Partida Rol por web

Las jornadas hacia el norte se hacían largas y cada vez más frías, los caminos (por llamarlos de algun modo) cada vez estaban menos definidos y por suerte no tardasteis en dejar atrás al Rey pues el paso era agotadoramente lento. Las tierras de los Howlingwolf estaban cerca, muy cerca. 

Kevan se despertó de su profundo sueño mirando por la ventana de su carruaje las frias tierras de los norteños,y se apretujó un poco más la manta de piel de oso que llebava encima, pero esta no le quitaba del todo de encima el gélido frío del Norte.

¿Qué tipo de gente puede vivir en una tierra así?, vaya panda estos norteños... -pensó. Acto seguido, hizo detener la el carruaje,y le dijo a sus hombres.

-Quiero que lleveis el carruaje con los presos al castillo de los Kendrik,y se los entregueis de mi parte, ya están informados de todo.Y quiero que dos de vosotros os adelanteis a las tierras de los Howlingwolf para avisar de nuestra llegada.Si tienen algún mensaje para mi,quiero que volvais aprisa a traermelo.Quiero que ambos grupos lleveis la librea de nuestra casa en el estandarte,para que sepan que quienes somos.Marchad pues. Casden, quiero hablar con vos, subid al carro si sois tan amable- dijo Kevan, haciéndole un gesto con la mano para que subiera.

Casden cabalgaba encima de su rocín cerca del carruaje de su señor Kevan Goldriver. Notaba el frío en la piel, y cómo sus movimientos se ralentizaban. Aunque fuera mínimamente, era algo que nada gustaba al guardaespaldas de los Goldriver. Comenzó a abrir y cerrar el puño, para intentar que la mano recuperara su calor. Tendría que acostumbrarse a ese gélido clima si quería estar al cien por cien de sus capacidades.

Como siempre, avanzaba silencioso, con una mirada astuta y que observaba y analizaba todo lo que ocurría a su alrededor, dote que toda espada juramentada y siervo como él lo era de su señor, debía poseer.

El señor Goldriver comenzó a dar órdenes a sus sirvientes, y Casden Huddleston estaba entre los presentes. Asintiendo con la cabeza bajó de su caballo y subió a las estancias de su señor. Agachando la cabeza en señal de respeto, se sentó y esperó a que su señor comenzase a hablar.

- Por los Siete,que frío- pensó Kevan al cerrar rápido la puerta de su carruaje,viendo como Casden se acercaba. Las mantas y el vino no servían para aplacar ese frío, así que esperaba que una norteña le hiciera entrar en calor de una vez por todas.Viendo subir a Casden, esperó hasta que estuvo sentado en en frente suyo, y tomando aire djo:

-Bien Casden, sabes lo que nos jugamos en el Norte, así que voy a ser breve. Quiero que discretamnte,y sin levantar sospechas, me informes de el estado de sus defensas, de la guarnición que haya, y que intentes vigilar a ese maestre,a ver que movimientos haces. Antes de actuar,tomemos información. Sería interesante también encontrar algún vendedor de noticias, para ver que noticias y rumores más exactos hay por sus tierras,y poder explotarlos. Si ves que te van a atrapar,no dudes en retirarte, de momento no quiero que te tengan vigilado y sospechen de tí. Eres mi espada juramentada,al fin y al cabo- sonrió Kevan dandole un trago a la bota de vino.-Puedes retirarte.

Casden asintió ante las órdenes de su señor, y asimiló la información en su cabeza. Primero se dedicarían a la tarea de investigación (como era normal) y luego decidirían como actuar. Pensaba ir a alguna taberna o burdel cercano a la fortaleza a la que se dirigían, muchas veces, no hacía falta preguntar si se tenía un buen oído...y Casden lo tenía...