Partida Rol por web

El amplio patio abierto en el que os encontráis se halla en lo alto de la cúspide de la colmena. La pared norte es una única y enorme ventana por la que se vislumbra una magnífica vista del ocaso y del embrabecido mar que se arremolina en torno a los acantilados de granito, bajo los límites occidientales de la colmena Sibellus. La habitación está a oscuras, iluminada por una pocas velas uniformemente repartidas, por las radiantes vestimentas de los nobles aquí reunidos que siguen las tendencias de la moda de los bordados de aethyr y por el brillo de la cristalería. Todos los presentes están bebiendo de copas de fibra de vidrio moldeadas con espirales elaboradas. El ponche con un toque de alcohol ha sido impregnado con trazas de fosforescencia, haciendo que cada vaso parezca una estrella levemente iluminada, que los nobles pronto hacen desaparecer. Julia Strophes os ha traído aquí para que os entremezcléis con parte de la alta sociedad de Sibellus. Lady Tanae Borella, la organizadora de la fiesta, es una famosa partidaria del Coro del Júbilo, haciendo de ésta la ocasión perfecta para que os introduzcáis entre la nobleza del lugar.

Julia, que se lo está pasando muy bien, parece disfrutar maliciosamente presentándoos con vuestras identidades fabricadas. Sin sus instrucciones de los últimos días todos menos Aeregan hubiérais estado en serias dificultades para mantener una tapadera creible.

Las presentaciones son protocolarias y antes de cada una de ellas os hace una introducción privada a los nobles que los miembros del séquito podéis escuchar desde detrás.

Lady Tanae Borella: parece de buen humor y encantada de conocer a "los peregrinos del lejano Fenskworld". Aunque es una mujer mayor de apariencia austera, su vestido se asemeja a una supernova; sin lugar a dudas es la fuente de luz más brillante de la estancia.

Sorkat Authwaite: noble rico con muchas propiedades en Ciudad Artmetálica, de aspecto fornido aparenta unos 50 años aunque Julia os advierte de que tiene muchos más. Va vestido con una destellante casulla que parece una nebulosa.

Lord Raephen Verence: Según Julia y por el trato de los demás la persona más influyente de la fiesta, parec que ha sido todo un éxito de la anfitriona el conseguir que asistiera. Pertenece a la corte de Marius Hax, gobernador del Sector Calixis. Lleva una vorágine de colores brillantes que lucen en la oscuridad, y se encuentra rodeado de una bandada de jóvenes damas que le ríen continuamente sus chistes malos.

Consejero Cort Abroag: es miembro del Coro del Júbilo y en ocasiones ha apoyado a miembros potenciales para que fueran admitidos. Lleva una rica túnica con borados en oro con cristales fosforescentes incrustados.

????: Una mujer hermosa que intenta no molestar a nadie. Está claro que no puede permitirse la última moda por lo que se apaña con un chal recubierto con pequeñas luces destellantes.

En un primer momento Caín quedó deslumbrado por las riquezas del lugar, y de quienes estaban en él; pero tuvo el buen sentido de no quedar boquiabierto. Mantuvo una mirada severa, examinando a los presentes, prestando especial atención a quienes no serían el centro de atención: los sirvientes y esclavos de los nobles. Exactamente el puesto que él ocupaba, o simulaba ocupar. 

Permaneció detrás de su "Amo" Aeregan; y allí estaría hasta que le diera permiso para retirarse. Momento en el cual pasaría a dar una vuelta por la zona, vigilando, como un buen guardaespaldas haría. Su espada y su revólver quedaban a la vista, no como amenaza, sino como un elemento más de su disfraz.

Aeregan iba vestido con los ropajes que le habían cedido los Strophes, se sentía cómodo, se sentía como cuando era un infante sufriendo los procesos médicos para que su crecimiento y desarrollo fueran acelerados para poder ser útil a su familia, los Pandinus, regentes de todo un mundo Imperial... aciago fue aquel día en el que, tercero en la lista, fue destinado al ejercito. Se quitó de su mente aquellos pensamientos y se zambulló en aquel mar de aromas cargados, bebidas fuertes y comida cara.

Aeregan se mostró extremadamente cortés, pero sin llegar a ser un tipo petulante o alguien que quisiera dorar la píldora a cualquiera, salvo, claro, que alguien quisiera ser tratado de ese modo. Quien más le llamó la atención fue la mujer que estaba algo apartada, alguien que a todas luces no era de esos ambientes. 

Bebió de su copa con una sonrisa lacónica y una mirada furtiva lanzada hacía aquella mujer. Aeregan iba armado, pero su arma estaba a la vista, su pistola bolter compacta, aquella arma esplendida de una buena manufactura regalada años atrás por su padre antes de toda la debacle. Aeragan le hizo una breve señal a su supuesto guardaespaldas para que se escabullera por entra las sombras y realizara su trabajo.

Al final, decidió acercarse a aquella mujer misteriosa - Buena noche Mi lady - le dijo inclinando levemente la cabeza - ¿cómo se presenta la noche? ¿puedo ofreceros una bebida y mi conversación?  

Aeregan se acerca a la mujer, Caín comienza a moverse por la fiesta y elresto permanecéis alrededor de Godwyn, más bien detrás o al lado.

- Mi señor, dice haciendo una reverencia. La verdad es que estoy algo temerosa, espero no dejar en mal lugar a Lady Borella.

Se quedó algo estupefacto por su belleza, pero recobró la compostura con rapidez. Tomó la mano de la mujer y la besó con galantería - ¿y por qué una mujer de vuestra belleza puede temer semejante cosa? - preguntó mirándola a los ojos, fijamente

La mujer se sonroja con el alago mira un poco hacia el suelo: No estoy acostumbrada a estos entornos, no sé cómo actuar.

Deduzco entonces, de manera muy fácil, que no sois una noble ¿no? - Aeregan le miró nuevamente y se presentó - Me llamo Abraham, vengo de Fenskworld... Abraham Longinus Meridio Laureus - se presentó con todo su nombre, apellido y todo lo que idearon como tapadera - decidme... ¿como os llamáis? y si no es indiscreción... ¿qué hacéis en este lugar?

- Encantada, dice haciendo una reverencia, mi nombre es Malene Trun y he sido invitada por Lady Borella como recompensa por mi dedicación al Córo del Júbilo....aunque yo creo que exagera - dice volviéndose a sonrojar.

Caécus se separó del grupo, buscando algo de libertad alejado de los estirados nobles y sus estiradas reglas. Su tapadera era la del médico personal de Aeregan y Godwyn, así que buscó entre los asistentes algún igual con el que poder entablar una conversación sobre los últimos avances en medicina aprovechando que supuestamente estábamos visitando un planeta más avanzado.

Zaddion no tardo demasiado en separarse del "pelotón". Se sentía ridículo con aquellos ropajes tan a la moda y a la vez incómodos. Parecia un pobre chiflado en lugar de la estupenda persona que era en realidad. Pero se tenia que hacer pasar por adivino de poca monta, así que... tendría que aguantarse.

Comenzó a caminar por la sala, con aire muy digno, picoteando aquí y allá de los platos destinados a los siervos (si es que había alguno) y atento a algún rumor interesante.

Aeregan, el falso Abraham, cogió la delicada mano de la mujer y la beso, la beso de manera tranquila, sin ser babosa, solo rozó con sus labios su mano - encantado Malene Trune - le dijo con una sonrisa tímida; lo cierto es que Aeregan quería sonreír desde que la mujer nombró el coro del júbilo, había dado en el clavo... una muchacha delicada, no una noble, con ganas de complacer... podría ser el informador perfecto - ¿él coro del júbilo? - preguntó con interés - hemos oído hablar de ello, pero no se mucho de ello ¿podría contarme algo de ello? - luego miró a Caín y con un gesto de cabeza y una mirada le indicó que trajera una bebida para la dama... ebria sería mejor.

Malene se pone cuando un tomate cuando Abraham (Aeregan) le besa la mano y en cuanto que puede la retira: Mi señor, ¿qué dirán de usted si se dan cuenta que dispensa esos modales a una chica de la colmena media? - estaba superada por la adulaciones del noble. Supongo que Lady Strophes ya os habrá contado algo puesto que vuestra otra prima pertenecía al Coro, siento mucho que no la hayan encontrado y rezo a nuestro Dios-Emperador para que la encuentren lo antes posible.

Nobles, adivinos, mercenarios que hacen de guardaespaldas, cómicos con chistes tontos, mujeres adulando a Lord Verence, sirvientes portando comida y bebida....pero ni un solo individuo que pareciera tener pinta de estar versado en Medicae. Al parecer ninguno de los nobles asistentes tenía dolencias serias que requirieran la presencia de uno ni esperaban necesitarlo en la fiesta.

La fiesta era un museo de los horrores donde se habían buscado a todos los estúpidos, aduladores, babosas y demás escoria servil que se pudiera encontrar y no dejara en mal lugar a esos estirados. No pasó mucho tiempo hasta que un individuo con una túnica azul oscura decorada con pequeños puntos de luz...sencillo pero llamativo. Es un individuo alto pero delgado con un fino bigote que se extiende por ambos carrillos.

- Querido colega, permite que me presente, soy Lucius el Magnífico; adivinador, futurista, visionario y docto en el Tarot Imperial - hace una leve reverencia y te sonríe esperando que hagas tu presentación.

Solo los que sepan apreciar su belleza, señorita, sabrán perdonar a un noble que haya decidido ser amable y elogiar a una mujer con sus encantos - le dijo cortés y directo - Si... es una pena la desaparición, todos rezamos porque aparezca pronto, sana y salva - comentó mirando al suelo algo compungido. Luego, la volvió a mirar - ¿la conocía? ¿eran amigas? 

- Solo de vista y haber cruzado algún saludo, dice apenada. Aunque colabore con los miembros del Coro solo son labores de asistencia.

Caín asintió cuando su amo le dio la orden y se alejó despacio y con calma hacia los sirvientes que servían bebidas. Había distintos tipos pero se decantó por dos copas de amasec muy oscuro. Observó aquella bebida y sintió grandes deseos por probar lo que seguramente sería una bebida muy delicada que nunca probaría, tuvo que hacer uso de voluntad para no probarlo. Con una copa en cada mano miró hacia atrás por encima de su hombro, no quería tropezarse con nadie y provocar un conflicto.

Asegurándose de que no hubiera nadie desandó el camino con la misma calma, atento a todo, hasta que entregó las dos copas a su amo, sin decir una sola palabra. Respetuoso.

Se me hacía raro no encontrar en la fiesta de la nobleza a ningún otro experto en medicae, normalmente tanto la salud como los tratamientos de rejuvenecimiento era algo que apasionaba a la gente de la alta sociedad.

Aburrido, fui hasta donde se encontraba Godwyn y me coloqué en un correcto segundo plano tal y como las normas de la alta sociedad dictaban.