Partida Rol por web

Vaarak se encarga de que os lleven a tierra en una lanzadera clase Aquila sin marcas ni distintivos. A medida que la nave desciende y sale de las nubes tormentosas, la Colmena Sibellus va apareciendo frente a vosotros. Una gigantesca estructura formada por ornamentadas mamposterías talladas en incontables estilos y edificada a lo largo de más de diez mil años, extendiéndose hasta donde alcanza la vista. Justo debajo de vosotros, una cadena de colosales acantilados de granito negro delimita el borde occidental de la colmena, que todavía parece amenazar con desparramarse en el revuelto y embravecido mar.

Al acercaros, surgen más detalles. Una sucesión de miles de plataformas están construidas sobre los acantilados; pequeñas figuras en movimiento, que deben ser hombres delizándose arriba y abajo por cuerdas, entrando y saliendo de las innumerables cuevas que revisten la superficie de las paredes de granito. Apartada del resto de la colmena, se erige una solitaria y deslumbrante torre, coronada con lo que se asemeja a una inmensa flor de piedra, atrapando la luz del sol.

Cientos de estandartes ondean por encima del legendario Palacio de la Lucidez, lugar donde el lord Marius Hax gobierna el sector Calixis. Vuestra nave cambia su rumbo y desciende hacia vuestro destino: un gran puerto de atraque que sobresale de las partes más bajas de las enormes cúspides puntiagudas que se apoyan sobre la colmena.

Al salir de la lanzadera bajo una ligera llovizna con olor armetálico, una mujer pelirroja de baja estatura os espera en la plataforma de aterrizaje con una gran sonrisa. Acto seguido se os acerca corriendo y lanzándose con los brazos abiertos al cuello del menos andrajoso del grupo.

- ¡Bienvenido a Sibellus, primo!

Con un gesto le indica a un sirviente vestido de negro que se acerque, trayendo unos paquetes que ella os entrega rápidamente a cada uno. Resultan ser capas con capucha de color grisáceo. La mujer mira a su alrededor y deliberadamente dice: Habrá tiempo para conversar más tarde, cuando estemos dentro. Aquí fuera hay corriente y humedad. Cubríos con las capas, podríais resfriaros.

Toma del brazo a uno de vosotros y os pregunta: Bueno ¿qué tal el viaje?

Me empiezo a colocar la capa cuando noto como se agarran de mi brazo y miro a ver quién es con cara de malas pulgas cuando veo que es la chica pelirroja, entonces me cuadro y se escucha un leve crujido de la capa por la espalda mientras mi rostro se torna del color del pelo de la chica:

-Ejem, estooo... bien, todos los viajes van bien -me decía para mi - no le comentes lo de cuando Octus vomita ni digas ninguna bellacada sobre la madre del piloto-- Ha estado de, estooo, muy bien. Excelente.

Cerré un poco el brazo por el codo para que ella se notase también acompañada de mi y con la mano libre me puse la capucha tapándome cuanto podía:

-Eso que notas en la cadera es una bólter -me vi obligado a informale-

Octus volvía a casa y lo hacía por la puerta grande. Como pandillero había vivido en el submundo y el los niveles inferiores de la colema, como Arbites había patrullado la zona media, entre complejos industriales y mega barrios obreros. Ahora estaba como agente de la Inquisición en la zona más elevada de la colmena. Se sintió contento por unos instantes.

La mujer que apareció emanaba ese aura que tienen los ricos y se acercó rapidamente, llamando primo a Arcturus y agarrándose a su brazo. Desde luego Octus no tenía pinta de aristócrata enfundado en su armadura antifragmentación, con media cara "chapada" y un petate descomunal que dejó caer sobre el suelo mojado. No obstante, Arcturus tampoco parecía en su salsa. En la GI no estaba muy acostumbrados a tratar con mujeres sin pagar.

Se limitó a asentir y a cubrirse con la capucha que le habían dado. Sería difícil que nadie le reconociese aquí arriba, pero la fortuna es caprichosa y es mejor no tentarla nuca.

Dhamon observo el recibimiento del grupo por parte de una joven pelirroja. Trato de mirar la placa de datos mientras tomaba la capa y se la colocaba por encima de su cuerpo calzandose la capucha.

Cuando la tuvo acomodaba aparecio su primera sonrisa al ver como Arcturus trataba de solventar la situacion de que la joven le tomara del brazo y caminara junto a el. Estaba claro que existia el Dios-Emperador y castiga de la forma mas dulce a quien fuera, aunque su fe en el Emperador hacia que supiera que fu fiereza era superior cuando merecia la pena castigar.

Cuando bajé y vi el recibimiento que les brindaba aquella mujer a mis compañeros maldecí el haberme retrasado con mis cosas. Siempre las metes el primero y luego las tienes que sacar el ultimo... toma nota. Bajé de la nave y esperé erguido y con una gran sonrisa mientras la señorita terminaba de saludar a mis compañeros. Cuando me tocó el turno abrí mucho los brazos y la acogí entre ellos: !Cuanto tiemmpooo! Seguro que nos has echado de menos, ¿Verdad querida...? El viaje ha ido muy bien, soberbio se podría decir, y más aun el recibimiento. La miraba fijamente a los ojos cuando se apartó. Pero no nos demoremos más aquí, cierto, vayamos a un lugar más... cálido. Dije manteniendo mi anchísima sonrisa y señalando educadamente hacia delante para que fuera primera. Madre mía que tipo… Pensé mirándola discretamente mientras se adelantaba. Al final resultó que tomó del brazo a Arcturus y así se encaminaron hacia donde debía estar el transporte. Maldición... hay que ser más rápido, aquí el fanático está a la que salta.

Conforme dejáis la plataforma de aterrizaje atrás entráis en una galería con la decoración muy recargada, toda su superficie pintada con algún u otro tipo de arte. Las paredes y el techo están cubiertos de bajorrelieves, mientras que el suelo está formado por baldosas resquebrajadas, oscuras y sombrías. Algunas de las obras de arte representan imágenes inequívocamente imperiales, pero la mayoría están deterioradas por el paso del tiempo. A continuación atravesáis un enorme arco que da paso a una bóveda geodésica de treinta metros de alto. Un árbol de grandes dimensiones, que ocupa prácticamente las tres cuartas partes de la sala, domina el centro de la amplia estancia. Algo más de cien balcones están orientados hacia el árbol.

El ojo protésico de Octus zumba al enfocar rápidamente la vista. El Arbites trata de no perder detalle desde el fondo de su capucha.

Dhamon observa el arte, recordaba vagamente algunas cosas similares en su planeta de origen e incluso mas crudas en sus representaciones. A pesar de todo al continuar observa maravillado aquel enorme Domo y su parte central. Tal vez mas adelante preguntara que significaba aquello, mientras tanto no dejaba de observar a su alrededor maravillado pero sin perder detalle.

Caminaba aun traumatizado pro culpa de nuestra "prima" mientras intenté hacerme el interesante:

-Esto es lo que se llama neobarroco.

Mi mirada estaba totalmente centrada entre su blanca piel y el balcón de su escote.

Neobarroco... !Hay dios! Pienso mientras camino echando un vistazo a la zona con ojo crítico que no va a ninguna parte, pues de arte se tan poco como de bailes de salón.

Sois conscientes de que os están observando, notáis las miradas fijas en vosotros: unos sirvientes con túnicas grises que caminan por las galerías de la colmena, el alegre y engalanado séquito de una dama ataviada  con plumas que pasa a vuestro lado, los hombres armados envueltos en túnicas de color verde oscuro que están por la base del árbol...todo el mundo.

La joven os va conduciendo y habla mientras camináis siguiendo la idea Tarkov.

- Eso espero, le dice a Arcturus, me asustaría si fuera otra cosa - sonríe pícara.

Julia os conmina a acelerar el paso a través de una galería que no parece distinta a las demás. Tras varias vueltas y recodos, llegáis a una gran puerta de metal cubierta con un diseño azul y plateado atravesado por una única daga roja. La chica hace un gesto con el anillo que lleva puesto y la puerta se desliza silenciosamente hacia el interior. Cuando entráis en el edificio, ella despide discretamente a sus sirvientes y os lleva a una opulenta cámara donde se encuentra un hombre en un rincón como examinándoos con los brazos abiertos como esperando un abrazo.

Reconoces inmediatamente la figura como una escultura de gran realismo. Sabes que los nobles de Escintila son dados a recordar a sus antepasados. Tus compañeros dudan de si es una persona de verdad

Cuando Julia sonrió me quedé embobado mirando el lunar que tenía en su mejilla izquierda, mas embobado que si fuesen herejes ardiendo en el campo de batalla. ¿Me flaqueaban las piernas? ¿noté un temblor? hasta que una voz me sacó de mi falta de concentración y me fijé en aquel tipo con los brazos abiertos. Frené en seco y cerré un poco mas el brazo cuando dije:

-Id a saludar a vuestro primo que tanto tiene que contaros.

Octus, familiarizado con las costumbres del sector, se acerca al Guardia Imperial y le susurra intentado evitar una crisis diplomática.

Arcturus no seas bestia. En Escintila es costumbre saludarse con un abrazo entre caballeros, no nos dejes mal.

Dijo ladeando la cabeza hacia el hombre que le esperaba con los brazos abiertos

Zachariah mira toda la parafernalia alrededor de la situación extrañamente divertido. El comportamiento de los seres blandos entre ellos era totalmente alienígena para un seguidor del Dios Máquina