Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Charla] 2.1: La Extraña Pareja

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31/01/2016, 14:39
Naewen

Aerilaya hizo un ademán silencioso de comprensión ante las declaraciones de Cade sobre su familia. Ante temas como aquel las palabras nunca eran adecuadas. No había forma de suavizar el mal trago de unas malas relaciones familiares.

-¿Qué pasó? ¿No entendieron tu don? -preguntó Aerilaya, aunque dejando la puerta abierta a que él eludiera la respuesta. Había veces en que hablar de aquellas cosas ayudaba, y había veces en que era mejor dejarlas tranquilas. No sabía cual era el caso de Cade-. Hace poco visité a mi familia después de mucho tiempo… casi siglo y medio, en realidad. Temía mucho que mis parientes, sobre todo mis padres, no entendieran cómo era yo ahora; que me rechazaran. Pero al final mis temores resultaron exagerados. A veces vemos las situaciones bajo una perspectiva demasiado severa. A veces la incomprensión puede solucionarse, pueden tenderse puentes. Aunque a veces no, claro…

Escuchó gravemente a Cade hablar de sus experimentos con el noqual y finalmente negó con la cabeza.

-No me asombra que no funcionara. Si me hubieras preguntado a mí, te diría que no sirve de nada ahogar nuestros dones. Cuando los soterramos dentro de nosotros lo único que hacen es asfixiarnos y envenenarnos. Hay que aceptar los regalos que nos dieron los dioses. Lo que sí podemos hacer es refinarlos. No intentes ahogarlo, Cade. Es parte de lo que eres, eres tú tanto como cualquier otra parte de ti. Pero quizás se pueda modelar para que no tenga tantos efectos secundarios, o para que estos se manifiesten de formas menos perniciosas. Si averiguas cómo funciona tu don, más o menos, entenderás por qué hace daño a tu cuerpo. Y eso permitiría mirar soluciones para paliar ese daño, si es que no se puede modelar para que no haga ningún desgaste. Te aconsejo que tires por ahí. A menudo el cómo es más fácil de averiguar que el por qué. Quizá nunca logres averiguar el origen de tu don, pero es mucho más probable que puedas llegar a entender cómo funciona.

Aerilaya volvió a asentir con comprensión ante la explicación de la situación de él en Cheliax. -Tranquilo, lo entiendo. Yo también he pasado por eso. Te tratan bien porque eres un recurso valioso, pero te coaccionan y te obligan a hacer lo que no quieres, te impiden vivir como tú quieres, y restringen sus acciones y elecciones. Y cuando se le cruza los cables a alguno de tus custodios, cosa que pasa tarde o temprano, se olvidan incluso del buen trato. Es odioso, pero al fin y al cabo, ya solo es algo del pasado. Lo mejor es superarlo e intentar olvidar esos tiempos… o no, no olvidar. Es bueno tener memoria del pasado. Más bien… recordar que estos son nuevos y mejores tiempos, que no deben estar condicionados por nuestras experiencias pasadas.

Sonrió levemente. -Aunque es difícil hablar de ello, ¿verdad? No gusta recordar. Y sí, los amigos ayudan, ayudan mucho.

Torció el gesto en dirección a su familiar, que la mira sin ninguna culpabilidad y un aire inocente perfectamente falso.

-No, no hace falta que canses más. Ya has hecho suficiente por mí. Esto no es nada -aseguró-. Creo que son solo los efectos secundarios de una resurrección. Volver es traumático, no importa la calidad de la magia empleada para lograrlo -suspiró-. Pero no son graves y estoy segura de que ya pasarán. Tenía pensado pedir consulta a un sacerdote de Nethys si empeoraban o no desaparecían en unos meses, pero por el momento solo son un poco molestos. Los dolores de cabeza van y vienen, las pesadillas son ocasionales y me cuesta un poco recordar el pasado reciente cercano a mi muerte. como ves, nada demasiado importante. Si fueran más molestos, si no me dejaran recuperar mi magia, ya habría acampado delante del templo de Nethys hace mucho -bromeó-. Ah, veo que conoces de nuestro ensueño. Sí, hay mucha magia relacionada con dormir que no funciona sobre los elfos, aunque sí alguna que apela al ensueño. De todas formas no me atrevería a hacer nada para inducir el sueño en estas circunstancias. Debemos ser capaces de reaccionar con rapidez si surge una emergencia -le recordó.

Y miró severa a su familiar después de que el joven se sonroje. -¡Aerel! No seas malo. ¿Qué demonios le estás diciendo?

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31/01/2016, 15:50
Cade Celwen

 - No ¿Pero como podrían? Pero no es lo que imaginas.- Respondió Cade con una sonrisa triste.- Yo era el séptimo de catorce hermanos, ya habían muerto tres por el hambre y la enfermedad, y con este don... Me entregaron a la custodia de los isgerianos por dinero. Y no les culpo, sabían que me tratarían bien, mejor que en Druma, y que el dinero era imprescindible.

- No les culpo, ni les he culpado nunca, para nada Naewen. Si yo hubiese sido un poco más decidido habría tomado esa decisión por mi mismo. Pero era muy joven cuando marché, y no he tenido el menor contacto. Solo somos desconocidos, y seguramente mis antiguos patrones les estarán vigilando. Por si decido acercarme. No tiene sentido ponerles en peligro.

- No es incomprensión, simplemente... somos extraños. No vale la pena ponernos todos en riesgo por una relación que no existe.- Casi susurró el muchacho, como si esperase la censura por parte de la elfa.

- No quiero ahogarlo Naewen, por suerte o por desgracia es tan parte e mí como mi corazón.- Explicó el muchacho, quizás con demasiada rapidez, como si no quisiese que la elfa se quedase con una mala impresión de él.- Solo quería una manera de... adormecerlo, temporalmente. De poder dormir como la demás gente, de tener tiempo para recuperar fuerzas de verdad.

- No quiero librarme del don, pero a veces...- dijo alzando su mirada hacía la elfa antes de bajarla con rapidez como si hubiese traicionado sus pensamientos- me gustaría poder ser más... normal. Solo durante un rato.

- Y créeme, desde los siete años no he hecho otra cosa que afinar y potenciar mi don.- Explicó Cade haciendo obvia referencia a su tiempo en Cheliax antes de mirar a la elfa con una expresión extraña, como si viese más allá de ella.- Pero no creas que mi tiempo allí fue malo, me trataban bien, y no solo en el sentido físico. No eran mala gente y consideraban mi don en realidad algo que les engrandecía solo por ayudarme a mejorarlo.

- Pero los que mandaban tenían intenciones de usarme para cosas más prácticas. Pero este don no debe usarse, el te usa, ya sea para el bien o para el mal. Además no niego que deseaba algo de libertad, poder viajar y conocer a gente como tu.- Dijo sonrojándose solo un poco aunque rebulléndose bajo sus mantas.

- Si hay pesadillas puedo ayudarte.- Dijo el joven decidido sacando la mano de debajo de la manta aunque dudando al parecer si tocar a la elfa.

- Yo no... él no ha dicho nada. Malo. No ha dicho nada malo.- Se turbó aun más el joven al ver que Naewen reaccionaba a su sonrojo.

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31/01/2016, 18:51
Naewen

Aerilaya escuchó con comprensión la historia de Cade, aunque no acababa de aprobar lo de vender a un hijo por dinero. Los humanos eran tan irresponsables, teniendo descendencia que no podían cuidar adecuadamente. Catorce hijos en el corto plazo de la fertilidad humana se le antojaban a una auténtica animalada. Pero los humanos que vivían en la pobreza era así, y eso no quería decir que no amasen a sus hijos, solo que se veían obligados a tomar decisiones desesperadas. Había viajado lo suficiente para saberlo.

-Para tu mente no tiene sentido, pero para tu corazón sí. Créeme, negarlo no sirve de nada. Yo hacía lo mismo que ti, me aseguraba que era adulta, que no tenía sentido volver a casa. Pero sí que lo tiene; a veces una simple visita cura un montón de heridas que ni siquiera sabías que tenías.  Tal vez podrías encontrar una manera de visitarlos bajo disfraz. Incluso, si en un futuro encuentras un hogar seguro, tal vez puedas llevarlos contigo -dijo Aerilaya-. Y eso tal vez no sea tan difícil como puede parecer. ¿Estáis huyendo Helgya y tú, temes que tus nuevos patrones puedan hacerte daño o volverte a atrapar?

Alargó la mano para acariciar la de Cade. -¿Normal? ¿Qué es ser normal? Te aseguro que yo tampoco lo sé, y yo no tengo ningún don extraño. No desees ser normal, Cade, desea ser tú hasta el límite de tu grandeza. Aunque entiendo el querer tener mejor salud. Pero como digo, eso tal vez se pueda conseguir a través de una mejor comprensión de cómo funciona tu don. Dos almas en un solo cuerpo, cuando los dioses nos diseñaron como depositarios únicos, puede que provoquen una fricción que sea lo que provoca tu desgaste. O puede ser una onda de reacción de la propia magia; todos sabemos de magia que se cobra un alto coste en su conjurador. Pero tanto una cosa como la otra deberían poder paliarse, al menos en algún grado; probablemente los efectos no puedan ser totalmente eliminados.

Aerilaya añadió con suavidad:

-Pero eres normal en lo importante. Puedes relacionarte con la gente, eres inteligente, eres agradable, te vales por ti mismo. No dejes que tu don te impida tener una vida. Hay que cuidar nuestros dones, pero tampoco dejar que controlen totalmente nuestras vidas. Busca un hogar, busca una familia. Te los mereces y no veo por qué no podrías conseguirlos. No eres una carga, Cade, hay cosas mucho peores que tu debilidad y tú tienes mucho que ofrecer. Y ya tienes otra de las cosas verdaderamente importantes de la vida, una auténtica amiga. Hay gente que nunca llega a tener tan valioso tesoro. Incluso yo, que soy una desconocida, puedo ver la lealtad que hay entre Helgya y tú. -Vaciló un momento-. No sé. Tal vez cuando todo esto termine podamos investigar formas de mejorar tu salud y disminuir los efectos secundarios de tu don. Si Desna nos sonríe, algo se podrá hacer.

-Bueno, me alegro que tu estancia como invitado del imperio de Cheliax no haya sido tan mala -observó la elfa, aunque lamentando un poco haber sido tan sincera. Solo un poco; Cade parecía necesitar de un poco de sinceridad. Pero parecía que sus palabras le habían hecho ver algo-. Vale, esa expresión… ¿qué has visto? ¿Ya he logrado asustarte, tan pronto?

Meneó la cabeza. -Tócame si quieres, no seas tímido. No tengo miedo a tu magia, es solo que no quiero que te canses más por mí. Esto no es serio, sólo una pequeña molestia. No merece la pena que tú cargues con más molestias por ahorrarme algo que es perfectamente soportable. Además, ni siquiera las recuerdo cuando despierto. Es irónico, pero casi recuerdo más cuando estoy despierta e intento pensar conscientemente en mi muerte. Entonces recuerdo… no sé. Miedo, confusión, una sensación de flotar en un lugar sin dimensiones, de avanzar hacia delante, de ser arrastrada hacia delante… ojos brillantes, malignos, rapaces. Una mano esquelética tendida hacia mí, ofreciéndome seguridad, olvido… -Aerilaya frunció el ceño-, creo. No sé. Eso también es muy impreciso, muy nebuloso y difícil de recordar. Igual fue una alucinación durante el despertar de la resurrección. Pero de las pesadillas nocturnas no recuerdo nada, absolutamente nada.

Suspiró.

-No quiero que te canses -insistió-. Y recuerda que debemos ser capaces de reaccionar rápido a una amenaza nocturna. Pero no pienses que rechazo tu magia. Eres muy amable queriendo ayudarme.

Miró severa a Aerel, pero extendió los brazos para que su familiar saltase a ellos. -Bah, es un pequeño liante. Aunque a veces es más sensato que yo.

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01/02/2016, 10:45
Cade Celwen

- No Naewen, como te digo ni les culpo ni mi vida ha sido tan mala.- Explicó Cade algo distante.- Mi relación con los de mi sangre es algo del pasado. Hay cosas que no tiene sentido remover, no harían bien a nadie. Creeme, lo se.- Añadió con convencimiento y un punto de tristeza, como si su don le hubiese robado hasta la posibilidad de tener esperanzas por algo así, de intentarlo aunque después fracasase.

- ¿Huyendo? No exactamente, pero digamos que prefiero no darle oportunidades a mi antiguo patrocinador de recuperar su inversión.- Explicó el joven con sencillez.

Y sin embargo el joven se vio incapaz de responder al alegato de la elfa sobre su normalidad y las posibilidades de futuro que tenía. Al principio a Naewen le pareció que Cade se había quedado molesto por sus palabras, pero una mirada a los ojos del joven le hizo ver que no era así. Había gratitud, alivio por sentirse comprendido pero también otros sentimientos, algunos de los cuales podrían haber turbado a alguien menos curtido.

- Gracias.- Fue todo lo que pudo decir mientras suspiraba fuertemente.- Helgya es una gran muchacha, pero para ella las cosas son lo que son. Y aunque se que le caigo bien, y en parte por eso me acompaña, también se que espera que haga grandes cosas. Todos parecen esperarlo. Gracias Naewen, ha sido refrescante sentirme así.- Añadió Cade con la primera sonrisa, que Naewen hubiese visto, que no parecía de alguien con el doble o el triple de edad del joven.

- Yo... lo siento.- Respondió Cade tras un instante de vacilación, tanto por haber “visto” algo del pasado de la elfa como por otra cosa.

- Sufriste mucho cuando te apresaron. Solo eso, es más una impresión que algo que sepa realmente.- Suspiró Cade que parecía algo amargado por perder su momento de “normalidad”.- Hay veces que no entiendo a las personas ¿Como pudo alguien hacerte esas cosas a ti?

- No necesito tocarte.- Dijo sonriendo el joven, aunque era obvio que precisamente tocarla era algo que le apetecería, y mucho. Pero poco después añadió algo con seriedad y autoridad.- Esta noche no tendrás pesadillas. Velaré tus sueños. Y tranquila, es algo que igualmente iba a hacer. No duermo de forma normal desde que cumplí los siete años.

- Es una buena persona.- Asintió Cade mirando a Aerel.- Solo es que yo... no tengo mucha experiencia con el mundo.

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01/02/2016, 13:51
Aerel

Aerel saltó a los brazos de su maga cuando ella los extendió hacia él, aunque no sin antes dar un topecito con el escamoso morro en la mano de Cade.

"Sólo le he indicado que tenemos una casa aquí cerca", le dijo a su maga. "¿Querías o no más amistades? No podemos limitarnos a Max y a Tsadok"

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01/02/2016, 13:53
Naewen

Aerilaya parpadeó. "Está bien, pero no seas malo. Que te conozco", le dijo a Aerel.

-Desde luego, nadie mejor que tú puede valorar si tiene sentido o no un reencuentro con tu familia. Yo no puedo juzgar, sin saber y desde fuera. Pero sí que te puedo decir que yo sentía lo mismo que tú, y al final estaba equivocada. Solo me engañaba a mí misma. Volver, aunque fuera solo por un día, ayudó a cicatrizar unas cuantas heridas que ni siquiera sabía que tenía sangrantes. Pero la experiencia de una persona no tiene por qué ser la de otra, por supuesto… -Hizo una pausa-. Aun así, si algún día cambias de opinión… recuerda que hay opciones para visitarlos sin que nadie se entere. Si no las conoces, hay gente que podría ayudarte. Yo misma, por ejemplo.

Meneó la cabeza.

-Sí, las excesivas expectativas hacia uno siempre resultan molestas, sobre todo cuando uno no tiene claro qué hacer con la propia vida. Pero uno no puede ir buscando un destino de grandeza. Ya te alcanzará éste si debe ser así. Una cosa es no dar la espalda a una tarea que puedes hacer mejor que otros, y otra perder la oportunidad de vivir la vida sólo por las expectativas de otros. No me des las gracias, simplemente  te mereces tener una vida -y bromeó, pasando a un tono ligero-: Ojala pusiera parecer más a menudo así de sabia en vez de la cabeza loca que me apaño para ser.

Se encogió de hombros, seria de nuevo. -Hay gente a la que no le importa pasar por encima de otros, solo sus propios objetivos y querencias. Y a los ojos de esa gente, yo sólo era un recurso más, alguien a utilizar. Supongo que no muy diferente a tus patrones de Cheliax. La diferencia es que mis custodios no eran suaves. Algunos no eran tan malos; eran corteses mientras yo hiciera lo que querían, me dejaban mi espacio personal, y me permitían pequeñas comodidades. Pero otros… -Se interrumpió, en realidad no deseaba hablar, y ni siquiera pensar, en Vairocana o Inayat-. Da igual. Es pasado. Hay gente que es así, eso es todo. Pero tranquilo, no te disculpes. Estoy acostumbrada a los adivinadores de muy diversa índole. En mi familia hay muchos volcados hacia ese tipo de magia... magos, no algo como lo tuyo, pero sigue siendo un rato indiscreto estar con algunos de ellos. Mi hermano incluso tiene un don muy raro y potente. Mi maestro de la infancia fue un adivinador, y mi actual mentora es quizás de las mejores adivinas que haya sobre este planeta. Pse. Si temiera tanto que viesen en mí, a estas alturas ya me habría vuelto loca o ermitaña. Tú sólo te añades a la cola de mis conocidos cotillos -sonrió-. De hecho diría que no eres el más "entrometido" en ese sentido, aunque tampoco el menos. Así que si buscas sentirte algo más "normal", te dirías que estás en el medio de la escala con que mido a mis conocidos con este tipo de capacidades. Todos las tenéis de muy diverso origen y no funcionan igual, pero da igual, sois todos unos cotillas.

A pesar de su tono ligero, casi bromista, Aerilaya le miró para hacerle ver que era cierto no le temía. Después de todo, ni ahora tenía el miedo que había tenido hasta hacía no tanto a su propio pasado, ni mentía cuando había dicho que no era el más indiscreto de sus conocidos. Elastara o su hermano parecían bastante peores en cuestión de dejarla sin rincones interiores que ocultarles. No es que fuese agradable sentirse de cristal ante miradas ajenas, pero había cosas peores… al menos, ahora. Unos meses antes, unos años antes, probablemente habría rehuido a Cade en lo posible.

-Yo misma puedo ser un rato indiscreta si quiero serlo, en ese sentido. Aunque no suelo emplear de base ese tipo de magia… por educación, ya sabes. -Se encogió de hombros.

Aerilaya se sintió intrigada ante la capacidad de Cade para velar sus sueños. -¿Cómo funciona eso? -preguntó con curiosidad, pero inclina la cabeza-. Muchas gracias. Pero no te canses conmigo, ¿vale?

La elfa sonrió cuando Aerel rebulló en sus brazos para inclinarse sobre Cade y morderle cariñosamente los dedos, como hacía siempre cuando quería jugar o transmitir ánimos. Aerilaya sabía que su familiar nunca hacía daño cuando mordía así, aunque a veces gente que no lo conocía se asustaba ante el mordisco.

-La experiencia mundana se consigue simplemente viviendo. Eso es algo que muy pronto adquirirás, lo quieras o no -observó Aerilaya, volviendo a levantarse para irse-. Eres una buena persona, Cade. Me alegro de haberte conocido.

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01/02/2016, 18:35
Cade Celwen

- No me has entendido.- Dijo con suavidad el joven.- SÉ que esa reunión no provocaría más que dolor e incomodidad a todas las partes.

- Mi destino no va a ser normal por mucho que lo pretenda, eso lo asumo. Pero para Helgya soy algo más que un hombre, soy una “voz de los dioses” alguien que “habla con la autoridad de los mismos dioses”. Y sinceramente ni siquiera se si tiene más razón que los sabios del sur. Aun así es mucha presión, en el fondo solo soy un joven al que todo esto le viene grande.

- Yo... no pretendo cotillear, en serio. Pero requiere esfuerzo y autocontrol mantener mi don atado, y me temo que entre el cansancio y... eso, pues me cuesta más de lo normal. Lo siento.- Explicó el joven sonrojándose de nuevo dando una indicación bastante clara de a que se refería con “eso”.

- Cuando me relajo para dormir en vez de conectar con los sueños, sean interiores o exteriores, me convierto en lo que algunos llaman un “soñador lúcido”. Me muevo absolutamente consciente entre los sueños interiores y exteriores, y dado que no tengo opción a elegir en eso no me cuesta nada interceptar tus pesadillas.- Dijo el joven demostrando una vez más que tenía una educación por encima de la media.

- ¿Cansarme? ¿De ti? Imposible.- Sentenció el joven que intentó sonreir a pesar de lo nervioso que se veía.

- Yo... yo no... yo...- Tartamudeó el muchacho ante los cumplidos de Naewen antes de serenarse un poco.- Tu si que eres buena Naewen, y muy bella...

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03/02/2016, 13:05
Naewen

Aerilaya inclinó la cabeza ante la seguridad del joven de que visitar a su familia sólo traería disgustos. -Entonces no digo nada más. Como ya he dicho, la experiencia de una persona no siempre se puede reflejar en otras.

Tampoco comentó más acerca de su destino, pues no tenía más consejos útiles que dar. Ya le había recomendado que no se dejase mangonear por las creencias de otros y que se construyese una vida, pues si era verdad que estaba destinado a algo grande (y Aerilaya no creía mucho en destinos predestinados; uno se labraba su propio destino, para bien o para mal), ya le alcanzaría independientemente de si decidía amargarse la existencia o disfrutarla.

-No te preocupes por tu don. No me incomoda. Ya te he dicho que he tenido trato con personas bastante más indiscretas que tú.

Asintió interesada ante la explicación de él sobre su influencia en los sueños. -Qué curioso. Aunque también muy indiscreto, los sueños remueven muchas cosas de nuestro subconsciente -dijo, risueña-, algunas de las cuales ni siquiera tenemos conciencia de ellas.

Pero suspiró y la acarició la mano a modo de despedida, conmovida y halagada a la vez por la vulnerabilidad del muchacho y su obvia admiración. -Es muy halagador que tengas tan alto concepto de mí. Aunque no es realista, por desgracia.

Aerilaya hubiera querido alargar la conversación un rato más, pero aun había mucho trabajo que hacer y el día siguiente sería duro.

-Descansa, Cade. Ten una buena noche.