Todas las escenas privadas (Sea en los propios camarotes o en alguna otra parte con cierta privacidad del barco) se escribirán aquí. Recordad sólo marcar a los destinatarios que se hallan con vosotros, que por defecto serán Karinna, Clady, Keira y Lidia por un lado, y Edward y Eskjö por otro. Solo podréis postear en la escena principal en reacción a un post de la master, que será cuando esteis todos reunidos en una zona común. Aquí tenéis libertad para rolear, así que las reglas de posteo son flexibles.
Me interné en los camarotes y con cierta seguridad, comencé a caminar buscando a la recién descubierta mujer que antes se hacía llamar Romeo Lotti.
"Por su aspecto y su forma de moverse, sin duda no es una campesina. No podría asegurarlo, pero parece alguien importante, se mueve de forma muy majestuosa. Más vale ser prudente y educado."
Cuando alcanzo la figura aún encapuchada, poso con suavidad mi mano en su hombro y con voz firme pero templada, ni muy fría ni muy cercana, digo:
- Tengo cierta necesidad de hablar con vos, mi señora. - Las últimas dos palabras suenan raras proviniendo de mi boca, y hasta pareciera que me es difícil articularlas. - A ser posible en privado. Sin oídos indiscretos. - La miro a los ojos verdes, tiene un rostro y unas facciones muy bonitas, y aunque ciertamente me distrae su belleza, y un escalofrío recorre mi espalda cuando clavo mi mirada en sus pupilas, en esos iris de un verde inusualmente brillante, hago lo posible por centrarme y no dejarme distraer por ciertas pasiones bajas. Algo mucho más importante que las pulsiones sexuales, está en juego.
"¿Quien podría tener interés en matar a ese maldito mercader, y por qué? ¿Y qué interés tenía esta extraña joven en él? No parece que quisiese robarle, como yo, no da la sensación de que necesite financiarse de esa forma..."
Espero a que la joven me haga algún tipo de señal, o algo similar, para indicarme que vayamos a hablar, o que sencillamente me cite para más tarde, pero me mantengo a su lado hasta recibir una respuesta por su parte.
Pongo a todos como destinatarios porque se supone que esto ocurre mientras van de camino a los camarotes, antes de llegar a ellos.
Bajaba siguiendo los pasos de Keira, colocándose la capucha pero sin abrochársela. No tenía armas que pudieran devolverla en un futuro, donde ella se movía ir armado era llamar demasiado la atención. Una presión cálida en el horno hizo que se detuviera y pegó la espalda como pudo hacia la pared para que el resto pudieran pasar, enfrentándose a la enorme figura de Eskjö. El hombre era sin duda alto. Mucho más alto que ella. Alzó la barbilla para poder mirarle al rostro y durante unos segundos ambos guardaron silencio hasta que él se pronunció.
¿Vas a arriesgarte a rematar el trabajo en un barco, norteño?
Era obvio que unas palabras tan diplomáticas no encajaban en los labios del hombro y, que tuviese cierta deferencia hacia ella alguien que hasta el momento había hablado de forma socarrona y abierta con las mujeres, no podía por menos que preocuparla.
Los demás terminaron de pasar y Eskjö aguardaba su respuesta.
-En seguida voy-dijo a las mujeres antes de que desaparecieran sin retirar la mirada de las pupilas del hombre. Al pasar todos disfrutaba del espacio suficiente pero aun así se mantuvo con la espalda apoyada en la pared.-Soy toda oídos-dijo con suavidad sin mostrar signos de furtividad pero manteniendo un tono discreto.
Por un motivo u otro al final estaba donde quería acababa de entrar en el camarote con Keira y de momento el resto nos había dejado a solas.
Se que no es de su agrado que estemos aquí, pero lo que me preocupa no es eso. Aunque intentaré no enturbiar tu ambiente durante mi estancia, aún así algo me intriga.- Hago una pausa corta y prosigo con mi explicación.- ¿Porqué nos habeís rescatado y que hacemos aquí, no creo que sea por necesidad de tripulación en este barco?.- Continuo directamente esperando una respuesta por su parte, mirandola fijamente esperando reconocer algún tipo de gesticulación,nerviosa o algó que me diera a entender si mentía.
Keira escuchó la voz del nórdico reteniendo a la mujer encapuchada. Se volvió unos segundos, con el ceño fruncido y una expresión de desconcierto en sus iris. Asintió a las palabras de Karinna y continuó caminando. Desconocía qué motivos tendría aquel extraño hombre, pero poco le importaban...
No van a caber... ¿Cómo pretende que durmamos las cuatro en mi dormitorio? Mi cama no pienso cederla...
Finalmente llegaron al dormitorio. Éste no era muy grande, pero era bastante acogedor. Una enorme cama destacaba en el centro, con el cabezal apoyado en la pared del fondo. Lo primero que hizo Keira fue sentarse sobre el cómodo lecho y sacarse las botas. Entonces dirigió su mirada hacia la joven que la había acompañado al camarote.
Un suspiro salió de sus labios y puso los ojos en blanco.
- Yo cumplo órdenes. Me dijeron: Ve a rescatar a los que haya en la prisión y dales esta oportunidad... Si quieres respuestas deberías hablar con el capitán... - Aunque no creo que te las de... Sus ojos ambarinos recorrieron la estancia y se detuvieron sobre tres esterillas que estaban apoyadas en la pared.
- Supongo que os han dejado eso para que podáis dormir... Este es mi lecho... - No pensaba compartirlo con nadie, así que dejó las cosas claras desde un principio. - Aprovecha que las otras dos están remoloneando para escoger el sitio que prefieras... No hay mucho para elegir, pero supongo que preferirás a uno de los lados que a mis pies... - Al decir aquellas palabras, una pícara sonrisa había empezado a tomar forma en sus labios...
Pol baja en silencio, pero con su viva sonrisa a los camarotes. Cuando pasa por al lado de Eskjö, que ha detenido a Karinna para hablar, le dice, en tono amigable y enérgico.
- No me importa que durmáis conmigo, tranquilo. - Señala un lugar más adelante en el pasillo. - Mi camarote es el del fondo a la derecha. No tardéis mucho, no creo que al capitán le guste que andeis pululando por ahí.
Dicho esto, camina con paso relajado hasta la puerta que había señalado.
Bajo las escaleras saltito a saltito. En el pasillo me encuentro a la mujer encapuchada y a Eskjö susurrando pero no presto demasiada atención. Saludo a Pol y me dirijo hacia el camarote que tiene la puerta abierta, que supongo que será el de Keira. Me asomo por la puerta y, efectivamente, la chica de ojos ambarinos está dentro. Y no parece muy contenta. También veo a Lidia.
—Claro, la pobre, con este camarote enorme para ella sola, con vistas al mar y todo... además vamos a ser tres más.
— Hola Lidia. Hola Keira. Siento que pierdas tu intimidad por nuestra culpa. Estoy acostumbrada a compartir cuarto con mi hermana... si te molesta algo, me lo dices— me presento en tono amistoso.
Keira se encontraba semi-tumbada sobre la enorme cama que dominaba el camarote. Echada hacia atrás se apoyaba sobre los codos y sus pies estaban descalzos, con las botas tiradas a los pies de la cama.
Al escuchar los pasos de Glady volvió su mirada hacia la puerta y enarcó una ceja al ver a la joven rubia.
¿Tanto se me ha notado que odio tener que compartir camarote? Ya era la segunda que se refería a su intimidad. La joven no era consciente de haber mostrado tanto sus sentimientos y sus mejillas cobraron un suave tono carmesí.
- Le estaba diciendo a Lidia que allí tenéis vuestras esterillas - . Le informó mientras se incorporaba y señalaba hacia la pared, donde habían tres esterillas apoyadas. - Por las mañanas, cuando os levantéis, tendréis que recogerlas y volver a dejarlas allí... El camarote no es muy grande - quizás si tuviera un lecho más pequeño habría mucho más sitio, pero eso era algo que ella no iba a comentar. - así que tendréis que tener cuidado con el orden... -
Luego de descender las escaleras, no deja de notar al enorme Eskjö hablando con la misteriosa mujer y no puede evitar preguntarse si ya se conocían de antemano.
-Keira parece haber sufrido de un abrupto cambio de animo, realmente no entiendo cual es el problema, si el capitán me ordenara compartir el camarote con tres hermosas señoritas, estaría mas que feliz. Pero supongo que la pelirroja no piensa igual... jajaja.-
Sigue las indicaciones de Pol y llega a destino. Estaba acostumbrado a dormir en un lugar así por lo que se sentía muy a gusto.
Espero a que pasen todos mis compañeros y afirmo silenciosamente a Pol cuando me da las indicaciones para llegar a su camarote.
Una vez que pasan todos, me vuelvo nuevamente a Karinna y le hablo en un tono discreto y confidencial, de forma que solo ella pueda oírme.
- Así que Romeo Lotti es en realidad una mujer... interesante. Interesante también el hecho de que tus movimientos firmes y seguros, pero al mismo tiempo delicados, me hacen pensar que has tenido una educación... distinta. Refinada. La propia de alguien que se la puede permitir. Pero más interesante se me antoja el hecho inverso, no el que seas una mujer, si no el que te hicieses pasar por un hombre encapuchado. Una mujer pudiente, disfrazada de embozado misterioso trotacallejones... De repente, apareces en la escena de un crimen y dices no ser la culpable. No es por nada, pero suena muy sospechoso. No digo que seas la culpable, y al parecer monsieur capitán... sabía a quién sacaba de la cárcel. Aunque nos lo hiciese después repetir con nuestras propias palabras, sabía que no estaba sacando a asesinos, si no a gente inocente. Me da igual si los otros lo son o no, no tengo nada que ver con ellos, pero si realmente sabían a quién sacaban y tú eres tan inocente como yo... ¿Quién mató a ese mercader?¿Y por qué? Yo soy solo un pirata que quería robarle, en cambio tú, con ese halo de misterio, ese afán por hacernos creer que eras un hombre, a nosotros o a la guardia, y esa educación exquisita que denota que eres alguien de poder... puede que sepas más.
Mi mente comienza a barajar ideas efervescentes, pero no se me ocurre ninguna convincente. Me pongo frente a la joven y mis manos se apoyan en la pared al lado de sus hombros, mis brazos gruesos y poderosos, le cortan cualquier intento de escapada. El iris azul de mis ojos topa con el suyo verde, y co la mirada clavada, pronuncio lentamente.
- ¿Quién eres, y qué tenías tú que ver con ese mercader?¿Quién crees que lo ha podido matar, y por qué? Si es que se te ocurre alguien. Y lo más importante... ¿Por qué ocultabas tu verdadera identidad al espiar al mercader y qué peligros puedo correr yo por haber sido prisionero, y ahora fugitivo, junto con una joven aparentemente con una buena educación y de familia pudiente, que se hacía ocultar bajo la identidad de un hombre llamado Romeo Lotti? - Mi postura, mi mirada y mi tono de voz son claramente intimidantes, y no intento esconderlo. Tampoco parece que le vaya a hacer daño alguno, pero se me nota molesto, y soy consciente de que, midiendo dos metros y pico, verme molesto no es algo que cause tranquilidad.
"Aunque con seguridad ella no se dejará amedrentar. Pero como que me llamo Eskjö que lograré sacarle la información. Cueste lo que cueste."
Karinna enarcó las cejas con cierta sorpresa despegó los labios para protestar, poner en su sitio a ese gigante cuando éste la acorraló contra la pared y su mirada atrapó la de ella. Se tenía por una mujer relativamente razonable, quizá algo impulsiva... y lo peor de todo es que un hombre tan amenazante era exactamente su tipo.
-La información tiene un precio, norteño-acertó a decir sintiendo la boca seca y el color acudiendo a sus mejillas por la cercanía del hombre. Desde luego él se había montado su propia novela con respecto a ella y su cabeza hilaba conspiraciones que seguramente nada tenía que ver con la realidad.
Aun así, habría mentido si hubiera dicho que no solo estaba intimidada por él, sino que podía visualizar perfectamente el musculoso cuerpo de él contra el de ella. Parpadeó intentando quitarse eso de la cabeza pero la sensación de peligro era terriblemente atrayente. Una llama cerniéndose sobre una polilla.
...
Y qué llama.
Cuando me cerní sobre la mujer para exigirle información, se sintió un poco impresionada, pero lo disimuló inmediatamente y consiguió reponerse otra vez de la sorpresa y lanzarme una proposición de información a cambio de... ¿de qué?¿Qué podía querer una mujer de ese tipo de mí? Sin apartar mi cuerpo de encima de ella, manteniéndola encerrada entre mí y la pared, hablé con un tono serio, apenas amenazante, pero ciertamente con un deje que indicaba cierta impaciencia e irritación.
- Lo primero. Mi nombre no es "norteño", es Eskjö. Espero que eso quede claro. Lo segundo, ¿qué precio? Si la información tiene un precio déjate de hacerte la misteriosa y canta. Qué quieres de mí, y qué sabes, y por qué juegas a los embozados. Tienes mi palabra de "norteño" - pronuncié la palabra con cierto deje irónico - de que si me respondes a lo que yo deseo saber, accederé a devolverte el favor de la forma que me sea posible. Siempre y cuando haya algo que saber, y lo que me pidas pueda cumplirlo. - No sabía exactamente a qué jugaba aquella mujer, pero sin duda estaba a punto de saberlo.
-Eskjö-repitió con deliberada lentitud dibujando con los labios las sílabas. La sangre le bullía ante un hombre tan... céntrate, Karinna. ¡Céntrate!. Se regañó por lo bajo.
Lanzó una mirada hacia el camino a los camarotes y, como un rayo, sus manos, aún enguantadas, salieron disparadas hacia Skjö, aferraron su ropa y tiraron de él hasta que las cabezas de ambos chocaron, apoyando la frente de él en la de ella.
-Eres demasiado curioso para haberme delatado y metido en ese apestoso calabozo-siseó con voz contenida. El aliento de ella rozaba los labios de él pero no hizo ademán de besarle si no que, manteniéndole la mirada, frente con frente habló con mucha tranquilidad, intentando aplacar su propio instinto.
-Soy espía.A lo mejor no te has dado cuenta pero a las mujeres no se las valora demasiado. Romeo es quien consigue las peticiones sobre información y Karinna la dama que consigue la información. Tu mercader tenía en su poder ciertas patentes que otro mercader quería. La información es poder y hay quien mata por el tráfico de ésta.-hizo una pausa y en la que su respiración se vio claramente alterada y su corazón casi salía del pecho de lo fuerte que latía-tu pago será soporte físico.-era obvio que no podía hacer frente a una amenaza física y que, el tener a alguien que sí era capaz, cerca de ella le vendría muy pero que muy bien. Teniendo en cuenta que no todos aquellos a los que había robado información se habían limitado a permanecer en el olvido. También podía pedirle un precio en carnes, pero eso ya lo exigiría si se terciaba. Después de todo, así, intimidante y sin decir obscenidades por la boca, resultaba atractivo.
Se acomoda sobre su catre luego de sacarse los zapatos para reconfortar sus pies mientras mira a Pol. -Parece que te desenvolvéis muy bien con la espada, no creo que mi técnica sea tan buena por lejos... tal vez algún día podáis pasarme un consejo o dos, pero supongo que ya sería demasiado pedir luego de molestarte en traernos hacia el barco. A propósito... gracias por esperar por nosotros haya en la costa.
Antes que nada, que Karinna tire 5g3 y que Eskjö lance Brío. Cuando lancéis, digo lo que pasa y luego posteais.
Motivo: tiradaa
Dificultad: 0
Tirada (5): 8, 9, 14 (10, 4), 1, 7
Guardados (3): 14, 9, 8
Total: 31, Éxito
Pol te saluda desde su cama con un gesto de la mano. Hay dos literas de dos plazas cada una. Así que ahora estáis el uno en frente del otro. La habitación es pequeña, con un par de baúles y algún que otro saco colgado de las tablas de la pared. Un sable envainado descansa atado en la litera que está justo encima del joven. Sonríe ante tus palabras y te habla con su voz amigable.
- No creáis, compañero, mi técnica todavía tiene mucho camino que recorrer, así que dudo que pueda enseñaros nada. Pero siempre estaré encantado de pelear para practicar. - Su tono no es solo enérgico y vivo, sino que desprende tal confianza que pareciera que estuviera hablando a un amigo de toda la vida. - De lo de esperaros no te preocupes. Un inismorés siempre cumple lo que le mandan. Además, quería conoceros en persona antes de llegar. Formáis un extraño grupo. Aunque debo reconocer que si espero un poco más hubiera empezado a tener dificultades.
Suelta una sincera carcajada.
Motivo: Brío
Dificultad: 0
Tirada (2): 3, 9
Guardados (2): 9, 3
Total: 12, Éxito
La actitud de la chica era extraña. tras que la acorralaras no se sintió amedrentada, si no... que dirías que estaba excitada. Su respiración era casi un jadeo, su aliento llegaba hasta ti caliente. Notabas que el cuerpo le sudaba y eso en vez de ser asqueroso era incluso atrayente, pues el olor de la mujer se extendía hasta tu nariz. Al principio intentas mantener la compostura pero lo último te derrumba.
Has sido seducido por la mujer, interpretalo como quieras ^^