Partida Rol por web

La figura encapuchada habla en cuanto Alex llega a un par de pasos de la mesa. Su femenina voz sorprende ligeramente al hechicero.

- Señor Vangrant... ¿Me permite llamarle Alex? - dice sin girar la cabeza. - Por favor, tome asiento con nosotros y acompáñenos en la mesa.

Al colocarse junto a Emma en la mesa, se fija en que el rostro de Asceltis está cubierto por un pañuelo, dejando visibles únicamente los ojos. Alex frunce el ceño, preguntándose la razón para ocultar su cara.

- Como habrá imaginado, yo soy Asceltis. - Ante el gesto de extrañeza de Alex, añade: - Lamento no llevar mi rostro descubierto, pero es demasiado pronto para revelar mi identidad, espero que lo comprenda y no se lo tome como un asunto personal.

Levantando la mano, hace un gesto al camarero.

- Por favor, pidan la cena que deseen, corre de mi cuenta - dice dirigiéndole una significativa mirada a Areth. - Señor Vangrant, en breve le pediremos que nos relate su historia, sin embargo falta una persona por llegar, - continúa, señalando levemente a la única silla desocupada alrededor de la mesa. - Emma, por favor, nuestro invitado debe estar a punto de llegar. ¿Serías tan amable de asegurarte de que el recepcionista le permitirá pasar?

Asintiendo al tiempo que retira su silla, la abogada se levanta y se dirige a la entrada de la posada.

Caminas hacia el Cerro de Oro pensando en tu nueva casa y los inconvenientes de que su dirección sea conocida por Asceltis y sus aliados, incluyendo a Areth. La posada no está lejos de tu casa y no tienes problemas el encontrarla.

Al entrar en la recepción, te resulta familiar. Un pequeño mostrador frente al lateral de las escaleras separa al recepcionista del resto de la habitación. El acceso a su pequeño habitáculo parece realizarse por una puerta bajo las escaleras. La subida al piso superior se encuentra a la derecha del mostrador y en la pared de la izquierda hay una puerta que parece comunicar con un bar o un salón.

Pensando en las evidentes diferencias con El Grifo Ardiente en la Periferia, te diriges hacia el recepcionista, fijándote en una menuda mujer que parece estar charlando con él. En cuanto te aproximas, guarda silencio y se echa a un lado para permitirte hablar, cediéndote el turno en silencio.

La cortadora de gemas sonríe tímidamente al veros acercar y asiente con la cabeza ante tu pregunta.

- Stepjan me lo contó. Tuve que sonsacarle para que me lo dijese, puesto que tan solo le habías dicho que fuese a buscarme para reunirnos aquí, no que me dijese los motivos de la reunión... Tienes unos sirvientes realmente leales, querida Ilsa.

Se vuelve hacia Eric, mirándole interrogante y luego se dirge a vosotras una vez más.

- Sin embargo, puede que no todo esté perdido por ese ataque. Las decisiones de las Gor... - interrumpe la frase a la mitad, mirando a su alrededor para asegurarse de que no hay nadie cerca que pueda escucharos - del Gremio de Hechiceros podrán llevarse a cabo si el Consejo decide escuchar al nuevo testigo que Eric ha encontrado.

Mira nuevamente a Eric, esperando que explique mejor sus palabras.

Eric asiente silenciosamente ante la pregunta de Ilsa y espera en silencio a que ella termine de hablar. Cuando le cede la palabra continúa con la conversación.

- Las noticias del ataque a los hechiceros llegaron al Gremio de Soldados a primeras horas de la mañana. Preocupado intenté localizar a... nuestros amigos comunes, pero me reclamaron del servicio por unos disturbios en la puerta. - Habla deprisa, intentando llegar rápidamente a la parte más importante de su relato. - Dos soldados habían atacado a la guardia y decían traer noticias de una invasión Truil a la capital... Una tontería así no parecía tener ninguna base, especialmente cuando uno de ellos parecía estar haciéndome perder el tiempo a propósito, pero el otro, una mujer-centauro de Dindavara que por algún motivo el capitán había decidido reclutar, confirmó que eran hechiceros y que venían de la frontera.

Se balancea de una pierna a otra, cambiando el peso para equilibrarse mejor, ligeramente nervioso.

- Puesto que Jezz había desaparecido, la mejor forma que se me ocurrió para ayudar a Rowan fue traer al Consejo a esa mujer para que testificase. Zorya nos ayudó a entrar en la Plaza, pues un oficial no puede dejar pasar a una extranjera, y ahora mismo se encuentra en el interior del Palacio.

Termina de hablar y se queda mirandoos, esperando vuestra respuesta.

Ante tu respuesta, el chambelán que está a tu lado te toma del brazo.

- Acompáñeme, - dice con seriedad tirando de ti.

Guiada por él, sales de la cámara del Consejo por la misma puerta por la que accediste a ella. Antes de que terminen de cerrarse las puertas, empiezas a escuchar nuevamente las voces de los Consejeros, discutiendo entre ellos en un tono acalorado. Sin embargo, las puertas se cierran antes de que puedas entender lo que están diciendo.

Nuevamente en el pasillo, el señor Novak te acompaña a la habitación en la que entraste antes de la reunión. En su habitual tono serio, dice:

- Recoja sus ropas y deje aquí los adornos que tomó antes - señala las pequeñas joyas que cogiste. - En breve la acompañaré de nuevo al exterior con sus compañeros.

Una vez más, cierra la puerta con llave, dejándote en el interior.

Otra vez en la misma habitación, y el mismo hombre que cierra la puerta. ¿Es que creia que alguien robaria la ropa o las joyas? No creia que nadie lo hiciera si no queria irse de Uldntach. Se cambia de ropa y se pone la misma camisa de antes, dejando las joyas en el primer sitio que ve.

Una vez lista, se pone a investigar la habitacion, por si hay alguna ventana que de al exterior o algo parecido.

-¿Cómo? ¿Qué? - justo antes de continuar Ilsa recupera la conciencia de dónde se halla, y reprime el grito siguiente lo suficiente como para que no se entere toda la plaza- ¡¿Una mujer centauro y un hechicero?! Pero qué esto, ¿un cuento de viejas?...

- En fin... es increíble que esa sea nuestra mejor opción, pero si Rowan ha recurrido a ellos, entonces su justificación tendrá. Él no se arriesgaría a poner en un peligro innecesario al Gremio. Si es así dejémosle a él lidiar con el Gran Consejo de Uldholm. Debemos hacer lo que sea para encontrar a Jezz. Ya no tanto por su testimonio en la frontera, sino porque tenemos que localizar a ese enemigo interno que nos acecha. Puede ser tan peligroso como los malditos Truil... (disculpad mi formas, por favor). Iré a hablar con Rhenar, y luego indagaremos lo posible. Debéis permanecer por aquí, porque nuestro enemigo estará tan ansioso de la resolución como nosotros. Zorya, necesito hablar con vos acerca de nuestro incidente matutino. Éric, si nos disculpáis... -dice mirando a Eric y a Biza.

Odiaba perder la compostura en estas situaciones. En otras circunstancias Ilsa se habría reído directamente, pero después de lo de Merak, del ataque a Jezz y Rhenar... (y de lo de Merak)...

El amargo sabor de la absenta le quemaba en la garganta. En estos momentos daría cualquier cosa por una copa, y la conciencia de ello le resultaba tan odiosa como excitante.

-Por supuesto- aclara el hechicero, o al menos lo que queda de el.

Se sienta en la mesa junto a todos los comensales que alli habia , denotando obviamente que faltaba una persona en la mesa cuando lo dijeron casi al mismo tiempo.

-No se preocupe...seguramente habra oido rumores de mi hstoria...

Acontinuacion se fue Emma a por el recepcionista para ver si el quinto habia llegado.

Areth seguramente estaria a o suyo intentando dialogar con Asceltis.

Ehm... Yo tomaré lo que haya, tanto tiene... Si puede ser, algo de cerveza... estoy seco-Digo, en un tono educado.
Tras eso, balanceo un poco la silla y adquiero un tono serio, expectante.

Saludando con una inclinación de cabeza a Eric y Biza, Zorya se aleja unos pasos con Ilsa para mantener su conversación privada.

No tienes mucho tiempo para mirar en detalle la habitación. Completamente interior, no hay ninguna ventana en ella, ni siquiera un respiradero de ventilación. El moviliario es similar al de las salas de estar de una casa acomodada y el pequeño cuarto adyacente es, como pudiste comprobar con anterioridad, un vestidor completamente pertrechado.

Al cabo de un momento, el chambelán vuelve a abrir la puerta.

- Bien - dice mientras comprueba con su mirada que las joyas que habías cogido se encuentran en una de las mesillas. - Parece que está lista para volver a salir. - Te sujeta la puerta, haciéndo un gesto para dejarte pasar. Antes de salir, echa un vistazo a la habitación, cerciorándose de que todo está en orden.

Caminais de vuelta por el pasillo en dirección a la puerta de doble hoja custodiada por los guardias. Salís por ella al recibidor y te fijas que está vacío, salvo por los dos hombres armados que se asemejan a estatuas. Imaginas que Eric y Zorya se encontrarán esperándote en el exterior.

Antes de que empieces a alejarte, el chambelán te habla nuevamente.

- Ahora, necesito saber dónde podremos encontrarla en caso de que el Consejo tenga alguna pregunta adicional que formularle. Procedimiento de rutina, como comprenderá, pero en los próximos dos días no podrá abandonar la ciudad.

Sonríe esperando que le des una dirección donde pueda localizarte.

Con un rápido movimiento de cabeza, Yi Fan se echa la capucha hacia atrás, dejando al descubierto su rostro y las vendas que cubren su cabeza, mientras mira sin pestañear al recepcionista y a la mujer desde la ventaja que le da su altura.

Me están esperando...

No se esfuerza en ocultar su acento, sabiendo que el imponente aspecto de su porte, junto con las heridas y su nacionalidad dindavara intimidan a la mayoría de las personas.
Cuenta con ello para que le abran paso sin más preguntas, ya que no quisiera tener que dar el nombre de Asceltis si no es absolutamente necesario.

-Querida Zorya, si me permitís la indiscreción, quisiera saber más detalles sobre lo que ocurrió ayer. Me habéis contado algo, pero necesito datos sobre Merak. ¿Cuándo y dónde apareció? ¿Lo conocéis? Os ruego que me respondáis y que confiéis en mi.

-Por otro lado, si se confirman nuestras peores predicciones, puede que necesitemos con urgencia las fuerzas de los Soles Azules. Debemos convencer a Eric para que su alianza con nosotros se refuerce, si os parece. ¿qué decís? Disculpad la crudeza de mis palabras, pero el ataque a Jezz y a Rhenar nos ha hecho mucho daño, y no estamos para sutilezas.

El dueño de la taberna te mira con expresión de profundo desagrado, pero cuando abre la boca hablar, la mujer que está a su lado le interrumpe.

- Maese Yi Fan, supongo - dice con una voz suave, casi infantil. - Siento no haberle reconocido antes. Mi nombre es Emma, trabajo para la señorita Asceltis. - Sonríe ampliamente, en una expresión aparentemente sincera. - Por favor, acompáñeme. Le están esperando.

Tendiendo la mano hacia ti pero sin llegar a tocarte, señala con el otro brazo la puerta de la izquierda. Entrais en un salón vacío, salvo por la mesa del fondo que ocupan tres personas. Asceltis está, como de costumbre, de espaldas a la entrada. En la mesa la acompaña Areth, con la camisa destrozada entreabierta dejando ver un manchado vendaje en el pecho. Junto a ellos, hay un muchacho joven, de aspecto andrógino, elegantemente vestido. Un camarero les está sirviendo algo de cenar.

Te aproximas a ellos, y no te sorprende escuchar la voz de Asceltis saludándote antes de que llegues hasta ella...

¡Cambiamos de hilo!
La escena continúa en...
Decisiones en El Cerro de Oro

Un camarero aparece desde detrás de la barra, llevando una bandeja con algún tipo de asado. Areth no sabría distinguir la carne, aunque Alex, por su parte, ya ha probado el lagarto en más de una ocasión. Junto al plato de carne, distintos tipos de panecillos adornan la bandeja. Una vez la deja en la mesa, trae cuatro platos con sus cubiertos que coloca delante de vuestras sillas, dejando libre la mesa en frente de Asceltis. Hecho esto, se aleja y vuelve al cabo de un momento con una jarra de cerveza y una botella de vino.

Aún está colocando las bebidas cuando veis que Emma vuelve a entrar en el salón, acompañada por un hombre de Dindavara. Una túnica larga cubre la mayor parte de su cuerpo, pero la capucha recae sobre los hombros, dejando ver su cabeza cubierta de vendajes, como si hubiese sido golpeada. El extranjero lleva una larga funda, que trata con el cuidado de un músico que lleva su instrumento.

Cuando ha llegado a la mitad del salón, Asceltis, sin volverse a mirarle, le saluda. Instintivamente, buscáis algo que pueda reflejar la imagen de forma que la encapuchada pueda haberle visto, pero no hay nada en el salón que pueda haberla alertado de su presencia...

¡Cambiamos de hilo!
La escena continúa en...
Decisiones en El Cerro de Oro

-Eric ¿Que piensas de todo esto?.- le preguntó mirando de lejos la conversación de Ilsa y Zorya e intentando adivinar de que hablaban éstas -¿Crees que es posible que los Truil estén pensando atacar la capital?.-

Zorya se ruboriza levemente ante tu pregunta, pero te contesta sin tapujos.

- Merak es mi amante... uno de mis amantes, para ser sinceras. Nos conocimos hace meses en un viaje que hizo a la capital. Como ya sabes, - dice desviando la mirada para evitar cruzarla con la tuya - siempre me han atraído las alas, al menos las alas emplumadas, así que cuando le conocí, nos tomamos unas copas y una cosa llevó a la otra...

Mira a su alrededor, fijándose en que nadie os preste atención, momento que tú aprovechas para dirigir la mirada hacia Eric y Biza. Ambos parecen haber empezado una conversación por su cuenta, pero no consigues escuchar sus palabras.

- Ayer, cuando salimos de la reunión - continúa Zorya - fuimos a mi casa. Merak había ido a buscarme allí, puesto que estaba en la ciudad por la Asamblea de vuestro gremio. Cuando os encontrasteis no me dijiste que os habíais conocido y su propuesta me pareció... divertida. ¡Ay, Ilsa! ¡Siento el daño que te haya podido causar! ¡No sabía que habíais sido amantes! - dice sujetándo tus antebrazos con sus manos. - ¡Pero me las pagará! ¡Nadie se burla así de Zorya Blenn! - Notas como aumenta la presión de su agarre, hasta que parece darse cuenta de que aún te tiene sujeta y suelta súbitamente tus brazos.

Por un momento te mira apesumbrada. Luego parece reparar en algo de lo que habías dicho.

- ¿No creerás que Merak está relacionado con el ataque a Jezz y Rhenar? ¡No puede ser! Tú también le conoces, sus métodos son mucho más... sutiles - un adjetivo bastante menos delicado muere justo antes de salir de sus labios. - Sobre los Soles Azules, probablemente Rowan te pueda dar una opinión mejor que la mía. Desde que Balder propuso la unión de las compañías yo he intentado mantenerme al margen de ese tema. Como mucho podría intentar investigar sus fuentes de ingresos... Sabes que eso se me da bien - dice haciendo referencia a su conocida reputación de gran inversora, que le ha llevado a una envidiable posición económica que le ha permitido incluso donar parte de sus fuentes de ingresos a Gorgonae.

Tu cuñado te mira con rostro pensativo.

- La verdad, no lo sé. Ayer te habría contestado que no sin dudarlo un momento, pero después de lo que hemos oído estos dos días... - Niega con la cabeza con incredulidad. - La frontera está a diez días de marcha. Una semana si fuerzas mucho el ritmo. Tenemos varias fortalezas por el camino, con una guarnición suficiente como para defenderse mientras reciben los refuerzos de la capital. Nuestros mejores soldados y hechiceros patrullan la frontera... Y aún así... - Su expresión denota frustración.

- Si los Truil han encontrado una forma de cancelar la magia, nuestros hechiceros serán inútiles en combate, - al decir eso, parece recordar que tú eres también una hechicera, lo que le hace girar la cabeza en otra dirección. - Desgraciadamente, nuestro ejército está principalmente basado en la magia, así que podríamos tener bastantes problemas en enfrentarnos a los Truil de otro modo. Tendremos que actualizar nuestras tácticas y entrenar soldados más especializados... - Su expresión pesimista no transmite demasiado ánimo.

- Sin embargo, no creo que los Truil se preparen para un ataque masivo. Sus tribus no están suficientemente unidas ni pueden plantearse un asedio a Uldnacht sin haber establecido unas lineas de suministro seguras... Sería un suicidio... Salvo que su ataque sea tan repentino que consigan tomar la ciudad en un solo asalto. Sin embargo debemos confiar en nuestras avanzadillas para avisarnos de un ataque de ese estilo.

Cuando se calla aprovechas para mirar a Ilsa y Zorya. La maestra joyera parece indignada y gesticula con enfado, aunque no te da la impresión de que lo dirija a la hechicera. Sin embargo, se han alejado lo suficiente como para que no puedas escuchar sus palabras.

-Emmm...-murmura desconcertada por la pregunta del hombre.-Pregunte a Eric, el sabra donde encontrarme.-dice al final. Tenia pensado pedirselo hasta encontrar un lugar mas fiable donde residir hasta la hora de marchar a nuevas batallas. "¿Pero donde (en que posada) admitiran a una centaura?" pensaba. Al llegar a Uldnatch lo habia tenido bastante dificil por su fisionomia.