Partida Rol por web

Afueras de Burkittsville,

Burkittsville, Maryland

03:08 a.m.

Gracias al GPS que hay en el GMC Yukon que os ha proporcionado la señora Verdad, encontráis sin problemas la localidad de Burkittsville. Entre unas cosas y otras habéis perdido bastante tiempo y habéis apretado tardando algo menos de los 75 minutos que indicaba el GPS.

Burkittsville... apenas debería llamarse pueblo. Lo componen unas pocas casas alineadas a los lados de una carretera. Según los datos que sacáis de internet (bendita Wikipedia) apenas alcanza los 150 habitantes y, como dijo la señora Verdad, es famoso por el estreno de la película de "El proyecto de la bruja de Blair". Todo Burkittsville es un distrito histórico, formando parte del Registro Nacional de Lugares Históricos de los Estados Unidos. El 99% de la población es blanca y la edad mediana son 50 años. [Datos obtenidos de la Wikipedia].

Otra rápida búsqueda en googlemaps os indica el lugar donde se encuentra el cementerio de la localidad. No tiene pérdida sobre todo porque el cementerio es lo primero que os encontráis al llegar a Burkittsville [llegáis por la carretera 17 desde el noreste].

En la oscuridad de la noche podéis ver las luces de varios coches patrulla aparcados delante de los muros del cementerio. Son casi como una gran feria. Rojo, azul, rojo azul, rojo, azul. 

No os extraña nada que la policía esté ahí. No solo es lógico que estén ahí sino que sería raro cualquier otra cosa ya que la escena del crimen apenas tiene más de tres horas. Según la señora Verdad los primeros en acudir (interceptaron sus comunicaciones) fue la policía de Brunswick pero estáis convencidos de que el sheriff del condado ha mandado ya a sus hombres a investigar la escena de un asesinato tan macabro. Es más, seguro que el propio sheriff está en la escena.

Os paráis en el arcén de la pequeña y poco transitada carretera a una distancia prudencial del cementerio para que no os vean y poder así concretar vuestras próximas acciones.

(En el coche de camino a Burkittsville)

-Bueno, Señora -dice William al volante hacia su compañera Hillary Grant-, y aparte de fumar puros del calibre de una jodida vaca, ¿a qué se dedica en su vida civil?

Mecanico. Soy mecánico. ya sabes, arreglo coches. Me pongo un mono de color azul, cojo unas cuantas llaves y cambio tuercas aqui y allá. Luego está todo eso del aceite y los filtros. A veces cambio alguna rueda. Hillary miraba por la ventanilla mientras contestaba a William. Se hacia de noche sobre el tipico paisaje de esa zona del país. 

Nooo. Es coña. Trabajo para la CIA. 

-La Agencia -comenta William pensativo. Luego sonríe con la comisura derecha sin dejar escapar el cigarro apagado que sostiene entre los labios-. Entonces, y a menos que usted fuera oficinista, que no lo creo, estará encantada de tomarse estas pequeñas vacaciones. Aunque sea para investigar un supuesto ataque esoterrorista. 

¿Tienes traje Benn?, si lo tienes es momento de ponértelo ya digo mientras aprovecho para cambiarme antes de presentarme en la escena del crimen, por cierto no lo olvides soy el agente McCoy, Lucius McCoy.
Tras las indicaciones a mi compañero, estar cambiado y escuchar lo que tenga que decir salgo junto a el con el resto del equipo.

Siento decepcionarte Lucius, pero nunca he sido de trajes y no esperaba tener que llevarme uno detrás. Sin embargo espero que mi gabardina de el pego, más estando en noviembre y con este fresco que empieza a hacer.

Las luces intermitentes de los coches policía os iluminan en la destartalada carretera. Dejáis a Peter allí (ya acudiría él por su cuenta en su papel de detective privado) y os subís por parejas a vuestros coches, los del FBI a un coche y los de la ATF al otro coche. Conducís el corto tramo que os separa del cementerio y la policía os da el alto. Podéis contar cinco coches patrulla, todos con la inscripción de Frederick (FCSO) y cuatro policías custodiando la entrada del cementerio.

El cementerio tiene un pequeño aparcamiento en la entrada, apenas caben los cinco coches de policía y los dos vuestros. Os hacen señas para que aparquéis y, una vez os bajáis de los coches, se os acerca un joven agente rubio, barbilampiño y pecoso.

- Esto es una escena del crimen. No pueden pasar. 

Muestro la placa y la identificación al poli.

-Agente Especial Spencer Cohle -digo, mientras con la otra mano busco el paquete de chester y lo acerco a la boca para abrazar un pitillo con los labios-. Ella es la Agente Especial Patricia Hewes, y tiene una placa igual que esta. Llévanos con quien sea que manda aquí, muchacho. Y cuídame el coche: lo acaban de pintar.

Yo soy el agente Lance y este es mi compañero el agente McCoy venimos de la ATF. -muestro la placa sin miedo, la oscuridad y apariencia de novato del agente deberían jugar a nuestro favor, sin embargo la guardo cuanto antes.

Y usted señor Cohle, no corra tanto. Me gustaría aprovechar la coincidencia para ahorrarle al jefe de policía tener que dar varias veces la misma explicación a diversas agencias.

El agente mira vuestras placas y traga saliva. Notáis que le tiembla un poco el ojo izquierdo. ¿Un tic nervioso? - ¿ATF y FBI? - Se gira y mira a sus compañeros en una súplica muda. Los otros lo miran y sonríen, dejando que se desenvuelva. - Yo... eh... Sí, claro. El sheriff está aquí mismo dirigiendo la investigación. Yo... 

- ¡No dudes tanto, novato! Son federales, llévalos con el sheriff. - Dice uno de sus compañeros, claramente entretenido con los tartamudeos del novato.

- ¡Sí! ¡Sí, sargento! - El chavalín os hace un gesto hacia una gran reja metálica que da acceso al recinto. El muro del cementerio es alto, de ladrillo rojo. Es antiguo y en muchos puntos tiene enredaderas. Unos grandes focos bañan el aparcamiento con una luz amarillenta. - Acompáñenme, por favor. 

Pasáis por las rejas abiertas y entráis al recinto del cementerio. Todo está muy bien cuidado, limpio y luminoso no solo por la cantidad de farolas que pueblan el lugar sino porque la luna, llena en todo su esplendor, brilla en un cielo sin una sola nube. Nada más entrar, a vuestra derecha, hay varios edificios de aspecto sobrio y una sola altura. Uno de ellos se reconoce fácilmente porque tiene una gran cruz en su fachada y un pequeño campanario (4). Los otros suponéis que son una tienda de recuerdos, flores y esas cosas (3) y una cantina (1). 

Según pasáis los edificios os encontráis con las primeras filas de lápidas y, al fondo, podéis ver un grupo de policías sacando fotos. Varios focos portátiles iluminan algo que no podéis ver desde ahí y hay un gran revuelo en torno a ello. El cadáver. Un hombre alto, cincuentón, con el pelo rojizo bien peinado y una voz grave ladra órdenes a sus hombres.

Según os acercáis a la marabunta de policías y técnicos (hay varios sacando fotos, recogiendo muestras de sangre) podéis ver con claridad la escena del crimen.  El cadáver (6) destrozado del guarda del cementerio se encuentra a tres metros de la tumba abierta (8). El cuerpo tiene profundas laceraciones y parte de sus entrañas se le han salido por un gran corte en su vientre. Hay sangre por todas partes. Hay además un círculo de piedras alrededor de la tumba abierta y un gran triángulo en la hierba pintado con algo rojo (7). Al fondo se puede ver también una sección del muro que está derribada (10) y como varios técnicos hacen fotos del boquete y buscan muestras. 

[Control de Estabilidad de 1 Punto]

- She… Sheriff O’Sullivan, señor. Estos agentes federales quieren verle.

- ¿Qué pasa que no llega aún el forense para levantar el cadáver? Lo quiero aquí, ya. - Veis como el sheriff le rebuzna a un teléfono móvil. - Me da igual que sean las tres de la mañana, hay un cadáver, quiero que cumpla con su obligación. 

Cuando ve al joven agente acercarse a él, lo increpa sin piedad. - ¡Más brío, agente Robertson! Si sigue así nadie le tomará en serio. ¿Federales, eh? - Os escruta detenidamente, uno a uno. - ¿Los cuatro? Sí que se han dado prisa en mandar a gente a investigar esto, yo no he llamado a nadie...

-Agente especial Cohle -digo alargando la mano hacia el Sheriff; si la acepta la entrechoco con fuerza, y si no la retiro sin mayor problema: conozco a los federales, y no acostumbran a caer demasiado bien a las fuerzas policiales locales. Después le alcanzo mi identificación para que la examine a su gusto: sé que puede aguantar el más exhaustivo de los exámenes y quizá pueda evitar problemas a mis compañeros, menos afortunados con sus respectivas placas-. Ella es la agente especial Hewes. En cuanto a estos dos -señalo con el pulgar a mis nuevos colegas-, al agente Quentin Lance lo conozco de hace años; hemos coincidido varias veces, y todavía no nos hemos roto la crisma el uno al otro. A su compañero aquí presente es la primera vez que lo veo. Es evidente que en la ATF han interceptado la misma comunicación que nosotros. Eso, o alguna otra agencia ha vendido la información al Gobierno Federal. Y con lo de "alguna otra agencia" creo que ya sabe a quiénes me refiero.

Introduzco una mano en uno de los bolsillos de mi americana y extraigo un par de guantes de látex y un botecito con vaselina perfumada, que me aplico bajo las fosas nasales. Después se lo alcanzo a mi compañera.

-No tengo ni idea de para qué han venido los de la ATF,  pero la agente Hewes y yo estamos aquí a estas horas para ver ese cuerpo antes de que lo levante el juez y se lo lleven los chicos al forense -le digo, apuntando hacia al cadáver-. Seguimos la pista a un asesino con un perfil muy definido, y si ese fiambre está tal y como lo han descrito... Bueno, tal vez tengamos algo. ¿Puedo acercarme?

Mira con gran interés la placa que le ofrece el agente "Cohle" mientras éste hace las presentaciones. - ¿FBI y ATF? Vaya, vaya... Sí, sé a lo que se refiere. - Se mesa el mentón mientras medita las palabras de William. - Adelante, sírvase. - Señala el destrozado cadáver. - Al principio pensé que se trataba de alguna broma. Ya saben, Burkittsville. Esos locos de las conspiraciones han hecho de este pequeño pueblo un lugar de culto desde que salió aquella mugrosa película. - Da un gran suspiro. - Al principio pensé que se trataba de una broma pero cuando reconocí la voz del párroco... Mandé acordonar el lugar. No me importa traspasar el caso al FBI, esto... El triángulo pintado, el cadáver... Lo único que les pido es que no molesten a nadie del pueblo más de lo estrictamente necesario.

Caminó con cuidado hacia la parte del muro. No quería pisar ninguna huella ni prueba y, además, aquellas botas de tacon medio le habían costado doscientos pavos en las rebajas. Hillary pensó que Todo aquello, los círculos, las tumbas e incluso el cadáver de turno entraba dentro de lo que uno se supone encontrar en un escenario de corte esoterico y que por tanto está en los patrones mentales de cualquier bromista, imitador o simple iniciado. Pero lo del muro... eso era diferente. 

Pasas por al lado del triángulo rojo, el círculo de piedras y de la tumba para llegar hasta el muro. Al fijarte bien desde más cerca puedes ver que la tumba está, efectivamente, vacía. Cosa curiosa. En el muro (que está a unos 10 metros del camino) hay un par de técnicos haciendo fotos y rebuscando por el suelo alguna huella o rastro.

El muro es antiguo. Muy antiguo. Es una pared de mampostería ordinaria (cal y canto) y la argamasa está reseca, quebradiza. El muro ha caído hacia fuera, por lo que quién lo derribó lo hizo desde dentro. A pesar de su mal estado, ha hecho falta mucha fuerza para derribarlo. Al lado del muro hay una estatua derribada de un ángel, se le han roto los brazos y la cabeza, que ahora están desparramados por el suelo (9).

Uno de los técnicos se levanta y te observa, curioso. - ¿Disculpe, puedo ayudarle en algo?

Dejo a un lado el cuerpo y me centro en ver de cerca los dos elementos que más llaman mi atención. Al fin y al cabo los muertos no son lo mio y seguro que algún compañero es capaz de sacar algo más de información de lo que pueda hacer yo.

Me dirijo hacia el triángulo y la tumba, los elementos de donde podría obtener algo más de información.

El sheriff se queda observando como los dos federales pasan por su lado sin terciar palabra y se dirigen a inspeccionar el terreno. - Vaya, parece que sus amigos no tienen el mismo don de gentes que usted... - Le comenta a William, más sorprendido que enfadado.

Sonrío. Señalo con un pulgar a mis compañeros y vocalizando con lentitud y absoluta claridad, pero sin emitir un solo sonido, digo "CAPULLOS" en dirección al Sheriff O´Sullivan, para que me vea bien. Luego avanzo hacia el cadáver, volviéndome cuando he dado un par de pasos.

-¿Me acompaña, Jefe Sullivan? 

Y ya no me detengo hasta llegar frente al cadáver. 

Uno de los técnicos se levanta y te observa, curioso. - ¿Disculpe, puedo ayudarle en algo?

Agente Hewes. FBI. le mostró la placa para que el técnico la viera con claridad y luego se esforzó por sonreir y que no pareciera que lo hacía falsamente. Tuvo que esforzarse mucho

¿Alguna explicación para todo esto? señaló el estropicio con la linterna apagada. El muro y luego la cabeza del ángel ¿Alguna pista? miró el terreno en busca de las tipicas marcas del grupo de cientifica. Esos pequeños triangulitos amarillos numerados que colocan al lado de balas, trozos de tela y esas cosas y a las que luego les hacen fotos por todos sitios.