Partida Rol por web

Primero me gana mi precaución pero al cabo de unos instantes avanzo desde la entrada en la que me ha dejado el lugarteniente del Arzobispo.

Alguien tiene que dar el primer paso, tenemos mucho mas tiempo que el ganado pero debemos ser activos servidores del Sabbat, no permanecer ociosos.

– Fui la sacerdote de la manada de mi Sire, Helena Sort.

Los miro con curiosidad pero sin involucrarme en ningún duelo de miradas con ninguno de ellos.

Acompañe al tal Iradier, ciertamente agradecí salir del encierro. Aunque lo que vi al llegar a la sala me resulto extraño, otros cuatro vástagos estaban en el lugar. Iradier nos dejó, me despedí con un gesto educado. Observe a mis colegas un instante “Intuyo saber porque estamos aquí” Me dije.

Como siempre vestía un traje elegante, inmaculado, todo a conjunto. Cruce las manos en mi espalda y ande con tranquilidad. Alguien dio el primer paso.

Oh encantado, Madre Sort. Mi nombre es Antuan. La noche parece ponerse interesante, tengo curiosidad por saber que nos espera. Mi tono era placido, calmado y educado. Intuía que a su manada la había sucedido algo, pero no estaba seguro, a lo mejor venía como representante de la misma.

Bueno ya nos hemos presentado dos, esperemos que los otros lo hagan pronto.

Sonriéndole. – Helena, mejor si no le molesta estoy mas acostumbrara a que me llamen por el nombre. Ahora no soy mas que una invitada del Arzobispo.

No creo que haga falta que les diga que soy catalana lo han debido notar al sentirme hablar. 

-Pues muy bien. Reunión de muertos vivientes pa comenzar la noche… o la mañana. Flama, flama.- Pensó el joven vampiro. Estaba contento de hablar con gente. Los pobres desgraciados que ataban a la pared de su cuarto solo decían cosas como “déjame ir y no diré nada” o lloriqueos varios. Lo cual era bastante decepcionante, sobretodo porque no habia una tele en el cuarto. Le daban mucha penita los pobres. Esperaba que después de bebérselos (él no había terminado con ninguno) los convirtieran en vampiros.

Se sentó en uno de los bancos de la catedral (y si no hay banco en el suelo) y miro a la que habia hablado primero. –Pues no conozco a esa sire tuya ni su pandilla de nada. Pero no te rayes que es que yo no me entero mucho del politiqueo. Esas fandangadas las lleva Sebastian, que es el puretilla de mi “pandilla”. Aunque al final nos hicimos amigos cuando solo quedamos vivos los dos. En la batalla de valencia.

Luego se volvió al otro. -Mucho gusto Antuan. Pues me juego un serranito y una caña a que nos cae un marron to gordo. Vamos, una misión de esas.

-Yo soy Ezequiel, pero me podéis llamar Zequi. Yo no tenía cargo ni nada, a mí solo me mandaban cuando había que dar de hostias a alguien. Pero no confundirse que no soy “un bulla*” que en verdad soy “un pazer**” to potente.

Me quedo quieta por un momento intentando traducirme mentalmente lo que me dice. Con mi sire no nos encontrábamos con gente como él. Le habría dado un ataque. Con lo que no puedo evitar una amplia sonrisa.

Vaya ahora lo mismo piensa que es a él a quien sonrió.

– No, no soy sire de nadie ni lo he sido. Lo que dicho es que era la sacerdote de la manada de mi sire Don Adolfo Olmedo. Logramos contenerlos en la batalla de La Linea. Ahora soy una invitada del arzobispo. – Mirando a todos los demás. – ¿Vosotros también sois sus invitados?

El pander se expresaba con acento extraño, aunque no era autóctono del país manejaba el idioma sin problemas, pero algunos acentos se me hacían complicado y algunas expresiones más. Aquel tipo era un ejemplo, además sus formas y actitud no era precisamente la que más me gustaba. Pero preferí mantener las formas y mostré una actitud amable, esbozando una ligera sonrisa.

Vaya pues un placer señor Zequi, pero discúlpeme si uso su nombre completo. Dije a modo de saludo. Me temo que ahora mismo todos somos invitados de su eminencia. Conteste a Helena, quien mostrando una gran paciencia había contestado a Ezequiel.

Los días habían pasado anodinos frente a mis ojos, podría jurar que pasaron tres o seis, me daba igual un número que otro porque no lo sabía a ciencia cierta, y aunque me preocupaba, lo que me sacaba de quicio era que durante ese tiempo fui incapaz de encontrarme con nadie que no fuera el ganado esposado en mi cuarto. Simplemente desesperante. Casi puedo sentir alegría cuando Iradier se acerca a mi cuarto para decirme que el Arzobispo requiere de mis servicios, con un poco de suerte saldré de aquí y ya no volveré a perderme en estos pasillos laberínticos ni un día más. Al llegar a la sala del trono, me encuentro con otras cuatro almas condenadas, bastante diferentes entre sí. Iradier se marcha y nos deja un rato a solas, al parecer para que nos presentemos. Lo que parece indicar que vamos a terminar siendo una manada. Prefabricada, pero compañeros al fin y al cabo. 

Me quedo un rato escuchando a todos los presentes, por tratar de ver a quienes voy a tener a mi lado y su grado de fanatismo. Mejor prevenir que curar. Eso es algo que me han enseñado desde que aterricé en este país. Y esas lecciones las aprendo pronto, no quiero que me vuelvan a pillar con la guardia baja. Cuando veo la oportunidad, me presento. Aunque domino el idioma tengo un claro acento americano que me esfuerzo por ocultar.

-Buenas a todos, mi nombre es Scott y soy del otro lado del charco. Aunque he venido por temas personales, me pasé a mostrar mis respetos. Por lo que sí puedo decir que soy un invitado. Ahora, al parecer se nos requiere para algo. -Me encojo de hombros. -Bueno, es un placer compartir manada con ustedes.

Me siento en algún sitio libre, esperando a ver qué se nos va a pedir y cuánto tiempo voy a tenr que invertir aquí en detrimento de mi asunto personal.

Oír a Ezequiel me enerva. Es muy triste ver lo bajo que puede caer un clan. Al menos los Nosferatu son solo putrefactos y horribles por fuera, pero este vampiro, por llamarle así, logra mostrar que La Bestia no es solo una cuestión de garras y colmillos. A veces la parte más terrorífica de nuestra condición es ver que un ser así puede ser eterno.

No quiero pensar en quiénes murieron por salvarle a él.

Vestido con unos vaqueros y una camiseta me acerco al lugar al que nos han indicado que debemos acudir. Llego saciado, después de alimentarme de la última de las chicas que han dejado cerca de mi habitación. No ha protestado demasiado, supongo que es más fácil cuando sabes cómo convencerlas sin hablar.

Carlos Rodríguez- me presento- superviviente de la Batalla por Barcelona. Perdimos la ciudad, pero logramos llevarnos a tres de los suyos por cada uno de los nuestros- miro a los demás, midiéndoles hasta cierto punto- Resulta interesante el grupo que formamos. La teoría militar dice que deberíamos ser capaces de cubrir las carencias de los demás. ¿Creéis que eso se cumple en este caso?

Escuche a los otros dos que quedaban por hablar, desde luego se podía sentir algo de tensión, seguramente por las dudas de nuestra presencia en el lugar y cuál sería el objetivo de la misma. Era evidente que el Arzobispo pretendía algo con nosotros, alguien como él no hacia un movimiento sin pensar en los dos siguientes.

Pues señor Rodriguez, me alegra ver a alguien que estuviera en la batalla de Barcelona. Lamento el resultado, pero es un honor conoceros y os agradezco el esfuerzo que realizasteis allá. Digo con educación y respeto. Por lo de nuestro talento conjunto, intuyo que si nos llamaron ya se han encargado de valorar sobre los mismos. Sonreí ligeramente. Era lógico pensar que si nos habían elegido era porque valdríamos para la labor que deberíamos llevar a cabo.

Ezequiel se evadió un poquito de la conversación. Y cuando escuchó "teoría", su atención se marchó a otra galaxia. -Anda que, ser el puto jefazo de los vampiros y vivir en una cueva. "del tiron" iba a vivir yo aqui. Menuda kely me iba a apañar. Chaletazo pa las noches. Sotano de lujo para el día. Con jacuci y un garaje lleno de cochazos. Igual se morian por poner unos focos y unos carteles.  

Me quedo mirando al que se ha presentado como Carlos con mas intensidad cuando habla de la batalla de Barcelona. Al sentir el resultado no puedo evitar unas lagrimas de pena que seco con la manga de cuero negro de mi traje.

– Tenéis que contarme los detalles, en estas largas noches, señor Carlos. Si como dice alguno nos han destinado a formar una manada. No se si estaría aquí de haber sido enviado a aquella batalla.

Moncada entra con paso sobrio, seguido de un hombre de aspecto distraído,  y alza las manos. ¡Queridos Hijos! Vuestro humilde pastos os ha llamada para que le ayudéis a purgar el mal que amenaza a su rebaño.

Una vez captada la atención del grupo Moncada continúa hablando con un tono menos solemne. Durante este último año una extraña enfermedad ha comenzado a carcomer los cimientos de nuestra sociedad haciendo que aquellos débiles de corazón busquen la salvación en el camino más fácil, el pacto demoniaco. ¡El Infernalismo! Una macula que no podemos dejar crecer y que debemos extirpar de raíz.

Vosotros, humildes siervos, os alcéis como una cofradía  con el único propósito de terminar con esta enfermedad que atenaza el corazón de nuestra villa. El Inquisidor Guy Dirac os ayudara en esta tarea.

El hombre de aspecto distraído da un paso al frente, viste ropas informales pantalones vaqueros y jersey de lana. Comienza a hablar con un tono de voz sereno y con acento frances. Como bien ha dicho el Monseigneur , soy Guy Dirac inquisidor del Sabbat y Ductus de “Colère équitable”. La petición de ayuda del Arzobispo ha hecho que acuda a Madrid en misión especial. La situación es preocupante, pero no excesivamente grave, le mal n'a pas encore pris racine.

Exactamente, el mal aún no ha echado raíces pero ha de ser erradicado antes de que tenga oportunidad. Sentencio el arzobispo. Si me disculpáis, tengo otros asuntos que atender. Inquisidor, dispón de esta nueva manda para la erradicación del mal. Guy asintió, y el arzobispo salió de la gran sala por uno de los pasillos laterales. 

Permanezco en silencio mirando al, por las palabras de Moncada, mi nuevo ductus.

Por lo que parece ha decidido ya, uno de los dos, el nombre de esta. O puede que con nosotros forme una segunda pero quedando la nuestra subordinada a la suya.

Miro un momento a mis compañeros.

Yo les he dicho que era la sacerdote de mi anterior manada y parece que ninguno de ellos, a menos que lo hayan ocultado tiene esos conocimientos.

¿Alguno de ellos aspiraba a ser el líder, o lo seguirá aspirando? – Encogiéndome de hombros, – no es mi problema como se llame mi nuevo ductus.

El chico les dedico toda su atención, toda su capacidad de proceso. Hasta asintiendo conforme escuchaba, pero cuando cayó el silencio y trato de sintetizar lo escuchado lo único que pasó por su mente fue una generala o bola del desierto que rodaba al ritmo de una canción pegadiza que había oído en un anuncio y que no salía de su mente ni a la de tres.

-¿Pero qué carajo es el infernarismo? ¿y un inquisidor? Y vamos que si queréis que me entere de algo ya estáis dejando de hablar en latín “dese”, que yo fui a refuerzo de mates. Pero vamos que si no me decís a quien hay que poner fino y yo ya le doy una “guantá”… o las que hagan falta y apañaos. Ah y que bienvenido y to eso, Guy surmano.

Guy suspiro ante las palabras de Ezequiel. Pero lejos de insultar y hundir en la profunda vergüenza al cainita por su estupidez, Guy adopto la postura del más paciente profesor de primaria. No son “latines”. El infernalismo consiste en el pacto con el demonio, con entes oscuros, en busca de poder a cambio de libertad. Es peor que el pacto que realizan los Camarillas con los antiguos. Es la privación total de Libertad, la privación de uno de los privilegios de los vampiros, el privilegio que más defiende el Sabbat. Los inquisidores son las personas encargadas de perseguir a los infernalistas.

 Pero tendrás ocasión de ver que es el infernalismo y porque es perseguimos.

Volviendo a un tono más formal, Guy paso a explicar la situación. La cúpula del Madrid ha recibido un chivatazo anónimo sobre la presencia de una Secta de infernalistas en la capital. La situación actual de la ciudad y la composición de las Capillas y Manadas nos deja a tres posibles sospechosas. Los Escribanos, La cofradía de San Blas y El altar sagrado, estas tres manadas serían las únicas que tendrían capacidad y medios para que alguno de sus miembros llegara al conocimiento necesario para realizar un pacto. Las estudiaremos detenidamente para detectar a los infernalistas y terminar con ellos.