Partida Rol por web

 "A ver si cantais con una de estas atravesandos un ojo"

 Kaddok no estaba dispuesto a permitir que los goblins aterrorizaran a la población, o a que siguieran matando perros. Después de haber desenfundado sus armas, silbó a su perro. Este atacó al goblin dando un rodeo, tal y como Kaddok le había enseñado. Pero su bocado no consiguió más que asustar al goblin, pero al estar demasiado distraido con el perro no percibió el ataque que le preparaba Kaddok, quién con un golpe le atravesó con su espada y le dejó moribundo en el suelo.

Una vez Lapidus alcanzó una de las esquinas ser giró a ver que ocurria en la plaza. Un hombre acompañado de un Perro habia cargado contra uno de los goblins.

Durante unos instantes medito si quedarse quieto y esperar a tener mejor tiro una vez los trasgos estuvieran entretenidos con el tipo y su perro. Pero la sangre le hervia ante tales viles criaturas. Alzo su ballesta y le asesto una malicioso virotazo a uno de los goblins.

El goblin, con la saeta bien atravesándole el costado, parecía no notar el dolor. Se giró hacia el enano agazapado a la sombra de un tejado, en uno de los callejones que conducían a la plaza y se lanzó corriendo contra él. Otra de aquellas criaturas se acercó con intenciones aviesas a otro de los presentes, un hombre que, frente al púlpito, apartaba aa los lugareños para protegerles y encarar a esas sucias criaturas. Un héroe, vamos.

Camlo vio que un tipo con aspecto extraño y su perro estaban enzarzados con uno de los goblins que había aparecido quien sabe de donde. También un enano le estaba ayudando disparando desde una esquina.Venía bien cualquier ayuda para acabar con la amenaza que suponían esos infectos seres.

Debía ayudarles.

Sin dudar un instante retrocedió un pasos, solto la ballesta y comenzó a gesticular mientras invocaba unas palabras en el lenguaje arcano de la mágia mirándo fíjamente al goblin

El goblin cerró lentamente los ojillos, empezó a cabecear y cayó de espaldas al suelo. Se empezaron a escuchar unos sonoros ronquidos. Extraño momento para echarse una siesta.

 Kaddok y su perro se acercaron al siguiente Goblin, el que estaba intentando golpear a un enano. Su perro apenas distrajo al goblin con un ladrido y su bocado no acertó a cogerle. Mientras, Kaddok levantó su cimitarra para golpearle, pero no consiguió más que golpear el aire, en el sitio donde había estado el goblin previamente. 

Lapidus dejo caer su ballesta y desenfundó su daga. Aprovechando la distraccion causada por el humano y su perro cuando cargaron contra el trasgo, trato de clavarle el cuchillo en los riñones, pero la correa de la ballesta se le engancho en una pierna estando a punto de hacerle perder el equilibrio, por lo que la daga no encontró su objetivo.

La presencia del perro parece alterar al trasgo, que deja todo lo que está haciendo para encararlo y lanzar tajos con su extraño cuchillo a diestro y siniestro, a lo loco, golpeando al aire. El perro le gruñe y el goblin le gruñe aún más mostrándole su afilada, sucia y desordenada dentadura. Parece algo casi personal.

El Varissio saca la mano del escote de la muchacha en cuanto empiezan los gritos... evidencia que no es la primera vez que le pillan con las manos en la masa. Cuando se cerciora de que el asunto no es con el, y que hay Goblins de por medio, empuja hacia atras a la mujer, rapidamente saca la ballesta y dispara al primer goblin que tiene a la vista, sin que desde la distancia pueda ver si le impacta o no.... aunque hubiera jurado que la saeta iba directa hacia la garganta...

¿Hacia la garganta de quién? Nunca lo sabremos. La saeta quedó clavada en el marco de la ventana de la casa tras el goblin.

- Hummmmmm... - el Shoanti evaluó rápidamente la situación. Un goblin muerto, otro roncando sonoramente y un tercero defendiéndose como podía del acoso de cuatro desconocidos. Casi sentía lástima por la pequeña sabandija, pero ey, si los tres goblins querían suicidarse adentrándose en una ciudad...

Así que volvió a coger su cuenco de menudillos de ave, y siguió comiendo, disfrutando de la pelea.

"Vaya tipos que reclutan para la guardia de la ciudad. Tropezando con los correajes, disparando a los marcos de las puertas... Cualquiera diría que se trata de un grupo de desharrapados de las praderas... "

Camlo vió claramente que la "batalla" estaba claramente a favor de los locales.

Sus hechizos no serían necesarios. Con un paso algo altivo se dirigió hacia el golblin caído.

Se quería  asegurar de interrogar a aquel ser en cuanto le despertase con una patada de sus botas. La actitud de aquellos mounstros en la ciudad era algo insólito. ¿ sería parte de algun ataque a mayor escala a la ciudad?-pensó.

Cuando se acercó lo suficiente recapacitó  y decidió inspeccionar antes al bicho y sus posesiones.

Saco antes su maza por si era de sueño ligero.

 Kaddok ya había visto matar a un perro hoy, no iba a permitir que le pasara lo mismo a su acompañante. Después de un nuevo intento fallido de mordisco por parte del animal, Kaddok levantó de nuevo su cimitarra al aproximarse al goblin y la descargó con violencia. El golpe partió el cuello de la criatura, separando su cabeza del cuerpo y manchando de sangre la pared del edificio cercano. Miró al cadáver con una mezcla de odio y asco y levantó la vista para verificar que ningún otro goblin molestara por las proximidades. Al no encontrar ninguno saludó al enano que le había ayudado- Muchas gracias por ayudar a controlar a estas criaturas. Mi nombres es Kaddok, ¿cual es el vuestro?- dijo mientras tendía la mano al enano.