Partida Rol por web

Aya entra en la habitación, dándole el visto bueno en primer lugar a la cama... Siempre había deseado tener una cama así de grande para ella sola... o para llevar compañía. Inspecciona el resto de la habitación con la mirada, cerrando la puerta tras de sí.

Un chico está de pie al lado del espejo.

Va vestido con un simple taparrabos, con unas abdominales a conjunto perfectamente marcadas y estilizadas; el cabello es castaño y largo, recogido en una trenza que le llega a la cintura.

A paso decidido y seguro, se acerca a la pelirroja, hace una reverencia, colocándose el brazo en diagonal sobre su pecho, su cuerpo es casi idéntico al humano, no goza ni de juntas ni de nada que pueda llegar a parecer sintético, ni siquiera el pelo, sus músculos se mueven al son de cada movimiento en total armonía.

Bienvenida, ama, mi nombre es Yuuen y he sido elegido su Dollie 3.000.

Su voz es grave y amable, no hay ni siquiera un tono robótico... al igual que toda su figura, si no supieras que es una Dollie... jurarías que es un humano.

Lo primero que hace Aya, como un acto reflejo, es mirar al chico de arriba abajo, sorprendida ante tanto detalle y... ante el físico del chico.

Camina a su alrededor, mirándolo de arriba abajo, fijándose en toda su anatomía, con una mano en la barbilla...

Yuuen, ¿eh? Se para frente a él, sonriendo de medio lado. Yo soy Aya... Se acerca a él y le da un beso suave muy cerca de la comisura de los labios, procurando que sus cuerpos se rocen algo más de lo que sería natural. Encantada... Susurra en su oído luego.

Yo también estoy encantado, ama. Es mucho más guapa al natural que a las fotos, sin duda - sigue serio, ni siquiera sin reaccionar ante el repentino beso de la chica. Vuelve a hacer una leve reverencia.

Aya se echa a reir, divertida. Ni siquiera se había puesto un poquito nervioso... pero bien mirado... ¿Estarían los Dollies programados para actuar como un hombre lo haría?

Estupendo. Empieza a quitarse los zapatos, entrando a la habitación. ¿Sabes dar masajes, Yuuen? Pregunta, acercándose a la cama y soltándose el pelo.

Claro, ama, puedo hacer cualquier cosa que me pida. Estoy programado para satisfacerla en todos los sentidos.

Por vez primera, esboza una sonrisa... aunque casi imperceptible. Se dirige a la cama, siguiendo a Aya.

Aya vuelve a sonreir, satisfecha... Era justo lo que necesitaba, un chico así. Se desnuda poco a poco, primero quitándose el corsé, quedandose con el sostén, y luego la falda, lanzando miradas a Yuuen... miradas que podrían calificarse de lascivas al recorrer el cuerpo del Dollie, sus abdominales y... ¿qué habría debajo del taparrabos? Sonríe divertida ahora.

Cuando se ha quedado en ropa interior, se sienta en la cama y mira al dollie.

Pues a ver qué tal se te da. Tengo la espalda un poco adolorida por la forma en la que nos han hecho llegar aquí. Dicho esto, se tumba en la cama, bocabajo, apoyando la cabeza sobre sus antebrazos, cruzados, y con el pelo cubriéndole aún toda la espalda.

Yuuen se sienta justo al lado de Aya, y aparta el pelo rojo de la chica con suma suavidad, con sus manos grandes y perfectas... la acaricia con la misma suavidad, provocando, quizás, que el vello de la chica se erice un poco...

Inmediatamente, el dollie, empieza a masajear la espalda desnuda de Aya, desabrochándole previamente con maestría, el sujetador.

El masaje es entre suave y duro, haciéndole crugir la espalda en algunas ocasiones y quitándole las contracciones que le pudieran haber aparecido... no dice nada, solo la masajea... como un auténtico profesional.

Aya no puede evitar gemir de placer... quizá de forma más sensual que de alivio, pero es algo que no puede evitar, es natural en ella el querer excitar a todo varon que encuentre cerca.

Quizá si le dijera al dollie que se excitara, éste lo haría, obediente... pero sería más divertido si consiguiera excitarlo de forma más sutil... como haría con cualquier hombre de verdad. Aunque en este caso se trata de un dollie... éste sería su propio proceso de investigación.

Hacía mucho que Aya no se divertía tanto...

Sin abrir los ojos... Y dime... Yuuen, ¿Has tratado con otras personas antes que conmigo?

Sigue haciendo el masaje, dejando de masajearla cuando gime... quizás por el temor a hacerle daño.

Sí. Con el profesor y con sus ayudantes.

Responde simplemente.

Aya asiente...

Entiendo... y... Hace una pausa, buscando las palabras apropiadas... ¿qué te han enseñado a hacer para entretener a una chica como yo?

De hecho, tenía curiosidad... mucha curiosidad, por sacarle todo el partido posible a este nuevo "juguete".

Todo lo que alcance su imaginación... ama.

En este momento, aprieta un poco más a la columna, inclinándose levemente hacia delante, y provocando que la larga trenza caiga encima de la espalda de la pelirroja... provocándole cosquillas.

Vale, la cosa se estaba poniendo seria... ¿quién estaba jugando con quién?

Se estremece por las cosquillas de la trenza, sacudiéndose en un escalofrío. Luego se estira por completo.

Gracias, Yuuen... eres un cielo. Se sienta, volviendo a abrocharse el sostén y mira alrededor, buscando algo...

Esto... Yuuen... ¿tú no sabrás por casualidad dónde están mis maletas, no?

Se pone en pie, con las manos en las caderas, dando una vuelta por la habitación, contoneándose felinamente y sin darle importancia al hecho de que iba vestida simplemente con la ropa interior... y que de la parte inferior iba menos tapada incluso que el dollie, con un tanga negro de encaje, a conjunto con el sostén.

Observó cómo la chica se levantaba de la cama y cómo se echaba a andar por la habitación. Finalmente el dollie asintió.

Sí, ama, están en el Salón; ahora mismo iré a buscarlas. Usted no tiene permiso para salir aun de la habitación... - el dollie abre la puerta y desaparece detrás de ella, en este momento, Aya se fijó en una pequeña luz roja que se encendía encima de la puerta.

¿Que no tengo permiso para salir de la habitación? Pregunta, empezando a mosquearse. ¿Cómo que no tengo permiso? Nadie me ha prohibido nunca nada y no va a empezar a hacerlo ahora.

Empieza a vestirse de nuevo, con la falda y la camiseta.

¿Y esa luz? Esto es demasiado raro...

Una vez vestida, se acerca a abrir la puerta... pero termina por no hacerlo.

Con lo raro que es el científico ese, igual me da una descarga o algo... mejor me espero a que vuelva Yuuen.

Con este pensamiento en la cabeza y cabreándose un poco más a cada paso, empieza a dar vueltas por la habitación, esperando a que el dollie vuelva.

No tarda ni cinco minutos, Yuuen entra a la habitación y deja todas las maletas que sean al lado de la cama; las había subido sin ningún tipo de esfuerzo.

Mira a Aya - ¿Se encuentra bien, ama? ¿Está enfadada por algo?

Aya se acerca a él y le planta cara, con el ceño fruncido.

¿Qué es eso de que no tengo permiso para salir de aquí? ¿Y qué es esa luz roja de la puerta? No le gustaba nada que la controlaran...

Se lleva una mano a la cabeza y sigue mirando a la chica.

Los demás están conociendo a sus Dollies... por eso tampoco pueden salir de su habitación, pero enseguida nos permitirán salir. - se gira, y mira la luz - Es la luz conforme que la puerta está cerrada, nada más, las Sumomos son las que controlan todo el sistema de la casa.

Algo más tranquila, Aya asiente...

¿Y si yo quisiera salir de la habitación? Pregunta curiosa.