Partida Rol por web

Adrianne sonrió: -Gracias por la cálida bienvenida -hizo una reverencia. -Soy lady Adrianne Goldriver. Había oído hablar de la hospitalidad de los Howlingwolf, pero nunca pensé que me recibirían con tanto amor.

La muchacha se dirigió hacia su tío Kevan entonces, y le abrazó con cariño y felicidad.

Kevan estaba sentando, con cara de cansancio y visibles ojeras, sentado en una silla mirado distraidamente hacia el fuego apartado de todo el mundo, hasta que salió de su ensimismamiento cuando un hombre armado dió el anuncio de la llegada de su sobrina.Entonces, se levantó de su asiento y mientras los presentes se presentaban ante ella, Kevan esperó a que llegará hasta él, y la abrazó tiernamente. Después, apartó el pelo de su cara, y sonriendo levemente,dijo:

-Me empezaba a preocupar lo mucho que estabas tardando en llegar, pero veo que estás prefectamente. Has crecido mucho, niña - ese "niña" lo dijo con mucho afecto- Ven, toma mi brazo, vayamos a mis aposentos, habrá sido un viaje largo y quiero que me cuentes como ha ido-ofreciéndole su brazo y mirando un instante a Casden- además, querrás ver a tu primo Lorent, sigue en sus aposentos, creo.

Casden se mantuvo apoyado en la pared con los brazos cruzados durante la espera, se había cansado de estar sentado.

Una vez entró Adrianne y abrazó a Lord Kevan, este la saludó con una leve inclinación de cabeza desde el fondo de la sala, aún en su posición anterior, mantenida hasta que su señor le miro, cuando se irguió y se dispuso a seguirles hasta los aposentos para garantizar su seguridad.

Sigrir entra acompañada de un criado mientras Kevan y Adrianne se abrazan. Mira al hombre armado y a Shana sonriendo un momento, y luego se acerca hacia Kevan.

- Dama Adrianne, nos teníais muy preocupados - dice haciendo una reverencia - Soy Sigrir, la hermana mayor del señor de este castillo y la prometida de vuestro tío.

Kevan miró a Sigrir y sonrió:

- Lo siento, donde están mis modales. Esta bella dama de aquí es Lady Sigrir Howlingwolf, y es mi prometida.-dijo besándola en la mano-Sigrir, si nos disculpais,me gustaría hablar en privado con Adrianne. Seguro que tiene cosas que contarme.Pero bajaremos a comer, tranquila- dijo sonriendo acercándose un poco más y besándola en la mejilla.

-Acompáñame Brend.-

Shana se acercó a su hermana, esperó a que terminara de hablar con Lord Kevan, para hablarle ella.

-¿Tienes un momento hermana?-

- Por supuesto hermana - dice siguiendo a Shana

Los guío a ambos hasta alguna habitación apartada de los invitados.

-Bueno Sig ¿No tienes nada que decirle a Brend?-

Sonrió a su hermana, y miró a Brend.

-Cuentanos ¿Qué ocurrió para que se retrasara? ¿Y tú estás bien?-

Sigrir carraspea - Muchas gracias, Brend, por tu ayuda - dice seria - Dime, ¿Viste algo raro?

Se inclina en señal de respeto

- Siempre es un honor serviros... - asegura

Niega

- Nada raro, la dama Adrianne acudía al parecer junto con los hombres de la casa Marbrand y estos se detuvieron para esperar el recibimiento de vuestro hermano, causando cierto retraso a la llegada de la dama, pero nunca corrió peligro. 

Sigrir mira a Shana - ¿Y por qué venía con la casa Marbrand? No tienen ninguna relación entre ellos, debería haber venido acompañada de hombres Goldriver o de su hermano - Sigrir da una vuelta por la habitación, con una mano en su cadera y otra sobre su barbilla, pensativa - Los Marbrand dirán que vienen al torneo y a mi boda, pero parece haber algo detrás. Espero que Robert vuelva pronto*.

-¿Piensas que tendrá que ver con la guerra Sig?-

Se estiró para dar un beso en la mejilla de Brend. Estaba contenta de que no le hubiera ocurrido nada.

-¿No visto nada especial? Cualquier cosa podría valer...Puedes ir a cambiarte si no hay nada más que decir.-

Sigrir mira sorprendida la reacción de Shana con Brend - Brend... Si no viste nada, ya puedes retirarte. Gracias por tus servicios - Su mirada se clava en su hermana - No creo que tenga que ver con la guerra, no somos una casa importante... Aunque... Quién sabe. Ahora Brend- dice mirándole -me gustaría hablar a solas con mi hermana.

El maestre Ricard observó las preguntas en silencio saludando a la joven Goldriver con un gesto del rostro mientras pipaba

-Por supuesto, tío. Hablaremos cuanto quieras -respondió la muchacha complaciente. Mientras se alejaban hacia los aposentos de Lord Kevan, la joven siguió hablando cordialmente con su tío. -¿Que tal está el primo Lorent?

-¿Ausencia? Bueno, mi presencia no es lo que se dice indispensable en estas situaciones, así que supongo que me he abstraido... ¿Sucede algo? ¿Os puedo ayudar en algo? -ofrece el consejero de casa Ravenwood, cortés.