Intentemos lanzar esto de nuevo.
Decidme si queréis hacer algún tipo de preparativo y qué "equipo" vais a llevar a la fiesta entre vuestros elegantes trajes.
yo como la otra vez, la pistola bolter compacta bien escondida entre los ropajes. Aeregan se dedica a descansar sobre todo
Director: Mangual y Carnodon. Capa camaleónica. También la armadura. Ya acordamos que yo era el gorila. Así que...
El resto ¿lleváis armas o algún equipo?
El botiquin y dentro de él, la pistola, los filtros nasales y el visor infrarojo.
Supongo que tendré que prescindir de la armadura antifrag de la guardia imperial, ya que no se sostiene con mi tapadera de consejero médico de la familia.
Mientras os preparáis para la fiesta en el Corte de Alabastro, Julia os muestra un mapa de la colmena indicando aproximadamente la ubicación de la planta en altura y el área aproximada que ocupa en esa planta.
Ya listos os dirigís en un transporte que Laurent Strophes pone a vuestra disposición, aunque el viaje no largo daréis mejor impresión que si llegáis andando. El vehículo para en la puerta y tras bajar de él observáis una gran fachada que ocupa decenas de metros en ambos sentidos compuesta de fachadas más pequeñas en distintos estilos.
En la puerta hay varios consejeros del Coro pidiendo las entradas a los invitados y un grupo de seis guardias con armaduras de caparazón y diversas armas (rifles láser, pistolas automáticas, mazas aturdidoras, ..) velando por la seguridad.
Go
Octus hizo un gesto a Arcturus para que saliera delante de él, haciendo la pantomima del guardaespaldas. El arbitrador se sentía desnudo sin llevar malla y cuero para proteger su cuerpo, tan solo cubierto por las ridículas gasas de la túnica con constelaciones que tan de moda estaban se sentía ridículo además de desprotegido.
Manoseó en su bolsillo las nudilleras de bronce y se sintió algo reconfortado, aunque tuvo que reprimir las ganas de encenderse un cigarro de Iho.
Empieza la pantomima, que el Emperador esté con nosotros.
Esperó a que Arcturus saliese del vehículo y le siguió intentando esbozar una sonrisa que se parecía más a una puñalada en un lienzo de cuero que a un gesto amable.
Parecía mentira que el emperador hubiese puesto a dos equipos para realizar aquella misión, pero por la extraña desaparición de ciertos componentes del grupo B al que pertenecíamos, se vieron obligados a darnos aquella información privilegiada y de los dos equipos hacer solo uno.
Personalmente le llame X.
-Así que ahora tu serás el noble -dije entretapándome la boca con disimulo para que no viese mi sonrisa socarrona- pues es hora de que hagamos algo revisé mi material como siempre y salí del coche haciéndole un gesto para que no saliese aun.
Miré hacia todos lado, me agaché para examinar el suelo de debajo del vehículo y luego con un gesto de satisfacción le hice una señal para que saliese mientras asentía...
Go Go Go!!!
A la hora acordada, estuve listo, vestido como el prestigioso medicae de la familia por quien me hacía pasar. Tal vez, la visita matutina a la sucursal bancaria nos hubiera dejado expuesto, pero no había otro modo de saberlo más que acudir a la reunión en la corte de Alabastro.
La inquisición debía estar preocupada por esta investigación cuando enviaba miembros adicionales. Así que aproveché el trayecto para evaluar a los nuevos. Un guardia imperial, un arbitrador y un tecnoadepto procedente de un mundo forja, igual que yo. Parecían bastante "profesionales" y de momento aún no la habían cagado, así tendría que concederles el beneficio de la duda.
Salí del vehículo cuando Arcturus me lo indicó y esperé a los "Señores" para acompañarlos.
Zachariah no podía sentirse más fuera de su ambiente, entre tantas máquinas de carne se sentía disperso y añoraba la compañía de los sonidos de sus máquinas...
En cuanto Octus baja del transporte, el tecnosacerdote le sigue a cierta distancia, si tenía que ser un asesor, tenía que estar a su lado.
Aeregan iba recto como una vara, y es que no podía estar de otro modo. Las terribles heridas sufridas en el mercado, la persecución y aquel ser cibernético le había casi costado la vida, y aunque se sentía claramente mejor, tenía prohibido realizar según que movimientos que solo arrancarían del noble un gruñido de dolor, o incluso, un alarido.
Siguió a sus compañeros con el rostro serio y una pose realmente digna, digna de la alta nobleza Imperial, esa vida jamás se le habría olvidado, los golpes de electro fusta para corregir su postura encorvada de niño o cuando hablaba a destiempo con quien no debía.
Se sacó los pensamientos de su cabeza y dedicó a sus camaradas una mirada desaprobadora y negó con la cabeza. Debían permanecer en silencio, sus voces, sus acentos no ayudaban y serían facilmente detectados, pero por una vez, no dijo nada y solo anduvo hacía la fiesta.
- Bienvenidos, dice unos de los consejeros, ¿me permiten sus invitaciones?
Sacáis esas joyas que os deberían abrir el paso y el hombre las observa detenidamente, quizás comprobando que no estén falsificadas: Gracias, es un honor contar con ustedes - añade con una sonrisa. Si nos lo permiten comprobaremos su grado de armonía antes de entrar.
Otro de los consejeros se acerca con un medidor parecido al que os enseñó el Inquisidor Vaarak.
¿Es un aparato tecnológico? ¿Qué sé de él?
Editado Director: el que os enseñó el inquisidor al inicio de la partida tenía una circuitería prácticamente idéntica de la carta del Tarot imperial que salvasteis de Aristarchus en la explosión de la Catedral.
Octus levantó sus brazos con un gesto altanero para facilitar el escaneo de "armonía". Al arbitrador lo que realmente le apetecía era quitarle de las manos el herético cacharro y metérselo por el Ojo del Terror al remilgado consejero, pero eso no pòdía ser, no por ahora.
Curiosas costumbres las de este planeta...
Dijo para parecer molesto. Como buen aristócrata, nunca debía estar dispuesto a nada que no supusise una diversión inminente.
¿Alguna de mis habilidades me permitiría hacer algo con el aparato sin tocarlo o eso no es posible? Si no es posible, paso en silencio por el detector.
Editado Director: Ya tuvisteis examinasteis el otro y no encontrasteis nada, este solo con verlo no puedes aportar más.
Me quedé detrás de mi escoltado con los brazos cruzados mientras asentía al escuchar su palabras...
El consejero pidiendo disculpas a Octus le examina y a continuación hace los mismo con Arcturus.
Instintivamente di un paso hacia atrás y alargué un brazo para mantener la distancia con aquel tipo, pero finalmente me dejé "revisar" sin decir ni una palabra...
Zachariah asiente y espera su turno de ser examinado con paciencia.
El cuerpo me pedía añadir algún comentario acido sobre la vara de la armonía, pero por si acaso aquel aparato funcionaba preferí no hacerlo y esperé mi turno para que el encargado de seguridad comprobara mi armonía con el mundo mientras pensaba en el último video de fotos gatitos que algún descerebrado me había trasferido al datapad.