Partida Rol por web

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Randall sangraba copiosamente ante la mirada preocupada de sus compañeros. El chico no había visto muchas heridas similares, así que sólo podía jurar que dolía como el infierno, pero Hoban y Gideon se miraron con el semblante sombrío, porque no era la primera vez que perdían un compañero por un disparo en el estómago.

- ¡Maldita sea! - protestó Rick mientras trataba de cortar la hemorragia de Randall. - ¡Necesitamos llegar al Cuervo, capitán! - Ciertamente, había poco que pudiera hacer aquí sin el instrumental quirúrgico de la enfermería.

Hoban miró al cielo, esperando ver el carguero negro volando hacia ellos. Bazooka y Todd deberían haber llegado ya, pero seguramente algo les había retenido. Una bala rebotó a pocos centímetros de su hombro, lo que le hizo agacharse bruscamente tras la improvisada cobertura.

- Agáchate, Hoban - dijo el hombre del sombrero mientras respondía a los disparos con su rifle. Gideon se volvió hacia él, aún algo tenso cada vez que le escuchaba. Su pasado con la Alianza no le había sido de mucha ayuda con la tripulación, ciertamente, pero tras muchos trabajos juntos había conseguido que el capitán confiase en él. Pero sólo la intervención de Hoban había evitado que intercambiase algo más que palabras con ese tal Bane.

El ruido del motor atmosférico de una Firefly se eleva de repente por encima de las detonaciones de los disparos. Tumbado boca arriba, Randall es el primero en ver cómo una sombra negra se abalanza sobre el grupo. Por un momento piensa que es la oscuridad de la muerte sobra la que tanto ha leído en sus libros, pero en un momento de lucidez el pensamiento lógico consiguió imponerse sobre el romanticismo de la literatura. Es el Cuervo.

- ¡Llega la caballería! - Nadie jamás habría calificado la voz de Todd como musical, pero en estos momentos es realmente una música para vuestros oídos.

Bane se agacha, sujetando su sombrero con la mano mientras el Cuervo se aproxima a tierra. La compuerta trasera se abre, desvelando la inmensa figura de Bazooka en la bodega de carga. Una bala rebota contra el blindaje de la nave recordándoos que aún no estáis a salvo.

-Ha sido un placer haberos conocido, amigos. No os culpéis por nada, todo fue culpa mía... si me dejáis aquí puedo intentar hacer algún disparo mientras huís para entretenerlos antes de palmar, aunque no confiéis mucho en mi puntería... ¿donde está mi arma?

Otro planeta que tiene sangre mia, pueden esparcir mis cenizas, pero no tanto como yo he expandido mi sangre por todo este sistema,... empieza a contar lunas y planetas pensando en cuales ha dejado sangre y en cuales no: "Ariel, no he estado; Beaumonde, si; Bellerophon, creo que hay no sangré; (...); Hera, como un cerdo; Higgins' Moon..."
 

-¡Vamos, vamos! ¡Este transporte no efectuará más paradas caballeros! .- Bromea Todd por la megafonía de la nave.

Una imprevista ráfaga de viento, hace que deje caer el comunicador para usar las dos manos y conseguir que la nave se mantenga estable. La rampa de la bodega rozó con el suelo haciendo saltar chispas, y alguna que otra esquirla de metal.

- ¡¡Gorram!! ¡¿Están ya arriba?! ¡Que alguien me diga algo!

Apartando el polvo que levanta el carguero espacial al acercarse al suelo, Bazooka cogió el intercomunicador de la nave mientras extendía todo lo que podía uno de sus grandes brazos hacia sus compañeros, incitándoles a subir:

- La azafata está "acomodando" a los pasajeros, Todd. Procura mantener a la pequeña estable, maldito cabrón, o nos quedaremos sin compañeros y sin nave. Corto, Roger, Cambio, lo qué sea. - dijo por el comunicador, pulsando con brusquedad el botón.

Wilson sabía lo que costaba arreglar los agujeros que las balas hacían en el blindaje del Cuervo. Siempre se notaban por mucha pintura que se usase para corregir las heridas de guerra de la nave... y cada pequeño boquete era como un arañazo para él. Aún sin saber muy bien de que corrían, apresuró a Rick, Hoban, Gideon y... ¿Randall? Vaya, parece que al chico le habían dado. Doble ración de postre una vez que el doc le echase un vistazo.

-¡Vamos, moved vuestros estirados y blancos culos de una puta vez! ¡Venid con papá! ¿Randall? ¿Te has pasado con el ketchup o qué?

El mecánico ayudó a los compañeros a subir mientras oteaba entre el polvo intentando averiguar más de los que disparaban, afortunadamente con mala puntería. ¿Acaso estaban haciendo algo malo y por eso les perseguían?

Con voz seria, Rick miró al capitán y le dijo:

- Señor, ya es tarde para Randall. Está delirando.

Luego se giró hacia su compañero herido y le guiñó un ojo.

- ¡Arriba ese culo, vago! Demasiados héroes hay ya en el cementerio. Y no pienso dejar que te eches una cabezada con excusas baratas.

Aprovechando la mano que les tendía Bazooka, el médico cogió a Randall para ayudarle a incorporarse y meterle dentro de la nave. Y acto seguido, entrar él. Bromas aparte, tenían que llegar rápido a la enfermería. Aquello no pintaba del todo bien.

¿En vez de dejarme morir como un héroe me obligaras a arrastrarme hasta el congelador para vender mis órganos en el mercado negro, matasanos? Esta bien, es una forma menos elegante de sacar partido de mi muerte, pero ¿quien es elegante estos días? Vayamos a ese congelador antes de que me devalúe

Calcula la distancia con la puerta de la nave apretando la tela contra la herida. Espero que si me dan otra vez sea mortal, no quiero que me arrastren poniéndoles en peligro para morirme en la enfermería... Que clase de pensamientos son estos, ojala los antidepresivos no afectaran a mi patética vida sexual o ya puestos tuviera una cabeza normal... aunque ¿de que me serviría el optimismo ahora? Al margen de estas bromas la operación puede salir bastante mal sobretodo si no llego ya mismo.

Si salgo de esta retomo el proceso aracnokiller (Coger el robot ese de reparaciones, ligeramente parecido a una araña, que usa bazooka para que haga su trabajo cuando quiere irse de copas y tiros a una fiesta de la jet se con Gideon y Todd y ponerle un buen blindaje, una buena metralleta y un control remoto por radio)

Bane miró la nave con una mezcla de nostalgia y alegría. Tenían que salir de allí ya, o puede que esa no la contasen.

Además parecía que el chico de los "nuevos de Hobban", había recibido una buena.

- Ayudadle a andar, yo os cubro.

Con la mano firme en el revolver, Bane se apresuró a abrir la marcha para ellos. Si veía un mínimo movimiento, no le temblaría el pulso para disparar.
 

- ¡Ayudad a Randall! ¡Vamos, Rick! Necesitamos que prepare la camilla, ya. - Intercambiaba alguna bala al aire con sus perseguidores, pero sin apuntar, disparando un poco hacia atrás para asustarles. - Hay que irse de aqui cagando leches. Dijo mientras accionaba el botón para cerrar la pasarela. Creo que tu vida no ha cambiado, ¿verdad Bane? Me metiste en un lío la última vez que nos vimos, mi vida ha pasado tranquila, y los problemas vuelven cuando tu apareces. ¿Se puede saber cómo lo haces? 

Cuando el piloto de cierre de la compuerta de carga comienza a parpadear, lo considero la señal de salir de allí cagando leches. Acciono los mandos, para comenzar a ganar altura, con la intención de salir a órbita lo antes posible. Los motores rugen luchando contra la gravedad, haciendo vibrar cada uno de mis empastes, hasta que al fin, tras unos minutos, llegamos al silencio.

Más relajado ya, cojo el comunicador que todavía cuelga balanceándose de su cable.

- ¿Bueno? ¿Alguien me puede decir que coño ha pasado? ¿A que venía tanto grito y tanta prisa? 

Seguís recibiendo disparos mientras subís de uno en uno al Cuervo. La distancia hace que estos sean poco certeros, aunque alguna bala perdida levanta la pintura negra de la nave peligrosamente cerca de vosotros. De la misma manera, sabéis que vuestra respuesta a los ataques es tan poco eficiente como sus propios disparos, pero de alguna forma conseguís mantener un fuego de cobertura a costa de disparar balas prácticamente al azar.

Las compuertas de carga de la nave se cierran mientras lleváis a Randall a la enfermería. Mientras el Cuervo levanta el vuelo una vez más, Hoban mira al exterior. El hombre del guardapolvos negro abandona su cobertura y dispara una y otra vez sobre la nave, hasta que uno de sus compañeros le pone la mano en el hombro. A pesar de la distancia, Hoban tiene la sensación de que sus miradas se cruzan y de alguna forma sabe que esto aún no ha acabado.

Pero no es momento para pensar en los enemigos. Todd continúa su ascenso mientras Bazooka coloca a Randall sobre la camilla. Richard no tarda en despejar la enfermería, y a regañadientes salís para dejar al médico hacer su trabajo. Gideon se queda con ellos, aunque poco puede hacer más que alcanzarle a Rick los instrumentos médicos. Desde las escaleras, el resto de la tripulación observa la operación con preocupación.

La nave se estabiliza cuando el piloto termina de trazar el rumbo y Todd no tarda en unirse al resto. Su pregunta por megafonía ha quedado sin respuesta, pues la prioridad seguía siendo salvar la vida de Randall. Sin embargo, la repite en persona cuando llega junto a la enfermería. Uno a uno, os volvéis hacia él recordando cómo habéis llegado a este punto en el que las cosas se han complicado más de lo habitual.

La partida continúa empieza en la siguiente escena:
1 - Out in the black

La partida continúa empieza en la siguiente escena:
1 - Jio Weh Sung Chiuh

Aún en la atmósfera de Persephone, os reunís en la enfermería, viendo cómo Randall no para de sangrar. Rápidamente, Richard os echa de la sala para disponer de más espacio de movimiento. Hoban se resiste a alejarse, pero finalmente deja que el médico haga su trabajo. Preocupado por el chico, sale a la bodega de carga y retira uno de los paneles laterales para introducir en él el cetro que acabais de conseguir.

El capitán vuelve junto al resto, que observa por la ventana de la enfermería como Richard empieza a tranquilizar al aún consciente Randall mientras prepara la operación.

Súbitamente, una luz de alarma aparece en los paneles de la nave, haciendo que el foco de atención salga rápidamente de la enfermería. - Carguero Firefly 9B27AJLM - los códigos falsos del Cuervo resuenan por megafonía. - Detengan su vuelo ahora mismo.

El tono imperativo de un militar de la Alianza hace que se os pongan los pelos de punta.

Tras quedarme a solas con Randall, comienzo a examinar la herida. Parece bastante fea. Aunque las he visto peores. No tengo muy claro si podrá oírme o no, pero le hablo para tranquilizarle.

- No te preocupes, esto sólo será una cicatriz que enseñar a las tías para hacerte el duro.

No lo tengo muy claro, hay mucha sangre y no tengo claro qué puede haber dañado.

- Mandan a cualquiera a la enfermería por un par de arañazos.

Intento mezclar la ironía y el humor con la concentración en el trabajo. Si no me doy prisa en coserle, seguramente no sobreviva.

Randall se echa a reír sangrando entre toses. -9B27AJLM, Panolis... Diles (no se dirige a nadie en concreto) que lo que tengan que decirnos nos lo manden por correo a la Avenida Juan Luis Martinez 27, 9º B (Dirección de la oficina certificadora de los códigos de nave en el planeta donde se hicieron con ese código) 

Hoban miró a Randall un poco preocupado. Lo mejor era dejar al doctor que hiciera su trabajo, asi que él se dedicó a hacer el suyo. Con un movimiento de cabeza, le indicó a Gideon que le acompañara al puente. Le hizo, asimismo una seña a Bazooka para que escondiera el cetro en una de las zonas de contrabando más recónditas. Alli cogió el comunicador y respondió con la mejor sonrisa que pudo.

- Eh... Hola - dijo Hoban tratando de identificar al hombre que estaba al otro lado. Esperaba que Gideon pudiera darle mas información o el mejor método de esquivar todo aquello - Aqui Hoban, capitán del cuervo. Puedo preguntar que quieren. ¿Hemos incumplido el máximo de velocidad del cuadrante?
 

Al oír el comunicador salgo zumbando y vuelvo a mi silla. -Jooooder, ¿y ahora que?

Me siento y compruebo todos los sistemas a ver si descubro que es lo que puede pasar. Chequeo que no haya ningún sistema ilegal encendido, o que no hayamos entrado en algún sector rojo.

Cuando el Capitán termina de hablar, le comento, - Capi, igual es bueno que venga Gideon, el sabe tratar con estos tipos de manera adecuada...

Comienzo una desaceleración moderada, listo para parar o salir zumbando si la ocasión así lo requiriese.

El enorme negro se movía de un lado a otro de la zona de carga, procurando estar atento a todo lo que podía suceder. Ni se acercaba a la enfermería. No pudo evitar mascullar maldiciones a medio terminar al escuchar la estridente y siempre desagradable voz de los putos de la Alianza. En esas se encontraba cuando el capi le hizo un gesto para que recogiera el cetro y lo guardase en un lugar seguro.

Deslizando de nuevo el panel lateral, Bazooka agarró con sus manazas aquella supuesta reliquia, fea como una bailarina Reaver, si es que existía alguna. Al menos brillaba. ¿Y ahora dónde coño lo meto?

Un par de minutos después ya estaba en el puente de mando, tratando de encontrar y forzar a Gideon para que soltase una de esas parrafadas suyas de niño bien que tan cojonudamente le salían.

— Capi, ya tengo a Gideon aquí. — dijo, acercándole un intercomunicador al susodicho, con la frente perlada de sudor y una expresión de "haz algo ya" en los ojos.

¡En la cocina! Fue lo segundo que pensó. Al fin y al cabo tenía tantos cacharros por allí que era fácil que aquella cosa de aspecto excéntrico pasase desapercibida. Recordaba cómo una vez, después de recoger las apuestas de un combate de boxeo, le atracaron unos tarados. Bazooka aún llevaba los créditos en el puño y al registrarle se olvidaron de hacerlo en el lugar más obvio. Que luego les partiese los dientes ya era otro asunto.

Con rapidez abrió el recipiente metálico de la batidora, donde aún guardaba algo de espumoso zumo de tomate, del que habían conseguido al llegar a Persephone. Con un "pluaj", el cetro se hundió en la salsa, dejando solo una parte pequeña a la vista. Bazooka lo colocó entre el resto de sus cuchillos y útiles de cocina, amontonados generalmente en el escaso espacio del Cuervo dedicado a los asuntos gastronómicos.

Luego, salió pitando hasta el puente.