciones de Jaesh y apago la antorcha mientras desenfundo la espada. Tras unas palabras totalmente desconocidas para mi comienza a brillar con luz tenue. No es la primera vez que veo ese truco, pero sí la primera vez que lo hacen sobre mi arma.

- Bien, gracias Jaesh - miro a los demás - ¿Estáis listos?

Casi sin esperar respuesta, atravieso la empalizada y me adentro en la mina. Lanzo un último vistazo hacia atrás y suspiro. No sé si saldré con vida de esta.

Parecía que alguien del pueblo se les había adelantado, ya era mala suerte. Claro que si no querían pagar era normal que se hubieran dado prisas.

Norte supuso que si no habían salido en tres días es que los rumores eran bien ciertos.

Aguardó a que Encías sacara los maderos y entró dentro, apenas esperando a los demás y sus trucos mágicos. Si bien la enana no podía ver en la oscuridad absoluta, la luz de la entrada le daría un buen margen antes que ello. Y los demás ya estarían dentro después.

La enana avanza sin decir palabra. La verdad es que si iban a ir en grupo, deberían de tener algún tipo de relación. En fin, seguro que son cosas de enanos. Cuando entra Avan, va tras de el.

La enana encabeza la el grupo, aunque el resto no tarda en ponerse a su altura. Guiados por la anti-natural luz blanquecina que emana la espada del caballero, no tardáis en dejar atrás a Encías, que aguarda debatiéndose entre el impulso de responsabilidad que le empuja a entrar y el impulso de supervivencia que le insta a quedarse.

Los primeros metros de camino transcurren por una gruta recta y descendiente, ocupada por dos vias paralelas, ahora mismo sin uso. No tardáis mas que un para de minutos en llegar a lo que parece la primera gran sala interior.

Aquí os encontráis con una compleja maquina de madera y metal(*), que ya desde lejos se oía el crujir de sus mecanismos. Con los engranajes girando infatigables, gracias a la fuerza que le confiere algún río cercano que no se ve desde aquí.
También se aprecian los restos de un trabajo dejado a medias y recogido con prisas. Algunas carretillas de metal a medio llenar o esperando su turno para salir al exterior, herramientas apiladas aguardando para volver a ser útiles, varias mesas, alguna con planos de futuras prospecciones y todo lo que sería normal en una mina de hierro, salvo que ahora todo luce mortecino, triste y carente de vida. Como si se echara en falta el bullicio de docenas de mineros con la frente sucia y trabajando vigorosamente.

(*) = Se entiende que es una maquina "compleja" por los tiempos en los que estamos. En realidad no es mas que un molino de agua con varios engranajes para derivar la fuerza hacia distintos sistemas; El ascensor, cadenas de tirado, rústica una bomba de aire, y cosas así.

La luz en manos del caballero se mueve caprichosa y al antojo de su mano. Esto hace que a menudo aparezcan y desaparezcan sombras extrañas entre los recovecos de las rocas. Por unos instantes empiezas a dudar si tantas historias de Pal acerca de sombras en la penumbra te están afectando la percepción o realmente las sombras se están moviendo por voluntad propia.

Bajando por la gruta, de repente has pisado un pequeño charco de agua. No lo bastante profundo como para empaparte el pie, pero si para anotar el frío en la bota. Has bajado la vista al suelo e inmediatamente has visto las sombra de tu pie desvanecerse de forma un tanto inusual ... ¿ o quizás no ?.
La verdad es que Avan mueve tanto la mano al andar que las sombras que produce la luz de su espada son muy engañosas.

No sabes a razón de que, pero de repente te acuerdas de los pastelitos de Clareth. No pudiste probar aquel de pasas y de repente te descubres imaginando su sabor. Se te hace la boca agua ... Oh!, Venga!. ¿ De verdad crees que es el momento de pensar en eso ahora ?

Eh.... esto... alguno veis algún camino que seguir?

Cita:

Quizás no lo he mencionado pero ... ya lo digo ahora.

Caminos a seguir hay. Desde aquí mismo salen algunas grutas hacia lo que fueron las primeras extracciones, hace muchos años atrás. Ahora la la mayor parte de las minas se encuentra hacia abajo. Si queréis mas detalles concretos, según los mapas que os ha dado Encías, hay dos formas de bajar.
Uno es por una interminable gruta en espiral. Bastante estrecha, muy larga y que a penas ya no se usa. Conecta con casi todos los niveles salvo los de mas abajo. Fue la primera gruta que se usaba cuando aun no se había construido el elevador.
La otra forma de bajar es usando el elevador, que por cierto no se encuentra a vuestro nivel ahora mismo. Es una robusta plataforma de madera, capaz de soportar el peso de varias personas y 3 o 4 carretillas llenas de rocas, y accionada por el molino de agua que hay delante de vosotros. La plataforma se sostiene con cadenas, y la estructura que la mueve se ve valiente. A primera vista nada parece indicar que no sea seguro.

La enana se detiene y mira a su alrededor.

-Sombras ...- Musita de mal humor. -... No me gusta como se mueven.-

Se acerca al ascensor mientras escucha la pregunta de Jaesh de fondo. Norte mira hacia abajo intentando ver donde está la plataforma. Su herencia enanil le permitía otear mas lejos que sus compañeros e intentaba aprovecharse de ello.

-Supongo que tenemos que llegar a la galería 17 esa ... tiene que ser donde fueron esos chicos.-

Se mesa la barbilla.

-Me pregunto si es seguro el elevador. Y no me refiero a físicamente ... no me gustaría que lo sabotearan mientras bajamos. ¿Preferís escaleras o elevador?-

- Yo usaría el elevador - contesto a la pregunta de Norte mientras me acerco a Jaesh con el mapa en la mano - Toma, llévalo tú. Creo que sabras interpretarlo mejor que yo - Vuelvo sobre mis pasos y me coloco junto a la enana echando un vistazo al extraño y moderno artilugio - Prefiero evitar rodeos. Si esos insensatos se han metido en un lío será mejor encontrarlos cuanto antes.

Jaesh mira unos y a otros. Si es por rapidez, seguramente el elevador seria lo mas obvio, aunque antes había que ver su funcionamiento, y si es por seguridad, prefiero las escaleras, como dice Norte, no me gustaría caer en una emboscada y rompieran lo que quiera que nos sujete. Si de algo sirve mi humilde opinión.

Cita:

En el momento que miras al vació, ves un agujero tan profundo que se pierde en la oscuridad. Una preciósa oscuridad que parece que te atrae mas y mas. Sin darte cuenta te vas inclinando hacia adelante, notas una ligera presión en el pecho y de repente una suave brisa devuelve tus pies al suelo.
Te obligas a retroceder y mantener una distancia prudencial con el vacío.

El vació del agujero elevador es imponente. la oscuridad no permite ver el final y seguramente, si alguien cayese por el, tardaría un rato largo antes de encontrar el súbito y trágico final.

Os asomáis por el vació y solo veis una tres cadenas que se pierde en la oscuridad, y algunas cuerdas en los laterales. Las cuerdas son demasiado delgadas para descolgarse por ellas. Posiblemente cedirían ante el peso de una sola persona.