Partida Rol por web

El hombre que habló con Therinya ayer aparece ante vosotros, no parece muy contento. Lleva una desgastada armadura de cuero y vestidos de pieles. Se acerca a vosotros, lleva un arco de caza como única arma.

Oz ievarre a las rruinass- dice con un acento excesivamente marcado Zon trres jorrass de camino, fosotroz seguir a mi en zilincio

Sin mediar más palabras, se puso en marcha hacía un sendero que salía del poblado por el norte. Tomó un camino que parecía muy descuidado.

Cáledan asintió a aquel hombre, sin decirle mucho más, ya que no sabía si lo entendería. Luego revisó su equipo, asegurándose de tener algunas antorchas y pedernal sobre todo, se colocó la mochila al hombro, miró a Blür por si quería añadir algo más y acto seguido, con sus armas debidamente enfundadas se dispuso a seguir a aquel escuálido hombre, en el mayor silencio posible, tal y como aquel hombre le indicó, y estando bien atento a todo cuanto veía a su alrededor.

Después de una "dura" noche, en la que el bárbaro le costó poder conciliar el sueño. Llegó la hora de ponerse en marcha. Bip, el hombre que se encontraran en el paso de montaña sería su guía.

Blür, tomó lo esencial de su equipo. Pero, cayó en la cuenta, que había dejado atrás su jabalina. Al mismo tiempo, recordó que en el carro había una lanza de gran manufactura.

El espadón colgaba de su espalda, su hacha en la cadera y en las manos portaba la lanza.

Antes de abandonar la tienda, se dirigió a Jimmi_ Bien mi peludo amigo, recupérate pronto. Pues Cáledan te necesita, mientras tanto yo le cuidaré. Ahora no pierdas de vista al mago y no dejes que prenda fuego a nada. Tras darle un trozo de cecina de corzo, se unió al resto y en silencio partieron hacia las ruinas. 

Vuestro guía no para de caminar, anda de forma constante. Se mueve por el sendero, a veces lo abandona para mirar huellas o coger setas. Tras un par de horas de caminata se para y se sienta a beber agua y comer carne ahumada. El descanso dura apenas quince minutos y cerca del medio día las ruinas se atisban en una cumbre nevada, en un par de horas llegareis.

Al explorador no le disgustaba que aquel hombre se separase de vez en cuando para buscar algunas setas o comida, que seguramente serían para su necesitado pueblo, pero estaba empezando a preguntarse si no se estarían retrasando a causa de ello. Iban a llegar a las ruinas ya bien pasado el medio día, y eso no les dejaría muchas horas de luz para investigar, sobre todo teniendo en cuenta el gran peligro que corrían en cuanto el sol se oscureciera. Tendrían que haber venido a caballo, no creo que sea necesario tanto silencio como este hombre nos pidió, todo esto se ve muy tranquilo; es obvio que el único peligro está en las ruinas, e ir a pie, según el explorador, había sido una soberana tontería ...

La marcha era buena, pero muy de vez en cuando el guía se separaba del camino en busca de huellas decía, pero regresaba con hongos que guardaba. Blür comenzaba a impacientase, y en mas de una ocasión rastreó por los lindes del camino en busca de huellas o marcas de orcos o de esas criaturas que invadían el campamento por las noches.

El grupo paró un momento al pie de la cumbre, un alto en el camino antes de internarse en las ruinas. Pero antes deberían escalar hasta ellas.

El bárbaro tenía muchas ganas de gritarle unas cuantas cosas al extraño guía, pero les había recomendado sigilo y después de su arrebato en la tormenta no quería que la misión se estropeara por su culpa. Además, Cáledan estaba con el y era mucho mas listo. Si el no había abierto la boca, no sería el quien rompiera el silencio.

Vuestro guía se detiene y os hace un gesto, el sol está alto. Las ruinas están ahí, a quinientos metros.

aquí podo iejar, sagrado no podo pasar

Blur refunfuña, no hay huellas de animales u orcos. Sólo de pies descalzos humanos.

Cálendan avanza enganchandose en la maleza, apenas un susurro de ramas suena acompasado entre los gruñidos del explorador. En un momento dado se detiene en el suelo y observa su alrededor con interes, algo no es normal. Mientras, Blür avanza sin apenas rozas la maleza. El bárbaro observa su entorno con detenimiento, parece ver cosas que le preocupan.

Las ruinas estarán a cincuenta metros de vosotros, nada parece moverse en los alrededores. El viento sopla frío y cortante. La estructura recuerda a un castillo, su mapostería debía haber sido de increible calidad y aún se observan figuras talladas en piedra de un delicada y hábil factura. No parece construido por humanos, parece muy antiguo. Parece anterior a la fundación de los reinos humanos y si los mitos del culto de Velex son ciertos, parecen anteriores al despertar de la raza humana.

Observas que el suelo de roca parece horadado por una inmensidad de simas y pozos, de ellos brotan huellas de pies descalzos o huesudos que se mueven y descienden el sendero dejando su rastro sobre los espacios nevados o helados. Al mirar las ruinas, distingues tenues luces que se mueven en su interior y formas humanoides que a veces asoman entre los derruidos arcos del segundo piso.

Observas que el suelo de roca parece horadado por una inmensidad de simas y pozos, de ellos brotan huellas de pies descalzos o huesudos que se mueven y descienden el sendero dejando su rastro sobre los espacios nevados o helados.

Cáledan asintió a las palabras de aquel hombre, sabía que no los acompañaría hasta las ruinas mismas, y aquel trayecto ya había sido suficiente. Así que tras despedirse de él con la mano, se internaron en la maleza circundante.

El explorador iba primero, y a consecuencia de ello no pudo evitar engancharse repetidamente en las ramas y arbustos, algo sobre lo que se quejaba en voz baja continuamente, por suerte a Blür parecía irle mejor, pero era lógico, en su torso desnudo no podía enganchársele nada. Conforme avanzaban, Caledan se fijó en los pozos y simas que había a su alrededor, parecía que había huellas de pies huesudos que salían de los mismos, por lo indicándoselo con la mano al bárbaro le dijo en voz baja:

- Psss, eh Blür, mira eso, parece que de esos pozos es de donde brotan los engendros, tengamos cuidado y no hagamos ruido cerca de ellos.

Y tras ello siguieron acercándose intentando mantener el silencio, pero el explorador seguía protestando cada vez que una dichosa planta le dificultaba el avance, cosa que no ayudaba al sigilo especialmente.

Tras el abandono del guía, el explorador y el bárbaro comenzaron el ascenso hacia las ruinas. La subida se realizó en completo silencio, solamente roto por los quejidos esporádicos de Cáledan que se quedaba enganchado en la maleza de vez en cuando.

Había huellas visibles de pies desnudos, no las ocultaban, como si no temieran que nada que no fueran de los suyos se fueran a internar allí.

Durante el camino observaron numerosos pozos y simas, a lo que el explorador lo comentó en a penas un susurro. Pero que hizo reaccionar al nómada. Levantando el puño con el dedo índice extendido sobre la boca, le mostró un gesto para que éste dejara de hablar y nuevamente le hizo una señal para que se fijara en las figuras humanas que se movían entre los arcos del segundo piso.

El bárbaro se tomó su tiempo y comenzó a buscar una zona de cobertura donde pudieran aproximarse sin ser vistos.

El camino avanza al descubierto por una calzada empedrada

Tras ver como el bárbaro le indicaba que se callara con un gesto, Cáledan le hizo caso, y miró hacia la zona que le indicaba, en la que al parecer había algo o alguien; el explorador no pudo distinguir nada en aquel lugar, pero no iba a dudar de la palabra de su amigo, por lo que asumiendo que no estaban solos, lo siguió hacia los arbustos, internándose de nuevo en la maldita maleza, mientras daban un rodeo con todo el cuidado que pudo, para encontrar una zona libre del peligro que detectó el Blür y que les permitiera acercarse más a las ruinas.

No había nada que pudieran usar como cobertura, así que lo único que les quedaba era ser rápidos y silenciosos.

Mientras el bárbaro observaba los arcos de la segunda planta, esperó a que ninguna figura estuviera presente y le indicó a Cáledan que saliera a toda prisa hacia la pared de roca. Después sería su turno, una vez allí deberían encontrar una entrada.

Un camino empedrado llegaba hasta las mismas puertas pero los dos aventureros optaron por dar un pequeño rodeo y acercarse por un terreno de maleza.

Una vez llegaron a las ruinas, escucharon atentamente por si habían sido descubiertos. Y tras unos segundo muy tensos debatieron brevemente cual sería el siguiente paso.

_ Creo que deberíamos buscar todas las entradas que puedan haber, y después elegir la que menos huellas halla. En un momento, pensé en descolgarnos por alguno de los pozos, seguramente den con las catacumbas. Pero sería muy arriesgado sin saber que es lo que podríamos encontrarnos allí. Además, no hay nada a lo que fijar la cuerda. ¿ Tu que piensas?_ Comentó el nómada casi en susurros.

Tras el acercamiento y la esperanza de que la incompetencia de aquellos seres fuera peor que la suya a la hora de moverse en sigilo, cosa harto difícil, se fueron acercando tal y como indicaba su compañero, y tras esperar un poco para ver si había alguna señal de alarma que denotara que alguna los habían detectado, le respondió al bárbaro en voz baja:

- Hay que recordar que el tiempo corre en nuestra contra, nos quedaran unas cinco horas de luz a lo sumo; no usaremos el camino de acceso principal por la obviedad del mismo, pero en cuanto encontremos otra forma de acceso la aprovecharemos, y si detectamos que hay demasiados peligros buscamos otra. Pero si perdemos el tiempo en dar un rodeo entero para ver la forma de acceso más segura puede que ya sea tarde para entrar; de todas formas no pienso meterme en esos pozos, si por un casual quedamos atrapados o perdidos en ellos somos hombres muertos. Además, a parte de reconocer el terreno tenemos que intentar obtener algún tipo de información de las ruinas, ver si hay algún relieve o escritura en la pared que podamos contarle a Baern o a Therinya a ver si ellos pueden sacar algo más - dijo ante la pregunta del bárbaro, y dando por sentado que no había más que discutir se pusieron a ello para evitar perder más tiempo.

Caminaron por la zona cercana a aquel edificio antiguo, buscando con la mirada indicios de algún movimiento enemigo en la lejanía, junto con alguna grieta o puertas secundarias que le sirvieran para echar un vistazo al interior, y cuando detectaran una irían a intentar internarse.

Como no el astuto explorador dejo las cosas claras, todo estaba definido. Buscar un acceso que no fuera el principal e internarse en búsqueda de información. Sin riesgos, en silencio...si es que esto fuese posible. Ya que desde que salieran de Roca Blanca, el destino de los aventureros fue de mal en peor. Saliendo de un peligro para entrar en las fauces del siguiente.

Solamente los dioses sabían que les esperaba allí dentro, y sus vidas dependían de ellos.

Valiom, Velex, Rivulus, Orión, Leviatan y Taranis, Siempre os he honrado lo mejor que he podido. No nos abandonéis ahora, dadnos coraje y suerte en nuestra misión. Que esta exploración no sea una mera perdida de tiempo o vidas.

_ Lo que tu digas Cáledan, yo te seguiré como si fuese tu fiel Jimmi. Dijo en un simple susurro, 

Una luz plateada se mueve en las ruinas, nada más parece moverse. Todos los caminos son al descubierto