Partida Rol por web

Tardáis pocos minutos en llegar al muelle en la mula, pero una vez llegáis allí la aglomeración de gente es tal que no podéis avanzar mucho más deprisa que una persona caminando. Llegados a ese punto, el doctor Hawthorne y la viuda se despiden de vosotros. Lamentáis su marcha, pues llevar pasajeros entre mundos es una buena forma de financiar los gastos del viaje mientras encontráis trabajos más rentables. Sin embargo, visto lo visto en el Cuervo, no tenéis muy claro cuándo la nave podrá volver a volar.

Detenéis vuestro vehículo junto a una cantina, separada de los muelles a penas un par de calles. No tenéis mucho tiempo, pero ambos sabéis que allí se suele congregar todo tipo de gente, desde hombres de confianza de ricos nobles que pretender realizar negocios no del todo legales hasta oficiales de la alianza corruptos en busca de cazarrecompensas y soldados de fortuna. Si hay un buen sitio en los alrededores para encontrar un trabajo rápidamente, ambos coincidís que será aquí.

La tenue iluminación interior hace que el bar esté prácticamente en penumbra, pero podéis ver cómo varios rostros se vuelven hacia vosotros. Sin embargo, no es la primera vez que os movéis en este entorno y camináis hacia la barra con seguridad.

Mientras Hoban miraba a un lado y a otro tratando de reconocer alguna cara familiar, se acercó a la barra con paso firme y rostro serio.

- Ithorian Mist para mi - dijo Hoban apoyando un brazo sobre la madera. Seguía mirando, buscando, sabía que alli encontraría a alguien, o algún trabajo.

Rick sigue al capitán hacia la cantina, echando un vistazo también por si se encuentra viejos conocidos... de cualquier tipo. Cuando uno ha viajado tanto, nunca sabe qué se encontrarás en un nuevo puerto. Esperaba tener suerte y dar con algún trabajo rápido. La nave lo necesitaba. Acababan de llegar y ya tenía ganas de marcharse. Algo le olía mal al médico en aquel planeta.

Apoyó ambas manos sobre la barra antes de pedir nada. Echó un rápido vistazo a las botellas alineadas en las estanterías de cristal al otro lado... pero descartó rápido el innovar.

- Lo mismo para mí.

El camarero os sirve las bebidas mientras os dáis la vuelta y miráis a vuestro alrededor. No conocéis a nadie, pero no parece que estéis llamando especialmente la atención. Sin embargo, un hombre parece interesado en vosotros y os mira funciendo en ceño, pensativo. Es el tipo de persona con la que ambos os habéis cruzado a menudo, con gesto sereno de quien sabe defenderse y utilizar la pistola que pende de su cadera.

Cuando se da cuenta de que le habéis visto, inclina ligeramente la cabeza y se levanta de su silla. En su bota veis un cuchillo que sin duda haría sonreir a Todd, pero que refuerza vuestra opinión anterior. Es alguien lo suficientemente seguro de si mismo como para ir armado en una ciudad como esta, arriesgándose a llamar la atención.

Se acerca a la barra y se pone a vuestro lado. - Whisky - pide al camarero antes de girarse hacia vosotros.

Mira a Hoban un momento, en un gesto casi descortés.

- Tu cara me resulta familiar. ¿Nos conocemos? - Pregunta.

Hoban giró sobre si mismo para apoyarse con los codos sobre la barra.

- Hmmm... - miró al hombre, no le sonaba absolutamente de nada - Creo que no nos conocemos, pero no sé porqué, creo que lo vamos a hacer pronto. ¿No es asi?

Hizo un movimiento con las cejas acompañando a la pregunta, elevandolas hacia arriba.

El hombre frunce el ceño, no demasiado convencido de que la afirmación del capitán sea cierta.

- Pues todo depende - dice finalmente. - Si tu nombre es Qing, sí nos conoceremos pronto. Si no es así, les pago esta ronda para disculparme por mi error y volveré a mi mesa a seguir bebiendo - dice dándole un trago a su whisky mientras os mira por encima del vaso.

- Me saca ventaja en todo esto - dijo el capitán del cuervo un tanto sorprendido - Usted sabe mi nombre, y yo no sé el suyo. ¿Podríamos sentarnos y hablar tranquilamente? No me gusta beber de pie. - Hizo un gesto para que pasara delante de él, apuntando con los brazos hacia la mesa de la cual se había levantado. Era mejor hablar en privado. Además, mientras se giraba e iba hacia la mesa, Hoban le quito muy discretamente el seguro al lugar donde tenia guardado el revolver.

Rick intentó no moverse demasiado brusco. No le gustaban las armas en manos de otros. Estudió al hombre despacio. Y luego miró alrededor, intentando buscar posibles acompañantes de aquel tipo. Lo primero que había que saber, era si estaba sólo. Luego intentó estudiar también las caras de los que estaban alrededor. Eso quizá le ayudase a hacerse una idea de si ese hombre era conocido o no, y si había peligro en aquel encuentro.

Quizá era un matón a sueldo. Quizá era un posible trabajo... pero efectivamente, estábamos un paso por detrás.

El tipo asiente lentamente.

- Ben Nolan - dice presentándose en respuesta al comentario del capitán. - Usted, entonces, es Hoban Qing - cambia el tuteo inicial al ver que Hoban se dirige a él de forma más formal - y, ¿usted? - Pregunta mirando a Rick.

Se bebe la copa de un trago y mira discretamente a su alrededor al mismo tiempo que Richard. De momento no parece que nadie se fije en vosotros. Una de las cosas buenas de una taberna en un muelle es que se ven caras nuevas constantemente y la rotación de gente es tal que no es fácil distinguir a los locales de los foráneos.

- Me gustaría hablar de negocios con ustedes, si están interesados. Pero creo que deberíamos ir a algún sitio más discreto. Aunque en principio no deberíamos llamar mucho la atención aquí, seguramente alguien se acabe fijando en nosotros si vuelve a llevar la mano a su arma...

Se apoya en la barra con un gesto casual, pero cualquiera suficientemente acostumbrado a leer los movimientos de la gente se daría cuenta de que su posición le permitiría desenfundar rápidamente su pistola.

El movimiento le hizo actuar sin dudarlo. Le extendió la mano derecha a la vez que se presentaba.

- Cierto, ¡dónde están mis modales! Soy el doctor Richard Highwarden. Un placer, señor Nolan.

Esperaba que Nolan le estrechara la mano. Así al menos no la usaría para desenfundar.

- Y estoy de acuerdo en que deberíamos retirarnos a un lugar más adecuado, los tres. Como buenos amigos...

Rick lanzó una mirada alternativamente a su capitán y otra a su futuro negocio, que casi era un ruego. No le apetecía tener que coser otra vez a nadie. Y menos a sí mismo.

- Muy bien - dijo Hoban como si se hubiera rendido - Pero antes debemos acabar con nuestras bebidas - Se dió la vuelta, dandole la espalda, pero dejando un lugar a su lado, no por mala educación, sino como cuando un perro deja parte de su cuello desprotegido. Era una señal de que había aceptado su compañia, por un lado porque asi el hombre se abriría más y le devolvería la confianza de que le hubiera visto quitando el seguro. La segunda, porque realmente confiaba en que Rick se abalanzaría sobre él si intentaba algo, y asi sabrían algo más de sus intenciones.

Dio un largo trago a su vaso, acabando con lo que le quedaba, y se giró de nuevo.

- Muy bien, usted pilota, Nolan, guienos.

El hombre estrecha la mano de Richard. - Doctor, ¿eh? - dice con media sonrisa. - Siempre es bueno tener alguno cerca...

Termináis las bebidas rápidamente, mientras el recién llegado os observa atentamente. Cuando Hoban le dice que os guíe, asiente con la cabeza sin decir palabra y se vuelve hacia la puerta del bar. Salís sin que parezca que nadie os presta especial atención y el hombre os hace un gesto con la cabeza.

- Por aquí. Os llevaré con la jefa... Estoy seguro de que tendrá trabajo para vosotros.

Sin dejaros tiempo a preguntar nada, empieza a caminar, alejándose poco a poco del muelle para dirigirse a zonas menos concurridas. Eavesdown es una ciudad en la que se mueve mucho dinero y alguno de sus edificios podrían rivalizar con los rascacielos de Londinium, pero la zona a la que os dirigís no se parece en nada a los mundos centrales. Los bajos fondos de la ciudad son tan peligrosos como los peores lugares de los mundos fronterizos, o más aún puesto que la mayor población hace posible que un criminal pase inadvertido.

Tres hombres, al menos dos de ellos evidentemente armados, sí llaman la atención en estas calles, no tanto como novedad sino como posible presa. Ambos os sabéis mover por los bajos fondos, así que ignoráis las miradas amenazantes o despectivas de aquellos que parecen buscar problemas. Ben hace lo mismo, aunque os podéis dar cuenta de que las miradas se centran más en vosotros que en él, probablemente porque muchos le reconozcan como uno de los suyos.

Os empezáis a poner nerviosos. No conocéis a vuestro guía y os puede estar llevando de cabeza a una emboscada. Pero tal y como están las cosas, no tenéis mucho que perder. El hombre gira en un pequeño callejón y, casi por acto reflejo, echáis mano de vuestras armas. Pero nadie os espera al otro lado de la esquina.

Nolan se para junto a una puerta y golpea dos veces seguidas.

Se abre una mirilla y un rostro anciano aparece tras ella. Al reconocer a Ben, se escucha el sonido de una llave girando en una cerradura. Una anciana aparece al otro lado, retirándose para dejaros paso.

- Adelante - dice Nolan mientras entra. Como si intentara tranquilizaros, mantiene las manos casi exageradamente separadas del cuerpo, suficientemente lejos de la empuñadura de su arma.

Lentamente, pasáis al interior de una pequeña habitación que parece la entrada de una casa. Está completamente vacía, con la única puerta que llega hasta ella cerrada. Ben se dirige al lado contrario a esa puerta y acciona algún dispositivo oculto en el panel lateral de un mueble.

Mientras la pared deja a la vista una entrada oculta, os fijáis cómo el hombre hace unos gestos a quién esté en el interior para advertirle que viene acompañado. Con la mano en la empuñadura de la pistola, Hoban se sitúa detrás de Nolan, mirando por encima de su hombro mientras deja que el hombre le sirva de escudo por lo que pueda aparecer.

Una voz femenina resuena en el interior.

- Wo Bu Shin Wo Dah Yan Jing!

Jade está a punto de dejar caer el vaso de whisky, pero se repone y lo deja en la mesa antes de levantarse bruscamente.

- ¡Hoban! - exclama.

El capitán prácticamente no ha cambiado en los últimos dos años y medio, aunque el tiempo pasado en prisión ha oscurecido un poco la sombra de sus ojos, lo que le da una mirada un poco más severa. El tiempo tampoco ha pasado en balde para Jade, cuyo rostro parece algo más reacio a sonreir.

Ben se hace a un lado para dejar pasar al capitán, que entra en la habitación seguido por un hombre atlético, más o menos de su misma estatura. Pero Hoban no llega a juntarse con Jade, pues a medio camino se da cuenta de que no está sola. Tarda un momento en reconocer a su acompañante, mucho más delgado que la última vez que se econtraron. Un hombre de aspecto serio, con el que parece evidente que no es una buena idea andarse con bromas. Bane.

El grandullón se quedó mirando al capitán, esperando una reacción, pero sin ser el primero en mostrar cualquier aspecto sentimental.

Sinceramente, se alegraba de verle.

Hoban avanzó por aquella zona bastante tranquilo. Si el tio les hubiera querido matar lo podía haber hecho mucho antes. Sonrió cuando vió que llamaba a una puerta. Si les mataban alli, nadie se enteraría nunca.

Entró el primero, para darle tiempo al médico de que corriera en caso de problemas. Pensó incluso en decirle que esperara fuera, pero sabía que Richard se negaría, era un hombre de honor. De los que ya quedaban poco. Pero algo llamó la atención del capitán...

Esa voz...

- ¡Jade! ¡Wǒde mā! - el capitán no era muy de decir cosas en chino. Y menos últimamente. - Ba.. ¿Bane? ¿Qué está pasando aqui? ¿Es esto una especie de programa de tv de viejas glorias?

Aquel viaje a las profundidades de la ciudad no estaba pensado precisamente para tranquilizarnos. Pero el haber llegado sanos y salvos al destino, al menos era señal de que nos querían con vida. Aunque sólo fuese para torturarnos por alguna extraña razón. Entré en la casa siguiendo al capitán, aunque no demasiado tranquilo.

Hasta que empezaron los saludos a gritos y las sorpresas. Saber que se conocían, y ver que la reacción de Hoban no era sacar el arma y cubrirse me relajó. Y aquellos ojos, a juego con el nombre de la mujer, no hicieron más que animarme a participar en el reencuentro. Levanté la mano para llamar la atención.

- ¿Hola? Creo que esta vez soy yo el que se ha perdido algo...

Sobre todo la miraba a ella, no podía evitarlo.

Ben sonríe y se apoya en una pared.

- Tranquilo, doctor - le dice a Richard. - Son antiguos amigos. Ella es Jade Zhang, formó parte de la tripulación del Cuervo, y Bane Adams también. Acabamos de sacar a Bane de la cárcel, el último que quedaba por salir desde que les pillaron hace años. - Recuerdas que Hoban estuvo año y medio en prisión, con el Cuervo inmovilizado, antes de formar la nueva tripulación, hace ahora unos nueve meses.

- Cuando Hoban salió de la cárcel, Jade dejó de buscarle para centrarse en localizar a Bane, por eso me sonaba su cara cuando os ví en el bar... No podía deciros nada, porque la jefa quiere mantener un perfil bajo y en ese local las paredes tienen oídos.