Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Escena] Un Día en la Ciudad del Pecado

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02/09/2016, 15:51
Volemak

- Por las Siete ya estamos otra vez con eso.- Dijo el otro eurythnio poniendo los ojos en blanco y con un tono de fastidio del que ve a un viejo amigo repitiendo una payasada habitual.

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02/09/2016, 15:52
Olhas

- Aprendiz, no debería hablar así de sus superiores, ni esbozar esos gestos tan pueriles.- Reprendió el mejorador.

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02/09/2016, 15:52
Volemak

- Cretino.- Le respondió sin dudar el ingeniero.

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02/09/2016, 15:53
Olhas

- Señor Cretino para usted aprendiz.- Replicó Olhas respondiendo a la sonrisa de su amigo con otra.

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02/09/2016, 16:54
Melisa Bromathan

- Bueno los requisitos en principio son cumplimentar la matricula, aceptar las reglas de comportamiento de la universidad y, habitualmente, que alguien te avale, normalmente con los extranjeros es alguna institución educativa de renombre. Pero no creo que tengas problemas con eso si conoces al primo Lucien, precisamente anda en negociaciones con la rectora Eliasia y Carisa... aunque bueno no creo que le guste que vaya diciendo esto.- Explicó la muchacha sonrojándose y recibiendo un abrazo más firme y una sonrisa de Elphren.

- En cuanto a estudios no hay tanta variedad como en las grandes instituciones del sur, pero sigue siendo una de las mejores universidades del Mar Interior. Y nuestras cátedras de historia, arqueología y astronomía tienen una alta consideración internacional.

- ¿Que tipo de estudios buscas? Realmente no me se todas las cátedras que hay. Y eso sin contar con las asignaturas independientes, esas varían en función de los profesores itinerantes disponibles, claro.

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03/09/2016, 14:20
Seltyiel

Selt sonríe a Volemak, indicando que no quiere jaleos. -Entiendo, supongo que confundí la situación. Aunque a las elfas que conozco una declaración de intenciones así de abierta las tiraría para atrás, les gustan… los juegos previos del cortejo, ya sabéis. Sólo quería explicar las costumbres de la raza, me hago cargo que en cuestión de seducción debéis estar más que… capacitados.

Supone que con un aura como el que parecen tener todos los eurythnios (y toda la experiencia que tenían que tener) era difícil cosechar muchas negativas. Menos mal que la única mujer con esa aura en la habitación era Naewen, Selt no puede imaginarse la presión que sería si la situación hubiera sido al revés, tres mujeres y un hombre con el aura encerrados en una habitación como aquella. Se preguntó cómo lo llevaban los eurtynios entre ellos, o si eran inmunes al aura, o si habían aprendido a "desconectar" cuando estaban con muchos de su nación. Selt observa a los tres eurythnios y a Naewen, para ver si captaba pistas de su interacción y cómo la llevaban.

Pero deja el tema de plano antes de poder crear alguna discrepancia más seria. Lo que no se le escapa es la expresión conmocionada de Naewen cuando Volemak dice que ahora es eurythnia. Después de todo lo dicho, Selt puede imaginarse lo que pasa. Tiene que ser difícil para un elfo que te acepten mejor unos extranjeros que tu propia raza. Los elfos auténticos son tan pegajosos en cuanto a su necesidad de vivir con otros elfos. Ya lo dice el viejo refrán, cien años es demasiado para un humano pero cien millas es un imposible para un elfo. Y la confirmación de Aerel no le tranquiliza precisamente.

Selt estira la mano y coge la de ella por debajo de la mesa, apretándola en un gesto de consuelo y amistad. Queriendo darle algo de apoyo, ya que supone que mucho más no se puede hacer. Pero se promete que hablará con ella más tarde, cuando no haya tanto testigo indiscreto.

Escucha con interés la explicación de Volemak y de Naewen acerca de la ingeniería rúnica. Aquello era otro nivel en el manejo del Arte, supuso, uno que lo acercaba más a una ciencia que a un arte, que era tal y como se veía actualmente. Todas aquellas aplicaciones prácticas y la forma de enfocarlo parecían muy diferentes a la perspectiva actual. Incluso los que actualmente hacían algo más que acumular conjuros inmediatos, como el mago ese de Magnimar que tenía una fábrica de golems, parecían hacerlo desde una perspectiva más mística y menos práctica que la que Volemak estaba explicando.

Y eso por no hablar de que Selt no tenía ni idea de la mitad de lo que decía…

-Perdón… ¿generadores de abysium, tanques de infusión de djezet? Me temo que nunca he oído hablar de esas aplicaciones -se disculpa Selt, aunque ávido de aprender-. Pero sí, ya he visto que vuestros edificios aguantan lo que no hay. No sólo es que haya aguantado todo este tiempo, es que es prácticamente imposible dañar la piedra con que están construidos. También me ha llamado la atención el interior de muchos de ellos. No en todos, pero sí en muchos todo está intacto: el mobiliario, los libros, los murales de las paredes, el instrumental… incluso los componentes de conjuros se han conservado en muchos casos. La magia preservativa que usáis tiene que ser muy potente para aguantar tanto tiempo. ¿Pero no resulta también muy costosa? No quiero ni imaginarme lo que costaría hacer edificios así, tan grandes, y protegidos de semejante forma.

Olhas interviene, casi sorprendido por su comentario de que los edificios thassilonianos eran demasiado grandes, diciendo que los edificios estaban pensados para durar indefinidamente. Ya, hasta ahí había llegado Selt. Un edificio no dura once mil años sin cambios si no ha sido construido desde el principio con una larga duración en mente. Pero…

-Su coste tiene que haber sido astronómico -señala Selt-. Solo toda esa cantidad de piedra… es una barbaridad de piedra. Y luego la construcción, sí vale, ya he visto que usáis gigantes y axiomitas, pero aun así… y después toda la magia preservativa… y ¡la decoración del interior! Algunos son edificios relativamente asépticos, pero en otros todos esos murales, todas esas estatuas… aunque por lo que he visto, los edificios de Eurythnia tienen más decoración que los de Shalast. Y los de Shalast más uso de metales preciosos.

Selt no tiene experiencia con edificios de otras naciones de Thassilon… ¿cómo las había llamado Naewen, satrapías?... para poder opinar de ellas. Pero definitivamente, una forma de enfocar el Arte completamente distinta. Como lo de ese tal Olauran. ¿Sociología, psicología, en serio? Era casi como estar hablando con seres que hubieran venido de otro mundo. Pero a Selt no se le escapa algo en lo que no parecen haber reparado los otros, la reverencia con la que Volemak hablaba de ese señor Olauran. Tiranos, marionetistas. Sin duda que tenían que valorar especialmente a sus expertos en aquel campo.

Volemak explica la diferencia entre aprendiz y aprendiz rúnico. Selt puede entender eso. Lucien había dicho que los maestros eurythnios sólo aceptaban como aprendices a magos que habían dominado el sexto nivel… ¿cómo lo había llamado él? Ah, sí, sexto círculo. Tela, era decir nada. De modo que los aprendices rúnicos eran maestros en el Arte por su propio mérito. E, intuye Selt, tampoco querrían a los más mediocres que habrían llegado a esas cuotas de poder por su cuenta.

-¿Vos empezasteis antes de los cinco años, Volemak? -pregunta Selt, al que no se le escapa el comentario acerca de "a algunos de nosotros…". Sonríe a Naewen, je, resultaba raro dejar de pensar en ella como en "la capitana", interesado también por su comentario de que ella había empezado antes de lo habitual entre los elfos-. Me lo creo. Tienes mucho talento. ¿Cuándo empezaste?

Aporta su propio grano al asunto: -Sí, por estas regiones muchos no aprenden ni a escribir, algunos ni siquiera a leer. Así que los que están dotados en el arte empiezan antes o después según la capacidad económica de sus familias. Y no pocos talentos nunca se desarrollan. Y eso que talento sí hay por estas regiones. Korvosa tiene fama de producir encantadores de gran talento, para enrabiar a la Acadameae, que favorece la conjuración y la necromancia. -Mira a Olhas cuando dice lo de los encantadores. No podía ser casualidad, después de todo Korvosa había sido en el pasado Xin-Eurythnia, la capital de Eurythnia-. Yo supongo que empecé mi aprendizaje tarde  para vuestros criterios, diría yo. Mis padres murieron cuando yo era todavía un crío y tuve que salir adelante como pude. No encontré a un maestro interesado en enseñarme hasta que tenía… supongo que el equivalente de diecisiete o dieciocho años en un humano. Acababa de salir escaldado de la relación con una humana y me aferré a aquella oportunidad como un clavo ardiendo para escapar de la ciudad.

Selt añade con amargura: -Ni siquiera tenía idea de la oportunidad que se me estaba ofreciendo, fue una cuestión de casualidad más que de interés. Aunque algo de ambición tenía también. Pensaba que la magia me daría un arma que me haría temible. -Selt hace un gesto como diciendo, "mentalidad de crío".

La explicación de Naewen acerca de la importancia de las distintas escuelas de magia y la influencia de las runas que usaban los de Thassilon se pareció a la que les había dado Lucien allá en Puerto Enigma el día que le conocieron. Aunque siguió dejándole a dos velas en general, pero ya se había resignado a no entender del todo aquello. Valdría con hacerse una idea general de las diferencias de canalización con la magia que él manejaba, supuso.

Se preguntó qué dirían aquellos eurythnios si supieran que su propia fuente era el quinto elemento y si serían capaces de deducirlo sólo viéndole conjurar.

 

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03/09/2016, 18:37
Seltyiel

Selt estaba satisfecho con aquella reunión. Ciertamente que había sido interesante reunirse con los euryhtnios. Al menos estaba aprendiendo unas cuantas cosas. La explicación del señor Olhas sobre la "élite genética" que eran los altos azlantis le llamó la atención.

-¿Es verdad que los altos azlantis fueron creados artificialmente, por programas de selección reproductiva y magia de alteración? Naewen dijo algo al respecto, pero… la verdad es que actualmente sois una leyenda en todos los sentidos. No sabemos nada de vosotros, aunque hay algunas especulaciones raras entre los que estudian a Azlant. No estoy demasiado puesto en el tema, por aquí la obsesión sois vosotros... me refiero a Thassilon, claro. Aunque tuve oportunidad de aprender algo durante mi… aprendizaje arcano. Mi maestro estaba obsesionado con algunos logros de Azlant. Buscaba no sé qué relacionado con ellos…

Asiente con la cabeza. -Actualmente las empresas independientes y la iniciativa personal cuentan mucho más que el patrocinio oficial. En realidad no suelen haber muchos patrocinadores, aunque algunos hay. Pero vosotros parecéis ser muy serios acerca de ese patrocinio oficial, señor Olhas. Supongo que vivíais en un mundo más estructurado que el actual. Pero la independencia tiene sus ventajas, no creáis. Permite dar salida a proyectos personales que de otra forma nunca se llevarían a cabo, si no entran dentro de lo soportado por los patrocinadores -afirma Selt, mostrando una mentalidad muy de Puerto Enigma. Aunque es precisamente una mentalidad opuesta a la korvosana, y quizás también a la de Thassilon.

-¿Lucce? Oooh Lucien. Un enigma, me temo -dice Selt con una sonrisa ante el comentario de Olhas. Y se vuelve hacia Melisa-, perdona, mi bella dama. Antes olvidé contestar a eso. No era mi intención olvidar un comentario tuyo… no, no conozco apenas a Lucien, a pesar de que ahora somos socios en un negocio compartido. Parece ser un hombre con mucha trastienda. Hombre… o muchacho. No tengo clara su edad, confunde un montón.

El comentario de Olhas acerca de la longevidad de los magos de Eurythnia le hace parpadear. -¿Qué si existe algún tabu social? Oh, no, señor Olhas. Lo que existe es una IGNORANCIA GENERALIZADA acerca de la magia de longevidad -dice Selt divertido y con cierto énfasis-, créame que si se conociera más de esa magia habría mucha más gente superando su umbral de vida esperable. La forma más corriente de burlar a Pharasma hoy en día es precisamente a través de la no-muerte. Algunos magos o brujos han conseguido sus propios medios de longevidad, pero créame, son más bien infrecuentes y no comparten sus conocimientos con otros. Actualmente el medio de longevidad más conocido fuera de la muerte viviente es el elixir de la orquídea solar, que producen unos alquimistas en un país muy lejano. Sólo venden una remesa de elixires al año, en una gran subasta, y el precio que alcanzan es tal que solo las fortunas más desmesuradas pueden permitírselo. El elixir duplica el umbral esperable de vida... bueno, casi, en realidad lo que hace es rejuvenecer el cuerpo del que lo bebe hasta su adolescencia tardía..., pero si pocos son los que pueden permitirse ganar la subasta UNA vez, menos aun son los que tienen fortuna para ganarla DOS veces… y no te digo ya TRES veces.

Mira al señor Olhas con curiosidad. -¿Es verdad que la magia de longevidad de Eurythnia se cobraba vidas? -pregunta con descaro absoluto-. Hay ciertas leyendas acerca de los baños de sangre de vuestra señora rúnica Sorshen…

Selt sonríe apreciativo ante la respuesta de él sobre su dominio de taldane (y sí, se creía que les resultase fácil, el thassiloniano era infernal en su complejidad), aunque se queda confundido ante el coqueteo del otro, que no esperaba. Ah, parecía que a los eurythnios no les importaba la carne o el pescado. Tras la confusión inicial, Selt se sintió divertido por el avance. Al menos era suave, aunque bien evidente.

Los hombres no interesaban a Selt, aunque bien sabían Calistria y Cayden Cailean que con las mujeres era otra historia. Aun así por un momento coqueteó con la idea de aceptar, no porque realmente tuviera interés, sino porque intuía que sería una experiencia como no había tenido nunca. Estaba seguro de que la magia de lujuria de Olhas podría hacerle olvidar sus prejuicios y apetencias sexuales. Qué diablos, ya sólo con estar cerca de él mientras le dirigía aquella sonrisa sentía su tirón.

Pero aunque Selt disfrutaba con las experiencias nuevas él no era Naewen, con esa curiosidad insaciable que no parecía saber dominar. No tenía necesidad de experimentar tanto. Aunque los dioses sabían que si Olhas hubiera sido mujer habría sido incapaz de negarse a una experiencia así. Niega con la cabeza discretamente, sonriendo.

Se siente divertido cuando la atención de Olhas se vuelve hacia Air'his y toma sus palabras como una proposición de sexo duro. Se preguntó con diversión qué entenderían en una nación de salidos por "sexo duro". Vaya par. Se decía que los compañeros de las orcas podían salir mutilados de un encuentro con una, pero a saber también qué clase de "técnicas duras" practicaban en Eurythnia.

Al menos, las pullas amistosas entre Olhas y Volemak mostraban un lado humano en ambos muy reconfortante. Diferente a los monstruos de las leyendas, sí, je.

-Eh, si aceptas, cuéntame después -le dice a la druida con una gran sonrisa-. Curiosidad científica, ya sabes…

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04/09/2016, 20:23
Air'his

-Tampoco hay mucho que conocer- responde a Olhas, tenia pinta de un cerebrito, esos que ansian más y más conocimentos. -Son una raza de anormales, feos y babosos, con el cerebro del tamaño de una nuez, que no saben distinguir un roble de un pino, por suerte para mí, para mi sub-raza, tengo algo de sangre humana, y no soy como esos animales. Bien es cierto que muchos humanos me ven como una aberración- responde encogiendose de hombros, sin darle importancia. -pero eh, cada uno es como es.

Cuando le habla del nombre "tecnico" de la mantis, la druida sonrió. -Estaba claro que sabes de la naturaleza y sus hijos, tienes pinta del tipico cerebrito que ansía mas conocimiento, me alegra que no solo te centres en la mágia- Al ver la sonrisa viciosa de aquel hombre, Air'his pensó que sería divertido ver hasta donde llega, hasta que nivel podia poner nervioso a aquel tipo, por lo que se levanto despacio, sin apartar su mirada, y se acercó a él.

-¿Fuerte?, mmm.... espero que no te resulte ofensivo, pero no lo pareces- Le respodió rondandole, dando lentas vueltas cerca de él y, como no, olfateandole, igual que un animal salvaje. -¿la fuerza como valor individual en mi cultura?, no, no es algo cultural, es mas bien genetico, ¿sabes?, tengo en mis venas mucha sangre orca y de ahi me viene su furia, su deseo de sangre, su fuerza y brutalidad y.... su incapacidad para calmarse en su estado de "frenesi salvaje"- le dice acariciando con el dedo aquellos finos cabellos y oliendolos. -y si a eso le sumamos que soy una druida, criada en los bosques mas salvajes del planeta, viviendo con todo tipo de bestias, hace que, cuando llego a ese frenesi salvaje, a ese éxtasis, me sea imposible controlarme y claro, mis amantes no acaban muy bien, incluso alguna vez he acabado transformandome en....- dejo ahi la frase deseando que la preguntase ¿EN QUE, EN QUE?; divertida por la situación prosigió.

-Seria una pena que ese cuerpecito y esa cara acaben destrozados a zarpazos y por algun mordisco ocasional, por lo que, ¿es una propuesta de sexo duro?, no, es solo información, ¿algún tipo de prueba de hombría primitiva?, para nada, es solo genetica, y ¿una ruda amenaza? ..... mas bien un amigable aviso.- acabó diciendo mientras colocaba sus manazas en sus brazos, apretando ligeramente para ver esa fuerza de la que alardeaba.

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04/09/2016, 23:36
Olhas

- Creo que les infravaloras querida. Por todo lo que Lucce nos ha dicho, y lo que he podido ver, son una raza con un enorme potencial genético. Tu misma eres un ejemplo viviente. No es habitual esa capacidad de compatibilidad genética con otras especies.

- Por lo que he comprobado en el mundo moderno se aprestan tan pronto a considerar a algo o alguien aberrante como a defender su ignorancia como legado cultural.

- ¿Tengo pinta de cerebrito? Bueno querida, soy un mago rúnico eurythnio. Por definición soy un genio y una biblioteca andante. Y ningún mago que se precie se limita a saber solo de magia, ni siquiera a saber solo cosas que son útiles para su magia. El mago por naturaleza es un ser curioso que solo quiere conocer.

- Ah, pero las apariencias engañan criatura. Soy un alto azlanti, nacemos siendo el epítome de la humanidad tanto físicamente, y no hablo solo de mi belleza, si no también mentalmente.- Explicó Olhas.

- Como te decía querida soy más fuerte de lo que aparento. Y los trucos de transformismo me encantan, aunque no soy muy de copiar ajenos o dragones. Prefiero animales, y no el típico lobo u oso, en Eurythnia eran bastante habituales ese tipo de “complementos” sexuales.

El mago asistió impertérrito a la pequeña prueba de fuerza de Airhis y cuando la semiorca acabó, un tanto confundida, se acerco a la mesa a coger una copa de latón. Mientras Volemak ponía los ojos en blanco el rubio eurythnio aplastó la copa con una sola mano y apenas esfuerzo. Marcus estaba seguro de poder hacer algo así y seguramente con menos problemas que el eurythnio, pero Airhis no creía que pudiese lograr algo así sin recurrir a magia potenciadora.

- Agradezco la información y el aviso, pero me temo querida que la genética esta de mi lado. Pero tranquila, seré suave contigo.- Terminó el mago juguetonamente pasando un dedo por la mejilla de la semiorca y consiguiendo que esta se estremeciese visiblemente de placer.

Notas de juego

Respondiendo a Airhis.

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05/09/2016, 01:18
Naewen

Naewen sonrió a Seltyiel al notar las miradas que les dirigía a ella y a los otros tres eurythnios.

-No, no somos inmunes al aura de los otros. Pero si no intentan usarla activamente, acabas… acostumbrándote. Quedan en segundo plano, como algo que puedes ignorar. Al menos, normalmente. Hay momentos donde las auras de nuestros acompañantes se hacen más patentes. -La elfa se acarició el abdomen por encima de la ropa distraídamente, como si estuviera incómoda.

Pero cogió la mano de Seltyiel, sorprendida por su gesto de consuelo, que no esperaba. -¿Y esto? -preguntó en voz baja, sonriendo. Aunque miró a su familiar desconfiada. Aerel, por su parte, continuó devorando el almuerzo al que pocos estaban prestando atención con un aire inocente que hizo que su maga entrecerrase los ojos.

Aerilaya alargó la mano al cuenco de la fruta y escogió un maboque. Era una de las frutas garundis que había recomendado al establecimiento, y le gustaba por su sabor agridulce y jugoso. La elfa abrió la cobertura carnosa externa, para comer la pulpa del interior a pequeños mordiscos, mientras escuchaba al señor Olhas y a Seltyiel.

-No comas esas -recomendó a Marcus, recordando que había mostrado antes interés por las frutas garundis. La elfa señaló unas bayas pequeñas y ovaladas, de un intenso color rojo-, pero guárdate unas cuantas para postre después de comer si quieres. Cuando las comes sólo parecen ligeramente dulces, pero su sabor se te adhiere al paladar, y durante una hora después de haberlas comido sentirás ese dulzor y deformará el sabor de cualquier otra cosa que comas. Debido a esta cualidad de que son mucho más dulces después de haberlas comido que cuando las comes en el sur las llaman "bayas milagro"

Cuando Seltyiel preguntó por los generadores de abysium y los tanques de infusión de djezet, Aerilaya miró casi de forma inconsciente al señor Olhas, no muy segura de que en realidad él quisiera que se hablara de todo aquello. Los thassilonianios tendían ser herméticos con su magia de cara a extranjeros. Pero después de todo era Volemak quien había mencionado aquellas cosas, y no era lo mismo mencionarlas que explicar cómo construirlas.

-El abysium es otro metal estelar, como el noqual. Pero si el noqual absorbe magia, el abysium la potencia -explicó Aerilaya-. Los generadores de abysium funcionan de forma casi perpetua… y pueden potenciar todo tipo de conjuros. Un generador de abysium puede hacer que una simple custodia o conjuro abjurativo se aplique a todo un gigantesco edificio thassiloniano, con una potencia varias veces magnificada, y convirtiéndolo en virtualmente eterno, aunque fuera una magia de duración efímera. Esto por poner un ejemplo, evidentemente no funciona solo en los conjuros de protección. Los tanques de infusión de djezet se usan en experimentos arcanos biológicos o transmutativos. También para potenciar encantamientos y varios otros usos… mucho más complejos.

La elfa decidió que era mejor no entrar en más detalles y en cambio miró la selección de frutas, y optó por su segunda pieza, un fruto de pitaya, llamada "fruta dragón" en Nex. Aquella parecía ser la variedad dulce. Aerilaya abrió el fruto espinoso -procedía de una especie de cactus- y comió distraídamente la pulpa blanca y blanda.

-Los edificios thassilonianos salen costosos, aunque no tanto como piensas. Tienen unos cuantos trucos que nosotros consideraríamos sorprendentes -dijo Aerilaya, mirando una vez más al archimago, como esperando a ver qué quería contar él-, pero la verdad es que no reparan en gastos cuando consideran que algo merece la pena. Tienen una mentalidad muy diferente a vosotros. -La mentalidad élfica en ese asunto difería tanto de la humana de la era actual como de la thassiloniana, pero Aerilaya no tenía ganas de ahondar en el asunto-. Supongo también que aunque la inversión inicial les sea grande, lo acabarán amortizando con toda la longevidad que tienen sus creaciones. Aunque diría que aunque no lo amortizaran lo construirían así de todas formas solamente porque es su idea de cómo tienen que ser las cosas civilizadas.

Dedicó una sonrisa divertida pero amable a los tres eurythnios. Aunque se encogió de hombros cuando Seltyiel le preguntó cuando empezó ella su aprendizaje.

-No lo recuerdo, fue desde muy pequeña. Soy capaz de tejer cantrips desde que alcanza mi memoria. Me empezaron a enseñar algunos de mis parientes en cuanto aprendí a hablar y algo de coordinación. Incluso recuerdo por esa época algunas visitas al templo de Yuelral… la diosa élfica de la magia… pero mis recuerdos de esa época son muy borrosos. Era muy pequeña entonces. Me asignaron a mis maestros… eran un matrimonio… cuando tenía, mmmm -Aerilaya hizo un cálculo mental-, el equivalente de cinco o seis años humanos, supongo; bastante antes de lo usual. Lo normal hubiera sido que durante unos años sólo me enseñaran teoría y control, que es lo típico en un aprendizaje élfico, donde se considera que es muy importante tener una sólida base teórica antes de empezar con la práctica. Pero yo frustré esa intención… mis maestros aprenderían muy pronto que yo convertiría lo de frustrar sus intenciones en una costumbre. Nunca he logrado hacer lo que se esperaba de mí. Siempre he sido más bien… problemática.

Aerilaya optó por una pieza de platonia ahora, un fruto del tamaño de una naranja, con una piel amarillenta que rezumaba un líquido blancuzco al apretarlo. Por eso la manipuló con suavidad para evitar mancharse los dedos, abriéndola para exponer la pulpa blanca y pegajosa. A Aerilaya le gustaba su sabor, entre dulce y amargo. Le dio la mitad a Aerel, que la aceptó sin dudarlo, saltando al regazo de su maga.

-Realicé mi primer conjuro verdadero cuando apenas llevaba un mes con ellos. Estaba viendo a ensayar una caída de pluma a mi prima, que era más de una década mayor que yo, y frustrándome porque a ella le daba miedo intentarlo y a mí ni me permitían pensar en hacerlo. Mi pobre prima tiene un miedo vergonzoso y muy poco élfico a las alturas… los elfos solemos agobiarnos de lo lindo, incluso a sentir terror, de espacios cerrados subterráneos, pero lo de las alturas es más bien desconocido… así que la pobre se puso verde, morada y demás colores después de su primer intento desde la galería superior de la sala de conjuros. Salió corriendo a echar el desayuno, y mi maestro salió tras ella para asegurarse de que estaba bien. El libro de mi prima quedó abandonado sobre la mesa y, por supuesto, yo tuve que echarle un vistazo.

Aerilaya esbozó una sonrisa torcida. -El caso es que la fórmula del conjuro no me pareció tan difícil. En realidad me pareció muy fácil. La leí varias veces y sentí… -Aerilaya chascó la lengua. No era fácil describir la sensación de entereza, de energía, que se sentía cuando se imprimía un conjuro en mente, pero sabía que los otros magos lo entenderían-, sentí que podía tejer ese conjuro, después de todo. Y sentía mucha curiosidad, así que… -Se encogió de hombros-.  Subí a lo más alto de la galería y me tiré desde allí al tiempo que liberaba el conjuro. Justo cuando mi maestro y mi prima regresaban. La cara que puso él… pobre hombre. Por supuesto, yo no había pensado en qué habría pasado si hubiera fallado en aquella primera ejecución, tirándome desde semejante altura y sin supervisión. Pero por su cara estaba claro que él sí me había imaginado por un momento con el cuello roto.

Aerilaya suspiró, se encogió de hombros y acabó esbozando una sonrisa traviesa, como diciendo. "Bueno, así soy yo". Elphren estaba muy callado. No es que eso fuera novedad, pero Aerilaya le animó a intervenir. -¿Y tú, Elphren?

La elfa permaneció imperturbable y poco interesada ante el coqueteo entre Olhas y Seltyiel, pero se echó a reír sin poderlo evitar cuando Air'his pareció invitar al señor Olhas a una sesión de sexo duro, provocándole con insinuaciones de lo movido que sería. Como quiera que en ese momento estaba comiendo un salak, Aerilaya se atragantó y tuvo que toser y beber un vaso de agua antes de mirar a Air'his.

¿Sabía la semiorca lo que estaba haciendo? ¿Qué incitar a un eurythnio con aquellos argumentos era como echar leña al fuego? Olhas superaba el siglo de edad, y había vivido en el momento álgido de los famosos excesos thassilonianos. Aerilaya no quería ni pensar a qué extremos le habría hecho llegar el aburrimiento y el deseo de experiencias nuevas y más fuertes.

Pero cuando Air'his empezó a alardear de su fuerza y sus habilidades transformistas la elfa parpadeó, sorprendida.

-Air'his… ya os lo expliqué… los altos azlantis son una élite selecta genéticamente… fueron diseñados para ser… perfectos físicamente. Tienen la fuerza propia de semiorcos… la inteligencia y la agilidad élfica… el vigor de los enanos… la sabiduría y el carisma de los aasimares… -le cuchicheó a su compañera, incapaz de creer que quisiera entrar en aquel juego precisamente con Olhas. Con Volemak, aun…

¿Pero el señor Olhas? ¿Era Air'his consciente de que Olhas era un archimago capaz de tejer magia que dejaba enana a la de ella y la de Aerilaya combinadas? No, probablemente no, probablemente ni siquiera fuera consciente de la forma en que él habría realzado sus capacidades físicas, ya de por si notables, con magia permanente. Los eurythnios daban mucha importancia a todo el aspecto físico. Eran muy presumidos, y de eso tenían que haberse dado cuenta ya sus compañeros. Pero Air'his probablemente seguía sin tener idea de a qué extremos llegaba la potencia de su magia, pese a todo lo dicho. Y Volemak o Elphren eran aprendices, pero Olhas era un maestro, Olhas habría tenido acceso en los viejos tiempos no sólo a conocimientos o poder, sino también a recursos más que suficientes para pagarse sus caprichos.

Y teniendo en cuenta lo chulito que era el señor Olhas… Elphren no se habría inmutado ante el reto, y Volemak se lo habría tomado a broma. Pero Olhas no era la clase de hombre que dejaría pasar un reto así.

No obstante, Aerilaya se lavó las manos, ella había advertido a todos sus compañeros de que fueran corteses con el señor Olhas, de que los maestros thassilonianos eran orgullosos y estaban acostumbrados a recibir la deferencia de sus menores...

-Para qué luego digan que "yo" soy inconsciente y no pienso en mis reacciones -murmuró a Marcus, divertida. Aerilaya desechó lo que quedaba del fruto redondo, encarnado y rugoso que aun tenía en la mano y miró a Volemak, que sin duda se lo estaría pasando en grande. Volemak y Olhas se llevaban bien, pese a la diferencia de edad y rango, hasta el punto que Volemak podía burlarse amistosamente de las chulerías de su superior. Aun así, sabía que no intervendría. Ni se le ocurriría ponerse en el camino del archimago o advertir a Air'his del pantano en el que se estaba metiendo. Después de todo la semiorca era libre de elegir.

Su educación élfica la movía también a ella a cerrar la boca y dejar que Air'his decidiera por su cuenta. Pero llevaba demasiado tiempo entre humanos para ser una buena elfa. Aerilaya suspiró y decidió advertirla: -Air'his, bonita, ¿te das cuenta de que estás retando a un decano de la nación de la lujuria a una sesión de sexo duro? Querida, no importa lo que tú imagines que es una práctica salvaje, te aseguro que él lo habrá probado de alguna forma aun más salvaje. Si quieres probarlo, pruébalo, pero ¿estás segura de querer convertirlo en un reto?

Aerilaya se frotó la runa, incómoda e inquieta. Maldición, por un rato había olvidado su incomodidad, pero ahora había vuelto, duplicada…

Aun así, con cierta curiosidad morbosa, Aerilaya se preguntó qué clase de transformaciones le gustarían al señor Olhas. Y teniendo en cuenta que Air'his le había retado, qué cosas estaría dispuesto a probar él…

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05/09/2016, 13:02
Seltyiel

Selt ya suponía que los eurythnios acabarían ignorando las auras de los otros, por mera familiaridad. Era lo que creaba la costumbre. Las vistas más espectaculares se volvían anodinas cuando las veías todos los días. Incluso el olor más fuerte y desagradable dejaba de ser advertido al cabo de un tiempo.

-¿Y esa incomodidad? ¿Qué pasa? -murmura al notar el gesto de Naewen. Tampoco queda muy convencido cuando ella contesta a un interrogante a su gesto de apoyo-. Tienes amigos, sabes. Marcus y yo escucharíamos. Y apuesto que Air'his también, por más que sea más brutita que un arado. Pero no es mala mujer.

Las explicaciones sobre los juguetitos que fabricaban Volemak y sus colegas resultaban muy interesantes. Selt tiene que admitir que empieza a sentir mucha envidia de Naewen. Los eurythnios parecían tener mucho que enseñar. La casi-explicación del coste económico de todo aquello le convenció menos, aunque supuso que había algunas tendencias que no tenían lógica. Selt estaba acostumbrado a una mentalidad práctica en cuanto a la economía. Incluso a una mentalidad avariciosa. Pero ciertos derroches nunca los entendería.

-Los de Osirion también tienen todas esas enormes pirámides, otra cosa que nunca he entendido -claudicó finalmente el elfo.

Selt asiente admirado ante la idea de que Naewen hubiera empezado con el Arte tan joven. No era usual, ni siquiera entre los elfos, hasta donde él sabía. Pero se ríe ante la anécdota de su primer conjuro y el gesto que Naewen hace después como diciendo que así era ella.

-Sí, así eres tú. La loquita que dispara una reminiscencia necromántica y deja que le afecte sólo porque quiere saber la historia de un lugar. Y ni siquiera con un clérigo al lado -dice riendo-. Eres un peligro cuando la curiosidad te domina. Pero espero que los eurythnios te valoren. Vales mucho.

Selt coge una porción de la aleta de tiburón y empieza a comer al tiempo que mira la escenita entre Olhas y Air'his con diversión. Mejor que ir al teatro, oye. Selt esperaba que ella aceptase, sería más divertido así. Aunque tela con el maestro eurythnio, no se picaba fácil ni nada. Le recordaba a ciertos señores del crimen de casa, que eran también un tanto amigos de alardes y pruebas de poder.

La intervención de Naewen le llama la atención no por su advertencia a Air'his (después de todo, ¿cuál era el problema? ¿Qué si Olhas se picaba iría a algo realmente bizarro? Vaya cosa. Seguro que a la semiorca le gustaría eso. Incluso Selt tenía que reconocer que sentía algo de curiosidad por esos comentarios sobre transformismo, él nunca había probado algo así), sino por su comentario de la raza azlanti. Parecía que era verdad que los altos azlantis habían sido creados de esa forma, aunque el señor Olhas no había querido entrar en detalles.

Para Selt era un misterio cómo podía llegarse a algo así en una sociedad, aunque ahora recordó que cuando viajaba con Nheran oyó hablar de una nación aislada dirigida por un dragón dorado, una especie de utopía donde los humanos eran criados también como ganado para conseguir lo mejor de la raza pero parecían llevar una vida idílica, opulenta, cultivada y ordenada. Perfecta, decían algunos. Para alguien criado en Puerto Enigma la idea había resultado horrenda, mucho peor que el caos y violencia de su ciudad natal, con toda su pobreza y sus abusos. Vivir cómoda y pacíficamente no merecía la pena si no podías elegir en qué trabajar, qué estudiar y con quien tener a tus hijos.

De modo dado que Olhas no había contestado anteriormente, le pregunta a Naewen: -¿Entonces los programas de selección reproductiva de la raza azlanti eran cosa del imperio de Azlant, no de Thassilon?

Suponía que así era. Los thassilonianos no parecían estar teniendo escrúpulos con los nuevos ciudadanos que estaban aceptando. Ella era elfa y Lucien, si había de creer lo que Naewen les había dicho, tiefling. Y elfos pase, aunque imagina que meter a otra raza por medio arruinaría cualquier programa serio de pureza racial. Pero la mayor parte de las sociedades veían a los tieflings como máculas, como infecciones procedentes de los planos inferiores. A pocos les gustaba meter sangre demoníaca o diabólica en sus linajes. Selt sabía de familias que habían cometido infanticidios con bebés tieflings recién nacidos, antes que dejar que una mancha así perdurase.

Muy remilgados no podían ser, si aceptaban tieflings…

Selt sonríe a Volemak cuando el eurythnio pone los ojos en blanco ante la demostración de fuerza de su superior. Empezaba a caerle bien aquel eurythnio, parecía majo. -Bueno, déjale que alardee. Si yo pudiera hacerlo también presumiría -se ríe Selt, que no tenía reparos en reconocer que era más bien debilucho en ese sentido. Sus fortalezas radicaban en su agilidad, tanto física como mental, no en su fuerza bruta. En realidad Selt era más flojo en ese sentido que la mayoría de los humanos, pero no era algo que le quitase el sueño. O que se lo hubiera quitado si pudiera dormir de verdad, esto era.

Sirve unas cuantas copas de vino y las reparte, primero a las chicas, después a los eurythnios (a Volemak se la pasa con un guiño cómplice), y después a Marcus. Finalmente coge la suya y se arrellana en el asiento.

A ver qué pasaba.

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05/09/2016, 18:46
Volemak

- Tengo que reconocer que es la primera elfa que conozco en persona. En mis tiempos los elfos eran particularmente poco sociables y sus mujeres se dejaban ver aun menos. - Explicó el ingeniero rúnico con buen humor y dedicando una mirada apasionada a la elfa que consiguió encender sus mejillas.- Aunque si te acercabas mucho a sus tierras bien podías recibir disparos de advertencia, habitualmente en la frente o el corazón.

- Ah el cortejo… la seducción es parte de nuestra educación pero son tan distintas estas culturas modernas… De todos modos en Eurythnia siempre nos ha gustado asegurarnos de la aquiescencia de las posibles parejas sexuales, es de muy mal gusto hacer proposiciones a alguien a quien no le interesan.- Siguió explicando al elfo aunque sus ojos no se apartaron de la elfa.

Sin embargo el mago asistió a las preguntas de Seltyiel y a las respuestas de Naewen aprobador y pasando de una pose “libidinosa adolescente” a la de “joven y profesional profesor” en un instante.

- Realmente los costes son mucho más bajos de lo que creéis. He estado estudiando las técnicas arquitectónicas de esta era y la verdad es que desperdiciáis mucho usando materiales de baja calidad. Pero Naewen tiene razón aunque hubiesen sido poco rentables estas construcciones las habríamos hecho igual, después de todo el coste es solo en tiempo y esfuerzo, pero tener que vivir en una obra de mala calidad es malo para el espíritu de una nación. Supongo que podríais llamarlo el lema no oficial de Thassilon, calidad sobre rentabilidad. Aunque lo cierto es que eramos una de las satrapías más activas en cuando a la construcción de megaestructuras, solo por detrás de Cyrusian.

- Bueno a decir verdad nosotros no teníamos la limitación de un suministro lento y limitado de materiales mundanos valiosos. Tan solo era cuestión de invertir magia y talento, y ni siquiera de esos hacían falta grandes cantidades.

El eurythnio advirtió a Seltyiel de moderar las preguntas personales con los thassilonios, en especial con los de Eurythnia, pues eran un pueblo muy reservado en cuanto a las confidencias. Prácticamente tanto como los korvos con el sexo.

- De todos modos yo nunca he tenido problemas en ese aspecto, supongo que por estudiar con el maestro Elahnar.- Comentó divertido como si fuese algún tipo de broma personal.- Pero si, tuve mi primer tutor arcano a los dos años, un especialista en educar a gente de mi edad para que creciesen desarrollando las aptitudes mentales necesarias para esta carrera.

- Supongo que podría verse como una de las ventajas de venir de una familia de aptos.- Explicó Volemak que parecía hablar de esa familia como un noble casi.

- ¿Ni siquiera leer?- Preguntó mirando a Seltyiel como para confirmar que no le tomaba el pelo y después mostrándose horrorizado.- En Eurythnia, y en la mayoría de satrapías, ni el más bajo de los esclavos era analfabeto.

Sobre los altos azlantis el ingeniero se mostró bastante neutro, como si fuese un viejo tema común que ya ha aburrido.

- ¿Artificial? Bueno… podría verse así pero no, realmente no hay nada artificial en los programas de eugenesia y cría selectiva, incluso la magia utilizada se basaba solo en asegurarse las mejores posibilidades en una fertilización.

- Pero si los azlantis llegaron a estar muy obsesionados con ese asunto. En mi época no había demasiado contacto con el imperio, pero cuando la Señora marcho del continente los programas eugenésicos y pro-evolutivos estaban en su cúspide. De todos modos si te interesan los detalles más técnicos Olhas es el especialista. Cuando no esta jugando al “azlanti fardón” claro.- Añadió con una risita divertida mirando a su compañero.

- De todos modos en Thassilon se intentaba mantener la estirpe en aquellas familias provenientes del imperio, después de todo aseguraba que tus descendientes fuesen aptos. Pero no nos obsesionaba si es lo que preguntas. Thassilon se fundó por y para los aptos, como nación la raza y el origen nunca nos importó, solo la capacidad y la dedicación del individuo.

Sobre los aventureros Volemak escucho con atención pensativa la explicación de Seltyiel.

- Bueno a decir verdad los individuos no solían salir de los límites nacionales sin una razón. Los que lo hacían sin vínculos con algún poder de su patria eran casi exclusivamente bandidos, con algún raro colono que deseaba establecerse fuera de los limites de la civilización. Aunque ya eran pocos en mi época los que decidían suicidarse de esa manera.

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05/09/2016, 19:06
Melisa Bromathan

- Si, con Lucien cuesta mucho decir si es un muchacho, un hombre o un anciano.- Respondió Melisa con una sonrisa amable y bondadosa aunque con un fondo de tristeza.- Tiene quince años y es mi primo pequeño, se suponía que yo debería enseñarle cosas, aunque ahora es al revés. Pero me alegra, que este vivo es lo importante.

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05/09/2016, 19:39
Elphren

- Yo conseguí una puntuación alta en mi primer test de aptitud a los cinco años.- Explicó Elphren incómodo por tener que hablar de asuntos personales delante de tanta gente.- A partir de ahí la satrapía se ocupó de que tuviese acceso a las mejores escuelas arcanas de primaria. Aunque viví con…-dijo deteniéndose un momento, como si le costase seguir- mis padres hasta los doce que pase a un centro superior internado y de ahí a manos del maestro.

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05/09/2016, 19:55
Olhas

- No Seltyiel, te confundes. Hay muchos tipos de magia de longevidad y prácticamente ninguna requiere “cobrarse vidas”, como tu has dicho. Pero a lo que tu te estas refiriendo es a un ritual trascendente de inmortalidad. Tan diferente como un cantrip de un deseo.- Explicó con sencillez el mago distrayendo su atención de Airhis un momento.- Aunque como entenderás no solemos andar hablando de los secretos de la Señora. Es de mala educación.- Añadió con una radiante sonrisa que por algún motivo hizo que os pareciese radiantemente atractivo.

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06/09/2016, 13:38
Naewen

La mirada de Volemak fue algo más que una mirada, algo con lo que, en definitiva, estaba preparada para lidiar. No era una adolescente que pudiera ruborizarse por una simple mirada de deseo, y después de todo, aquel tipo de situaciones eran tan sencillas como insinuar que estaba dispuesta al juego del cortejo, o dar una negativa que cortase todas esas intenciones de cuajo. Pero la mirada apasionada de Volemak estaba acompañada de un destello de su runa, y Aerilaya se ruborizó como si aún fuera una cría sin experiencia.

Lo peor fue que aquel destello despertó a su propia runa, lo cual resultaba frustrante en extremo. La runa era exigente e incómoda cuando estaba despierta. Aerilaya aun no sabía manejarla ni controlarla más allá de lo más básico. Ni siquiera estaba segura de qué era capaz de hacer. Generaba el aura, claro estaba, pero su utilidad iba mucho más allá de eso y Aerilaya aun no tenía claro qué más permitía hacer. Los otros aprendices solían usarla con frecuencia en sus juegos de seducción, pero según Kusasfa (aj, maestro Kusasfa) aquella no era la auténtica finalidad de la runa, sino más bien un uso derivado y no ortodoxo, aunque inevitable dado que era muy tentador usarla para aquello.

Pero ahora la runa estaba despierta, y Aerilaya la sentía reverberar por todo su cuerpo. Por un lado la notaba vacía y hambrienta, de una forma no muy diferente a como sentía las emociones de Aerel a través del vínculo que compartían. Era algo extraño, porque las emociones de un familiar se sentían como una parte de uno mismo, aunque distantes y algo imprecisas (algo que tenía sentido, porque un familiar era más una prolongación de uno mismo que un ente separado) Y Aerilaya sentía el hambre de la runa de la misma manera distante, propia, y ligeramente abstracta. Sin embargo, no había nada indefinido en la forma en que aquel hambre la llenaba de deseo y parecía estimular las terminaciones nerviosas de su cuerpo, ni en la forma en que aquella conciencia vaga pero no inteligente parecía instarla a alcanzar un pequeño pozo de poder, que era suyo, suyo pero inalcanzable.

Aerilaya intentó una vez más alcanzarlo, como había hecho infinidad de veces en los últimos días, desde que se diera cuenta de su existencia, pero aunque era una parte de ella, no parecía ser fácil de alcanzar. Estaba ahí, tan cercano y tan evidente, y sin embargo, cuando intentaba alcanzarlo parecía tan lejano e impreciso. Aerilaya incluso notaba que era como un pozo a un tercio de su capacidad, y que parte del hambre de la runa era porque quería llenarlo. Pero en cuanto intentaba tocar sus límites, hacer uso de aquella agua, o simplemente entender cómo podía canalizarla, se topaba con una barrera. Era frustrante no entender cómo usar aquello, aunque al mismo tiempo intuía que la runa aun no estaba madura, que aun estaba creciendo y definiéndose. También la sentía presionar e intentar expandirse por todo ella, por todo el núcleo de su ser que constituía su magia. Aerilaya intuía también que aquello podría reforzar aquel núcleo interno, si aprendía a mezclarlos y canalizarlos debidamente. Bueno, lo intuía, y lo sabía, porque K… el maestro Kusasfa se lo había dicho. El problema era que aunque sentía que podía hacerlo, no entendía cómo hacerlo.

Quizá fuera que aun no estuviera lista para eso. Después de todo, la mayor parte de la gente tardaba años en aprender a canalizar el poder interno en conjuros coherentes, y aquello no era muy diferente. Cinco días no eran tanto tiempo… aunque ella estuviera acostumbrada a dominar su magia interna aun más rápidamente que eso.

Aerilaya se frotó suavemente la runa para calmarla y, con suerte, adormecerla. Funcionó con lo primero, pero no con lo segundo. Era curioso que algo que era básicamente una entidad mágica interna reaccionara a estímulos táctiles. Era otra cosa nueva pero fascinante. Si tan solo no resultara tan perturbadora… Suspiró.

-Bueno, en Eurythnia teníais elfos… incluso hay alguno entre vuestros despertados, creo. Aun no conozco a demasiados de vosotros, solo a la gente más cercana al entorno de K... del maestro. Es todo tan nuevo y hay tanto que aprender… -murmuró Aerilaya, mientras intentaba recuperar el control de sí misma. No estaba nada satisfecha de ella en ese sentido últimamente. El autocontrol siempre había sido importante para ella, pues una cosa era que tomara decisiones impulsivas y arriesgadas cuando la curiosidad la acuciaba, y otra que no supiera mantener un adecuado dominio de sus emociones y su magia. Pero todos aquellos cambios en la última semana la habían desestabilizado mucho.

Aerilaya suspiró, recuperando el control de sí misma. -Claro que supongo que esos elfos eran… eurythnios… -resultaba tan extraño pensarlo. Extraño, irónico, y amargo. Pero era verdad, con todo lo nueva que era allí y todo lo extraño que le resultaba todo, desde las exóticas costumbres de los eurythnios (de las cuales aun no conocía ni la mitad, y no compartía ni un tercio de las que conocía) a todos los cambios que estaba experimentando su magia (los cuales en sí mismos eran terriblemente desestabilizadores, era como volver a ser una aprendiz otra vez, pugnando por entender fuerzas internas cuyo potencial no alcazaba a vislumbrar del todo), se sentía mejor en Eurythnia de lo que se había sentido en Kyonin en sus últimas visitas. Algo en eso se le antojaba terriblemente erróneo.

En todo caso recordó que Kusasfa… no, el maestro Kusasfa (¡estos eurythnios y su manía con el protocolo!)… le había dicho que Eurythnia era la satrapía que había atraído mayor número de exiliados elfos en el pasado, junto con Edasseril y Cyrusian. Claro que el goteo de exiliados parecía haber ido decreciendo en los dos últimos siglos antes de la Caída. Seguramente era difícil que Volemak, que era joven, hubiera conocido a un elfo recién exiliado, con las costumbres de su tierra natal intactas. Los que habría conocido serían Perdidos, thassilonianos de adopción o puede que incluso de nacimiento.

Volemak no apartaba su mirada de ella incluso aunque seguía hablando con Seltyiel. Aerilaya sabía que solicitaba una respuesta, pero resultaba frustrante, ah, tan frustrante, sentirse tan torpe en aquel asunto, como si de nuevo fuera una adolescente. Suspiró, aun acariciando suavemente a la runa.

-Necesito tiempo, Volemak. Han sido cinco días enormemente confusos. El maestro dice que lo estoy haciendo muy bien y que es difícil la transición con una runa tan fuerte como la mía, pero yo no lo tengo tan claro. Necesito tiempo para alcanzar un nuevo equilibrio y entender lo que está pasando dentro de mí. Y aprender a controlar la impronta, claro está. La runa me está volviendo loca. Mientras no me aclare con todo esto, prefiero no añadir más factores de confusión a mi vida. Sé que ninguno de vosotros entendéis por qué os estoy rechazando a todos, pero realmente necesito tiempo para encontrar mi equilibrio. Hasta que no lo logre no voy a estar segura de lo que realmente quiero o deseo.

Y era difícil decir aquello mientras la runa seguía llenándola de deseo, y la mirada de Volemak no ayudaba precisamente. El joven la deseaba de verdad y era muy atrayente, como la mayoría de los eurythnios cuando se ponían a ello. Pero Aerilaya apretó los labios, tercamente. No iba a ceder a los deseos de la runa, que después de todo ni siquiera tenía mente. Ella controlaba la magia, no la magia a ella. Y no pensaba meterse en jaleos, sentimentales ni carnales, hasta que estuviera segura de que era algo que deseara ella, y no la runa.

A pesar de todo dedicó una sonrisa a Volemak, en parte porque le caía bien, en parte para suavizar lo enfático de sus palabras. Sin embargo, también se daba cuenta de lo poco que le conocía. Ni siquiera estaba segura de cuan joven era. Aerilaya tenía razones para pensar que superaba el medio siglo de edad, pero no tenía claro si su edad rondaba aquella, o más bien se acercaba o superaba el siglo de edad. Los eurythnios parecían tener una mentalidad parecida a la élfica en aquel tema: pasado cierto umbral de juventud, que marcaba una diferencia de madurez, la edad dejaba de tener importancia alguna y apenas se mencionaba.

-La verdad es que no sé cómo lo hacéis -dijo Aerilaya, muy emocionalmente, y no menos frustrada-. El truco de intentar tratar a la runa como una especie de familiar no me funciona, dado que no es inteligente, pero sigue siendo enormemente perturbadora, y tampoco acabo de captar sus límites. Ni siquiera sé cómo llegar a ella, aunque está tan cerca.

Aerilaya dejó que Volemak siguiera hablando con Seltyiel, algo avergonzada de su estallido. Además, aquella visita era para sus compañeros, no estaba bien acaparar la atención de los eurythnios. Pero en el tema de la raza azlanti no pudo menos que discrepar.

-Esos métodos de selección los definiría como artificiales, Volemak. No importa que sean sencillos, siguen siendo artificiales. -Aerilaya nunca había entendido lo de querer criar a tus propios congéneres como si fueran ganado o cultivos. Había algo en su espíritu inconformista que se rebelaba contra semejantes ideas. Pero habían sido las ideas de Azlant, más que de Thassilon. Y ni siquiera Azlant las había desarrollado por cuenta propia.

A Elphren le sonrió amablemente. Era difícil lograr que hablara de sí mismo. En realidad había algo raro en él, y la forma en que los otros euryhtnios rehuían sus rarezas y, en realidad, en la misma forma en que le trataban, la hacía pensar que había algo vergonzoso en su pasado. -No sé quien me dijo que procedías de una familia de artesanos. Tiene que haber sido un buen salto social, de hijo de artesanos a aprendiz del segundo archimago más importante de la satrapía.

Aerilaya se siguió acariciando la runa suavemente mientras se sentía obligada a discrepar también con el señor Olhas, aunque solo parcialmente.

-Cierto que no todas las rutas de longevidad exigen un peaje de vidas, pero las hay que sí. Mismo uno de los componentes para el ritual de lichificación es el corazón de un congénere, arrebatado personalmente en los días anteriores al ritual. -Aerilaya no explicó cómo sabía eso. Después de todo, aquellas solían ser fórmulas bastante secretas. Pero el que Inayat había desarrollado requería eso, al menos.

Se corrigió: -Al menos el protocolo del que ritual que tuve una vez oportunidad de leer, requería eso. Quizá haya otras variantes que permitan sustituir ese componente. Una vez conocí a una… mujer… que había desarrollado un conjuro de longevidad, que le transfería la vitalidad de las víctimas que se cobraba. De modo que… consumía… a una víctima joven cada pocas décadas, y así se mantenía joven. Aunque también he visto la fórmula de un conjuro que detiene el envejecimiento durante un solo día… de modo que tiene que ser lanzado diariamente si se quiere retener la juventud actual… y sólo requiere beber sangre de una criatura que tenga al menos la mitad de edad que el receptor. Ese no requiere sacrificar vida alguna… la cantidad de sangre que se necesita no es tanta, el equivalente a una de esas copas -hizo un gesto con la cabeza hacia las copas de vino-. Aunque sólo por no beber sangre… aj.

La elfa hizo un gesto de asco. Pero no mencionó que en realidad lo había probado una vez, sólo para ver qué se sentía y cómo funcionaba, y que por eso tenía una buena idea de cuan asqueroso era beber de golpe esa cantidad de sangre. Tampoco hizo alusión a los secretos de Sorshen, sabiendo muy bien a aquellas alturas que era un tema tabú para los eurythnios.

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06/09/2016, 14:02
Marcus

Marcus se había quedado un poco a cuadros en medio de aquel bullicio de conversación. Parpadeó y se acordó de responder a Melisa. La joven le había preguntado y con tanto ajetreo a Marcus se le había pasado responder.

- Me interesan por un lado los idiomas en general... Alguno en concreto en particular. – Indicó. Aunque sabía que no hacía falta una universidad para ello. – Y me interesan estudios sobre la simbología en diversas culturas… como por ejemplo esas runas que os tatuáis. – Explicó.

- No es que quiera estudiar la teoría sobre vuestras runas… - se apresuró a añadir. – Además de que sin magia no me serviría de nada. Pero hay otras culturas que usan símbolos, tatuajes o imágenes con distintas intenciones… y me interesaba estudiar sobre ello. – Aclaró. – Quizá se explique algo en arqueología. – Comentó pensativo. – A lo mejor incluso existe alguna asignatura independiente como dices que se centre en este tema.

- Gracias. – Dijo finalmente de forma sincera, para agradecer a la joven sus respuestas. Era de trato agradable y para nada elitista o altanera como se presumiría de una eurythnia o alguien que se relacionaba con ellos.

Marcus trató de seguir la conversación como pudo. Aunque hablaban de conceptos que no había escuchado nunca, al menos el explorador era lo suficientemente inteligente como para hacerse una idea de todo o casi todo.

Hasta que uno de los eurythnios intentó coquetear con Selt de manera descarada. Marcus enarcó una ceja, sorprendido, pero no dijo nada. Cada cual era libre de hacer lo que quisiera. Pero sí, no pudo evitar sorprenderse. Luego enseguida dejó escapar una leve sonrisa mientras se limitaba a comprobar cómo reaccionaba su amigo ante la situación. Y la verdad es que no lo hizo nada mal. Se salvó con elegancia y sin ofender a nadie, al parecer.

Y entonces llegaron los intentos de flirteo entre Olhas y Air'his, que dejaron descolocado a Marcus. Parecía que tanto a Naewen como a Seltyiel les parecía divertido… aunque con cierto punto peligroso. El explorador sabía que, a pesar de las apariencias, la semi orca tenía más sentido común de lo que otros le suponían.

Las explicaciones sobre las prácticas sexuales de Eurythnia con sus "complementos" sexuales casi hicieron que Marcus se estremeciera. ¿Por qué alguien querría probar algo así? No lo entendía pero de nuevo eran libres de elegir… como así había sido en el pasado.

Se preguntó si Air'his aceptaría pero decidió que prefería no saberlo. El posterior jueguecito de Olhas con la copa de latón no hizo más que aumentar la curiosidad de Marcus. De una forma u otra parecía que el ego de aquel azlanti era insuperable. Se preguntó hasta donde llegaría por un insignificante reto. Hasta dónde llegaría si alguien le decía que no era capaz de algo. Pero Olhas debía ser un genio… no tenía sentido que un genio fuera tan fácilmente manipulable... por lo que algo no concordaba en la cabeza de Marcus. Algo fallaba allí. Seguramente todo fuera una enorme puesta en escena, y ellos seguirían ignorantes del verdadero carácter de Olhas. Una forma de reaccionar en sociedad muy interesante… y seguramente muy útil para protegerse… pero muy solitaria también. El comentario de Selt acerca de que él también alardearía de poder hacer algo así dejó claro a Marcus que cada uno era como era, con su carácter y peculiaridades, y él no era quien para juzgar a nadie.

Naewen distrajo a Marcus temporalmente de la conversación con la advertencia sobre aquellas bayas, y el hombre asintió agradecido, sin poder evitar sonreír brevemente a la elfa.

- De acuerdo. Probaré luego estas "bayas milagro". – comentó guardándose unas pocas y escogiendo otra pieza de fruta distinta… siguiendo el ejemplo de Naewen. La verdad es que Naewen parecía una enciclopedia ambulante. Sabía prácticamente de todo, y resultaba muy útil.

- ¿Un conjuro potenciado por abysium resultaría absorbido igualmente por el noqual? – Preguntó tras escuchar la explicación de Naewen. - ¿O dependería de la densidad y grosor de ambos materiales? -

Aunque Marcus no era un mago, aquellos interrogantes venían a su mente de forma casi natural. Le parecía intrigante resolver esas peculiaridades para saber cómo funcionaba el mundo.

Quería preguntar algo más sobre los tanques de infusión de djezet… pero creyó que su pregunta sobrepasaría los límites de lo cortés… asi que tras pensarlo unos segundos decidió callar.

Agradeció con un asentimiento de cabeza la copa que le ofreció Seltyiel, y se acomodó en un asiento para continuar la conversación.

Entonces llegó la revelación que más impacto causó en Marcus. ¿Sería cierto? ¿Cómo iba a tener Lucien sólo 15 años.

- ¿Que esté vivo es lo importante? – Preguntó repitiendo las palabras de Melisa. – ¿Acaso tratas decir que, por alguna extraña razón, no debería estarlo? – La sorpresa de Marcus le había evitado su cautela habitual, y cuando se dio cuenta se apresuró a disculparse. – Esto… lo siento. No pretendía… No hagas caso de lo que he dicho, ¿vale? Sólo me ha sorprendido. – Indicó. Quizá Lucien había padecido alguna extraña enfermedad de la que se había recuperado milagrosamente. O el comentario podía hacer referencia a mil cosas distintas.

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06/09/2016, 19:30
Seltyiel

-¿La primera elfa? Vaya, sí que eran raros en vuestro época. Ahora se los ve más, siempre hay algunos en las ciudades humanas, aunque no muchos. Y aun disparan si te acercas a sus tierras, aunque por lo menos hacen un par de disparos de advertencia. ¿Eran hostiles las relaciones de Thassilon con los elfos? -Selt encuentra curioso que entonces disparasen a matar como todo saludo.

Pero el otro tenía su atención fija en Naewen, no en él. Selt encontraba graciosa la situación e iba a bromear con ella diciendo que no torturara al chaval cuando Naewen le sorprende con una expresión de incomodidad (otra más) y luego con una declaración sobre lo confusa que estaba. Selt se rasca una oreja, pensativo. Así que era eso. ¿Era solo que ella estaba molesta por no haber logrado dominar la nueva magia que le estaban enseñando? Pero ella tenía que saber que aquello no era cosa de una semana, por muy dotada que estuviera. Quizá había aprendido de tan joven que había olvidado lo que era dar los primeros pasos en una nueva tradición. Los niños tienen un sentido del tiempo tan maleable. Apostaba que incluso a ella le había costado tiempo aprender, en su día. Selt suponía que aprender una nueva forma de enfocar la magia, como hacían aquellos magos rúnicos, implicaría volver del revés tus ideas de cómo canalizar la energía y cómo reformarla en los conjuros. Cada tradición tenía sus manías y sus técnicas a este respecto, después de todo.

Selt recuerda lo mucho que le había costado aprender la canalización del vacío, y el miedo que le había dado al principio aprender a llamar al vacío para rebelar las imperfecciones de otra persona. La idea era introducirlo en esa otra persona, pero cuando lo llamabas partía de ti, y era algo frío y vasto, algo que no se podía comprender.

Pero entonces ella soltó que no entendía cómo lo hacían los eurythnios. Selt parpadea, porque la forma de hablar de Naewen parecía insinuar que la runa estaba viva y tenía una especie de consciencia. Qué cosa más rara. Selt mira el tatuaje de ella. Hasta ahora había creído que era sólo una especie de amplificador arcano, como las runas de los hechiceros varisios, que amplificaban la magia de una escuela magia concreta.

-Naewen, en serio, ¿estás bien? -Selt pregunta esa vez en voz alta-. ¿Qué le pasa a esa runa tuya? ¿Cómo es que es tan perturbadora? ¿Tiene efectos físicos o mentales sobre ti? Es… errr… ¿intenta controlarte?

Esta vez Selt mira a Volemak con una pregunta en sus ojos. No era una mirada acusadora, porque aquello no parecía ser cosa del eurythnio, pero a algún nivel sí que había disparado aquella reacción de su amiga. Naewen parecía tan tranquila hasta que Volemak había empezado a intentar excitarla con sus miraditas, y supuso, con sus truquitos de eurythnio también.

-¿De que va esto, Volemak?

Selt vuelve a coger la mano de Naewen por debajo de la mesa, en parte para proporcionarle más apoyo, en parte para saber si seguía estando nerviosa.

Pero luego la conversación transcurrió más tranquila por otros cauces. Selt encuentra curioso (aunque no inesperado) el espíritu perfeccionista de Thassilon. En cierta manera cuadraba con su ego.

-Nunca entenderé esa necesidad de hacerlo todo a lo grande, pero sí que parece pegaros -reconoce en voz alta-. Para mí una vivienda es un lugar donde vivir. No hace falta que sea perfecta, ni enorme, ni hermosa. Para mí cumple mientras sea funcional. Tampoco le veo mucho sentido a que tengan que durar tanto tiempo, encuentro más práctico la reconstrucción a partir de ciertos años o décadas. Pero los elfos piensan un poco como vosotros. Para ellos sus edificios tienen que ser hermosos y duraderos. Aunque a ellos lo de grande tampoco les dice mucho. Pero por lo que dices, ¿de donde sacabais los materiales, si no teníais la limitación de un suministro finito? Por lo que sé las transmutaciones mágicas son todas de corta duración o estupidamente costosas, y por muchas minas y canteras que tuvierais, todas tienen un límite. Con lo grandes que son vuestras estructuras, teníais que consumir a mansalva.

Selt asiente con la cabeza en señal de contrición cuando Volemak le advierte sobre que estaba siendo demasiado curioso. -Lo siento. Si hay una pregunta que os moleste decídmelo y ya está. No la repetiré. Pero me gustaría aprender lo que pudiera de vosotros. Me he dedicado a estudiar vuestra cultura durante años y apenas logré arañar la superficie. Ningún historiador del mundo puede decir otra cosa con sinceridad, sois un misterio. Teneros vivos ante mí y capaces de responder preguntas es… increíble.

El elfo se encoge de hombros. -Aunque también es algo más que curiosidad de historiador si quieres que te diga la verdad. He llegado a apreciar mucho a mis compañeros en nuestra última aventura y me preocupo por Naewen. Y también tengo un poquito de envidia de la suerte que ha tenido. Puede que no sea un supergenio como vosotros, ni un estudioso del Arte en exclusiva, pero también soy mago. Claro que tengo curiosidad y me admiran vuestros logros en este sentido. ¿Podéis culparme por querer saber lo que me estoy perdiendo? -añade con humor-. De todas formas no os he hecho ni una sola pregunta sobre metodología, suponiendo que no os haría gracia responder sobre eso, y tampoco había creído que había sido tan indiscreto a nivel personal. Intentaré refrenar mi curiosidad a partir de ahora.

Selt reflexiona un poco sobre lo que ha dicho y ha podido molestar a los euythnios. Supone que es por sus comentarios sobre su leyenda negra y sus antiguas costumbres. De acuerdo que mencionar aquello no había sido lo más cortés del mundo, pero, ¿qué ganaban todos fingiendo que no sabían eso? A aquellas alturas los eurythnios tenían que saber que su leyenda negra era casi lo único que había perdurado de su cultura. Selt había creído que querrían explicarse desde su punto de vista, pero eh, estaba claro que aquello no era Puerto Enigma. Los eurythnios parecían menos estirados que los korvosanos, pero tampoco eran del estilo abierto y agresivo de su ciudad natal.

No era cuestión de cabrear al personal, así que prefiere volver a una conversación más neutra y menos problemática.

-Por la cara quemada de Nethys, empezar a los dos años. Sois todos unos prodigios que dais asco. Me siento todo un ceporro -bromea amablemente-. Pero sí, es cierto. Mucha gente de esta región no sabe ni leer. Y muchos de los que saben, apenas llegan a algo más allá de eso, y hacer las cuentas más básicas. El plebeyo medio no necesita mucho más en su vida diaria, y pocos tienen motivación u oportunidad de aprender más. Yo no sé qué clase de educación tuvo Marcus…

Selt mira al explorador por si quiere explicarse. -Pero yo fui de los "privilegiados" porque mis padres sí tenían cultura y me enseñaron ellos. Mi madre era sacerdotisa y los clérigos en el templo daban clases también a los hijos de sus colegas y de algunos fieles que financiaban el templo. Eran calistrianos, así que tampoco es que fueran unos obsesos de la educación como otras religiones, pero al menos tuve la suerte de una educación básica. Aunque realmente no tuve oportunidad de una educación más seria hasta que empecé mi educación arcana. Mi maestro encontró insultante mi escasa base. Más adelante, cuando ya estaba independizado otra vez en mi ciudad natal y empecé a cansarme de mis negocios habituales, es cuando tomé la decisión de educarme a mí mismo de otra manera y es cuando empecé a relacionarme con los historiadores y arqueólogos que estudiaban las ruinas de vuestra cultura. Así que ya veis, muy diferente de vosotros y se puede considerar que yo formo parte de los privilegiados.

Selt se encoge de hombros. -Aunque no tan privilegiado como otros. Yo tuve suerte también. -Sonríe a Melisa amablemente-. Los nobles como ella sí lo tienen más fácil. Tutores en la infancia, escuelas superiores, universidad… Espero que logréis exportar vuestras costumbres sobre educación general, para seros sincero. Es algo que le sentaría la mar de bien a esta región.

El bribón capta la incomodidad de Elphren y decide que lo mejor es no preguntarle más, aunque tiene cierta curiosidad por él. Un hombre de orígenes humildes… pero bueno, parecía que consideraban que ya se estaba pasando con preguntas personales. Selt se muerde la lengua y se limita a sonreír al mago y asentir con la cabeza.

Ante los comentarios de Marcus a Melisa sobre los estudios de la universidad, Selt niega con la cabeza. Utiliza un truco que ha aprendido durante una vida de conjurar subrepticiamente de forma que la gente no se entere, para liberar de su mente un conjuro de vínculo telepático. Normalmente conjurar sin componentes (sin palabras, ni gestos, ni materiales) hacía que la gente no se coscase de lo que estaba pasando ante sus narices, pero no apostaría que éste fuera el caso delante de esos eurythnios. Solo cabía esperar que no lo considerasen ofensivo si se enteraban. Selt enlaza en el conjuro a sus compañeros.

"En serio, Marcus", le dice telepáticamente, sabiendo que Naewen también le estaría oyendo. "Naewen dice que tu tatuaje son runas azlantis, no thassilonianas. En la universidad no van a saber nada de tu tatuaje, aquí Azlant no está de moda. Y de magia van a saber aun menos, para eso deberías preguntar en la academia infernalista. Deja que Naewen investigue por su cuenta o pídele que te lleve a Absalom, allí tienen estudios sobre Azlant para aburrir. O, si no te importa enseñarlo, muéstraselo a Olhas ahora. Quizá sepa algo él"

Asiente al comentario de Volemak sobre si le interesaban los detalles sobre la creación de los altos azlantis. -Sí, me gustaría saber todo lo que queráis contarme sobre el mundo antiguo. No quiero ser descortés ni incomodaros, así que tocad solo los temas que no tengáis inconveniente en hablar.

Selt sonríe ante el epíteto de "azlanti fardón" que Volemak le cuelga al señor Olhas. A él no le molestan los alardes del maestro eurythnio, y seguía sin creer que era por mera chulería (algo que se desperdiciaría ante el publico actual… una semiorca y dos aventureros sin influencia política ni poder económico…), sino que más bien seguía relacionándolo con el ejemplo de ciertos señores del crimen de casa. No era cuestión de presumir, era cuestión de reputación y de fachada.

El elfo acepta la corrección del señor Olhas con un asentimiento cortés de de cabeza y no puede evitar devolverle la sonrisa, que parecía contagiosa, a pesar de ser consciente de que probablemente le estaba manipulando. Esa aura de los eurythnios tenía sus peligros en una interacción social. Pero se vuelve a rascar una oreja, un poco confuso. -¿Qué queréis decir con "trascendente", maestro Olhas? Siento pareceros un palurdo, pero no acabo de comprender.

Naewen intervino demostrando sus eclécticos conocimientos en temas que la mayor parte de la gente consideraría demasiado oscuros para escarbar en ellos. A saber qué clase de vida había llevado en el pasado. Tenía que reconocer que desde lo del Señor Blanco Selt sentía curiosidad por eso.

No, vale. Sentía MUCHA curiosidad.

-No preguntaré cómo has logrado poner tus manos sobre el protocolo de conversión a liche, Naewen -le dice, meneando la cabeza con indulgencia-, pero espero que algún día me lo cuentes.

Notas de juego

utilizo un uso de tricky spells
 

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06/09/2016, 21:44
Marcus

A Marcus tampoco le pasó desapercibido el gesto de incomodidad de Naewen. Selt mostró su preocupación de forma mucho más abierta, incluso preguntó a Volemak. El explorador pensó en  un primer momento que quizá estaban jugando con la mente de su amiga pero no creía que aquello fuera posible. O no con facilidad… Naewen mostraría otros síntomas o sería capaz de mandarles alguna señal.

No, aquello tenía que ver con su nueva “familia”. Con esos eurythnios y su cultura. Quizá con aquella nueva runa que había aparecido en la elfa. Era un asunto privado en el que Marcus consideraba que no debían meterse… pero aun así se preocupaba al igual que Selt.

Las preguntas de Selt acerca de si la runa intentaba controlar a Naewen alzaron todas las alarmas de Marcus, que se quedó ligeramente tenso a la espera de una respuesta por parte de la elfa.

La conversación continuó, y Selt mostró su interés por la arquitectura eurythnia, o más bien del antiguo Thassilon. Sobre todo por el origen de los materiales para construir semejantes edificaciones tan impresionantes y duraderas. La verdad es que era un tema que podría intrigar a cualquiera, y que aunque a los eurythnios les pareciera trivial, fijo que no mostraban todos sus secretos tan a la ligera.

Luego hablaron sobre los estudios y la edad a la que cada uno había comenzado a iniciarse en el Arte… y Selt preguntó directamente a Marcus. El explorador sonrió francamente y se encogió de hombros.

- No tengo ninguna base sólida en la que apoyarme… No seguí una educación formal. Casi todo lo que sé lo aprendí de mi padre que como sabéis era un cazador. – Dijo sin matizar mucho más, pues recientemente habían descubierto que su padre quizá había sido algo más. – Sé mucho sobre la naturaleza y las criaturas que pueblan el mundo así como geografía. – continuó. – Mi padre me enseñó también unos conocimientos muy básicos sobre protocolo y costumbres nobiliarias, así como unas bases de ingeniería. – Continuó. – Sé fabricar flechas, montar trampas y algunas otras cosillas útiles para cuando viajas en plena naturaleza… Pero ahí finaliza mi educación. – Admitió. Aunque por una mirada leve que lanzó a Air’his casi podría decirse que había algo que ocultaba a la druida.

Pero el gesto pasó casi por completo desapercibido… o ésa fue la intención de Marcus.

- Apenas sé nada de religión, magia o cualquier otro tema arcano. Prácticamente eran tabú para mi padre. Creo que tuvo que tener alguna mala experiencia con alguno de ellos, o con todos. – Pero aun así el hombre se sentía más que capacitado para aprender de cualquiera de aquellos temas, aunque no lo mencionó. - Aunque por mi parte, no descarto estudiar el Arte algún día. - Mencionó observando la reacción del resto. Quizá era una broma o quizá hablara en serio.

El repentino mensaje telepático de Selt no hizo sino descolocar a Marcus y todas las defensas mentales que había preparado. Había intentado llevar la conversación de tanto en tanto por el camino que había querido sin querer desvelar demasiado sobre sus verdaderas intenciones. Y Selt había pensado en lo más obvio… Pero Marcus no quiso sacarle de su error. Además el elfo tenía razón. Podía ser una muy buena oportunidad de que alguien con tremendos conocimientos pudiera revelar más luz sobre el origen del tatuaje de Marcus asi que el explorador asintió en silencio a las palabras mentales de Seltyiel.

- Disculpad Maestro Olhas. Quizá os parezca demasiado atrevido pero… me gustaría haceros una consulta. – Dijo Marcus. – Tengo un tatuaje desde que tengo uso de razón. – Dijo sin mostrarlo todavía… - No es un tatuaje normal. – Explicó. – Pero realmente aun no sé lo que es ni su verdadero origen… y me gustaría saber si podéis arrojar algo de luz a ese tema. – Añadió mientras lentamente se echaba la capa hacia atrás y mostraba bien el brazo para que todos, en especial el maestro Olhas, pudieran observar el tatuaje con claridad.

Marcus estudió con extrema atención cada mínima variación en los gestos del rostro de Olhas, por si el maestro intentara ocultarle algo acerca de sus conocimientos sobre el tatuaje.

- ¿Sabéis qué es? – Preguntó.

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06/09/2016, 23:08
Volemak

- No creas que habían tantos elfos entre nosotros, pero si, los habían. Solo que yo aun no había conocido a una.- Explicó Volemak atentamente.

- Naewen- tranquilizó el eurythnio con tacto y amabilidad- no necesitas explicarte. No es no, y punto. En serio, no te estreses tanto, nadie va a tomarse mal un rechazo, es algo completamente natural. Aunque no creas que te será tan sencillo librarte de Isenya.

Sin embargo Volemak asistió tan confundido como los demás, tanto miembros del grupo como eurythnios, ante el estallido de la elfa.

- No tengo ni la menor idea.- Respondió a Seltyiel negando con la cabeza.

- ¿Ocurre algo malo con tu runa Naewen?- Preguntó el mago dejando su copa y acercándose a la elfa con preocupación.