Partida Rol por web

- ¡Soy Virashi!- Rugió la sirena fantasmal más como por obligarse a si misma a recordarlo que para vosotros.

- Ellos...- Comenzó a decir antes de clavar su mirada en Naewen. Volvisteis a sentir el frío de antes y la mirada de la sirena se lleno de odio.- No, no eres él, eres ella, no eres él, no él...- Murmuró una y otra vez hasta que se calmó.

- Tu lo viste ¡Sus pecados le hicieron arder! Pero aun así no esta aquí, no esta atado... ¡Mi Yaris! Tenéis que ayudarle. Tiene que cruzar.- Rogó el fantasma en una suplica tan desesperada que Seltyiel lloraba antes de darse cuenta.

-Le vi arder -admitió Aerilaya. Desde un punto de vista muy... personal-. Pero no pude captar mucho. ¿Qué quieres decir con que sus pecados le hicieron arder? No entiendo...

La elfa suspiró. Odiaba pensar en alguien retenido contra su voluntad, vivo o muerto. Ya se veía enmarronada en otra empresa quimérica. Helgya estaba muy equivocada. No tenía nada que ver el ser pionero con ser liante. Ella se metía en líos antes de saber hablar...

-¿Dónde está Yaris? ¿Cerca del lugar donde... ardió?

 Virashi miró a Naewen y por toda respuesta emitió un chirrido desgarrador, mezcla del lamento de una doncella y el grito de muerte de un ave de presa. El fantasma pareció estallar y cuando abristeis los ojos os asaltaron una serie de escenas. No solo de una forma sensorial si no que os empapabais de los sentimientos.

Visteis a Virashi y a Yaris enamorados compartiendo su última noche. A él dejando a su amada en la cama y como el clérigo y algunos campesinos, que habían seguido al hombre, se echaron sobre ella. De como Yaris al despertar vio la cabeza cortada de su amada sobre la mesa y como se lanzó desde lo alto del faro. El faro del este os disteis cuenta.

Más allá de eso había una furia negra y un sentimiento hondo de tristeza al saber que su amado estaba atrapado por su suicidio y por el dolor de la muerte de su amada. Por la traicion de aquellos en quienes confiaba, y por haberles dado él la opotunidad de acabar con ella. Y Virashi, la dura y fiera Virashi. Virashi, el azote de miles de marinos a lo largo de siglos que había gozado de cientos de amantes a lo largo de los años, pero a solo uno había amado. Y Virashi no dejaría este mundo hasta que lo hiciese su amor verdadero.

-Ya veo -suspiró Aerilaya. La vida era a veces muy perra. Y no se podía decir que Virashi no se hubiera ganado a pulso la animadversion de los humanos, pero era cruel darle una muerte de semejante forma. Y Aerilaya no pudo menos que sentirse conmovida por la tragedia de aquel amor truncado, por aquellos dos espíritus que parecían haberse quedado atrapados en aquel estadio de la existencia. Aerilaya siempre había sido un poco sentimental, pero la tristeza que la embargó fue un poco demasiado fuerte para una historia que no le atañía directamente-. Lo lamento, Virashi. No debió terminar así.

Se frotó la frente, inexplicablemente cansada.

-Nos persiguen los drows, y hay otra gente que depende de nosotros. Pero si puedo, ayudaré a tu Yaris. Y si no puedo, volveré para hacerlo en cuanto pueda. Si él es liberado de esta existencia, ¿podrás marchar tú sin impedimentos también? ¿Qué habría que hacer para liberarle? ¿Se puede hacer sin... destruir su forma fantasmal para liberar su alma? ¿Sabes qué tipo de espectro es ahora?

Miró al fantasma sirénido. -¿Qué quisiste decir con que los elfos oscuros te encerraron aqui?

-Yo también lo siento -y era sincero. Aunque si de él dependiera no se hubiera comprometido con el fantasma. Qué diablos, estaban en una situacion peliaguda. ¿Para qué buscarse más líos?

Miró a Naewen para estar seguro de que no iba de farol, pero si iba era la mejor mentirosa que había visto en su vida. Maldición. Lo que les faltaba.

-¿Sabes lo que dirán los otros sobre ser liantes, verdad? -le murmura en dracónico a Naewen. Por si acaso Virashi conocía el élfico.

Pero no podía moverse y de todas formas la capitana era Naewen. Selt esperó a ver qué pasaba.

 - Ellos llegaron hace poco.- Explicó el fantasma que ahora no se dejaba ver.- Traté de hablar con ellos, de que entendiesen que las tormentas no dejarían de llegar hasta que Yaris encontrase su reposo. Pero aquellos malditos me atacaron, me dañaron. Cuando me reformé les demostré con quien se las veían, obligue a tres a tirarse por el acantilado pero entonces llego aquel maldito blasfemo y me ató, aquí. Donde antaño fui feliz, donde morí.

- Dadle reposo. Destruid la encarnación de su ira, de su dolor.- Explicó el fantasma formando solo dos ojos duros como el granito y severos como la muerte.- Destruidlo para liberar a Yaris. Hacedlo y me complaceréis.

-Sí, lo haremos. De todas formas el faro nos queda cerca –dijo Aerilaya. Sacudió levemente la cabeza en dirección a Seltyiel-. No te preocupes, no nos desviaremos mucho. Y con peores cosas me las he visto. Si a esto le llaman ser liante, que nos lo llamen. No me ha impresionado demasiado esta gente, la verdad. Tienen pinta de no saber sacar sus narices de su entorno inmediato. Encima aun haremos un favor a toda esta zona, que parece que las tormentas están ligadas a la atormentada existencia de Yaris.

Se volvió hacia Virashi.

–Nos vamos ya entonces. Imagino que te liberarás cuando Yaris parta, así que será la última vez que nos veamos. Encuentra la paz con Pharasma. Pero una última pregunta antes de marchar. Me preocupa que esos “elfos oscuros” vuelvan por aquí. ¿No han retornado desde que te ataran, verdad?

 - No. Cuando les encontré estaban en su caverna, inscribiendo su magia...- Susurró el viento con la vos de Virashi.

- Idos, salvad a Yaris, libradle de su ira. Y si volvéis aquí hallareis mi recompensa.- Añadió en un tono decreciente que, al acabar, se extinguió como una llama al viento.

-Qué ganas de meternos en líos -suspiró Selt, al que le parecía que tenían suficiente con los drows y el noqual, sin meter en medio jaleos de fantasmas. Pero aceptó la decisión de la capitana de buena gana. Al menos sería una anécdota interesante a contar algún día. Y la fantasmona no había resultado ser tan plasta después de todo, lo de una recompensa prometía. Aunque a saber lo que Virashi entendía por eso, claro.

-Sí, lo haremos -le dice a Virashi, y por un momento siente un poco de pena. La sirena había sido muy hermosa. Cruel, sin duda, pero hermosa. Casi agradecía haber caído bajo su encantamiento, pues así  había podido verla como había sido.

-Descansa en paz, Virashi.

16 de Desnus, día del Sol, del 4710 CA

 Naewen y Seltyel volvieron menos de una hora después de irse a explorar con expresiones de frustración y amargura. Y aunque era obvio que estaban cansados decidieron que lo mejor sería interrogar al drow antes de descansar. Para ello se lo llevaron a la parte de delante, por donde habíais entrado, aquellos que iban a participar. Estos volvieron al cabo de un par de horas aun más frustrados y amargados.

El resto de la noche pasó plácida y tranquila, sin que nadie considerase oportuno comentar nada al respecto. Por la mañana todo el grupo se puso en marcha. O más bien todo excepto el hombre enfermo cuyo corazón había fallado durante la noche. Los criptarcas se reunieron alrededor de él e intercambiaron unos comentarios sobre el difunto y unas breves oraciones a Nethys y Pharasma. Los dos elfos llevaron al grupo por el camino que habían seguido la noche anterior llevándoles hasta la cornisa en la antigua habitación de Virashi. La escalada por allí, gracias a una repisa estrecha e inclinada que no se vería desde la parte de arriba, fue muchísimo más fácil de lo que habría sido desde la playa, ahorrándoos un tiempo y unas energías que seguramente os resultarían imprescindibles.

El plan de los criptarcas era sencillo, agachar la cabeza y forzar un camino hasta más allá de la zona del impacto en la isla para poder así llegar a un punto de teleportación con el continente. Un plan desesperado, con muchos interrogante y del que algunos ya habíais expresado dudas, aunque tampoco se había propuesto ninguna alternativa.

Pero pronto os disteis cuenta de que tampoco habíais puesto ningún orden de marcha en común. Los criptarcas y los enanos llevaban varios días combatiendo juntos y sabían que esperar entre ellos, pero desde luego vosotros no.

Cuando Air'his despertó con un sonoro rugido se fue enterando de todo lo que había pasado mientras dormía, -¿Porque no me despertasteis? - se quejo mas de una vez a la capitana y a Seltyiel, pero ya daba igual discutir. 

-¿Y que haréis con el Drow?, prisionero, ejecución...libertad?- La verdad es que el paradero del elfo le daba bastante igual, era maligno, por supuesto, pero el no tenia la culpa de la educación aportada por su raza, la verdad es que le daba bastante pena.

Cuando emprendieron el camino, la druida informo que ella se quedaría la ultima e iria borrando la huellas del grupo. -Bastante tenemos con ir a cielo abierto con todos esos seres acechando, como para encima ir dejando huellas. - Informaba a Naewen mientras se dirigía a la parte de atrás de la columna 

Aerilaya volvió del interrogatorio cansada y de meditativa. Pero antes de entrar en el ensueño se sentó con una pluma entre las manos. Los dedos de la elfa la acariciaron distraída mientras entraba en un breve trance para traer a la mente la formulación de un conjuro específico. Cuando estuvo segura de tenerla muy clara, descargó la energía de la encantación sobre la pluma, a la que dejó escribiendo sola sobre un pergamino. Luego se sentó con la espalda apoyada en la pared de la cueva, se envolvió en su capa, y entró en el ensueño. Esperaba que Cade tuviera razón en cuanto a que aquella noche no habría pesadillas…

La elfa ya había salido del ensueño, y simplemente esperaba relajada a notar que sus energías mágicas retornaran cuando una agitada y preguntona semiorca se le echó encima. Suspiró, entreabriendo mínimamente los ojos

-Lo intentamos, querida Ai'r'his. Pero llegamos a la conclusión de que ni una bola de fuego en plena cara te despertaría -contestó la elfa, divertida-. ¿Cómo has conseguido sobrevivir hasta ahora durmiendo como un muerto?

La maga se encogió de hombros. -Le di mi palabra de honor de que le dejaría en libertad más adelante si me daba información útil. O de que lo lamentaría si no era así. Por el momento es mi prisionero. Si es tan inútil como sospecho lo entregaré a los elfos.

Aerilaya suspiró cuando se enteró de la muerte del criptarca, pero antes de las improvisadas exequias, que sin duda requerirían algún gasto de magia, había que estudiar. Llamó la atención de los otros magos.

-Escuchad. Deberíamos avanzar bajo cobertura de invisibilidad en lo posible. Puedo tejer una esfera de invisibilidad, pero necesitaría que alguien más lo hiciera también. ¿Alguno de vosotros puede proporcionar el conjuro? Si no, puedo proporcionar un pergamino para que alguien lo estudie… -y si no quedaba más remedio, abriría su libro de conjuros por esa entrada para otros. Esperaba que no fuera necesario. A Aerilaya le parecía aquello mucho más íntimo que quitarse la ropa delante de todos ellos. Después de todo, aquello último era mucho más natural-. Seltyiel puede explorar para nosotros; debería conjurar su propio conjuro de invisibilidad individual. Y le daré también uno individual a Air'his, que se ha ofrecido a ir en retaguardia borrando nuestras huellas.

Se unió a los otros en las plegarias de despedida, tras inclinarse para escribir su sigilo en la piel del fallecido. Todos los otros también escribieron su símbolo mágico personal en la frente o las manos del difunto; una forma simbólica de darse a conocer en el más allá.

-Jueza de Almas, Señora de Tumbas, acelera su paso hacia el Malestrom, hacia el Reino de la Verdadera Magia; que su alma no languidezca mucho tiempo en el espacio sin fronteras del Cementerio. Ojo que Todo lo Ve, Padre del Arte, Guardián de la Magia, te suplicamos que acojas su verdadero nombre y le des una transfiguración en tus dominios. Señala con el dedo de tu mano negra y ayúdanos a dar la transformación a su carcasa mortal -murmuró Aerilaya con los otros, sacrificando un conjuro de fuego para ayudar a incinerar el cadáver. Un aventurero tenía que aceptar las exequias que la suerte le trajera, pero la incineración era el destino elegido por casi todos los seguidores de Nethys, sobre todo si era una incineración mágica, dado que el propio dios había ardido y sido medio consumido por su propio poder en el momento de su ascensión. Y el uso del conjuro era una ofrenda apropiada para el dios-. Permite que conozca la Última Encantación y el significado más allá del Cubo en el Rojo y la Esfera.

Un funeral realmente corto, pero qué remedio. No miró a los legos en magia al mencionar el enigma del Cubo en el Rojo y la Esfera; realmente aquella paradoja mágica requería conocimientos arcanos difíciles de entender, y los seguidores de Nethys se negaban a explicarlo a los legos. No es que ella tuviera aquellos escrúpulos, pero igualmente no era momento de explicaciones.

La elfa aceptó el plan propuesto por los criptarcas, aunque con ciertas dudas. -Deberíamos haber inspeccionado el terreno con atelación. Al menos, ahora que Seltyiel nos haga de ojeador. -Pero propuso algunos cambios en el orden de marcha, tras lo cual cogió a la ulfen en un aparte, dudosa-. ¿Abrahms delante? ¿Se portará bien? Parece escucharte, ¿le puedes meter en la cabeza que mejor no llamar la atención?

-Si quieres que la próxima vez te despierte sin reparar en medios no dejes de decirlo -apostilló Selt en tono malvado después de que Air'his les reprochara que no la despertasen.

Selt dio su conformidad al plan de Naewen. -Es mejor que en tu grupo haya alguien capaz de sostener la esfera, por si tú tuvieras que hacer algo ofensivo o adelantarte conmigo -le dijo.

En el funeral Selt murmuró plegarias con los demás, pero no empleó conjuros de fuego. Sus energías mágicas eran bastante más limitadas que las de los magos dedicados y no quería comprometer la supervivencia de los vivos por un adecuado despido de un muerto. Los muertos, muertos estaban. A Nethys le daría lo mismo el destino final de su cuerpo a la hora de acoger el alma del finado.

Se unió a la capitana cuando comentó aquello con Helgya, interesado en la respuesta.

16 de Desnus, día del Sol, del 4710 CA

 Naewen se despertó con fuerza ese día, quizás por que realmente había disfrutado de una ensoñación placentera y totalmente libre de pesadillas, y se encargó de organizaros a todos con diplomacia pero firmeza.

La elfa os había dividido en cuatro grupos. En el primero iba Seltyiel adelantado para actuar como explorador. El segundo grupo incluía a Abrahms, vigilado por Helgya y acompañada por Cade, Shiella y Naewen. El tercer grupo incluía a los enanos, los aprendices de Abrahms y a Aldmer haciéndoles de niñera. Y por último Air'his iba borrando las huellas del grupo con su magia. Todos con cobertura mágica para haceros indetectables por la vista y por el olfato.

Al principio todo pareció ir bien, el grupo estaba asustado y apenado por tanta muerte, pero también estaba decidido a salir de allí, y el atajo de los elfos había permitido ahorrar muchas fuerzas a los magos. Seltyiel atisbo unas cuantas veces a patrullas de akatas, un par de puestos de vigilancia (que suponía contenían vigías invisibles) y, en una ocasión, una criatura voladora a lo lejos de tamaño más que respetable. Tras advertir de estos encuentros al grupo, e ir alterando sus rutas entre barrancos y peñascos para no acercarse demasiado, el elfo volvía de nuevo a su lugar en la cabeza del grupo. No avanzabais rápido, pero al menos parecía que lo hacíais de forma segura.

Poco antes del mediodia pasasteis por el punto más cercano al area de excavación en vuestra ruta. Incluso invisible y callada todos pudisteis sentir la curiosidad de Naewen, era como el calor de un horno abierto junto al que pasas. Aun así todo fue según el plan.

La presencia enemiga allí era mayor, pero parecía que patrullaban el perímetro del cráter en su mayoría en lugar de buscaros. Seltyiel tuvo problemas para encontrar una ruta despejada y si lo consiguió fue solo por que vuestros oponentes parecían no dominar bien aun la orografía de la superficie. Cortasteis a través de un barranco hasta pasada la excavación solo para volver a la carretera poco después un “control” compuesto por un númeroso grupos de akatas, segúramente apoyados por más drows emboscados. Al parecer a aquella raza no le gustaba el combate cara a cara.

La última parte de la ruta os llevó aun más tiempo pues tuvisteis que atravesar terreno accidentado, evitando la carretera plagada de emboscadas, cuajado de abundantes patrullas de akatas. Y tan solo llegasteis tan lejos sin problemas por que Cade activó su magia para dar cobertura de silencio a los más ruidosos (lo cual os hizo ir aun más lento, ser incapaz de oir ni de verte no era lo mejor para avanzar por un terreno irregular).

Tan solo tuvisteis un contratiempo, pero uno suele ser suficiente, cuando un par de akatas se tropezaron por casualidad con vosotros cuando os habíais detenido para renovar los conjuros por última vez. Seltyiel no se explicaba de donde habían salido, pero siendo uno solo y con aquel tipo de terreno podrían haber estado descansando en cualquier rincón. Ambas criaturas no duraron mucho, pero debieron de emitir algún tipo de señal pues el elfo vio señales de akatas convergiendo hacía vuestra posición. Y algo más. A unos cientos de metros de la pequeña hendedura en la roca que estabais usando se encontraba por fin la costa, y a no mucha distancia dos embarcaciones ¡Y una era el Oso Empapado!

Decisiones decisiones y un tiempo esquivo que se os acababa.

A Aerilaya le satisfizo que su plan hubiera sido aceptado sin quejas. Con todos los que eran iba a ser difícil pasar desapercibidos sin precauciones como aquella, y temía que una refriega con los akatas atrajera a los drows. Lo cual les pondría las cosas muy feas, sospechaba.

Al pasar cerca de la excavación estuvo a punto de proponer que los criptarcas siguieran adelante mientras Seltyiel, Air'his y ella echaban un vistazo. Pero renunció a la idea con un suspiro. No era buena idea. Parecía probable que se retrasasen en la excavación o fueran sorprendidos. Tanto en un caso como en otro era mala cosa para los criptarcas. Era poco probable que un grupo tan numeroso pudiera seguir adelante solo una vez que los conjuros de cobertura expiraran, y menos si se diera la alarma. Además, se quedarían sin vigía. No cabía duda de que Seltyiel les había ahorrado muchos disgustos.

"Volveremos aquí cuando dejemos a los criptarcas", transmitió a Seltyiel y a Air'his por medio de Aerel. "Primero lo del fantasma, para quitarnos de responsabilidades, y luego esto, que tiene pinta de ser más complicado. Creo que en esa excavación está la respuesta de qué están haciendo en la isla. Y en cuanto tengamos alguna respuesta, volvemos al continente y daremos la alarma. Hablaremos con Lucien; diría que a Thassilon le tienen que interesar ese noqual y tendrán más recursos para tratar con los drows que nosotros"

Aunque pensaba poner algunas condiciones a Lucien referente a los drows… para empezar, quería estar en los interrogatorios que se les hicieran, o al menos, que le transmitieran lo que averiguaran. Aerilaya supuso que podría conseguir algunas concesiones dado que eran ellos quienes habían investigado primero aquel jaleo.

Cuando les sorprendieron los akatas, la elfa mira hacia los barcos, considerando las posibilidades de los criptarcas si iban solos hacia la costa, y la posibilidad de quedarse ellos ya allí. Pero al final decidió que no merecía la pena.

-Al menos parece que no hay drows. Olvidémonos del sigilo ahora, estamos cerca de la costa. Pasemos a una formación defensiva que nos permita combatir en caso necesario, y vayamos hacia los barcos. Si algunos de vosotros tenéis magia de protección, usadla ahora lo más rápido posible, y vamos hacia allí.

La maga vuelve invisible a su familiar, elimina su olor, y crea una ilusión muy real de un humano. Con un gesto, transfiere el control de la ilusión a Aerel. "Aléjalos de nosotros, pequeño. Haz que la ilusión corra como si estuviera asustada, eso activará sus instintos de depredador. La ilusión de todas formas va a oler como un hombre asustado"

-Vamos, los más débiles en el centro, el resto en retaguardia o delante -determina en voz alta-, preferentemente los que tienen experiencia de combate, por si tenemos que eliminar a algunos akatas. Si usáis magia, intentad que no sea de la muy ruidosa. No parecen haber drows por aquí, pero nunca se sabe.

Se vuelve hacia Seltyiel. -Me pregunto qué habrá pasado para que el capitán del Oso haya decidido mover hacia aquí el barco.

Seltyiel disfrutó actuando de oteador. Siempre le había gustado actuar como tal, y no porque eso le permitiera satisfacer su curiosidad antes, o porque le gustara el peligro. Era el hecho de que un oteador actuaba solo y no tenía a nadie mirándole por encima del hombro. Claro que Selt sabía trabajar en equipo, pero era más sencillo actuar por cuenta de uno y no depender de conseguir un consenso que muchas veces era complicado. Y era un reto afinar las propias capacidades, je.

No se sorprendió para nada de la curiosidad de la capitana. Le sorprendió más bien que no quisiera curiosear ya mismo. Después de todo no era tan imprudente. Pero estuvo de acuerdo con avisar al korvosano en cuanto tuvieran algo de información. Después de todo había una comisión de noqual en juego, je. Y que el tipo currara también ya que se iba a llevar la mayor parte. O sus subordinados. Los que decidían nunca se ensuciaban las manos. Qué mal repartido estaba el mundo.

Aceptó el plan de la capitana. Mejor celeridad ahora que más ocultamiento. Estaban cerca. -Puedo acelerar el movimiento de gran parte del grupo, pero no de todos -señala Seltyiel-. ¿Puedes ayudarme con eso, Naewen? Cuanto lleguemos a los barcos, o a un punto de teleportación, mejor. Esos akatas tendrán difícil seguirnos si nos movemos muy rápido, también.

Selt sonrie ante la pregunta de ella sobre el Oso Empapado.

-Capitana, tú siempre te estás preguntando algo. Eres agotadora, en serio. ¿Cuántas calorías quema tu curiosidad? No lo sé, pero con algo de suerte podremos preguntárselo muy pronto.

-Solo es agotador porque no vives en mi pellejo. Desde mi punto de vista es estimulante. Son vidas muy grises las que pasan por el mundo sin hacerse preguntas -replicó la elfa-. Sí, puedo tejer magia de aceleración.

Aprobó con la cabeza, aquella era magia de corta duración, pero suficiente para poner distancia entre ellos y los akatas.

Por fin comenzaba la marcha, Naewen había aceptado su idea de ir detrás del grupo borrando huellas y se dirigió a la cola del mismo esperando que comenzase a andar.

El trabajo no fue difícil, eran muchos, si, pero iban tan lentos que le daba tiempo a ir borrando todas las huellas. De vez en cuando daba un culazo en la cabeza ha algún enano debido a ir de espaldas al grupo borrando el rastro, pero no parecia importarles demasiado.

A las horas de marcha y tras pasar por la excavación, recibió el mensaje telepático de la capitana, dando un leve rugido para captar su atención, levanto el dedo pulgar del puño para mostrar su asentimiento al plan. 

Empezaba a oler a mar, sus sentidos la empezaron e decir su proximidad mucho antes de llegar a verlo, pero siempre se complica los planes y un par de akatas desvelaron su posición, estos pobres diablos no duraron mucho pero supuso la vanguardia del resto de engendros que ya corrían a su posición.

-Formad un semicirculo! -Rugió colocandose en el centro. -Habéis venido a la tierra desde vuestro mundo, dejad que os muestre su ira!  

Con los ojos de un color vede intenso, Air'his conjura, o mas bien gruñe, extendiendo sus brazos hacia el lado derecho, empiezan a crecer de la tierra enredaderas. -Por ahí no pasaran.

En caso de que tengamos tiempo para realizar otro conjuro:

Acto seguido, con los ojos rojos como el fuego de un volcán, recoge una piedra del suelo, la aprieta fuertemente y esta empieza a calentarse, comienza a humear y Air'his se la introduce en la boca, la mastica y exhala una nube de vapor hirviente que se aleja de ella.

Codo del Diablo, tarde del 16 de Desnus, día del sol, del 4710 CA

Todos a una arrancasteis a correr en dirección a la costa. Una vez tuvieseis los barcos a la vista podríais poneros a salvo con un simple conjuro de traslación. Seltyiel estaba en algún punto por delante vuestra despejando el camino y guiándoos por el sendero más fácil. Los enanos se pusieron al frente del grupo actuando como la cabeza de un ariete contra cualquier akata emboscado mientras el todos los demás huíais como buena mente podíais ¿Todos? No, una irreductible semiorca se había plantado firmemente en el terreno conjurando enredaderas y calentando el terreno mientras gritaba instrucciones a pesar de estar más sola que la una.

- Air'his no seas loca ¡Vamos!- Gritó Naewen que vio la cara de sorpresa de la druida al verse sola. La semiorca no tardó en alcanzar a la carrera a la elfa.

- Creía que íbamos a combatir.- Fue todo lo que dijo.

Estabais llegando ya a vuestro objetivo, media docena de akatas habían sido abatidos y tan solo teníais que lamentar un arañazo a uno de los enanos. Parecía que lo conseguiríais cuando un grupo de al menos veinte akatas se plantó en un barranco cortándoos el paso. Pero Abrahms con un rugido conjuró lo que parecía un tornado de fuego que hizo arder a la mitad de las criaturas y espantó al resto. Y en ese momento todo se complicó de verdad.

Un proyectil que iba dirigido hacía Abrahms impactó en uno de sus aprendices cuando este se acercó a su maestro haciéndole caer inmediatamente. El mago se giró furioso viendo al tirador drow que acababa de resbalar por unas piedras sueltas y lanzó una enorme bola de fuego negro que estalló fundiendo la piedra y haciendo desaparecer a aquel atacante. Pero la cosa no se detuvo ahí, y antes de que nadie pudiese detenerlo Abrahms alzó el vuelo y comenzó a arrojar una batería de cortinas de llamas, lluvias de fuego y bolas que impactaban en igneas explosiones. Parecía haber perdido definitivamente la cabeza.

Tras algunos intentos de llamar la atención de aquel loco desististeis y ayudasteis al aprendiz restante a cargar el cuerpo dormido de su compañero dispuestos a no arriesgaros a que cayese nadie más en aquella condenada isla.

Aerilaya suspiró aliviada cuando Air'his corrió tras ellos, pero parecía que era el día del descontrol. No se lo puso creer cuando Abrahms tomó aquella decisión unilateral. Entendía que les estaba cubriendo, pero en modo alguno podía aprobar aquella forma de suicidio.

-¡Abrahms, por el amor de Nethys! ¡No hagas eso! -le gritó-. ¡Ven, podemos llegar todos a los barcos!

Y a través de Aerel. "Sé lo terrible que es perder a un hijo, y más en estas circunstancias. Pero has salvado la vida de todos los demás expedicionarios. Ven, por favor. Aun puedes encontrar cosas buenas en la vida. No desperdicies tu vida y tu talento muriendo aquí."

Aerilaya meneó la cabeza, mientras una parte de su mente admiraba la técnica de aquel hombre al desplegar aquella destrucción mágica sobre los drows. Ella no era especialmente amante de la evocación, que consideraba una disciplina excesivamente agresiva y falta de sutileza, pero no sería ella si no hubiera dedicado a aquel campo tanto estudio y curiosidad como a cualquier otro. Y los conocimientos de Abrahms en aquel sentido eran envidiables.

"Es un desperdicio. Por todas las razones", le dijo a Aerel, cansada y frustrada. No era la primera vez que se encontraba con un suicida desesperado. Y siempre odiaba aquellas situaciones. ¿Como convencer a alguien que había cesado de desear vivir que merecía la pena no tirar la toalla? No lo entendía, realmente no lo entendía. Tal vez a algún nivel intelectual... y aun así, no lo entendía. Ella se había asido con uñas y dientes a la vida en aquel periodo en que odiaba toda su situación, todo su entorno, en que se odiaba incluso a sí misma. Porque a pesar de todo merecía la pena continuar.

"Abrahms, por favor. Telepórtate al barco con nosotros". Y tras una pausa. "Muriendo aquí les das una vistoria más a los drows. Y peor, les darás un cuerpo que saquear y con el que jugar. Pueden hacerte cosas terribles incluso muerto."

Aerilaya barajó por un momento la posibilidad de obligarle a ir por la fuerza con ellos. Pero no acababa de convencerse que el hombre estuviera totalmente fuera de sus cabales, y la libertad de elección era algo precioso para ella. Uno fuerza la voluntad de los enemigos, no de los aliados. Ese era el peor castigo que se le podía infligir a  alguien, a sus ojos.

"Por favor", pidió por última vez, yendo hacia el barco.

Y una vez en el barco, a los otros: -Odio, odio, odio estas situaciones -exclama, frustrada.