Partida Rol por web

Brian Callaghan, el ingeniero que la doctora reanimó, y el segundo de Ingeniería, se dirige a una de las consolas, esquivando a una ingeniera inconsciente en el suelo. 

-Yo solo vi entrar uno, era el jefe Tennant... O su copia.- Dice, sentándose, sin apenas mover su cara de la pantalla frente a la que acaba de sentarse. 

Una nueva sacudida hace que toda la nave se tambalee. El oficial táctico informa. 

-Hemos perdido los escudos ventrales, baterías de fáser al 65%. Daños en las cubiertas 11 y 12. Enfermería reporta 12 heridos y 2 muertos.- 

El piloto sigue configurando maniobras de evasión, bastante buenas, pero no lo suficientemente buenas. La primer oficial Tallman grita, furibunda, al oficial táctico. 

-¡Devuelvan el fuego!- Te mira. -Capitán, esperamos sus órdenes...- 

La Sovereign os sobrepasa, pero gira, para dar una nueva pasada.

Vreekar intenta recuperar los controles pero es imposible...entonces intenta otra vez lo de la sala de reuniones a ver si esta vez le hacen caso.

- Aquí Vreekar, teletranspórteme al puente secundario de la cubierta 19.

Si eres realmente Tennant, no te importará bajar este escudo y que la dra. Ogawa os examine?

Tennant no hacia mucho caso al resto de personas que había en igenieria. Estaba demasiado ocupado tratando de devolver el control al puente e ingeniería. Y por los comentarios de Kharosh y Torres quizás fuese mejor dejar el campo de fuerza un poco más. Por si tenían el gatillo facil.
Tampoco es que pudiera culparlos. A él le había engañado una falsa Alyssa.

Caballeros si cierran la boca y me dejan trabajar arreglaré este embrollo en un momento.

Pero estaba claro por la cara de fustración del ingeniero jefe, que no iba a ser tan facil.

Callaghan ayudeme desde esa consola. Entre los dos será más facil.

 Klauser se golpea con el puño la palma de la mano con contrariedad:

-¡Bravo, Johansenn! Con el intruso muerto, ahora no podemos saber nada de él ni de sus intenciones.

Luego exclama:

-Teniente Tennant, vaya ahora mismo con un equipo de ingeniería a la cubierta 19 y valore exactamente los daños causados por el intruso. Intente  recuperar el control de esta maldita nave. Que le acompañe Johansenn y sus hombres. 1Y que alguien me diga a qué distancia exacta se hallan las naves terranas!

La Doctora, una vez terminada la comunicación con Rodek, y sin esperar respuesta, se coloca sobre los pacientes.

 En aquellos que requieren más atención, les coloca un dispositivo y avisa a sala de transportes para que los evacúen a enfermería, al resto trata de reanimarlos.

Prefiero tener una nave con preguntas que con cadáveres que lamentar. señor - le repitió impertérrito y cruzandose de brazos contra la pared que tenía mas cercana mientras se limitaba a observar.

Finalmente, Tennant consigue desactivar el campo de fuerza de la enfermería, para dirigirse a toda prisa hacia los controles de Ingeniería. Empieza a teclear con rapidez. El Teniente Comandante Callaghan, que es el único miembro de Ingeniería en pie, le sigue, sin siquiera hacer preguntas. Para un ingeniero, es muy evidente lo que hace. La doctora, mientras, trae a su equipo, y a Rodek y a Michetti. Ellos y la doctora se ocupan de llevar al alienígena metamórfico hacia la enfermería, mientras el equipo médico, dirigido por el Teniente Stevens, reviven al equipo de Ingeniería. Normalmente, hacen falta una serie de pruebas, pero en este caso, necesitan Ingeniería operativa. No hay heridas graves, y las quemaduras pueden tratarse más tarde. 

Mientras tanto, en el puente, Klauser trata de contactar con Ingeniería. Nadie parece responderle. Y los sensores detectan a tres naves terranas acercarse con rapidez a su posición. Finalmente, Tennant responde al puente, una vez ha restablecido las comunicaciones. 

-"Estoy en ello, Capitán".- Es todo cuanto dice. Apenas unos segundos después, los controles de la nave y todos los sistemas de esta vuelven al puente. Justo cuando las naves terranas salen de curvatura, la Artemis escapa, evitando por centímetros varios rayos de fáser. Ha faltado poco. 

Mientras tanto, en Bajor, la situación no es buena. La USS Athena, de la flota de Riker, acaba de estallar en pedazos, rodeada por dos naves clase Akira. Eso no solo ha puesto la pérdida de una de las escasas clase Sovereign, sino un mazazo para la moral. Muchas naves de la flota de Riker tratan de mantener el control, pero es cada vez más difícil. Las naves bajoranas, pese al arrojo de sus capitanes, son destruidas, y las naves cardasianas empiezan a quedarse sin energía. Mientras las naves terranas ganan terreno. La Enterprise, que parece virtualmente imparable, sin daños en su casco pese a múltiples impactos directos y sin escudos, avanza, seguida por las naves terranas. 

Y mientras, la USS Crown, del Capitán Phelekos, trata de rechazar el ataque de la Anchorage, sin éxito. Finalmente, la Anchorage dispara sus fásers, atravesando limpiamente el casco de la Crown. En el interior, varias explosiones secundarias destrozan varias cubiertas, y dos docenas de tripulantes son arrojados al espacio. Desde el puente, Phelekos mira a la Crown. 

-Vamos a dejar de correr.- Teclea algo en su consola, que todos en el puente reciben. La Crown pone rumbo directo hacia la Anchorage, y esta dispara cuatro torpedos quánticos, que la Crown consigue eludir, aunque no despistar. La Crown dispara entonces todos sus fásers, con lo que queda de energía a las baterías, para luego pasar rozando el casco de la Anchorage, rayando el casco de esta. Aunque la Crown recibe un impacto en sus motores, la Anchorage se queda sin escudos. Es entonces cuando los torpedos que seguían a la Crown impactan sobre la Anchorage, y esta estalla en mil pedazos.

Y justo entonces, Riker a bordo de la USS Titan aparece, junto con varias naves más, arrastrando, gracias a varios rayos tractores, la estación Deep Space Nine. Nada más llegar, las defensas de esta se activan, y empieza a disparar a las naves terranas, que coge por los flancos, destruyendo a tres. La escuadra de la Titán hace una pasada, destruyendo a dos naves terranas más. De repente, la batalla acaba de dar un vuelco. Los cardasianos acuden a la estación para una reparación rápida, y los escuadrones bajoranos recién llegados reagrupan a los suyos y avanzan. Los desbordados escuadrones de la flota de Riker se reagrupan de nuevo, y avanzan junto a los bajoranos. 

La flota terrana, que pese tras sufrir un severo varapalo, aún es un enemigo formidable, se agrupa entorno a la Enterprise, y esta empieza a envolver a las naves terranas con rayos azulados, salidos directamente de su casco. 

Riker y el Titán agrupa a su flota, junto con los bajoranos, entorno a la Deep Space Nine. Y es entonces cuando aparece la USS Artemis. Junto al escuadrón Athena, aparecen justo tras la Enterprise, y hacen una pasada, disparando todas sus armas contra esta. Nueve torpedos de quánticos, tres de fotón y todas las baterías de fáser impactan de forma directa. Las naves terranas disparan todos sus fásers, pero con las baterías casi agotadas, apenas dañan los escudos de la Artemis. Los cazas y la nave clase Akira se reúnen con la flota de Riker, al otro lado, a tiempo para oír chillar a la Enterprise, un chillido de dolor. En su casco, varias brechas revelan un tejido quitonoso, que sangra, lanzando grandes globos de sangre verde al espacio. Es entonces cuando la Enterprise deshace su camuflaje, revelando una horrible criatura, con forma de nave. Entonces lo entendéis. La Enterprise no guarda a la reina, la Enterprise ES la reina de esas criaturas. 

A través de la pantalla del puente, podéis ver esa criatura, tan grande como una nave estelar. Es muy probable que la auténtica Enterprise y su tripulación estén ya perdidos. Los terranos forman un cinturón defensivo. Al igualarse las tornas, solo esperan a que seáis vosotros los que ataquéis. Su flota son naves de clase Akira, Sovereign y galaxia, mientras que a vuestro lado, hay, además de las naves bajoranas y cardasianas, viejas naves estelares y modelos funcionales, pero más antiguos, salvando la Artemis, la Crown y la Titán y su escuadra, que forman frente a la flota de Riker. Es entonces cuando, desde la Crown, recibís una transmisión. Es el Capitán Phelekos, y os pasa un plan de batalla. Es muy bueno, y de inmediato, desde la Titán, se transmite el plan. La flota no tarde en responder. Están listos. 

La Titán y su escuadra, seguidos por la Crown, no tardan en poner rumbo directamente hacia los terranos. Estos abren fuego de inmediato, pero la Titán puede soportar el fuego. Los cardasianos se acercan, a la izquierda de la Titán, y los bajoranos por la derecha. Mientras, la flota de Riker sigue a la Titán. Poco a poco, empiezan a formar un círculo mayor, rodeando a los terranos. Estos tratan de impedirlo, sin éxito. 

Y es entonces cuando la Artemis, desde varios miles de kilómetros por encima de la batalla, pone máximo impulso y hace lo más parecido a una caída en picado sobre la reina de aquellas cosas, disparando todo lo que tiene. Varios torpedos impactan sobre lo que sería su espalda, y la reina gime de dolor. Las naves terranas tratan de girarse, pero ya es tarde. Varios impactos de fáser centrados en un solo punto atraviesan limpiamente a la reina, para que luego una ráfaga de cuatro torpedos cuánticos rematen la faena. La reina se convierte en una nube de carne, fibra quitinosa y sangre verdosa, que salpica a varias naves. 

Las naves terranas se paran de inmediato, y todos vuestros sensores detectan que en todas las naves terranas, los signos de vida se reducen a la mitad. Al morir la reina, todos los parásitos mueren con ella. 

Incluso desde el espacio, se puede oír, a través de las mamparas y el blindaje de las naves, a todos los tripulantes lanzar un grito de victoria y luego aplausos y vitoreos. Habéis ganado. 

Un mes después, en el alto mando de la flota estelar, el Almirante Jean-Luc Picard, presidiendo a varios almirantes más, sonríe, mientras, uno a uno, os coloca las medallas en el pecho. No son como las medallas habituales, pues, además de estar hechas por los mejores artesanos de La Tierra, estas llevan el símbolo de la federación, encerrando en un círculo, que reza "Los héroes de la USS Artemis". 

En los palcos, podéis ver representantes bajoranos y cardasianos que aplauden, junto a romulanos y klingon. Todos ellos están allí para la posterior firma de tratados, que hará del cuadrante Alfa, con suerte, una zona, finalmente, en paz. 

En cuanto a los alienígenas, nada se ha vuelto a saber. El centro romulano que les sirvió de entrada se ha destruido, y ese planeta, junto al de Talos IV, se ha declarado prohíbido, bajo pena de muerte. Se intentaron enviar sondas, pero ninguna logró atravesar el vórtice hacia el cuadrante delta. Y ni la Almirante Janeway, ni el Capitán Chakotay, ni ninguno de los miembros de la USS Voyager dijeron saber nada ante esas criaturas, pese a su viaje, de sobra conocido, por el cuadrante Delta. Ni siquiera las bases de datos BORG recogidas durante ese mismo viaje recogían información alguna sobre la especie alienígena. 

No obstante, con la reina muerta, es muy probable que ya no volvieran. 

Por lo pronto, a todos los tripulantes y oficiales de la USS Artemis se os otorgó un más que merecido permiso de 365 días. No obstante, antes de eso, aún os quedaba una última sorpresa. 

"Al Capitán André Phelekos, y a sus oficiales y tripulación, dadas sus acciones, se les ha reasignado un nuevo destino." Dijo el Almirante Jean-Luc, sonriente, una vez puestas las medallas. "La todavía en construcción NCC-1701-USS Enterprise-F".