Partida Rol por web

Por fin la luz del día empezaba a iluminar la oscuridad que les había acompañado desde que todo este caos comenzó. Ana, que ahora estaba llevando los mandos de la embarcación, dejó que un suspiro saliera por sus labios, pues todo sería mucho más fácil a la luz del sol.

A lo lejos le pareció ver una mancha, algo parado en medio del mar. Conforme fue acercandose más, pudo comprobar que se trataba de un yate. ¿Qué hace ahí parado? Disminuyó la velocidad pues dadas sus circunstancias actuales quizás podrían obtener algo de ayuda de las personas que estuvieran en el yate. ¡Chicos, subid a cubierta! ¡Estoy viendo un yate! Gritó. Poco a poco se iban acercando más al barco desconocido.

Cuando sus compañeros estuvieron en el puesto de mando Ana los miró dubitativa. ¿Qué hacemos? ¿Paramos a su lado? Quizás puedan ayudarnos.

Aarón, aún avergonzado de su intento fallido al timón, bajó hasta el camarote de Jack para echarle un vistazo. El capitán respiraba con normalidad y su cara había recuperado su color habitual. Inesperadamente, escuchó las voces de Ana anunciando el avistamiento de un yate. Raudo y veloz se dio la vuelta y corrió escaleras arriba, para comprobar personalmente lo que Ana había voceado. Dios, es cierto... y encima es inmenso..., pensó mientras esbozaba una sonrisa.

- ¡Parece ser que la suerte nos ha sonreido, Ana!- exclamó, agarrándola emocionado por los hombros. Pronto llegaron Julia y Samuel- Pero, ¿no os parece extraño que no se vea ningún movimiento en la cubierta? Además, parece que va a la deriva, sin rumbo.

Volvieron todos a fijarse mientras se seguían acercando, forzando sus vistas para confirmar las apariencias.

- Sí, Ana. Yo voto por pararnos a su lado y pedirles ayuda, a ver si alguien contesta. Igual sólo están durmiendo.

Julia también se asomo a cubierta y se quedó impresionada por el yate que había ahí en medio. Seguro que es de algún ricachón, pensó mientras subía los últimos escalones. Luego atendió a lo que decían sus amigos y participó:
- Si, seguramente estarán durmiendo, quizá nos puedan ayudar o remolcar hasta el puerto - dijo animada. - Aunque tampoco hemos probado de contactar con los guardacostas por la radio.
Con una mano se tapó los ojos del sol e intentó avistar a alguien en cubierta. Quizá estaban en el otro lado, pensó.

Se despertó sobresaltado tras los gritos de Ana… - ¿Que ha pasado?, ¿yates?. -  murmuró para si mismo al incorporarse. Rápidamente, se puso las zapatillas y una camiseta y, tras echar un vistazo a Jack para comprobar que se encontraba bien, subió a la superficie  para encontrarse con sus colegas.

- ¡Bien!, por fin nos sonríe un poco la suerte. – comentó al llegar. – Aunque es raro que s encuentre aquí parado a tan poca distancia del puerto. – coloca la mano en su frente para que el sol no le moleste y observa el puerto, el cual se encuentra a apenas medio kilómetro de su posición.

- Haremos lo más adecuado en este tipo de ocasiones. ¡EHHH!, ¡EHHH!, ¿LOS DEL BARCO, ME OYE ALGUIEN?. – gritó desde la cubierta de la embarcación a medida que se acercaban. – Mejor preguntar primero antes de entrar directamente al barco, ¿no?, al fin y al cabo es un lugar privado. -

Nadie responde a las llamadas que hacéis. Si hay alguien en ese barco no os oye.

Julia sopesa la situación, pensativa.
- Pues no responde nadie. Entramos a ver si hay alguien dentro? O seguimos nuestro camino? - dice algo estresada por el momento - Sea lo que sea hay que decidirlo ya - dice mirando a sus otros compañeros, esperando alguna reacción por su parte.

Las dos embarcaciones estaban casi juntas separadas por unas pequeñas boyas neumáticas que hacían que los cascos no chocasen.

La alegría inicial al ver el yate se transformó en decepción cuando, después de los gritos de Samuel, nadie en la otra embarcación respondió a sus llamadas. ¡¡LOS DEL YATE!! ¡¿HAY ALGUIEN?! Ana intentó de nuevo llamar la atención de sus tripulantes, pero tampoco consiguió que nadie saliera a la cubierta.

Tras las palabras de Julia, Ana permaneció pensativa unos segundos. Quizás sí deberíamos entrar... a lo mejor ellos tambien han tenido problemas durante la tormenta de la noche... No sé... ¿Qué pensais? Ana miró a los demás, la situación era difícil, pues no sabían de quién era el yate y seguramente a sus ocupantes no les gustaría ver a unos desconocidos merodeando. ¡Un momento! Julia antes ha dicho algo que nos puede ayudar. ¡Los guardacostas! Con todo este jaleo no hemos pensado en ellos, pero si podemos contactar por la radio, seguramente vengan a ayudarnos y puedan entrar también en ese yate por si les ha sucedido algo.

Emocionada con la perspectiva de que por fin tuvieran ayuda de alguien, Ana cogió la radio e intentó establecer contacto con la costa.

Tras divagar un poco sobre el funcionamiento de la radio, conseguís hacerla funcionar, hay una pequeña rueda para alternar entre varios canales, así que intentáis contactar en cualquiera de ellos, mandando mensajes repetidamente y cambiando el canal cada vez. Esperáis unos segundos para ver si hay respuesta pero el silencio es lo único que encontráis.

Tras el fracaso con la radio, los ánimos no estaban muy altos, precisamente. Aarón miraba cada poco al yate que acababan de encontrarse, como si estuviera buscando una sombra o algo que les advirtiera de que había alguien allí dentro.

- Mirad, la única solución que yo veo es recurrir al yate éste. No podemos perder más tiempo - advirtió, indicando con su mano la embarcación.- Podemos pasar allí, ver si hay alguien y, en el caso de que no lo hubiera, comprobar cuánto combustible tienen y, si es suficiente, intentar llegar a tierra.

Aarón se desplazó unos metros hacia la barandilla que colindaba con el silencioso yate.

- Realmente no puede ser difícil saltar. Quiero decir, la barandilla de la cubierta del otro yate no está demasiado alta...- sugirió, mirando a sus compañeros en busca de una respuesta.

Le extrañó en demasía la ausencia de contestación en ninguno de los canales, como mínimo deberían haberles escuchado los guardacostas… En fin, estarán desayunando o vete tú a saber que andarán haciendo. La idea de Aarón de saltar hacia la embarcación comenzó entonces a resonar en su cabeza. No era muy lícito hacerlo, pero era un barco a la deriva, quizás hubiera ocurrido algo. – Aarón tiene razón, saltamos al yate, echamos un vistazo por si les hubiera ocurrido algo y nos vamos si no hay nada raro, ¿no?. No parece difícil saltar al otro lado. -

Intentáis acercaros lo máximo posible pero os dais cuenta que el yate no tiene el ancla echada, así que se esta moviendo constantemente, poco a poco. Seguramente os tengáis que dar un chapuzón para llegar hasta la parte trasera del yate, que esta acondicionada para subir desde el agua con una plataforma mas baja y unas pequeñas escaleras.

Mira a sus amigos tras sus comentarios.
- Bueno... - empieza a decir - quien va a ser el que los aborde? - preguntó Julia.
Ahora observaba el yate como casi imperceptiblemente se iba alejando, pues estaba a la deriva. Sabía que a estas alturas del mar, el agua estaría muy fría y le daba algo de reparo entrar sola en ese yate.

- Creo que deberíamos ir dos, mientras que otros dos que quedan aquí por si pasara algo-  propuso Aarón, pensando que dividirse en dos grupos con fuerzas más o menos equitativas era la opción más inteligente.- A mí no me importa pasar al otro barco. Eso sí, las personas que se queden aquí, por favor, que no se vayan por si necesitamos alguna ayuda.

La duda que quedaba ahora por resolver era quién iba a ser el segundo tripulante que se aventurase junto con Aaron a explorar la embarcación.

- Yo puedo acompañarte Aarón. No soy mal nadador. – respondió a su compañero. – Tienes razón en lo de que deberíamos dividirnos, no vaya a ser que ocurra algo, no es normal que un yate así permanezca a la deriva sin ningún ocupante. Lo mismo es un barco de narcotraficantes y se los han cargado a todos. – comentó bromeando con su ligero acento gallego. - ¿Vamos?. -

Aarón asintió. No sabía si tirarse al agua con la misma ropa puesta, pero pensó que siempre podía volver a cambiarse una vez hubiera terminado de explorar el barco. Se quitó el abrigo y lo colocó sobre la barandilla del Pomelo. Poco a poco fue colocándose hacia el exterior de la embarcación, preparándose para saltar. Sin pensárselo mucho más, se lanzó al agua. El primer impacto al caer se produjo en su cabeza. Joder, sí que está fría, pensó. Salió a la superficie y con ligeras brazadas fue bordeando el barco vecino hasta llegar a la plataforma trasera, para buscar las escalerillas. Una vez se hubo agarrado a ellas, miró hacia atrás para comprobar si Samuel había hecho lo mismo.

- ¡Ya he llegado!- anunció a sus compañeros.

Aaron y Samuel se ofrecen voluntarios para ir al otro barco. El agua está helada lo que os hace activar el cuerpo y empezar a nadar mas rápido para llegar al yate, que no está demasiado lejos. Con el ruido del oleaje, chilláis para avisar a vuestro compañeros del barco que estáis bien y habéis llegado al otro lado.

De acuerdo. Les dijo Ana a sus compañeros cuando decidieron que serían ellos quien pasarían al yate. Julia y yo os esperaremos aquí, y no nos moveremos... Dijo con una amplia sonrisa.

Cuando sus compañeros se lanzaron al agua, Ana fue hasta la barandilla para verlos entrar en el yate. Cuando ambos hubieron desaparecido en el interior del otro barco, un escalofrio recorrió su cuerpo. Espero que no pase nada raro... La idea de entrar allí sin saber muy bien por qué ese yate estaba solo a la deriva era algo que no llegaba a gustarle.

Mientras sus compañeros regresaban, Ana fue de nuevo al puesto de mando, así podría controlar que su embarcación no se alejaba y podría seguir intentando establecer contacto por la radio con alguien de la costa o con algún otro barco.

 Julia siguió con la mirada a sus compañeros mientras se alejaban.  -Sólo por no meterme en ese agua... por dios, tiene que ser como meterte en un cubo de hielo- musitó. Deberíamos de haber solucionado el tema de la comunicación. ¿Cómo narices vamos a hablar con ellos?. Apoyó sus manos sobres la barandilla y achinando los ojos intentó observar los movimientos del otro barco. Al sentir a Ana alejarse, comentó -Si consigues contactar...avisa. Me quedo atenta a ver si dan señales los chicos- 

El yate, al estar a la deriva se va alejando poco a poco, aunque conseguís manteneros a una distancia prudencial, cerca de la otra embarcación para no perderle de vista.

Si os fijáis podéis ver como Aaron y Samuel han llegado y subido sin problema al yate y parece que están buscando a alguien por la cubierta.

Un ruido extraño os saca de vuestro ensimismamiento, parecen como unas interferencias de la radio, quizá de otra frecuencia o canal, aunque tampoco sabéis muy bien como funciona la radio.

Se puede oír al cabo de unos instantes, una voz algo apagada desde uno de los camarotes del velero. Parece que es Jack que se ha despertado e intenta hablar pero su prominente tos parece no dejarle expresarse.

- Cof cof... acti-activad el .. cof cof - parecía tener dificultades - activad la frecuencia ISO en el canal 5.

Podéis ver, al oír las palabras de Jack como en la radio hay un botón marcado como ISO y un selector de canales.