Partida Rol por web

Marcus sólo musitó de pasada una respuesta a la pregunta de Naewen referente a qué le interesaba para investigar en bibliotecas de universidades. – Mi tatuaje… - Comentó en voz baja.

Con eso dio por cerrado el tema, al menos hasta que estuvieran en un lugar más privado pues el explorador no gustaba mucho de hablar de aquel tema, y menos después de que Naewen y Selt le comentaran el posible origen de aquel tatuaje.

Sí, tal y como decía la elfa, más tarde debían de hablar de unas cuantas cosas.

En Casa Tenna, tras la revisión inicial, Marcus se permitió el lujo de relajarse un poco.

Escuchó la retahíla de palabras que la elfa mencionaba, dando por sentado que todas serían alimentos de uno u otro tipo. Le extrañó y se impresionó. Por mucho que creía conocer sobre la naturaleza y las criaturas que le habitaban, todos aquellos nombres no le sonaban de nada. Era como si Naewen estuviera hablando un idioma por completo desconocido para él.

Miró a Seltyiel. – Todo eso que ha dicho… ¿existe? – Preguntó con cara asombrada, pero medio en broma.

Escuchó los nombres mencionados posteriormente por Naewen y procuró memorizarlos y asociarlos con sus cargos y parentescos familiares. Iban a conocer a mucha gente, gente importante, y aunque no tuvieran nada que ver con la vida de Marcus, prefería ser educado y no faltarles al respeto a ninguno. Mejor si sabía cómo referirse a ellos.

Entre consortes, amantes y demás, Marcus no estaba seguro de si estaban en Eurythnia o en una diócesis de Calistria… Casi parecían lo mismo. Pero sólo casi.

Esperó a que Naewen se marchara y se acordó entonces de algo.

- Selt, - preguntó repentinamente, - los archimagos eurythnios… ¿tienes idea de si tienen límites a la hora de escoger a sus aprendices? No sólo en poder… me intriga también por edad. Es decir, ¿escogerían a alguien a quien consideraran demasiado mayor para aprender? – No estaba seguro pero sospechaba que no era posible considerar a alguien demasiado joven para comenzar estudios arcanos.

-Sí, estuve en Nidal una vez. Pasamos por allí en nuestro viaje al sur cuando acompañé a Nheran. Y sí, es un país horrible y poco hospitalario -concuerda Selt-. Allí hasta los nobles viven asustados.

Cuando Marcus mencionó su tatuaje, Selt miró a Naewen, a ver si había hecho algún progreso. -En la Universidad Leroung no creo que encuentres mucha información de eso -le dice sin embargo a Marcus dudoso-, piensa que Azlant quedaba muy lejos y esta es una ciudad de provincias. Será más fácil en Absalom y otros sitios. Aquí imagino que de historia antigua sepan más de Thassilon… ¡y te aseguro que no es que sepan demasiado!

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En Casa Tenna

Seltyiel prefería los ambientes distinguidos, pero no es que no supiera comportarse en sociedad. Esboza una sonrisa encantadora hacia la recepcionista, alegrándose de haberse vestido bien para la visita.

Sonríe ante la broma de Marcus.

-Los maxmax son una golosina de los bárbaros shoanti… grasa de gacela de las Tierras Ardientes en escabeche y rebozadas en azúcar. -A Selt le parecía muy fuerte y creía podía apostar a que Naewen ni las probaría, pero supuso que le gustaría a Air'his y probablemente también a Marcus. A él le llamaban más las ensaladas que había mencionado la recepcionista-. Es popular en la ciudad a pesar de su origen.

-La garra de acantilado es… como una langosta, pero a mala leche, mucho más peligrosa. Las pescan más allá de la bahía, aunque es un trabajo peligroso. Más de un pescador ha perdido la vida en la labor. Pero tienen un sabor muy apreciado por aquí y son nutritivas. La plebe también las come, pero sin la salsa de thileu. El thileu es un árbol que solo crece por estas regiones, pero en zonas silvestres. Su corteza produce una especia muy valorada, y según como se la trate, también una droga alucinógena. En Puerto Enigma comerciamos más con la droga. Pero tanto la especia como la droga son escandalosamente caras. No se consigue tanta corteza de thileu al año… y mucha la traen las caravanas varisias en sus recorridos nómadas.

-Ah, pero las ostras son una delicia de la bahía. Los korvosanos están muy orgullosos de ellas. Las llaman ostras alikanas porque se recogen en la Bahía de Alika. Santa Alika fue una heroína local, una vidente de Pharasma, de los tiempos de la fundación de la ciudad. Sus visiones salvaron a la ciudad de ser quemada por los bárbaros shoantis… pero ella murió durante ese asalto a la colonia. Y la aleta mahktasha es también una de las mejores delicias de la cocina korvosana. Es aleta de un tiburón local, muy bien especiada y cocinada. Yo no soy mucho de ostras ni carnes, pero la aleta y la garra de acantilado en salsa de thileu me parecen de lo mejorcito de la cocina korvosana. También los pasteles que por aquí llaman "empujadores". Si no fuera porque con todo lo que ha pedido Naewen ya vamos a salir rodando y parece que aun tenemos la comida en casa de Lucien, diría de pedir alguno de esos para los que probéis.

Selt se muestra muy interesado ante la oportunidad de conocer a varios eurythnios y a la prima de Lucien… la cual se pregunta cómo será.

-Me gustará mucho conocerlos a todos. ¿El señor Olhas tiene otro tratamiento que señor?

Pero cuando Naewen sale a buscarlos y Marcus le pregunta, Selt se encoge de hombros. -No tengo ni idea. Tienes que entender que Thassilon es una leyenda y que todo lo que sabíamos de ellos eran especulaciones, mitos y fragmentos de historias recogidos de los libros que se encontraban en los monumentos que han dejado desperdigados por toda Varisia. Nadie sabe bien cómo vivían ni cómo eran. Las historias que han sobrevivido son… exageradas. Como esas que dicen que la capital de Shalast estaba íntegramente pavimentada en oro puro. Imposible… Pero quizá ese tal Olhas esté buscando aprendices. Quizá por eso haya querido reunirse con nosotros, o quizá sea solo un poco cotillo -sonríe-. Creo que pronto lo averiguaremos. No creo que les importe que se lo preguntemos. Diría que después de encontrarse su mundo roto de modo irrecuperable tendrán ganas de contar batallitas de los viejos tiempos.

Korvosa, mediodía del 24 de Sarenith, día del juramento, del 4710

Los tres eurythnios y la korva subieron junto a Naewen y pronto os quedó claro el contraste entre ambas parejas. Elphren era serio y adusto, aunque no era un carapalo precisamente tampoco parecía tan histriónico como los otros dos eurythnios. Olhas y Volemak por su lado eran actores natos en su salsa, se zambulleron en las complicadas aguas sociales de aquella sala como solo hacían los diplomáticos más expertos y los bardos más descarados. Melissa por su parte es de esas jóvenes tímidas y sencillas, pero inteligentes y simpáticas, que hacen surgir amabilidad incluso en la persona más tosca.

El carácter “peculiar” de la sociedad eurythnia se reflejo cuando Volemak reconoció que había venido sobretodo esperando convencer a Naewen de practicar actividades sexuales. Lo dijo como si fuese algo de lo más natural, como el que va a una fiesta esperando charlar con alguien sobre algo. Olhas también protagonizó un pequeño momento de shock cultural cuando interrogo a Airhis con una curiosidad muy directa sobre sus hábitos sexuales.

- Así que vosotros sois compañeros de Naewen…- Dijo aquel joven medio desnudo de radiante melena dorada con una sonrisa contagiosa- disculpad pero aun me cuesta hacerme a la idea sobre eso que llamáis “aventureros”. Por lo que me ha comentado Naewen casi parece que hablemos de los bandidos de…- añadió deteniéndose para chasquear la lengua contrariado- bueno supongo que de los muy viejos tiempos.

Selt encuentra fascinante tener la oportunidad de charlar civilizadamente con gente de una raza que se había creído extinta, con gente que bien hubiera podido salir de las paginas de un libro de historia vivita y coleando. Claro que no le sonaban esos nombres, pero pocos nombres habían sobrevivido a la criba del tiempo, más allá de los siete señores rúnicos. Y más fascinante aun por no saber de que pie cojeaban.

Eso sí… un rato exóticos para ser los monstruos que las leyendas les achacaban. Selt encuentra enormemente chocante sus vestimentas. Cierto que la túnica de Naewen y las pintas de los dos sacerdotes habían sido una pista, pero no esperaba tanto descaro a nivel general. Ni siquiera los elfos, calistrianos en mayoría, optaban por ese tipo de moda. Pero Selt no puede menos que fijarse en las runas de sus cuerpos, preguntándose para qué servirían y que magia les proporcionarían.

Pero había una dama presente y Selt tenía sus propias y particulares prioridades en cuestión de cortesía. Le sonríe, acercándole una silla, aunque al mismo tiempo dirigiéndole una mirada a Elphren como diciéndole que no pretendía levantar novias, amantes, o lo que fuera.

-¿Melisa? Es un nombre muy bonito. Naewen nos ha dicho que eres la prima de Lucien. ¿Así es como conociste a Elphren? ¿Cómo es eso de ser pionera en tratos culturales? -Le dedica una sonrisa encantadora-. ¿También eres maga?

Y luego a Elphren, conciliador pues no quería ganarse la enemistad de un mago del copón: -Así que eres el compañero de Naewen. Nos ha hablado un poco de vuestro maestro, parece un hombre muy importante. ¿Cómo encuentras la era actual? ¿Y Korvosa? Oye, siento si estoy siendo muy informal. ¿Habría que hablaros de vos a todos?

Pero se vuelve hacia Olhas. -Es un honor, señor Olhas. Disculpad si me muestro muy descarado, pero no tenéis aspecto de archimago. En mi mente los archimagos humanos tienden a ser viejos cargados de años y mal humor. Ya sabéis, barba blanca y todo lo demás -dice Selt, pero con un tono simpático que indicaba que hablaba en broma… al menos en parte, je-. ¿Sería muy descarado por mi parte preguntar sobre vuestro trabajo en Eurythnia?

El elfo escucha la respuesta de Olhas, pero ante su pregunta se echa a reír, aunque entiende aquella ultima reaccion de él, contrariada, al imaginarse lo que tendría que haber sido despertar tan a destiempo, en un mundo totalmente cambiado y con toda la gente que conocían muerta milenios atrás.

-No tanto, no tanto. Aunque tampoco está muy desencaminado eso según el tipo de aventurero. En mi caso me he dedicado a eso no demasiado tiempo, y desde una vertiente... arqueológica, digamos. En Varisia la actividad aventurera favorita es desenterrar y explorar los monumentos y ruinas que dejasteis atras. Impresionantes todas segun baremos actuales. Ese tamaño... ¿puedo preguntar por qué monumentos tan grandes? Son impresionantes, sin duda, pero parece... un despilfarro, tan grandes.

Pero luego explica, poniéndose serio: -De todas formas, la mayor parte del tiempo la dedico a negocios, no a aventuras. Y... bueno, he hecho mis pinitos con el Arte. Pero imagino que vos considereis mis pobres conocimientos bastante insuficientes. Hablais muy bien el taldane, por cierto. Casi sin acento.

Selt se vuelve hacia los otros eurythnios también. -¿Puedo preguntar por vuestras vidas… antes de la Piedra, ya sabéis? Thassilon es una leyenda en la actualidad, es increíble poder hablar con gente que vivió en esa época y conoce algo más que un puñado de mitos.

Selt encontró divertida, aunque demasiado directa, la actitud echada hacia delante y que se aparten los que puedan de Volemak. Le evalúa con franqueza y simpatía, aunque se le ocurre que aquellos eurythnios tienen una ventaja de lo más injusta.

-Ah, quién no acudiría a reuniones aburridas y a la guarida de un dragón si hace falta por nuestra hermosa Naewen -dice Selt con desparpajo-. ¿Puedo preguntar de qué se ocupa un ingeniero arcano, Volemak? ¿Cómo es ser un aprendiz en Eurythnia?

Pero Selt reprime la risa ante la pregunta directa de Olhas a la semiorca. A saber con qué saldría Air'his.

-Cierto, los orcos aun no habían salido a la superficie en vuestros tiempos. Son una raza nueva para vosotros, ¿no es así?

Marcus comprobó cómo Selt se animaba repentinamente. Desde luego parecía entusiasmado por tratar con esas personas. Y aunque era cierto que pertenecían a una cultura muy distinta y que habían creído extinta durante milenios, seguían siendo personas.

El explorador sonrió, se levantó y saludó a todos y cada uno de los recién llegados con educación.

- Maestro Olhas, Aprendiz Volemak, Aprendiz Elphrem… - Inclinó la cabeza levemente ante cada uno de ellos.

- Melisa. – Saludó a la joven inclinando la cabeza también, mientras Selt le ofrecía un asiento a la muchacha.

- Es todo un honor poder conversar con todos ustedes. – Dijo sincero. Había muchas cosas de su modo de comportarse y sus costumbres que no encajaban con la forma de ser de Marcus, pero el humano estaba ahí para aprender y saber más sobre ellos. Le intrigaba conocerlos. No porque le atrajeran ellos o su magia, sino más bien por saber cómo era posible que hubieran engatusado a alguien tan inteligente como Naewen. Aunque creía saber la respuesta, pese a lo que la elfa les había dicho.

- Como ha preguntado mi amigo, – dijo mirando hacia Seltyiel, - ignoramos si hay que seguir algún protocolo a la hora de dirigirnos a… - no sabía muy bien qué decir ahí, asi que se decidió por una forma considerada culta en algunos círculos y arcaica en otros. – vuesas mercedes. Disculpad nuestra ignorancia. –

Sonrió procurando parecer encantandor. Y permaneció en pie hasta que los cuatro recién llegados y la propia Naewen se hubieron sentado.

La verdad es que el saludo de Selt había sido de lo más protocolario, pero el resto de sus preguntas un tanto indiscretas. Marcus se alegró de no haber sido él quien pudiera haber metido la pata en esa ocasión. Aunque suponía que no habría ningún problema por la actitud del elfo.

Soltó una leve carcajada ante la pregunta de Olhas y la respuesta de Seltyiel.

- Cierto es que según cómo se lo hayan explicado podríamos encajar en la definición de bandidos… pero nosotros cuatro aquí presentes no somos unos bandidos. Puedo asegurárselo. – Dijo divertido. Se encogió de hombros después… - Tampoco somos unos saqueadores de tumbas… - la explicación de Selt casi les dejaba en ese lugar. – Cada uno se gana la vida como puede. Después de todo la magia… y de hecho una magia tan poderosa como la vuestra, no es nada común hoy en día. – Explicó.

- Como dice Selt, apenas sabemos nada del Thassilon antiguo… aunque se cree que muchos de sus habitantes dominaban bien el Arte… por lo que no necesitaban dedicar sus vidas a otras profesiones. – Explicó. – Los tiempos cambiaron. – Dijo con calma. – Menos magia y de menor magnitud en el mundo obligó a las sociedades a no depender tanto de ella. – De ahí que hubieran surgido aventureros entre otras cosas.

La conversación continuó por otros derroteros y de nuevo, aunque le molestó lo directo que fue Volemak con Naewen, Marcus no era quién para hacer o decir nada. Costumbres. Raras costumbres a las que él no se adaptaría, estaba seguro. Le sorprendió también escuchar que en tiempos del antiguo Thassilon no existieran todavía los orcos… o que no fueran conocidos, asi que esperó con interés la reacción de Air'his. Confiaba en que la druida no se tomar a mal las palabras del mago.

- Si, podría decirse así.- Respondió Melisa con una sonrisa contagiosa a la primera pregunta de Seltyiel, como si le hiciese gracia por algo la pregunta. Y entonces con una mirada inteligente y una sonrisa algo más sarcástica preguntó ella al elfo.- ¿No conoces mucho al primo Lucien no?

- Aunque hablas como él.- Rio divertida con una risa franca y espontanea ante su segunda pregunta para después sonrojarse evidentemente al pensar la respuesta.- Es complicado, y a la vez apasionante, pero la que de verdad hace eso es Illyria, yo estoy más a resguardo gracias a Elphren y al primo Lucien.- Respondió arropándose más en el brazo que el serio mago tenía sobre su hombro.

- ¿Yo?- Preguntó divertida a su vez respecto a si era maga.- Oh no para nada, no podría. No valgo para esas cosas.- Dijo la muchacha modestamente y con naturalidad.

Tras esto Elphren se agachó a preguntarle algo en tono de confidencia haciendo que ella negase y comenzase a explicarse en un idioma extraño de forma un tanto torpe. Seltyiel solo cayo al final que era thassilonio, un idioma muerto y del que nadie recordaba la pronunciación (hasta el regreso de los thassilonios claro). Todos los eurythnios de la sala se quedaron sorprendidos y se pusieron inmediatamente a reír divertidos.

- No soy el amo de Melisa.- Explicó Elphren en un taldane con bastante acento consiguiendo que Melisa enrojeciese aun más si cabe.- Si la consideras atractiva y te interesa sexualmente ella es la única a la que debería importarle.

- ¿Importante? El maestro es mucho más que importante. En el viejo mundo era considerado una leyenda viviente y aquí… Bueno, no es por ofenderos pero lo que he visto de vuestro mundo resulta… bárbaro, disminuido. Nos es casi tan doloroso ver el estado en que se encuentra el mundo como pensar en todo lo que jamas volveremos a ver. Pero estamos vivos, sobrevivimos y traeremos de nuevo civilización a este bárbaro, aunque a su manera fascinante, mundo.- Añadió recostandose, casi imperceptiblemente, un poco más en Melisa.

- Pero a pesar de tanta barbarie tenéis potencial, tanto potencial desaprovechado…- dijo echando una mirada a Naewen casi como si pensase en otra persona.- Pero como dice Lucien es una oportunidad para hacer hacer las cosas mejor, para tener cimientos aun más sólidos.

- No.- Respondió el mago (que parecía aun más joven que Marcus) con una sonrisa amable.- No estamos en la corte. Además vosotros no tenéis ninguna categoría social por la que regirnos según las viejas costumbres, aunque por lo que veo en vuestras auras todos seríais aptos, así que no os preocupeis por esos formalismos.

Volemak y el señor Olhas tomaron asiento con su desenvoltura habitual, saludando a todos, mientras que Elphren se limitó a dedicar una inclinación de cabeza amable pero silenciosa, en su estilo poco hablador habitual que a veces parecía descortés, pero que en realidad no lo era. Aerilaya dedicó a Melisa una sonrisa maternal, sabiendo que la joven era tímida.

Elphren siempre destacaba al lado de otros eurythnios y esta vez no era una excepción. Donde Olhas y Volemak llevaban vestimentas ligeras de tela muy fina o incluso translucidas, que cubrían más bien poco, Elphren estaba tapado de la cabeza a los pies con una túnica larga con capucha, aunque de los colores fuertes que parecían gustarle y con un llamativo broche sihedron que Naewen sabía que le servía para comunicarse con el maestro, entre otras propiedades mágicas. Los rasgos de Elphren quedaban oscurecidos por la capucha, pero ella alcanzó a ver su expresión ante la mirada de Seltyiel que indicaba que no tenía interés en Melisa.

Aerilaya suspiró cuando él se inclinó para preguntar en thassiloniano a Melisa, enfadado, qué pasaba con el elfo. Melisa se apresuró a tranquilizarlo, aunque contestando torpemente, pues no se le daban bien los idiomas y le estaba costando aprender a hablar correctamente uno tan complejo como el thassiloniano. Aerilaya ya lo hablaba casi sin acento, pero a ella siempre se le habían dado bien los idiomas, y más desde que había empezado sus viajes por culturas lejanas y se había visto obligada a aprender más de uno para poder comunicarse.

Elphren se tranquilizó y le explicó a Seltyiel que él no era el dueño de Melisa. Aerilaya supuso que aquel comentario no aclararía mucho más a sus compañeros, así que se apresuró a añadir su propia explicación.

-En la cultura eurythnia sólo los esclavos no tienen libertad de elección en cuanto a qué hacer o con quien relacionarse, o con quien tener relaciones sexuales -les explicó-. Ser pareja, incluso en una relación legal como el consortado, no supone exclusividad sexual. Elphren había creído que habías insultado a Melisa, Seltyiel, negándole su derecho a decidir, un insulto bastante grave… era como llamarla esclava o no-apta… es decir, inútil. Todo está aclarado ahora… costumbres diferentes

Aerilaya dedicó una sonrisa al serio Elphren. Era imposible que Elphren no le cayera bien, aunque los demás eurythnios le consideraran demasiado raro. Pero Elphren era paciente y cortés, y sólo pedía a cambio que respetasen su intimidad y no le atosigasen. Elphren permanecía tranquilo a pesar de la confusión, como siempre. Los otros dos euryhtnios parecían encontrar divertida la situación, como siempre que se encontraban con una de las "rarezas de aquella nueva era". Melisa en cambio estaba algo ruborizada. Para Aerilaya era un misterio cómo podía ser tan tímida con un primo tan lanzado como Lucien.

Aerel intervino, explicando telepáticamente para que los eruythnios no le captaran… al menos, en principio. "Elphren es muy protector con Melisa. Pero los eurythnios no saben lo que son los celos sexuales. Tienen celos por otras cosas, pero no por eso"

-Melisa es estudiante de la Universidad, y está aprendiendo a dirigir ciertos negocios familiares de los que pronto tomará plena responsabilidad… también colabora en la administración del hospital de Sanrenrae -explicó Aerilaya-. Melisa es joven, pero no vive ociosa precisamente.

Aunque tenía que ser difícil vivir a la sombra de un héroe local y hiperactivo como lo era su primo Lucien, pensó ella, sin decirlo en voz alta.

-Aunque yo no diría que no vales para el Arte, Melisa. Lo llevas en la sangre. Pero no todos desarrollamos los mismos intereses, ciertamente.

Aerilaya asintió levemente con la cabeza a los otros para denotar que el comentario de Elphren de que todos eran aptos era un elogio, para la mentalidad thassiloniana.

-Los eurythnios sienten mucho respeto por el primer consorte -les explicó a los otros-, pero adoran a su señora rúnica. Ambos han estado en el poder desde el día en que se fundó la satrapía. Aquí no había las traiciones típicas de otras satrapías.

La espontánea declaración de Volemak, directa y sincera, la divirtió. Volemak le caía bien y esperaba poder conocerlo en más profundidad, pero tenía los mismos problemas culturales que todos los eurythnios, que no parecían entender que podía haber familiaridad y trato amistoso sin una aproximación más carnal.

Se inclinó hacia Volemak y le dio un beso amistoso en la mejilla. -Ay, mi buen Vol, eso no se dice así en un grupo de gente de esta era. Espero que no hayas sido tan directo con esas chicas que hablabais antes, más de una se ofendería ante una declaración tan directa.

-Ninguno de los tres son aventureros típicos, señor Olhas -le dijo al archimago, alegrándose de que Seltyiel siempre fuera discreto en cuanto a la naturaleza de sus negocios. Los thassilonios tendían a ser muy legales-. Quizá he sido yo la que más se ha dedicado a eso de los tres. Marcus era guardia de caravanas hasta hace poco, según tengo entendido. Y sí, Marcus, ellos no conocieron a los orcos. Vivían muy abajo en las Tierras Oscuras durante sus tiempos. Los orcos no salieron a la superficie hasta que la oscuridad cayó sobre el mundo debido al impacto del meteorito que destruyó a Thassilon, Azlant y los demás imperios de la antigüedad.

Le sonrió. -Pero no creo que en la antigüedad fueran tantos los que dominasen el Arte. Sencillamente, era el don de la elite. Una cosa buena de Thassilon es que es una meritocracia. Aquí la nobleza no se hereda, se gana. E incluso un esclavo podía ascender hasta lo más alto si valía. El señor rúnico de la satrapía de Shalast fue un esclavo.

Aquello no quitaba todas las otras cosas malas de Thassilon, pensó Aerilaya, pero era sin duda un punto positivo.

-Aunque el señor Olhas dirá. Supongo que el talento era también más abundante entre los altos azlantis, pero aun así... Además, ¿erais tantos los de la raza pura, maestro?

Asi que Melisa no era maga. Aquello sí que sorprendió a Marcus. Lo que no le sorprendió fue la actitud posterior de Elphren. Visto lo visto se estaba acostumbrando rápido a la mentalidad de los eurythnios, aunque no fuera con su modo de ser. Al menos sabía qué esperar de ellos.

Y de nuevo mencionaron la barbarie del mundo. Como si en su época no se hubieran cometido actos igual de bárbaros o peores. Qué fácil era ver los defectos ajenos y nunca los propios.

Por cortesía Marcus permaneció callado. Las siguientes palabras de Elphren le mostraron que, ciertamente, no hablaba con malicia, sino con una honestidad dura, aplastante y demoledora. De hecho parecía tener buenas intenciones.

Sus palabras sobre las auras intrigaron a Marcus hasta el punto de querer preguntar, pero vio el asentimiento de Naewen y decidió dejar pasar la oportunidad. Debía ser algo positivo a todas luces aunque el explorador se preguntaba si vería lo mismo en el aura de cada uno o sólo patrones generales. ¿Y en el aura de Air'his?

Bueno, era algo que seguramente no descubriría por el momento.

Sin embargo la explicación de Naewen acerca de la ocupación de Melisa llamó la atención de Marcus.

- Disculpad Melisa… ¿Puedo preguntaros qué tipo de conocimientos pueden estudiarse en esa Universidad? ¿Qué se estudia allí? ¿Historia? ¿Filosofía? ¿Religión? ¿Idiomas? ¿Geografía?... Hay tantas cosas, que me gustaría saber algo más concreto. – Explicó.

- ¿Qué requisitos piden para matricularse allí? – Preguntó de nuevo. – Supongo que a un extranjero como yo le resultara cuasi imposible acceder, pero nunca está de más preguntar e informarse. -

Selt se siente sorprendido cuando ve que Elphren parece enfadado, aunque le interesa más el idioma en que hablaba. Sonaba complejo y con cierto ritmo que le pareció curiosamente familiar aunque no entendía una sola palabra. Pero fue al escuchar hablar a la muchacha, que pronunciaba más lentamente y con dificultad, cuando al fin entiende, ¡aunque seguía sin entender lo que se decía! (joo)

Thassiloniano. Selt conoce el idioma, lo había estudiado con los criptarcas de Puerto misterio. En su versión escrita, claro. Nadie tenía idea de cómo se pronunciaba, porque hacía más de diez milenios que nadie lo hablaba. Excusando tal vez a Aroden, el Último Azlanti, pero el dios muerto no contaba, je. Y en todo caso hacía un siglo que Aroden había muerto también.

Se siente aliviado cuando Naewen aclara lo que estaba pasando. Selt parpadea. Diferencias culturales… bien, a los elfos tampoco les hubiera gustado una reacción como la de él, aunque no se habrían enfadado, sino que se habrían reído de él. Pero Selt había reaccionado instintivamente a cómo pensaría un humano típico.

-Lo siento. No pretendía insinuar nada semejante. Estoy seguro de que Melisa es una joven con muchos dones y talento. Sólo pretendía no ofenderos, Elphren -le dice al mago rúnico-. Los humanos de esta era tienden a ser muy celosos y posesivos con sus novias y cónyuges y yo sólo quería ser educado con Melisa.

Selt decide reencauzar la conversación antes de que surjan más malentendidos, aunque los otros dos eurythnios parecen muy divertidos con la confusión. Selt les dedica una mueca desenfadada en su estilo desinhibido habitual.

-Pero no vamos a negarlo, este es un mundo más bárbaro que el vuestro. Vuestros imperios crearon ciudades impresionantes según todos los baremos actuales, y por lo que hemos visto en las ruinas que han quedado, valorabais mucho más el arte y la magia, por no hablar de que vuestra ingeniería y conocimiento del multiverso parecía ser mucho mayor que el que hemos alcanzado nosotros. Pero no nos subestiméis, en otros sentidos hemos evolucionado un paso más allá de vosotros. ¿Es lógico, no? Somos los proverbiales enanos, pero enanos subidos en los hombros de los gigantes de antaño.

Les sonríe, campechano. -Así que aunque seamos más pequeños que vosotros, vemos un poco más lejos. Este es un mundo muy rico y variado, observad cuantas culturas diferentes y naciones hay ahora, todas diferentes y todas con algunos logros propios. Hay mucho que podremos aprender de vosotros pero estoy seguro de que también podemos ofreceros algunas cosas que desconocéis.

Las calabazas de Naewen a Volemak divirtieron a Selt, aunque eran más que esperables. Al menos Naewen era suave en sus negativas, las elfas podían ser muy bruscas ante un ofrecimiento tan bárbaro (para criterios élficos) y directo. Y Naewen además parecía ser mucho más seria en ese aspecto (y otros) que el resto de los elfos.

-Volemak, permíteme darte un consejo, por favor. Cuando quieras entrar a una elfa, prepárate para un juego de cortejo e insinuaciones que dure un tiempo. Y en cuanto a las humanas… son mucho peores, sobre todo en una ciudad como ésta. La ciudad en la que vivo es un tanto caótica, para definirlo suavemente, y hay menos reglas sociales, pero en una ciudad tan "fina" como Korvosa las mujeres no consideran respetable acostarse con hombres fuera de relaciones formales. Así que para que acepten hay que… trabajárselo… y sobre todo, ser más discreto -le dice al eurythnio. Y le sonríe-. Lo sé, lo sé. Son costumbres extrañas para vosotros. En cierta manera para mí también lo son. Mis padres tenían costumbres diferentes a los de los humanos y me enseñaron según ellos pensaban.

A pesar de todo la mirada de Selt se desvía hacia Naewen. No pegaba con la cultura eurythnia, en serio que no. No se la imaginaba tan desinhibida como los eurythnios parecían ser, si ni siquiera era tan desinhibida como las elfas solían ser. Era mucho más seria y reticente que eso, incluso tenía un puntito distante.

Acababa de darse cuenta de una cosa. Antes había aceptado su comentario de que volver con los suyos no era una opción, que estaba casi exiliada de Kyonin, como una discrepancia que había surgido hacía tiempo y por eso viajaba tanto. Había pensado que Naewen había aceptado y superado aquello hacía tiempo, y bien sabía que para los elfos auténticos eran muy duro sentirse separados de la raza. Pero ¿era así? Naewen era más seria que el resto de los elfos, era verdad, pero ahora Selt se daba cuenta de que había habido también un punto de amargura en sus explicaciones a Marcus acerca de las diferencias de la raza elfa.

 "Aerel, ¿está tu ama bien?", pregunta al dragoncito. Sin duda que si alguien lo sabía era él.

Marcus hizo también algunos comentarios sobre los aventureros. -Hablar de aventureros es algo muy amplio, los hay de muchos tipos. Algunos buscan recuperar el saber o tesoros del pasado, otros buscan explorar el mundo y llegar a donde nadie ha llegado, otros buscan lidiar con monstruos peligrosos y algunos simplemente buscan hacerse ricos de forma rápida. Algunos se lanzan a esa vida en un impulso de mejorar la vida de sus vecinos y protegerlos de peligros, ya sena monstruos o tiranos. Lo cierto es que vivimos en un mundo salvaje y peligroso y a veces hasta ir a la ciudad más cercana es toda una aventura. Hay no pocos monstruos que suponen un buen peligro para el viajero. Quizá el mundo lo tuvieseis más domesticado en vuestra época, no lo sé.

Los comentarios y preguntas de Naewen trajeron a colación el mundo antiguo. Esto estaba bien, Selt quería saber cosas de aquella época. Selt esperó a que el señor Olhas contestara, pero luego se animó a hacer más preguntas propias.

-Antes Marcus y yo tuvimos hablando de cómo sería el aprendizaje eurythnio, señor Olhas. Nos preguntábamos si escogeríais no sólo en nivel de poder y talento, sino también de edad. Y qué requisitos pedís a los aprendices… y condiciones, claro.

Selt no mira a Naewen, pero se pregunta qué habrá aceptado a cambio de aquel aprendizaje, y cuanto estaría ganando. Que había aprendido algo ya en tan poco tiempo era obvio, aquella aura suya era… de lo más gratificante, desde el punto de vista de un humilde servidor.

- Eso no era parte del cortejo, era solo la confirmación para empezarlo.- Replicó Volemak divertido y un tanto confundido, como si no supiese como interpretar las palabras de Seltyiel.- ¿No soléis pedir la venia a vuestras posibles parejas coitales? ¿No es eso un poco… confuso? Por no decir potencialmente incomodo claro.

- De todos modos Naewen es eurythnia.- Desecho finalmente el mago como si aquello lo diese todo por zanjado. Y así lo era para ellos. Podías ser de la raza y cultura que fuese, haberte criado sin conocer Thassilon y llevar solo unos días con ellos. Pero el caso es que una vez te aceptaban eras uno de ellos, no un extraño o el nuevo.

- Naewen te aseguro que esas muchachas eran profesionales.- Dijo el hombre con cierta indignación, como si defendiese la actuación de unas camareras.- Y si…- añadió con un suspiro- el maestro Olauran-dijo con cierta reverencia y amargura, compartida por los demás thassis, al mencionar ese nombre- nos dio una exhaustiva charla sobre las peculiaridades modernas antes de que se nos permitiese subir. Aun así sigo considerándolo un sistema absurdo y contradictorio el de esta cultura. Y eso por no hablar de otras que rayan lo terrible como la keleshita.- Dijo el mago ahogando un estremecimiento seguramente ocasionado por algún libro que le habría conseguido Lucien.

- En cuanto a un ingeniero rúnico- explicó el mago corrigiendo con educación a Seltyiel- no es más que un especialista en la aplicación arcanomecánica de los principios rúnicos. O en otras palabras, somos los que hacemos las cosas de verdad mientras otros dedican su tiempo a “pensar”.- Acabó a modo de pulla amistosa hacía Olhas y Elphren.- Cosas como generadores de abysium, tanques de infusión de djezet, aleaciones estelares, contenedores de noqual, etc...

- Y creo que os confundís en un punto básicos. No somos aprendices, somos aprendices rúnicos. Puede parecer una diferencia sutil pero la diferencia es tanta como crecer a los nueve años y crecer a los noventa.- Explicó el aprendiz, que por su ojos era imposible que tuviese los veintipocos que aparentaba.- En Eurythnia habían decenas de miles de aprendices arcanos, tanto con tutores privados como en escuelas y universidades. Pero solo unos cientos llegaban a aprendices rúnicos, a aprender de un maestro de las runas.- Siguió diciendo el mago con una mirada y una cadencia que denotaban maravilla y fervor.- Y la mayoría de esos cientos fracasaba por el camino.

- Y no, no hay edad para ser aprendiz rúnico. Lo único necesario es que un mago rúnico te acepte como aprendiz, lo cual es complicado. Aunque Naewen y Lucien hagan que parezca que nos hicieron un favor.- Comentó de buen humor en dirección a la elfa como si fuese algún tipo de broma personal.- Y si preguntabais por el aprendizaje arcano básico, bueno todo el mundo lo empezaba una vez hechas las pruebas de aptitud a los cinco años, aunque a algunos nos metiesen en academias arcanas antes de eso.- Añadió como si fuese un recuerdo agridulce.

- ¿A que edad empezáis la escolarización arcana de los aptos actualmente?- Preguntó el thassi como queriendo evitar recordar demasiado del pasado.

Aerilaya puso una expresión extraña, mitad conmocionada, mitad triste, y con algo de nostalgia, ante la rotunda declaración de aceptación nacional de Volemak. Le dirigió una pequeña sonrisa y se frotó de forma distraída la runa tatuada sobre su piel. -Sí, hay culturas muy aberrantes en el tratamiento de los géneros. En algunas culturas por las que he pasado en mis viajes las mujeres son poco más que incubadoras y objetos decorativos. Terrible, desperdiciar la mitad del potencial de una raza así.

La elfa mira con simpatía a Volemak ante la amargura que muestra éste al pensar en Olauran.

-El señor Olauran es el ingeniero social en jefe de Eurythnia, y también uno de los mejores encantadores de la satrapía, lo que es mucho decir, porque aquí todos los magos rúnicos son encantadores -explicó Aerilaya-. También es uno de los principales consejeros de la señora rúnica y el primer consorte. El maestro Olauran supervisa la interacción de los despertados con los nativos de esta era, aunque a Lucien y a mí lo que hace es darnos clases sobre… bueno, sobre lo más básico de sus campos de conocimiento. Los eurythnios llaman a esas disciplinas psicología y sociología, pero en fin, son disciplinas que no se cultivan en nuestra era en ningún sitio, al menos no como lo hacen los eurythnios, que parecen tomárselas muy en serio.

Pero sacude la cabeza ante la objeción de él.

-Ten en cuenta que vuestra magia rúnica es desconocida hoy en día, Volemak. Es difícil distinguir entre arcano y rúnico cuando no se sabe de qué va eso de las runas -dijo Aerilaya, y a los otros-: En todo caso los ingenieros como Volemak y su maestro lo que hacen es crear cosas mediante magia rúnica, sí. Cosas muy duraderas. Como la piedra tratada mágicamente que los thassilonios usan en sus construcciones oficiales. Mirad esa enorme mastaba sobre la que está asentado el palacio real korvosano, y entenderéis lo que os digo. O cualquier otro de los edificios thassilonianos que han resistido once mil años sin apenas sentir el paso del tiempo, perfectamente conservados e impermeables a casi cualquier daño físico. Como le decía a mi maestro el otro día, diría que ése es uno de los grandes logros de la magia de Thassilon sobre la actual. La capacidad de crear cosas duraderas.

Aerilaya hizo una mueca ante la pulla de Volemak. -No seas malo, Volemak -le regañó, sonriendo-. Sé que para vosotros es un gran honor que te acepte un maestro rúnico. También lo ha sido para mí, pero es normal que la gente de esta era desconfíe de vosotros. Tenía que asegurarme de saber dónde me estaba metiendo.

La maga se encogió de hombros. -La edad en la escolarización arcana básica varía mucho según las culturas. En los elfos empieza en la niñez aunque no se asigna a un tutor concreto hasta casi la adolescencia… el equivalente de diez u once años humanos, eso es casi medio siglo para nosotros… yo fui un caso raro, porque me asignaron a mis maestros… eran un matrimonio… siendo muy pequeña. -La elfa adoptó una expresión pensativa al decir esto-. Los elfos no tenemos academias arcanas, en Kyonin se cree más en la atención personal y la individualidad.

>>Entre los humanos es muy distinto, aunque varía según la cultura. En Nex no empiezan la educación arcana hasta los once o los doce, pero empiezan la educación básica no mágica a los cuatro o cinco años y es normal que en las familias de magos empiecen a enseñar a los niños en casa hasta que llegan a la edad en que pueden ser aceptados en una academia arcana. En Nex la educación arcana básica se hace en academias, y el refinamiento postgraduacion con maestros particulares. En Absalom no hay edad concreta, sencillamente se escolariza según el alumno lo necesite, pues aunque las academias arcanas no suelen aceptar antes de la mayoría de edad, a veces se empieza con un maestro particular antes de eso si el niño ha mostrado una aptitud especial... y si los padres pueden pagar al maestro, claro está. Por estas tierras la cosa es mucho más bárbara. La mayoría de la gente ni siquiera recibe educación básica no mágica, y es raro que se empiece con la arcana antes de los quince. Lo normal por aquí es la educación mágica a manos de tutores particulares, ya que hay muy pocas academias arcanas y éstas suelen ser muy caras. En esta ciudad la Acadameae y el Thaumanexus empiezan a aceptar aprendices en torno a los catorce o quince años, y no aceptan a menores salvo en los casos más excepcionales, siendo lo más normal que los aprendices de primer año ya cuenten con dieciocho o diecinueve años.

"¡Ey!" Aerel saltó inmediatamente ante el comentario de Seltyiel. "No es mi ama, es mi maga. Es mi compañera, no mi dueña"

Pero el dragoncito contestó aprovechando que Laya estaba distraída hablando con Volemak. "No, no está bien, pero ya lleva tiempo así. Pero al menos ahora anda ocupada y no tiene tiempo para pensar en otras cosas. Eso le hace bien. Pero mejor dejémoslo. Ya sabes que todo acaba sabiéndose a través del vínculo y acabará cabreada conmigo por contarte estas cosas"

Aerel parecía ser el único que festejó la llegada de la comida, y se lanzó sin dudarlo a picar de las bandejas. Había que aprovechar, antes de que el resto reaccionara y le desplazaran.

Pero explicó a todos los amigos de su maga por qué Volemak parecía tan raro al hablar de Olauran. "Algo fue mal durante el estasis de Olauran y le quebrantó su tratamiento de longevidad. Cuando despertó empezó a envejecer a ritmo muy rápido, y aunque por el momento ha parado ese envejecimiento, parece ser un anciano y los otros eurythnios temen que no dure demasiados años. Es raro ver a un viejo entre los eurythnios, casi todos tienen un buen pico de años e incluso décadas o siglos, pero ninguno salvo Olauran aparenta otra cosa que una juventud perfecta. Y no os imagináis la cantidad de magia cosmética que usan", marujeó el dragoncito, que parecía considerar fascinantes y raros aquellos temas.

Todo aquello resultaba de lo más interesante. La cultura eurythnia, las diferencias con las múltiples culturas actuales. Cómo comenzaban la educación en la magia, y las distintas formas de entender la magia. La diferencia entre los magos arcanos y los magos rúnicos… Era todo un inmenso universo, lejos de la capacidad de entendimiento de Marcus. O eso creía.

No se metió para nada en el tema de la educación sobre el tratamiento de los géneros en diferentes culturas, o en el tratamiento hacia las posibles parejas coitales, como había mencionado Volemak. Pero sí le interesó mucho más todo el tema arcano.

Marcus no era tonto, pero sí que estaba convencido de que para llegar a comprender el comportamiento de cualquier mago, y la mitad de sus conversaciones, debería de haber estudiado mucho en su niñez. Ahora era tarde para ello.

Sonrió. Al menos llevaba un modo de vida que le gustaba, no podía quejarse de ello. Se decidió a intervenir en la conversación:

- Supongo que al tener tantos conocimientos sobre magia, tanta gente investigando y tantos expertos… - comentó mirando primero a Naewen y luego a Volemak, - tendréis a gente extremadamente competente en las distintas ramas arcanas, ¿no? – Preguntó. Los ingenieros rúnicos eran realmente unos avanzados a su tiempo, y por lo que escuchaba se dedicaban a crear objetos, edificios o dispositivos que realmente mejoraran la vida de su sociedad. Pero… ¿se centraban los eurythnios sólo en eso?

- ¿Tenéis expertos en Adivinación, o Nigromancia por citar algunos ejemplos? – Preguntó recordando alguna de las escuelas de magia de las que hablaban los arcanos. Quizá Marcus tenía alguna intención, o quería llevar la conversación a algún punto en concreto, pero no había explicado nada con anterioridad a sus compañeros.

- Por lo que me habéis comentado diría que sois los mejores encantadores y constructores de artefactos mágicos o rúnicos. – Indicó como elogio, aunque era sincero. – ¿Qué hay del resto de ramas de la magia? Creía que todas eran importantes, y cada una tenía su utilidad… pero por lo que veo muchas culturas suelen centrarse más en una en concreto… Como si fuera más beneficioso centrarse en una rama… O si hubiera algunas mejores que otras. – Explicó.

- Siento curiosidad por saber cómo es posible que sea así, o cómo se ve desde vuestro punto de vista. – Dijo el explorador.

-En el caso de la magia de Thassilon hay una rama principal porque cada satrapía está centrada en una runa fuente, o sea, un concepto de creación primario, y cada runa fuente está asociada a un tipo de magia concreta. La runa fuente de Eurythnia es la relacionada con lujuria-amor-fertilidad, aunque en Eurythnia se practica fundamentalmente desde las vertientes de lujuria o renovación.

La elfa miró a Olhas como esperando la aprobación del maestro rúnico. Aquellos eran conceptos muy nuevos para ella y aun no los tenía del todo dominados.

-La magia que afecta la mente es la directamente afectada por la runa de la lujuria -explicó Aerilaya-, pero eso no significa que se dejen atrás las otras escuelas, sólo significa que están menos favorecidas. En realidad Eurythnia tiene una larga tradición en el estudio de la necromancia, pero no desde el punto de vista de los muertos vivientes y la energía negativa, lo cual es competencia de la satrapía de Gastash, sino desde el punto de vista de la longevidad, el crecimiento y la reproducción, además de la interacción mente-cuerpo y alma-memoria. Es un tipo de necromancia "blanca", por decirlo de alguna manera. De hecho los experimentos de Sorshen con magia de sangre nos han llegado hoy en día como leyendas, aunque en realidad ella tenía descubrimientos más interesantes en relación almas y memoria. A los guerreros y espías más destacados se los recompensaba también convirtiéndoles en mezlan… se extraía su alma y sus memorias, con todos sus conocimientos, y se trasvasaban a cuerpos inmortales y casi indestructibles, muy maleables, creados mediante djezet y complejos rituales. El proceso es extraordinariamente costoso, así que era un gran honor que se concediera la dignidad de mezlan.

Aerilaya se encogió de hombros.

-El resto de las escuelas se practican también, nada se descarta. Conjuración para llamar ajenos, crear portales, viajes rápidos… transmutaciones para muchas de las creaciones de ingeniería rúnica… evocación para magia de combate, iluminación y demás… ilusiones como medios de decoración y defensa pasiva, etc. La adivinación no tiene runa fuente, pero Xin la consideraba una herramienta indispensable bajo cualquier perspectiva.

Los dos monologuistas seguian en su empeño en demostrar que raza era peor o mejor, o cual hacia los actos mas deleznables, la druida estaba aburrida de sus conversaciones demotrastrandolos con bufidos de vez en cuando, ¿tanto criticar a las razas y no eran capaces de darse cuenta que estaban equivocados?, ninguno lo queria ver, y ella no se lo iba a decir, las unicas razas benevolas en la tierra eran las bestias, ellas no contaminaban, no mataban por odio, placer o deporte, no se bestian con las pieles de otros animales, no robaban, no hacian daño a los de su misma especie.... pensaba en tantos ejemplos que no fue consciente que ya habian llegado a la posada

-Casa Tenna-

Aquel lugar apestaba a pijerio y señorio de aquí a puerto enigma, y fue constrastado al ver la cara de repulsión de la cortesana en cuanto vio a la druida, y ésta, que no pensaba dejarse amilanar, enseñó los dientes y dejo caer una larga baba por su cara, para dar más asco a aquella remilgada. Cuando ésta se fue, y Naewen bajo a por sus compañeros de estudio, Air'his solto una risotada, más para si misma que para lo demás.

Debia de reconocer que el lugar parecía agradable, ella siempre preferia las posadas de los elfos, más cercanos a la naturaleza, pero no se podia tener todo en la vida. En cuanto Naewen subió con sus acompañantes, la druida consideró que ya habia esperado bastante y comenzó a devorar los platos que tenia delante, su estomago llevaba un par de horas dando la tabarra y tenía que hacerle callar.

Saludo con la cabeza segun Naewen les iba presentando, hasta que aquel tipo alto del pelo canoso le pregunto sobre algo que jamas pensaba que alguien le preguntaría, su primera reacción, tras recuperarse de la impresión, que supuso que la ostra que estaba comiendo saliese disparada de su garganta, fue de gruñir y enseñarle, lo que los civilizados llaman, "modales", pero recordó donde estaba, miro a sus compañeros, respiro hondo y trato de calmar la furia natural en ella "has venido a aprender", se decia a si misma. 

Dandoze unos leves manotazos en su voluntuoso y bellosos pecho, para tragar el resto de la ostra que no fue catapultada, la druida respondio. -¿Alguna vez has visto el proceso de apareamiento de una pareja de mantis religiosa?, ¿quieres que te lo enseñe, flaco?- A su mente llego la imagen de procrear con aquel enclenque ser y sonrió, pensando en el resultado, pensando en si saldria vivo de aquel encuentro, y, si lo hacía, de ver los comentarios de los amigos de él al verle lleno de magulladuras, mordiscos, arañazos y demás. Una parte de ella deseaba que dijese que sí.

En cuanto al otro comentario de los aventureros, Air'his simplemente se encogió de hombros. -Yo solo cuido de la madre, intento sanar todo aquello que los civilizados contaminais, y paro eso, hay que viajar y aprender.

- Los altos azlantis eramos puro talento querida. Pero no, nunca fuimos una etnia funcional, si no más bien una élite genética. Cierto que en Azlant se negaron a aceptar este hecho hasta el último momento, pero en Thassilon nunca quisimos... llegar hasta esos extremos.

- Oh no, no me refería a que fueseis bandidos, si no a que creo que es lo que más se acercaría en los viejos tiempos. Individuos independientes saliendo de las fronteras de la civilización sin ningún patrocinio oficial para buscar fortuna y gloria con acero y magia. Entiendo perfectamente que los aventureros per se no se salen necesariamente de la legalidad establecida.

- Aunque Lucce no parece tener una gran opinión del colectivo de aventureros. Ese muchacho es tan formal a veces que casi parece uno de los enviados del imperio.- Bromeó el mago con Naewen.

- Bueno, yo soy un viejo cargado de años. Pero nunca me ha gustado lo malo, prefiero coleccionar lo bueno.- Respondió el alto humano divertido.- De todos modos no suele ser lo normal que un mago se permita envejecer a menos que hayan motivos especiales o que este al límite de sus posibilidades en sus tratamiento gerontológicos.

- ¿No es lo normal entonces actualmente?- Preguntó con curiosidad.- ¿Es por algún tipo de tabú social?

- ¿Mi trabajo? Bueno en los viejos tiempos no se habría visto bien esa pregunta pero hoy en día....- Dijo con un encogimiento de hombros como diciendo que no había problema.- Soy el principal colaborador del maestro Ivannel, el Mejorador jefe de la satrapía. Un mejorador es esencialmente un experto bioarcano que cubre todo el espectro desde la geningeniería hasta la infusión bioarcana.- Respondió de forma un tanto lenta, como si buscase palabras sencillas para explicar algo muy complejo, aunque sin condescendencia.

- ¿Tan grandes?- Preguntó más como meditando sobre aquello que por preguntar.- Si, supongo que os lo deben de parecer. Pero así es como se hacían las cosas en Azlant y Thassilon. Habéis de entender que nuestros edificios se construían para durar. No unas décadas, como los vuestros, o siglos. Si no para cumplir su función de forma indefinida. Es mucho más eficaz a largo plazo.

- En cuanto al idioma no es que vuestro taldane sea muy complicado. Y nos exigen conocerlo para poder subir a la superficie, así que nos dedicamos a fondo. A decir verdad también fue instructivo para estudiar de forma inicial la forma de pensar de esta era. Y como he dicho me gusta hacer las cosas bien.- Replicó con una sonrisa que tenía algo más que un poco de coquetería dirigida a Seltyiel.

- Y no, no conocíamos a los orcos. Las Tierras Oscuras eran casi tan desconocidas para nosotros como para vosotros. Aun así Lucce tiene algunos trabajos basados en ellos y ya nos había hablado de su prodigiosa compatibilización genética.- Explicó sin apartar la mirada de Airhis.

- ¿Mantis religiosa?- Preguntó y su mente pareció estar un momento lejos de allí hasta que se le iluminó la vista.- ¡Ah la familia de los mantidae! Por supuesto querida, la zoología es una de mis principales áreas de estudio y la entomología me apasiona desde niño. Aunque no he estudiado todas las subespecies en persona, claro. Por lo que he leído siguen existiendo al menos una docena de ellos ¿No?

- ¿Eso es una propuesta de sexo duro, algún tipo de prueba de hombría primitiva o una ruda amenaza?- Preguntó el mago interesado y respondiendo a la mueca de Airhis con una sonrisa bastante viciosilla.

- Supongo que tu cultura considera la fuerza como un valor clave en la autoafirmación social e individual ¿No?- Añadió en un tono pensativo antes de iluminarse su bello rostro con una sonrisa y un tono orgulloso.- Soy bastante más fuerte de lo que podrías creer por mis esbeltas formas.