Partida Rol por web

Tal cómo había imaginado aquel sujeto parece ser más de lo que el grupo puede enfrentar, pero no había otra opción, no los dejaría escapar.  Ixen encaró a su enemigo y abrió la boca para lanzar una llamarada sobe su objetivo

Las fauces de Ixen exhalan un peligroso aliento de fuego que el rival es incapaz de evitar, sufriendo varias quemaduras por su cuerpo, que le arrancan un grito de dolor.

Elnaemil vuelve a sacar una flecha de su carcaj y esta vez afina mejor su puntería, logrando un disparo certero. Por otra parte, su felina compañera sigue aturdida e incapaz de moverse.

Vuestro rival, enfunda y vuelve a desenfundar su espada en un rápido movimiento, dejando la afilada hoja mojada de nuevo con la toxina que había atontado a Nindë segundos antes. Esta vez intenta dar una ponzoñosa estocada a Ixen, pero el hombre se encuentra resentido por los ataques sufridos y su movimiento carece de precisión suficiente para impactar al Caballero del Dragón.

Habiendo esquivado el ataque de su enemigo Ixen vuelve a abrir su boca y descargar sus llamas sobre su adversario, sabe que consume sus energías, pero debe acabar con aquel hombre antes de que logre impactarlo, debe hacerlo para tener la oportunidad de traer de vuelta a su fiel dragón.

Ixen vuelve a descargar su aliento sobre el enemigo. El fuego es tan intenso que las ropas del rival quedan calcinadas y su cuerpo empieza a mostrar graves quemaduras. 

Nindë todavía sigue aturdida por el veneno pero Elnaemil afina su puntería y logra un disparo preciso entre ceja y ceja, que remata definitivamente a vuestro enemigo. Al caer abatido, la reluciente nuez de plata sale rodando hasta vuestros pies.

Una vez que la amenaza ha sido eliminada y Nindë finalmente se sobrepone al veneno, Elnaemil consigue recuperar la nuez de plata.

- Has sido de gran ayuda en esta empresa, compañero. - Agradece Elnaemil a su compañero Ixen - Sin ti me habría sido imposible recuperar la nuez. Estoy en deuda contigo y haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte a recuperar a tu fiel compañero. Aunque todavía me queda la duda de quién es el tal Señor D. y para qué quería la nuez de plata.

-Debo reconocer que a mi también me interesaría averiguarlo- expresó -Pero no tanto como recuperar a Thurkear... Además, no tenemos mucha información- su rostro se iluminó entonces por unos segundos -Aunque quizás si tenemos suerte haya algo en él o él, que nos guíe al señor D- dijo señalando los cuerpos.  Acto seguido comenzó a revisarlos para ver que podía encontrar en ellos.

Tras registrar ambos cadáveres tan solo encontráis una breve nota de papel donde el Señor D. da instrucciones detalladas a su emisario. Pone la fecha y hora de entrega de la nuez así como la orden de no dejar "cabos sueltos".

Hasta aquí tan solo sería una simple nota. Pero Elnaemil ve algo en la nota, el sello con el que firma el Señor D. le resulta tremendamente familiar pues se trata de un escudo heráldico de la alta nobleza élfica del bosque de Midgar. Y no se trata de cualquier sello, sino que lo reconoce como el sello de la familia real.

La reina Earwën, desaparecida desde hace algunos meses, es la única con acceso a ese sello - comenta Elnaemil cavilando y sopesando lo que aquél sello, estampado en una nota, podría significar. Pero por más vueltas que le diera a la cabeza no sacaría nada en claro - Al menos nuestro asunto principal ya está cumplido - le dice a Ixen con la nuez en la mano - Entregaremos la nuez al Círculo y les pediremos ayuda para traer de vuelta a Thurkear. Por ahora volvamos a la ciudad. Descansaremos esta noche y recuperaremos fuerzas antes de empezar nuestro nuevo viaje...

Ixen asintió, no sabía de noblezas élficas y su mente estaba centrada en recuperar a su amigo, sería grandioso volver a tenerlo a su lado y deseaba que los druidas fueran capaces de hacerlo.  Aún así su mente no olvidaba el encargo que le habían hecho y tampoco podía dejar de lado la idea de que todas aquellas cosas, la nuez, la princesa elfa, el extraño comportamiento de los animales y el pedido de recuperar el báculo tenían algo que ver.

-Si, será mejor descansar.  Pon esa nuez a buen resguardo, y procuremos no hablar con nadie sobre lo sucedido- avisó