Partida Rol por web

La encrucijada era el cruce del camino de la mantícora con el camino del norte. Se situaba sobre un claro de la arboleda donde a lo lejos se atisbaba el torreón que presidia la Aldea de la Roca Blanca, en sus alrededores tres campamentos rodeaban el poblado y daban cobijo al sequito de los diferentes embajadores. En el cruce de caminos se veían tres estatuas que presidían el lugar; al norte Uriens I de Ungoloz, al este Al-Quasin de Visirtan y al oeste el Rey Marvolo Tiberio Vagdos (o Vagdos "El Grande") que fueron los convocantes del primer concilio original.

Según la tradición, tras ser vencido el mal que asolaba las montañas Liafdag, cada reino trajo una estatua de su regente para celebrar el punto donde se encontraron

Cáledan había estado un tiempo trabajando como mercenario en incursiones ungolitas, con diversas compañías, pero al final todas acababan disolviéndose, y Cáledan se veía obligado a buscarse un nuevo patrono, siempre odiaba depender de un superior, pero por mucho que lo había intentado nunca había podido formar ningún grupo duradero. Es por ello que oyendo hablar de la reunión que se estaba produciendo en La Aldea de la Roca Blanca creyó que era su mejor opción en aquél momento. 

Cuando estaba llegando a la encrucijada de los Tres Reyes desde el camino del norte, acompañado por su fiel perro guardián "Jimmy", vio por el camino otras dos figuras delante de él que al parecer iban en su misma dirección, no era de extrañar ya que había muchos otros mercenarios y gente relacionada con el sector que habían pensado igual que el explorador. Cáledan era bastante receloso a los encuentros en el camino, por lo que permaneció a distancia de los demás transeúntes. Cuando llegó a la encrucijada no tenía más remedio que acercarse a los viajeros que ahora parecían ser cuatro, dado que otros dos venían desde los demás caminos.

Les saludó con un gesto cordial y dijo escuetamente:

-Buenos días tengan caballeros.

Cáledan se quedó mirando la reacción de los demás para intentar determinar si eran amigos o enemigos.

Largos años han pasado y el retorno al hogar era largo y llenaba de sueños de esperanzas y anhelos al joven caballero. La encrucijada de los Tres Reyes es un lugar digno de conocer y aprender del ejemplo de aquellos reyes de ante año quienes olvidaron sus diferencias por enfrentarse a un mal mayor. Ya le dolían los pies y apestaba a los mil demonios. Solo pensar en beber un buen vino mientras se tomaba un baño le daban fuerzas para apurarse. De pronto, una figura con un perro lo saluda y como reflejo le devuelve el saludo: "Tenga buenos días" Luego se da cuenta que el extraño dijo "caballeros" en plural y como él venia solo se disculpo : "Oh, crei que me saludaba a mi. Disculpe usted. Venía enfrascado en mis propios pensamientos." Y continuo caminando.     

-Cuantas veces tendré que decirtelo Sköll! Llevamos demasiado tiempo sin trabajo y comenzamos a tener los huesos entumecidos de tanta tranquilidad... Comienzas a ser un viejo y maldito cascarrabias!

En robusto mercenario caminaba decidido hacia la encrucijada de caminos, dirección a la aldea de Roca Blanca, discutiendo airosamente sobre el destino que le aguardaba en aquel lugar. Todo podría parecer de lo más normal, si no fuera por el hecho de que el guerrero discutía solo. Aquello podría intimidar un poco: era un loco que viajaba de un lugar a otro creyéndose un aguerrido guerrero o algún tipo de estrategia intimidatoria hacia las personas que también se encontraban en aquel cruce de caminos?

Tras inclinar la cabeza frente a la escultura de Uriens I, Svein llegó ante el resto de grupo y frenó tanto su avanzar como su discusión. Su mirada fría y decidida, viajó de uno a otro sin apenas pestañear. Parecía que aquel viejo guerrero los analizara para conocer las intenciones de ambos. Su rostro estaba tenso...

-Saludos! Mi nombre es Svein- dijo el hombretón cambiando su apariencia a una enorme sonrisa bastante más agradable que el semblante serio de hacia escasos segundos.

-Nos dirijimos a Roca Blanca en busca de algún tipo de trabajo. Nuestra bolsa de monedas comienza estar un poco "seca" y necesitamos distracción antes de acabar borrachos en alguna posada de mala muerte...Ha ha ha!!

Por alguna extraña razón, Svein utilizaba el plural cuando, en realidad, viajaba totalmente solo. De nuevo la duda de la locura parecía sobrevolar a aquel rudo guerrero ungolita.

-Sköll, podrías ser algo más educado ante estos señores y presentarte como es debido...-parecía que hablara con alguien, pero solo había aire  a su alrededor- Qué? Que no me fie del rubiales? Vamos, maldito loco, no comiences con tus historias... Perdonad a mi amigo, pero es un poco desconfiado con los desconocidos.

Estaba caminando lenta y tranquilamente, leyendo un libro llamado los grandes reyes. Mi viaje comenzaba visitando una plaza con 3 figuras, y mis pies me dirigian alli. Al llegar, creí que mis ojos me engañaban a no ser que fueran presa de un encantamiento. Allí había mas personas, lo cual le resulto extraño, ya que no es un sitio que se visite regularmente, y menos por lo que parecian ser unos guerreros. Alguno que otro parecía Ungolita, otro silvano. Supongo que hablaría con ellos para ver a ver que hacían por esos parajes, y, en caso de tener mi misma meta, tener un acompañamiento para el largo viaje, algunas de las figuras estaban en lugares peligrosos y remotos.

Buenos días señores, mi nombre es Baern, a vuestro servicio. Que les trae por tan inóspitos lugares?

Dos de ellos tenían pinta de ser fornidos guerreros, y otro un explorador de tierras.

Al escuchar la conversación que se genero en ese camino, Erik decidió quedarse a conversar con esos extraños. Al parecer el Guerrero recién llegado poseía algún tipo de maleficio, capaz un fantasma que lo estaba atormentando. O solo estaba loco. Sea cual sea el motivo por el cual esta chusma sufría semejante situación, de seguro era un castigo de los dioses.  "Decidle a vuestro amigo invisible que no soy ningún rubial. Mi nombre es Sir Erik Stormwatch, paladin de Verex. Y he llegado aquí pues mi destino es llegar a un lugar de gran importancia, Sr. Sven," Observó que un hechicero se unió a la conversación y al parecer este tenía al menos buenos modales. "Sea usted saludado, hechicero Baern. Al parecer los dioses han decidido unirnos este día." Y luego se dió cuenta que el explorador no se había presentado: "Y vuestro nombre cual es, Sr..." dirigiéndose a Cáledan.

Cáledan aún seguía meditando si aquellos extraños personajes eran de fiar o no. Tras tantos años como mercenario sabía que confiar apresuradamente en los demás podía acabar muy mal. No obstante, el caballero rubio decía ser un paladín y su apariencia acompañaba a sus palabras; y por lo que todos era sabido, los paladines estaban obligados a hacer el bien. Aún restaban el mago y el guerrero loco. Confiar en un mago es de necios, todos saben que sólo quieren poder y son traicioneros por naturaleza, pero éste en concreto parecía que iba en la misma dirección que él y a no ser que le hubiese leído la mente, se veía que le interesaba ir acompañado. Por último quedaba el guerrero loco, era obvio que se creía tener un amigo imaginario, pero a Cáledan le había hecho gracia como había tratado al paladín y no pudo evitar sentir cierto apego por el guerrero. En resumen, si por lo que sea el guerrero y el mago decidían jugársela podía contar con el paladín para que lo defendiera, y estaba dispuesto a correr el riesgo:

-Podéis llamarme Cáledan y el honorable sabueso que me acompaña se llama Jimmy. Perdón si parezco reservado pero coincidiréis conmigo en que no es recomendable en confiar en todos los extraños que se encuentran en los caminos. Si vamos en la misma dirección no veo ningún problema en viajar juntos.

Un caballo apareció por la encrucijada, procedia del lado occidental del camino de la mantícora. El jinete iba enfundado en una coraza y portaba un yelmo con cimera de pelo de caballo, llevaba una espada corta en el cinto y un arco largo a la espalda.

-¡Eh! Apartad del camino- detras de él asomaban un par de guerreros equipados igual que él escoltando unos carros de mercaderes- Vamos, dejad pasar...o atacaremos.

La tensión se palpaba en el ambiente, en uno de los carros se veían algunos heridos sentados en el pescante con sus arcos.

No podemos dejarlos pasar sin más, mucho menos con la carga que llevan.

Le digo a mis compañeros:Por su bien que no estén haciendo un culto satánico

Quien va y cual es el motivo de que paseis por aqui?

Me quedo mirando al mago pensando con ironía que seguramente su intención no es ayudar a los heridos, y confirmándome que no era alguien de fiar.

De momento saco mi arco y coloco una flecha pero lo mantengo bajado y me aparto del camino. Si la cosa se ponía fácil no sería él el que iba a renunciar a un buen botín, de todas formas con un paladín allí dudaba que eso pasara por lo que decidió mantener las formas.

Mi perro permanece a mi lado pero alerta.

Al fijarte distingues mercenarios y mercaderes heridos por igual, mas bien parece que esta caravana ha tenido un trayecto agitado.

Svein inclinó la cabeza a modo de saludo a todos y cada uno de los presentes en aquel cruce de caminos.

-Baern, Cáledan, Sir Erik, Jimmy...-el norteño saludo incluso al perro del explorador- Hace días que caminamos en solitario por estos tierras y nos iría bien un poco de compañía.

El hombretón comenzó a susurrar y a gesticular algo airoso. Parecía discutir disimuladamente con aquel "acompañante invisible" que parecía acompañarle.

-Que sí...que ya voy!-suspiró sonoramente eliminando tensión en su rostro- Y este es el pesado de Sköll...estás contento ahora? Por cierto Cáledan, mi amigo dice que puedes estar tranquilo con nosotros: somos gente de confianza. Pero que si tu no lo eres, él mismo te cortará el pescuezo cuando menos te lo esperes...- segundos de silencio donde Svein mostraba un rostro duro y salvaje. De repente, volvió a mostrar aquella sonrisa amigable- Ha, ha, ha...este Sköll es un jodido cachondo!

Tras las presentaciones, escucharon la llegada de una comitiva que venia de la zona de occidente. Estaba formada por un guerrero a caballo, junto con un para de hombres armados, y un carro de mercaderes. En ellos podía verse los cuerpos malheridos de algunos hombres. El que llevaba la voz cantante, no parecía estar de muy buen humor.

A las palabras de Baern, Svein se sorprendió un poco. "No podemos dejarlos pasar sin más, mucho menos con la carga que llevan."? O aquel hombre le gustaba buscarse problemas o tenía algún encargo secreto entre manos...

-Sköll, no le quites ojo al encapuchado... Nooo, al paladín déjalo en paz!- susurró el guerrero.

Quién eran ellos para frenar el avance de de aquel grupo? Svein y Sköll solo querían llegar a Roca Blanca y encontrar algo de trabajo.

La segunda aportación de Baern fue algo más acertada, para el gusto del viejo ungolita. Puede que sabiendo que había sucedido sacaran algo en claro. Decidió quedarse callado, pero acercó su mano a la empuñadura de espada, esperando la respuesta de aquel hombre malhumorado.

Sir Erik Stormwatch inmeditamente dió un paso para dejar pasar a la caravana diciendo indignado: "Por los dioses, hechicero! esta gente viene de sufrir algún percance y no necesita perder el tiempo. Tienen heridos que necesitan sanadores!" Y dirigiéndose al Mercenario montado: "Qué ha pasado? Necesitan alguna ayuda?"

Pero Sir Erik, acaso no se te ocurre imaginar que ellos mismos son los que han podido hacer eso? Tengo que saber el motivo, si no, no puedo dejarlos pasar. No al menos tan fácilmente.

Sir Erik no podía creer lo que escuchaban sus oidos! Era acaso que el hechicero era un nigromante malvado y vil? Su instinto no le indicaba malvada!!! O capaz que era más ciego que murciélago sordo y no distinguía verdad alguna! O simplemente los años de estar encerrado estudiando sus conjuraciones arcanas le había privado de entender la realidad de la vida diara de la gente normal! Sea el motivo que fuera, y por los Dioses de testigos, debía apartar al hechicero aunque sea a los tongos: "Por la madre que te a parido y la tenga en la gloria, hechicero! Apartate del camino! No ves que son escoltas que han sido atacados en el camino?!!! Y deben recibir tratamiento o morirán! Y hay de ti si alguno muere por tu necedad, pues me encargaré de que tu alma sea juzgada por semejante delito!!!"

Me apartaré, pero tu alma será juzgada en caso de que alguno de los cadaveres sea utilizado para algun rito maligno. Juré erradicar cualquier oscuridad con llamas sagradas, y como se me escape alguna, no será mi alma la que este en peligro.

El Guerrero se retiro el casco lentamente y descendió del caballo, acercandose al grupo.

-Mi nombre es Demetrios Ikorios, soy el Capitán de los Hoplitas Cirineos- dijo con altanería- Escoltabamos a esta caravana hacía la Aldea de la Roca Blanca pero hara dos noches una fuerte compañia de Orcos nos atacaron, matamos a muchos pero ellos tambien nos han causado bastantes bajas

Señaló los bastimentos que cargaban en su carromato; cuatro corazas, yelmos similares al suyo pero de menor calidad y un conjunto de armas de identica factura.

-La mercancía que llevan estos mercaderes proviene de Robleda, principalmente son armas y armaduras usadas de una tienda de empeños- dijo con sorna- Al parecer todos las compañias de mercenarios se estan reuniendo allí a la espera de contratos, va a ser como una feria de la guerra...Tambien llevamos unos refugiados por encargo del Canciller de Marvolor para que hablen ante la asamblea.

Cáledan estaba interesado en lo que decía Demetrios, si su compañía estaba diezmada quizás le interesaran nuevos mercenarios para su grupo. Decidió esperar un poco antes de hacerle su ofrecimiento a Demetrios, para evaluar algo mejor cómo era dicha compañía de mercenarios.