Partida Rol por web

Leo fue más rápido que vosotros. En un instante se había movido junto a Rylee, a la que trató de asustar. Pudísteis verle hablar con ella brevemente, pero no hubo ningún gesto entre ellos que mostrasen que fuesen pareja ni nada. Leo se separó de ella y la lanzó un beso, metiéndose a toda velocidad entre la gente.

- ¿Pero qué coño hace? - Te preguntó David viendo como transcurrían las cosas.

Mientras, Diana y Jay saludaban a Mel y a Revok. Tras cruzar unas palabras, parecía que se movían hacia otro sitio, hasta que Leo surgió de la nada. Fue tal el susto que le dio a Mel, que esta dejó caer el block de dibujo que llevaba al suelo. Se agachó a recogerlo mientras Leo seguía hablando y la joven, le replicó un tanto enojada. Esta dio un paso atrás, buscando refugio en los brazos del bibliotecario.

- Tío, no me mola... algo no va bien... ¿No estará llamándola bruja de nuevo? - Te dijo el joven un tanto nervioso y preocupado.

No me sorprendió para nada la actitud de Mel.

Sobre todo teniendo en cuenta que el tema la afectaba mas de lo normal. Entorné los ojos pensando precisamente en eso, en cómo se había puesto en ese momento. Ya no solo era que fuera una chica sensible, bastante al parecer. Si no que también, parecía ser una carga, un "San Benito" que le habían colgado solo por ser... rara.

Vi el bloc de dibujo caer al suelo y aunque hice ademán de recogerlo ella lo hizo antes, como queriendo ocultarlo. Y a juzgar por como lo apretaba contra su pecho, no era algo de lo que estaba tan tan tan orgullosa como para mostrarlo. Pero lo ví. Durante ese par de segundos que estuvo tirado en el suelo lo vi. Algo macabro, sin duda.

Entrecerré los ojos para verlo mejor, ladeando la cabeza para intentar encontrar la postura correcta. ¿Un Hombre lobo? ¿Un ritual? ¿Y una rubia? Seria gracioso que Mel estuviera dibujando precisamente a la Cheerleader rubia del insti... ¿Trish?

Lamentablemente no quiso habar conmigo a solas. Seguramente mi disculpa habría salido mejor, el hecho de que, al mirar a mi alrededor encontrara a Jay y Diana, no ayudaba nada en que  pudiera poner las palabras en orden.

- ¿Molestarte?- Empecé diciendo. Dí un paso hacia atrás ante la mirada del bibliotecario que seguramente querría comerme allí mismo. Veía bajo esa mirada como mi fuerza flaqueaba. Pero no. Apreté los puños y fruncí el ceño, mirando fijamente a ese hombre. Si tengo huevos para decir burradas también para dar una disculpa pese quien esté a mi alrededor. Recuperé el paso a delante que había perdido y miré a Mel.- Nah! No se me ocurriría hacerlo dos veces en  el mismo día.- Intenté sonreir levemente.

Chasqueé la lengua, queriendo regañarme a mi mismo por aquel comienzo. Quizá no había sido la mejor forma de empezar a hablar.

- Tienes razón. No te conozco de nada. Ni tu a mi. Y no deberías escucharme porque, al fin y al cabo, no te importo una mierda, y todo lo que te diga... pues debería darte igual. - Mire a Jay y Diana - Y a vosotros igual. Pero precisamente ahí es donde quiero llegar.- Negué con la cabeza mirando de nuevo a Mel.

- Mira, de donde vengo, nunca me han tratado bien. Kings Country. ¿Sabes lo que es eso? Un reformatorio. Como ves no soy buena persona. No tengo precisamente mi expediente limpio. Así que, discúlpame si mis modales no son del todo los correctos. Pero créeme cuando te digo que si lo siento es de verdad. Eso es algo que nunca me ha quitado allí: A decir la verdad y las cosas con el corazón.

Volví mi vista de nuevo a Jay y Diana.

- Mira. La Friki y el Guaperas.- repetí las palabras de Diana en el Simones. - Mis madres son lesbiana. ¿Eso en que me convierte? ¿En un maricón o algo así?- Dejé caer los brazos a ambos lados sonoramente.- Etiquetas. Putas etiquetas. La gente nos las pone y el problema, es que, desgraciadamente terminamos por creérnoslas. No hagáis caso de lo que diga la gente.- negué fervientemente con al cabeza dando énfasis a ese error.- A mi me han dicho cosas mucho peores que acabé por creerme. Se lo que se siente.- ¿Asesino? ¿Ladrón? -Siento lo que te dije, pero no pretendía ser un insulto. No fue una afirmación, era una pregunta. De hecho quería saber lo que Trish y su otra amiga tenían en contra tuya. A lo mejor alguien debería darlas una lección. A lo mejor tengo que empezar a poner puto orden en este sitio para que la gente empiece a respetarse. Sin etiquetas. Odio esas etiquetas.

Me aparté un paso de ella.

- No dejaré que nadie te vuelva a llamar bruja. Ni a ti friki, ni a ti... bueno, ¿a ti te gusta lo de guaperas? Imagino que no. Pues igual.- Miré a los otros igual. - Lo siento por vosotros también. Por ese mal rato.- Alargué la mano hacia Mel en señal de saludo o amistad.- ¿Que tal si empezamos de nuevo? O si quieres también puedo buscar un Megáfono y disculparme para que todo el pueblo lo oiga- Dije en broma sonriendo. - O podrías no decir nada y enseñarme a dibujar también. Quizá algún día llegué a hacerlo igual de bien que Diana. Yo solo puedo enseñaros a tocar la guitarra. ¿Que me dices?

Era mi ultimo cartucho. No iba a insistir mas. No quería incluir acoso a mi larga lista de delitos de adolescente.

Un poco confundida por lo que veia decidi acercarme. 

El saludo de Leo me habia asustado al punto de sobresaltarme pero no habia tenido tiempo de hacer mucho mas cuando ya se iba a saludar a la otra pareja. 

Un beso al aire me hizo olvidar lo que habia pasado en mi casa y la ambigua necesidad de contarselo. No, no lo haria. No tenia caso. Ademas era tierno a su manera y me aferré a su actitud devolviendole el beso.

Pero no me iba a quedar alli sola. 

Asi que simplemente me acerque caminando para saludar a todos estando convencida de que evitaria de que Leo se metiera en problemas de nuevo.

Me gusto ver a Mel de aquella manera, bromeando cuando rechazamos su ayuda con las bolsas. La chica necesitaba abrirse, atenazada como siempre estaba por su timidez y sus miedos. Sin embargo, aquello duró poco, pues al salir a relucir el asunto de sus dibujos confesó ensombrecida lo que ya nos temíamos, que había vuelto a soñar algo. Sin embargo, Revok debió decirle que no era el lugar más adecuado, allí en medio de tanta gente, y Mel propuso movernos.

Sí, será lo mejor. -Concordé- Vamos hacia la entrada y...

Sin embargo, en aquel momento alguien se acercó a hablar con Mel, reaccionando ésta de muy mala manera, para mi sorpresa. Incluso se le cayó el cuaderno al suelo, momento en que pude ver lo que había dibujado, con consternación. No me lo podía creer, era como una especie de... sacrificio humano. Una chica de pelo claro sobre algo parecido a un altar, y a su lado alguien encapuchado con un puñal, o algo así. Si eso no era bastante desconcertante, también había un... monstruo, que me recordó la mirada antinaturalmente brillante de aquellos lobos que nos habían atacado en el bosque. ¿Eran capaces de convertirse en eso, o sólo era una coincidencia? ¿El monstruo era símbolo... o era real?

Sólo el chasquear de aquel chico me devolvió a la realidad, asistiendo a algo que se parecía a unas disculpas, una confesión y una declaración de intenciones. Negué con la cabeza, causándole un cosquilleo al rozar mi flequillo la piel de mi frente, cuando cuestionó si me gustaba que me llamasen "guaperas". Desde luego, dependía de quién y cómo lo dijera, pero o me sentía insultado o me daba vergüenza, de modo que no, no me gustaba.

La chica rubia nueva se acercó también, aunque no me quedaba claro si venía con él o era simple casualidad. Su gesto exageradamente alegre me resultó chocante en aquel lugar, un poco fuera de lugar, pero no sería yo quien la juzgase por ello. Bastante detalle era haberse presentado allí. Le devolví el saludo alzando mi cabeza un instante, antes de tomar la palabra en un intento de rebajar la tensión.

Ehm... Lo siento, tío, ahora mismo no recuerdo tu nombre. -Confesé con algo de pudor al chaval, poniendo cara de circunstancias- Han sido unos días algo intensos y no estoy muy centrado. -Me justifiqué, y es que no se trataba únicamente de lo sucedido en la fiesta, sino lo de Tommy, y lo de quienes habían sido mis amigos y ya no lo eran. Muchas emociones en muy poco tiempo. Afortunadamente, la vida me había regalado a Diana, sin cuyo apoyo no sabía cómo podría estar aguantando todo aquello- No te ofendas, pero me da la impresión de que el problema es que hablas antes de pensar. Y no lo digo por mal, al contrario. Por aquí abundan defectos mucho peores. Pero pareces honesto y sin mala intención. -Confesé al chaval, aunque aquello era únicamente una impresión mía- En fin, igual tampoco era éste, precisamente, el mejor sitio para hacer ésto, en medio de una vigilia por las víctimas de nuestra comunidad, pero una disculpa es una disculpa. -Afirmé, intentando templar los ánimos y mediar un poco. Miré a Mel durante unos instantes- Mel ha tenido que aguantar mucho durante mucho tiempo, y somos muchos también quienes hemos mirado hacia otro lado y no hemos estado a la altura. -Admití, con lástima por ella pero también arrepentido por mis actos, y falta de ellos. De hecho, no pude sostener su mirada un instante más y volví a encarar al chico- En fin, ésto es asunto de ella y en lo que decida tiene todo mi apoyo. Pero, si a ella le parece bien, vamos a ir a la parte delantera a repartir algunas cosas. Diana y yo hemos cogido velas, agua, unos libros de dedicatorias para las familias de los fallecidos... Ese tipo de cosas. Si Mel está de acuerdo, podrías... Podríais venir con nosotros. -Me corregí en el último instante, incluyendo a ¿Rylee?

Ví la escena tan perplejo como David-No tengo ni puta idea tío, pero mira la rubia, pasa de Leo, algo raro ha pasado entre ellos ¡coño! ¿has visto cómo ha volado Leo entre la gente?-comenté extrañado. La situación era totalmente diferente a la de ésta mañana. Rylee se había mantenido distante, como si ya no fuesen pareja y Leo se había esfumado.

Centré de nuevo mi atención hacia la "extraña pareja", Jay junto con Diana habían aparecido y estaban saludando a Mel y Revok cordialmente cuando Leo surge de nuevo de entre la gente dándole un susto de muerte a Mel haciendo que se le caiga una carpeta-Joder Leo, tienes la misma delicadeza de una lija-dije echándome la mano a la frente y negando con la cabeza en respuesta a las palabras de David-Venga vamos para allá e intentemos arreglarlo antes de que Leo la vuelva a joder más todavía-dije apretando la mandíbula mientras cruzaba la marea de gente hasta el lugar donde se encontraban con David a mi lado.

-Buenas noches señor Revok, Mel, gente-dije en rápida sucesión y alargando la mano al bibliotecario intentando darle el mejor y más fuerte aprentón de manos de mi vida mientras lanzaba una mirada reprobatoria a Leo-Qué, Leo ¿otra vez liándola no?-le pregunté intentando quitarle hierro al asunto y sonriendo a los presentes a modo de disculpa-Perdonadle, me da amí que despues de la metedura de pata de ésta mañana debe de estar nervioso ¿verdad Leo?-miré por un momento a Mel sonriendo para luego clavarle el codo en las costillas a Leo-La próxima vez tómate una Tila o algo tío-le susurré mostrando mi amistosa sonrisa.

Miré a la gran multitud allí reunida-Vaya, mucha gente ¿verdad? la ciudad se ha volcado con la tragedia, las familias se sentirán muy arropadas-dije con un tono más serio y solemne, no estaba acostumbrado a socializar de esa manera, seguramente lo estaría haciendo como una mierda, pero en ese momento no se me ocurrió nada mejor, además sumando la cagada de Leo, no mejoraba la situación precisamente.

Ya no estaria sola y podia sentirme util. Estaba Leo y los demas, claro que queria ir.

Ademas el drama novelesco que se vislumbraba no terminaba de entenderlo. Me encogi de hombros y me alegre de acompañarles. 

- Gracias! Dije con un sonrisa.

Leo estaba muy calladoy eso me intrigaba. Sabria algo de mi ..... no! no era posible.

Mel había comenzado a responder a la pregunta de Jayden cuando el bibliotecario le susurró al oído, deteniendo su relato para animarnos a continuar caminando. Aquel tipo actuaba de forma muy extraña, ¿acaso no podía haber dicho eso para todos? No sabía qué pasaba ahí, pero pensaba averiguarlo.

No en ese momento, claro, y es que por rara que me pareciera la actitud de Revok no le faltaba razón, cosa en la que Jay también estuvo de acuerdo, y todos emprendimos el camino hacia la parte delantera. Sin embargo, pronto nos vimos obligados a detenernos de nuevo, pues el chico con el que Melissa había tenido aquel encontronazo en el Simone’s apareció queriendo hablar con ella.

Mi amiga soltó su cuaderno al sobresaltarse por el saludo del chico, permitiéndonos ver durante unos breves instantes lo que había dibujado al despertarse. Mel en seguida lo recogió, demostrando su enfado de una manera inusitada y enfrentándose a aquel chico, mientras Jayden y yo nos manteníamos en un segundo plano.

Al darle la palabra Melissa, nuestro compañero obedeció y dijo cuanto tenía que decir. Y tenía mucho que soltar por lo visto. Su vida tampoco había sido fácil, dejando claro entre otras cosas que no le gustaban las etiquetas y que lo sucedido antes había sido un malentendido. También hizo una declaración de intenciones en las que nos involucraba a Jayden y a mí, afirmando que no dejaría que nadie se metiera con nosotros.

Mi mente se dividía entre el dibujo y lo que sucedía frente a mí. No podía evitar tratar de analizar aquella lámina mientras escuchaba a quienes hablaban, pero lo que aquel chaval decía me pareció sincero. Puede que sólo fuera un metepatas, o que tuviera mala suerte, y ya está. Jayden intervino tras él, justo cuando llegaba otra de las nuevas compañeras de clase, a quien saludé con un ligero gesto con mi cabeza; ya que tenía las manos ocupadas.

Tras escuchar las palabras de Jayden, concluí que no tenía nada que añadir, y es que había expresado perfectamente lo que yo misma pensaba. A punto estuve de dejar escapar una sonrisa escuchándole, viendo cómo dejaba entrever muchas de sus virtudes, pero no era el momento y la guardé para mí.

No tenía nada más que decirle a aquel chico, pero quería dejarle claro lo que pensaba. Miré a Melissa un instante y me dirigí a él.

- Ten, no pesa mucho. – le dije pasándole una de las bolsas que llevaba, incluso antes de que aceptara venir. Conocía a Melissa, y estaba convencida de que no le parecería mal después de todo lo que el chico había contado. – Deberíamos darnos prisa, cada vez hay más gente. - comenté en general, esperando que estuvieran de acuerdo en ponernos en marcha.

Miraba al joven entre enfadada y sorprendida. Me mantenía firme aferrada a mi cuaderno de dibujo mientras sentía el dedo de Revok acariciando y masajeando mi cuello. Eso me causaba un efecto relajante a la par que extraño. Mantenía la mirada clavada en el chico que, por Dios! Cuantas palabras por segundo era capaz de decir!, no paraba de hablar.

De disculpas pasó a contarnos lo "malvado" que había sido, para luego meterse con Diana y Jay. Tensé mi cuerpo y fruncí aún más el ceño cuando le escuché llamarle aquello a Diana. "La friky", lo que nos faltaba ya. En ese mismo instante sentí como Revok ejercía presión con su pulgar en mi cuello y me atraía hacia él levemente para seguir, segundos después, con aquel pequeño masaje.

Pero cuando comenzó a decir que sabía lo que era llevar una etiqueta y que te machacasen con ella, agaché la cabeza y miré al suelo. Le estaba prejuzgando, tal y como hacían conmigo. Sentí mis mejillas ruborizarse y era incapaz de alzar la cabeza en ese estado. Además, quizás no estuviesen tan equivocados con aquello de llamarme "bruja". Su paso atrás, su declaración de intenciones y sus bromas por tratar de suavizar las cosas, lograron hacer que aquel cabreo inicial se esfumasen por completo. Pero sin enfado solo quedaba mi timidez y... eran demasiados ya como para que pudiese articular palabra alguna.

Estaban Diana, Jay, Revok, con quienes podía hablar no sin cierta timidez por estar los tres juntos, luego el chico este, del cual aún no sabía su nombre... un completo desconocido y la niña rubia con aquella sonrisa... Un momento! Cuando apareció esta cría? La verdad es que no aparentaba más de ¿14 años? Sin alzar la cabeza miraba la mano del chico, quería estrecharla y decirle "Hola, soy Melissa Von Braun, pero prefiero que me llamen Mel, ¿cómo te llamas?", con una amplia sonrisa y seguridad en cada una de mis palabras. Pero mi boca permanecía cerrada y mi rostro sonrojado. Lo sabía, sentía el calor...

Por fortuna, Jay respondió rápido a las palabras del chico, tratando de rebajar la tensión existente. Lo cierto es que Diana había tenido suerte con él y, bueno... quizás también me equivoqué con Jayden pensando que era un capullo igual que sus amigotes. Pero en sus palabras leí su arrepentimiento por su comportamiento previo. Mi cuerpo tembló dándome cuenta en ese instante de como estaba cambiando mi mundo a marchas forzadas, sentí flaquear mis piernas durante un segundo. La mano de Revok cruzó por mi cintura al sentirme así de nerviosa: "- Tranquila, estás entre amigos" - Me susurró para luego besarme en cabello con gesto protector.

Su gesto me hizo ponerme más nerviosa, preguntándome que pensarían todos del trato que me daba el "gruñón del bibliotecario con mirada de psicópata". Mietras Jay seguía hablando el joven mantenía su mano extendida hacia mí, gesto que aprovechó Diana para colocarle una de las bolsas que llevaba e invitarle a acompañarnos a dejar todo dispuesto un poco más alante. Pero parecía que aquella no era la noche que todos esperábamos tener...

De la nada, surgieron dos chicos que reconocí del Simone's. No sabía sus nombres pero estaba segura de que no tardaría en averiguarlos.

Jason Miller

 

-Buenas noches señor Revok, Mel, gente-dije en rápida sucesión y alargando la mano al bibliotecario intentando darle el mejor y más fuerte aprentón de manos de mi vida mientras lanzaba una mirada reprobatoria a Leo-Qué, Leo ¿otra vez liándola no?-le pregunté intentando quitarle hierro al asunto y sonriendo a los presentes a modo de disculpa-Perdonadle, me da amí que despues de la metedura de pata de ésta mañana debe de estar nervioso ¿verdad Leo?-miré por un momento a Mel sonriendo para luego clavarle el codo en las costillas a Leo-La próxima vez tómate una Tila o algo tío-le susurré mostrando mi amistosa sonrisa.

Miré a la gran multitud allí reunida-Vaya, mucha gente ¿verdad? la ciudad se ha volcado con la tragedia, las familias se sentirán muy arropadas-dije con un tono más serio y solemne, no estaba acostumbrado a socializar de esa manera, seguramente lo estaría haciendo como una mierda, pero en ese momento no se me ocurrió nada mejor, además sumando la cagada de Leo, no mejoraba la situación precisamente.

Darryl permanecía en silencio, como si estuviese en la biblioteca, mirando a unos y a otros según hablabais. Si bien es cierto que le lanzó una auténtica mirada de ira contenida a Leo con el inicio de su charla, supo guardar la compostura y se dedicó simplemente a apoyar y proteger a la tímida joven que buscaba, voluntaria o involuntariamente, refugio y protección en sus brazos.

Pero fue cuando Jay habló, cuando sintió como Mel perdía fuerzas de golpe... se escurría de su mano que no dejaba de acariciar su suave cuello. Revok no dudó en agarrarla por la cintura para evitar que terminase en el suelo por aquella flojera que la había entrado a causa de los nervios y trató de calmarma susurrándola al oído y besando su cabello luego. No le gustaba nada dar esas muestras de afecto hacia la joven en público, precisamente por el tema que estaban tratando: etiquetas. Pero sentía que la joven necesitaba ese apoyo, su apoyo en ese momento.

Cuando creía que iban a moverse, el joven hijo de los Miller apareció con otro chico nuevo en Hill Valley. El bibliotecario le recordó del Simone's, pero poco más. Al ver que Jason lanzaba la mano hacia él en modo de saludo, Revok liberó la cintura de Mel y tomo la mano del joven, la cual estrechó con fuerza y firmeza, la misma que le transmitió el adolescente en el apretón. No dijo nada, pero se sonrió al ver para que se había acercado a ellos. Sin duda para salvar el culo de su amigo Leo. Mientras David saludaba con la mano a todos, con cara de "no ha sido cosa mía".

- ¿Ya estamos todos? - preguntó con aquel tono gruñón suyo. - Como dice la señorita Avery, esto esta cada vez más concurrido y seguro que las cajas que lleva el joven Garlan pesan, al menos para estar parados. Iré abriendo paso hacia la entrada... - Añadió al final, liberando a Mel un poco de su halo protector y abriendo paso entre la gente para que pudieseis llegar a vuestro destino sin problemas.

El lugar estaba atestado de gente, pero aun así, aún apareció un conocido más antes de que pudiéramos ponernos por fin en marcha. Se trataba de Jason, a quien saludé con un gesto de cabeza, justo antes de que volviera a remover un tema que ya parecía zanjado; haciendo así que mirara en seguida a Melissa, queriendo dedicar a esta un gesto de consuelo de ser necesario.

Volví a ver entonces a Revok demasiado cariñoso con ella, y no pude evitar sentir aversión ante aquella imagen. ¿Estaría aquel hombre aprovechándose de la buena fe de mi amiga? Mel parecía sentirse cómoda con él, y había demostrado tener carácter cuando era necesario, pero no terminaba de estar tranquila con lo que fuera que estaba pasando entre ellos dos.

Tengo que hablar pronto con ella sin falta.

- Sí, pesan un poco… - comenté tras las palabras del bibliotecario, quien al menos nos animaba a ponernos a caminar de una vez por todas, y es que no parecía haber manera de llegar a la parte delantera. - ¿Podrías llevar la bolsa o la caja, Jason? – le pedí, queriendo liberar a Jayden de parte de la carga que llevaba, desviando después mi mirada hacia este para dedicarle una cómplice sonrisa.

Me pondría en marcha justo después, sosteniendo la mano de Jay si finalmente se libraba de parte del peso que llevaba, o deseando coger su mano en caso contrario.

Parecía que habíamos llegado en el momento justo antes de que Leo volviese a joderla del todo, aunque por suerte Jay y Diana que ya estaban previamente, habían conseguido rebajar la tensión entre ellos y el bibliotecario aunque serio, se mantenía en su sitio sin rostro hostil.

Revok me apretó la mano con fuerza y casí noté crujir mis articulaciones con la presión, pero por suerte aguanté el tipo y él permaneció con su aire protector sobre Mel, sin duda algún tipo de relación entre ellos existía eso estaba claro aunque desconocía totalmente cuál sería, al Menos la chica se sentía segura con su compañía, pero eso no conseguía barrer de mi mente la pregunta de si Revok buscaba algo más oscuro al final tras ganarse la confianza de Mel, que todos los institutos tiene su cupo de degenerados.

Miré al hombre y asentí en silencio-Éste es David Cross, recién llegado-comenté para que todos supiesen quién era, para luego dejar intervenir a Diana ya que iban cargados con cajas y bolsas.

Cita:

-¡Si, claro!-respondí al instante acercándome a Jay-Déjame la caja anda, que parece que esa vena de la sien te va a estallar-comenté con una breve sonrisa para coger la caja, en efecto pesaba, pero nada que mis flacuchos brazos no pudieran soportar, eso si, esperaba que no fuera durante mucho tiempo o si no terminaría con los brazos tan estirados como el de los 4 Fantásticos.

Cita:

-Gracias señor Revok-respondí asintiendo mientras nos colocábamos casi en fila india, en efecto la acumulación de gente aumentaba y me empezaba a agobiar cosa mala-Vamos David, que esto empieza a ponerse insoportable de gente-dije por lo bajo torciendo un poco el gesto, mis niveles de aguante social multitudinario estaban llegando al límite. Acto seguido, acomodé mis manos a los extremos de la caja, la apoyé contra mi pecho para repartir mejor el peso y esperé a que Revok nos abriese camino.

Entre las conversaciones, las cajas y la gente que llegaba me senti un poco perdida.

Incluso Leo estaba extrañamente muy callado y eso me puso un poco mas nerviosa asi que desde atras espere a que el grupo se pusiera en marcha para seguirle. 

Era mejor no llamar mucho la atencion, habia cierta tension en el aire que no me resultaba de todo agradable pero tampoco queria quedarme alli y no conocia a mucha mas gente. 

Debi quedarme en casa.

Parecía que nos íbamos a poner en marcha, cuando más gente se unió a nosotros. Jason y el otro chico, uno nuevo, que se mantenía apartado y en silencio. Jason no tardó en intentar echar a Leo un cable que quizás no necesitase ya, en realidad. Puede que fuera brutalmente tosco en su forma de hablar, pero el fondo de sus palabras era lo que importaba, y eso había logrado mostrarlo. Desgraciadamente, yo ya había convivido con gente que sabía elegir muy bien sus palabras, para hacer daño con ellas.

No pude evitar fijarme nuevamente en los gestos del bibliotecario hacia Mel. Era cierto que la chica lo pasaba tan mal que necesitaba todo el apoyo del mundo, pero el rollo que se traían esos dos era... raro. Pero oye, si a ella la ayudaba, ¿quién era yo para decir nada?

Gracias, tío. Coge la de arriba, con una cada uno iremos bien. -Le indiqué a Jason, agradecido de librarme de la mitad del peso sobre mi hombro, y es que entre las dos cajas de agua ya empezaba a doler, sobre todo quedándonos allí parados- Encantado, David. Yo soy Jayden Garlan. -Me presenté, dejando la bolsa en el suelo un instante para ofrecerle mi mano- ¿Vamos? Nos dirigíamos a la parte delantera, a repartir velas, agua, y colocar unos cuadernos de dedicatorias para las familias de los fallecidos. -Les comenté, esperando que al fin nos pusiéramos en marcha.

Tal y como dijo, Revok os abrió paso entre la gente, hasta el punto en el cual alguien le dio el alto.

- Lo siento, señor. Salvo que sea una visita "especial", no puede pasar de aquí. Necesitamos la entrada del hospital lo más despejada posible de gente. Estar en medio solo dificultará las urgencias médicas o el paso de los profesionales al edificio. - Le dijo con voz seria al bibliotecario. Luego os miró a los demás.

- ¿Van con usted, señor? - Preguntó serio. - Lo siento chicos. El horario de visitas se terminó hace más de una hora y no podéis estar aquí en medio. Quizás encontréis algo de sitio en ese lateral. - Os indicó señalando con la cabeza uno de los lados junto a la entrada. - O puede que alguna ya deba estar en la cama durmiendo. - Añadió cuando vio a Rylee asomarse para ver que pasaba. - Sea como sea, circulad, aquí no se puede estar.

Revok fue a responderle. Por su mirada se diría que no de muy buenas maneras, pero Mel le cogió de la mano y apretó levemente con la suya. El bibliotecario miró a la joven para caminar hacia el lugar señalado por el agente.

Estábamos llegando a la entrada del hospital, cuando un ayudante del Sheriff nos abordó, indicándole al señor Revok que no podíamos pasar. Sus explicaciones me parecieron coherentes, e incluso me pareció raro no ver más policías allí controlando el evento. No estaba avisado a las autoridades ni se esperaba una afluencia como la que estaba teniendo.

Disculpe, agente... O, bueno, ¿ayudante? -Pregunté con serías dudas, no queriendo llamarle de un modo incorrecto- Verá, le pido disculpas por las molestias. Nuestra intención era celebrar una sencilla vigilia por las víctimas. Creíamos que sólo vendrían unos pocos chicos del instituto, y esto se nos ha ido de las manos. -Admití con bastante pudor y agobio- ¿Podría indicarnos los límites de la zona que debe quedar libre? Intentaremos organizar a la gente como buenamente podamos para no entorpecer el buen funcionamiento del hospital. Vamos a repartir agua, velas y alguna cosa más, y a disponer unos cuadernos de recordatorios para las familias de los fallecidos. Si nos indica el mejor lugar para ponerlo, nosotros nos encargaremos de lo demás. ¿Le parece bien?

Mel no dijo nada, pero tampoco hizo mucha falta.

Su cabeza baja y su mirada esquiva me dijeron mucho mas. ¿Había aceptado las disculpas? Puede que si. Tampoco daba señales de que no, pero dada su bravuconería inicial, su silencio me pareció suficiente. Sonreí medio satisfecho de que, por lo menos, no habría tan mal royo si entraba en la ComicCon buscando un aseo.

Mi mano seguía allí, como una hoja en otoño que amenazaba con caerse de la rama, pero Diana fue mas rápida y hábil poniendo entre ellas la bolsa con las cosas de la vigilia. - Gracias- La susurré sin palabras, solo moviendo los labios.

-Leonard  T. Moulton- Me presenté recogiendo las cosas y mirándolos a todos con esa expresión medio payasil- No os diré que la T es de Tiberius porque os reiríais de mi.

Al fin vi a cercarse a Rylee y a Jason. Ella tenía la expresión algo compungida. Suponía que se preocupaba por mi ya que la disculpa no creo que la llegara a oir, al final. - Hey, Pincess.- Dije arrimándome a ella y dándola un pequeño empellón con el hombro  a modo de broma.- Creía que no te me acercarías nunca mas. ¿Que tal en casa? ningún problema, espero...- No le dí demasiada importancia. Si estaba allí era que todo iba bien. Suponía que si algo pasaba me lo contaría.

-A Wild Jason Apeared!- Dije a mi amigo. - Tio, te han confundido con la mula de carga!- Reí cuando recogía los paquetes.- Será por la cara- Bromeé.

Seguimos Jayden hasta la entrada del hospital cuando nos encontramos al ayudante de policía subnormal. Parecía de esos que las pompas de chicle las hacían hacia adentro.

-Pero bueno, tio, ¿que pasa? - grité desde atrás de Jayden y el bibliotecario. -Que esto pesa, ¿sabe?- Señalé con la vista la caja de Jason. Total, yo llevaba una bolsa que tampoco era para tanto.

Pero desde luego, sabiendo que había muerto un compañero de instituto, y a otra la iban a desconectar o algo así... Sabiendo que se había organizado una vigilia... Vale, yo entendía lo de la mierda esa de no a taponar la entrada del hospital. Joder, ¿para eso no está la puerta de urgencias? No lo habían previsto

Incompetencia policial viendo a ese zampa-Donuts.

Como no nos indicaran pronto la zona de "descarga" se me iban a hinchar las pelotas tamaño picadura de avispa. ¿A que me cago aquí mismo? Joder, tio, tranquilízate, que intentas demostrar a Mel que no eres peligroso.

Puse los ojos en blanco mientras bufaba y escuchaba las palabras educadas de Jayden. Dios, como coja un megáfono... Pensé mientras miraba a mi alrededor a ver si algún pardillo tenía alguno por ahí que me pudiera prestar. ¿Que? Pensáis que es para mi ¿no? Nah, es para Jayden que seguro que quiere decir unas palabritas...

Al pasarle la bolsa a Leonard, este me dio las gracias, tan sólo moviendo los labios. El chico era demasiado impetuoso, pero no me daba la impresión de que fuera mala persona, y parecía dispuesto a mejorar aquellas meteduras de pata. Al presentarse mis ojos se abrieron como platos, convencida de que en otras circunstancias directamente me habría reído, y es que me había resultado curioso el que ambos tuviéramos un segundo nombre horrible.

- Diana M. Avery, y yo si que no te diré lo que significa la M. – dije con media sonrisa, ofreciéndole mi mano.

Cuando Jason se acercó, lo había hecho junto a David, pero no me di cuenta de ello hasta que el chico nos lo presentó; con tanta gente allí era fácil despistarse.

- Nos lo presentaron en clase. – aclaré a Jason, antes de mirar a David. - Tus padres eran programadores, ¿no? – comenté pensando en lo guay que tenía que ser eso, ofreciéndole mi mano libre. – Mi nombre es Diana, encantada.

Jason accedió a mi petición de ayuda con entusiasmo, y cargando una de las cajas que llevaba Jay nos pusimos al fin en marcha, abriéndonos paso Revok. Sin embargo, poco antes de llegar a la parte delantera del hospital un agente nos detuvo, al parecer no podíamos instalarnos tan cerca de la puerta; pero al menos nos daba otras alternativas.

Aunque ese comentario sobre Rylee sobra…

Jayden se disculpó por el revuelvo que se había formado y pidió más indicaciones sobre dónde podíamos ponernos, explicándole al agente lo que pretendíamos. Esperábamos a que este respondiera cuando escuché bufar a Leonard, quien ya se había quejado segundos antes.

- Shhhh, no nos van a dejar poner los libros y lo demás como montemos jaleo. – le dije en voz baja, esperando que el agente no pusiera pegas a Jayden.

Marchábamos en fila india tras el bibliotecario al igual que un grupo de sherpas cuando un madero nos dió el alto y nos prohibió el paso, Revok puso cara de pocos amigos pero Mel consiguió conterle, joder estos dos parecían la Bella y la Bestia solo que Revok tenía mucho menos pelo. Por mi parte yo ya había tenido bastante contacto con las fuerzas de la ley durante ese día como para aguantar más mierda, estuve a punto de soltarle una bordería al madero, pero me mordí la lengua, ser el centro de atención ahora mismo y montar un pollo en la concetración sería una soberana gilipollez, así que mantuve el pico cerrado y Jay intervino con una actitud mucho más calmada y civilizada buscando un sitio para dejar nuestras cosas.

Mientras nos intentábamos organizar, Leo comenzó con sus chorradas, aunque al menos ésya vez no metía la pata, del todo-Por lo menos no llevo el pelo como si me hubiese lamido una vaca, capullo. Anda venga, haz algo productivo por la humanidad y echa una mano, ya hablarás con tu rubia luego-le dije guiñando un ojo brevemente. No sé que se tendrían ambos entre manos, pero Rylee no estaba tan dispuesta y feliz como antes.

Coloqué lo mejor que pude la caja para no estorbar y comencé a sacar las cosas, organizándome con Diana y Jay, por un momento me quedé mirando al bibliotecario-Señor Revok, no se queme, ese madero no tiene ni puñetera idea, siempre con la ley por delante sin pensar en el ciudadano, partirle la cara sería un placer, pero en el calabozo se pasa frío-no pretendía ni por asomo trabar amistad con él, pero suavizar las cosas entre él y nosotros nos traería más beneficios que problemas-¿Tiene sed señor? ¿y tú Mel?-pregunté con una de las botellas de agua en la mano, si reusaban yo mismo le daría un trago, desde que había salido de casa no había tomado nada y empezaba a sentir como la boca se convertía en una alpargata.

De momento no sabia bien que decir, que hacer, que cargar o donde ponerme. Un poco torpe segui a todos. Nerviosa correspondi el saludo de Leo. 

- Todo bien en casa! Dije cortante. 

Y me alegre de poder dejarlo asi. Ya en la entrada ese guardia de poca monta me hizo enojar.

¿Que acaso tenia cara de bebe?

Pero no dije nada para no montar una escena o perjudicar a los demas. Asi que me limite a ayudar como pude.

Jason tenia razon. Era la rubia de Leo y me aferre a ese sentimiento. 

El agente se sonrió al ver que Revok se marchaba sin decir nada. Sabía de su mal carácter y para él fue una clara victoria sobre el bibliotecario. Orgulloso por ello, sacó algo de tabaco de mascar y se lo metió en la boca, creyendo que todos seguirían al "viejo". Pero se encontró a Jay de frente hablándole y excusándose por todo aquello que se había montado.

- Ayudante está bien. - Respondió a Jay señalando su placa y poniendo sus manos sobre el cinturón y adoptando una postura un tanto chulesca después. - ¿Así que por tu culpa estamos hoy todos de servicio... de nuevo? - Preguntó el hombre a Jay. - Como no tuvimos suficiente con la fiesta en el bosque... - Miró hacia un lado y escupió algo de saliva. - ¿El límite? Es este. Donde estoy yo y en cuanto vuelvan pillar algo para cenar, mis compañeros... - Señaló a ambos lados, dando a entender que él mismo era la última línea de paso. - En cuanto a donde poner las cosas, el abuelo lo ha entendido a la primera. Solo tienes que seguirle.

Revok se giró al escuchar aquellas palabras y Mel, que caminaba detrás suyo, le abrazó por la espalda y le empujó hacia delante, evitando que el hombre se detuviese y dijese algo al payaso del ayudante.