Partida Rol por web

Ponéis rumbo oeste durante un par de horas hasta llegar al campamento de los aventureros. Para tu sorpresa no se trata de varias tiendas de campaña mal puestas en un claro de la espesura, sino una pequeña y medio derruida mansión a los pies del camino que conecta villa Fluvial con el principal camino del reino. La mansión está cercada por un muro de tres metros de alto con afilados pinchos en lo alto. 

- Hace décadas ésta fue la residencia del conde de estas tierras. Tras su muerte y la de su familia durante la guerra, la mansión quedó deshabitada y fue desvalijada por saqueadores y ladrones - te comenta Garret una vez que atravesáis la puerta exterior del muro y os adentráis en el gran y descuidado jardín delantero. La hierva y los árboles crecen salvajes y una gran fuente destrozada con agua, no precisamente cristalina, está situada frente al acceso principal del edificio - Hace dos años más o menos los lugareños tuvieron problemas por que un grupo de indeseables asaltantes de caminos que habían establecido su base en esta mansión abandonada y robaban a comerciantes y caminantes por igual. Nosotros expulsamos a los asaltantes de aquí y como recompensa, el señor Mark Halley, gobernador de villa Fluvial, nos cedió la mansión para nuestro uso y disfrute con la condición de que ayudásemos de vez en cuando en... ¿cómo lo llamo?... ah, si, "asuntos de aventureros". 

El edificio tiene dos plantas pero el ala oeste de la mansión está completamente en ruinas. Cuando entráis, descubre que por dentro el edificio también está bastante descuidado. No hay lujo, ni obras de arte, ni nada lo que podías esperar de una mansión, salvo escombros y ruina en la entrada. La escalera que conecta las dos plantas también fue víctima del tiempo y para subir al piso de arriba descubres una escalera tosca de madera.

- Si quieres puedo hacerte una pequeña visita guiada por la casa - añade Garret - aunque no hay mucho que enseñar, me temo.

- Qué ganas tenía de llegar y poder quitarme la armadura, joder! Después de todo el día con ella puesta ¡me pica hasta el coño! - Moira se va de vuestro lado sin decir nada más y sube al piso superior por la escalera de madera.

Keldorn, sin decir nada, se mete por una puerta que hay a la derecha que da a una gran habitación iluminada por varios candelabros y donde se encuentra una mesa de roble alargada y muchos taburetes. 

Me quedo impresionado ante las palabras de la mujer, lo que me deja momentaneamente perplejo. Cuando sale por la puerta le digo susurrando a Garret -No es muy sutil ¿verdad?- Digo mientras observo el lugar.

Tras unos instantes observando la ruina en la que se ha convertido la mansión me giro nuevamente hacia Garret -No es que quiera parecer impaciente, pero...¿Cuando voy a poder mostraros lo que se hacer? Cuanto antes me asegure un lugar entre vosotros mejor. Y si no me puedo quedar prefiero ponerme en marcha cuanto antes

- Podrás demostrar lo que vales muy pronto - te contesta Garret - Mira, ven conmigo.

Garret se mete a la misma habitación donde había entrado Keldorn, un gran comedor en el que estaba solo el jefe de los aventureros. Garret te conduce por otra puerta hasta un cobertizo que parece estar adosado a la mansión por la parte de atrás. El lugar tiene una fragua, un yunke y muchas herramientas de herrería.

- Teníamos un herrero en nuestra banda. Un enano cascarrabias. Pero murió hace cuatro meses en una misión en la que él mismo se empeñó en participar, a pesar de que Keldorn le había advertido del peligro que entrañaba - Garret se queda callado unos segundos, reflexionando antes de continuar - La fragua lleva apagada desde entonces. Te propongo una cosa, descansa esta noche. Estamos todos bastante cansados debido al viaje y probablemente el resto de nuestro compañeros estén durmiendo, sería desagradable para los demás que te pusieras a martillear a estas horas, jeje. Mañana podrás ponerte a prueba.

-De acuerdo. Gracias- Le digo mientras me acomodo en la forja. Dejo caer el petate aun lado y empiezo a colocarme para dormir. Desenredo la manta y coloco el petate a la altura de la cabeza para usarlo como almohada, cuando veo marcharse a Garret saco uno de los cuchillos y lo coloco debajo del petate como precaución. Al poco de meterme entre las mantas el sueño inevitablemente me vence, estoy demasiado gotado como para ponerme a pensar sobre el viaje o sobre mi padre

Un sonoro estruendo te despierta de golpe, interrumpiendo tu sueño. Al abrir los ojos compruebas que ya es de día y te sientes descansado. 

Delante de ti está Keldorn. Va vestido con ropas de tela y a tus pies se encuentra su escudo, gravemente dañado con abolladuras y un par de rajas pequeñas. - Querías demostrar lo que vales, ¿no es así? Muéstrame lo que puedes hacer con este escudo y con el resto de la armadura - dice señalando un estante donde está depositada su armadura de placas. La armadura presenta algunos desperfectos y arañazos, nada que no puedas arreglar con los conocimientos básicos que aprendiste mientras trabajabas con el herrero. - Tienes todo el día para hacer algo decente. Si me gusta el resultado podrás quedarte entre nosotros - Sin nada más que añadir, Keldorn se marcha.

Asintiendo a sus palabras me doy la vuelta y comienzo a colocar las herramientas en el banco de trabajo. Tras tenerlo todo preparado comienzo a calentar el fuego para reblandecer alguna de las partes de la armadura para poder repararlas. Cuando todo esta listo comienzo con el escudo. Los nervios ante la situación desesperada hacen que falle en las reparaciones haciendo los daños aun peores -Concentrate, maldita sea. Si fallas en esto estas acabado- Me digo a mi mismo volviendo a ponerme en el trabajo.

Tras un rato trabajando, sustituyendo la madera rota, añadiendo parches y reforjando el metal que la cubre consigo un trabajo final bastante decente -No esta mal- Me digo a mi mismo mientras lo dejo apoyado en la pared. Tras dejar el escudo recojo la armadura, y ya con la mente más calmada hago un trabajo excelente reparandola. Cuando he acabado la vuelvo a dejar sobre la percha y la observo -Un trabajo bastante bueno, parece reparada por un herrero de verdad- Observo cuanto tiempo me queda saliendo al exterior un momento y me percato de que me he adelanto al horario, asi que vuelvo a la herreria y cojo un trapo y engraso ligeramente la armadura y pulo el escudo para darles un mejor acabado. Mientras lo estoy haciendo calculo que el tiempo ya se me ha terminado. He estado trabajando todo el día y estoy agotado, pero no se me puede borrar la sonrisa de la cara al haber tenido exito en el trabajo que se me ha encomendado

Trabajas duramente a lo largo de la mañana. De vez en cuando tienes la visita de algún curioso que se pasa por la herrería para ver como trabajas. El primero en aparecer no es otro que Garret. Te da los buenos días cordialmente y te deja un odre con agua y algo de comida antes de irse.
También Moira se pasa para curiosear. La mujer de rudos modales te observa sin decir ni una palabra y al cabo de un rato se marcha.

Otro hombre al que no conocías también se pasa por el cobertizo mientras estás arreglando la armadura. De aspecto escualido y encorbado, rondando la cuarentena, con ropa de tela extravagante, barba desgreñada y anteojos. Se presenta como Anthon y antes de irse te felicita por el trabajo que estás llevando a cabo.

Al finalizar la tarde y ya con tu trabajo terminado, Keldorn aparece. El jefe de los aventureros observa con detenimiento el arreglo que le has echo a su armadura y su escudo
- Un acabado excelente - comenta Keldorn y consigues intuir una leve sonrisa en su cara - Enorabuena chaval. Bienvenido a la compañía de los Guerreros del Amanecer. Eres oficialmente nuestro herrero - Keldorn te estrecha fuertemente la mano mientras con la otra te da unas palmaditas en el hombro - Ahora ponte cómodo y ven a disfrutar de un buen banquete al salón principal.

-Gracias jefe. A decir verdad estaba un poco preocupado, al principio la fastidie con el escudo y lo estropee más de lo que ya estaba, pero creo que ha quedado bastante bien ¿verdad?- Le digo mientras vamos avanzando hacia el comedor. La boca se me hace agua de pensar en el banquete al que se ha referido

Entras en el comedor y encuentras a un pequeño grupo de personas están sentadas en la gran mesa de madera, charlando tranquilamente. Una gran fuente de carne, huevos y patatas, junto a piezas de frutas y jarras de vino y cerveza era todo cuanto había encima de la mesa. Puede que el banquete no fuese como esperabas, pero al menos olía bien y todo tenía muy buena pinta.
- ¡Guerreros del amanecer! - dice Keldorn para poner un poco de orden y captar la atención de los demás miembros de la compañía - Tenemos entre nosotros a un nuevo compañero. Algunos ya lo conocéis, se trata de este joven muchacho llamado Gerinn. Será nuestro herrero oficial y la señorita Moira se encargará de adoctrinarlo en el noble arte de la guerra.

Moira, que se encuentra entre los presentes, no puede evitar poner cara de malestar al escuchar la noticia. En cuanto a los demás, te reciben con un fuerte aplauso.
Garret se acerca y te estrecha fuertemente la mano en un apretón - Sabía que lo lograrías - comenta el hombre con una sonrisa y te cede una jarra de cerveza - Te iré presentando a los compañeros que hay aquí. El viejo de los anteojos se llama Anthon - dice señalando al hombre que había pasado por la fragua esa misma tarde - es nuestra fuente de sabiduría y el único que puede hacer magia en nuestra compañía. Es amigo de Keldorn desde hace muchos años, su mano derecha y confidente. A nuestra querida Moira ya la conoces y ese pequeñín de allí se llama Ralph - señala a un mediano que se encuentra hablando con Anthon - un astuto ladronzuelo, capaz de entrar en una cárcel fuertemente vigilada y salir sin ser visto. Luego tenemos a Marian, la hermana mayor de Keldorn, experta cocinera, mantiene el orden en nuestra humilde morada y nos proporciona remedios naturales para curar nuestras heridas. Por cierto - dice dirigiéndose a los demás compañeros - ¿alguien sabe donde están Lilly y Nathyra?

- La chica gato se marchó hace dos días al bosque - contesta Marian - dijo que tenía que encargarse de un asunto personal. ¡Espero que esa condenada gata me traiga algunas hiervas curativas! En cuanto a Nathyra, se fue esta mañana al pueblo y no se cuando volverá.

Tras saludar a todos los presentes y dar las gracias por la calida bienvenida recojo comida suficiente para alimentar a tres personas y comienzo a comer sin prisa, pero sin pausa. Cuando la mitad del plato esta vacio suspiro aliviado por poder saciarme como no lo habia podido hacer desde hacia dias.

-No esta nada mal esto, aunque de momento solo he visto la mejor parte- Pienso mientras me doy una palmada en la panza y me levanto para sentarme al lado de Moira. Sin mirarla directamente para evitar una mirada que saque toda la valentia que he acumulado para sentarme a su lado comienzo a hablar en susurros para que el resto no nos oigan -Mira, se que no te ha gustado nada que me tengas que entrenar, pero necesito saber defenderme y te han cargado el muerto a ti. Lo siento de veras he intentaré no ser un desastre absoluto para que no pierdas más tiempo del necesario haciendo de niñera. Hasta entonces intentaré molestarte lo menos posible ¿vale?

Moira te devuelve una extraña sonrisa que no sabrías como catalogar y te responde - Ten por seguro que conmigo aprenderás a defenderte, por que no tendré piedad ni me contendré a la hora de entrenarte. Aunque Keldorn me obligará a utilizar un simple palo... por suerte para ti. Por ahora más te vale disfrutar de tu última noche de tranquilidad, chaval, por que a partir de mañana te van a llover ostias por todos lados - la actitud de Moira resulta tremendamente chulesca. Y sin decir nada más, se levanta y se va del salón.

Ante las palabras de Moira trago saliva y me aparto un poco de ella. Tras unos momentos me levanto -Bueno, muchas gracias a todos por todo, pero me voy a dormir ya. Hoy he tenido un día duro asi que tengo que descansar- Digo mientras me voy alejando hacia la puerta para que nadie me impida irme.

Cuando llego a la herreria me acomodo en mi saco e intento dormir pensando en el día que me espera mañana -Dioses. Estoy seguro que me va a hacer sufrir pero tengo que aguantarlo, no tengo a donde ir. Espero que padre no se me aparezca hoy porque realmente necesito descansar- Pienso mientras el sueño me va venciendo

Te vas a dormir y enseguida te dejas vencer por el sueño y el cansancio de todo el día trabajando. Tus sueños esta noche son un remolino de imágenes y sensaciones que te inquietan bastante. Al día siguiente lo único que recuerdas era la cara del orco que estuvo a punto de matarte, que se transformaba en la cara de Moira y viceversa. 

- Arriba dormilón - escuchas la voz poco femenina de tu nueva instructora, Moira, que se encuentra en la puerta de la herrería sosteniendo una espada y un escudo de madera los cuales lanza a tus pies - Estas serán tus armas durante el entrenamiento. Será mejor que comas algo antes de empezar, no me gustaría tener que recogerte del suelo por que has caído desmayado por el esfuerzo.

Me levanto sobresaltado ante el despertar de Moira -Si, si, ya voy- Digo mientras salgo corriendo de la herreria hacia el comedor en busca de algo para desayunar. Al llegar como lo primero que encuentro y bajo corriendo de nuevo para recoger las armas que me ha entregado. Las cojo como puedo y la acompaño mientras los bostezo y las legañas aun no me han dejado despertarme del todo

Moira te espera en el exterior de la mansión en ruinas. El aire que respiras es puro y el frescor de la mañana hace que te espabiles rápidamente.

- Comenzaremos con algo básico - dice Moira - Utiliza tu escudo para bloquear los ataques que te vaya haciendo. ¡En guardia! La mujer, con una vara de madera, comienza a asestarte golpes, poniendo todo su empeño en cada ataque. Ya sea de forma directa o desde los flancos, su vara de madera se mueve rápidamente...

Con toda la confianza del mundo levanto mi escudo mientras con la otra mano sostengo la espada. Cuando los golpes comienzan a llegar creo que no voy a tener problemas para pararlos, pero uno tras otro comienzan a entrar a traves de mi defensa y darme -¡Joder!- Grito cuando el tercer golpe me ha alcanzado mientras intentaba defenderme. Suelto la espada para concentrarme en los golpes y de los dos siguientes consigo defenderme de uno, y eso a pesar de que he soltado la espada y me estoy concentrando solo en la defensa

Los golpes de Moria no cesan y en su cara puedes ver que está disfrutando con cada impacto que logra asestarte. En uno de ellos te echa la zancadilla y te tira al suelo para después reír como una loca.

- Penoso, muy penoso. Hasta mi abuela que lleva muerta quince años se mueve mejor que tu. ¡Eres patético chaval! Será mejor que te dediques a aporrear objetos con tu martillo de herrero, por que en un campo de batalla no tienes futuro.

Con el último golpe consigues interponer bien tu escudo y parar su ataque. Un ataque que iba directo a tu cabeza. Los ojos de la mujer se entornan en un gesto de rabia. 

- Tsk! Has tenido suerte con ese último. Pero basta de tonterías, es hora de que pases a la acción - comenta Moira mientras cambia a una postura más defensiva y te incita con la mano - Intenta golpearme si te atreves.

Hasta ahora no te habías dado cuenta pero parte de la compañía de aventureros os están observando desde hace un rato.

- ¡Ánimo Gerinn - grita Garret desde la distancia - demuéstrale de lo que eres capaz!

Con el sudor cayendome por la frente y completamente empapado en él, recojo la espada de madera que habia dejado caer y giro alrededor de Moira intentando encontrar el momento perfecto para atacar. Mientras giro comienzo a sentir el dolor de los golpes recibidos anteriormente y eso hace que la furia estalle en mi interior. Ataco sin previo aviso golpeado como golpeaba el martillo en la fragua sin pensar en todos los golpes que me estan cayendo. Todos mis golpes aciertan y aunque solo haya sido capaz de parar uno de los suyos me siento satisfecho cuando tengo que apoyar la espada y el escudo en el suelo por el cansancio

El entrenamiento había pasado a una fase de más acción y los allí reunidos empiezan a disfrutar viendo como tu y Moira intercambiáis golpes a diestro y siniestro. Con cada golpe que consigues asestarle, ella grita de frustración y contraataca con más rabia. Uno de tus golpes lo asestas en su cara y, para colmo, consigues detener su contragolpe, lo que hace que Moira comience a maldecir - Maldito niñato insolente, ¿¡Cómo te atreves a tocar mi rostro?! - el último golpe tuyo también le da de lleno pero ella, en un arranque de mala leche, se tira contra ti haciéndote un placaje que te tira de espaldas al suelo y comienza a pegarte puñetazos por todo el cuerpo - ¡Te voy a matar, maldito criajo del demonio!  

Sus ojos inyectados en sangre y su cara descompuesta en una mueca de odio dejan bastante claro que lo que hasta ahora había sido una bonita exhibición de entrenamiento se torna en una situación peligrosa. Los compañeros que estaban observando no dudan en tirarse de cabeza para quitarte a Moira de encima. Hacen falta tres hombres para lograr reducirla y calmarla...