Partida Rol por web

Illium. El planeta te hace te sientas como en casa. La estricta legislación asari está mucho más relajada aquí que en cualquier otro sitio del espacio del matriarcado. Siendo uno de los planetas más próximos a los sistemas Terminus, las leyes de la Ciudadela se interpretan de una forma bastante más laxa en favor del comercio exterior, cosa que produce grandes beneficios a las corporaciones asari que tienen su sede en este sistema. Sin embargo eso también hace que sea uno de los planetas más peligrosos del espacio asari, y no únicamente por problemas de violencia.

Con una sonrisa, recuerdas una de las historias de tu padre. "Vigila lo que firmas. Una vez trataron de hacerme trabajar para una compañía de Illium durante dos años por haber puesto mi nombre en no-se-qué documento. Cuando disparé a la asari que vino a buscarme con exigencias me tuve que asegurar de volar el supuesto contrato en el mismo disparo. En el amasijo de papel no se reconocía mi firma y la muy idiota no había digitalizado nada antes de venir a por mi."

Apoyada en una barandilla, observas un momento los alrededores del puerto de Nos Astra, la capital del planeta. Pese a haber venido aquí por negocios, también te gusta disfrutar del paisaje y relajarte un momento. Sin duda, una herencia de tu madre. Te incorporas bruscamente. Los mil créditos por adelantado que pesan en tu bolsillo te obligan a acudir a la cita con tu cliente. El lugar no está lejos, un pequeño bar próximo al espacio puerto. El Eternity.

Subes varios tramos de escaleras hasta llegar al punto de encuentro. El Eternity es un bar tranquilo, al menos en comparación a los antros de mercenarios que estás acostumbrada a ver en Omega. Buscas con la mirada, sin encontrar a nadie que parezca prestarte más atención de la habitual.

A la mierda - piensas. - Si se han puesto en contacto conmigo es de esperar que sean capaces de reconocerme en este bar.

Te acercas a la barra y pides una bebida. La camarera la sirve de forma rápida y eficiente. Casi dirías que sus modales son algo bruscos para el estándar asari... Nada que te moleste, desde luego.

La rápida voz de un salariano te llama la atención antes de darte cuenta de que se dirige a ti.

- Saria H'Shian. - Pronuncia tu nombre rápidamente, pero no te sorprende. Los salarianos a penas tienen una esperanza de vida de medio siglo, así que deben actuar rápidamente si quieren conseguir algo importante en ese escaso intervalo. - Me alegro de que haya venido. Por favor, he reservado esta mesa, venga conmigo.

Gesticula con sus manos aún más rápidamente de lo que habla. Le observas un momento antes de acompañarle. Va vestido con ropa de calle y parece desarmado, pero eso no hace que te fíes más de él. Un salariano con una omniherramienta es casi tan peligroso como una asari con sus poderes bióticos.

- Tengo un trabajo para usted. Rutinario, nada especialmente complicado. Necesitaré algo de protección - dice anticipando tus preguntas. Su tono de voz parece lo suficientemente serio como para dar a entender que no te dará más explicaciones antes de que aceptes el trabajo. - Como es habitual, ya le he transferido la mitad del pago. Le esperan otros mil créditos después del trabajo. Una paga generosa para a penas un par de horas...

Te mira esperando una respuesta y te das cuenta de que él no ha pedido nada de beber.

Enciendo un puro apestoso lentamente mientras le observo sobre las volutas de humo. Pienso "Para hablar tan rápido no creo que me cuente mucho de qué va esto. No me gusta meterme en fregados que no conozco. Pero la pasta es la pasta, y ahora mismo lo necesito. Mierda."

Cierro el encendedor y digo: "Las reglas son éstas: Si hay follón, agachas la cabeza y haces lo que yo te diga. Si digo corre, tú corres. Si digo escóndete y espérame, no sales hasta que yo vuelva. No te prometo que salgas intacto, pero sí te prometo que el otro acabará mucho peor."

Le avanzo mi bebida hacia su lado de la mesa. "Bebe y sellemos el trato. No se devuelve el anticipo, y si intentas joderme utilizaré tu culo para barrer el suelo. ¿Estamos?"

El salariano sonríe mientras coge tu copa para darle un trago.

- Trato hecho, entonces - dice devolviéndote el licor sin inmutarse lo más mínimo por tu amenaza. - Mañana a las 13:00 deberás estar en este lugar.

Teclea algo en su omniherramienta y envía a la tuya un pequeño mapa de Illium. Un punto rojo parpadea en una zona industrial, aparentemente abandonada. Amplias el area y ves que marca una especie de hangar o silo.

- Espérame al fondo del edificio. Llegaré con unos amigos. - Sonríe mientras se levanta. - Huelga decir que si tú intentas joderme a mi, no quedará de ti ningún culo para buscar funciones adicionales a tu anatomía. - Pese a su delgada apariencia, algo en su mirada te indica que no es una amenaza lanzada en vano. - ¿Estamos? - repite mientras deja en la mesa el precio de tu bebida más una generosa propina.

Intento recabar información del sitio en el que he sido citado. Como tengo casi un día, quiero hacer lo siguiente:

-Busco en el registro a quién pertenece el almacén. Si se trata de alguna compañía que tenga algo sospechoso en Ilium y algún tipo de contacto con la Manada Roja o allegados (Asari precavida vale por tres).
-Estudio el mapa de la zona para analizar posibles rutas de escape, en caso de que sea una trampa y me toque salir por piernas. Trazar un plan por si cortan las salidas elementales, por dónde podría escurrirme.
-Me acerco al almacén y observo si hay cámaras de vigilancia. Si el salariano quiere liarme, seguramente habrá anticipado mi movimiento de venir aquí con anticipación. Busco puntos de conexión de alarmas y dispositivos de seguridad, así como cajas de fusibles de luces y puertas automáticas. Si hay cámaras de seguridad activas, quiero desconectarlas, por las buenas o por las malas, para que nadie me monitorice mientras trasteo por allí.
-Si considero seguro entrar, quiero hacer un análisis táctico de la zona. Si yo dispusiera un equipo de ataque, dónde posicionaría mis hombres: Puntos de francotirador que cubran las salidas y las zonas abiertas de la nave, para moverme con la mayor seguridad posible. Reviso los puntos donde yo colocaría cargas explosivas, con la precaución de encontrarme ya algunas activadas. Busco una salida de escape que no resulte obvia, incluso considero dónde volar un tabique ligero para una salida desesperada en última necesidad. Busco un mapa de alcantarillas, si las hubiera, y registro los accesos desde la nave y los dejo abiertos. Coloco una pequeña carga con control remoto en el sistema de luces, para apagarlas todas de golpe por si me rodean y me abruman, y si dispongo de una salida de alcantarilla accesible al punto de reunión, coloco una carga direccional tipo claymore lista para ser activada en un instante hacia la entrada de la alcantarilla, donde las paredes estrechas maximizarán la potencia hacia los posibles perseguidores que se lancen tras de mí. Intento aprender de memoria la distribución de la nave, por si me tengo que mover a oscuras.

Si todo lo demás es posible, me presento a la cita con tres horas de antelación, armado hasta los dientes y preparado para lo peor.

El almacén está en medio de una zona industrial abandonada, propiedad de una empresa quebrada hace unos años. Vas a reconocer la zona y trazas tus planes de escape sin llegar a ver a nadie en todo el área. El interior del almacén tiene bastantes lugares para esconderse. Cajas vacías cubiertas con lonas, contenedores de metal y maquinaria desechada ofrecen buena cobertura tanto para un combate como para ocultarse. Alrededor del almacén, salvo en la pared de la entrada, hay una pasarela elavada que da acceso a varias oficinas vacías; un buen lugar para un francotirador.

Colocas tus cargas explosivas y vuelves a la ciudad para regresar aquí al día siguiente.

Continuamos en la siguiente escena

Reunión