Partida Rol por web

Misterios de Sol y Luna: Librería de medianoche (+18)

[Privado] Blake Ashworth

Cargando editor
20/05/2016, 14:34
Bibliotecaria
Sólo para el director

Blake se despierta dándose una palmada en la frente y con los ojos muy abiertos, llamando la atención de la persona frente a él; un viajero más del tren en el que está subido. Una mujer que le mira empapado en sudor y casi al borde de un ataque de nervios.

-¿Estás bien, chaval?- Le dice en un inglés chapurreado con acento del este. A fin de cuentas es allí a donde se dirige esta vez.

Blake aparta la mirada hacia el cristal, tomando un pañuelo para limpiarse el sudor y recobrar la compostura. –Si estuviera sufriendo un infarto creo que sería lo suficientemente notorio.- Masculla él apoyando el codo en el borde de la ventana a la vez que apoya mano sobre su mejilla para mantener la cabeza descansada.

-Una pesadilla no es algo con lo que bromear. Llevas un rato temblando y balbuceando… ¿qué estabas viendo?- Pregunta la mujer en respuesta a sus palabras.

Blake se sube la bufanda al ser consciente de estar cada vez más cerca de Rumanía. Hace frío, sin duda. Es algo a agradecer. –Un campo de rojas flores. Aunque quizás un día más soleado lo habría arreglado.

Y realmente su respuesta no erra mucho de la realidad, solamente… las rojas flores son un mal sinónimo de esa pesadilla, de ese recuerdo incandescente que lleva años intentando borrar u olvidar… A veces duda si eliminarlo sería una decisión consecuente, ya que involuntariamente se convierte en un refuerzo motivador para su psique.

Pero simplemente no podía quitárselo de la cabeza.

 

Una enorme explosión azotó el edificio de evacuación del norte de la ciudad, donde se encontraban la mayoría de supervivientes de la zona norte. Hace unos segundos estaba reflexionando sobre el hecho de que si todo explotaba, la pérdida de su vida no sería en absoluto relevante para la historia. ¿Estaba loco? No, al contrario. Era un método para calmarse a sí mismo al tiempo que acompañaba a su madre atacada de los nervios.

Pero la explosión acabó con todo eso. El techo se les vino encima y los gritos de pavor llenaron el ambiente al tiempo que las rocas caían. Y ahí es cuando creyó ver el campo repleto de rojas rosas… que no eran más que cadáveres aplastados por la roca, chorreantes y destartalados. Buscó rápidamente a su madre con la mirada ignorando el dolor que padecía, pues posiblemente varios de sus huesos se habían roto al caer de las rocas.

De debajo de un enorme bloque de hormigón sobresalía el brazo de su progenitora, reconociéndolo al instante por el reloj de pulsera que ésta misma portaba. De los cadáveres empezó a surgir algo que se elevaba y se perdía en el horizonte, como si alguien estuviera recolectando esas flores para algún propósito oscuro.

Buscó desesperadamente el motivo de semejante desastre. ¿Qué fuerza espantosa podría haber causado la explosión? Oyó fuertes ruidos y encontró lo que buscaba con la mirada borrosa debido al pánico. Un hombre que no vislumbraba bien peleaba contra una chica que parecía comandar a otro grupo de personas. Era la soldado que se había encargado de su evacuación, una joven extraña que daba instrucciones a base de silbidos e indicaciones a los refugiados. “Valiente trabajo de mierda has hecho…” Pensó por un momento. Fue consciente entonces de que la chica lloraba de pura rabia sin hacer sonido alguno, moviéndose de forma ágil en combate contra su enemigo seguida del ondear de la bufanda amarilla que portaba.

Las personas que comandaba la obedecían en silencio, como si supieran en todo momento qué es lo que tenía que hacer. El enemigo de la chica trataba de eliminar a su compañía, pero era inútil, pues se levantaban instantáneamente y cada vez aparecían más y más de ellos.  

Tras perder una oreja, el hombre fue forzado a huir. Blake cerró los ojos adolorido sin poder aún discernir la identidad del asesino de todas esas personas. Realmente pensaba que era su fin, pues sería confundido con otro cadáver más y no tendría siquiera fuerzas para responder a una llamada. Una llamada que nunca oyó. La compañía de la chica silenciosa se desplomó.

Pero la cosa no fue tan sencilla.

 

De repente su dolor disminuyó, y al abrir los ojos observó frente a él a la soldado, que parecía aliviada al verle abrir los ojos. No sabía qué había hecho, pero se sentía mejor. Intentó hablar pero las palabras no salieron de sus labios, haciendo que ella negara para indicar que no hiciera esfuerzos.

La chica parecía tremendamente… arrepentida y triste. Jamás había visto a alguien tomarse tan a pecho un error. Unos momentos de silencio llenaron el ambiente y entonces una colosal explosión sacudió el centro de la ciudad. La soldado palideció al instante, llevándose una mano al tatuaje bajo su ojo izquierdo. Sus labios se movieron pronunciando un nombre durante unos segundos, sin sonido.

Su reacción fue rápida. Apartó varias rocas y pisó varias veces el suelo con fuerza, como si buscara algo. No tardó en encontrar lo que buscaba; el sótano del edificio derruido. Se acercó al joven y le ayudó a levantarse para llevarle a la entrada del sótano, cuya trampilla ya había levantado. Tras ello, se quitó la bufanda y se la tendió firmemente, casi con prisas. Blake no sabía exactamente si estaba delirando en ese momento, pero creyó considerar que esa chica era algún tipo de ángel protector. Algo veía en ella y en su estela que le llenó de confianza, tomando su bufanda y asintiendo con la cabeza, entendiendo por un momento lo que quería decir. ¿Que ese objeto iba a protegerle? ¿De qué?

Pudo verlo claro en ese momento; la chica no hablaba por una terrible cicatriz situada en su cuello. Comprendía un poco cuál era el problema en este caso, así que se limitó a entrar en el sótano mientras oía sus pasos marchar corriendo como si la vida le fuera en ello. En ese momento se llevó la bufanda al cuello para protegerse del frío y miró hacia el suelo. Siempre recordó esas horas de total soledad y desesperación en la que su vida pasó por delante de sus ojos  una y otra vez, quizás arrepintiéndose por lo vacua y despreocupada que había sido.

 

Nunca le había faltado de nada. Siempre había sido un niño afortunado en cuestiones de nivel de vida. Blake Ashworth, hijo del británico Arthur Ashworth y su esposa Caroline, vivían en la pequeña ciudad de Conwy felizmente y sin ningún tipo de problema en su estancia.

El pequeño resultó ser un chico muy inteligente pero algo introvertido, lo que le hizo las cosas un poco difíciles en la niñez. La vida del empollón es dura y cruel.

No obstante su adolescencia fue interrumpida por un cambio drástico en su modo de vida; su padre había entrado a trabajar a una nueva empresa del lugar, invirtiendo en la misma como colaborador y socio. Por razones que él no entendía, la pareja entró en serias discusiones que llevaron a una crisis y un divorcio casi salido de la nada.

Blake y su madre abandonaron Conwy para dirigirse a Múnich, donde la mujer rehízo su vida. Su hijo pasó una adolescencia más tranquila, común y plena, pero la complicada situación económica de su madre le obligó a trabajar para mantenerlos en lugar de acudir a una Universidad.

Esa situación insostenible se eliminó cuando se mudaron nuevamente, pero esta vez a EC… ¡la ciudad de los sueños! Su madre había sido invitada a residir por asuntos relacionados con su ex marido. Posiblemente cosas que sabía que algunos le interesaban.

Blake vivió allí de forma desganada y desmotivada tras haber estado trabajando ese tiempo en Múnich. No pudo rehacer muy bien su vida y tantos cambios de hogar le llevaron a una leve depresión.

Pero ese hecho cambió todo.

 

Tras el desastre que aconteció en EC, la mentalidad de Blake cambió por completo. El había visto cosas realmente extrañas en el conflicto, cosas que le hicieron cuestionarse sobre el por qué de las cosas y los misterios que encerraba el mundo, y EC lo sabía. Ahora ya no tenía ningún familiar vivo y tendría que apañárselas de alguna forma. Además… tenía que buscar a esa chica muda para darle las gracias y devolverle la bufanda. Parecía muy triste y seguramente se lo tomaría muy bien, si es que seguía viva. Confiaba en que sí.

Empezó a entrenarse en distintos aspectos intelectuales y algunos físicos –cosa compleja, pues su constitución física era más bien pobre-, preparándose para estar a la altura. Si encontraba algún puesto interesante como funcionario  podría averiguar más sobre el incidente del año anterior.

Fue sometido a ciertas pruebas, algunas físicas –en las que apenas destacó-, otras intelectuales y finalmente un extraño análisis: Capacidad energética.

El resultado de este último proceso fue… asombrosamente bajo. Casi que en negativo. Un resultado tan absurdamente decreciente que hasta la examinadora fue a preguntar si era en absoluto normal esa cifra. Blake por un momento se sintió decepcionado y algo frustrado, pero poco después otro hombre hizo acto de presencia.

Le comunicó que había recibido una recomendación expresa. Sería formado como un agente para EC, algo que tenía que mantener en secreto.

En ese momento no creyó las palabras que oyó. ¿Él? ¿Agente de qué? Tras recibir cierta formación descubrió su cometido; viajar por el mundo en busca de cosas fuera de lo común. Allí donde fuera mandado, tendría averiguar qué estaba pasando y reportarlo adecuadamente.

Por una vez, su voluntad sonrió. Había logrado justamente lo que quería… ¿acaso estaba destinado a ello? ¿De quién fue la recomendación? ¿Quizás la chica de la bufanda vio algo en él?

Lo curioso es que al preguntar por la chica recibió una negativa; al parecer se había retirado una temporada a descansar. Realmente se preguntaba qué habría visto para tomar esa decisión, pero la buscaría igualmente para cumplir con lo que se habría propuesto.

 

Y ahí está, llegando a Rumanía, casi entrando en la estación frente a una mujer que le había visto despertarse todo acojonado. Qué molesto.

-Es una historia bonita. Aunque le falta mucho que contar.- Dice la mujer mientras se levanta de su asiento, tomando tan solo un bolso grande como equipaje.

-¿Perdón?- Responde Blake saliendo de su ensimismamiento, recolocándose la bufanda con cierto celo.

-El campo de flores rojas. Es algo muy leve, falta algo más. Yo me bajo aquí.- La mujer empieza a caminar hacia la puerta del vagón que hace de salida.

-¿Cómo dice? Espere, yo también me bajo aquí.- Blake se levanta rápidamente para tomar su maleta que se encontraba en uno de los huecos sobre los asientos destinados a guardarlas. Tarda un poco, pero trata de seguir a la mujer hasta la salida.

La mujer se coloca una pamela y sonríe ampliamente, ocultando sus ojos con el largo sombrero. –Nos vemos, joven. Que tengas un buen viaje.-

Cuando Blake toma la puerta de salida se encuentra con el clásico gentío de la estación. Trata de buscar a la extraña mujer fútilmente, pero no hay ni rastro de ella. Durante un momento duda que una mujer con sombrero haya podido escapar de su vista, pero luego sonríe cerrando un momento los ojos.

Parece un buen recibimiento por parte de los misterios de Pitesti.

Cargando editor
22/05/2016, 23:30
Bibliotecaria

Blake... Ashworth. Entiendo. El ya sabía por qué había venido. ¿Misterios que investigar? ¿Una biblioteca y un pase especial? Tenía que ir, no podía perdérselo. Y menos después de haber oído lo que decían en EC sobre ese lugar. Algunas de las teorías más conspiranoicas hablaban acerca de familias antiguas enemistadas y Fate invirtiendo en la ciudad de Pitesti. Sin duda sería un buen método para demostrar sus capacidades.

Quizás de esta forma podría encontrar a la chica que lo salvó. Quizás podría darle las gracias. Quizás podría saber siquiera quién era... O cómo se llamaba.

Notas de juego

Esta escena privada se mantendrá a lo largo de toda la partida y capítulos para cuando queráis comentarme algo en privado, rolear y para diversos momentos de la historia dónde sucederán cosas. Puede llegar a ser más importante de lo que pensáis. ¡Un saludo!

Cargando editor
30/05/2016, 22:30
Bibliotecaria

Blake Ashworth era el único preparado de ellos desde el inicio. El libro no tardó en notarlo y responder a su memoria y pregunta más querida con la información que se le presentaba. No daba nada más que información escueta, pero... Era todo lo que podía darle. El resto solo sería un soporte por la aventura que estaba a punto de vivir.

Cargando editor
30/05/2016, 23:23
Blake Ashworth

Catherine Luxwell. -A investigar-.

Alexandra Petrov: Sorpresa. Asesinada y torturada por el padre de la anciana Úrsola. Llevaba un arma de fuego y no pude identificarla correctamente.

Úrsola Vasílieva: Nada. ¿Sabe algo? Buscaba el libro para encontrar a sus padres o información sobre ellos. Los ha encontrado, ¿quizás ahora esté más preparada para el tomo?

Fernand Ruricef: Sorpresa. Vió el nombre de su hermano fallecido. Hombre de mente abierta que gustaría de escribir algún libro en algún momento de su vida. Parece haber descubierto algo sobre el libro en nuestra ausencia. Fue solo.

Adam Dufort: Nada

Anaìsse Welcher: Nada

Solomon Cruz: Nada. Está muy asustado.

Ecaterina Grigorescu: Sorpresa

Ciprian Dalca: Sorpresa

Vigilante: Desconocido

Richard Sinclair: Hombre que escribió, escribe y escribirá en el tomo. Un texto de 2017 es algo que ha cambiado mis perspectivas de buen grado.

Ioan Lúmina: Bibliotecario. ¿Lúmina? Nula preocupación por nuestra seguridad. Él está en la biblioteca porque debe estar en la biblioteca. Nunca le ha ocurrido nada si sigue al cargo. Sujeto potencialmente sobrenatural.

La primera planta de la biblioteca contiene salas que no se encuentran marcadas en el mapa otorgado. Estas salas contienen una oscuridad impenetrable habitada por algún tipo de criatura u horror. A investigar.

La segunda planta nos llevó a algún tipo de estancia paranormal que ignoraba al completo las leyes físicas del espacio y la materia. Allí nos cruzamos con el padre de la anciana que había asesinado a Alexandra. Al acabar, simplemente volvimos a la librería.