Partida Rol por web

Pathfinder Alfa: Hijos del Vacio

[Partida] 1.0: Entrando en el Misterio

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27/10/2015, 18:01
Director

14 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Puertoenigma... quizás no fuese la ciudad más fea de Varisia, ni la más sucia, ni la más peligrosa, pero no se quedaba corta en ninguna de aquellas categorías. Vuestra llegada a la capital de la piratería de Varisia vino acompañada por un día plumbeo y húmedo, que a pesar de algún esporádico trueno lejano no se decidía a desatar un aguacero. Y a pesar de ello el capitán del pequeño barco comercial en el que habíais conseguido pasaje no dejaba de otear el cielo con un mal humor que parecía esconder cierta preocupación.

 

Y allí estabais, el más nuevo (y uno de los más curiosos) grupo de la Sociedad, con su nueva capitana “estrella” que aun no parecía haberse acostumbrado a aquella idea. Fue en ese mismo momento, con la ciudad ya a la vista que la elfa os reveló vuestra misión allí, así como a ella se la habían revelado en Magnimar.

La Dama Velada tuvo sus quince minutos de fama hará treinta años, cuando fue botada, para, poco después, pasar a engrosar la lista de los misterios marítimos del Mar Interior al desaparecer sin dejar el más mínimo rastro. A lo largo de los años se fueron sucediendo los avistamientos de esta embarcación, demasiados y, en ocasiones, demasiado específicos para ser desechados fácilmente.

Pero para la Sociedad la historia era mucho más... personal. Athena Atticus, la armadora y diseñadora de la Dama era una prominente figura de la alta sociedad andoriana, además de una desarrolladora arcana de cierto talento y la principal benefactora de la Sociedad en el país de la libertad. Para el viaje inaugural del que debía ser el futuro de los buques de recreo para los adinerados Athena había invitado a casi una docena de amigos y socios, la mayoría de ellos pertenecientes o vinculados a la Sociedad. Como es lógico la Sociedad organizó diversas partidas en busca de la nave o de sus restos, pero a pesar de haber desaparecido en un zona de escaso calado y con abundante tráfico marino no pudieron encontrar ni la más mínima pista. Hasta hace un mes.

Otto Carre era un antiguo conocido de la Sociedad, un mago de Molthune que colaboró hace años en algunas misiones con un par de grupos de miembros y en algunas investigaciones antes de asentarse en Puertoenigma para unirse a los criptarcas. Él fue el que dio el aviso sobre el avistamiento de la Dama, un avistamiento que el mismo comprobó y que al contrario que los demás supuestos casos no fue en el mar, si no encallada en unos islotes. Normalmente se habría encargado de inmediato a la nueva logia de Magnimar que se ocupase pero en una preocupante demostración de sincronización el destino decidió abrir la caja de los truenos en Varisia. Y lo hizo a lo grande.

La logia de Magnimar ya estaba al límite de su capacidad debido al enorme aumento de actividad de las distintas tribus no humanas del continente por no hablar de múltiples nuevas pistas relacionadas con Thassilon. Pero lo que les desbordó fue la sorpresa que les llegó desde Korvosa. Thassilon había regresado después de diez milenios de sueño que al parecer no era tan definitivo como todos creían. Por eso cuando el único agente a sueldo que la logia pudo enviar para corroborar la historia de Carre (a petición e insistencia del decumvirato) volvió diciendo que tanto su contacto como buena parte de los criptarcas parecían haberse esfumado, y que un meteoro cayó a pocas millas de Puertoenigma provocando un maremoto que casi le costo la visa y revolvió la ciudad como si fuese un hormiguero se decidió que aquella situación requería un grupo de aventureros de la Sociedad.

Sheila Heidmarch, la capitana aventurera de la logia de Magnimar, informó de esto a Naewen en una reunión privada durante el día que pudisteis “disfrutar” de su hospitalidad. Lo cierto es que la mujer estaba atareada y parecía gustarle poco que os metieseis en su terreno. Y aunque no llegó a perder la educación cierto miembro de vuestro grupo indicó que “el carácter de esa mujer enfriaría a un orco en celo”.

Así pues la Sociedad os dejaba a vosotros con el objetivo de descubrir que demonios ocurrió en esa nave y a sus pasajeros. Pero parecía que antes tendríais que encontrar a un mago desaparecido en medio de una ciudad de piratas cabreados. La única ayuda que podían daros era pedir a un erudito con vínculos con la Sociedad (y que al parecer entre sus aficiones se encontraba el misterio de la Dama Velada) que se trasladase desde la pequeña población de Cala Arenosa, al norte de Magnimar, para asesoraros. Por algún motivo vuestra capitana aventurera no parecía muy ansiosa por encontrarse con Brodert Quink.

 

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27/10/2015, 22:25
Naewen

Viajar en barco era en verdad un método lento. Por un lado ella habría preferido recurrir a la teleportación: rápida, cómoda y eficaz. Pero nunca había estado en la ciudad de destino, y había preferido no arriesgarse a un posible error. Además, la idea de unos días de aislamiento marítimo le había atraído. Su alma no resonaba con la infinidad de las olas de la misma manera que lo hacía en la penumbra viva de un bosque, pero era agradable contemplar aquella inmensidad y saber que habría tiempo para reflexionar y descansar. Hacía demasiado tiempo que su vida transcurría en el caos devorador de tiempo propio de las razas de vida corta. Era bueno recordar que podían existir patrones más sosegados de tiempo con los que medir una vida…

Y si comparaba aquel viaje con el último que había realizado en barco, el que le había traído desde Absalom, tenía que reconocer que su vida había cambiado a mejor. Cierto, sus amigos ya no estaban, pero aquello era algo a lo que se había acostumbrado desde abandonara Kyonin. Era la maldición inevitable que le pasaba a cualquier elfo que abrazara la convivencia con el mundo exterior. Pero había otra cosa que ya no estaba. Aquella carga de culpabilidad, tristeza y agobio que le había acompañado durante tanto tiempo. La elfa sonrió, mirando las encrespadas olas. Sí, definitivamente mejor ahora. La convivencia con el último grupo había sido corta, pero positiva. Había curado muchas de sus heridas interiores. E, irónicamente, las lecciones de su peculiar maestra también habían ayudado. No es que las pudiera mirar a retrospectiva con agradecimiento, pues habían sido como el hierro candente sobre el miembro recién amputado: dolorosas y crueles. Pero le habían hecho bien, en cierto modo.

-Es un nuevo comienzo -le dijo a su familiar-. Debería haber adoptado el nombre que me dio Rethel: Aegh’rea, “Renacida en un nuevo alba”. Puede que no sea un nombre élfico, pero es un buen nombre, que representa bien el nuevo rumbo de mi vida.

La elfa suspiró. Era un buen nombre, sí. Pero había acabado por dejarlo de lado, por meras razones prácticas. Los humanos nunca entendían la idea de los elfos acerca de adoptar un nuevo nombre para marcar una nueva etapa de la vida. Muy pronto se había dado cuenta de que aquello solo los confundía y los irritaba. Sus conocidos de Varisia estaban acostumbrados a pensar en ella como Naewen, y como Naewen se había quedado.

-Pero sigue siendo un buen nombre -repitió Naewen, que echaba de menos a Rethel-, aunque Arazhne tiene razón. La costumbre élfica de los nombres no tiene sentido fuera de Kyonin.

Y aquello era otra señal de su cambio, se dijo Naewen. El poder pensar en su maestra con ecuanimidad y solo con un poco de aprensión, en vez de con miedo, resentimiento y paranoia elevada a la enésima potencia… bueno, algo de paranoia quedaba. Pero no un océano comparable a aquel que se extendía ante su vista. Quizá algo había tenido que ver el comprobar que Arazhne sentía también cierta lealtad y obligación hacia ella, por extraña que fuera. Constatar aquello le había hecho sentir algo más tranquila y menos con la sensación de estar amarrada al morro de un dragón ciego de ira. Ahora la sensación era más bien de estar amarrada a un terrarón enloquecido, pero era una mejora.

Después del primero, encontró tiempo para hablar a sus nuevos asociados. Qué grupo extraño, aun más extraño que el de la vez anterior. Dos semiorcos y dos elfos. Sonrió levemente al recordar al último semiorco que había conocido, un chamán que a partes iguales había resultado insufrible y entrañable. Maldición, echo de menos a un semiorco machista y ultraprotector.

-Compañeros -les dijo a los otros, cuando se reunió con ellos-, pronto os contaré de qué va la misión. Pero antes, disfrutad de este corto interludio. A saber cuánto tiempo tendremos para nosotros mismos en el futuro, así que mejor aprovechemos el presente. Como os dije el día que nos conocimos, aprecio menos las formalidades que un espíritu de cooperación. Llamadme Naewen, como hace casi todo el mundo en Varisia.

La elfa miró seriamente a sus compañeros. Era extraño ser la más baja del grupo; generalmente resultaba un pelín más alta que los humanos, dado que era menuda para su raza. A pesar de que había pocas razones para ir de punta en blanco en un viaje marítimo, estaba ataviada con vestido largo verde mar, una capa a juego, y portaba su usual muestrario de joyería. La larga melena oscura estaba arreglada en un complicado peinado salpicado de  hebillas de plata y oro con formas de animales y plantas. Y es que a ojos de la elfa, no había razones para dejarse arrastrar por el barbarismo. Tampoco ocultaba los instrumentos de su oficio; era evidente que se encontraba orgullosa de su profesión. El pequeño dragoncito que usaba su hombro como percha había enroscado posesivamente la cola alrededor del cuello de su ama.

-Abandoné Kyonin hace mucho tiempo. Siglos, en verdad. Así que no me siento demasiado unida a los tabúes y formas de hacer de mi raza. Espero que todos podamos pasar por encima de nuestro condicionamiento cultural -miró de reojo a los dos semiorcos-, pero sobre todo me gustaría conoceros a vosotros. Vamos a ser compañeros, dependeremos los unos de los otros, y es posible que nos salvemos mutuamente las vidas más de una vez. Incluso tal vez lleguemos a ser amigos. Creo que sería sano conocernos un poco mejor. Si alguno tiene ganas de alguna conversación conmigo, por favor, que no se prive de decirlo. Pero respetare la intimidad de los que prefiráis un trato más impersonal.

Naewen -porque Naewen era para aquellos varisios, después de todo-, sonrió cálidamente.

-¿Queréis contar algo sobre vosotros? Empezaré yo misma. Aquí en Varisia me conocen como Naewen Mistrivvin. Soy una viajera nata. Llevo viajando casi desde que alcancé la edad adulta. He visitado muchos países. Estoy entrenada en el Arte, y he dedicado prácticamente toda mi vida a aumentar mis conocimientos, sobre cualquier materia que os podáis imaginar. -La elfa hizo una pausa, como si estuviera rememorando algo no del todo agradable-. Espero que mis estudios sean útiles en el trabajo que nos aguarda y puedan brindaros iluminación cuando ésta sea necesaria.

Sonrió levemente, y le dijo a los dos semiorcos: -Admito que tengo especial curiosidad por vosotros. No he tenido demasiadas oportunidades de poder trabajar con gente de vuestra raza. Mi último asociado semiorco, sin embargo, llegó a ser un auténtico amigo.

Miró al elfo brevemente. Con él tendría luego una charla, de mago a mago. Pero por experiencia propia sabía que era mejor no aburrir a los legos con las complejidades del Arte. Por la cara quemada de Nethys, que esperaba que aquellos dos no resultasen tan supersticiosos hacia lo arcano como cierto chamán semiorco…

Pero llegó el momento de informar de la misión. Los días de asueto y tranquilidad habían terminado; había llegado el momento de encarar el trabajo y ponerse manos a la obra. Naewen explicó a sus nuevos compañeros lo que aquella estirada de Sheila le había contado, y no ocultó las pocas ganas que tenía de reunirse con su nuevo contacto.

-Brodert Quink es un erudito reconocido. No niego sus cualificaciones, pero os advierto que tratar con él puede ser delicado. Es un viejo latoso y gruñón, con el humor de un dragón rojo al que han despertado de su siesta, y el egoísmo de un crío pequeño que se piensa que es suyo todo lo que ve. Para sacar algo en claro de él vamos a tener que ser perseverantes y mostrar cierta diplomacia… una diplomacia severa, diría yo. Si le ofendemos, se enfurruñará como el crío de setenta años que es. Si le damos demasiada cuerda, se subirá a la parra y no habrá forma de sacar nada de él. De modo que procuremos halagar un poco su ego y ser pacientes. Pero voy a dejar muy claro que ésta es mi expedición, y aquí mandarán mis reglas -la elfa añadió esto último con cierta satisfacción vengativa.

Notas de juego

Me apunto a hacer charlas, si quereis :P

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28/10/2015, 01:18
Aerel

Aerel estaba contento. Aquel barco estaba lleno de ratas. Como todos los barcos de los seres de dos patas, claro, no es que fuese algo raro. De algún modo los humanos parecían incapaces de dejar fuera a los pequeños roedores, lo que a él le venía de perlas. Las ratas no eran su presa favorita, pero seguían siendo carne fresca, seguían siendo algo mejor que la comida muerta de los humanos. Y lo mejor de todo era la forma en que la tripulación le mimaba. Al contrario que su ama, que tenía melindres muy poco comprensibles, los marineros parecían encantados de tener a bordo a alguien que redujese la población ratonil.

Pero ahora, sentado en el hombro de su maga, Aerel podía relajarse y limitarse a escucharla. Solo se tensó cuando ella pasó a hablar de su mentora.

-Para ser alguien que desdeña la idea de los nombres, ha tenido una pila de ellos -observó el pseudodragón con sarcasmo. Él seguía escondiéndose en las raras visitas de la archimaga. No le gustaba un pelo las cosas que había dicho de él a veces.

Persistió en el hombro de su maga cuando ella fue a hablar con los nuevos compañeros. Aerel los miró críticamente, sintiéndose en la obligación de proteger a su ama. Laya no era buena calando a la gente. Confiaba demasiado, resultaba demasiado ingenua. Aunque parecía haber aprendido algo, Aerel seguía sin creer que su maga hubiera avanzado demasiado en aquel sentido. De modo que calló y observó, contentándose con un papel pasivo, hasta que el mono del elfo llamó su atención, pavoneándose sobre el hombro de su mago. Aerel le ignoró; un dragón no debía inmutarse por las travesuras de una criatura destinada a ser almuerzo de sus superiores. El dragoncito se relamió, pensando en cómo sabría aquel monito. Se había zampado algunos durante el paso de su maga por las Mwangi, pero aquel parecía de otra especie… ¿estaría más rico?

El día del desembarco, Aerel escuchó aburrido los detalles de la misión, pero cuando su maga pasó a comentar sobre Brodert Quink, espabiló.

-En realidad no es mal tipo -observó telepáticamente el dragoncito en las mentes de todos-, es razonable cuando se le coge de buenas. Es solo que es más pesado que un dragón en brazos. Cuando empieza a hablar no hay quien le pare.

Por la forma en que su maga sonrió, Aerel supo que en el fondo el tipo no le caía mal. A veces ella sentía impulsos de asesinarlo, claro, pero eso era normal. Sólo demostraba que su maga no era un ángel ni una masoquista. Ni un kuthonita aguantaría una hora seguida con aquel hombre sin sentir ese impulso; en sus templos seguro que practicaban torturas menos refinadas.

-Oh sí -dijo Laya-, no es mal tipo. Lo malo es conseguir que empiece a hablar, y lo peor de todo, conseguir que deje de hablar cuando has roto el dique. No tiene término medio.

Aerel meneó la cabeza, completamente de acuerdo con eso.

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28/10/2015, 14:33
Seltyiel

Seltyiel contempló a sus nuevos compañeros mientras la capitana hablaba. No sabía qué pensar de ella, pero en una cosa estaba de acuerdo, eran un grupo un extraño. Dos semiorcos y una jefa guapa y encima elfa. Raro en verdad. Lo de elfa, no lo de guapa. Había muchas jefazas guapas pululando por Puerto Enigma (¡y muchos jefazos feos!), pero Seltyiel casi había olvidado la última vez que había tratado con un elfo auténtico. Pero si él llamaba mucho más la atención que un tiefling allí; como que en la ciudad la proporción de gente con herencia de los planos inferiores en relación a elfos era de 10 a 1, o todavía más grande. Y semiorcos, eh. Vale que no eran tan raros en Puerto Enigma como los elfos, ¡pero tampoco es que fueran tan y tan comunes!

-Como ya dije cuando nos reclutaste, jefa -sonrió a la elfa, esperando a ver si se picaba por el tratamiento después de haberles dicho que la tratasen informalmente-, yo soy nativo de la misma Puerto Enigma. Empresario y estudiante a ratos perdidos de la Cofradía de los Criframagos -explicó con desparpajo, sin especificar el tipo de negocios, aunque aclaró-: Pero si tengo que ser sincero soy más chico de los recados del primer orador Elias que auténtico estudiante. Elias es el jefe de los ciframagos, por si alguno no lo sabíais. Mis últimos trabajitos en la ciudad han sido para él, lo que no quiere decir que me deba solo a él. Y últimamente no he estado en la ciudad tanto como antes, no desde que me uní a la Sociedad. Soy un poco nuevo en esto de la Sociedad, solo un par de meses. Aunque les hice algunos favores antes de unirme en serio.

Favores por un precio, claro, pero eso se sobrentendía en la jerga de Puerto Enigma. Que aquellos lo entendieran o no, era otra historia.

Seltyiel miró a Naewen, e intentó mostrarse diplomático con su siguiente consejo. -Capitana, ¿sueles vestir así? No digo que no sea buena idea en ciertos círculos… ante ciertas personas es una buenísima idea dar una impresión de poder y riqueza. Pero en otros ambientes vas a llamar mucho la atención. Permíteme que antes de llegar te dé algunos consejos en este sentido. -Y, jovial-: No te lo tomes a mal, me pareces preciosa así. Mi último jefe fue un dolor para la vista. Claro que siempre es más agradable para la vista una jefa que un jefe -le dedicó un guiño pícaro a la elfa, sin olvidarse de tomar nota cómo reaccionaba ante los halagos.

Y a los otros: -No sé cuánta experiencia tenéis con Puerto Enigma. Si nunca la habéis  visitado antes quizá os cueste entenderla. Pero es una ciudad complicada. No hay un gobierno como tal. El líder nominal es Gaston Cromarcky, un antiguo pirata, pero él es solo el pez más gordo en una pecera llena de tiburones. El auténtico gobierno viene de la mano de la influencia y el choque de una serie de grupos criminales y capos de la mafia. En Puerto Enigma todo es posible, no hay leyes, salvo la más importante: el que puede, gana, y el que no, no pierde: pierde estrepitosamente. O te usan de mala manera y te descartan o te matan. O, peor, acabas muerto por accidente en enfrentamientos entre grupos de poder. Eso sí es una muerte absurda: que te asesinen, pase, al menos has dado curro a alguien, pero que acabes mal por accidente revienta más. Y no, no os riáis. Eso le pasó a mi padre, y era un viejo jugador en ese juego de influencias y rivalidades. Así que tenemos que andar con cuidado. Las leyes las ponen los grupos que controlan una zona en concreto, y las reglas cambian según sus humores… y su suerte. Nunca se sabe cuándo un grupo caerá bajo el pie de otro.

Se vuelve hacia la capitana. -Por eso te comentaba lo de tu aspecto. La fachada que vayamos a presentar ante la gente allí es importante. Si queréis ir en plan discreto, sois eruditos y sus guardaespaldas que vienen a aprender sobre la Puerta Cifrada, y entonces mejor no mantener un perfil demasiado alto. Ahora, si queréis entrar con más impacto… -mira a Naewen y arquea una ceja apreciativa-, ya es otra historia. Entonces puede ser interesante resultar tan llamativa como nuestra capitana, y dar una impresión de poder y riqueza. Eso nos puede abrir ciertas puertas que no nos abriría la opción discreta. Pero también nos complicará la vida en otros sentidos. La forma en que van a reaccionar ante nosotros va a ser muy diferente en un caso que en otro.

Más adelante se hizo el encontradizo con la capitana en un momento que no estaban los otros. Buena oportunidad para saber de ella, sonsacarla un poco y ya de paso avanzar en otros sentidos. No todo tenía que ser negocios, je.

Y es que Seltyiel no llevó bien la sugerencia de disfrutar de unas vacaciones y postergar las informaciones de trabajo para el último momento. No, carajo. Era curioso. Quería saber por qué le iban a pagar y por qué igual le iban a matar. Tanto que se alegró cuando la travesía llegó a su fin y la elfa empezó a soltar prenda por fin.

-¿Qué muchos criptomagos han desaparecido? ¿En serio? -Seltyiel masculló una maldición-. Mierda, me despisto unas semanas y se vuelve todo del revés. Por la luz de la Piedra Estelar, mujer, explícate un poco mejor. ¿Qué quieres decir con que desaparecieron? ¿En qué circunstancias? ¿Cuántos? Oye, yo conozco a unos cuantos de ahí, y muchos serían incapaces de encontrar la puerta de salida de la Logia ni con la ayuda de un mapa. Algunos eran arqueólogos profesionales, pero otros eran unos inútiles fuera del entorno académico. ¿Esos también han desaparecido?

Pero más… -¿Cómo como como? ¿Thassilon ha regresado? Venga ya, esas ruinas tienen miles de años. ¿Cómo coj… como diablos han regresado? ¿Se han metido en una cápsula temporal para venir a tocarnos las narices a esta era? Es la última vez que me uno a grupo de arqueólogos y me voy a lugares olvidados de la mano de los dioses sin antes procurarme una vía de información actualizada -Seltyiel puso mala cara, la información era supervivencia en Puerto Enigma y todo aquello era demasiado raro.

Después de todo había sido bueno que Naewen no dijera nada hasta entonces, se habría estado comiendo el coco todos aquellos días sin poder hacer nada. -¿Qué daños causó el maremoto en la ciudad? ¿Sabes cómo ha impactado en los grupos de poder?

Seltyiel se calló, pero solo porque si no lo hacía no dejaba espacio a la elfa para contestar. Pero a pesar de que todo aquello le había puesto en efervescencia nerviosa no dejó de apreciar el tono de satisfacción vengativa de ella al comentar sobre mantener cierta autoridad sobre Quink. Selt reprimió una sonrisita burlona. La elfa había dejado menos los modos de hacer de su raza de lo que ella pensaba. Su pijería daba ya pistas, pero Seltyiel no había conocido a un elfo que no tuviera ese poso vengativo. Claro que tenía que reconocer que había conocido a pocos, pero eh. Un 100% de una muestra pequeña seguía siendo un 100%.

-Muchos sabios son como críos pequeños -observó Seltyiel-, en parte es porque no tienen experiencia de la vida real. Viven en su pequeño mundo protegido y seguro de libros y teorías. Pero en parte también es porque unos cuantos son imbéciles redomados. Pero conozco el tipo que describes, ese Quink se parece a muchos otros que he conocido. No temas, puedo ser suave como melaza con esos tipos. Unos cuantos halagos para que se piensen que son los más listos del corral, y se convierten en cachorritos amaestrables.

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28/10/2015, 17:21
Gol'Kosh

 Gol´Kosh se hallaba apoyado en la barandilla de proa dejando que la brisa marina le azotara el rostro y evitando cualquier pensamiento que le pudiese disturbar tan lograda paz. Se había despojado de las partes más pesadas de la armadura pues Realmente disfrutaba las travesías marítimas ya que, pese a haberse criado en las montañas, nunca había sufrido el miedo y malestar que la gente de interior demostraba en estas situaciones. Es cierto que había vomitado un par de veces entre debido a los balanceos propios de altamar, pero con toda probabilidad su malestar gástrico se debió en todas ocasiones al abuso del alcohol. 

 La llamada de su capitana le sacó de sus divagaciones, así que se acercó, no sin curiosidad, hasta el nuevo grupo, el cual era bastante más variopinto de lo que esperaba. De la belleza de la maga ya había escuchado hablar cuando le mencionaron la misión, pero las elfas siempre le sorprendían. Frágiles en apariencia, no había nada más fiero que una elfa en acción, en cualquier contexto, pues tanto en la batalla como en el amor eran la combinación perfecta de elegancia y poder y se volvían aún más peligrosas si conocía los entresijos del mundo arcano y ni que decir tienen si tenían como familiar un dragón. Para su desgracia, el otro elfo, aunque no tan altanero, también pertenecía al mundo mágico aunque por como miraba a la de su raza parecía que el conocimiento místico no se hallaba entre sus prioridades. Finalmente se fijó en la semiorca, aunque sin mucho detenimiento, pues ya había cometido el error de prejuzgar a los de su raza y quería evitar a toda costa tropezar una segunda vez con la misma piedra, le bastaba saber que su condición de clériga les sería muy útil en la batalla.

 -Mi nombre es Gol´Kosh - dijo secamente - y soy lo más parecido a un mercenario que puedan encontrar, aunque mis aspiraciones no son tan banales como las de mis compañeros de oficio. Lo cierto es que no me hace mucha gracia ser el único guerrero del grupo, no entiendo el humor de magos y me temo que el "lagarto" será el único con el que pueda competir de una forma honroso en bajas y hazañas, pues la experiencia ya se ha encargado de aplastar mi ego y hacerme ver que no se puede estar a la altura de vuestros truquitos.- Pese a su aparente hostilidad su tono es amable y deja ver que no habla con mala intención, aunque no ha podido evitar permitirse disfrutar un poco tratando de herir el orgullo del familiar.

 Respecto a las estrategias a seguir os dejo todo a vosotros, ya me llamaréis cuando halla que intimidar a algún diplomático asustadizo.- dijo haciendo ver que por el momento no tenía mucho más que contar. Así que se dio la vuelta no sin antes despedirse a su modo- Ah, elfo, si quieres un consejo no la atosigues mucho, no creo que te funcione.

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28/10/2015, 19:24
Air'his

Air'his se encontraba en su camarote realizando sus rituales diarios, cada mañana al despertar se desnudaba y llenaba su cuerpo de pinturas sagradas o las repasaba. Después se sentaba en el suelo y comenzaba a rezar con las manos dentro de su saquito de huesos.

Pero esa mañana alguien oso importunarla, toc toc toc... alguien llamo a la puerta y un muchacho oso asomar el hocico.

-Disculpe señorit....señora, pero su capitana Naewen les manda llamar para una reunión- Con un rugido de furia que salio del alma de la cleriga, todavía en comunión con su dios, saco una de sus hachas arrojadizas y la clavo en el marco de la puerta a escasos milímetros de la cabeza del grumete. 

-Como vuelvas a molestarme mientras rezo te aseguro que será lo ultimo que hagas!- bramó al pobre muchacho mientras éste sacaba la cabeza de aquel lío y se perdía en las galerías del barco. 

Una vez acabado el ritual se vistió con su túnica marrón y su chaleco sin mangas negro y salió del camarote no sin antes contemplar el hacha clavaba. -vaya, ahora ya tengo perchero. -rio para sí mientras salía a cubierta donde estaban sus compañeros.

La capitana ya le había presentado al grupo, dos elfos y dos semi orcos, no la gustaban nada los elfos olían.... demasiado bien, siempre se creían mas listos que los demás, superiores, eran presumidos... y a la cleriga le encantaba convencerles a hachazos de su equivocación.

Se sentó cerca del semi orco, se solía llevar bien con ellos ya que casi todos son parias como ella que no encajan del todo con ninguna de sus razas progenitoras, quizás tengan un pasado en común...

Mientras escuchaba a la capitana hablar sobre sus vidas, consejos de la ciudad y demas, temas que no le interesaban mucho, decidio abrir la boca para pedir mas explicaciones. -Bueno, ya que estamos todos, ¿porque no nos cuentas ya toda la mision?, ¿que nos va a mandar ese tal Brodert Quink? ¿para que estar esperando? cuanto antes sepamos que tenemos que hacer antes podremos empezar con los preparativos.

 

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28/10/2015, 20:54
Naewen

Primera reunión

Naewen sonrió levemente en respuesta al coqueteo de Seltyiel. Era un juego que no le desagradaba, pero no era momento para ello. Miró a Gol'Kosh. -El Arte no son truquitos, es algo excelso y grandioso -dice seriamente, aunque sonríe-, pero no me creo tus palabras de humildad. Las armas no se pueden ignorar.

La elfa hace pequeña una mueca de dolor involuntario, y se lleva la mano derecha al pecho. -Y eso te lo dice alguien que murió atravesada por una espada -dijo, en voz baja.

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El día de llegada a Puerto Enigma

-No puedo añadir más detalles, lo siento -dijo sin embargo, al ver que el tema había alterado a Seltyiel-. Os he transmitido todo lo que han comunicado. No sé cuantos criparcas han desaparecido, ni cuales. En realidad la Sociedad solo sabe que han desaparecido porque su agente, investigando la desaparicion concreta de Otto, llegó a enterearse de que no era la única. Cómo, por qué, cuántos... es algo que deberemos averiguar nosotros, supongo. Tampoco sé mucho sobre lo de Thassilon. Pero no creo que sea magia temporal -sonrió ante aquella cuasi-imposibilidad. Demasiado difícil, demasiado arriesgada, para ser práctica-. Aunque me creo esos rumores. Fíjate en esos monumentos que construyeron. Creaban las cosas para que perdurasen... es lógico pensar que se hayan preocupado por perdurar también ellos. Los humanos siempre han estado obsesionados con la inmortalidad. Quizá ellos también tengan su Sovyrian.

Se encoge de hombros. -El maremoto no parece haber producido grandes daños, por suerte. Parece que llegó bastante agotado a la costa.

Parpadea ante la agresividad y las palabras de la semiorca. -Acabo de contaros todo lo que sé, Air'his. La Sociedad nos envía a investigar qué pasó con el barco de la Dama Velada y sus tripulantes, y por qué Otto Carre ha desaparecido… paralelamente a la desaparición de esos criptomagos, parece. Y no tengo ni idea de lo que sabe Quink. Se supone que ése debe ser nuestro primer paso… contactar con él, y ver en qué puede ayudarnos. Y, por el amor a todos los dioses, ¡no se os ocurra hacerle sentir que él es el jefe de esta expedición! Sólo nos faltaría eso. Te aseguro que él no va a mandarnos nada -La delicada elfa habló con un énfasis que parecía añadir centímetros a su estatura.

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29/10/2015, 19:21
Director

14 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Os costó ver los daños en la ciudad, y no por que no fuesen visibles si no por que la Puerta Críptica capturó vuestra atención como una llama a una polilla. La Puerta, en realidad un medio arco de piedra de 120 metros de altura, resultaba impresionante aun sin saber su edad, más de diez mil años según los eruditos, aunque parecía recién construida. Pero no era solo su tamaño lo que captaba la atención. La serie de runas que recorrían sus dos caras habían eludido hasta ahora el intento de los eruditos de descifrarlas, pero aun así todo el que la mirara no podía evitar la sensación de que en esa serie existía un patrón, un mensaje, algo que parecía estar al borde de vuestro entendimiento pero lo eludía. Y finalmente estaba esa extraña sensación que sacudía a todos los que cruzaban por debajo del arco, que no podía ser descrita pero que era innegable.. La “resonancia” la llamaban los criptarcas, y lo cierto es que en parte parecía la reacción del cuerpo a fuertes vibraciones, una ligera desorientación, un ligero dolor de muelas, escalofríos como si se cruzase una finísima capa de hielo, etc... Los síntomas eran variados, pero todo el mundo tenía más que claro que el origen de ella era la puerta.

Cuando finalmente vuestra embarcación atracó en una de las dársenas del puerto habíais conseguido superar esa sensación de maravilla y extrañeza que os había causado la puerta y catalogar los daños visibles en la ciudad. Lo primero era la escasez de barcos en el puerto que Setyiel os señaló, pero que habríais deducido por vosotros mismos dada la cantidad de mástiles que emergían de las aguas entre los embarcaderos y la gran cantidad de restos de navíos a la deriva. Los daños en los edificios parecían haber sido limitados a los más cercanos al agua. La onda de choque del maremoto debió de llegar con poca fuerza, y dado el refugio que proveía la localización del puerto tan solo les debió atrapar la resaca, que más que una ola debió de ser como una marea enorme. También la escasa cantidad de gente en el puerto, para una ciudad que vivía por y para él, y las miradas desconfiadas y supersticiosas que lanzaban los marinos al mar hablaba de las penalidades sufridas.

Tras despediros del capitán y la tripulación, que parecían lamentar la partida de la elfa aunque no así la de los semiorcos, os dirigisteis sin mayores contratiempos hasta la posada Las Seis Anclas, donde pudisteis conocer a Brodert Quink, aquellos que no lo habíais sufrido ya al menos.

Brodert Quink era un hombre anciano de barba nívea y calva totalmente despejada con una constitución que hacía parecer que una brisa fuerte lo levantaría por los aires. Pero al parecer nadie se lo había comunicado al señor Quink. El cual mantenía en el aire un enorme baúl mientras respondía a viva voz a los gritos de una mujer madura a la que agarraban dos jóvenes, sus hijos obviamente, para evitar que se lanzase sobre el anciano.

Os llevó tan solo unos instantes comprender la situación. Aquella mujer era la posadera que al parecer había perdido la profesionalidad de décadas en el oficio a causa de su último cliente, el señor Quink. El cual por cierto había llegado hacia apenas unas horas. En cuanto la mujer comprendió que vuestro grupo de aspecto aguerrido conocía a Quink dejó claro que no os ibais a alojar allí y puntuó su declaración con una amenaza, ciertamente cómica pero decidida, con el rodillo.

Con paciencia pero firmeza Naewen interrumpió las quejas del erudito y consiguió que este dejase su baúl, aunque de forma reacia, en manos de Gol'kosh (que comprobó que aquello debía de pesar más de cuarenta kilos fácil), y lo llevó hacía un reservado de una taberna cercana. Los dos minutos que os costó llegar hasta allí fueron para la mayoría los dos minutos más largos de vuestras vidas mientras el anciano comenzaba una diatriba sobre los efectos del barro en los compuestos con base de cuero y la degradación de los tintes de estos. Por fortuna aquello acabó pronto con un alarde de diplomacia (y la colaboración de un surtido de comida y bebida) por parte de vuestra capitana aventurera.

Pudisteis obtener una buena cantidad de información de la Dama Velada (al parecer el anciano era realmente un experto) que cortabais en cuanto se convertía en una conferencia alternando platos de comida y bebida a un ritmo que haría sentir orgulloso a un jefe orco. Pero pronto vuestro animo se ensombreció al entender que el enigma de la Dama Velada era popular por varias buenas razones.

Junto con Athena Atticus (maga, rica heredera, armadora y diseñadora de la Dama) desaparecieron tres tripulantes (que hacían las veces de servicio), Henry Vashier (marino veterano, capitán, cartógrafo ex-pionero y amante ocasional de Athena), Lenor Corboran (antigua marinera de la armada andoriana y sirviente y guardaespaldas de Athena desde hacia años) y Thomas Hardy (un joven marino de talento que Athena había tomado a su cuidado hacía años tras la muerte del padre del muchacho en uno de sus astilleros). Una tripulación de primera sin duda, pero lo más llamativo eran los invitados.

Elaine Desebress: Una de las diseñadoras de éxito de Almas además de intima amiga de Athena. No sería hasta veinte años después de la desaparición que el servicio de inteligencia de Andoran confirmo lo que muchos “eruditos” sobre la Dama Velada ya tenían claro. La dama era uno de los halcones (coordinadores) del servicio de contrainteligencia de la república.

Conde Regal Mezinas: Conde heredero de Cheliax y co-embajador del reino infernal en Andoran. Tras años de investigación uno de los “eruditos” de la Dama consiguió confirmar que era amante de Elaine.

Lady Ekaterina Vorssoison-Jeggare: Viuda de un conde chelio exiliado y única superviviente de la casa Vorssoison. Lady Ekaterina era asquerosamente rica, aunque socialmente se desenvolvía poco. También gano cierta fama en sus últimos años como vidente y espiritista de talento. La Sociedad de Pioneros confirmaría años después que era uno de sus “agentes en la sombra” en Andoran.

Phern Olostaran: Mago, millonario, juerguista, capitán-aventurero. El talento que Phern, un andoriano afincado en Absalom, poseía era solo comparable a su capacidad para despistarse con sus múltiples aficiones (entre las que destacaba cualquier cosa con dos piernas y falda).

Morta Agur: Varisia, maga y miembro de la Sociedad. Se sabe de Morta que era una gran creyente de Pharasma, antigua criptarca y una teórica arcana de gran renombre entre las misiones de la Sociedad que implicaban magia planar compleja.

Lexel Menestrella: Semielfo nativo de Varisia aunque hacía décadas que no pisaba el continente. Mago menor, explorador de cierto talento y bardo de renombre. Además de uno de los capitanes aventureros más activos en el Mar Arcadio en aquella época.

Parumartish: Un profeta, adivino, filosofo y erudito vudrani que Athena conoció en uno de sus viajes a Absalom y con el que compartió una numerosa correspondencia y amistad desde entonces.

Mantell Nemestes: El joven Nemestes es uno de los duelistas de mas renombre de la historia de Andoran, además de un reconocido erudito en la historia antigua de Golarion y un pionero muy solicitado por su talento tanto con la espada como con el mapa.

Lady Catriona Fiona Celles Nemes-Volostarion: Tercera hija de una casa menor andorana que escandalizo a toda la alta sociedad al escaparse para casarse con Mantel Nemestes. De lady Catriona se dice que poseía una belleza esplendorosa que ya había provocado más de un duelo entre los jóvenes de la alta sociedad.

El invitado enigmático: Todo un misterio que treinta años y una legión de fanáticos (con escasa vida social) “eruditos” no habían conseguido desvelar. Solo se sabe de él que era un joven bien formado y de aspecto rudo, seguramente chelio con sangre mezclada (parece haber bastante acuerdo entre los “eruditos” de que este mestizaje, o parte de él, sería ulfen). Todo lo que se ha podido averiguar de él es una larga lista de descartados, que no parecía ser ninguno de los conocidos de Athena ni de ningún grupo de Almas o Andoran, y ni siquiera de los pioneros que solían operar en Andoran y Absalom.

 

Pero el mayor misterio no parecía estar entre el pasaje, si no en la misma Dama. Por todos era sabido que la Dama Velada era el proyecto estrella de una vida de éxitos por parte de Athena. Iba a ser revolucionario, aunque nadie parecía saber en que exactamente. Se sabe que las maderas empleadas así como las técnicas eran novedosas, pero nada revolucionario. También el diseño era novedoso, pensado para la aerodinámica y para cortar el mar, además de la distribución del espacio. Pero nadie, fuera del circulo privado de Athena, llegó a saber nunca que era tan importante. Pero Quink (con una muestra de orgullo que daba vergüenza ajena incluso a los elfos) era el descubridor y principal defensor en la comunidad mundial de “eruditos” de la Dama Velada sobre este misterio, que no era otro que algo llamado “Motor DD”. Quink estaba bastante seguro que era algún tipo de generador eólico que podía generar vientos propicios para la embarcación, y de ahí lo limitado del velamen que lucía esta, ya que no necesitaba aprovechar el viento al tener todo el que quisiera.

Tras responder a vuestras preguntas y aclarar dudas Naewen no dudo en engatusar a Quink con una historia sobre ladrones de excavaciones arqueológicas especializados en grabados que estaba asolando Varisia. Cosa que consiguió que se montase en un carro alquilado con orden de llevarle directo a Cala Arenosa. Para tranquilidad vuestra y de todo Puertoenigma.

Una última cosa que averiguasteis, gracias a los contactos de Seltyiel, fue la localización de unos de los criptarcas desaparecidos, que al parecer se había escondido en una cabaña alquilada fuera de la ciudad. Al parecer había algo extraño en aquellas desapariciones, pero sus contactos no pudieron más que confirmarle que bastantes de ellos parecían haberse escondido, pero que habían aparecido algunos cuerpos de criptarcas hechos pedazos. Literalmente.

 

Notas de juego

Si teneis preguntas para Quink hacedmelas por off-topic, privado o skype y asi podeis añadir las respuestas a vuestro turno.

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31/10/2015, 12:08
Naewen

La maga se quedó mirando a la Puerta Críptica hasta mucho después de que pasaran bajo ella. La curiosidad –esa eterna curiosidad hacia todos los misterios arcanos que le había metido en tantos problemas-, la impedía apartar la vista. Suspiró. Era mucho lo que desconocía sobre Thassilon. En Kyonin recordaban mejor a Azlant, y sus viajes la habían llevado muy lejos de Varisia hasta recientemente. Aunque por lo que había podido averiguar con sus estudios más recientes, nadie sabía demasiado sobre Thassilon. Incluso los expertos como Quink parecían moverse más en el reino de la suposición y la hipótesis que de los hechos seguros y contrastados. Claro que eso igual cambiaría si eran verdad esos rumores que habían inquietado tanto a Sheila.

Pero una vez atracaron se obligó a despegar la vista –no sin prometerse que iría a echar un buen vistazo de cerca en un momento libre-, y a centrarse en el asunto que tenían entre manos. Solo de pensar en reunirse con Quink ya la agobiaba, y, efectivamente, el erudito no la decepcionó.

Tratar con Quink era enormemente previsible. Tras tranquilizarlo y proporcionarle un soborno de comida y halagos -aquel hombre era realmente como un niño pequeño-, procedió a interrogarle. Mientras Quink contestaba, la elfa dirigió una mirada a los otros, con un mensaje claro de "¿Qué os había dicho? No exageraba".

Al menos la información fue tan abundante como la hemorragia dialéctica de Quink. Demasiada para asimilarla en aquel instante; habría que esperar a ver cómo encajaban todas aquellas personas en aquel enigma. Y hablando de enigmas… aquel pasajero misterioso… ¿era un pasajero invitado y legítimo? ¿O se había autoinvitado en algún momento de la travesía? Presionando un poco, logró averiguar que el invitado misterioso había subido abiertamente con el resto del pasaje (y por tanto debía ser un invitado) y que Quink había descartado que se tratase de ninguno de los habitantes censados en Almas, bendita paciencia que tuvo que tener para descartar semejante cosa. La maga meneó la cabeza, no sabiendo si admirarse de la perseverancia de Quink, digna de un elfo, o considerarle un maníaco digno de la camisa de fuerza. Lástima que al ser un buque privado no hubiera registros de los pasajeros invitados.

Consideró todo aquello durante un momento. De momento eran solo nombres… imposible ver qué era importante ahí hasta que no pudieran ver aquello con más perspectiva e información.

De modo que procedió a convencer a Quink de que volviese a su pueblecito natal y la ruina thassiloniana que estaba restaurando. Dado el resentimiento que aquel hombre mostraba hacia cierta bruja que le había "birlado" otra ruina, pensó que probablemente sugerencias acerca del riesgo de dejar abandonados mucho tiempo valiosos hallazgos arqueológicos sería productivo. Acertó, para gran alivio de la maga. Si necesitaba preguntar algo, ya se teleportaría a preguntárselo. Dejar aquel hombre libre por la ciudad sí que hubiera sido un peligro.

Los contactos de Setyiel fueron los que rindieron la información más útil a corto plazo, un hilo por el que continuar investigando ahora.

-Deberíamos ir a echar un vistazo a ese criptarca escondido. A ver qué está pasando con ese grupo -señaló ella-. Cuando estemos cerca, realizaré una adivinación para poder visualizar el interior de la casa. Todo esto es muy raro y quizá sea una precaución prudente. Cuerpos destrozados... qué barbaridad.

Y aunque consideraba que era mejor no perder el tiempo, no sea que se encontrasen con otro critomago hecho papilla, se detuvo un solo segundo para preguntar: -¿Sabes algo de este mago, Seltyiel?

Hizo una seña, indicando que la respuesta podían recibirla mientras se encaminaban a aquel lugar.

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31/10/2015, 13:42
Seltyiel

Selt hizo un guiño a Gol´Kosh, como indicando que ya se vería eso de que le iría mejor o no con Naewen. Además, aquello daba un poco de salero a aquel trabajo.

-Bah, tú prueba suerte con Air'his, parece necesitada y aburrida -le dijo en orco a Gol´Kosh. Miró a la semiorca con una sonrisita a ver cómo reaccionaba a la broma y esperó a ver si había reacción de Naewen. Había hablado en orco no tanto para que ella no entendiera como para ver si conocía el idioma. La clave de la supervivencia estaba en conocer pequeños detalles, eh.

Pasó de nuevo a la lengua común humana: -¿De dónde sois, chicos? Venga, no seáis tan misteriosos. ¿Venís de las tribus orcas de Belkzen? ¿Nacisteis en una ciudad humana?

Mientras hablaban la travesía estaba llegando a su fin. Selt se preparó para el estremecimiento que vendría al pasar bajo la Puerta, pero por lo demás permaneció atento a sus compañeros incluso mientras oteaba a lo lejos, barriendo el puerto con la mirada. Y es que incluso las grandes maravillas se convierten en cotidianas cuando forman parte de tu vida habitual. Seltyiel se divirtió con la obvia fascinación de la capitana hacia la Puerta, pero él mismo no prestó gran atención a aquel armatoste del pasado. Estaba ahí desde hacía miles de años y seguiría estando allí mañana, la semana siguiente y al año siguiente. Y casi con toda seguridad, el siglo siguiente, eh. Además, ya había tenido su ración de Puerta cuando estuvo buscando refugio tranquilo entre los criptomagos, antes de que Elias le echase el guante de todas formas. Total, que la Puerta no era ni la mitad de interesante que los barcos atracados y los destrozos visibles. Aquello era reciente y de importancia inmediata, peroooo… estupendo, podría haber sido peor. Tenía pinta de que algunas rachas de piratas fuera de control habían creado daños económicos más gordos que aquel maremoto.

-Echad un vistazo turístico en lo que tanteo a unos contactos -propuso Selt-. No tardaré y será util saber qué se cuece por aquí. Puedes acceder a parte de la Puerta por ese lado, capitana. Pero tened cuidado, la gente aún parece algo alterada.

Selt no tardó en volver con información sobre criptarcas desaparecidos y destrozados y el paradero de uno de ellos. Pero primero había que ir a ver a ese tal Quink. El conocido de la capitana resultó pertenecer a la peor especie de erudito, el Pesadus insoportabilis. Suerte que los de aquel tipo siempre respondían favorablemente a halagos y sobornos primarios (de los que llenaban el buche). Seltyiel siempre se maravillaba, ¿cómo era posible que gente supuestamente inteligente se comportase de aquella forma? En su opinión, a muchos eruditos de aquel estilo les sentaría bien quedarse abandonados una semana en una zona salvaje; o una mañana en una de las peores calles del barrio bajo, eh. Un poco de dura realidad les daría algo de sentido común. Solo que en vez de sugerir tal sensata propuesta, ayudó a la capitana a calmar al viejo y sonsacarle a base de comida y bebida. Aquello era lo bueno de aquellos tipos, resultaban baratos de sobornar. Incluso un raterillo callejero pediría oro contante y sonante, aquellos tipos se conformaban con llenar la barriga. Lastima que uno querría pagar por no escucharles, eso echaba un poco por tierra lo barato de aquellos sobornos.

Nombres, muchos nombres, montones de nombres. Seltyiel conocía la importancia de tener bien fichadas a las personas, pero toda aquella gente había muerto (o debería estar decentemente muerta, después de protagonizar tal rompecabezas) y eran extranjeros. Miró a la capitana para ver si se le decían algo especial los nombres, pero no parecía ser el caso. Bien. Una de las máximas de Selt era que toda información era potencialmente util y por tanto valiosa. Selt archivó los nombres en un rinconcito de su memoria para futuro uso mientras comentaba que iba a tantear a unos contactos. Su intención era dejar empantanados a sus compañeros con aquel tipejo, pero antes de que pudiera hacerlo Naewen se libró de él con argucias y mentirijillas. Selt disimuló una sonrisa, bien, aquella elfa tenía detalles dignos a ser tomados en cuenta. Y bueno era saber que era capaz de recurrir a aquellos métodos.

-Pongámonos en marcha -dijo Selt en cuanto ella sugirió algo de acción, además, lo de las desapariciones y matanzas de criptarcas le tocaba un punto sensible. No porque apreciase especialmente a aquellos tipos (solo sentía por unos pocos algo parecido, pero que no llegaba, a amistad), sino porque aquello sucedía en "su" territorio. Uno no puede descuidarse cuando pasan esas cosas en tu entorno. En cuanto pudiera iría a tantear al primer orador, o a cualquiera de sus subordinados que estuviera disponible. Y curiosidad, sí. Tenía que reconocer que aquello le intrigaba más que la Puerta.

-Capitana, compañeros, llamadme Selt. Es más corto y a los humanos el nombre élfico se les atraganta. Mucha gente me llama así.

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03/11/2015, 15:33
Gol'Kosh

 Parecía que esta misión tenía una envergadura mucho mayor de lo que se esperaba en un principio. Aún se desconocía qué, pero cada vez resultaba más obvio que un mal se cernía sobre la ciudad y sus habitantes, o al menos esa era la sensación que tenía el semiorco. Antes de entrar en la ciudad daba la "bienvenida" aquella puerta tan escalofriante y, pasada la consternación que ésta provocaba, uno se encontraba de repente con los vestigios de un puerto antaño próspero y actualmente destrozado y decadente. Las miradas inquisitorias que se cernían sobre el grupo, los susurros desconfiados... A Gol´kosh se le borró la sonrisa del rostro pese a haber pisado tierra firme. No se encontraba a gusto en este tipo de urbes y quería terminar cuanto antes con la investigación inicial.

 El encuentro con Quink no mejoró su estado de ánimo y mucho menos la información referente a La Dama, pero prefirió reservarse para sí su opinión y pensamientos sobre el asunto y se conformó con hacer las veces de mulo de carga y de guardaespaldas con tal de tener una ocupación y desviar sus malos augurios. La intervención de los elfos, no obstante, le calmó. Al menos sus aliados parecían hallarse en su medio natural.  

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03/11/2015, 22:08
Air'his

Parecia que ya estaba todo dicho, solo quedaba esperar para llegar al puerto y hablar con el anciano.

Air´his estaba un tanto distraida mientras hablaban sus compañeros hasta que escucho su nombre, sonriendo miro al elfo. -Supongo que sabreis lo que hacen las mantis religiosas con sus amantes despues de la copula. -exclama mirando al semi orco. -Pues yo soy peor, por lo que no te lo aconsejo. -Despues vuelve a centrar la mirada en los ojos de Seltyiel mientras abre las piernas muy "sutilmente". -Pero porfavor señor Seltyiel, le invito a que lo intentes tu.... hace mucho que no como elfo. -Le espeta sonriendo y lamiendose el labio, algo muy..... sensual....

-La verdad es que nunca he tenido un hogar, si eso a lo que te refieres. -alega volviendo a mirar a su futuro amante/cena elfo. - fui criada por las bestias de Rovagug y ahora le sirvo como su mas devota acólita. He vivido en bosques y montañas, y cuando me pica la curiosidad me adentro en las ciudades, por eso estoy aqui, mi picaba demasiado.... quizas Rovagug me ha enviado...

Al llegar al puerto y ver la devastación del maremoto no puede evitar sonreir, le encantaba el caos y la destruccion que podía llegar ha realizar la madre tierra, pero su sonrisa se vio truncada por la gargantuesca puerta que se cernía sobre ellos, jamas en su vida había visto alto tan.... bello?, no, grande? tampoco, poderoso?, si ,esa era la sensación que percibía.

Por fin bajaban del barco, no le gustaba demasiado este tipo de trayectos, y se dirigieron ha parlamentar con el anciano, y maldita la hora en la que se les ocurrio brillante idea. El anciano hablaba por los codos y no callaba ni debajo del agua, Air'his no estaba segura si había escuchado en su vida un ser que hablase tanto.

Por fin termino y la capitana le despacho con una argucia, menos mal, ahora habia que trazar un plan, y la vision de esos criptarca despedazados le alegro la tarde, adoraba ver a las bestias despedazar seres vivos, siempre las invocaba cuando hay problemas.

-Bueno, entonces esta claro, debemos encontrar a ese criptarca antes de que lo maten y perdamos el hilo de la investigación, ¿alguna idea de su posible paradero?

 

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04/11/2015, 17:51
Seltyiel

-¿Comer elfo? Eso es tener poco gusto, querida -contestó Seltyiel con desenvoltura-. Los elfos solo somos piel y huesos. Prueba con un rechoncho funcionario humano, que seguro que está más blandito y rico. Pero disculpa si rechazo tu ofrecimiento, sé que soy irresistible, pero la última vez que lo visité mi clérigo me aconsejó rehuir el ejercicio violento que conduce a desagradables accidentes. O quizá fue mi lado vago el que me lo recomendó, quien sabe. Ese clérigo no es más que un matasanos.

---

Más tarde, en respuesta a la pregunta de Air'his sobre el criptarca. -Sí, mis contactos me chivaron dónde se esconde. Venid, os conduciré hasta allá.

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04/11/2015, 20:54
Naewen

La maga arqueó una ceja al oír al elfo hablar en orco y la sonrisita que le dedicó. ¿Se creía que no conocía el idioma? Pero se negó a hablar aquel idioma. Una cosa es que lo conociera, otra que quisiese lastimarse la garganta pronunciándolo. Demasiado áspero y gutural.

-Tengo un amigo semiorco, tambien chaman. Procede de la tribu Espina Quebrada de Belkzen -sonrió un poco tristemente, como si estuviera rememorando recuerdos agridulces-. A veces me sorprendo de cuánto hecho de menos a ese bruto -pero dijo aquello último con cariño-, pero ha tenido que quedarse en Kaer-Maga por asuntos personales. Va, dejaros de coqueteos, chicos. Venimos a investigar un tema serio -a pesar de que el comentario parecía una llamada de atención, la voz de la elfa era divertida, como si considerase bueno aquel tipo de bromas para la camaradería del grupo.

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04/11/2015, 23:10
Gol'Kosh

 -A sus órdenes, jefa- dijo resaltando el apelativo.

 

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05/11/2015, 10:09
Director

14 de Desnus, día del fuego, del 4710 CA

Tras despedir a Quink os sentisteis un poco más animados y a pesar de la ligera lluvia que caía decidisteis ir en busca del contacto de Seltyiel que se escondía en una cabaña fuera de la ciudad propiamente dicha. Al parecer había pagado a unos ganaderos locales por esconderse en una cabaña de barro que solían usar para los cerdos. Pero claro esto era Puertoenigma y los ganaderos le habían vendido en cuanto cobraron esperando que hubiese una suculenta recompensa por el mago, aunque el chasco les vino al descubrir que a pesar de su insistencia en esconderse nadie parecía buscarle. Al menos hasta que llegasteis vosotros y se pudieron sacar unas platas extras claro.

La explotación ganadera estaba a menos de una hora a pie tierra a dentro. Era una de las pocas que había en la región y que no solían temer asaltos, puesto que los capitanes piratas se ponían muy poco razonables cuando faltaban buenos alimentos en su mesa. La choza en cuestión se encontraba alejada del camino, cerca de un pequeño bosque de encinas y alcornoques. Era una construcción de barro y paja con forma de cúpula pensada más para guarecer animales que para que nadie la habitase (aunque como dice el dicho, pagando cantando). Pero al parecer su actual inquilino había realizado algunos curiosos añadidos. Todas las piedras del barrizal que rodeaba la cabaña habían sido recolocadas formando una serie de círculos concéntricos alrededor de la cabaña, e incluso se había rastrillado la tierra formando ondulantes lineas circulares. Y, según os contó el ganadero, el primer día había retirado el portón de madera del portal y con barro y cañas había transformado este en una abertura completamente circular. El pastor que os guió hasta la zona creía que el tipo estaba loco, aunque no parecía peligroso y pagaba su buen dinero por el alojamiento y por que le dejasen comida “fuera de los círculos” de vez en cuando.

La toma de contacto no fue tan bien como habíais esperado, o si, dado que un vistazo a aquel criptarca erudito os bastó para llegar a la conclusión de que estaba como un rebaño de cabras. Era un hombre bajito y escuchimizado vestido tan solo con una túnica larga y terriblemente sucia (que resultaría ser un camisón de dormir), la suciedad le cubría como si se hubiese rebozado por el barro, y el escaso cabello de su cabeza estaba tan alborotado como la barba de un par de semanas que portaba. Pero lo más llamativo eran los ojos, inyectados en sangre, nervioso y escrutando a todos lados (incluso en el reborde que dejaba el agujero circular hasta el suelo) en busca de algo que parecía aterrarle. En conclusión muy poco parecido al sosegado erudito de finos modales que el elfo os había descrito.

Nada más acercaros el tipo os gritó para que no atravesaseis los círculos (que tanto Naewen como Seltyiel os confirmaron no eran mágicos y no parecían servir para nada (al menos nada racional). Para cuando decidisteis presionar y atravesar los círculos el mago parecía a punto de un ataque de nervios, pero claro, seguía siendo un mago. El tipo conjuró algo sobre Naewen, y aunque no os dio tiempo a decir nada estaba más que claro que era algo dañino y Gol'Kosh actuó en consecuencia cargando hacía el desdichado. Unos segundos y dos paredes de barro después el medio orco sostenía al mago dentro de un charco de espeso barro mientras la cabaña, que acababa de atravesar, se derrumbaba tras él.

Os costó un rato tranquilizar al histérico hombrecillo, pero cuando lo conseguisteis comenzó a contároslo todo como si le fuese la vida en ello. Pronto os quedó claro que lejos de estar loco aquel hombre lo que estaba era abrumadoramente asustado, y parecía estarlo desde hace algún tiempo.

- Debimos haberlo supuesto ¿¡Pero como saberlo!? Era todo tan razonable, tan perfecto...- Gimió el hombrecillo antes de echarse a llorar.

Al parecer un tipo, un extranjero de acento extraño, había contactado con un grupo de ellos y les había proporcionado información increíble sobre la Puerta, información que estaba dispuesto a entregar a cambio de la colaboración del grupo en un pequeño experimento. Ninguno lo dudo, era una prueba simple que además demostraría lo que aquel hombre les había contado, lo que había dejado entrever. Más, mucho más, de lo que los criptarcas habían conseguido arañar en toda su historia. No era de extrañar que se hubiesen dejado tentar tan fácilmente, que no se hubiesen preguntado en serio de donde salía aquel tipo y que pretendía en realidad. Como es obvio, todo terminó en desastre.

- Nos reunimos hace dieciséis días, hará esta noche, en una pequeña cala con vistas a la puerta. Todo parecía ir bien, la puerta respondía a nuestra infusión de poder y las pautas de control funcionaban a la perfección, pero todo cambió de repente.- Explicaba el hombre como ido, como si aun estuviese allí.- Fue... no puedo explicarlo, un instante (pero de una forma curiosa, aunque no lo percibí si que de algún modo ese instante pareció durar una eternidad) estábamos en esa cala y al siguiente... seguíamos estando allí pero todo parecía... cambiado, alterado y habían allí siete hombres extraños que antes no estaban.

- Ante nuestros atónitos ojos aquellos siete hombres se introdujeron en nuestro circulo instantes antes de que una fuerza nos arrastrase de nuevo, como si fuese un efecto resaca de lo que habíamos activado. Y en un instante que no era ni eso volvimos a estar en la cala de la que salimos con el extraño hombre mirándonos complacido.- El tipo cada vez parecía más desesperado, más hundido.- Pero esta vez algo fue mal. En ese instante que de algún modo parecía algo más algo nos “miro”, centro su atención en nosotros. No se que era pero por las expresiones de los demás se que también lo sintieron y que les insuflo el mismo terror que a mi.

- Pero ni una misera respuesta obtuvimos ¡No sabíamos que habíamos hecho ni lo sabríamos! Aquellos siete “polizones” se acercaron al hombre misterioso hablándoles en un... extraño idioma (y que Nethis me perdone pero entonces habría jurado que sonaba, quizás, como thassilonio). Y así el misterioso individuo que “era un erudito sin magia propia” se teleportó con sus siete compañeros dejándonos ahí, aterrorizados y estupefactos.

- Después de eso los 13 que nos habíamos reunido estábamos asustados y preocupados, pero teníamos la información que había dejado el hombre. Dos de los nuestros se la llevaron para copiarla y todos volvimos a nuestras casas con la intención más que evidente de emborracharnos. Fue entonces cuando comenzaron los asesinatos.

 

Pero entonces el hombre se interrumpió quedándose blanco de miedo y paralizado por el terror cuando un profundo, y muy cercano, aullido resonó sin fuente aparente alguna. O por lo menos sin fuente alguna hasta que una criatura de aspecto totalmente aberrante, con cierta similitud superficial con un mastín y un lagarto, apareció de una esquina de la cabaña derrumbada con la mirada clavada en vuestro aterrado informador.

Notas de juego

El conjuro que ha lanzado el tipo es retener persona (pero Naewen ha pasado la TS), y el ser ha aparecido a unos siete metros de vosotros.

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10/11/2015, 17:50
Gol'Kosh

 Intimidar al hombrecillo resultó bastante fácil. Tras embestirle hubo un sentimiento de arrepentimiento, pues aquel infeliz no parecía ser capaz de hacer daño a nadie, menos aún a Naewen, aunque siempre era mejor prevenir. Afortunado o no, su acción fue lo suficientemente convincente como para hacer que el asustado erudito hablase, si bien es cierto que, en su permanente estado de ansiedad, contaría todo lo que sabe a cualquier persona que se le cruzase en el camino. 

 A continuación escuchó con semblante serio el relato del hombre al tiempo que negaba con la cabeza de vez en cuando. No le estaba gustando nada todo lo concerniente a este asunto, demasiadas personas importantes implicadas, misterio y falta de conocimiento, pero lo peor era la relación existente con esa puerta. Desencadenar poderes tan ancestrales no era un buen presagio.

 De repente, la voz del narrador calló y su semblante se desfiguró conformando un rostro sumido en el terror y la más profunda desesperación. Gol´Kosh siguió su mirada... y sonrió. - ¡Por fin! - exclamó radiante, pues la simple idea de olvidarse de tan tenebrosos asuntos y disfrutar de un buen combate le mejoraba el ánimo, más aún sabiendo que no iba a sentir resentimientos al abatir semejante bestia. 

- Tiradas (1)
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10/11/2015, 18:17
Seltyiel

Selt sonrió irónico cuando los campesinos vendieron al mago. Típico. Aquel tipo debería haberlo sabido mejor antes de buscar un refugio dependiente de otros. Pero se paró en seco a ver los círculos. Uno no entra alegremente en un círculo creado por un mago así como así. Los círculos solían asociarse con conjuros protectores. Lanzó un conjuro menor de detección de magia. Nada.

-No parecen tener magia -pero miró a la capitana. Selt reconocía alegremente sus deficiencias en el terreno arcano-. ¿Me pierdo algo?

Pero no parecía ser el caso. Selt se adelantó, llamando al hombre por su nombre y gritando que no querían hacerle daño. Ni que decir tiene que ese tipo de tonterías no suelen resultar muy tranquilizadoras, porque los asesinos no suelen llegar gritando sus intenciones. Por suerte el nerviosismo nos lleva a hacer también cosas raras. En vez de lanzar una bola de fuego o algo realmente pernicioso, lanzó un encantamiento a una elfa. Genial. O estaba muy nervioso o se había saltado la clase de iniciación a encantamiento y sobre qué razas no es sensato usarlos.

Selt se mordió la lengua para no hacer un comentario mordaz y ayudó a tranquilizar al tipo. Cuanto antes se serenase antes hablaría y tenía curiosidad por saber qué tenía que decir. La historia tenía que ser rara. Selt sabía de varios sabotajes que había sufrido la Logia por gente que quería desestabilizar a Elias o que quería lejos a los eruditos. ¿Pero muertes? Nunca nadie se había atrevido a llegar tan lejos. Los sabotajes habían sido cosas sutiles, más tocanarices que dañinas. La Logia tenía el potencial de montarlas parda si se cabreaba mucho. Eruditos estupidos o no, seguían siendo un montón de magos juntos que podían poner las cosas muy calientes si se cabreaban. Literalmente.

Pero la historia del tipo resultó ser aun más extraña de lo que Selt esperaba. Volvió a morderse la lengua cuando el mago confesó que habían confiado alegremente en un DESCONOCIDO, y para colmo un desconocido con semejantes rarezas y que les proponía hacer un ritual que en el fondo no entendían. Se frotó la frente, exasperado. Niñeras. Cada vez estaba más convencido de que el mago medio necesitaba una niñera que le alejase los dedos de la lumbre. El fuego quema, señores, ¿aun no lo sabéis?

-Vamos a ver, ¿puedes recordar algún detalle de ese tipo? ¿Qué tipo de acento extraño era el suyo? ¿Cuál era el objetivo del ritual, exactamente?

Selt dejó las preguntas finas sobre magia para la capitana, aunque tenía una pila más para el tipo. Las intercalaría después si ella no preguntaba.

-Hay muchas cosas que no entiendo, pero sobre los asesinatos... -empezó Selt, pero entonces todo se puso feo-. Defendedlo, que no le haga daño. Poneros delante de él, compañeros, que no lo alcance.

Aun tenía mucho que contarles...

Notas de juego

¿Cómo se llama el mago? ¿qué sé sobre él?

¿Reconozco al bicho? (¿o puedo hacer alguna tirada de saber?)

Me lanzo un Escudo si da tiempo antes de que llegue el bicho, pero si no da tiempo priorizo el defender al mago. Si es un bicho sin sentidos especiales igual le lanzo al mago un invisibilidad.

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10/11/2015, 19:45
Naewen

-¿Es que aquí no hay lealtad alguna? -La elfa quedó atónita al ver la facilidad con que vendían al mago-. Normalmente la gente sin escrúpulos es más inteligente. Sabe que cierto respeto en los tratos es bueno para los negocios.

Se paró ante los círculos. Rutinariamente comprobó la presencia de magia activa o latente o en ellos. Pero ante la pregunta de Seltyiel se encogió de hombros.

-Los círculos se usan en muchas abjuraciones y convocaciones, y también para potenciar o focalizar muchos rituales, y muy especialmente en magia cooperativa. Pero estos no están bien hechos. Un círculo funcional debe cumplir determinados requisitos que estos no tienen, sencillamente. No tienen ningún sentido, no podrían canalizar ninguna magia. No dudes de ti mismo, Seltyiel. Si no reconoces su función es porque no la tienen. No sirven para nada -explicó ella-, aunque me pregunto qué habrá intentado crear. Supongo que los habrá creado con alguna finalidad.

La maga miró con compasión al hombre desaliñado e histérico que salió a recibirlos, tan nervioso que usó sobre ella el conjuro que probablemente menos efectivo podría resultar. Aunque de normal detestaba que intentasen usar encantamientos sobre ella y reaccionaba agresivamente ante aquellos intentos, aquella vez sacudió la cabeza y decidió ignorar la ofensa. La falta de sueño podía provocar aquellos pequeños lapsos, y era evidente que aquel hombre estaba el borde del colapso por agotamiento. Hizo una mueca de solidaridad cuando Gol'Kosh hizo un placaje al hombre; aquello tenía que doler.

-Está bien, Gol'Kosh. -Ella siempre era puntillosa con los nombres, y nunca los acortaba sin una buena razón. Pese a lo que le había dicho su maestra, seguía considerando los nombres personales importantes y una falta de respeto no tomarse el tiempo necesario para pronunciarlos correctamente. Pensó en el dragón verde que había conocido en Geb; la criatura también lo había entendido, al menos...

-No le hagas daño. No nos va a atacar más, ¿verdad? -sonriendo al mago-. Venimos a ayudarte. No queremos hacerte daño. Seltyiel es asociado de vuestra Logia, sin duda te sonará su rostro. Yo soy una colega suya que he venido de otra ciudad. Solo queremos hablar… explícanos qué ha pasado, y te protegeremos.

Cuando el hombre empezó a hablar, en lo que casi era una hemorragia verbal, ella intentó no interrumpir. Pero era difícil. -A mí también me gustaría que nos contaras todo lo que recuerdes sobre la naturaleza y objetivos del ritual -apoyó ella a Seltyiel. Veía en el rostro de su compañero elfo su desaprobación acerca de aquella imprudencia. Ella suspiró, y apoyó una mano en un gesto de consuelo sobre el hombro del desaliñado mago. Con aquella curiosidad imprudente también podía solidarizarse, ¿cómo no iba a poder? Tenía que reconocer que ni siquiera actualmente podría afirmar con seguridad que ella no hubiera tropezado en aquella misma piedra… una vez más. Aunque aquella vez quizá hubiera tomado precauciones.

Se forzó a esperar, a no interrumpir. Era difícil. Tenía tantas preguntas… ¿así que idioma thassiloniano? Podía ser. El misterioso desconocido había manipulado todo aquello para reunirse, por lo que parecía, con siete compañeros. Siete. Por lo que ella sabía, el siete era un número significativo en Thassilon. O quizá fuera mera casualidad, pero ella no lo creía. Tampoco olvidaba los rumores de que Thassilon estaba despertando. Si un despertado de esa época era el que había organizado todo aquello, no resultaría tan sorprendente que conociera tantas cosas de la Puerta, cuando ésta era un enigma total en la época actual. Aunque resultaba extraño lo necios que habían sido aquellos criptarcas. ¿De verdad creyeron que un erudito sin magia podría entender las sutilezas de un ritual para activar algo tan complejo como la Puerta? Sonaba a que habían recibido una "ayudita" externa para semejante credulidad…

Así que la Puerta Críptica servía para realizar translocaciones espaciales… interesante. Quizá se usase en la antigüedad para trasladar ejércitos o grandes caravanas. Algo tan grande tenía que estar diseñado para teleportaciones masivas, o sería un desperdicio. O quizás tenía otras funciones añadid…

La elfa apartó la Puerta Crítitica de su mente al ver palidecer al criptarca. Se dio la vuelta, y su rostro mostró una expresión de sorpresa e incredulidad.

-Translocaciones espaciales no. Translocaciones temporales… -murmuró. No estaba del todo segura, pero creía recordar haber leído sobre aquellos seres-. Chicos, ¡cuidado! Estas son criaturas de más allá del tiempo y el espacio que viajan usando los "ángulos de la realidad". Vamos, que se pasan las convenciones espaciales por donde no da el sol.

Notas de juego

estoy de acuerdo con selt, a defender al mago, que aun tiene que contestar a muchas preguntas xdd. Creo que intentaré librarnos del bicho con un polimorfar funesto antes de que llegue a nosotros.

aj, no tengo preparado el ancla dimensional, fallo mio...

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10/11/2015, 19:50
Aerel

"Laya, no te van a entender si les hablas como si fueras un maldito libro de texto", regaña el dragoncito, "lo que mi maga quiere decir es que estos bichos se teleportan a placer. Asi que olvidaros de si está lejos o cerca, eso no importa con estos bichos"

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