Partida Rol por web

- No, no debe faltarnos mucho. De echo el rastro es que seguimos es bastante reciente... - Alain guarda silencio un segundo mientras un punto en la distancia. Desde vuestra altura veis el fondo del cañón que forman las montañas, y allí abajo hay un grupo de personas. Son cuatro en total, dos hombres, una mujer y un niño. No parecen darse cuenta de vuestra presencia cuando una sombra cubre el sol y pasa volando cerca de vosotros, tan rápido que el viento que arrastra con ella os despeina. Se trata de un ave gigantesca que baja en vuelo rasante hacia el grupo de desprevenidos viajeros. Oyes unos gritos cuando el ave llega hasta el grupo y ves que empieza a remontar el vuelo con algo enganchado en sus patas. Se trata del niño...

Avanzáis por el pedregoso sendero siguiendo el rastro cuando en cuestión de segundos una sombra cubre el sol y algo enorme, una criatura alada y de vivos colores os arrolla desde el aire. Los gritos de dolor de Ralph empiezan a escucharse. La enorme criatura ha clavado sus garras en los hombros del mediano y empieza a levantar el vuelo, llevándose a su presa hacia las alturas.

- Raaaaalph, nooo! - Lilly grita histérica al ver cómo el ave se lleva a su canijo compañero y rápidamente saca una daga y la tira con todas sus fuerzas para intentar impactar en el animal. Pero el lanzamiento carece del impulso necesario para pillar la altura que está cogiendo el ave.

El camino es largo y cansado, y así mi bastón se transforma en mi mejor sustento para soportar lo que parece para el resto simple ejercicio habitual como es caminar largos tiempos sin nada en absoluto que hacer que resulte coherente, más allá de poner un pie detrás del otro. Minutos, o quizá horas o días, el tiempo pasa y siento como si me mantuviera fuera de la mismísima corriente, un pie detrás de otro.

Y de repente, un presagio se hace real, y lo que Ralph hubiera mencionado como broma se transforma en un abrir y cerrar de ojos en una enorme criatura agarrándolo y alzándolo. A mi lado, la chica gato actúa de manera impulsiva lanzando un cuchillo, pero la fuerza de sus músculos no es suficiente. Sin embargo, hay otras fuerzas en este mundo aparte de la física, y con la misma velocidad que ha reaccionado ella actúo yo. Mis ataques no podrán alcanzar la criatura, pero hay un conjuro que, si bien no causará su liberación, sí que podría otorgarle una oportunidad al menos.

-¡Ralph, aguanta! -El corazón bombea sangre con gran potencia por todo mi cuerpo, desperezándome de la caminata. El conjuro es todo un éxito, y no hay oportunidad de fallo para acertar al mediano en vez de al enorme ave. Ahora solo es cuestión de ver si la criatura es capaz de resistir o sucumbe a los efectos. -Lilly, me superas en mucho en esto, ¿crees que puedes rastrear a la criatura?

Mientras caminábamos note que Alain se quedaba quieto, hice lo mismo y lo que paso después me tomó completamente desprevenido.

Aquel gigantesco pájaro bajó en picado para llevarse al niño que iba con la pequeña comitiva de viajeros y al estar en las montañas se nos hacía imposible seguirlo a caballo.

Desee tener un arco, ya que arrojar el mandoble desde allí sería igual a perderlo en vano, por lo cual solo pude observar impotente la escena...

- ¡¡Pero qué...!!- Todo el grupo reacciona igual de rápido. Loto tomó a Anturio y tensó una flecha. Guiñó el ojo izquierdo sin arrugar un ápice su terso rostro, mantuvo la flecha tensada en lo que logró tener a tiro al enorme ave y soltó la cuerda.

¡Pfffffiiiiuu!

- ¡Vamos Lilly!- El grácil elfo salió corriendo con el magnífico arco-arpa en la mano en pos del pajarraco que se llevaba al amigo de Lilly. 

El conjuro de Hollan, ejecutado a la perfección, no deja ninguna posibilidad de resistencia al gigantesco roc. Al instante su vuelo se vuelve torpe y lento, momento en el que Loto aprovecha que todavía sigue entro del alcance de Anturio para tensar una flecha y disparar. El proyectil describe un vuelo certero y termina atravesando y rasgando el ala derecha del ave. Con el ala rasgada el roc comienza a caer aparatosamente y se estrella finalmente contra el suelo.

Lilly sale corriendo detrás de Loto. Aunque el roc ha sido derribado, no está muerto y podéis observar cómo se mueve. A lo lejos veis, cómo desde las montañas, dos hombres bajan corriendo en dirección donde está el roc con Ralph. Ambos enfundados en pesadas y brillantes armaduras...

El enorme pájaro parece tener dificultades en elevar el vuelo, momento que aprovecha uno de los hombres para dispararle una flecha. El proyectil rasga el ala de la criatura y ésta comienza a descender aparatosamente hasta que se estrella en las colinas, a medio camino entre vosotros y los viajeros del fondo del paso. Éstos comienzan a correr para alcanzar al pájaro y, conforme se acercan, varios detalles se te van revelando. La mujer está cubierta de pelo por todo el cuerpo y su cara tiene rasgos gatunos, quedando bastante claro que se trata de una mujer felina. Los movimientos del hombre que ha disparado el arco son muy ligeros y gráciles, sus orejas picudas y sus rasgos delicados. Se trata de un elfo.

- Dioses, debemos ayudarle o se lo comerá, literalmente! - dice Alain sin prestar más atención a los viajeros, al tiempo que se baja de su montura y comienza a correr en dirección donde ha caído la criatura con su presa.

La sombra mágica se alza y golpea al enorme ave roc, horrible pájaro capaz de llevarse una res entera para alimentarla a sus vástagos, creadora de tormentas, azote de gigantes, hija de deidades y otra enorme sarta de leyendas sobre esos animales, cuyo concepto teórico era muy bonito hasta encontrarlo en el mundo real y más atacando a un compañero mío, y quién sabe si podría haber sido a mí mismo. Tras mi conjuro, y me gusta considerar que gracias a él, el elfo proyecta una flecha y golpea en el ala de la criatura, lo que causa todo ello que el roc inicie un vuelo descendente cuya conclusión lógica es únicamente una: Chocar contra el suelo tras precipitarse a gran velocidad.

-¡Yo... os sigo! -Alcanzo a gritar al ver a los otros dos corriendo ya varios metros por delante mía, e inicio yo mismo tal ejercicio tras pelearme un instante con mis ropajes y el bastón, y solo puedo alegrarme de no llevar encima la túnica habitual de mago que no haría sino impedirme dar cuatro pasos rápidos sin tropezar. Solo espero llegar a tiempo y que esos caballeros que hemos visto a lo lejos no hayan tenido oportunidad de hacer nada, si es que su interés es el que creo, o podemos tenderles una emboscada de algún tipo... Aunque a mi ritmo, mucho lo dudo.

La visión de los hombres en armadura extrañó al bardo. ¿Casualidad? No podía ser.Nunca le había gustado correr. Enseguida la boca se le volvía pastosa y el corazón le latía desbocado. Estaba claro que Lilly llegaría la primera. Sólo esperaba llegar a tiempo para prestarle su ayuda.

La flecha del que nos damos cuenta de que es un elfo impacta de una forma asombrosa a aquel enorme pájaro, momento que aprovechamos para comenzar a correr hacía aquel lugar, teniendo que dejar las monturas para alcanzar las rocas, aunque les doy tirón en las riendas para que nos sigan aunque sea de lejos.

Mientras vamos avanzando hasta aquella criatura ya voy poniendo las manos en el mandoble.

Llegáis todos más o menos a la vez. El gigantesco roc no para de acosar a su presa, lanzando zarpazos y picotazos al pobre Ralph que está tirado en el suelo, casi sin poder defenderse, gritando de anogía. Las múltiples heridas lo tienen bañado en sangre, siendo las de la cara las más impactantes pues tiene la carne tiene prácticamente desgarrada.

De los dos hombres que acaban de aparecer, reconoces a uno de ellos al instante.

Se trata del caballero Alain Tyrrel, Buscador de las Malas Artes de Barataria, uno de los altos cargos dentro de su orden. Mano derecha y hombre de confianza de la Caballero Comandante de los Buscadores Melina Travis.

Él no parece que te haya reconocido.

Avanzo a paso rápido, más lento que mis compañeros pero constante, hasta llegar al claro donde el ave ha caido y Ralph se encuentra agazapado, protegiéndose de los picotazos y los garrazos de la monstruosa criatura. Sin embargo, mi primera y la segunda mirada van para los dos caballeros, que me causan el estupor y el detenimiento de mi paso. Pero Ralph nos necesita, y como ambos están demasiado cerca como para una onda atronadora, por ser posible impactar al mediano, avanzo unos pasos agitando los brazos en alto.

-¡Eh, eh, ave Roc, no te queremos aquí, márchate, no hay comida para ti en él! -No me detengo en los gestos de llamada de atención, pero sí me vuelvo hacia los caballeros. -¡Son caballeros, ¿no?! ¡Hagan algo, por favor!

Al ver que llegábamos a donde estaba aquel enorme pajarraco, note que había varias personas que iban a ayudar a su compañero aunque este parecía estar agonizando.

-Maldita ave del demonio, buscate un rival de tu tamaño!- dije mientras comenzaba a emanar una luz divina alrededor de mi cuerpo, luz que llamaba la atención de aquella criatura, siendo esto malo o bueno, sin embargo la criatura no parecía darme importancia, por lo cual tomé con fuerza el mandoble buscando partirle el cuello de un golpe.

Mientras corría torpemente tras Lilly, Loto pensaba que no daría la talla en un combate cuerpo a cuerpo con aquella bestia. Si algo había aprendido de las arañas era eso, precisamente. Frenó en seco, derrapando sobre la arena del camino mientras tomaba otra de sus flechas. Empezaba a sudar y el pelo, largo y sedoso, se le pegaba a la frente. No podía permitir que otro compañero de la dulce Lilly muriera de esta manera tan horrible.

¡¡Pfffffiiiiiiiiiiuuuuuuuuuuuuuu!!

- ¡Eh!¡Fuera!¡Fuera!- Agitaba los brazos buscando el reflejo del sol sobre el brillo rojizo de Anturio para hacerlo más impresionante.-¡Suéltalo o te comerás otra!