Partida Rol por web

Mago - El Despertar: Rimas y Leyendas

Acto 1: Las Fiestas de Guisando

Cargando editor
23/09/2014, 21:38
Director

Guisando, un pueblo de montaña ubicado en mitad de la Sierra de Gredos, a 90 kilómetros de Madrid. Es uno de esos pueblos pequeños que solo aparecen en los mapas muy concienzudos, y que en invierno no suelen tener más de 50 o 60 habitantes, la mayoría ancianos. No hay mucho que ver allí; un bar, una panadería, una tienda de ultramarinos, el ayuntamiento, la plaza con el pilón... Y la iglesia en el medio, claro. Un edificio poco destacable de dudoso valor histórico y con alguna que otra curiosidad local.

Sin embargo, en las fiestas, el pueblo se pone a rebosar. Familiares que el resto del año viven en Madrid o en alguna otra ciudad, gente de los pueblos de alrededor, y otros que simplemente se han enterado de que son las fiestas en un pueblo y aprovechan para ir a pasárselo bien. En estas fechas, el pueblo puede llegar a los 500 habitantes o más, y encontrar un sitio para aparcar o dormir se vuelve complicado. El bar tiene tres habitaciones, pero evidentemente en las fiestas ya están todas ocupadas.

¿En que consisten las fiestas? Pues lo que uno puede esperar de un pueblo: misas por la mañana, torneos y actividades por la tarde, y verbenas por la noche, hasta las cinco o las seis de la madrugada según las ganas que tengan los de la orquesta contratada de turno (con una pausa para hacer un bingo, por supuesto). En la plaza se abren unos cuantos puestos de comida, petardos y atracciones, y los jóvenes del pueblo aprovechan que se reunen en esas fechas para organizar peñas y montar su fiesta particular en la casa de algún conocido. Pero como curiosidad, las fiestas de Guisando no son de caracter religioso. Si, están las típicas misas de difuntos, del emigrante y todo eso, pero no celebran un patrón en concreto. En lugar de eso, el Domingo por la mañana el pueblo se reune en un viejo huerto ubicado en el límite norte del pueblo, y en los restos de lo que parece un antiguo muro de piedra, queman un pelele. Según los lugareños, se trata de una tradición muy antigua, anterior incluso a la llegada de los romanos a la Península, pero a la gente de fuera es algo que le importa poco. 

Es la noche del Viernes 2 de Mayo; la gente está cenando, bien en sus casas o bien en los bares con sus familiares y amigos. Las peñas de jóvenes empiezan a mezclar el alcohol; a primeras horas de la noche la orquesta solo toca pasodobles para los ancianos que se van pronto a acostar y a la mayoría eso no les interesa. La noche es larga y pueden pasar muchas cosas.

Notas de juego

Pues eso, comenzamos. Empezad cada uno posteando donde os encontrais, que estais haciendo, que vais a hacer... Para ir ubicándonos. Mensajes solo al director, hasta que diga otra cosa :P

A los que os interese os podeis apuntar a los eventos que se celebran el sábado: frontenis por parejas, mus, poker, y el infame torneo de chupitos de aguardiente casero que celebra el dueño del bar local.

 

Cargando editor
24/09/2014, 15:31
Pavel García Sanchez

Al final quedarse en un hostal como habían pensado fue imposible. Todo ocupado por los que habían sido mas listos o rápidos que ellos. Así que tuvieron que tirar de la casa de los padres de Helena, que era todo menos una mansión. Ella, como era de esperar, se quedó en su cuarto al que prohibió terminantemente la entrada a sus compañeros. Lo que hubiera hecho cualquiera que fuera de bohemia pero tuviera las raíces bien plantadas en un pueblo perdido en mitad de ninguna parte. No quería que nadie viera sus fotos en pelotas hasta los ojos de barro de cuando tenía tres años. Ja. Pagarían oro por ver esas fotos. Y las acabarían encontrando. Esas fotos supondrían meses de chantaje y limpiezas de salón.

Acabaron descargando sus cosas en la buhardilla de la vieja casa, un cuartucho de techo en dos aguas que normalmente usaban de trastero y que la madre de Helena había limpiado diligentemente para que los amigos de ciudad de su hija pudieran pasar el fin de semana. Habían subido unos colchones que tenían pinta de haber nacido en tiempos de Franco y les habían dejado unas sábanas y mantas de esas de pueblo, de franela de colores pastel con motivos florales. Olían a casa de la abuela y a todos les trajeron recuerdos de cuando eran enanos. ¡Buenos recuerdos! A matarlos con alcohol, ordenó Fernando antes de ponerse sentimental y soltar alguna lagrimilla, que iba de duro pero era de natural sentimental.

Llegaron el mediodía del viernes, con tiempo para prepararse para las fiestas de la noche y echarle un ojo a los bares, los restaurantes y otros lugares dónde remojar el gaznate y llenarse la panza. Acabaron el paseo quince minutos después con esa sensación de estar en una realidad paralela que suele asaltar a los de ciudad cuando visitan una población cuyo edificio mas alto es el campanario de la iglesia. Y como no tenían nada mejor que hacer, se dedicaron a vaguear, echarse la siesta o tomarse una caña en el bar hasta que cayó la noche.

- A todo. Nos apuntamos a todo. ¿A qué hemos venido? - Decía Fer a voz en grito, gesticulando con fuerza - ¡A jugar! Hemos venido a jugar. Así que nada de mariconadas - E ignorando las quejas de los demás los apuntó, como había amenazado, a todo. Incluso al infame torneo de chupitos de aguardiente casero que celebraba el dueño del bar local, porque cojones, no tenían que coger coche para volver y nada mejor que un pueblo para curar una resaca.

Así que allí estaban los cuatro con Fernando y Pavel a la cabeza, de peña en peña probando esto y aquello, llenando la panza a partes iguales de comida y bebida -o quizá no tan iguales-. Celebrando la amistad y haciendo noche, que era larga y no se hacía sola, a ritmo de pasodoble, gilipolleces, risas y anécdotas, con vistas a liar a una buena moza con sus encantos de hombres de ciudad y poder bailar "apretaos", como se decía en los pueblos. Y si había suerte, de apretarla también, como decía el cabrón de Fernando.

Cargando editor
24/09/2014, 20:50
Carlos Vázquez Gallego
Sólo para el director

– Caballero... ¡Aquí es!. – El conductor de autobús examinó por el retrovisor del coche, un poco irritado, al extraño joven vestido de señor mayor, que le había pedido que le avisase cuando llegaran a Guisando. El muy caradura. No solo había pagado el importe con kilos de chatarra acumulada en sus bolsillos, con lo que eso le jodía, sino es que encima le habían faltado 20 putos centimos para abonar la totalidad del billete. Y todavía estaba regateándoselos cuando un pasajero de atrás, de los que estaban en la cola que se había empezado a formar detrás del sujeto, harto de esperar, tuvo que adelantarse para ponerle él la monedita que le faltaba. Y así todavía, el tío iba sobrado de rigidez en la cara como para encima pedirle que le avisaran cuando llegaran. ¡Como si ese fuera su puto trabajo! – ¡YA HEMOS LLEGADO CABALLERO! – Empezó a gritarle más alto para ver si así conseguía una reacción del sujeto, aunque sabía que no iba a ser tarea fácil. Era algo evidente para todos los sentidos, especialmente para el del olfato, que el joven se había subido al autobus completamente mamado.

La hora y pico del trayecto desde Moncloa se la había pasado durmiendo con la cara pegada en el cristal del coche y la barbilla apoyada en su hombro izquierdo, con la baba colgando, en una posición de faquir que, a la fuerza, iba a tener que pasarle factura en un futuro. Aunque al menos parecía quedarle algo de juventud, todavía.

El cochero ya estaba preguntándose por qué demonios se estaba tomando tantas molestias con él, y no pasaba la parada simplemente de largo, cuando el joven al fin reaccionó. – ¡Vamos que te cierro las puertas! – El joven, todavía algo desubicado, cobró repentina consciencia de su situación y cruzó el coche desde los asientos de atrás hasta llegar a la cabina del conductor. – Discúlpeme... Ya sabe como son estas fiestas de los pueblos... – Al menos parecía un poco más despejado. – Entonces... ¿en qué dirección dices que está exactamente? – Era de noche y los caminos no estaban del todo claros. En ese tipo de pueblos pequeños raramente los autobuses te dejan en el centro del pueblo y siempre hay que caminar un poco desde la parada. El problema era averiguar hacia dónde. – Por ahí – Dijo el autobusero señalando en cualquier dirección, ya muy cerca de su límite. – Ahá. Y oye... Si no te importa mucho ¿No me harías el favor de dejarme un momento tu móvil para llamar a una amiga para que venga a recogerme? Es que no me queda ya saldo en el móvil y... – Esto era el acabose. – ¡Vee-te a cagar! – Espetó el autobusero cerrando las puertas de un manotazo en la palanca. Al chico le dio tiempo a salir por los pelos.

Desde la parada, Carlos se quedó mirando las luces rojas del autobús mientras se alejaba a toda prisa por la carretera. Pensó que tenía que escribir algo sobre eso. Era una idea mediocre y muy manida, pero quizá pudiera sacarle algo más de miga en el futuro. Nunca se sabía. Sacó del bolsillo su móvil Samsung tapa desplegable de última generación -de última generación porque ya no se hacen más de estos- y guardó el mensaje “busero cabrón” en su borrador. También comprobó que la tía de mundoliterario.com con la que había quedado le había llamado a las 18:40. Ahora eran las 23:23. Supuestamente habían quedado aquí en la parada, pero llegando más de cuatro horas tarde...

¿Y ahora cómo cojones la encuentro yo? Esperaba que no estuviera muy despechada y que volviese a llamar porque era verdad que no le quedaba nada saldo. Al guardarse el móvil en el bolsillo descubrió también un mechero que no sabía a quien demonios se lo había picado. Decidió aprovechar las circunstancias y encenderse un cigarro con él mientras esperaba un poco a ver si llegaba o no la tipa. Con algo de suerte sería una gordita agradecida. A juzgar por su avatar de gatita en el foro era bastante probable que lo fuera.

Y si no la encontraba ¡qué demonios! Dios proveería. La noche era joven y el mundo estaba lleno de oportunidades todavía. 

Cargando editor
25/09/2014, 15:20
Teo Calduch
Sólo para el director

Ibamos sin peña. Sabían que no era el tipo de fiesta de mi devoción, pero los amigos siempre insisten... "será divertido", ya sabes, y bueno, así llenábamos el coche. Y en el coche dormiríamos... allá cuando saliera el Sol.

Ahora estábamos en un bar. Morro de cerdo frito cortado pequeñito con salsa verde. Realmente me gustaba. Y aún tenían que traer los bocadillos... eso sí, las cervezas corrían. Y hay que decir que había mucho ambiente. En realidad me lo estaba pasando bien, aunque sabía que en algún momento de la noche me cansaría de estar de pie, más bien por aburrimiento que otra cosa, porque a mí el alcohol no me pegaba como el resto... "Tolerancia negativa" dijo una amiga psicóloga. La gente tiene tolerancia a las drogas, cada vez te pegan menos... a mí al principio no me pegaba el alcohol, simplemente no lo asimilaba, por eso probé la marihuana al inicio de la universidad, todos mis amigos ciegos y yo perfectamente cuerdo entre borrachos, y eso puede ser divertido un rato, pero al final cansa. Y si sumas que nunca me gustó bailar en discotecas... Por suerte, con los años, poco a poco me ha ido pegando más el alcohol, aunque nunca como al resto, pero vaya, es un avance. Lo que si es mortal es beber y fumar, eso sí es una bomba de relojería.

A mí las misas y los toros me daban un poco igual. Había oido hablar de chupitos de aguardiente casero. Casero, esa era la clave. Ahí iría con o sin ellos, aunque seguramente para el momento ya fuesen demasiado bebidos como para poder competir, jejeje. Y bueno, si por la mañana dormíamos y cabe decir que yo podía dormir en cualquier lugar como un bebé, por la tarde daríamos una vuelta por el pueblo. Quizá me dedicase a explorar yo tranquilamente y buscar alguna construcción vieja o algo... No sé, siempre me gustó acercarme al bosque de mi pueblo y pasear tranquilamente, pero por lo que había oido no había nada con valor historico-arquitectónico en este pueblo, así que por esa parte no había nada que ver. El plan de esta noche era beber por ahí, tantear el ambiente, pasarlo bien y conocer gente. Posiblemente alguien se separase del grupo, pero ya aparecería. En realidad, para qué engañarnos, sería como la tipica noche de birras en un parque charlando, pero con mucho más ambiente. Sería divertido. Y bueno, no sería con cerveza.

 

Notas de juego

Con

Hardy (•to •••)
Prerequisite:Stamina •••
Effect:Your character’s body goes further than it rightfully should. Add the dots in this Merit to any rolls to resist
disease, poison, deprivation, unconsciousness, or suffocation

Debería pegarme menos la cerveza, y soportar mejor el frío y calor, y... es posible? Sq hay muchos méritos y riño muchísimo con el inglés pese a estudiar ingeniería informática... y bueh, he tenido bastantes follones estos días. No quería postear sin haber definido los méritos, pero no me he acabado de decidir xq hay mucho! Tengo preferencias apuntadas y tal, pero joder, tengo clase en un rato y llegaré tarde a casa. Se suponía que ayer salíamos hasta muy tarde, pero tuve movidas personales y ni salí ni pollas. Pretendía postear antes de salir, pero bueh, digamos que en algunos temas mi inteligencia emocional es baja, o mi experiencia novel, como lo quieras llamar, y me quedé ofuscado en casa sin ganas de hacer nada. Y como no después te arrepientes de no haber salido ahora que es inicio del curso y aún hay tiempo para ser feliz xD xq después vives en la más absoluta mierda y sabes que puedes sacar pequeños ratos de ocio, pero salir?...

En fin, te posteo para que me vayas situando, y siento las molestias causadas. Es solo que me gusta hacer las cosas bien y no quiero cojer cuatro méritos chorras, quiero que tengan sentido con mi id del personaje. Hardly le pega por su senda, verdad? xD


Lo del pelele lo sabemos los de fuera? O podemos saberlo? O ya nos enteraremos?


No tendría lógica ir solo, pero no me he atrevido a pronunciarme mucho más sobre mis acompañantes xD Dime qué te parece. Tardo siempre años en escribir un post, pero tengo clase a la media y aún que ducharme, esta noche lo reviso aer si hay alguna barbaridad o algo mal expresado, sorry! Hablamos!


Es curioso como cuanto más escribo más me identifico de la senda xD Lo que he escrito se adapta al personaje, pero también es todo mío xDDDD

Cargando editor
25/09/2014, 16:10
Director

Notas de juego

Todo lo que he puesto ahí arriba lo sabeis, bien porque os habeis informado o por habladurias de la gente del pueblo.

Y si, a nivel narrativo ese mérito de hace más resistente a la bebida y las condiciones ambientales adversas

Cargando editor
25/09/2014, 16:10
Director

Notas de juego

Elliana y Manu, faltais vosotros

Cargando editor
27/09/2014, 02:36
Elliana Doménech
Sólo para el director

Bullicio, risas, algarabía general, y un torneo que seguramente emborracharía tanto a los participantes como los divertiría. En un ambiente tan jovial, dónde todo el mundo claramente estaba ahí para divertirse, una figura parecía no cuadrar del todo. Una mujer joven, atractiva, sentada sola en una mesa con un vaso intacto de Gin-tonic en la mano. De cuando en cuando alguien se le acercaba. Al principio solamente alguna mesera para preguntarle si se le ofrecía algo más, o para recomendar el menú de la noche. Luego llegaron los chicos, jóvenes y en busca de diversión... y quizá un poco más, si la noche se prestaba a ello. A ninguno le bastó la primera negativa para marcharse. Unos cuantos se rindieron tras el "estoy esperando a alguien". Otros tantos ante la noticia de que la reunión poseía un interés romántico. Y por último, a los que insistían en coquetear con una mujer comprometida, les lanzaba la última bola: "cariño, eres muy simpático y todo, pero... en realidad, espero a una chica. ¿Sabes a lo que me refiero, no?". Un incómodo momento de silencio, una respuesta mascullada entre dientes (muchos "ah... okay, okay" y "oh, ya veo"), y tercer strike. Out. Fin de la conversación.

Por supuesto que nada de aquello era cierto. Pero al menos Elliana mentía por una razón mejor que ser una antisocial que disfruta bebiendo sola en medio de una festividad. No podía ir por ahí diciendo "en realidad estoy investigando el misterioso asesinato de mi padre, y para eso estoy pretendiendo beber un Gin-tonic en un bar desde el cual tengo una excelente vista de una casa que aparecía en una de las fotografías de su tablero, junto a un boleto de ómnibus* con destino a Guisando (con fecha de aproximadamente una semana antes de su muerte), ambos documentos que desaparecieron misteriosamente la noche en que lo asesinaron".

No. Definitivamente no.

Notas de juego

* = No sé si a Guisando se puede llegar en ómnibus o qué, pero improvisé.
Agrego que Elliana recuerda la fotografía y el boleto debido a su memoria fotográfica.

Cargando editor
28/09/2014, 13:01
Director

La noche comienza bien, transcurriendo entre alcohol, música y chicas. Lo que uno puede esperar de la festividad de un pueblo pequeño como aquel, de los que buena parte de su presupuesto se destina únicamente a las fiestas patronales. Pavel, con sus maneras de "buen chico", se las había apañado para que una chica se fijara en él y se retirasen a hablar en un lugar más tranquilo, lejos del bullicio de la orquesta. Quizás podría caer aquella noche, o quizás solo estuviera haciendo de pagafantas.

Pero en un momento, algo extraño ocurre. Puede que fuera debido al alcohol, pero Pavel sintió como si el mundo fuese de repente a cámara lenta. El sonido de la orquesta se amortiguó, llegándole lejano, como se oyen las cosas cuando empiezas a quedarte dormido. Y en ese instante, Pavel pudo sentir algo. No sabía como describirlo; era una sensación de que algo no iba bien en ese lugar, como si una desgracia estuviese a punto de suceder. El presentimiento le hizo girar la cabeza, hasta que vio a una chica, sentada sola en una de las mesas de los chiringuitos que habían montado en la plaza del pueblo. Bebía un gin-tonic, y parecía ensimismada mirando una de las casas del pueblo. No parecía tener mucho de especial; era mona pero no especialmente atractiva o despampanante y lo único que llamaba la atención de ella es que estuviese sola en una noche como aquella. Pero por alguna razón, Pavel no pudo evitar quedarse con la sensación de que  había algo especial en ella.

- ¡Eh! ¿Que te pasa? Parece que te has ido a otro mundo -le dijo la chica con la que estaba hablando entre risas

Cargando editor
28/09/2014, 13:18
Director

No iba a aparecer, eso estaba claro. Una cosa era llegar una hora tarde, pero cuatro... Carlos llevaba media hora esperando en la parada del autobús, situada justo en la carretera frente al único mesón del lugar, y ni rastro de la mujer, ni una llamada suya. Estaba la posibilidad de encontrarla en la fiesta, claro, pero con tanta gente sería como buscar una aguja en un pajar.

Mientras fumaba distraidamente, sentado en los bancos de plástico de la parada, algo extraño le sucedió a Carlos. Mirando hacia el pueblo, tuvo la sensación de que había algo irreal en él, como si la disposición de las calles y casas que podía ver desde la parada fuese... erronea, como uno de esos dibujos de Escher en los que las formas se mezclan para dar lugar a un rompecabezas. Y no solo era la sensación de que el lugar estaba mal, sino tamibién como si estuviese vacío; vacío de gente, de personalidad. Podía oir la música y el bullicio y ver las luces, si, pero las sensaciones le llegaban como amortiguadas, y no se podía quitar la sensación de que estaba contemplando un pueblo abandonado. O quizás, uno que jamás haya estado habitado. La sensación solo duró un par de segundos, y las luces y sonidos recuperaron su intensidad normal, pero estaba claro que algo le había sucedido a Carlos.

Cargando editor
28/09/2014, 13:41
Director

La fiesta comezó a transcurrir con normalidad. Alcohol, música, bullicio, chicas... Lo que uno espera de un pueblo que pone buena parte de su presupuesto y su empeño en las fiestas patronales. Bueno, no eran exactamente "patronales" porque no se celebraban en honor a ningún santo o Virgen, sino a una vieja tradición que, según sus habitantes, databa de tiempos de los íberos, pero eso no hacía que fueran muy diferentes de las fiestas de cualquier otro pueblo pequeño. Aquel no era el ambiente que solía agradar a Teo, pero por no chafarle la fiesta a sus colegas, lo aguantaría.

En un momento dado, cuando se apartó de sus compañeros para ir a pedir otra bebida a uno de los chiringuitos montados en la plaza, justo detrás del escenario de la orquesta, Teo tuvo una extraña sensación. Mirando a los árboles que adornaban la plaza, le pareció como si estuvieran muertos o marchitos. Secos, podridos, sin hojas y carentes de toda vida. Y la misma sensación se extendió al resto de naturaleza presente en aquel lugar. La tierra parecía seca y estéril, el agua de la fuente central, corrupta y estancada, e incluso el aire parecía haber cesado de moverse y solo reinaba una calma antinatural; los sonidos, las luces y la gente seguían estando allí, pero todo parecía como gris, amortiguado. Y entonces empezaron los susurros. Susurros que no podía entender y que no escuchaba con sus oídos, sino con su propia mente. No sabía decir si los susurros iban dirigidos a él o hablaban entre ellos, pero no podía entender la lengua en la que hablaban, y sin embargo le sonaba extrañamente familiar, como si activase algo primitivo y olvidado en su cerebro. De repente escuchó un susurro que si pudo entender

- ¡Vete!

Teo giró la cabeza en busca del origen de aquel susurro, y vio un coche parado delante de él. El conductor asomaba la cabeza por la ventanilla y le hacía gestos a Teo para que se apartase de la calzada.

- Tio, ¿estás sordo? ¡Me estás cortando el paso! ¡Vete de ahí!

Al mira a su alrededor, todo estaba normal. Sin darse cuenta se había apartado del chiringuito y se había puesto delante de una de las bocacalles que daban a la plaza, y un par de coches se habían quedado parados esperando a que decidiese apartarse.

 

Notas de juego

Por cierto, te falta apuntarme los méritos, aspiraciones y concepto en la ficha

Cargando editor
28/09/2014, 14:00
Director

Por alguna extraña razón, su padre había decidido visitar aquel lugar justo el día en el que murió. Y Elliana sabía que tenía pensado visitar aquella casa que tenía enfrente, y a la que no quitaba ojo de encima. A simple vista parecía una casa más del pueblo; rústica, pintada de blanco, de dos pisos de alto, y un amplio patio que quizás en el pasado sirvió para albergar un pequeño establo para animales de granja. Había sido renovada hace poco, y convertida en una casa rural que uno podía alquilar para pasar unos días en aquel pueblo por lo general tranquilo y apacible. Ahora también se encontraba alquilada, pero por unos visitantes que habían acudido a las bulliciosas fiestas.

Mientras contemplaba la casa, experimentó de repente una extraña sensación. Los sonidos y las luces se apagaron, y solo una tenue luz gris parecía iluminar el pueblo. Todo parecía plano y opresivo, como si la energía hubiese abandonado de repente el lugar y la gravedad se hubiese incrementado, haciéndolo todo más pesado, incluso el aire que Elliana respiraba. Y no era solo la energía lo que había parecido abandonar el pueblo, sino todo tipo de chispa, de realidad. Como si todo hubiese quedado inerte y sin vida. Y la casa que estaba contemplando... Era peor aún. Había algo en ella, una resonancia indescriptible, como fuese una especie agujero negro que lo absorbía todo a su alrededor. Aquella sensacion tan irreal solo duró unos segundos, y al instante todo volvió a ser normal, colorido y ruidoso.

Cargando editor
29/09/2014, 22:53
Manu Marquez
Sólo para el director

Era el primer año que acudíamos a las fiestas de Guisado, hasta hace unos días ni siquiera teníamos ni puta idea de que un pueblo así existiese, pero por medio de un colega, Toni, nos enteramos de su existencia se ve que el si que llevaba ya unos años viniendo con otro grupo de amigos.

Era un pueblo viejo y casi sin gente, para las fiestas se petaba de un montón de desconocidos a los que jamás volverías a ver, es decir el mejor ambiente para liarla muchísimo pues no tenias que responder ante nadie. ¿Charlie, Adri y yo? Ni nos lo pensamos vamos, ambiente, fiesta y sobretodo económico que era lo que mas nos importaba.

Nos íbamos a llevar unas tiendas de campañas y unos sacos y dormir por donde pilláramos, Toni decidía que había mucha gente que lo hacia, chavalitas incluidas que es lo que interesaba.

Aquella fue la primera noche, la música era una autentica mierda, pero el escenario estaba cerca del bar que es donde servían la bebida, mis colegas y yo ya llevábamos un par de cubatas y algún gramo encima osea que íbamos lanzados, iba buscando alguna chica de buen ver y al final me fije en una y a por ella que fui.

-Buenas cielo ¿Es tu primer año por las fiestas?

Notas de juego

He tenido una semana de mierda, tendría que haber avisado, no es escusa... No pasara mas, me da la sensación de que he empezado con mal pie en esta partida xD

Para compensar mañana subo las relaciones, con foto y todo, mire usted!

Cargando editor
29/09/2014, 23:23
Director

Manuel estaba decidido a empezar bien las fiestas, y no tardó un minuto en lanzarse a por la primera chica sin compañía que vio. La chica sonrió ante la poco discreta entrada de Manuel y fue a responder, pero en aquel instante, algo sucedió que mandó la atención del chico a otro lado.

Empezaron a sonar las campanas de la iglesia, dando las doce. Entonces, a la primera campanada, una súbita ráfaga de aire llevó hasta Manuel un olor repugnante. Mierda, basura, vómito... Era como si alguien hubiese dejado un cadáver descompuesto delante de él. Pero no era solo el aire; al mirar a su alrededor, el pueblo entero parecía... muerto. Los árboles estaban secos y podridos, y la pintura de las casas estaba desconchada, los tejados rotos, y las paredes carcomidas por el paso del tiempo. Y la gente... La gente parecían cadáveres secos, con la piel pegada a los huesos, moviéndose en una especie de danza macabra al son de las campanadas, que se habían convertido en el único sonido perceptible. Poco a poco, Manuel empezó a notar como perdía pie; tenía la sensación de estar hundiéndose en fango, y al mirar a sus pies eso es lo que vio. El asfalto se había transformado en una especie de masa viscosa que lo succionaba hacia dentro. A cada campanada, Manuel se hundía más, y estuvo a punto de perder el equilibrio y caerse, pero en aquel instante, la chica con la que estaba hablando lo agarró e impidió que cayera. El rostro cadavérico le miró  con ojos sin vida y le habó en una voz gutural.

- ¡Eh! ¿Te encuentras bien?

La última campanada sonó, y todo volvió a la normalidad. La gente y las casas volvían a tener el mismo aspecto, el aroma putrefacto desapareció, y el suelo recuperó su solidez. Manu vio que no estaba hundido, sino acuclillado sobre él. Al no responder, la chica pareció perder el interés.

- Lo siento, pero si ya vas tan borracho que no te tienes en pie, mejor busca a otra

Lo soltó y volvió con su grupo de amigos

 

Cargando editor
30/09/2014, 21:08
Pavel García Sanchez

- ... Y desde ese día no he vuelto a poner un pie en un barco - Concluyó su anécdota sobre aquella vez que se cayó por la borda por intentar cazar una cerveza al vuelo. Mala idea con peor resultado. Risas aseguradas cuando la contaba para hacerse con su público. Iba a encadenar un par de chistes sobre barcos, pedir otro par de tercios y quizá algo para picar antes de seguir recogiendo sedal con la muchacha cuando algo interrumpió su campo de visión.

Se sintió como atrapado en aquella escena de Big Fish en la que el padre conoce a la madre en el circo. Aquella escena maravillosa e increíblemente romántica en la que el tiempo se detenía por completo mientras el hombre se enamoraba perdidamente de la que sería mas tarde su mujer. Con la diferencia de que no había ni una pizca de buenas vibraciones allí, solo mal rollo. Nada de amor, solo fatalidad. Era una de esas cosas raras que pasaban a veces, le habían dicho a Pavel, cuando iba a pasar algo realmente gordo, como cuando dos trenes chocan entre si.

Dos trenes.

- ¿Si verdad? - Respondió recuperando el habla, apartando por fin la mirada de la extraña chavala del gin-tonic. Esbozó una amplia sonrisa, apuró de un largo trago la cerveza que debería estar solo a la mitad y alzó las cejas, contrayendo los labios en una mueca simpática - Estaba pensando en un mundo en el que las cervezas vinieran a nosotros en vez de tener que ir nosotros a ellas. ¿Raro, eh? - Le mostró la botella vacía y señaló con un gesto la barra más cercana - ¿Otra?

- Por cierto, ¿Te has fijado en esa chavala? ¿La que está allí sola? - Añadió antes de que tuviera tiempo de responderle - ¿Da como mal rollo, no?

Notas de juego

Director: Puntualizo: no es la chica la que te da mal rollo, sino el ambiente general del pueblo. La chica solo sabes que es especial; si buena o mala ya no sabrías decirlo. Lo digo por si quieres editar

Jugador: No, no, prefiero dejarlo tal cual. Lo chungo es el ambiente, pero cuando estás ligando es raro mirar a otras chavalas y preguntar por ellas si no es para destacar algo raro o malo. Ya sabes xD

Cargando editor
01/10/2014, 22:33
Carlos Vázquez Gallego
Sólo para el director

¿Pero qué cojones?

Escéptico ante lo sucedido Carlos examinó su cigarrillo a medio fumar. DUCADOS leyó en alto, con tono de decir ¡EUREKA! sin poder acabar de creerse la suerte que había tenido.

Como si fuera un becario que acabara de descubrir la cura contra el cáncer de puro aburrimiento examinando su esperma en las horas muertas de laboratorio o, más parecido, maravillado y estupefacto, a parte iguales, como un colgado de LSD que de repente descubriera la increíble belleza del mundo ordinario, una vez se traspasaban las puertas de la percepción.

DUCADOS, volvió a leer. Aquello que se estaba fumando solo era tabaco normal y corriente, no adulterado, sin trampa ni cartón de ácido. Entonces Carlos se sintió genuinamente feliz por primera vez en mucho tiempo. Quizá por primera vez a secas. Esto solo podía significar una cosa; lo había flipado sin ninguna ayuda extra -o vaya, sin ninguna ayuda extra más allá de la habitual...-, ¡había tenido una visión REAL!

¿Entonces esto es lo que siente un hombre cuando ha tocado fondo? No estaba seguro del todo, la verdad es que no se sentía más jodido de lo normal, pero si estaba seguro de que al menos sí se estaba acercando a su objetivo, o al menos lo estaba rodeando.

De lo que sí estaba completamente seguro es que aquella epifanía le iba a dar innumerable material para escribir. Entonces sintió las ganas de volverse a su pequeño y ruinoso apartamento, en el centro de Madrid, y encerrarse a escribir durante 40 días y 40 noches seguidas, siguiendo una dieta de líquidos a base de bourbon malo y peor café. Sólo tendría que ingeniárselas para esquivar a los acreedores que seguro iban a estar esperándole en la puerta.

¡Justo ahora que se había comprometido a encontrar un trabajo y poner en marcha su gran plan! Por eso había ido al pueblo en primer lugar. Esta era su despedida. Nada más decadante y moderno, a partes iguales, que una verbena de un pueblo cutre de Castilla.

Pero no, aquello tendría que esperar de momento. Algo así no podía esperar. Tenía que plasmar en palabras lo que le había acabado de suceder para siquiera empezar a comprenderlo. Como decía aquel maricón de Rubén Darío: la vida imita al arte. La Literatura Es lo Primero

La putada es que ya no hay autobuses a Madrid... Tendré que ir hasta el pueblo y buscarme a alguien que me acerque o... -Carlos se sonrió de cinismo ante la deriva que tomaba aquel tren de pensamientos. Era muy bueno engañando a la gente pero sobre todo era bueno engañándose a si mismo.- de seguro que encuentro un bar abierto con una luz buena para escribir... Sí, los bares están bien para escribir. Están justo en el equilibrio entre la comodidad de tu casa y el pulso de la calle.

Me tomo una copa de JB para calmarme los nervios y me pongo a ello. Estoy de demasiado buen humor para encerrarme en mi casa.

¡Todavía voy demasiado sobrio y tengo mucho que celebrar! - Perdido en sus pensamientos Carlos empezó a caminar siguiendo el ruido del pueblo, buscando la plaza donde seguro estaría el bar.

Cargando editor
02/10/2014, 22:57
Teo Calduch

La fiesta no iba tan mal... seamos sinceros, no iba nada mal; y, es que bueno, cabe que decir que había ambiente y se estaba bien con los colegas. Para satisfación propia aún no había llegado el momento de bailar, que era lo que más me aburría, en parte porque debía de ir muy animado para no sentirme ridículo, y en parte porque nunca me llamó excesivamente la atención, y bueh, charlar, bromear y beber con los amigos siempre era genial. Aquellas fiestas tan extrañas... la verdad, siempre me llamaron la atención los temas sobre celtas e íberos, sobre los antiguos, sobre nuestros antepasados, y el hecho de que aquellas fiestas no fuesen cristianas sino de mucho antes... le daba un puntillo bastante interesante.

Era justamente eso en lo que iba pensando cuando me alejé a por más bebida, a ver qué me ofrecían los chiringuitos. Cuanto más raro, desconocido o artesanal fuese, mejor. Por eso me llamaba aquella competición de licor de hierbas casero. Y cabe decir que iba algo contentillo, quizá fuese el alcohol o quizá solo estuviese realmente animado.

Súbitamente a mi alrededor las cosas eran distintas. La visión de los arboles muertos me revolvió el estómago. ¡¿Pero cómo...?! ¡¿Pero cuándo...?! Pensé tremendamente alarmado. Y cuando observé a mi alrededor todo tenía el mismo matiz. ¿Qué está pasando? Sentí que un sudor frío me recorría la espalda y que palidecía a medida que veía a la muerte, así lo sentí, extenderse.

Y entonces empezaron los susurros. Susurros en mi propia cabeza. ¿Estaría sufriendo una alucinación? ¿Cuando me había vuelto esquizofrénico? Trataba de entender qué decían pero no era capaz de interpretarlos nada, no comprendía por qué me aquello me resultaba familiar.

De repente de entre todos los susurros pude entender uno. Estaba en medio de la calle e impedía el paso a un vehículo... Súbitamente todo era normal de nuevo.

Me aparté entre avergonzado y confuso, y aliviado en gran parte, y miré hacia bebida, pero aún no había ido a por ella. Pensé si me habrían puesto algún tipo de pastilla. No me pasaba nada tan extraño desde aquella vez en aquel monte en Galicia... Pero nunca me había pasado nada parecido por beber...

Sentí malestar y tristeza al pensar en la visión... el mundo corrompiéndose... con lo que yo apreciaba la naturaleza, el verde, la vida... ¿Qué decían esos susurros? Volví a la teoría de que me hubiesen podido poner alguna droga en la bebida... Mis amigos no harían esas cosas... lancé un suspiro de desahogo, resignación y alivio ahora que todo había vuelto a la normalidad... No iría a por más bebida en estos momentos, quizá debiese tomar un poco el aire antes de volver con mi gente... Dar una vuelta, un paseo... despejarme y sentirme calmado de nuevo. Debía tener una cara espantosa.

Notas de juego

Estoy teniendo una semana muy compleja. He puesto los méritos, me faltan aspiraciones y concepto de personaje... :/

Prometo posts mejores próximamente. Me hacía mucha ilu contestar pero voy de culo. Posteo ahora para salir del paso :/

Director: amplialo un poco cuando estés más inspirado, porque así no me das mucho pie a continuar

EDIT: A ver si así te sirve :)
 

Cargando editor
03/10/2014, 02:34
Elliana Doménech
Sólo para el director

Las luces, la gente, la música, las voces... todo parecía haber pasado a segundo plano. Aunque las oía, no las escuchaba. Su mente intentaba procesar lo que acababa de pasar. Miró su vaso sin comprender; aunque hubiese algo en su bebida, ella no había tomado ni un sorbo. Tampoco había comido nada desde la tarde. ¿Cómo entonces podía explicar la alucinación (porque claro, pensaba, otra cosa no podía ser) que acababa de sufrir? 

Elliana se levantó bruscamente de su silla y echó a andar, sin rumbo fijo. Necesitaba despejar su mente, y no podía hacerlo en medio de semejante bullicio. Pasó de una calle a otra, dejando que sus pies la guiaran. Pronto se dio cuenta de que no encontraría paz en ese pueblo esta noche: parecía haber festejos y música por doquier. Pensó en regresar a la casa que estaba alquilando, pero cuando dobló a la esquina frenó de pronto. Sin darse cuenta, había estado caminando en círculos. Ahora se encontraba de nuevo frente a la casa que había estado observando desde el bar, sólo que ahora se encontraba en el extremo opuesto, al otro lado del patio.

Siendo una mujer práctica de mundo moderno, Elliana no era de las que creen en el destino o cosas por el estilo, pero sí creía en su instinto (bien desarrollado tras años en la profesión periodística) Si había vuelto a ese lugar, era porque ahí es dónde debía estar. ¿Acaso sería ésta la primera pista para descifrar el misterio de la muerte de su padre?

Cargando editor
05/10/2014, 17:52
Director

En el instante que Pavel señaló a la chica, esta se levantó y empezó a andar sin rumbo, como perdida, hasta que rodeó la casa que había estado mirando y desapareció tras una esquina, justo detrás de la casa.

- La verdad es que si; parece que va borracha o drogada o algo -respondió la chica con un gesto de extrañeza

El cláxon de un coche volvió a llamar la atención de Pavel; en una de las calles que daban a la plaza, se había formado un pequeño atasco por culpa de otro chico que se había quedado parado en mitad de la calle, ensimismado en algo. El chico se apartó cuando le increparon, y se alejó de la plaza por otra calle.

Cargando editor
05/10/2014, 17:58
Director

Cuando Carlos comenzó a avanzar en dirección a la plaza del pueblo, se cruzó con una mujer en una de las calles. Era una chica joven, que al parecer estaba rodeando y observando el edificio que Carlos tenía a su izquierda, una casa rural reformada que se encontraba alquilada. La chica parecía ensimismada, como ausente, mientras rodeaba la casa. Detrás de ella iba un chico grandullón, con cara de preocupación, pero parecía que la chica no se había dado cuenta de su presencia.

Cargando editor
05/10/2014, 18:00
Director

Mientras Ellieana rodeaba la casa sin darse mucha cuenta de lo que estaba haciendo, se cruzó con un hombre que venía de la parada del autobús, unos metros más adelante. Aunque parecía joven, se le notaba algo "estropeado" y desaliñado, y además olía a alcohol. No obstante, no parecía ir borracho y por el paso enérgico de sus pies parecía bastante satisfecho o contento con algo. No era particularmente atractivo, pero tenía un aire bohemio bastante interesante.

Ellieana se encontraba ahora frente a la puerta del patio de la casa, apartada de la plaza. Había luces en el interior del edificio y se podía oir música y bullicio en el patio; seguramente, sus inquilinos estarían haciendo su fiesta particular.