Partida Rol por web

Te encuentras en tu casa, hace poco que recibiste la noticia acerca del colegio para metahumanos. Has realizado varios contactos pero ninguno te ha llevado hacia la escuela, así que te encuentras bastante frustrado. Recuperar a tu hermana cada vez se complica más.

Rodney se encuentra sentado, en el sillón del salón de su casa. A su lado, encima de una mesa, descansa su teléfono móvil. Acaba de hacer varias llamadas a sus contactos de siempre, para que le dieran algún dato o pista acerca del colegio.

Decide coger un periódico mientras, para leer y distraerse un poco, mientras aguarda a la llamada. Se levanta, ataviado de un albornoz, como va y se encamina hacia la mesa. Aquella mañana no había tenido de leer los titulares, cosa que solía hacer a menudo.

Siempre los miraba, esperando en vano que apareciese la gran noticia: La organización mafiosa The Holy Family ha sido detenida, la cúpula del sindicato del crimen fue hallada...

Pero, esa noticia nunca llegaba. Cada vez estaba más desesperado, y es que el Jack Holy había sido tajante en ese asunto. Tenía que conseguir aquella joya, el diamante The Heart of the Queen a toda costa.

Según las palabras de aquel tirano, ese sería su último encargo; en los años que había vivido preso bajo las órdenes de la mafia, nunca había visto mentir a aquel odioso anciano, aunque fiarse de él, era como aceptar llevar una bomba de nitroglicerina en las manos: un suicidio.

Sabía que controlaban sus movimientos; a la puerta de aquel apartamento, en el centro de Londres, posesión de The Holy Family, había matones vigilándolo a todas horas. Sería muy fácil darles esquinazo pero, cada vez que pensaba en ello la voz delicada de su hermana resonaba en su mente.

-¡Arrhhgg!- grita finalmente, mientras aprieta el periódico y lo arroja al suelo. Se sentía impotente cada vez que pensaba en su hermana, al saberse títere de la aquellos amos del crimen.

Se levanta del sillón, y comienza a caminar de un lado a otro por el salón, intentando calmarse. La espera se hacía cada vez más insoportable y cada segundo era una tortura.

Se obligó a guardar calma, y recurrió a los métodos de relajación, para bajar sus pulsaciones que le habían enseñado en sus múltiples entrenamientos para ser el ladrón que era. Aunque le diese coraje admitirlo, aquel entrenamiento había explotado sus cualidades innatas.

Tras unos instantes, se encuentra mejor. Mira de nuevo al móvil, y como retándolo a que sonase, se da la vuelta y se encara al ordenador.

-Quizás en la red encuentre algo, aunque es poco probable...- dice mientras se sienta en la mesa de su escritorio y observa la pantalla holográfica de la máquina. Tras unos segundos, que necesita el ordenador para iniciarse, se conecta a Internet y abre el buscador.

-No creo que lo encuentre por la vía fácil...- susurra, mientras empieza a acceder a bases de información, con la intención de hackearlas, para conseguir los datos precisos de ese colegio. El sonido del teclear de sus rápidos dedos, martillean su cerebro, ayudándole a dejar de pensar en su hermanita pequeña.

Así no encontrarás nada Rodney, ahí no está la información que buscas.

Una voz suena a tu espalda sobresaltándote, cuando miras hacia atrás ves a un hombre de apariencia atlética enfundado en un mono negro que parece estar hecho de algún material parecido al cuero y que porta lo que parece ser unas gafas de visión nocturna.

Rodney permanece atento a la pantalla de su ordenador, parece que no hay información de utilidad sobre la localización de ese colegio.

Tras unos minutos, algo detiene su trabajo. Un escalofrío que recorre su cuerpo, detiene sus dedos. Una extraña voz le habla detrás de él. Como si no pudiera evitar resistir la tentación, gira el cuello lentamente, con cierto miedo a lo que pueda encontrarse.

Al hacerlo, ve a un hombre de aspecto atlético, parecido al suyo, vistiendo lo que parecen ser ropas de infiltración. Se fija en que lleva lo que parece ser unas gafas de visión de nocturna o un dispositivo parecido.

-Mierda...conozco mis limitaciones...esos dispositivos sensores pueden detectarme, maldición- piensa, desechando así, su primera opción de desaparecer volviéndose invisible-.

Tratando de mantener una leve compostura y su porte habitual, se levanta lentamente de la silla, tratando de no realizar movimientos bruscos, que puedan sobresaltar a su visitante y sin dejar de mantener los ojos fijos en él.

-Vaya creo que no nos han presentado, mi maleducado caballero...- comenta en su tono arrogante- ¿sus padres no le enseñaron a llamar antes de entrar?

De súbito, levanta las manos, y se las lleva a la cabeza.

-Oh, perdone mi falta de modales, pero, no le he invitado a una copa, que falta de hospitalidad- comenta cínico-. Me lo apuntaré en mi libreta.

Hace el gesto de sacar una libreta invisible y escribir sobre ella, todo ello con una parsimonia vacilante.

-Nota mental- exclama- Ser un buen anfitrión; invitar a un vaso de cianuro bien frío, al próximo capullo en mono que entre en mi casa.

Una vez que ha hecho todo esto, se queda mirando fijamente al extraño, esperando algún gesto amenazante que delate sus intenciones.

-Mire amigo, no se que se le ha perdido en mi casa; quizás eso marrón que hay en el váter, no estoy seguro- se pasea por la sala, moviendo las manos, de manera que refuercen su diálogo-. Lo que si se, es que si no me da una buena razón, usted no saldrá vivo de aquí- comenta sin darle mucha importancia, a pesar de odiar las muertes; tenía que mantener el control sobre la situación-.

Antes de que el individuo, reaccione, Skinner, levanta las manos, en señal de que va desarmado, y sigue ablando, en su tono arrogante.

-Y no es de mi, de quien debe preocuparse, sino de unos cuantos gorilas, con muy mal genio que hay apostados vigilando esta casa; ya sabe, son unos nenes malos, con juguetitos caros, que hacen mucha pupa- bromea con una gran parsimonia-. ¿Como los llaman...? - finge no recordarlo- Ahhh...claro- asiente, para si- Magnum Desert Eagle T800. Me han dicho que esas maravillosas balitas explosivas no son buenas para el cutis, ¿a usted que le parece?- finalmente pone un gesto serio, dejándose de bromas- Sea rápido, y no intente ninguna tontería.

Se mantiene erguido, a una distancia prudencial, con los brazos cruzados, pero, atento a cualquiera de sus movimientos, listo para defenserse

Stealth empieza a caminar lentamente hacia la sala principal de la casa, busca un minibar y se sirve un vaso de Whisky, luego sirve otro y se lo ofrece a su anfitrión para después sentarse cómodamente en el primer sillón que encuentre.

Tiene usted toda la razón, es un maleducado pero por suerte estoy yo para suplir sus carencias... espero que le guste el Whisky solo, lo necesitará para lo que le voy a decir.

Stealth sonríe y se quita las gafas dejándolas a un lado suyo, el rostro que se oculta tras ella es terriblemente familiar... de hecho, eres tú.

Tengo cuatro agentes situados en las azoteas cercanas apuntando directamente a la cabeza de los gorilas, el más leve movimiento sospechoso de uno de ellos hará que los cuatro mueran al instante. Además hay un par de hombres más junto a los que usted no sabía que se encontraban vigilándole, sin embargo todo eso no importa porque ninguno de ellos me vio entrar, así como no lo hizo usted.

Rodney, asiste atento a la actuación. Imitando a su interlocutor, con paso lento, se sienta en uno de los sillones, enfrente de donde se haya el agente y separados por la mesa.

Con una sonrisa cínica, acepta el vaso. Tenía curiosidad por ver hasta donde llegaba el asunto, aunque en ningún momento se relajaba del todo. Extiende la mano, con lentitud, y el coge la copa.

La sostiene unos segundos, observándola, mientras examina el cristal, finamente tallado.

-¿No le parece que es una tontería? Es un vaso; no se porque se molesta Svaroski es hacer estas "obras" de arte- comenta, con vaguedad, casi como si fuera una duda para si mismo hecha en voz alta.

Se lleva la copa a los labios, bebe un pequeño sorbo y mantiene el líquido en su boca, saboreándolo. En ese momento, observa al tipo, quitarse las gafas. No le da mucha importancia hasta que...

-¡Pussffhg!- escupe el whisky que está paladeando ante su sorpresa. A pesar de ello, su curiosidad crece, y si bien algo más el miedo, no puede evitar sonreír intrigado.

-O vaya, ¿te han dicho que eres tremendamente guapo de cara? Se podría decir que te pareces a mi...por cierto, has cogido el whisky más malo de la colección- mentía cínico, haciendo alusión a que lo había escupido por su asqueroso saber, aunque los dos sabían el motivo. De hecho, tenía reservada aquella botella para un día especial; sin duda, ese lo era-.

-La verdad es que sigo sin saber su nombre...pero, tengo la ligera sospecha de que no me lo va a decir, o si lo hace, me saldrá con sus nombre en clave y esas chorradas que ponen por la televisión, los domingos por la tarde. Así que si no le importa, le llamaré...Capullo.- termina, sin ceder terreno ante el hombre, y comprobando hasta donde llegan los límites de su paciencia, con una provocadora sonrisa en los labios-. Me parece un nombre acorde con su personalidad.

Sostiene con ímpetu la copa, y decide alzarla.

-Hagamos un brindis, mi querido e inestimado, indeseable visitante. ¡Porque se le atragante esta copa, y porque los gorilas intenten alguna estupidez!¡A mi salud!

Y sin esperar a que el tipo lo acompañe, se bebe la copa de un solo trago. Nota como la garganta le abrasa durante unos segundos.

Acto seguido, se queda mirando al hombre, con la cara más relajada; ablandada sin duda por los efectos de la copa que se acababa de beber.

-Por lo visto, no me deja otra opción que escuchar lo que tenga que decirme- su tono se ha vuelto menos mordaz, algo resignado-, ya que supongo que se ha tomado tantas molestias para eso, sobre todo, porque si me quisieran muerto, ya lo estaría, por todo lo que me cuenta. ¿Me equivoco Mr.Capullo?

Por favor, estamos en confianza Rodney puedes tutearme y bueno, los medios me conocen como Stealth Shadow pero tu puedes llamarme Noel.

Stealth sonríe mientras da un sorbo al Whisky de su copa.

No me andaré con rodeos, soy uno de los principales accionistas de una organización que se encarga del entrenamiento y desarrollo de jóvenes y adolescentes metahumanos aunque ellos prefieren llamarlo escuela, yo lo llamo inversión.

Rod, escucha con atención las palabras de Stealth, intrigado por las mismas, y divertido y sorprendido a partes iguales por su actitud.

-Verá, Mr. Noel...prefería Capullo, pero, bueno, parece que por fin empezamos a hablar en el mismo idioma.

Se acomoda en el sillón, claramente más tranquilo y relajado. Acerca la mano, y se sirve otra copa de whisky. No se echa mucho, solo uno o dos dedos de bebida, ya que necesitaba estar todo lo "despierto" posible, ante este hombre.

-Sí, los medios; alguna vez he escuchado su nombre, y no decían precisamente cosas bonitas sobre usted. Ya sabe, sobre todo feos apelativos sobre el trabajo de su madre; lo típico de personas poco civilizadas y educadas.

Se lleva la mano a barbilla, rascándose la barba que empezaba a surgir, como señal de duda.

-Vaya, últimamente las palabras me parece que pierden su sentido. Pero, que despistado, ¿cómo he podido olvidar que la palabra "confianza" entrañaba allanamiento de morada, amenaza de muerte y demás actos ilegales?- pregunta irónico-.

-¿Pero, sabe qué es lo que de verdad hace falta para que la velada sea perfecta, Mr.Noel? Uno de esos maravillosos puntitos rojos apuntándome al pecho, directo al corazón- su rostro, se muestra inquisidor-.

-Necesito saber si este tío, va realmente en serio.

Sin embargo, cuando Stealth, comenta lo del colegio, su rostro cambia. Por primera vez las paredes de seguridad y confianza se resquebrajan y su tono se vuelve mucho más normal, con un matiz, mezcla euforia y desesperación. Tenía la señal que buscaba desde hace tanto tiempo delante de sus narices.

-¿E-en serio?- recupera rápidamente su tono normal-. Es decir, ¿de verdad espera que me crea que ahora las escuelas mandan a espías y sicarios a la casa de sus elegidos? La verdad, hubiera preferido una carta o una caja de bombones, o una entrevista con una señora amargada; ya sabe, esas cosas...

-Por norma general no me gusta que desconocidos entren en mi casa y abusen de mi hospitalidad, pero, he de admitir que me tiene intrigado. Suponiendo que solo la mitad de lo que dice fuera cierto, y fuera un enviado de ese colegio...- hace una pausa.

-¿Qué pasaría si le dijera, que por motivos que no le conciernen, me gustaría acceder al mismo?- pregunta, mientras llena la copa de su invitado de más bebida.

En primer lugar, Señor Skinner, no soy ningún enviado de la escuela y de hecho pocos en ella conocen si quiera de mi existencia más allá de lo necesario, bástele saber que conozco sus motivaciones y que me será usted de mucha utilidad en ella.

Stealth se pone serio.

Se acabaron los juegos y los insultos velados, sé por qué le interesa ingresar en dicha escuela y resulta que a mí me interesa igualmente que usted ingrese allí. Recibirá un entrenamiento especial que mejorará enormemente sus mermadas habilidades metahumanas y podrá recuperar a su hermana... pero no de la forma en la que usted lo tiene planeado.

Stealth se bebe el Whisky de un trago.

No estás ingresando en una escuela de jóvenes talentos, estás siendo reclutado para una de las mayores organizaciones secretas que existen hoy día sobre la faz de la Tierra, y no acepto un no por respuesta. Si quisiera verle muerto no me haría falta ningún francotirador, en menos de cinco segundos habría acabado con su vida si así lo quisiera. ¿Me ha entendido?

Skinner se levanta lentamente de su sillón. Camina erguido hacia una repisa que hay pegada a la pared, dándole la espalda a Stealth por unos segundos.

Parece que coge algo, y lo sostiene entre sus manos. Se da la vuelta, con la misma lentitud que había caminado, para hacerle ver al visitante que no tenía intenciones agresivas.

Cuando se da la vuelta, se ve claramente como sostiene lo que parece ser un marco de fotos, del tamño de una cuartilla. Sus ojos se tornan tristes, y con gran parsimonia acaricia la superficie de la foto, protegida por un fino cristal.

Esa foto había sido tomada hace ya tiempo, en el 10º cumpleaños de su hermana, uno de los pocos días que había podido verla al año. Se la veía sonriendo, junto a su hermano, es decir, él mismo.

Aspira una gran bocanada de aire y deposita el marco en su sitio. Después camina un par de pasos, para estar más cerca del hombre, y comienza a hablar en un tono igual de serio que el del tipo, demostrándole que no se dejaba intimidar.

-Si sabe lo de mi hermana, Noel, espero que también sepa a que me he dedicado todos estos años y lo más importante: para quien he tenido que hacerlo.

Hace una breve pausa.

-Sinceramente no se que pinto yo en sus intereses, ni como tiene pensado recuperar su "inversión" conmigo, pero, para mi, lo primero es la seguridad de mi hermana. No quiero levantarmede mi cama y encontrarme su cabeza sobre mi almohada, ¿me entiende?- dice haciendo referencia a la famosa escena de El Padrino.

-Yo ya tenía mis propios planes sobre como recuperarla, pero, si usted tiene otra idea me gustaría oírla antes que nada. Más que nada, se lo cometo porque ello afectaría a sus "intereses". Si mi hermana muriese, yo desaparecería de la faz de la tierra, no volverían a encontrarme por mucho que me buscasen. Y creo que eso, si afectaría a su "inversión".

Se lleva una mano al bolsillo de su albornoz, y con la otra refuerza su argumento, moviendola a la vez que habla.

-Y ya que nos ponemos serios, cmo usted comenta, no hace falta que me amenace. Cooperaré gustosamente con usted, pero, antes, como le comentaba, quiero saber que pieza soy en el tablero de ajedrez y como tiene planeado ayudarme con el asunto de mi hermana.

Saca la mano del bolsillo, y se cruza de brazos.

-Creo que es lo mínimo a lo que podría contestarme, Mr. Noel, después de haber disfrutado de mi caballerosidad inglesa...

Señor Skinner, lo que vengo a ofrecerle es una oportunidad de recuperar a su hermana por el único medio por el que debería hacerse, sus secuestradores van a pagar muy cara su osadía amigo mío... lo que vengo a ofrecerle es que saboree en sus propios labios el sabor de la venganza.

Stealth se levanta del sillón y se acerca a la primera foto de su hermana que ve cogiéndola.

Señor Skinner, por desgracia el sistema no funciona y sólo aquellos con la voluntad suficiente pueden alzarse para hacer justicia... No, Señor Skinner, no me refiero a esa falsa moral a la que se refiere el resto de la gente, sino a una justicia ancestral que lleva siglos funcionando.

Levanto la foto de la chiquilla y se la muestro a él.

Nadie debería utilizar a una cría para conseguir lo que quiere de usted, Skinner. Quiere alcanzar un dominio absoluto de su habilidad para poder robar el diamante, y de lo que no se ha dado cuenta es que cuando alcance esa capacidad estará preparado, con el resto de mi equipo, para enfrentarse a los captores de su hermana.

Skinner, todavía de pie asiste al discurso de Noel, para finalmente quedar paralizado unos segundos, ante la visión de la fotografía de su hermana.

-La venganza...la venganza...¿sabe? Casi había olvidado esa palabra. A estas alturas de vida, y tras todo lo que he pasado, la venganza me importa bien poco. Solo quiero lo que he buscado todos estos años: la libertad de mi hermana.

Agita la cabeza, preocupado.

-Quiero que ella tenga una vida tranquila, la vida que a mi me ha sido robada. El resto me da igual. Por mi, podeis hacer lo que querais con esa banda de mafiosos. Pero, lo último que quiero ver es mis manos manchadas de sangre.

Separa los brazos, y los extiende levemente, para poder ver sus manos. La simple idea de imaginar la sangre en ellas lo repugna, por lo que las vuelve a meter rápidamente en los bolsillos de su albornoz.

-Bastante he tenido con presenciar el asesinato de mis padres, Mr. Noel. No me apetece que haya más víctimas. Al principio, lo que más hubiera deseado era la muerte del cabeza de la banda, Jack Holy, por todo lo que nos hizo... pero, he visto tantos actos de crueldad en esa maldita mafia, que lo que menos deseo es rebajarme a su nivel.

Saca una mano del bolsillo, y se le lleva a la boca. Tose un poco, mientras se tapa la boca con la mano, y acto seguido carraspea un poco.

-Yo me quedaré con mi hermana; todo lo demás es para usted.- termina.

Se rasca levemente el cráneo afeitado con su mano derecha, para seguir comentando.

-The Holy Family, sabe que no puedo conseguir ese diamante en mi estado actual. Fueron ellos lo que me dieron las primeras pistas a cerca de ese "colegio", campo de entrenamiento o lo que quiera que sea exactamente, y la orden de que fuese a él para que mejorara mis "habilidades especiales".

-Pero, sigo sin saber donde esta ese sitio ni como llegar a ese sitio- comenta intrigado-. Si me facilita la información necesaria, estaré allí en un plazo mínimo de tiempo, el justo para ordenar ciertas cosas- termina finalmente-.

Vendrá a buscarte uno de los profesores para ofrecerte el ingreso, su nombre es Thomas Mattison.

Stealth se aleja de Skinner y se acerca a la ventana.

Espérele.

Luego desaparece

Unos minutos despues llaman a la puerta con suavidad un par de veces al otro lado hay un hombre que se esta sacudiendo el polvo de su abrigo y se ajusta las solapas mientras espera que le abras

-Que tenga un viaje Mr. Noel- comenta mientras ve que la conversación ha acabado, y antes de que Stealth se vaya-, y recuerde no conducir; que ha bebido. Sería una pena no ver su hermoso rostro de nuevo- dice recuperando su tono de siempre.

-Y por favor salga por la pue...tarde.

Se encoge de hombros, y se dirige a su habitación, con la intención de vestirse. No sabía cuando iba a llegar ese profesor, podría ser en una semana o en cinco minutos, pero, prefería estar más "presentable", y no ataviado en aquel albornoz azul marino.

Una vez en su cuarto, abre el armario, donde hay gran cantidad de trajes y ropa adecuada. En un falso fondo del armario, se hallaba una ropa más cómoda y segura, que usaba en sus distintos robos.

Se lleva la mano a la cara, meciéndose la barba inexistente, mientras que con la otra va apartando los diferentes atavíos, sin saber cual ponerse. Tras unos segundos de duda, recurre a sus vestimentas generales.

Se pone una sencilla camisa oscura y unos elegantes pantalones negros. Busca en una cajón, dentro del armario, y saca unos caros zapatos negros, de los cuales no llegaba a recordar la marca.

A pesar de hallarse dentro de casa se pone una pesada gabardina negra, que le llega hasta la altura de los tobillos. Por último se asea un poco la cara, para así a la vez despejarse un poco y por último coge un sombrero de ala ancha que tenía encima de la cama y se lo pone.

Justo cuando sale de su habitación, oye alguien llamando a la puerta.

-Imposible...¿será el profesor...?- se pregunta a si mismo, no creyendo que quien estuviera detrás de la puerta pudiera ser el hombre que esperaba.

A paso ligero, se encamina hacia la puerta, con la intención de abrirla. Ase y gira el pomo, tirando de la puerta hacia si.

-Buenas...¿es usted por casualidad Thomas Mattison?- en caso de que así le responda, continúa-. Pase, pase, bienvenido, le estaba esperando...

Si, ¿Quien le ha dado mi nombre? murmura entrando en la casa mirandote suspicaz y luego mira la sala con detenimiento Bueno ya que sabe a que vengo no creo que tenga que explicarle mucho. Si tiene alguna pregunta solo hagala

-Oh, por favor, tome asiento- dice señalando los sillones del salón, donde todavía se haya la botella de whisky y los vasos-. Al fin y al cabo, usted ha tenido la delicadeza de entrar por la puerta, cosa que le agradezco.

El propio Rodney se siente, en uno de los sillones, esperando a que su invitado haga lo mismo, tras cerrar la puerta y echar el pestillo, para asegurarse de que nadie los molesta.

-¿Quiere algo de beber? No va en mono, como me prometí a mi mismo, así que me guardaré el vaso de cianuro- bromea para si mismo, sabiendo que probablemente Mathison no tenga ni idea a que se refiere.

Le indica con mirada la presencia de un mueble bar.

-Si no le molesta, yo me terminaré esta copa.- dice asiendo su vaso.

-Si, si...si no tiene inconveniente tengo un batallón de preguntas sin importancia. Nada, pequeños matices como, por qué entra en mi casa un maleducado caballero salido de una peli de espías, se bebe mi whisky y me amenaza de muerte, con la sutilidad de un elefante- preguntaba irónico, al hombre, esperando ver como reaccionaba.

-La verdad es que me siento más cómodo, hablando con "el hombre de Martini"- comparando al profesor, con el famoso eslogan de la bebida-...no se ofenda. Mr. Capullo era muy majo, pero, el tema de los francotiradores en las azoteas no me agradaba mucho- tenía que tirar de la cuerda, para ver si aquel hombre estaba al tanto de las acciones de Stealth.

Coge el vaso y da un pequeño sorbo al whisky, para volver a dejar el recipiente sobre la mesa.

-Bueno, ahora "en serio"...mi principal duda, es por qué están interesados en que me una a ustedes. No me trago, que se preocupen por mi vida privada, igual que no me trago que Mr. Capullo, para los amigos, sea una Hermanita de la Caridad.

Carraspea levemente y continúa.

-La verdad es que sus métodos de reclutamiento, me parecen poco ortodoxos...no se...ya que estamos podía usted haber entrado con una tanqueta en mi casa, tirando la puerta abajo; es más, después de lo que he visto hace un rato no me sorprendería- sonríe sarcástico.

-Por otro lado, tengo curiosidad de como me han encontrado...es decir, como han dado conmigo o como sabían que tengo una "habilidad especial" que me haga merecedor de entrar en esa, llamémosla..."Loca Academia de Mutantes".

Termina de hablar, dándole pie a su interlocutor para que haga lo propio, y responda sus preguntas.

La mirada es completamente serena y se clava en ti pero no parece expresar ningun cambio mientras hablo

En primer lugar mi nombre es profesor Mathison y la mayor parte de esas preguntas supongo que debera hacerselas a quien corresponda que no soy yo

En segundo lugar, la oferta es esa, estudiar en nuestra escuela, si le sorprende que lo hagamos por ayudar deberia aporvechar la oferta y sacar lo que pueda

En tercer lugar, deberia saber que es bastante facil detectar a un mutante, y quiza los proximos que lo hagan si vengan con una tanqueta

Skinner, permanece sentado en el sillón, bebiendo pequeños tragos de su vaso. En su rostro, brilla una sonrisa divertida, ante las palabras del profesor.

-Vaya...es una pena Mr. Martini...- se equivoca a posta-, digo, Mr. Mathison. Supuse que al menos, los recaderos que mandaban a mi humilde morada sabían algo más. Pero no se preocupe; compensa su falta de conocimientos con unos modales aceptables, al contrario que su...- duda al no saber como calificarlo- supongo que "superior", Mr. Capullo.

-Y no se ofenda ante mi comportamiento, pero, entienda que en los tiempos que corren la gente no da las cosas así porque si, y menos algo como puede ser una plaza en ese cóctel de mutantes. Y es que el que paga sus cheques, mi bien intencionado profesor, ha de sacar algún beneficio. No es que no me interesa la propuesta, claro que si...- recalca ese punto- pero, no tengo ganas de ser la marioneta de otro pez gordo, con ideales de grandeza...

-Y...- apunta- créame si le digo, que mi trabajo consiste en no ser detectado, aunque gracias por el comentario. Podría habérmelo dicho 10 minutos antes, cuando Mr. Capullo, entró por la ventana, y a partir de ese momento, leería el periódico con una escopeta de caza bien a mano...- comenta sin mucho énfasis.

Termina su copa de un trago final, y la deja sobre la mesita, encima de un posavasos.

-A pesar de las trabas que encuentro a la misteriosa oferta, tengo que aceptarla a la fuerza, por razones superiores a mí, Mr. Mathison. Razones, que espero, no llegue a conocer nunca- termina serio.

Tras un segundo de incómodo silencio, prosigue.

-Bueno, partiendo de que acepto su proposición, vayamos a los detalles. Si su limitado contrato basura, no le permite hablarme de las preguntas que le formulé hace unos instantes, ilústreme en todo lo que si pueda contarme. Ya sabe, donde está el colegio, alojamiento, requisitos, etc. Espero, que esas preguntas si correspondan a usted- finaliza, con una sonrisa mofosa en los labios.

Notas como si una aguja al rojo te perforara el craneo y de repente sientes un inaguantable dolor de cabeza

Creo que antes se me olvido el punto cero, cualquiera de los profesores debe de ser tratado con el debido respeto, y yo en particular mas, aunque solo sea por que conmigo no le va a servir ni su habilidad para no ser detectado ni su escopeta

¿Quiere probar de nuevo a preguntar?