Partida Rol por web

Todo era oscuridad, hacía varios años que decidiste apartarte del mundo y refugiarte en oscuridad, esconderte en un sueño eterno. La vida no tenía sentido si Enzio, él era más que un simple vampiro arrógate y con clase, te había ayudado mientras el resto de la Camarilla de Barcelona te veía como a una simple asesina, se había convertido en tu mentor y había despertado sentimientos que considerabas muertos hace muchos años.

Conociste a Enzio en durante los últimos años del siglo XIX en época en la que formaba parte del consejo que dirigía la ciudad, Barcelona era la única ciudad de la camarilla que se regía por un consejo de vampiros y no por un único príncipe, durante varios años serviste al consejo como una asesina pasando posteriormente solo al servicio de Enzio. Durante los años que estuviste al servicio de Brujah te enseño cosas que hicieron que cambiar totalmente tu visión de la vida, abrazaste la senda de la Humanidad en contra posición a la senda de La senda de la Sangre el código de conducta que seguía tu clan. El cambio de senda y la lealtad que procesabas hacia Enzio, un lealtad mucho mayor que la que procesabas a tu clan, hizo que Golnar líder de la falaqi a la que pertenecías te declarara una caza de sangre y te expulsara del clan.

No fue Golnar quien acabo con tu felicidad, fueron las tensiones internar en el consejo al cual pertenecía Enzio. La tensión término estallando en el verano de 1909, la Semana Trágica de Barcelona. Los vampiros aprovecharon los tumultos de la sociedad mortal, que protestaba por las desigualdades en los reclutamientos y la corrupción en la guerra de África, para asesinar a sus enemigos. En el caos de las luchas fue cuando vistes por última vez a Enzio. El caos siguió durante toda una semana, y solo la mano de acero de Javier Montoya termino con los tumultos. Montoya se proclamó Príncipe de la ciudad y termino con el consejo que había dirigido la ciudad hasta ese momento. A pesar de la animal versión que te guardaba el príncipe, él era un Tremere y odiaba a los Assamita, permitió que buscaras a Enzino. Pasados varios años de búsqueda la desesperación se apodero de tu alma y caíste en un profundo sueño. Sin Enzio no tenía sentido seguir despierta.

Un lleve ruido puso en alerta tus cinco sentidos, el ruido eran unas pisadas leves alguien había entrado en tu refugio. Trataste de levantarte de la caja que usabas como ataúd pero los tus miembros no respondieron a la orden, estaba rígido, secos, no tenían sangre. ¿Cuánto tiempo habías estado dormida? ¿Un año? ¿Dos? ¿Un siglo? Demasiado tiempo, tu cuerpo ya había metabolizado todas las reservas de sangre.

Un líquido caliente empezó a bajar por tu garganta y comenzó a recorrer tus extremidades, era sangre. Agarraste con fuerza el brazo del que debía de proceder la sangre, era un brazo fuerte y cálido, bebiste todo la sangre que te podía proporcionar. Ya saciada y con la sangre recorriendo las extremidades pudiste ponerte en pie, junto a la caja descansaba el cuerpo pálido y sin vida de un joven de unos veinte años. Cerca del cuerpo un monstruo te miraba con los ojos inyectados en sangre, el monstruo te sonrió, era Zigor.

Hola mi querida Melania, dijo con voz rítmica mientras paseaba por la sala, me ha llevado varios años dar con tu refugio, pensé que los Assamitas ya te habían encontrado y ajusticiado. Sonrió ligeramente.

Miré a Zigor, aún con las nubes del sueño rondándome. Tantos años dormida...¿Podría ser que el Nosferatu no fuera más que una experiencia onírica? No. La sangre había sido real, notaba su sabor metálico y delicioso en la boca; y me sabía despierta, pues de otra forma no podía sentirme tan cansada. Pestañeé para acostumbrarme a la casi inexistente luz, pero que ya afectaba a mis empolvadas pupilas. Zigor no era precisamente el primer vampiro que quería ver después de tanto tiempo en soledad. En cuanto recuperé un poco más la consciencia, me invadió una sensación hastío sólo de tenerle presente. 

- Ten muy buenas... - no sabía exactamente qué hora era, así que me tuve que corregir - Hola querido Zigor - dije, imitando la forma de hablar de mi "desenterrador", devolviéndole una sonrisa sardónica. No sólo tenía hieráticos los músculos de cuello para abajo, sino también los del rostro - ¿Te sorprende que haya hecho bien mi trabajo? Es difícil que me puedan rastrear si sé cómo suelen hacerlo. Y en cualquier caso, tu sólo eres más inteligente que mi antigua falaqi junta...aunque a ellos no da cáncer mirarlos. - Me reí un poco. Tenía la garganta seca. Hacía bastantes años que no hablaba tanto. Era como si mis cuerdas vocales estuvieran hechas de ceniza. - No me lo tengas muy en cuenta...siempre he dicho que eres una belleza entre los Nosferatu. 

Era Zigor, pero mejor él que Golnar o cualquiera de los otros. No me apetecía vivir, pero tampoco convertirme en el objeto de tortura de mis ex-hermanos. 

- Así que dime, querido mio, ¿a qué se debe la sangre que me ha sido brindada?

No me sorprende en absoluto que los Assamita no te hayan encontrado, eres una gran vampiresa y yo una preciosidad entre los Nosferatu. Pude que hubieran pasado varios años pero el nosferatu seguía igual de zalamero que siempre.

He odio rumores sobre nuestro amigo en común, Enzio, parece ser que no está muerto. Los rumores son muy vagos se dice que ahora pertenece al Sabbat y está en Madrid. Aunque no me imagino a Enzio en las filas del Sabbat. Lo poco que sabias del Sabbat era que se componía de vampiros inhumanos que trataban a los humanos como simple ganado del cual alimentarse. Enzio aborrecía al Sabbat decía que los vampiros del Sabbat habían degenerado hasta convertirse en animales sedientos de sangre. Pensé que podría interesarte.

La zalamería de Zigor me irritó. Le iba a responder cuando mencionó a Enzo. Todas las palabras que tenía preparadas para molestar al Nosferatu murieron en mi garganta reseca. Sólo acerté a tartamudear:

- ¿Có...cómo? - Al principio sentí una gran alegría, y hubiese saltado fuera del improvisado ataúd si no fuera porque mis músculos estaban tan tensos que más parecía una roca que un vampiro. Aquella pelea contra mi propio cuerpo hizo que dejara caer los brazos y pensara mejor en lo que había dicho Zigor. 

- El Sabbat... - reflexioné en voz alta - Enzo nunca se hubiera unido por voluntad propia. - Me quedé callada al momento mientras me asaltaba la idea de que le hubieran dominado de alguna forma. ¿Podía ser eso verdad? La voluntad de Enzo era grande...pero quién sabe lo que los años pueden hacer con un vampiro...o los oscuros poderes de los ancianos- ¡JODER! - Una oleada de cabreo hizo que me revolviera en mi tumba y mirara furiosa al chupasangre que me había despertado - ¡Más te vale que no te estés riendo de mí porque te juro por la Sangre que te mato! - Hacía tiempo que había abandonado la senda de la Sangre, pero en mi faceta más violenta era imposible que no recurriera a mis raíces. Le solté una última mirada iracunda mientras realizaba ejercicios que pudieran despertar mi entumecido cuerpo. Al cabo de un rato largo fui capaz de sentarme sobre la tapa del ataúd. Aún me costaba mantenerme en pie.

- ¿Tienes algún plan? ¿Tienes alguna pista más? - Era poco para empezar, pero con menos información había completado misiones tiempo atrás. Sin embargo la idea de verme involucrada con el Sabbat...no me gustaba lo más mínimo.

Zigor retrocedió asustado cubriéndose la cara con las manos, el nosferatu era todo un portento intelectual pero su forma física era deprimente, un  simple empujón y estaría llorando en el suelo. ¡No, mi señora! No os estoy mintiendo sería un estúpido si… si…. os despertara para gastaros una broma.

¿Tienes algún plan? ¿Tienes alguna pista más?

Los ojos del monstruo se iluminaron y en su desfigurado rostro se dibujó una sonrisa.  Si, Estrella de Oriente, tengo un plan por ello os he molestado. Entrar en Madrid directamente sería un suicidio, el Sabbat de Madrid está muy organizado mucho más que cualquier ciudad de la camarilla. Su líder el arzobispo Ambrosio Luis Moncada lleva gobernado la ciudad desde el siglo XV y conoce a cada uno de los vampiros que están bajo su mano, los cuales se organizan en pequeños grupos llamados manadas o cofradías en los que es imposible infiltrarse.

Tras la puesta en situación el nosferatu procedió a relatar el plan. A pesar de lo difícil de entrar en Madrid hay gente interesada en tener espías en la ciudad, uno de ellos es nuestro queridísimo príncipe Javier Montoya, lleva años preparando un grupo de vampiros para entrar en Madrid y yo te he conseguido una plaza en ese grupo. Solo hay un problema, el grupo lo forma casi exclusivamente Tremeres. Aunque hubieras renegado de tu clan, el odio a los Tremere era algo que latía en el corazón de cualquier Assamita, hacia siglos que ese clan de embusteros magos habían lanzado una maldición contra los Assamita, aunque actualmente la maldición se había disipado era una afrenta que todo Assamita recordaba.

Arrugué la nariz, mosqueada. Si el Nosferatu me estaba diciendo en aquel momento lo de los Tremeres es que no había sido culpa suya, ni lo había hecho a propósito. Realmente no me quedaba otra opción.  

- Espero que esos idiotas no tengan intención de maldecirme en nuestro camino a Madrid. - Puse los ojos en blanco, disgustada por tener que malgastar mis días venideros en compañía de vampiros despreciables y, por si fuera poco, al servicio del príncipe Montoya. "Malditos Tremere...están por todas partes en esta ciudad". Estaba recuperando mis fuerzas poco a poco, lo notaba. Me puse en pie para ejercitar las piernas mientras pensaba en las posibilidades de matar a Montoya y encontrar a Enzo por mi cuenta. 

"Me da que mis habilidades no dan para tanto...por ahora". Miré a Zigor y sonreí malignamente, pensando en lo divertido que sería destripar al principito Tremere. "Ese niño...caerá". Mis planes me animaron bastante.

- ¿Cuándo me reuniré con ellos? 

No creo que los Tremere se atrevan a ello, necesitan tanto de ti como tú de ellos. Maldecirte no les daría ninguna ventaja flor de arabia, pero es bueno cubrirse las espaldas, yo tampoco confió en los magos.

Te reunirás con ellos en dos semanas en la capilla del clan bajo la nueva catedral de Barcelona.  Zigor sonreía mientras pronunciaba las palabras y paseaba por la habitación. En el tiempo que has estado dormida todo ha pasado muchas cosas. El nosferatu sonríe con satisfacción, sabes que le encanta saber cosas que otros no saben y disfruta cuando posee información que otros desconocen, como a todos los de su clan.  En ese tiempo ha habido dos guerras mundiales y España ha pasado por una guerra civil. Aprovecharemos esas dos semanas para ponerte al día de la historia reciente. ¿Sabes? Ahora todo el mundo se desplaza en coche y no en caballo.

Le miré confusa. "Dos guerras mundiales y una civil...". Coches, nueva catedral del Barcelona... Todo aquello sonaba como una novela de Julio Verne. Parecía mentira. "Ni un sólo cambio en 50 años. Duermo 60 y me despierto en una realidad paralela".

Seguí al Nosferatu por la galería mientras me ponía al día de cuán distinto era el mundo donde acababa de despertar. Debía verlo con mis propios ojos.