Partida Rol por web

Tombstone: Dead Lands

Capítulo 4: Perseguidos y malditos

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14/09/2010, 22:57
Charles Eckhardt

¿Pueblo?

Eckhardt parece sobreestimulado por la cantidad de noticias que escucha. Cada frase de sus compañeros merece un titular en primera página y una tirada especial.

Hombres lobos, maldiciones... ¿el cochero levantándose de su tumba?

Por tal cantidad de novedades, no ha reaccionado hasta las palabras de Dakota que, por ser más misteriosas si cabe, merecen unas preguntas de parte del periodista hacia Dakota.

¿Se refiere a un pueblo físico, donde nos ayudarán, o habla de su Pueblo, los... los nativos americanos?

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15/09/2010, 03:04
Dakota

El indio se giró lentamente para observar a Eckhardt. Su rostro se había transformado en una máscara de absoluta confusión, como si la sola idea de aquella dicotomía pudiera haber perturbado su misma esencia. El indio lo miró durante un rato, tratando de asimilar aquellas palabras, hasta que finalmente su semblante adoptó una postura de profunda piedad.

No le contestó directamente, pero dijo algunas palabras antes de volver su vista al desierto.

- Dakota saber de una tribu… cazar en estas tierras... no faltar mucho. – su dedo dibujó vagamente algo en el polvoriento vidrio de la ventanilla. – Hablar con hombre-medicina… él saber que hacer.

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15/09/2010, 04:07
Stephen Boyle

 ¡Ah este es un evento de serendipidad! Precisamente estaba a punto de mencionar una flaqueza en nuestro plan de escape. Dado que las reservas de agua para la caldera se encuentran decreciendo a un ritmo constante, es imperativo encontrar una fuente hídrica en las cercanías inmediatas. Y ninguna civilización se ha formado lejos del suministro del preciado líquido.

Una sonrisa extraña se forma en la cara del inglés sin que él mismo lo note, pero sus labios se curvan de una manera casi grotesca, a medida que habla sus párpados se abren, dejándole una expresión penetrante. ¿Será posible que poco a poco el lúcido ingeniero esté perdiendo el contacto con la realidad?

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15/09/2010, 10:26
Frank

- ¡Maldita sea Boyle! ¡Habla en cristiano! ¿Nos estás diciendo que vamos a pararnos?

Frank valora la distancia a la que pueden estar de Purgatory. Nunca habrá suficiente, piensa erizándosele el pelo de la nuca.

Tenemos caballos para seguir avanzando en caso necesario, pero la necesidad de agua es un imperativo. Tal vez encontrarnos con los indios sea una buena alternativa. Aunque nuestras cabelleras puedan sufrir consecuencias irreversibles.

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16/09/2010, 16:18
Charles Eckhardt

Lo que el Sr. Boyle quiere decir... Eckhardt se ofrece a hacer de mediador o, más bien, de intérprete ...es que a no mucho tardar se nos agotará el agua. Sin embargo, llegaremos a la tribu que menciona Dakota y ahí nos ayudarán y recuperaremos las reservas de agua.

O eso espero...

Con la costumbre adquirida de alguien que tiene que aceptar órdenes de alguien más sabio para sobrevivir, el reportero mira al Predicador.

Y ahora... ¿nos preparamos para salir a caballo? ¿qué hacemos con el pasajero del vagón de cola?

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16/09/2010, 22:26
Predicador

El Predicador pensó en las opciones que tenían frente a ellos. Lo siguiente que debían hacer lo tenia claro, tenían que conseguir agua sí o sí. Y si ademas por casualidad la tribu que mencionaba Dakota les desvelaba el secreto del cofre, mejor que mejor. La única duda le venía por tener que decidir qué hacer con el pasajero del vagón de cola. Tenían que actuar deprisa y aquel tipo se podía convertir en una carga. No podía saber la ventaja que les sacaban a sus perseguidores y por eso debían regresar al tren después de su excursión lo antes posible. El Predicador respondió a Eckhardt directamente, pues le había pedido su opinión claramente. Sí, tenemos que salir a caballo lo antes posible, y con respecto al hombre lobo... creo que lo mejor será que lo dejemos donde está. No deberíamos tardar mucho si queremos volver al tren sin que nos hayan alcanzado los jinetes, y no podemos permitirnos que nada nos retrase.

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17/09/2010, 02:43
Stephen Boyle

 Me parece una decisión concienzuda, señor clérigo.  El inglés asiente, mientras mira su fino reloj de bolsillo... luego de unos segundos de rápidas calculaciones espeta, más para si mismo que para los demás

De acuerdo a las mediciones de el escape natural de vapor, habremos de tener una autonomía de 11 horas de funcionamiento contiguo del artefacto, comenzando con las 8 post-meridiano del día pretérito, las reservas de presión nos llevarán por quizás un par de horas más, no hay gavela para un error.

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17/09/2010, 20:20
Predicador

EL Predicador se limitó a girarse hacia el reportero y preguntar.

Eckhardt...¿que ha dicho?.

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17/09/2010, 20:25
Charles Eckhardt

Incluso Eckhardt parece tener sus límites al entender a Boyle, pero da lo mejor de sí, y resume el mensaje quedándose con lo esencial.

Que nos queda agua para dos horas. No más.

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17/09/2010, 21:27
Predicador

El Predicador asintió complacido a la traducción del reportero, no por las noticias, que no eran buenas, si no por la ayuda prestada por Eckhardt. Luego volvió a hablar, y lo hizo como si el ingles no estuviera allí, Boyle había dejado de ser un interlocutor para el clérigo.

Bien, en ese caso no debemos esperar mas, en marcha.

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18/09/2010, 09:51
Frank

Frank escupe contra el suelo del vagón; se saca un palillo como por arte de magia de a saber qué sitio, mugriento y sobado, y se lo mete en la boca; se ajusta el sombrero y sale tras el Predicador sin decir palabra.

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18/09/2010, 14:33
Director

Dejando a Boyle aún a los mandos, los pistoleros van desde la locomotora al vagón-establo para ensillar los caballos y tenerlos listos para el paseo. De camino pasan por el vagón reservado para la tripulación que, en este caso, está ocupado por viveres, agua y algunos útiles rescatados de la diligencia. El Predicador y Frank, acompañados de Eckhardt, toman comida y bebida suficiente para varios días, por si acaso se hiciera necesario.

Poco después de haber terminado los preparativos necesarios se escucha un chirrido agudo que acompaña al frenado del tren. El caballo de hierro está parado en medio de una extensa llanura interrumpida por unas colinas al sur. El desierto hace tiempo que ha quedado atrás, pero aún es un paisaje árido. Encontrar agua sin conocer bien la zona es difícil, y sin duda la mejor opción es dar con un asentamiento conocido. Stephen Boyle ha respondido a la señal de parada de Dakota, pues el mestizo sabe que el poblado yaqui no está a más de un par de horas de viaje al sur. Más allá de esas colinas.

En unos minutos los cinco hombres están montados a caballo, con un animal extra para repartir la carga, y preparados para viajar hacia el poblado indio. El camino se inicia con sentimientos diversos por parte de los viajeros. Por un lado, resulta poco tranquilizador dejar atrás el tren, cuando les había servido tan bien para escapar de sus perseguidores. Si esos jinetes aún no han desistido de su propósito, lo cierto es que tendrán que volver pronto a la locomotora, o bien tendrán que huir con lo que tienen. Por otro lado, de todas formas, el Cofre, las maldiciones y los perseguidores son demasiado peso para seguir acarreándolo sin ayuda. Si Dakota sabe guiar a los otros hasta ese poblado indio, y si no resultan ser hostiles, tal vez - solo tal vez - consigan de la visita mucho más que agua para el tren.

Pasa un rato de viaje, y el sol avanza por el cielo, pero antes de que se den cuenta, los peregrinos se encuentran con una inconfundible señal de la presencia de indios. En mitad del camino hay una lanza clavada en la tierra, cortándoles simbólicamente el paso.

El mensaje está bien claro, y todos detienen sus caballos sin atreverse a dar un paso más. No cabe duda de que hay ojos mirándoles ahora mismo.

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21/09/2010, 03:12
Stephen Boyle

 Maese nativo, suplícole nos comente cuál es la gala tradicional para solicitar pasaje por este terreno sin ser atacados.

 

El joven inglés está evidentemente nervioso, en su mente pasan flechas indígenas por su cuerpo y subconscientemente se agacha sobre la crin del corcel para crear un blanco más pequeño.

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21/09/2010, 12:55
Dakota

Por alguna razón que Dakota jamás podría explicar, algo le decía que el inglés se estaba dirigiendo a él. Y por algún motivo aún más extraño, parecía que hablaba sobre las ceremonias a seguir para salir vivos de aquel lugar.

- Pueblo, pasar… Otros…morir. – dijo con el ligero esbozo de una cínica sonrisa aflorando en sus labios.

El indio se había tomado especial trabajo en cargar al caballo de repuesto con el ataúd que llevaba la maldición. No había sido tarea fácil, y solo gracias a los buenos consejos del inglés había conseguido equilibrarla lo suficiente sobre el lomo del animal. Solo por eso el mestizo se comportaba con cierta educación.

Lo cierto era que cada vez se sentía más incómodo. Las relaciones con sus congéneres solían ser a veces más hostiles que con el propio hombre blanco, y más aún cuando se llegaba sin avisar… y portando malas noticias.

Dakota alzó una mano, señalando al resto que detuvieran su marcha. Era un gesto innecesario, a juzgar por los tensos semblantes que rodaban al indio, pero de algún modo era parte de la ceremonia. Al menos haría parecer que el indio tenía alguna ascendencia sobre el grupo.

Descendió de su montura y se acercó a pie hasta la lanza. Se tomó su tiempo para recorrer los escasos pasos que lo separaban de ella, unos largos momentos que se tornaron insoportables. La tomó con solemnidad y la extendió por sobre su cabeza.

- AIIIIIIEEEEEEEE !!!! – gritó con brutal estridencia, un sonido que casi hacía doler los oídos.

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21/09/2010, 16:41
Guerrero Yaqui

No tardan en aparecer dos indios a caballo en mitad del camino, a unas quince yardas de los viajeros. Montan unos inquietos broncos pardos y van armados con arcos y carabinas algo pasadas de moda pero muy efectivas a estas distancias, aunque no apuntan con ellas a los extraños. A la espalda de los recién aparecidos indios se puede ver otro rostro medio oculto tras la maleza, y a un lado y otro del camino se pueden ver algunas plumas o la flecha de un arco asomando tras rocas. Señales inequívocas de que los forasteros están bien vigilados. El que parece el mayor de los dos guerreros avanza dos pasos manteniendo su suspicaz mirada sobre los intrusos.

¿Hermano rojo... apache?

Ante el saludo de Dakota, alzando la palma de la mano derecha, el indio yaqui responde con el mismo gesto, pero sigue hablando, en idioma apache, y por su tono algo no parece gustarle.

Anek noosag baashkizigan? ... Ziwe-than!

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21/09/2010, 22:06
Okhan

Un segundo Yaqui más joven y atletico se acerca dando un suave trote con el caballo, con cara seria bordea al grupo mientras les mira escrupulosamente. Al completar la vuelta se situa junto a su compañero que está discutiendo acaloradamente.

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22/09/2010, 05:53
Dakota

 

El mestizo caminó hasta ubicarse a solo unos pasos de los indios, y clavó la lanza en la tierra justo frente a él. Saludó con una reverencia y luego comentó.

- Dakota… - dijo en tono serio, aunque no terminaba de entenderse si se trataba de una aclaración o una correción.

- No venimos buscando guerra. Yo responder por cara-pálidas

Su mirada oscura y profunda se clavó en el que parecía llevar más autoridad, como dando a entender que conocía perfectamente lo que sus palabras implicaban, y que estaba dispuesto a aceptar la responsabilidad.

Dakota se irguió cuan alto era y extendió su pecho, cubierto aún por la sangre y las heridas recientes. Era bien consciente de la impresión que podía causar el aberrante mordisco que lo atravesaba de lado a lado. Aquello casi pareció una introducción para sus siguientes palabras.

- Nosotros enfrentar a los Espíritus Sin Descanso. – giró su rostro y su mirada se perdió en la distancia, señalando más o menos el lugar por donde estaría Bronco Pueblo. Imaginó que aquellos hombres deberían de conocer bien lo que ocurría tan cerca de su hogar y que no necesitarían mayores explicaciones. – Ahora necesitar Hombre-Medicina para seguir la lucha.

 

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22/09/2010, 13:59
Okhan

El Indio observa las heridas de Dakota, y mira hacia el Predicador. Luego saca unas hierbas de su zurrón y se pone a masticarlas lentamente, levanta la vista hacia el cielo mirando las nubes y sigue el vuelo de los pajaros, parece que está pensando qué hacer.

Pasado unos minutos escupe las hierbas, gira la cabeza hacia su compañero y asiente. Eleva el brazo con la palma extendida, seguramente haciendo una señal a sus otros compañeros.

Sin volver a mirar al grupo, como dejandolo en manos de su compañero yaqui, da media vuelta y empieza a avanzar lentamente con el caballo.

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22/09/2010, 14:43
Guerrero Yaqui

Ugh dice el indio que discutía con Dakota, respondiendo al asentimiento de su compañero. A ambos parecen haberles tranquilizado las palabras con las que Dakota responde al interrogatorio en idioma apache. El guerrero bravo da unas palmadas a su caballo incitándole de nuevo al movimiento, aunque le hace rezongar un momento antes de darse la vuelva. Lo justo para decir al grupo unas palabras en español, señalando al Predicador y al mestizo indio.

Sin esperar respuesta, el indio da la vuelta a su caballo y sigue el mismo camino que su hermano rojo, emprendiendo un tranquilo paso con su caballo. Algunos nativos más a pie, y otros dos a caballo, abandonan sus escondites moviéndose hacia el grupo de extranjeros para formar una cerrada escolta.

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22/09/2010, 14:55
Charles Eckhardt

El reportero aún está amedrentado por la presencia de los poco amigables indios, pero la resolución del encuentro parece bastante satisfactoria. Como esperaban, Dakota está siendo un salvoconducto fiable para moverse en tierras de los hombres rojos. Aun siendo incapaz de controlar su continuo temblequeo en las manos, que ya no tiene nada de inusual en él, parece mucho más tranquilo cuando, incluso, se decide a hacer de intérprete esta vez. El yaqui se dirigió al grupo en español, pero el periodista sabe lo suficiente del idioma como para traducir.

Ha dicho que les sigamos...

Luego mira específicamente al Predicador y a Dakota.

...Y que el hombre-santo y su hermano apache vayan delante, junto a él.