Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Escena] Interludio 1: De la Sartén a las Brasas

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04/03/2016, 17:17
Director

Gelbin sintió claramente la acometida de aquella cosa en su mente. Aquellos sentimientos le resultaban tan ajenos como lo serían los colores para un pez abisal que nunca ha visto la luz. Esa culpabilidad tan retorcida y enfermiza, y esa ira contra todo y contra todos, en especial contra uno mismo... Gelbin había oído toda su vida que los gnomos estaban un poco locos, y parte de razón les daba, pero si estos eran sentimientos de los humanos estaban peor que locos. Solo de sentir aquello dentro de él se sentía enfermo y mareado, como si fuese una enfermedad virulenta.

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04/03/2016, 17:18
Director

Aquella entidad espectral se dejó sentir antes de verse, clavando sus garras firmemente en el alma herida de Marcus. El dolor por la perdida de su padre adoptivo se desato como el pus supurante de una herida infectada. Todo el dolor por no poder hacer justicia, por no conocer por que sus padres verdaderos lo habían entregado así, toda esa indefensión... todo acabó estallando como una burbuja de pura rabia. Pero aquella criatura codiciaba la ira igual que la culpabilidad y Marcus se sintió sumido en una rabia negra, desquiciada y descontrolada. Tan solo pudo mantener el control de su mente gracias a la magia de Breol, pero aun así se sintió como un naufrago sometido por la tempestad de sus sentimientos.

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04/03/2016, 17:18
Director

Seltyiel se confió. Entro de nuevo en aquella zona que reciente había transitado sin problema sin preocuparse demasiado ¿Que debía el temer de culpabilidad o de ira? Pero el subconsciente es un extraño pozo de cuyas profundidades, en ocasiones, salen las cosas más inesperadas. Sus padres... los recordó, los recordó con un detalle que no había logrado desde que murieron. Y por un momento volvió a sentirse un niño, un niño que sabía solo en una ciudad que ya había devorado a sus padres.

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04/03/2016, 17:19
Director

Air'his estaba furiosa, furibunda y casi descontrolada, y aquel ser se alimentaba de furia y de dolor ajeno. Air'his pudo comprobar que no solo se alimentaba, si no que volvía aquel sentimiento desmesurado en la mente de su victima. Pero ella tenía sangre orca, más que de humana según la mayoría. Y si los orcos sabían algo era de la furia y de como canalizarla contra sus enemigos.

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04/03/2016, 17:19
Director

Codo del Diablo, noche del 16 de Desnus, día del sol, del 4710 CA

Para cuando aquella oleada de rabia y desesperación paso tan solo tres de vosotros parecían conservar cierto semblante de autocontrol. Naewen y Breol parecieron domar a sus demonios a fuerza de pura voluntad, mientras que Air'his se dejo llevar por la furia lanzándose al ataque como una berserker.

Una figura, que se asemejaba a una capa de oscuridad desgarrada y torturada con dos ojos de un rojo furioso flotando en el interior hueco de la capucha, se alzaba en el aire sobre la tumba. Y flotando a corta distancia de él un cráneo momificado que aun mostraba un largo pelo de color miel.

Antes de que el ser pudiese hacer nada más Air'his ya había cargado y lo había atravesado como si no fuese más que aire. Pero un rielante conjuro de Naewen demostró que se le podía dañar, aunque el efecto no resultó como la elfa había previsto. En lugar de golpear con contundencia a la criatura hiriéndola o destruyéndola el conjuro pareció disiparla, como si hubiese sido solo una imagen ilusoria, aunque todos habíais sentido que la elfa le había hecho daño. Entonces una oleada de luz dorada surgió del cuerpo de Breol pulsando al tiempo que este entonaba una endecha ulfen a la batalla.

El poder divino de Gorum junto con la herida recibida pareció hacer perder el control a la criatura de aquella emanación psíquica que había atrapado a vuestros compañeros, y estos (aun sintiendo el dolor y la furia que aquella criatura les había infligido) se unieron a vuestro esfuerzo para abatirla. Pero aquella cosa aun no había jugado su última carta.

Una serie de imágenes y sentimientos entremezclados os golpearon con la fuerza de una coz confundiéndoos hasta que os disteis cuenta de que os acababan de sumergir en unos recuerdos ajenos. Los recuerdos de Yaris Neraken. Asististeis a oleadas que os mostraban como recién naufragado Yarmmis fue hechizado por Virashi, una criatura voluble y destructiva (en ocasiones), pero sin más malicia que una tormenta. De como ambos se enamoraron y como el talento de Yaris y la magia de Virashi conspiraron para convertir aquella isla perdida en una colonia rentable...

Sentisteis que vuestra vida se os escurría como arenas movedizas, pero todo acabó con un grito psíquico de incredulidad y alivio. Marcus, Seltyel y Naewen habían resistido esta nueva acometida y con acero y magia habían desgarrado a aquella sombra infecta, liberando así el alma de Yaris Neraken. Y como si, aliviado de aquella maligna carga, no pudiese aguantar más, el faro comenzó a derrumbarse sobre si mismo y finalmente arrastrando parte de la cima del acantilado por su ladera.

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05/03/2016, 19:23
Marcus

Marcus apenas había podido reaccionar ante el vuelo del águila en picado contra el faro. Los ojos del explorador se abrieron por la sorpresa ante el comportamiento antinatural del animal.

El segundo vuelo fue aun peor que el primero. Marcus sólo alcanzó a levantar una mano para tratar de advertir y retener al animal, en un acto reflejo e inconsciente, que por supuesto fue inútil. Como lo habría sido intentar detener a un humano racional. Ni aunque hubiera podido comunicarse con el animal habría logrado nada.

Pero no tuvo tiempo de más, el mercenario, acostumbrado a las situaciones de peligro, reaccionó al ver materializarse aquella figura a partir los restos de sangre que salía de las piedras. En apenas un parpadeo situó su cuerpo entre aquella cosa y los magos, procurando proteger a Seltyiel y a Naewen sobre todo.

Marcus alzó el escudo justo a tiempo de interponerlo entre la sangre salpicada de aquella figura que pareció empapar a todos. Y entonces todo acabó. Como si el tiempo se hubiera detenido, como si no estuviera más allí con sus compañeros, Marcus sintió dolor. Un dolor como no había sentido en su vida, y que despertó en él preguntas profundamente enterradas. Interrogantes, dudas y oscuros secretos que incluso él desconocía pero revoloteaban por su vida y su pasado, y que seguirían acompañándole hasta el fin de sus días.

El dolor dio paso a la ira y Marcus se sintió zarandeado de un lugar a otro mientras todos sus sentimientos luchaban por conseguir un lugar en su corazón, por embriagarle, llenarle y colmar sus deseos. Por liberarle de una forma u otra.

Ignoraba cuánto tiempo estuvo así. Se había visto sobrepasado, pero repentinamente Marcus notó los efectos de un aura ajena. Lo reconoció de inmediato y sin saber por qué como algún hechizo de protección de Breol. Una fina capa de luz parecía cubrir su cuerpo, y aunque no era real, Marcus supo que mientras se aferrara a esa capa de luz seguiría a salvo. Fue gracias a esa protección que logró mantener el control.

Tambaleándose abrió los ojos. De nuevo estaba junto al faro. A su alrededor todos sus compañeros, aunque en su mayoría mostraban feas muecas de ira, rabia, dolor y a saber qué más.

Pero de pronto todo cambió. Volvió a notar una acometida en su mente. Los sentimientos de Yaris Neraken, todo lo que había vivido y sufrido, pero también amado, invadieron la mente de Marcus. En pocos segundos conocía toda la historia. Marcus apretó los dientes, si seguían dejando que aquel ser entrara en sus cabezas con esa facilidad acabaría con todos. Al abrir los ojos vio a Seltyel y Naewen en condiciones de luchar y sin pensárselo dos veces se lanzó al ataque empuñando su espada para tratar de herir o distraer a la criatura. Los magos hicieron el resto.

Con un último golpe la silueta comenzó a desdibujarse y el edificio de piedra comenzó a temblar y con él todo el suelo. Todo el grupo corrió para alejarse lo suficiente del peligro mientras observaban cómo el faro caía por fin.

Sintiéndose por fin a salvo tras tantas idas y venidas en su cabeza, Marcus envainó su arma y apoyó sus manos en sus rodillas recuperando la respiración aliviado.

- Uffff… - Resopló. – Ha estado cerca. Me duele la cabeza y siento algo en mi pecho… Jamás en mi vida había sentido algo así… - Aunque hubieran ganado todavía recordaba y tenía presentes todos l sentimientos que ese ser había despertado en su alma.

- ¿Estáis todos bien? – Preguntó mirando al resto.

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07/03/2016, 14:37
Naewen

La maga contestó a la pregunta de Marcus.

-Lo que pasó aquí es historia relativamente reciente, parece. Parece que durante mucho tiempo una sirena llamada Virashi habitó aquí, hechizando a todo ser susceptible que pasaba cerca y dando una fama maligna y encantada a la isla. No es que Virashi fuese particularmente malvada, pero bueno…. era una sirena. Caprichosa e inconsciente, hizo mucho daño. Hasta que hechizó a un humano, Yaris Neraken, del que acabó enamorándose. Y él de ella. Yaris la convenció para que cesara sus depredaciones y ambos colaboraron para fundar una colonia en la isla. Todo fue bien hasta que los colonos averiguaron de la existencia de Virashi. Pensando que Virashi era una criatura maligna que solo les traería desgracias, la buscaron y la asesinaron. Con toda la ira y crueldad que puede esperarse de una turba ignorante; no sólo se conformaron con matar, sino que también la torturaron y quemaron su cuerpo. Cuando Yaris supo del destino de su amada enloqueció de dolor y se suicidó en este lugar. Y como había tanto dolor y crueldad en aquellas dos muertes, tanta desesperación y tanto amor compartido, ninguno de ellos fue capaz de pasar a la otra vida. Los dos están atrapados, Virashi llena de amargura pero aun racional, Yaris por completo enloquecido de dolor y ansias de venganza

Hizo una pausa. -Casi siempre hay algo trágico en estas historias que impiden el tránsito hacia la Jueza de Almas. En todo caso, vamos a destruir la carcasa de odio en la que se ha encerrado Yaris, para que su alma sea libre de partir. Cuando lo haga, Virashi quedará liberada también de las cadenas que la retienen en este mundo. Sean cuales fueran sus crímenes, dejemos que Pharasma los juzgue. Ella ya ha sufrido lo suficiente, también. Su muerte fue muy cruel.

Apenas había terminado de contar la historia, cuando vio lo que Air'his estaba haciendo. ¿Qué diablos…? -¡Air'his, no! ¡Todo este lugar está contaminado por influencias necrománticas! ¡Todos estos cadáveres son peligrosos hasta que purguemos la causa que los ha atraído a la muerte!

Tarde. El águila había enloquecido, y la elfa no pudo culpar al pobre animal. Debía haber recibido una considerable dosis de influjo necromántico, lo suficiente para nublar la mente de cualquier ser vivo. Aerilaya se tensó, suponiendo que aquello atraería al fantasma.

Y así fue. Con un rincón de su mente, vio que Marcus se interponía entre ella y Seltyiel, y el fantasma, y apreció el gesto. Un veterano curtido con espíritu de cooperación, bien. Se necesitaba gente como aquella en una expedición.

Pero entonces el fantasma la atacó con una oleada de dolor y culpabilidad. La elfa se encogió, sobrecogida. Hubiera podido resistir el dolor externo, pero aquel ser estaba volviendo contra ella su propio dolor. Sus propias vivencias, los recuerdos más amargos de su vida. Aerilaya quiso llorar cuando toda la avalancha de recuerdos cayó sobre ella, de nuevo con toda su fuerza, cuando al fin había conseguido amortiguarlos tras el velo del tiempo, nuevas experiencias y una recién descubierta sabiduría. Todos los recuerdos, con la fuerza de un ariete impactando contra las frágiles defensas que le había costado años erigir: el dolor y las humillaciones, los castigos, y los actos que había cometido en contra de su voluntad, pero también aquel oscuro sentimiento de poder y placer, de satisfacción y curiosidad, la forma en que muchas veces había cedido a la tentación y no solo al miedo. Y la culpabilidad, aquella vieja amiga, a la que creía que había conseguido dejar atrás…

La maga dejó de reprimir las lágrimas, porque había dolor allí, un pozo infinito de dolor, pero también aquel pozo no menos profundo, y mucho más seductor. Y las palabras de Kamaljit, ah, aquellas malditas palabras proféticas…

Aerilaya apretó los labios, al borde de rendirse, de abrazar el dolor y aceptarlo, de aceptar la salida que le propuso Kamaljit, en verdad la única cosa sensata que cualquiera habría hecho…

Solo que ella nunca había sido exactamente sensata. La elfa se irguió en toda su estatura, aun con las lágrimas corriendo por sus mejillas. No, nunca había sido sensata. No cuando era apenas una adolescente, que dio esquinazo a su maestro para ir a inspeccionar el misterio en forma de aiudara inactiva en una zona infestada de demonios, y no apenas un día atrás, como bien habían comprobado sus compañeros cuando se expuso adrede a los efectos de un embrujo sólo para averiguar más de la historia de la isla.

No soy sensata. Y nunca en mi en vida me he rendido. Como mucho, me he doblegado… Aerilaya sintió las alas de su familiar envolviéndole el cuello, dándole ánimos. Gracias, pequeño. Siempre has estado a mi lado, incluso en los peores momentos, incluso tras mis peores decisiones. La maga curvó sus dedos, tranzando los componentes somáticos del conjuro y señaló al fantasma al tiempo que pronunciaba una corta sentencia arcana. Apenas parpadeó cuando comprobó el efecto del conjuro. Aun sacudida por aquellos viejos recuerdos, apenas fue vagamente consciente de las acciones de sus otros compañeros, aunque las recordaría más tarde, cuando su mente estuviera menos entumecida.

Los recuerdos de Yaris Neraken, también cargados de amargura, de resentimiento, de dolor… Aerilaya los aceptó dentro de sí, comprendiéndole, compadeciéndole. Sabía lo que era caer en esa oscura espiral. Lo sabía muy bien…

No dolía tanto cuando eran los recuerdos de otro. Aerilaya podía entender aquello, podía perdonar el deseo de hacer daño de Yaris. Podía entender lo que era escuchar al otro lado de tu alma, un lado cegado por la amargura.

-Por tu bien, Yaris… -susurró la maga, enviando otro proyectil de pura fuerza hacia el fantasma-. Deja todo eso atrás, ve a tu otra vida libre de cargas… deja que el río de las almas lave todo eso…

Débiles recuerdos asaltaron su mente de nuevo. Miedo, confusión… Aerilaya no podía recordar bien aquello, pensaba que era como una de esas pesadillas que tenían las razas que podían dormir, esas pesadillas que apenas recordaban al despertar. Pero no podía menos que pensar que su propio viaje por el río de las almas había sido perturbador, a juzgar por aquellas emociones tan esquivas que siempre la invadían cuando pensaba en ello… miedo, y confusión, oh Pharasma, tanta confusión… aunque también una promesa de tranquilidad, de protección…

El grito de alivio de Yaris la sacó de sus reflexiones, y el estrépito del derrumbamiento solo fue un contrapunto, obligándola a cerrar los ojos para no quedar cerrada por todo el polvo levantado. Mal momento para sentirse invadida por todos aquellos recuerdos, recientes y no tan recientes… mal momento en mitad de una batalla. La maga se llevó las manos a la cara, confusa, intentando recordar lo que había pasado tras su muerte… temiendo hacerlo también… y sin conseguirlo de todas formas.

Alzó la cabeza para mirar a Marcus, y se secó las lágrimas de sus mejillas. Vagamente, con ese rincón presumido de su mente que siempre se preocupaba por su aspecto, se dijo que seguramente estaba causando un desastre. Todos ellos estaban cubiertos de polvo procedente del derrumbamiento de la torre.

-Sí, yo al menos estoy bien. Aunque ha sido perturbador.

Y porque era una valoración justa, añadió: -Muy bien luchado. -Con una inclinación extra de aprobación hacia Marcus, por aquel espíritu de cooperación. No era fácil caer en esa dinámica con un grupo nuevo, cuyos hábitos no conocías.

Aerilaya posó la mano sobre el suelo cubierto de escombros. -Buen viaje, Yaris, Virashi. Paz y descanso para vosotros. -Y murmurando una breve plegaria a la Jueza de Almas-: Sé benigna para con ellos, Señora de los Muertos. Porque ya han pagado sus errores con su sufrimiento.

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07/03/2016, 20:04
Seltyiel

Selt sacude la cabeza ante la imprudencia de Air'his, definitivamente sus dos compañeras eran tal para cual. Aunque dudaba que ellas apreciaran aquel pensamiento. Pero aprieta los dientes ante los repetidos intentos del pobre animal de hacerse daño. Se movió para intentar atrapar el águila e inmovilizarla, pero entonces atacó el incorpóreo.

Se estremece al recibir aquel psíquico. Una parte de él sabía que no era real. Otra parte de él…

Selt se sintió solo y asustado, de nuevo un muchacho vulnerable y sin apoyos ni protectores, de nuevo una presa y no un depredador. Y maldita sea, odió aquella sensación… la odió con toda su alma. La pérdida, el dolor, la rabia, todo ello, pero sobre todo, la indefensión.

Solo que a pesar de todo, recordarles otra vez… Selt se olvida de dónde está, del peligro que les rodea, de todo. Incluso en medio del miedo y aquella fuerte sensación de rechazo a su indefensión, había también un pequeño goce. Selt se deleita admirando los finos rasgos de su madre, su vitalidad desmedida, la engañosa timidez de su mirada, su luminosa sonrisa. Su padre, ¿siempre había parecido tan tenso, tan adusto como en aquel recuerdo suyo? Selt no lo supo decir. Hacía décadas que no pensaba en ellos, prácticamente los había olvidado, salvo por un recuerdo desvaído que no tenía fuerza para doler. Había sentido mucha rabia y mucho dolor tras el asesinato de sus padres, pero la necesidad de sobrevivir se había tenido que imponer, y un adulto en Puerto Enigma no tenía tiempo ni espacio para esa clase de debilidades.

Selt sale del recuerdo con un sobresalto y se da cuenta de lo que está pasando. ¡Merecía que le dieran en la cabeza con una jarra de cerveza, por botarate! Podría haber muerto por aquel descuido… suerte que sus compañeros habían sido más resistentes que él a los truquitos del incorpóreo.

El elfo espera a que sus compañeros ataquen, para hacerlo también él. Una vieja estrategia no solo para aprovechar las debilidades de sus objetivos -sabía que un incorpóreo no tendría de esas debilidades-, sino para que se distrajeran con oponentes más amenazadores. Selt tenía en alta valía su propio pellejo.

Yaris dejó escapar un grito de alivio cuando destruyeron su forma incorpórea. Selt le deseó buen viaje en silencio, aunque se abstuvo de plegarias. Por lo que a él se refería, cuanto menos reparara Pharasma en él, mejor. Incluso alguien culto tenía derecho a un poco de superstición, je.

-Sí -le dice a Marcus-, yo también estoy bien. No ha estado mal, compañero. Parece que sabes lo que te haces. Recuérdame que te invite a una cerveza cuando volvamos al barco.

Les mira un poco disimuladamente, esperando que no se hubieran dado cuenta de su debilidad. Al ver que la capitana se secaba las lágrimas fingió que no se daba cuenta de aquello, un gesto de cortesía para su mentalidad. Aunque qué diablos. Ella se había mostrado vulnerable antes y no parecía sentir vergüenza por ello. Un lujo de extranjero, claro. En Puerto Enigma la debilidad era el camino más seguro para la tumba o la esclavitud.

Selt se acerca y le limpia la cara con un cantrip y una caricia suave como el roce de una pluma. -Recuérdame que no te vuelva a hacer enfadar  -bromea-. Tampoco quisiera que tú probaras esos truquitos conmigo.

Supone que una mención a la fuerza de su arte la dará seguridad, a los magos siempre les gustaba eso. Selt supone que como mago él es bastante atípico, aunque claro, hace años que se mueve entre una práctica diletante y una curiosidad que le lleva a intentar ir más allá... hasta que recordaba las necesidades de la supervivencia en Puerto Enigma.

Se agacha para mirar la cabeza de cabello rubio que Yaris había dejado caer al suelo. Pero se abstiene de tocarla, si a la elfa le hacía ilusión, que la recogiera ella.

-¿Es lo que pienso que es?

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07/03/2016, 20:47
Aerel

Cuando a su maga le dolía algo, Aerel sentía su dolor, una sensación refleja y algo amortiguada, pero perturbadora igualmente porque era a ella a quien le dolía, y eso le trastornaba. Aerel se sintió indignado ante lo que le estaba haciendo aquella cosa incorpórea a su maga, y si hubiera podido, le habría desgarrado con sus garras y aguijoneado con ganas. Pero bien sabía que la esencia inmaterial de aquellos seres los hacía invulnerables al dolor y el veneno de su aguijón.

Así que en vez de atacar agachó su cabeza para apoyarla contra el cuello de ella, y extendió las alas para tratar de abarcar lo que podía de su cuerpo, en este caso parte de la cabeza.

"No es real, Laya, no es real. ¡Todo eso ya pasó!"

Finalmente ella recuperó, y atacó, centrada en su objetivo. Aerel se alegró de ello, pero aun seguía sintiendo los ecos de aquel dolor. Y es que él sabía que el dolor seguía allí, solo que sepultado bajo su consciencia. El dragoncito odió al fantasma por hacerlo aflorar de nuevo.

Se quedó sobre el hombro de su maga, dándole seguridad y consuelo. Aunque cuando Seltyiel se le acercó le siseó en señal de advertencia. Claro que como parecía que sólo quería una excusa para acariciar a su maga, Aerel lo dejó pasar. "No se rinde, ¿eh?", le dijo a Aerilaya. "¿Qué tal si le das una oportunidad?". Aerel sabía que el cortejo y el apareamiento traían a la mente las cosas buenas de la vida y ayudaban a desterrar los malos recuerdos. Pero claro, ella no lo escucharía. Casi nunca lo hacía, y nunca en cosas como aquella. Tenía la ridícula idea de que él no entendía a los patas largas como ella. Como si fueran tan difíciles de entender.

Encontró gracioso que Seltyiel no se atreviera a coger la cabeza. Los seres de dos patas y sus miramientos con las cosas muertas.

"La cabeza de Virashi, claro", contestó a Seltyiel, y explicó a los nuevos. "Los que asesinaron a Virashi creyeron que ella había hechizado a Yaris, así se la dieron creyendo que eso rompería el hechizo y se alegraría de lo que le había pasado a ella. Los humanos siempre me sorprendéis. Esa no es forma de romper un hechizo"

Aerel aseguró aquello en tono de entendido, aunque no veía demasiada contradicción en regalar una cabeza decapitada. Después de todo, recién cortada no era mal bocado y un trofeo de un enemigo siempre era buen regalo. Claro que Virashi no había sido un enemigo para Yaris y Aerel podía entender su reacción. Él haría algo peor si le hacían eso a su maga.

"Ey, hora de cenar, ¿no? ¿Qué tal si volvemos al barco y preparamos montañas de comida?"

Le guiñó un ojo a la druida, le había gustado su ferocidad en la batalla y seguro que ella secundaba la necesidad de llenar estómagos vacíos.

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07/03/2016, 21:51
Naewen

Aerilaya se sorprendió un poco ante el gesto de Seltyiel, aunque no era la primera vez que él intentaba ser protector. Era encantador por su parte, aunque ella decidió que por su parte debería andarse con cuidado, no fuera aquello a erosionar la percepción que el grupo tenía de ella.

"Aerel… no empieces", regañó a su familiar.

La elfa se acercó a Gelbin. -¿Qué tal estás? -intuía que el ataque de Yaris había sido especialmente duro para él. Apoyó la mano sobre su pequeño hombro.

Pero sonrió ante la sugerencia glotona de su familiar. Aerel siempre tenía hambre. -Me parece buena propuesta. Aunque primero enterremos la cabeza de Virashi.

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08/03/2016, 08:59
Marcus

Marcus se acercó hasta Breol y Gelbin para comprobar que ambos se encontraban bien. El gnomo parecía más afectado por los poderes del fantasma y Breol… bueno, Breol había caído en la segunda acometida pero si no fuera por su ayuda Marcus no hubiera recuperado el control.

Apoyó una mano en el antebrazo de su amigo a modo de saludo.

- Gracias.

Luego asintió ante el reconocimiento de Naewen y Seltyiel.

- Jamás había visto tal despliegue de magia. Si no es por vosotros no lo contamos. – La verdad era que le habían impresionado. Criado lejos de la magia o lanzadores arcanos en general, en un mundo de pícaros y ladrones, Marcus no había visto semejante despliegue de poder en toda su vida.

Supo que si algún día tenía que enfrentarse a ellos no tendría ninguna oportunidad, pero Marcus era un hombre que asumía la realidad bastante rápido asi que no le preocupó en exceso.

Volvió a centrar su atención en el gnomo y dedicó una mirada a Carré sólo por comprobar si también estaba bien.

Acto seguido metió una mano en su mochila, y casi por arte de magia recogió una pala de su interior. Una pala que de seguro no cabía ahí.

- Yo me encargo de enterrar la cabeza, no os preocupéis. – Dijo mientras les dejaba recuperándose o atendiendo a Gelbin. El explorador se alejó unos metros y se puso a cavar.

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08/03/2016, 18:09
Gelbin Cobblepot

Mientras combaten

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Nunca había sentido este desde aquella vez… verse sometido a la misma presión otra vez le hizo que se quedara sin aliento a la par que se tambaleaba y caía de rodillas al suelo. No era precisamente agradable recordar fantasmas del pasado y para mí que de normal olvido las cosas negativas rápido fue un golpe bastante duro. Todo parecía tan real… y de Repente un grito desgarrador en su mente. Y ya no estaba ahí, se sacudió la cabeza mientras intentaba poner en pie.

 

Después del combate

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- Gracias chicos por la ayuda.

Mientras se ponía torpemente en pie.

- Gracias Naewen estoy bien. Si me das unos segundos si estaré mejor. ¿Qué ha pasado?

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08/03/2016, 21:34
Air'his

El vuelo de su amiga no iba en la dirección correcta cuando vio como se estrellaba contra el faro no una, sino dos veces, tardo demasiado en reaccionar, tenia el hechizo para paralizar a su amiga y evitar que siguiese con su locura, pero antes de lanzarlo apareció el no-muerto.

La oleada de dolor que proyecto en todos no fue para Air'his igual que para los demás. -¿A MI ME VIENES CON FURIA?, SIENTE LA MÍA!- Y rugiendo como uno oso la druida se lanzo a por él.

Se dejo llevar por su propia furia sumada a la que proyectaba el fantasma, sus músculos se tensaron, su corazón bombeaba tanta sangre por sus venas que estas parecían a punto de estallar y sus ojos estaban inyectados en sangre, la lanza que portaba hendió el aire donde estaba pululando el fantasma que, sumando con la magia de sus compañeros acabo por destruirlo. -Vuelve al abismo- volvía a rugir.

Con el fantasma muerto, o desvanecido, comenzó a desmoronarse la estructura, Air'his se abalanzo a por su amiga moribunda y la alejo del peligro, una vez puesta a salvo extendió el ala rota hasta recolocarla, el sonido de huesos rotos y el alarido de su amiga fue lo que mas le dolió a ella. -Tranquila hermana del aire, volverás a volar- la susurra al oído mientras canaliza la energía sanadora de su "camisote de pelo de sufrimiento" 

 

 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Dime con cuanta vida se queda para saber si la tengo que seguir curando xD

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09/03/2016, 16:57
Otto Carré

- Estoy bie... estoy bien.- El ex-pionero estaba pálido y sudoroso, con la respiración pesada, y habiendo pasado por lo mismo que él y conociendo sus recientes problemas os imaginabais que sus “visiones” habían sido especialmente malas. Pero aun así aguantaba de pie, dando fe de que aquel hombre estaba acostumbrado a sufrir y seguir adelante.

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09/03/2016, 17:03
Breol Harren

Breol parecía impertérrito y no daba la menor sensación de haber sido afectado por la segunda oleada psíquica, aunque no parecía haber hecho nada. O al menos nada obvio.

- No la entierres.- Sugirió el clérigo a Marcus refiriéndose al cráneo de Virashi.- Las sirenas son hijas de la Tormenta, deja que el mar le lleve el cráneo.

Acto seguido y tras una ojeada a aquella zona devastada Breol ayudó a Carré a alejarse de toda aquella carroña mientras le pasaba una cantimplora con algo que olía a alcohol incluso sobre el tufo de los cadáveres en descomposición.

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09/03/2016, 19:12
Director

Codo del Diablo, noche del 17 de Desnus, día de la luna, del 4710 CA

Habíais eliminado la maldición y liberado el alma de Neraken, aunque con el espectáculo del hundimiento del faro seguro que habíais llamado la atención. Mucho. Al menos parecía que habíais acabado allí y podíais volver al Oso. Pero la palabra clave resulto ser parecía, ya que Naewen encontró algo que le llamó la atención.

La elfa parecía haberse quedado como hipnotizada mirando el socavón que había dejado el faro al derrumbarse y llevarse parte del promontorio oriental consigo. Pero las alarmas saltaron cuando la elfa se lanzó dentro del mismo como si se le hubiese caído un platino. Vuestros intentos de comunicaros con ella resultaron infructuosos, parecía estar en medio de otro de sus “ataques de curiosidad aguda”, y lo único que sacasteis en claro es que necesitaba “unos minutos”.

Cuando la maga retiro con sumo cuidado parte de la tierra visteis lo que ella buscaba. Era un objeto con forma de heptaedro del tamaño de un corazón que parecía hecho de una sustancia entre cerámica y cristalina, aunque no podíais estar seguros por la ligera fosforescencia naranja que emitía. Todas las caras del objeto estaban labradas con una extraña runa, y cuando Seltyiel invocó su magia para ver auras mágicas os dijo que os mantuvieseis lo más lejos posible de aquella cosa.

Mientras la elfa parecía inmersa en algún tipo de ritual de adivinación el resto os removisteis incómodos, y cuando unos pocos minutos se convirtieron en más de diez decidisteis desplegaros para proteger el promontorio por si venían curiosos a visitaros.

Paso media hora hasta que la maga hubo terminado, y durante ese tiempo os las habíais apañado para detectar y eliminar discretamente a dos akatas. Tarde o temprano los que los habían mandado se darían cuenta y decidirían visitaros con algo más contundente. Por suerte parecía que o Naewen desarrollaba cierto sentido común o que lo que había averiguado era lo suficientemente acojonante como para acallar incluso su curiosidad, por que tras enterrar el objeto subió hasta donde estabais y os indicó que era hora de iros. No hubieron problemas para llegar a la cala y hacer la señal convenida al Oso que mando un par de botes a por vosotros (las teleportaciones a un objeto que no podíais ver no solían ser lo más sensato), y menos de una hora después estabais en los camarotes del Oso con comida y bebida caliente, ropa seca y decisiones que tomar.

Notas de juego

Vale ahora os toca tomar decisiones ¿Que hareis? ¿Como? ¿Cuando? Teneis toda la información dada (excepto la localización de la Dama que esta en un grupo de escollos a unas horas del Codo) así que adelante.

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10/03/2016, 08:36
Marcus

- ¿Naewen? – preguntó Marcus cuando vio cómo la elfa ignoraba a todo y a todos y se lanzó al socavón provocado por el derrumbe.

Ya iba a lanzarse en pos de la elfa temiendo que hubiera sido hechizada o algo parecido cuando tanto Seltyiel como Air'his le detuvieron y le explicaron que a veces en ella era normal.

El hombre sencillamente frunció el ceño y miró extrañado todo lo que hiciera la maga. Dedicó una breve mirada al heptaedro y trató de memorizar aquella runa que estaba grabada en todas las caras del mismo. No le sonaba pero a lo mejor en el futuro cuando salieran de allí podían tratar de investigar en alguna biblioteca. O preguntar a algún sabio en PuertoEnigma.

La advertencia de Seltyiel sobre el poder de aquel objeto hizo a Marcus recular un par de pasos. Seguía sin acostumbrarse a la magia en general, y a la de objetos malignos o peligrosos menos aun. No sabía cómo reaccionar ante ello, nunca había tenido nada que ver con nada mágico y a pesar de haberse curtido en multitud de escaramuzas debía reconocer que todo aquello seguía resultándole cuando menos extraño.

Marcus fue uno de los primeros en darse cuenta de que no podían quedarse sin vigilancia en aquel promontorio mientras Naewen se quedaba en trance investigando el objeto, asi que cuando alguien sugirió vigilar el perímetro le pareció una idea excelente y fue el primero en alejarse unos metros, buscar un escondite, y permanecer ojo avizor.

Los akatas no fueron un problema grave pero al explorador le preocupaba lo que fuera que los hubiera enviado, o si vendrían más.

Al recuperar Naewen la cordura, miró a Carré, Breol y Gelbin para asegurarse de que no estaban atontados como ella. Y lo mismo después a Seltyiel y Air'his.

Antes de marcharse del lugar Marcus realizó una única pregunta a la elfa: - ¿Por qué lo vuelves a enterrar? – Tanto interés en estudiarlo, en averiguar información sobre el objeto, para finalmente ni usarlo ni destruirlo. Simplemente dejarlo allí para que cualquier otro que pasara lo usara, para bien o para mal.

La magia no era lo suyo. Él más bien podía ser el acero contra el acero, asi que decidió dejar la magia a los magos, pero aun así sentía cierta curiosidad.

Finalmente, una vez cómodos en la relativa seguridad del barco, Marcus se permitió el lujo de relajarse un poco. Mientras cenaban preguntó intrigado:

- ¿Y ahora qué? – Suponía que descansarían durante la noche y que a la mañana siguiente harían todo lo que habían planeado antes de acudir al faro. Pero eran muchas tareas peligrosas y aun les faltaba mucho por organizar.

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10/03/2016, 21:29
Naewen

Aerilaya aprieta el hombro de Gelbin, y se encoge de hombros. -Ese tipo de seres pueden ser muy perturbadores, porque vuelve contra nosotros nuestros propios miedos y traumas -y le explica brevemente lo que había pasado.

Pero negó con la cabeza en dirección a Marcus.

-En realidad mi magia de combate no es muy potente. Encajo más bien en la categoría que a Seltyiel le gusta describir como "eruditos apolillados". Soy más una teórica y una erudita que un mago de batalla. He aprendido al respecto unos cuantos trucos durante mi vida, que ha tenido momentos movidos, pero no soy espectacular en ese sentido.

Se encogió de hombros, indicando que no hablaba así por modestia ni humildad. -En lo que soy realmente buena es entendiendo la magia. Sus principios, sus bases, sus modos de funcionamiento, las técnicas de manipulación. Soy buena desenmarañándola, deshaciendo el tejido que otros han creado, o reformulando sobre la marcha mis propios entramados. Hay gente que enfoca mucho su arte para conseguir una gran potencia con unos pocos conjuros. Yo toco todo el Arte, no me limito artificialmente, y mi versatilidad suele ser pasmosa para los estandares usuales. Es por eso que he soy conocida y por lo que…. han buscado mi colaboración. Y por eso soy mejor fuera de batalla que en el calor del momento. Dame un poco de tiempo y prácticamente nunca careceré de la herramienta adecuada para lo que quiera realizar.

Contempló por un momento la destrucción que les rodeaba. -Será mejor que nos vayamos ya. Aquí no hacemos nada, y quien sabe si los drows querrán investigar qué ha pas…

La elfa ya se estaba dando media vuelta, pero de repente se paró y miró fijamente hacia el socavón. Algo brillaba allí, un brillo que no era tal, sino algo sólo visible a su visión arcana…

-Por la mano quemada de Nethys -murmuró, saltando al hoyo, y ayudándose de una mano conjurada para remover la tierra por encima de aquel brillo tan revelador. A juzgar por la intensidad tenía que ser poderoso.

Finalmente desenterró aquel objeto cristalino. Aerilaya se cuidó mucho de no tocarlo, y se limitó a apartar la tierra de su alrededor. Lo miró en silencio, conmocionada, intrigada y emocionada a la vez. Y algo preocupada. Ante su vista arcana el objeto brillaba con una potencia abrumadora, mostrando auras que delataban una magia entroncada con necromancia y evocación. Lo de evocación estaba claro; cada cara del heptaedro tenía marcada una runa de gran tamaño, una runa que reconoció sin problemas: la Runa de la Ira. Aerilaya examinó con detenimiento las hileras de runas menores, más pequeñas, inscritas en los bordes. No conocía suficiente magia rúnica para descifrarlas en aquel momento, y mucho menos para entender su función.

-De acuerdo -dijo en voz alta-. Esto no es un juguetito. Esto tiene que tener una historia.

Apartó de sí las preguntas de sus compañeros. -Luego, luego. No tenemos mucho tiempo, dadme unos minutos, necesito saber… necesito investigar esto….

Aerilaya cerró los ojos para visualizar mentalmente la fórmula de un conjuro no memorizado, e inmediatamente le dio cuerpo con movimientos y palabras precisas, disfrutando con el proceso. Nunca había entendido por qué tanta gente guardaba desdén hacia las adivinaciones. Eran hermosas, incluso en su imprecisión, o quizá precisamente por eso. Era bueno recordar que no había nada enteramente preciso en aquella vida. Después, acuclillada y aun con los ojos cerrados, esperó a que la información llegara a ella, esperó a sentir aquel influjo que le permitiría apartar por breves momentos la cortina del tiempo y vadear en las aguas de la historia antigua.

Media hora después, la maga murmuró una maldición en élfico, y volvió a enterrar el objeto, esta vez mejor, y a mayor a profundidad, y no quedó satisfecha hasta que no pudo percibir ni el más mínimo rastro de las auras mágicas de aquel artefacto. Finalmente se levantó, con movimientos lentos. No había sido consciente del tiempo transcurrido, pero las protestas de sus músculos, agarrotados por haber permanecido en la misma posición durante mucho tiempo, fueron un indicador tan claro como los rostros de sus compañeros. La elfa les miró por un momento con expresión ausente, aun meditando en las implicaciones de aquello.

La pregunta de Marcus la sacó de aquel estado de ensimismamiento. -Lo he enterrado porque es peligroso. Qué hace aun no lo sé, pero es un artefacto de Thassilon y la historia que he recuperado a partir de él es… preocupante. Es más, diría que Yaris Neraken estaba influenciado de alguna manera por ese artefacto. Me he encontrado antes con incorpóreos y todos tienen una mala uva considerable derivada de su amargo final, pero Yaris parecía… demasiado poderoso, demasiado… irracional. No quiero arriesgarme ahora mismo a que ese artefacto interfiera con nosotros o nuestra misión. Cuando terminemos regresaremos para recogerlo con las precauciones debidas y estudiaré lo que se puede hacer con él. Averiguar más de él sin duda, pero tal vez… hay que buscarle un lugar más seguro donde no pueda hacer daño. Pero eso después. Ahora centrémonos en nuestra misión… y realicémosla sin interferencias arcanas de extraños artefactos.

A pesar de sus palabras, Aerilaya dirigió una mirada hacia el cráter, preocupada por dejarlo allí. ¿Y si era lo que estaban buscando los drows? Aquello quizá tendría más sentido; en el fondo le costaba creer que estaban por allí por el noqual, y no se le ocurriría ninguna explicación para una incursión a la superficie en esos números.

-¿Se nota que ha sido enterrado algo ahí? No, creo que no… -suspiró, y siguió a sus compañeros al barco, donde tomó asiento tan pronto llegaron, en su postura favorita cuando quería reflexionar durante largo rato, con las rodillas recogidas contra el pecho, y los brazos rodeando las piernas.

La pregunta de Marcus la trajo a la realidad de mala gana. -Ahora cenamos y nos relajamos. Si queréis, hablamos. Y mañana, después de una noche de sueño, procederemos como hablamos antes -dijo ella-. Sugiero empezar con el cráter, antes de amanecer. Los drows prefieren la oscuridad y es más probable que estén más activos antes de que el sol salga, aunque imagino que no se puedan permitir muchos melindres, o se arriesgan a que fuerzas del continente les interrumpan.  Lo haremos como dijimos al principio, volando por encima del noqual y con el catalejo.

Se frotó los ojos, sintiéndose cansada. -Después, dependiendo de lo que veamos, podemos examinar con más detenimiento la antigua colonia… o tratar de ir al oeste, que parece que es donde tienen montado su campamento. ¿Qué pensáis? En todo caso, mi intención, salvo que las circunstancias desaconsejen otra cosa, es dedicar únicamente el día de mañana a investigar, y dejar en manos de… otros aliados… el parar a los drows.

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11/03/2016, 08:38
Marcus

Marcus asintió con una sonrisa ante la respuesta de Naewen. Cenar y relajarse era algo que sonaba muy apetecible después de aquella dura jornada. Se llevó el vaso con la bebida a los labios y dio un trago. Estaba muerto de sed desde el ataque del fantasma.

Elevó una ceja y preguntó a sus compañeros mientras miraba la bebida – ¿Qué es esto? Está bastante bueno. – Aquel barco no tenía una mala bodega.

- Yo optaría primero por la antigua colonia. Si queremos pasar desapercibidos su campamento principal no es la mejor opción. – Respondió Marcus a la siguiente pregunta sobre cómo proceder al día siguiente.

En su mente seguía rememorando el mapa del lugar que les había mostrado la maga hacía unas horas. Marcus tenía muy buena memoria para esas cosas y se orientaba estupendamente en la naturaleza.

- Hay algo que me preocupa. Si esos drows son tan malos como dices… - Cosa que no dudaba. – Y encontramos que todavía tienen prisioneros vivos… - No sabía muy bien qué palabras escoger pero todos comprendían por dónde iba el pensamiento del explorador.

No podemos dejarlos atrás. – Dijo negando con la cabeza. No parecía muy dispuesto a abandonar a nadie a su suerte. Pero eso quizá significara el fin de la misión de investigación… Y un riesgo, puesto que no podrían derrotar a tantos enemigos.

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11/03/2016, 11:53
Seltyiel

-Erudita sí, pero eres cualquier cosa menos apolillada, Naewen -dijo Selt con suavidad, pero añade con su descaro habitual-: ¿O no lo has notado por la forma en que te miro? En que te miro y otras cosas -añade con ironía.

-De todas formas tu magia de batalla no es mala, por lo que he visto. Personalmente creo que la versatilidad es mejor que la potencia bruta, pero sé que eso es cosa de preferencias. Yo sí que soy un diletante del Arte.  Aunque en los últimos años he intentado ponerle más interés. Pero no es fácil en una ciudad como Puerto Enigma. Salvo los criptomagos todos los demás no tienen tiempo para estudios serios. Por eso me uní a ellos, aunque al final he acabado haciendo trabajos más prácticos también. Supongo que era inevitable.

Y al gnomo: -Vamos, no te preocupes. Es normal sentirse sobrecogido por este tipo de bichos.  La próxima vez nos tocará a cualquiera de nosotros. Desna es caprichosa repartiendo su suerte.

Selt estaba más que dispuesto a volver al barco, pero entonces a la capitana le dio uno de sus ataques de improvisación. La conocía desde hacía bien poco tiempo, pero a aquellas alturas ya sabía que cuando le picaba el bicho de la curiosidad no había nada que hacer, salvo atraparla con cadenas y arrastrarla. Pero tampoco estaba dispuesto a currar sin saber lo que pasaba, así que se cruzó de brazos y esperó mientras ella cavaba ayudándose con la magia. Se maravilló un poco, ¿es que aquella muchacha no hacía nada sin ayuda de la magia? Se preguntó si comentarle del equipo que tenía en su equipaje, entre el que incluía cuerdas y una pala. Y venenos y alguna cosilla más… nunca salgas de casa sin estar preparado para lo peor. Pero decidió que ella se lo estaba pasando bien así.

Al ver la cara de los nuevos, les tranquilizó. -No pasa nada, a la capitana le ha dado uno de sus ataques de locura. Tenéis que saber que la curiosidad puede más que ella. Esperad este tipo de salidas cada vez que le de un ataque agudo de curiosidad. Diría que es propio de todos los eruditos, pero no he visto a nadie que lo sufra en un estado tan grave. Agradecería ayuda cuando estos ataques la lleven a tomar acciones suicidas. También es terca como una mula.

Selt mira a Naewen para ver si reaccionaba ante sus pullas, pero ella parecía absorta. Suspiró. Obsesionada, más bien. Era buena chica, pero aquellos ataques suyos le preocupaban profundamente. No parecían pronosticar una larga vida a su lado.

Pero cuando extrajo el objeto, Selt empezó a entender lo que pasaba y por qué lo había detectado ella. Lanzó un conjuro de detección de auras mágicas, menos potente que el que sabía que ella tenía activo de forma permanente. Ah… Selt parpadeó ante la potencia de las auras de aquel objeto. No… de aquel artefacto.

-¿Capitana? ¿Qué es? -probó, pero cuando ella desechó sus preguntas y empezó a formular una adivinación que Selt sabía que era muy larga y complicada lo dejó estar. Ya preguntaría cuando saliese de su estado maniaco. Y explicó a los otros-: está conjurando un conocimiento de leyendas para saber más de esa cosa. Tenemos para rato…

Selt se sintió agradable y enormemente sorprendido cuando ella empezó a enterrar el artefacto sin que se necesitase una discusión que él preveía prohibitivamente larga y agotadora. ¡Milagro! Gracias fueran dadas a los pequeños dones de los dioses. Selt saltó al hoyo y en esto sí la ayudó, incluso le indicó un truquito para que la tierra no pareciera apelmazada y recién removida. No le dijo que ese truco lo usaban los asesinos de Puerto Misterio cuando daban un baño de tierra a alguien demasiado problemático para ser sacado del medio sin cierta discreción. Había cosas que ella no necesitaba saber.

Y esperó hasta que estuvieran en el barco, no queriendo demorarse allí durante más tiempo. Desna era caprichosa y en cualquier momento le daría por sonreír a los drows en vez de a ellos.

Se cambió de ropa antes de reunirse con los otros, definitivamente había sido un día muy largo. Pero contesta a la pregunta de Marcus.

-Es cerveza de un garito especialmente bueno de Puerto Enigma. Lo lleva un sacerdote de Cayden Cailean que se toma especialmente en serio el dogma de su dios, que a mi juicio es el mejor dogma de todos los existentes. Sería más religioso si hubieran más dioses como Cayden Cailea y Calistria -dice con una sonrisita-. Es de un tipo especial, puedes notarlo por el sabor y el cuerpo. Aunque para ser un caydenita se guarda el secreto de su fabricación con el misterio de un asmodeita, leñes. De todas formas la he traído yo, siempre viene bien estar preparado para lo bueno y para lo malo. Para la capitana traje vino, nunca le ofrezcas cerveza a una elfa. Te miran muy mal si lo haces.

Selt palmea su bolsa de contención para indicar que allí había espacio para cosas importantes y para cosas frívolas. Aunque un poco del líquido vital no era frívolo, je, era una necesidad. En cierta forma.

-Yo haré lo del cráter -propone Selt-. La pregunta es, ¿la antigua colonia merecerá la pena? Ya hemos pasado por ahí y aunque fue una pasada rápida, lo admito, no vimos gran cosa… bueno, en fin, tienes razón, Marcus. Esta vez somos dos a cubrir terreno discretamente, más las adivinaciones que los otros puedan realizar. Puedo suprimir el olor de los dos, Marcus, y creo que ambos podemos apañárnosla para no llamar la atención ahí dentro… ¿o puedes usar tú esa clase de magia también, Marcus? -sabiendo que algunos exploradores que habían recorrido mundo tenían cierto vinculo con la tierra que les permitía acceder a algunos de sus poderes.

Mira a Air'his. -Incluso la druida podría transformarse en alguna clase de animal discreto, supongo… ¿Qué tal un águila como tu compañero, Air'his? A Aerel parece haberle ido bastante bien volando, y si necesitas entrar en algún sitio puedes transformarte en algún otro animal discreto. Tú también puedes conjurar magia para eliminar el olor y aumentar tu sigilo. Pero por favor, no te arriesgues inútilmente. Y además de conjuros de sigilo, por favor, proporciónanos curaciones... no podemos depender sólo de Breol en este sentido.

Se vuelve hacia el clérigo. -Protege a la capitana, Breol. No creo que ella deba entrar en el poblado y es vulnerable sin nadie que le haga de escudo. Y no la dejes cometer muchas locuras. A veces la curiosidad puede a su sentido común.

Y a ella, mirándole con una sonrisita que indicaba que la estaba provocando adrede.

-¿Podrías proporcionarnos un vínculo telepático, capitana? Sería deseable estar en comunicación.

Y a Otto. -¿Qué habilidades puedes traernos tú? -quiso saber, no conociendo qué esperar de aquel hombre.

Finalmente se vuelve hacia el gnomo. -¿Debo entender que tú también manejas el arte, aunque de una manera menos informal? ¿Puedes ayudarnos con sigilo, curaciones o defensa? ¿O a permanecer en contacto?

Cuando Marcus dijo lo de los prisioneros, Selt adopta una postura seria. -Venimos a actuar de observadores, compañero. No creo que podamos permitirnos muchas heroicidades. Nos superan mucho en número. Hay que ser prácticos.

Aunque la sugerencia le preocupaba, sabía que tocaría una fibra sensible en la capitana, que también era un rato blanda en ese sentido. Selt suspira, previendo otra discusión larga y sin sentido que al final perdería él. Así que intenta distraer la atención de todos.

-Pero bueno, capitana, aun no nos has contado qué leyenda averiguaste de ese artefacto. Venga, desembucha, que todos queremos saber.