Partida Rol por web

Evidentemente, en el avión, me interesaba mucho más la conversación de Susan y Margaret, que lo que pudiese surgir entre nosotros tres, aunque formásemos parte del mismo equipo y fuéramos a compartir, tal vez, demasiado tiempo juntos. O no. En todo caso, algo que nos pudiera contar Zack, ero a Will ya le tenía en estima, y a Walter, quería verlo en acción. Por eso, mis ojos, más que en el sector masculino, estaban posados en el sector femenino. En primer lugar me parecía más interesante. En segundo lugar, más agradable de admirar. Ya tendríamos tiempo "los machitos" de hablar de cosas. Sí atiendo ligeramente a lo que musita Walter, con ese deje de... "voy a dejar que habléis vosotros primero". Me hizo gracia la verdad es que no tardé mucho en buscar una pregunta que rompiese su escudo. Sonrío ligeramente, asintiendo a lo que cuenta. No me interesa mucho, cierto, pero algo tendré que saber del tipo. Instalaciones de telecomunicaciones. Suena a cables y botones. Achicharrarse básicamente. Qué cosas, lo mismo el tipo emana ondas cerebrales eléctricas, o alguna movida de esas. O se cuela por las ondas... Eso podría ser bastante basto. Y a ti te regalan un cuchillo indestructible. No pude evitar soltar una risilla, que nada tenía que ver con Walter, pero se podría interpretar que sí. En lo más subyacente de mi inconsciente, sabía que lo había hecho intencionadamente, quién sabe si para tentarle. Me gustaba jugar. Me encantaba. Y después de conocer a Charlotte, más. Introduzco lentamente la mano en el bolsillo y saco la navaja, comenzando a juguetear con ella, de una forma bastante hábil. La paseo por mis dedos la palma de mi mano, cuando de pronto me viene a la cabeza un comentario al que no he hecho mucho caso. Precisamente en el instante en que William hace referencia a la antorcha humana. ¿X-Men?.... Espérate. ¿Y este cómo sabe... eso? Podía parecer tonto, estúpido, ignorante o bastante desapegado, pero no lo era. Cuando vives midiendo tus palabras al milímetro, pensándote cientos de veces, qué término emplear para arrancar una sonrisa de un rostro o provocar una mueca de desagrado, también aprendías a mantener la continuidad de lo que decías a cada persona. Al principio fallas olvidándote de algunos detalles, pero luego, te vas haciendo a ello. y sabes quién eres para cada cual. Aunque en el fondo cada uno seamos distinto para cada persona. A mí me daba de vivir hacer sonreír a las maduritas que podía encontrarme en el Maudette's Lounge  así que tenía que acordarme de si era pintor, cineasta, o actor para cada una de ellas. Mis ojos se clavaron en Walter desde ese momento, y no lo hice de forma disimulada. Literalmente clavé mis ojos en su nuca y cada facción de su rostro, probablemente entrando ya en un estudio de su morfología facial, fruto del desagrado que me había producido esa conclusión que se reforzaba por instantes con aquella sensación molesta de la sala donde nos reunimos. No me importa que se haga notar que lo estoy mirando fijamente, si se pregunta algo, resolveré de una forma desenvuelta. No habrá pasado nada. Aún no sabía muy bien cuál podía ser su don, así que no podía precipitarme, aunque en otro caso lo habría hecho. Más claramente, en una pelea de barrio. O si no estuviésemos en un avión.

Permanecer con la vista fija en Walter, no me impide seguir con lo que dice William, a lo que en varias ocasiones, respondo con alguna sonrisita, o un mero movimiento de cejas. No dejo de jugar con la navaja en mis manos. Es más, incluso me planteo por un momento, clavársela. Pero es un pensamiento sin ningún tipo de intención. Banalidades mentales. Después del silencio que se produce tras la breve autobiografía de William, una ligera sensación de regocijo me recorre, con lo que acabo mirando a William, preguntándole. Era una pregunta para William, pero desde luego, concernía a todos los tripulantes. Dejo de jugar con la navaja y la sostengo por  la punta del filo con el dedo índice y pulgar. A lo de la habitación ya no le daba importancia, desde que esa especulación sobre Walter asedia mi mente.

- Oye, Will ¿Sentiste como algo raro en la cabeza, o en el cuerpo... cuando estábamos en la sala donde nos conocimos? No sabría explicarlo, pero era una sensación... ¿Molesta? - Miro a Walter. - ¿Y tú Walter? - Echo una mirada a las mujeres, haciendo ademán de preguntarlas, pero al final me contengo. No iba a estropear su idílico mundo femenino. Alguien debía conservar la magia del vuelo. Después de unos segundos de silencio, continúo hablando.

- Bueno, yo ya te dije, soy Joel Sorenson, para los amigos Joel, para los fans...- Dudo unos instantes con mi autodefinición, pero tan poco es el tiempo que tardo en hablar como escueto el momento en que la Princesa aparece en mi mente. - Guardián. ¡Jajajaja! Sí, bueno, es un secreto con mi... Nueva madre, por decirlo de alguna manera. Y bueno, sobre mi vida... - Sonrío cínicamente, a veces, un cinismo hilarante, se apoderaba de mí. - Llevo básicamente un día vivo. A los sumo dos. Si exageramos, tres. Así que aún no he podido hacer mucho... En cuanto a la anterior. - Miro a Will. - Digamos que tú me habrías perseguido si no hubiese sido tan bueno - Le guiño un ojo. Ahora miro a Walter - Y tú... no sé, lo mismo has oído alguna conversación, o visto algún vídeo bizarre de alguna cámara de seguridad ¡Jajajaja!. No soy de por aquí, soy de Vermont. Un poco lejos, sí. - Me encojo de hombros. - Básicamente eso. Pero entonces, Walter, dime, ¿tú sentiste esa extraña sensación? ¿O eras el que la provocaba? - Culmino, como bromeando, buscando en realidad dar en la diana. Eran suposiciones. Aunque quién sabe, tenía un amplificador de ondas mentales. Las posibilidades eran dos: O empezaba a pensar como Susan y Zack, o aún me encontraba bastante sumido en un trauma post-mortem. Y la palabra post-mortem acudió a mi cabeza.

 Pese a vuestros comentarios, las chicas siguen ajenas a vuestra conversación. Parecen estar aisladas en una burbuja, tampoco lográis adivinar sobre qué están hablando. Están bastante entretenidas.

En medio de vuestra conversación se escucha la voz de Zack por un altavoz. –Atención, van a haber turbulencias, agarraos a algo.- tras decir estas palabras las turbulencias azotan el avión. Pronto os veis agarrados a lo primero que encontráis para no caer. –Vaya, esto cuesta más de lo que me esperaba… 

Pasan varios minutos hasta que el avión vuelve a estabilizarse, no lográis reconocer la causa de las turbulencias. Susan, que en ningún momento se ha alarmado, os dice tranquilamente que a veces los métodos de Zack en el aire son algo caóticos. No llegáis a comprender completamente lo que quiere decir…

-Bueno, ya hemos conseguido salir. Aún falta bastante, pero iros mentalizando. Habrá que saltar del avión, sin paracaídas.- Tras ese mensaje escucháis la risa de Zack, y veis en Susan una sonrisa divertida. Susan se gira para seguir hablando con Margaret, seguramente explicándole lo que ha querido decir Zack. Los hombres volvéis a quedar aislados entre el extraño piloto y la burbuja femenina.

 Walter asiente a la explicación de William con suma atención. Su historia era… bueno era bastante aclaratoria y le daba más motivos para sentirse avergonzado por lo que había pensado sobre él en un primer momento. El mundo era cruel, Walter lo había experimentado en sus carnes ¿Por qué hubiese tenido que ser diferente con William?

De pronto observa que Joel le mira fijamente con cara rara. Casi parecía que estaba enfadado con él, y no alcanzaba a imaginarse a que podía deberse dicha animosidad. Su mente simplemente no está aun preparada para dividir su atención en tantas cosas a la vez. No con sus ondas telepáticas tan mermadas a causa del amplificador de ondas cerebrales. Así era casi imposible precisar bien que era exactamente lo que le pasaba por la cabeza a Joel mientras atendía a la mente y las palabras del abogado. Concentrándose intenta aumentar su percepción telepática centrando su poder en el timador, aflojándolo en William. Lo primero que siente, es un ligero matiz de ira, acompañada de una intensa idea, de sospecha de que… les estaba leyendo los pensamientos…

Es entonces cuando un repentino flash choca en su mente cegadoramente de tal manera que le hace dar un respingo. ¡Dios! ¡¡¡ ¿Aquel loco estaba pensando en acuchillarle?!!! Intenta mantener la compostura, pero de base, mentir se le da fatal y en una situación como esa aun menos. Los ojos se le desorbitan ligeramente, y su barbilla comienza a sumirse en un ligero temblequeo. Tragando saliva se da cuenta de que Joel ha conseguido lo que a estas alturas parecía ya imposible, hacerle sudar más….

Y ha todo esto ¿Cómo coño se había dado cuenta? Entonces se acuerda del comentario estúpido que ha hecho sobre los X-Men. Ni siquiera lo había pensado, simplemente estaba nervioso y como no sabía que decir le había salido, así al natural… Aquel era un perfecto ejemplo de por qué era un inútil a la hora de mentir a nadie. Probablemente por eso Margaret se sentía tan a gusto a su lado. No dejaba de ser una ironía cruel que le hubiese tocado aquel poder.

-          “Mierda, Walter eres un idiota”- Piensa cerrando los ojos.- “Hay que ser gilipollas para descubrirte a ti mismo de esta manera. Solo falta un cartelito de neón encima de tu cuadrada y vacía cocorota que ponga (Si, soy el capullo que os está leyendo la mente) para que se enterarse bien el resto del avión y la puta plantilla de los Dodgers* al completo. “-

Mientras tanto, Joel finge prestar suma atención a las palabras del abogado, afirmando y sonriendo en los momentos adecuados. Pero él sabe que no es así, sabe que sus pensamientos están enfocados sobre su persona. Cuando Joel sonríe triunfal, él ya sabe cuál es la pregunta que va a realizar y para ello no le hace falta leerle la mente. Su mirada pasa de los ojos del timador, a la navaja que sujeta experimentadamente de una manera que parece estar dispuesta a ser arrojada en cualquier instante.

Cuando hace su pregunta final, después de torturarle con vueltas y revuelos, mareando la perdiz más allá de lo indecible Walter ya está más que dispuesto a confesar la verdad. Joel lo ha masticado, machacado y escupido, y para ello no ha necesitado ponerle una mano encima.

Con el corazón palpitando alocadamente su mirada comienza a pasar de William a Joel que esperan expectantes una respuesta.

-          Va-va-vale…- Tartamudea levantando las manos en señal de rendición.- Es por mi culpa que sienten esa extraña sensación. No… no se sulfuren por favor.- Continua mirando especialmente a Joel.- Realmente hay una explicación muy legitima para que les haya espiado en sus mentes de una manera tan abusiva, pero no…no puedo explicársela ahora mismo… en este sitio no es seguro…por favor los demás no pueden enterarse...- 

Su mirada se dirige hacia Margaret y Susan, pero en el fondo se pregunta cuantos micros tendrá el avión o incluso sus ropas...

Mi mirada se queda fija en el techo tras escuchar las palabras de Zack - ¿Saltar sin paracaidas? !!¿QUEEE?!! - Pego un leve bote, apenas prestando atencion a la conversacion entre Joel y Walter. - Coño, ¿Como pretendian que saltaramos de un avion sin paracaidas? !!Tios, que yo incinero todo lo que veo, no vuelo!! - Llevo mi mano a la frente, aun sin poder creerme lo que ha dicho. Mi mirada se dirige a Walter cuando dice lo de indagar en la mente. - Walter... No pasa nada. Todos somos curiosos, pero ya sabes lo que dicen. La curiosidad mato al gato... - Sonrio - De todas formas, a mi no me importa, no tengo nada que esconder - Miro a Joel - Y tu, guarda esa navaja que me estas poniendo nervioso. No deberias jugar con esas cosas -

Apenas pasan unos segundos desde mi comentario cuando no evito sobresaltarme en el asiento, acomodandome un poco en este - A ver a ver... ¿Como coño pretenden que saltemos de un avion sin paracaidas? - Fijo la mirada en el suelo - ¿Pero esta gente que fuma? - Hecho mi pelo hacia detras, un tanto nervioso. - Que yo incinero lo que me rodea... !!No vuelo!! - Levanto la voz mirando hacia las chicas, en concreto a Susan. Procuraba no darle muchas vueltas a ello pero si la alturas no me hacian mucha gracia, saltar al vacio sin ninguna proteccion menos aun. - Relax Will... Seguro que tienen algo pensado... No te alteres o acaban todos hechos papilla - Suspiro.

Me acomodo de nuevo en el asiento, cruzando mis brazos. Con la tonteria de saltar habia perdido interes en el poder de Walter, simplemente se lo habia dejado pasar. Por mi mente solo rondaban una y otra vez la imagen de mi mismo saltando desde el avion... - Dios... no puedo... -

La sonrisa que se dibuja en mi rostro cuando Walter lo reconoce es tan amplia que no sólo muestra satisfacción, sino también una desmesurada alegría.

- ¡Lo sabía! - No puedo evitar reprimir el comentario. Después, mi expresión feliz se torna más turbia, mirando de una forma más amenazadora a Walter, sobre todo, opinando que cierta inseguridad suya me proporcionaba ventaja para jugar con él. Este cabronazo se ha colado en mi cabeza. Qé coño en mi cabeza. en la mía, en la de William, en la de Susan, en la de su chica... Será... será cerdo. En estos instantes el comentario de William sobre la navaja, consigue reprimir la acción de clavársela realmente en alguna parte del cuerpo. La cabeza. Para que deje de meterse donde no debe. Guardo la navaja despacio, sin despegar mis ojos de él. No. No me había gustado nada lo que me acababa de contar, no me gustaba saber que ese tipo se iba a meter en mi cabeza cuando le diera la gana. A sus anchas. Y además le dan un amplificador de ondas mentales, pero de qué van estos tipos... ¡Ah, mierda! ¡Walter, si estás escuchando esto, mejor no vuelvas a meterte aquí dentro! O te someteré a una tortura mental. Me muerdo el labio ligeramente, pues podría estar comenzando a exagerar hablándole desde mi mente, aunque quién sabe. Y es que además ha usado la palabra abusivamente. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! Si estuviésemos aún en esa sala le habría partido la cara. Esta reacción tan agresiva estaba infundada por uno de los instintos más primitivos de nuestra naturaleza, el de autoconservación. Sabía que mi vida era en gran parte mentira, que si realmente le contaba a alguien quién era, de dónde venía... cómo había acabado así, se reirían de mí, o quién sabe qué. No me gustaba saber que alguien como ese gordito inseguro iba a meterse a rebuscar en mis recuerdos, en mi infancia, o en cualquiera de esas situaciones que a ninguno de los presentes les habría gustado vivir. Seguro que ninguno de ellos había tenido que comerse las sobras de los restaurantes chinos. Y no dejaría que nadie lo supiera. Que ese entrometido penetrara en mi subconsciente, podía significar que quebrara ese armazón que tanto trabajo me había conseguido forjar para evitar cualquier daño exterior, y poder ser alguien... normal y corriente, aunque no muy honesto. Finalmente, mis ojos vuelven a clavarse en los de Walter. A diferencia de William, me importaba bien poco lo de la caída, incluso sin ser consciente de mi poder y las ventajas que eso significaría, lo que me obnubilaba en estos instantes era el don de aquel tipo que ahora, era mi compañero.

- No vuelvas a meterte en mi cabeza. No bromeo. - Hasta ahora, siempre había parecido afable y simpático, siempre haciendo bromas y diciendo tonterías. Esta vez no. Probablemente hasta William se sorprenda. Hablaba en serio, con una voz seca, clara y grave. Habitualmente podía ser grave, pero tendía más a la suavidad, un deje de etéreo en la voz. Ahuecada. Luego miro a William. Lo de la explicación que dice Walter tener, literalmente, me la suda en estos instantes. Nadie puede franquear la barrera de la intimidad. Y la mía, menos.

- Will, tranquilízate, seguro que tienen algo previsto. Si no, agárrate a mí y me pongo de escudo. - Sonrío. William sí era un amigo ahora. - No sé sí funcionará, pero se supone... que - Me miro. Me toco. - No se atraviesa. Espero que no se rompa, ¡Jajajaja! - Definitivamente Will era un gran amigo, conseguía... bajarme la temperatura. Por paradójico que pudiera parecer.

 Walter no presta atención alguna al comunicado de Zack. Les había salvado la vida a él y a Margaret en una ocasión, conocía cual era su habilidad especial y si decía que tenían que saltar sin paracaídas, se hacia una idea del por qué. Lo que le preocupaba de verdad, es que había usado su poder para poder descubrir si William y Joel eran personas de confianza, y en su lugar había conseguido su animadversión. Ciertamente William parece tomárselo mejor, pero Joel le deja bien claro su postura. Se hunde en su asiento ante las duras palabras de su detractor.

-       No se preocupe, no tenía intención de hacerlo…- Responde sinceramente deteniendo sus poderes telepáticos.- No… no soy como puede imaginarse ahora.- Continua mirando a Joel.- Yo… no me gusta usar mi habilidad, me siento… sucio cada vez que lo uso, créame cuando le digo que no he escarbado en su pasado solo e “escuchado” sus pensamientos superficiales que tuviesen en el momento, así que sus secretos son suyos…-Tragando saliva continua su exposición.- Y solo he usado mis poderes con ustedes… Zack y a Susan tienen escudos mentales, por lo que ni siquiera me he acercado y en cuanto a Margaret… Ningún poder mental funciona con ella así que aunque quisiese, (que no es el caso) mi habilidad sería completamente inútil.-

 Mordiéndose el labio con nerviosismo intenta encontrar las palabras adecuadas. Su mirada se pasea de uno a otro, hasta que escucha una apagada risa de Margaret que al parecer continúa chismorreando con Susan ajena a lo que acontecía a pocos metros de ellas. De pronto siente la misma decisión y fuerzas que le había embargado cuando se enfrento a Sandra para intentar salvarle la vida a la mujer que amaba.

William y Joel pueden observar que el comportamiento de Walter cambia por completo. De pronto su nerviosismo desaparece y dejando de sudar sus ojos se clavan en ellos de una manera tranquila y analítica. Inclinándose hacia ellos apoya los codos en sus rodillas y comienza a hablar de manera sosegada sin inmutarse por cualquier posible gesto amenazante

-       Verán, como ya les he dicho, use mi poder sobre ustedes por que necesito poder confiar en alguien y eran mi última esperanza de conseguir ayuda…- Entrelazando las manos comienza a trotarse los pulgares pensativamente.- En la reunión no les han dicho muchas cosas que a mi parecer si deberían haberles explicado. Hay cosas a tener en cuenta para comprender que es lo que ocurre realmente, y ustedes las desconocen. Empezando por Adam, y por…- Callándose de golpe les mira nuevamente indeciso.

No podía explicarles aquello allí, si había micros en el avión, cosa que no dudaba en absoluto, lo que explicase bien podría costarle la muerte a él, a Margaret y a cualquiera que se interpusiera en los intereses de la Compañía. Pero si no podía decírselo directamente ¿Cómo podría hacerlo?

De pronto se le ocurre una idea que en esos momentos se le antoja genial. ¡Podría usar su poder de crear espejismos para que pudiesen hablar sin que la Compañía pudiese escuchar su conversación! O al menos eso esperaba. Más que meterlos en su mente, podía generar una conexión mental que sirviese de puente entre sus conciencias. Esa conexión creada mediante la ilusión te permitiría crear un área donde pudiesen comunicarse en privado. El problema es que se notaria, pues todos quedarían sumidos en una especie de sueño pero eso era lo de menos en esos momentos. Otra de las facetas de usar ese poder es que al enfocar su habilidad telepática en la ilusión no podría leerles la mente ya que mantener dicha “realidad” le suponía un gran esfuerzo cognitivo y aun no tenía suficiente practica. Solo “escucharía” lo que ellos te transmitiesen directamente. Aunque bueno, a esas alturas no necesitaba leerles la mente, porque ya sabía que podía confiar en ellos… Bueno en el caso de Joel tendría que tener en cuenta la posibilidad de que le clavase el cuchillo en cualquier instante… Era arriesgado, pero realmente necesitaba confiarle aquel secreto a alguien en que pudiese confiar. Alguien que no tuviese un vínculo directo con la Compañía.

-       Puedo contarles lo que sé, pero para ello necesitare que confíen en mi.- Repone con seriedad.- Adentrarme en los pensamientos ajenos solo es uno de los aspectos de mi habilidad. La telepatía es uno de los poderes más intrincados y aleatorios que existen. Uno Nunca sabe en qué pueden acabar evolucionando… al parecer yo soy lo que podría definirse como “un creador de realidades”…- Dejando de frotar las manos las abre separándolas ante ellos, y en sus palmas aparece una pistola Glock.

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-       No se alarmen.- Continua cogiendo el cargador del arma y cargándola con un sonoroso “Clack”.- Es meramente una ilusión, pero para todos sus sentidos existe de verdad, se puede tocar, oler, saborear, sentir, y incluso a niveles más avanzados a los que aun no he llegado, me han contado que…- Guarda silencio por unos instantes y los mira directamente a los ojos.-Se puede llegar a matar con una de estas.-

 Girándola en sus manos, la coge por el cañón y se la extiende a Joel.

-       Tenga, Joel compruébelo usted mismo.- comenta dejándosela.

-       Les explico todo esto, por que como he dicho necesito que confíen en mí. Puedo y quiero contarles lo que sé, pero para ello he de usar mi poder para crear una conexión ilusoria entre nuestras mentes que formara un “área” donde podremos comunicarnos sin peligro de oídos, o más bien dicho micros indiscretos.- Suspirando se reclina de nuevo en su asiento.- ¿Qué me dicen? Les aseguro que ningún aspecto de sus mentes se verá comprometida, de hecho cuando cree la ilusión seré totalmente incapaz de leer sus mentes ya que tendré que esforzarme por mantenerla…-

Al cabo de los segundos, distraigo mi mente con las palabras de Walter. Entiendo su posicion, mas de una vez me hubiera gustado a mi tener esos poderes para poder saber en quien tengo o no que confiar, pero el paso de los años me habia enseñado que la confianza se ganan con actos y palabras sinceras, y Walter las estaba teniendo. Yo al principio tambien era como el, dudaba de todo el mundo pero mi trabajo... los amigos...incluso los enemigos me hicieron cambiar de opinion.

Vaya Joel, nunca te habia imaginado tan serio - Me sorprendio la forma en la que advirtio a Walter de que no volviera a introducirse en su mente. Desde que le conozco siempre ha sido una persona muy afable, a simple vista bondadosa. Aun que... la luna tiene una cara oculta... Micros, seguramente pueda tener razon. No me hacia mucha gracia lo de conectar nuestra mente para que nos cuente cosas posiblemente turbias. - Y digo yo... ¿Por que no esperas y nos las cuentas en otra ocasion? - El habla de ganarse nuestra confianza, ya se ha ganado la mia. No es que sea una persona facil, pero sus palabras a mi entender, parecieron sinceras. Cuando veo aparecer la pistola me quedo un tanto estupefacto. - ¿Eso es una simple ilusion? - Me pregunto a mi mismo. Le cede la pistola a Joel, mirandole su reaccion al tocarla. - Si que parece real, si... -

Tras esto dirigo mi mirada a Walter - Walter, confio en ti. Eso si, me parece mejor que esto nos lo cuentes en otra ocasion. - Indico con la mirada a nuestro alrededor - No es que tenga miedo de lo que puedas hacer, si no que esto es mejor "hablarlo" - Recalco el "hablarlo" - como personas normales... Ya me entiendes. - Ademas, estariamos cerca de saltar, no estaria bien ponernos a meditar ahora.

Escucho en silencio las palabras de Walter. Lo que cuenta tiene pinta de ser verdad, pero no me gusta nada saber que puede meterse en mi cabeza cuando le dé la gana. Y él tenía que percibirlo. Por otra parte, me interesaba bastante todo o que decía sobre la Organización. Además, había hablado de un tal Adam. Nombre que desde este preciso momento, quedaría fijado en mi cabeza. Al igual que el de Charlotte, Lyle y Susan. Continuo escuchando, sorprendido esta vez ante la inmensa capacidad que tenía aquel tipo de manipular la realidad. Era como... como un psicoactivo andante. Eso me hizo gracia. Walter comenzaba a caerme un poquito mejor. Mis experiencias con las drogas, habían hecho que le viera de una forma más útil, e increíble. No dudo en coger la pistola y toquetearla, incluso le quito el seguro.

- Increíble. - Con la pistola en la mano, me apunto a la femoral y aprieto el gatillo. Ya fuese por mi don, o por la mera ilusión, en principio no tendría efecto. Me impresiona bastante este tipo en estos momentos. Vaya con el gordito inseguro, parece que es más que eso... un mero gordito inseguro con poderes. Y qué interesante el don de su chica. Es como yo de alguna manera, ¡Jajajaja! Espero que no estés escuchando esto, Walter. Finalmente, le devuelvo la pistola a Walter. - Como si estuviéramos en ácido. Realmente, interesante. Tienes un don de cojones, chaval, pero no te metas en mi cabeza. No me gustaría usar una de esas de verdad, ¡Jajaja! - William interviene, de una forma inteligente. - Sí, de nada sirve sumirnos en un viaje de conciencias cuando podemos ser destrozados por una caída. No me molaría despertarme sólo... Pero parece interesante lo que dices, tío. - Barajo las posibilidades de interrelación entre Walter y yo, decidiendo finalmente que habría preferido que fuese una mujer, pero que igualmente podría parecérmelo a mí. Sí, le estrecharía la mano. Extiendo la mano para estrechársela.

- ¿Amigos? - Permanezco en silencio, esperando su mano. - Aunque mira, si quieres, y me haces el favor de parecer un pibón, entonces sí que seríamos grandes amigos. ¡Jajajaja! - No he podido evitarlo. Era una de mis extrañas formas de acercamiento a las personas. El humor. Miro hacia Zack.

- ¿Y bien? ¿Saltamos o no? - Esgrimo una amplia sonrisa, esperando un momento de acción en toda esta historia tan paradita hasta ahora. Quitando lo de mi muerte, claro. Aunque al fin y a cabo, esto era una nueva vida. Después vuelvo los ojos hacia William y Walter. - Me encantaría comerme una pizza vegetal hecha en un horno de leña. Mmmh... pasta crujiente... Pfff... ¿A vosotros no? - Preguntaba por comenzar a intimar más, e ir olvidando lo del salto, y todas las tensiones que se habían producido hasta el momento. Walter ya no era el godito inseguro para mí, pero seguía teniendo muy presente, que si le daba la gana, se colaría donde no quisiera. Si me daba cuenta, no hablaría, simplemente le regalaría un puñetazo, quién sabe si en ese inicio de calva que comenzaba a tener. En pleno cerebro, para ocasionarle algún cortocircuito.

 Tras estar un buen rato pilotando el avión comienzo a aburrirme. No es nada del otro mundo, volar por uno mismo es mucho más impresionante. Lástima que no pueda acelerar más, las turbulencias no me lo permiten. Confiado, aparto las manos de los controles y cruzo los brazos tras mi cabeza, a modo de almohada. Bostezo mientras miro las nubes, el avión sigue su rumbo como si estuviera controlado por un piloto automático. Por unos segundos vuelve a mí la tentación de volver a acelerar, pero descarto la posibilidad. La última vez que lo he intentado casi acabo por los suelos.

Escucho desde atrás la pregunta de Joel. –Tranquilo, chico.- le digo, algo cansado. –Aún falta bastante para llegar, y mi poder no es el de hacer magia precisamente. Voy todo lo rápido que puedo.

Vuelvo a posar mis manos sobre los controles. Lo reviso todo, parece que seguimos bien. Ya faltará una hora más o menos.

 Walter está sorprendido por la negativa de sus compañeros. ¿Es que no se daban cuenta de que estaban en problemas mucho mas grabes que el descenso sin paracaídas de Zack? Pese a todo no puede evitar sentirse ciertamente alagado y turbado por las palabras de William y Joel. Después de todo no estaba para nada acostumbrado a que le alabaran en nada. Enrojeciendo de vergüenza acepta la mano extendida de Joel y la zarandea con decisión.

-          Amigos.- Responde sonriendo aliviado ante la broma.- Aunque me temo que he de decirle que por momento no he contemplado usar mis poderes para el travestismo.-

Era algo bueno que Joel se mostrase más conciliador, pero la situación se le estaba yendo de las manos igualmente. Si no contaba con la ayuda de aquellos dos lo tenía muy negro. Se enfrentaba a fuerzas mucho más poderosas que él y necesitaba que alguien le ayudase a tomar la decisión adecuada para solucionar el problema. Pese a todo no puede dejar de suspirar con añoranza ante el comentario de de Joel sobre comerse una pizza crujiente.

-          Haaaaaa, y que lo digas. Ojala pudiese estar en casa comiéndome una pizza, bebiendo una cerveza bien fría y mirando un capitulo de Policías de Nueva York…-

-          ¿Pero qué dices estúpido? No es momento para pensar en gilipoyeces.- Se reprende en pensamientos.

Negando con la cabeza se masajea los ojos con los dedos. ¿Dios, como podía comenzar a explicarse para convencerlos? Siempre podía meterles sin más en la ilusión, pero no le parecía moralmente adecuado. Seria de hipócrita total preguntarles y luego ante la negativa obligarles igualmente. Tal vez si les hacía ver que lo que les tenía que contar era de importancia suprema… Si les quitaba los nervios por lo del comentario de Zack quizás se volviesen mas perceptivos a los problemas que de verdad tenían todos.

-          No os preocupéis por lo del salto sin paracaídas.- Comienza a explicar un poco a desgana.- Sabiendo el poder que se gasta Zack no creo que tengamos problema alguno… Veréis resulta que Zack tiene la habilidad de controlar la gravedad a su antojo. Con un mero pensamiento puede suspendernos a todos en el aire y transportarnos asta el suelo con la suavidad de una pluma. Así que como veis no corremos peligro alguno.-

Echando un vistazo rápido al reloj se fija en la hora que era. Aun tenían tiempo de sobra el viaje era largo, pero se encontraba contra la espada y la pared, no era momento de andarse con chiquitas. Si tenían que hacerlo tenía que ser, ¡ya!

-          Volviendo al tema anterior… creo… creo que no me he expresado bien.- Mirándolos fijamente hace una declaración contundente a la vez que simple.- Si no les explico lo que se antes de que nos encontremos en tierra, es algo más que probable que no tengamos un “después” para hablarlo como personas normales, por que resultara que estaremos todos muertos…-

Una hora... Joder, no me gusta volar. La idea de seguir mas tiempo ahi dentro me causaba incluso claustrofobia. Presto mas atencion a Walter, procurando despejar un poco mi mente. Tras la explicacion de Walter de los poderes de Zack me quede bastante mas tranquilo a la vez que impresionado - ¿Controla la gravedad? Coño, yo tambien quiero eso - Sonrio. - La verdad es que a mi tambien me gustaria poder estar comiendo algo de Sushi tumbado en mi sillon viendo un buen partido. - Siento como la boca se me hace agua, pensar en comida... uff, hace bastante que no como en condiciones - Aun que tampoco rechazo una buena Pizza - Sonrio de nuevo.

Veia a Joel menos tenso con Walter, y eso me alegraba bastante. Si teniamos que "trabajar" juntos mejor que nos llevaramos bien, nunca se sabe cuando necesitariamos la ayuda del otro. La palabras de Walter sobre lo que nos tenia que decir me hacian dudar de si de verdad habia que saberlo ya, o quizas esperar, pero tras la afirmacion de que podriamos estar muertos, senti muchisima curiosidad por el tema. No es que tubiese miedo, si llegase a ese estado seguramente no quedaria persona viva a varios cientos de kilometros de mi, quien sabe... Pero no me gustaba la idea de morir tan "joven".

Aun que realmente ya estaba muerto. Poco me quedaba que esta gente con "dones" como yo. Se podria decir que si esto es la muerte, me gustaba. - Vale... De acuerdo, si realmente es tan importante... - Miro a Zack de reojo - Adelante, puedes empezar. Total, nos queda una hora ¿No? Tiempo de sobra. - En ese preciso momento, me entra la duda de como piensa hacerlo. Admito que en la tele salen cosas de esas, pero nunca lo he experimentado. - Entonces... ¿Como piensas hacer eso...? - Pregunto mientras me coloco un mechon del pelo tras la oreja - ¿Es seguro? - Espero que realmente sea importante.

Miro a Will, luego a Walter. Me encojo de hombros, tenía ganas de acción, aunque también me recorría el cuerpo una extraña curiosidad sobre lo que nuestro nuevo amigo quería contarnos. Espero que no sean movidas secretas de la Organización, porque si no... ¡Juas! Entonces puede que el gordito y yo, mierda, digo, Walter y yo, seamos muy grandes amigos. A ver qué nos cuenta. Finalmente, poso mis ojos sobre Walter asintiendo con la cabeza.

- Dispara, chaval. - Cruzo los brazos, mientras me recuesto en el sillón, entrecerrando los ojos, relajándome un poco para la siguiente revelación.

 Asiente con convicción.

-          No te preocupes William, es totalmente seguro, déjalo en mis manos...- Responde al abogado con seriedad.- Bueno… mejor dicho, déjalo en mi mente.- Comenta con una mueca irónica.

La verdad es que esperaba que no hubiese visitas inesperadas, pero si el Maestro de los Sueños se aparecía por allí sabría como tratarlo… después de todo esta vez el omnipotente seria él.

Walter cierra los ojos con lentitud. Para crear una ilusión tan elaborada debía de concentrarse y cualquier cosa podía llegar a distraerle. Dios había tardado siete días en crear el mundo, el solo necesitaba un pensamiento para crear el suyo. No puede evitar sonreír al imaginarse lo que dirían su padre y su madre si les hubiese dicho algo así alguna vez. Se abrían vuelto completamente locos, eso seguro. Y su hermano… bueno, su hermano seguramente brindaría por ello echándose unas risas. Sonríe ante tan espartana ocurrencia, tenía que admitir que echaba de menos a ese hijo de perra. Tal vez cuando todo aquello acabase podría llevar a Margaret a conocer a su familia…

Centrándose de nuevo en la creación de la ilusión penetra en su mente en busca de algo adecuado. Pronto se ve a sí mismo flotando con la gabardina ondeando tras de sí, sumiéndose en un inmenso mar de brumas y oscuridad, el mismo en el que se encontró con el ser/niño que se hacía llamar Maestro de los Sueños. ¿Era aquella la visualización rem de su almacén de la memoria? La respuesta era un “puede”. Pese a haber practicado intensamente durante los últimos días bajo la supervisión del Dr. Voltaire, aun no conocía del todo los entresijos de su propia psique, ni tenía una manera precisa de nombrar las partes que la conformaban.

Extendiendo su brazo, penetra en una nebulosa formación que relampaguea eléctricamente ante su decidido tacto, ascendiendo por su brazo en una serie de detonaciones restalleantes.

 Millones de datos de información cruzan ante sus ojos en una loca vorágine sin sentido. Aquello era lo bueno de ser un telepata, uno no solo podía acceder a los recuerdos ajenos, sino que también podía analizar a los de sí mismo. Por lo tanto, podía decirse sin temor alguno a caer en el error, que su mente era total y absolutamente eidética. Mucho mas allá de lo que podría llegar a ser la de una persona normal y corriente, pues podía incluso ver u experimentar el recuerdo en sí como si estuviese ocurriendo en esos momentos.

Ahora solo debía encontrar el recuerdo de un sitio adecuado, y convertirlo en el escenario de la ilusión para que la conversación fuese realizada en un entorno agradable. Cuando el límite era la propia imaginación no existían los límites. Podía crear el escenario que quisiese, pero había comprobado durante el entrenamiento que el resultado podía llegar a ser demasiado alienante para aquel que no estuviese acostumbrado, mas si  uno era el visitante.

De pronto encuentra el lugar adecuado. Era una foto. La estampa que había visto en una guía de viajes hacia ya varios meses. Ese viaje que siempre había querido hacer con Margaret pero que nunca había tenido el valor de realizar. ¡Qué cojones! ni siquiera había tenido el valor de declararse hasta hacia escasos días. Si, era la adecuada… e incluso seria una agradable sorpresa para Joel… Tal vez después de esto le perdonaba por haberse metido en su mente.

Con una traviesa sonrisa dibujada en el rostro extiende su mente enfocándola hacia William y Joel. Con tiento, tantea la superficie de sus conciencias, y las atrae hacia el centro neutral que se encontraba en el espacio inamovible que había entre sus tres cuerpos.  Casi podía ver los carcillos psíquicos que ondeaban surgiendo de sus cabezas… En un instante de plena concentración aprieta la mandíbula y los ojos con fuerza… La ilusión estaba creada…

Abriendo los ojos sonríe a sus dos acompañantes. A primera vista, parece que no ha ocurrido nada. Se encuentran aun en el avión, Margaret y Susan siguen hablando a escasos metros de ellos, y las nubes se mueven mas allá de las ventanillas acompañadas por el suave rumor de los motores. William y Joel ni siquiera han debido de percibir el cambio, pero Walter sabe que están sumidos en las engañosas garras de un espejismo.

-          Bueno ya esta.- Comenta contento mientras se levanta del asiento ufano.- Síganme por favor.-

Caminando por el estrecho pasillo que hay entre los asientos, se dirige hacia la parte delantera del avión realizando una serie de claros gestos para que sus confundidos colegas le sigan de cerca.

Acercándose a la puerta del avión, coge la manilla con una sola mano y la gira abriéndola sin más. Un ruido de despresurización recorre el avión y un sol brillante resplandece al otro lado para sorpresa de los atorados William y Joel que en esos momentos debían creerse que iban a ser absorbidos por el aire como en las películas de Hollywood.

Pero no ocurre nada de eso, al otro lado de la puerta un idílico paisaje de arena y mar se les aparece delante de sus incrédulos ojos. El avión se encuentra varado en una idílica playa, el sol cae cálidamente sobre la arena y el rumor de las olas restalla calmado, mientras un nutrido grupo de atractivas bañistas en bikini se bañan, broncean su piel, o surfean alegremente. Y no solo eso, si no que las ropas que los tres llevaban puestas han desaparecido, suplantadas por unas cómodas sandalias, amplias bermudas y unas chillonas camisetas hawaianas.

Guiñándoles el ojo complaciente, Walter baja por la escalera pegada al costado del avión, hasta que sus pies llegan a tierra. Allí, una hermosa y sonriente mujer de aspecto Hawaiano, escasamente vestida con un hula, le pone un colgante de flores alrededor de cuello, saludándole con un musical.

–         Alohaaaa.-

Volviéndose de nuevo hacia ellos Walter les grita llamándoles con un ufano.

-          ¡Vamos chicos seguidme!-

Y comienza a andar animadamente hacia un chiringuito del cual sale una rimbombante música caribeña.

Me levanto del asiento siguiendo a Walter - ¿En serio esto ya esta...? - Me parece todo igual, no noto nada especial. Entonces es cuando abre la puerta del avion y sin pensarlo dos veces me agarro a lo primero que veo - ¿!Que haces!? - Cierro los ojos por el miedo pero al cabo de los segundos abro uno de ellos, con miedo, y observo lo que hay detras de la puerta. - Jo...der... - Camino incredulo hasta la misma, saliendo de ella. Me acuclillo para recojer algo de arena, observandolo y tocandolo -  ¿Es esto... real? - Me pregunto a mi mismo. Noto que a cada minuto que pasa, mi cabeza me da señales de que esto no puede ser real.

Sigo hacia delante, escuchando la musica, mirando a las jovenes. - Vaya... es increible.... - No podia salir aun de mi asombro al contemplar esto. Una playa, chicas esculturales, trajes hawaiianos... !!Coño!! Toco mi camisa con ambas manos, tirando de la misma - Ehhh ¿Tambien puedes cambiar nuestro aspecto? - Le pregunto a Walter sonriendo.

Cierto era que cada vez me gustaba mas esta ilusion. Me limito a seguir a Walter de cerca hasta el chiringuito, incluso me habia tomado la libertad de centrar mi mente en que bebida ilusoria queria tomar...

De pronto, en el avión, los tres hombres cierran los ojos. Parece que duerman, aunque las dos mujeres no parecen darse cuenta. Zack sigue pilotando el avión, en dirección a Sandra. La ilusión de Walter ha pasado desapercibida…

En alguna cala de Hawaii…

Pese a su inmunidad, Joel no puede evitar sobresaltarse cuando Walter abre la puerta del avión. Y su sorpresa es mayúscula cuando la cala paradisíaca se abre ante él. Sin poder acabar de creérselo toca la arena, se toca la ropa, incluso analiza con la mirada todo lo que se encuentra. Es todo tan real…

Animado, os sigue hasta el chiringuito. Por muy irreal que sea esta ilusión, es lo más parecido a un descanso de verdad que habéis tenido desde hace un tiempo. Casi que preferiríais quedaros por aquí durante unos cuantos meses, o quizá más…

 -          ¡Por supuesto que puedo cambiar nuestros aspectos!- Exclama, respondiendo a la pregunta de William.- Si quisiese, incluso podría hacer que tomases el aspecto de del dinosaurio Barney.- Bromea guiñándole el ojo.

Dando una alegre palmada, se gira hacia sus compañeros bailoteando al son de la música mientras ríe desenfadadamente. Era extrañamente liberador comprobar los límites de su habilidad. Todo era tan real que casi podía engañarse a sí mismo. Ojala aquel poder funcionase con Margaret, para poder compartir momentos como ese… Pero lo que no puede ser, no puede ser. Desde luego  no podía quejarse por la suerte que había tenido hasta ahora en su relación con Margaret.

-          Bueno muchachos, la primera pregunta importante del día.- Comenta con una sonrisa de lado a lado.- ¿Os gustan los mojitos o preferís un Margarita?- Pregunta enarcando una ceja inquisitivamente.

Chasqueando con los dedos, sendos cocteles aparecen sobre la barra, servidos en unos sudorosos vasos helados, decorados con vistosas sombrillitas y rodajas de frutas. Cogiendo un mojito les guiña el ojo y toma un trago.

-          Mmmmmm- Suspira alargadamente disfrutando de la bebida.- Me ha quedado perfecto.- Afirma riendo entre dientes.

Con el coctel en la mano, se sienta en una mesa cercana a la barra adquiriendo una pose engañosamente indolente. Señalando las sillas invita a sus acompañantes a sentarse en ellas.

-          Veamos, ¿Por dónde podríamos empezar?- Pregunta más hablando consigo mismo que otra cosa.- Ciertamente, como les explicaron en el petit comité que nos dieron cuando nos conocimos, Sandra es peligrosa y una adversaria a tener en cuenta. Yo mismo puedo atestiguarlo porque he tenido varios encontronazos con ella y… se de lo que es capaz…- Callando por unos instantes permanece con aire pensativo.- Pero he de decir que sin lugar a dudas, no es ella el verdadero peligro al que nos enfrentamos… El enemigo más peligroso al que debemos temer es Adam... Por no hablar de las incógnitas que presentan las verdaderas intenciones del "Maestro de los Sueños" y la mismísima Compañía.-

Por unos instantes, se pregunta como podría explicárselo de una manera concisa y racional. Tal vez sería mejor que fuesen ellos los que le preguntasen y el respondiese añadiendo información suplementaria, para aclarar los puntos de interés.

Yo que siempre me daba aire de saber cosas sólo por un pequeño instinto analítico con respecto al comportamiento y telegenia de las personas, en estos momentos me encontraba totalmente desprovisto de cualquier tipo de defensa, incluso la que se suponía que me recubría el cuerpo, o al menos, así me sentía en esos instantes. Aún no estaba acostumbrado a esta nueva atmósfera y no hacía más que cuestionarme sobre la veracidad de las cosas. Entre mis pensamientos seleccioné el más acorde a esta realidad, que de alguna manera, tendrían que ver con los neurotransmisores y las conexiones neuronales, seguramente alteradas para ofrecer esta percepción tan vívida de algo inexistente en la realidad de nuestra manifestación física. Eso me recordó el poder de la mente. Y la suerte que tenía ese cabrón de Walter pudiendo hacer todas estas cosas. Mis ojos se pierden en los distintos estímulos que ofrece esta "realidad alternativa".

Una vez comienzan a a andar hacia el chiringuito, lo primero que hago es descalzarme, sonriendo ampliamente, puesto que al fin y al cabo, esto no tendría repercusión alguna en el avión. Esa idea me fascinó, no pude evitar felicitar a Walter, que comenzaba a ganarse una chabola en mi aprecio.

- ¡Eres un genio, Walter! ¡Esto es brutal! ¡Y las pibitas ni te cuento! - Me giro hacia una de las dos hawianas que nos dan la bienvenida, luego hacia la otra, la verdad es que no sé muy bien con cuál quedarme y entonces una enorme resolución recorre mi pensamiento. Dejo caer sobre la arena los zapatos y me abalanzo sobre ambas, rodeándolas por la cintura. Apenas las tengo cogidas, comienzo una carrera en dirección al agua, en la orilla, las suelto y me lanzo de cabeza a las cristalinas olas que van y vienen, transparentes a cada vez más. El baño es refrescante y me llena de vitalidad y energía. Rápidamente paso junto a las chicas, agarrándoles el culo, tras lo cual salgo escopetado hacia el chiringuito, justo en el momento de los mojitos. Una amplia sonrisa de felicidad recorre mi rostro, dibujándose de lado a lado, con la más perfecta de sus formas.

- Ideal. Yo quiero unas vacaciones en tu cabeza durante unos meses, Walter. Me tienes que enseñar a hacer estas cosas, tío. ¡Puf! Brutal, ya te digo. - Lanzo una mirada al espléndido escenario que ha creado para nosotros, tras lo cual me vuelvo a William, guiñándole un ojo. - Ahí hay una hawaiana esperándote, amigo. No sé qué haces aquí sentado. Ah, sí, que nos tenías que contar cosas. Pero luego, un break a lo hawaiano. Se me ponen los pelos de punta sólo de verme hundido en... - Doy un sorbo al mojito, que no está nada mal, mientras voy concienciándome de por qué estamos aquí. No es ocio. Así, despacio, mis ojos se van posando sobre los labios de Walter, que al rato, comienza a hablar. Al final de su intervención, me quedo un poco frío. Exceptuando el detalle de ese tal Adam, y el "Maestro de Sueños".

- Vale, sí, estoy de acuerdo contigo en que la Organización es... Bueno, no sé, de momento, nos mantiene, así que podría estar bien hasta que sepamos de qué va todo esto. La Pelirroja, creo que... Está destrozada con tu súper poder, y si no, aquí el amigo la incinerará, aunque sí que me planteo... ¿Cuáles son las motivaciones reales de Sandra? A mí, me gustaría hablar con ella. Anótalo, Walter. - Le guiño un ojo. Después continúo hablando. - En cuanto al "Maestro de Sueños", me imagino de qué va... Cortocircuito y fuera. Si su poder se manifiesta sólo en sueños... Es débil, ¿no? Físicamente hablando, claro. El que no me mola nada es el Adam, y la Organización, claro está. Adam, suena a hijo de Dios. No puede ser bueno... O precisamente lo contrario. Puede ser tan bueno que todos lo quieren... - De pronto, me doy cuenta de que he empezado a elucubrar de una forma trepidante, pero estoy sintonizado con la mayoría de lo que he dicho, pues no son más que preguntas para Walter, que parece saber más que nosotros, en principio, y suposiciones que he ido fraguando a lo largo de estos meses.

No podia evitar echarme a reir viendo a Joel haciendo sus peripecias con las chicas. Aun que fuese una ilusion, me gustaba, y por lo visto, tanto a Joel como a su creador tambien le gustaban. Yo preferi centrarme en aquello a lo que habiamos venido y me sente con Walter. - Vaya, mojitos... - Mi cara se ilumino, adoraba esa bebida. Sonriendo eche un trago, cerrando los ojos y degustandolo. - Joder, hacia mucho que no tomaba algo en condiciones - Sonrio a la vez que escucho a Joel pidiendole unos meses de vacaciones en su ilusion - !En ese caso yo tambien me apunto! - Correspondo al guiño de Joel con una amplia sonrisa y centrando mi mirada en Walter.

Aun que mi cara se torno a un tono de interes hacia lo que decia, la realidad es que no entendia nada. Quizas iva siendo hora de informarme mas sobre las cosas y de todo aquello que me rodea. Desde que desperte en esa habitacion hasta este preciso momento, todo lo que me rodeaba era borroso. Les escuchaba hablar pero todo me sonaba a "chino". ¿Adam? Ahora mismo no se quien es... ¿El maestro de sueños? Ni idea...

Tras unos sorbos mas al mojito lo dejo sobre la mesa y, a pesar de que la pregunta era de lo mas estupida del mundo, no evito preguntar - Esto... Primero de todo quiero daros a entender que yo se poco a nada... una vez dicho esto... ¿Quien es Adam? ¿Quien es el maestro de sueños? ... - Miro hacia el mar, contemplando la gente que se encontraba en la arena - Es que todo para mi es muy confuso... A veces hablais de gente que no conozco ni nunca habia escuchado hablar... - No podia evitar en cierta medida sentirme un completo inutil en esa conversacion.

 Le divierten las monerías de Joel, precisamente por eso había montado aquella ilusión en concreto, para que fuese una agradable sorpresa para Joel, pero el deber reclamaba y no podían desviarse más del tema.

Escuchándoles hablar, Walter se da cuenta de que ha hecho bien en reunirse con ellos para explicarles la situación.

-          Es lo que ya me imaginaba.- Gruñe mirando a William.- Esa es precisamente la razón por la que les he traído aquí… Porque ese desconocimiento total sobre el tema puede comportar a un exceso de confianza.- Comenta desviando su mirada hacia Joel.- El Maestro de los Sueños es…- Por un momento está a punto de decir que es “algo”, pero se lo piensa mejor.- Es alguien que hay que tomar muy en cuenta…-

Suspirando niega con la cabeza y tamborileando con los dedos en la mesa nerviosamente comienza su exposición con voz neutra.

-          Verán, La Compañía tiene una lista de todos las personas “especiales” que hay en el mundo, con los nombres de inclusa aquellas que ni siquiera saben de sus poderes… No como lo hizo, pero por lo que se, uno de los fundadores de la Organización fue el que realizo esa lista.- Traga saliva y continua hablando.- De entre todas las personas de esa lista, escogieron a siete niños y niñas, huérfanos. Todos ellos con habilidades especiales como nosotros, pero que tenían un rasgo que los diferenciaba de los demás. A pesar de que tenían el gen evolutivo sin desarrollar, ya tenían habilidades del nivel del “especiales” completamente desarrollados. Cuando creciesen serian los más poderosos, y la Organización los quería tener bajo su control…-

-          Por si no lo han adivinado, Zack, Sandra, y Susan son tres de esos siete especiales tan poderosos, y algo me induce a pensar que el Maestro de los Sueños es otro del grupo de niños huérfanos, pero que por una razón que desconozco, con el no les salió bien la cosa y se marcho.-

Tomando otro trago, hace un llamamiento con la mano a unas de las chicas en bikini que solicitas se acercan al grupo sentándose sobre las rodillas de Joel y William.

-          Indistintamente, se de su existencia, porque se me apareció hace unos días en uno de mis sueños, bajo el aspecto de un inocente niño. Pero lo que de verdad se ocultaba en su presencia… era algo mucho más temible. Sospecho que es algún tipo de mentalista al igual que yo, pero mucho más poderoso y… hábil, de lo que probablemente yo llegue a ser nunca…- Se rasca la cabeza indeciso.- Me dijo, que la Organización se mueve por sus propios intereses personales y que no planeaba matar a Sandra, si no capturarla para usar su poder probablemente. Algo que de ocurrir, comportaría grabes consecuencias…- Traga saliva lentamente.- Me dijo que para impedir que eso ocurriese tenía que matarla.-

Dejando unos segundos de silencio, para que asimilen la información que les ha dado, toma otro trago de su bebida y pasa al tema de Adam.

-          De Adam no se mucho, pero lo poco que he descubierto es como mínimo inquietante y aunque tengo una ligera sospecha de sus orígenes, aun no he tenido tiempo para confirmar mis sospechas… Lo único que se, es que esta jodidamente encabronado con la Organización, que actúa a trabes de Sandra, que la ha ayudado a matar a los demás especiales usando su poder que le permite ver el futuro. ¿Comprendéis ahora mi preocupación? Adam es un presciente y por lo tanto sabe cuándo y por donde atacaremos… Juntando esa habilidad con el poder de Sandra, eso la convierte en una adversaria aun más temible si cabe. Es por eso que necesito vuestra ayuda, si queremos sobrevivir tenemos que estar concentrados al cien por cien cuando nos enfrentemos a ella. De todas maneras no sé a quién creer… ¿Mato a Sandra como me ha dicho el Maestro de los Sueños? ¿O dejo a la Compañía que decida qué es lo que se ha de hacer? Quiero decir… es obvio que tenemos que detener a esa asesina, pero antes quiero hacerle unas preguntas y descubrir que es lo que está pasando realmente.-

Su mirada se pasea por los rostros de sus atentos interlocutores, casi deseando que alguno de los dos pueda dar con la solución a su dilema.

William y Joel comienzan a asimilar toda la información que Walter les ha proporcionado de golpe. Cuesta de creer, pero su mirada denota sinceridad. Comenzáis a reflexionar, pero justo antes de que podáis abrir la boca para decir nada sentís un escalofrío…

Parece que la temperatura haya bajado de repente, y pese a que sois conscientes de que os encontráis una ilusión, vuestras ropas playeras comienzan a pareceros demasiado frescas. Un incómodo frío comienza a rodearos. Y cómo si del mundo real se tratara, veis como las chicas ilusorias que había creado Walter comienzan a abandonar el lugar, fastidiadas por el cambio de temperatura.

El cielo se encapota, y comienza a ser dificultoso el simple hecho de respirar. Otro escalofrío recorre toda vuestra columna, a modo de calambre. William y Joel no entienden muy bien lo que está pasando, pero Walter siente una presencia. Una presencia misteriosa, alguien silencioso, inexpresivo, y poderoso… muy poderoso.

En vuestras cabezas sentís clavada una penetrante mirada, unos ojos azules que todo lo parecen ver. Y mientras su presencia se hace más y más patente una densa niebla comienza a rodear la playa. Sólo llegáis a distinguir el horizonte, donde el Sol se ha tornado, ¿azul?

Entonces, miles de copos blancos comienzan a descender del cielo. Parece… ¿Nieve? ¿En Hawái? Sabéis que algo no va bien, y por mucho que trate de hacer algo, parece que Walter ha perdido el contacto con su propio mundo. Alguien ha desgarrado la realidad que ha creado, y ha tomado el control…

El agua de las olas cada vez se ralentiza más, hasta que finalmente acaba deteniéndose. A lo lejos, caminando sobre el agua, podéis distinguir una pequeña figura. Una figura que a Walter le resulta muy familiar. El frío lo envuelve, y el agua se congela a su paso. Bajo sus pies todo se torna gris, y la esencia de la vida abandona por momentos la paradisíaca ilusión que había creado Walter.

Alguien ha irrumpido en vuestra conexión, y parece que os habéis quedado atrapados en ella… Sólo conseguís escuchar una voz infantil en vuestras cabezas. Parece triste, y cansado de la vida.

-Saludos, chicos. ¿Alguno de vosotros quiere jugar conmigo?- Una macabra risita acompaña su mensaje. Os estremecéis, el frío de pronto ya no os resulta tan malo después de todo…