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Tombstone: Dead Lands

Capítulo 4: Perseguidos y malditos

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27/09/2010, 01:35
Charles Eckhardt

Charles mira a uno de sus compañeros y a otro, siempre devolviendo la vista hacia el jefe indio, y anuncia.

El Gran Jefe dice que si el rostro pálido pistolero no quiere soltar sus armas, esperará fuera con sus guerreros mientras los otros visitan al Hombre-Medicina.

Vuelve a mirar a un lado y otro y, sin dar oportunidad de respuesta por parte de nadie, hace caso al consejo del lider de la tribu y entra en el tipi. Lo último que quiere es estar en medio en un conflicto entre el temperamental vaquero y el mandamás con sus malcarados guerreros bravos.

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27/09/2010, 19:40
Director

Uno tras otro van entrando en la tienda forrada en piel, la misma en la que alguien dibujó una cruz católica acompañada de un bisonte y un águila. La choza más grande del pueblo está reservada a su guía espiritual, y no a su jefe. De todas formas, la inusual fusión de culturas de esta tribu hace dudar si el sabio al que pedirán consejo será un sacerdote católico con alzacuellos y rosarios, un hombre-medicina con plumas y huesos de animales de colgantes, o cualquier punto intermedio entre ambas figuras.

Ante el tipi del jefe ha quedado Frank, rodeado a cierta distancia por seis guerreros bravos armados con lanzas y hachas, y con el propio jefe mirándole con una mezcla de desaprobación y curiosidad. Los bravos de la aldea mantienen bien vigilado al vaquero, aunque ninguno se ha atrevido a acercar una mano a sus pistoleras para desarmarle él mismo. Los indios parecen respetar de cierta forma la independencia del pistolero, y su orgullo indomable, que un blanco llamaría testarudez. Por eso se limitan a mirarle con atención y a agarrar bien sus propias armas, por si acaso. El vaquero solo tendría que ceder y entregar su revólver para unirse al resto de sus compañeros, que han desaparecido en el interior de la tienda del chamán.

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27/09/2010, 19:53
Hombre-medicina Yaqui

Cuando los cuatros hombres entran en la tienda, en el intervalo en el que sus ojos se acostumbran a la penumbra solo alcanzan a ver adornos colgando de la piel endurecida que formas las paredes y el techo. Trapos mojados de alguna sustancia oscura que gotea al suelo, hilos que sostienen pequeños huesos de roedores o pájaros, pequeños crucifijos en sus cadenas de plata...

Un saludo en idioma español les recibe, y en el fondo del sombrío espacio se ve la forma del buscado hombre medicina.

El Padre bendiga, la Madre bendiga. Dios-Tierra esté con vosotros.*

Sacude algunas ramas y huesos, accesorios rituales, y se persigna torpemente al ver al Predicador. A pesar de su comportamiento, y de las palabras que los compañeros entienden a medias, el Hombre-Medicina no parece otra cosa que un chamán, un hechicero indio. Las pinturas en su cara son extrañas, los adornos cubren su sucio pelo y las pieles con las que está vestido a medias, y un pájaro disecado, seguramente con algún ingenioso remedio indio, decora su cabeza.

Continúa hablando en el idioma castellano y señala a Dakota, al que mira inquisitivamente pidiendo, sin duda, alguna explicación de su presencia ahí o una presentación.

Notas de juego

*En español.

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28/09/2010, 06:00
Stephen Boyle

 Boyle se encuentra mustio, en parte por respeto, por diplomacia y por pura repugnancia de las condiciones internas del tipi. Él, acostumbrado a los laboratorios más pulcros, los cuartos de hotel más impecables y esos largos baños con tinajas de cerámica enarboladas con grabados en filigrana de oro. El contraste era demasiado evidente, así que su gesto en la tienda es un poema de estoicismo fingido con nerviosismo auténtico.

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28/09/2010, 09:31
Okhan

Okhan da un golpe con la lanza en el suelo. Gesto que interpretan sus compañeros como "atentos", ya que al irse Okhan hacia la cabaña, los otros guerreros se acercan dos pasos mas a Frank compensando la falta de Okhan, con un metro y medio de presión sobre él.

Okhan se acerca tranquilo a la cabaña, pero con los pasos bien marcados para que el grupo supiera que estaba vigilando a sus espaldas.

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28/09/2010, 13:31
Dakota

Dakota se adelanta solo un paso y se inclina levemente en señal de respeto. Realiza todo el ritual con la parsimoniosa solemnidad con que acometía cada acto de su vida, aunque esta vez parecía tomárselo más en serio.

- How, Hombre-Sabio del Pueblo Yaqui !!! – saludó en apache, alzando la mano y mostrando su palma cubierta de ampollas recientes y cortes diversos – Venir a pedir consejo… y a escapar de mala medicina.

- Dakota hablar… y estos ser bravos compañeros… Predicador y Stephen-Boyle… Eckhard ser contador de cuentos. – con gesto afectado, fue señalando a cada uno a medida que lo presentaba, dedicando especial atención al Predicador y al plumilla.

- Bravos encontrar Espíritus-Sin-Nombre en pueblo de caras-pálidas… no muy lejos. Muertos caminar bajo el sol, y Bestias-que-No-Nacer-de-Madre hacer sangrar a la Tierra... sangre negra… - Dakota aprovechó para volver a alzar sus manos, aún cubiertas con los restos secos de aquella viscosa sustancia. -  Vencer a muchos… pero mala medicina seguirnos…

El apache culminó su breve discurso inclinando la cabeza como en señal de disculpa.

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28/09/2010, 13:41
Director

Uno de los guerreros que escoltó al grupo hasta el poblado, el más alto que llevaba una lanza, entra en la tienda, paseando su mirada por los extranjeros reunidos en el tipi del chamán para pedir su consejo. Parece bastante claro que el bravo, aunque joven, tiene algún tipo de autoridad en la aldea, pues además de ser antes el destinatario de las órdenes directas del jefe, alguien ha decidido que esté presente también en esta reunión. Quizá sea el hijo del jefe, o el mejor guerrero de la tribu. Incluso siendo ésta la tienda más grande del pueblo lo cierto es que empieza a hacerse pequeña para los seis habitantes, contando al indio recién entrado y al propio hechicero.

Dakota responde con tono ceremonial a las preguntas del anfitrión, aunque sus palabras en idioma apache son incomprensibles para Predicador, Boyle y Eckhardt. Al menos, parece que el idioma de los ancestros de Dakota es bastante conocido en el poblado Yaqui, pues no hay duda de que el guía espiritual le entiende.

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28/09/2010, 13:54
Hombre-medicina Yaqui

Asiente lentamente, satisfecho con la explicación y con el respeto mostrado.

En todo caso, quizá por alguna superstición o por el poco dominio del idioma apache, el Hombre-Sabio contesta de nuevo en español.

Habla y habla en el que parece ser el segundo idioma del pueblo yaqui, gesticula mucho y señala hacia el cielo, la tierra o hacia su crucifijo.

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28/09/2010, 14:03
Charles Eckhardt

A pesar de los vehementes gestos del guía espiritual, lo cierto es que la charla sigue siendo incomprensible para la mitad de los presentes, y eso obliga de nuevo a intervenir al reportero.

El caballero dice que conocen ese pueblo de caras-pálidas y también lo que le ha pasado. Dice... que la "mala medicina"... que puede sentirla en nosotros. Mancha de un robo... un robo que es un sacrilegio, aunque no fuimos nosotros quienes profanamos...

El periodista es incapaz de darle sentido al final de la frase, y el resto queda en el aire. No está haciendo un mal trabajo, teniendo en cuenta que hacía mucho que no practicaba su español, y que el indio no se preocupa demasiado en hablar despacio. Antes de quedarse de nuevo atrás en su traducción, el plumilla tiene que volver a hablar atropelladamente.

Dice: "Rostros pálidos traen peligro a la aldea. Ellos hacen una pregunta - una cada uno - y tendrán su respuesta." La última pregunta en contestar será... cómo romper maldición mira a Dakota, confirmando que su traducción tiene sentido.

Después, el Hombre-Medicina dice cómo reparar el daño a cambio de que los extranjeros se marchen... de que nos marchemos.

El esforzado Eckhardt, que ya ha demostrado lo suficiente que es un hombre de mundo, mira a los demás esperando sus opiniones. Cuatro forasteros son cuatro preguntas, contando con Eckhardt y excluyendo al testarudo Frank, que se ha quedado fuera. Lo único que sabe el plumilla es que no será el primero en interrogar al extraño brujo.

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28/09/2010, 17:22
Frank

Al menos no proceden a ningún registro. Pasaré con la pequeña Eli escondida en mi chaqueta, piensa Frank refieriéndose a un pequeño revólver que posee.

Da un paso, entrega con mirada penetrante su revólver, y se dispone a entrar a la cabaña, con el resto.

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28/09/2010, 18:11
Director

Al fin Frank entra en el tipi con todos, y la amplia tienda ya no parece suficientemente grande. En una esquina está el Hombre-Medicina, y en el resto de la superficie están el Predicador, Dakota, Stephen Boyle, Charles Eckhardt y el incorporado Frank. Incluso, cerca del mago de la tribu se ha colocado el guerrero Yaqui de la lanza. El ya condensado ambiente, con la peste a ungüentos y animales muertos, se vuelve pesado, pero el chamán no demuestra intenciones de cambiar de ubicación.

Todos miran al recién entrado vaquero. Aunque solo ha tardado un minuto, se ha perdido las presentaciones y algo más, pero las preguntas aún estar por ser formuladas y, con suerte, contestadas.

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29/09/2010, 23:28
Frank

Frank echa mano al sombrero, tocándoselo a modo de saludo ante el chamán indio.

Piensa en presentarse y decir su nombre, pero de repente le parece una acción absolutamente ridícula.

Si soy tan importante, que me introduzca el mestizo...

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30/09/2010, 04:38
Stephen Boyle

 La rápida mente de Boyle debate en una fracción de minuto las posibles cuestiones que se le pueden realizar al hombre medicina. Pero sólo había una que relacionase sus intereses personales con la aparente área de conocimientos del indígena.

Maese Eckhardt, ¿fuese usted tan amable de auxiliar mi falencia en el lenguaje castizo y transmitirle al respetable huésped mi interrogante?

Como bien no lo duda Boyle, Eckhardt accederá a este pequeño servicio.

Deseo saber qué contiene la piedra fantasma. ¿Por qué circunstancia el caballero nativo que responde al nombre de Dakota expresó que en su interior hay presencias fantasmales de índole malvada?

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30/09/2010, 10:27
Okhan

El indio de la lanza está atento a la conversación, siempre es bueno escuchar la información que pueda venir de fuera, aunque tenga que separarla de las mentiras.

Aun así, su curiosidad no hace que deje de vigilar al vaquero maleducado, ya que la sonrisilla que tiene en el rostro, no es la de alguien que no ha logrado salirse con la suya.

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30/09/2010, 13:31
Charles Eckhardt

El siempre solícito Charles ejerce una vez más de traductor e intérprete. Transmite la pregunta de Stephen al indio, y se apresura en hacer lo mismo con la enfática respuesta que da el chamán. Poco a poco, el reportero se va encontrando más cómodo con el idioma español, y al expresarlo en inglés para su selecta audiencia ya se puede permitir darle una forma más narrativa, pues la historia que narra el Hombre-Medicina despierta sus vocacionales instintos literarios.

Cuando el hombre rojo fue masacrado y conquistado por el hombre blanco, el hombre rojo pidió ayuda a los espíritus. Cuando los buenos espíritus le fallaron, recurrió a los otros. Un joven susquehannah al que sus hermanos llamaban Cuervo contactó con los Manitous y los liberó contra el hombre blanco, pero los Manitou no entienden de color de piel, y se volvieron contra todos. Los Terrenos de Caza estaban abiertos para que los Malos Espíritus moraran por la tierra a su antojo, y habían sido los propios hombres quienes lo habían permitido. La Piedra Fantasma fue la recompensa de los Manitous a la humanidad, por haberles liberado y ofrecerse a sí mismos como presas.

El reportero traga saliva, tan absorbido por el relato que él mismo está traduciendo como cualquier otro. Sus manos han dejado de temblar.

Pero los regalos de los Malos Espíritus tienen doble filo. El oro negro está manchado de sangre. Los Manitous viven también en esas piedras, y las usan como medio para poseer y enloquecer a los hombres. El hombre rojo sabe esto. Incluso los niños lo saben, porque el respeto a la naturaleza está en nuestra sangre. Los blancos, que no se preocupan de lo natural, no reconocen lo antinatural, y usan la Piedra Fantasma por codicia o ambición.

Se mantiene el silencio expectante durante unos segundos más, mientras Eckhardt todavía no sabe si el Hombre-Sabio de la tribu añadirá algo, pero el indio ya ha quedado en silencio. Entonces, con expresión alarmada, más que preocupada, mira hacia Boyle. Para Charles las consecuencias de lo contado, aunque siquiera la mitad fuera verdad, son terribles para el inglés.

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01/10/2010, 03:09
Stephen Boyle

 Stephen al comenzar la narración del hombre medicina no da crédito a las palabras, los primeros segundos del relato le traen esceptiscismo y su mano se posa en su refinada barbilla. A medida que pasa la historia, remembranzas de los eventos que han sucedido incluso llegan a encajar parcialmente con el relato del sabio de la aldea, pero la mente científica predomina, ahora más interesado en la piedra que antes. Serían acaso estos unos fragmentos de una sustancia alquímica o simplemente los vapores contendrían un compuesto que afectase el estado mental de quienes son expuestos a ella. De nuevo esa sonrisa misteriosa y perturbadora se dibuja en la cara de Stephen, ahora estaba al tanto de tener que trabajar con protección e incluso una campana de extracción cuando volviese a su amada Inglaterra con el botín del elemento.

*Gracias Dice Stephen en un español castizo chapucero, mirando al hombre-medicina.

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02/10/2010, 18:42
Hombre-medicina Yaqui

El mago de la tribu observa a Stephen con mirada carente de expresión. La forma en la que hablaba de cómo los hombres blancos se exponen por ambición a la influencia de los malos espíritus no era un reproche, ni pretendía contener una enseñanza. La codicia y las ansías de poder del hombre blanco eran una realidad para los indios, sentimientos muy fuertes que los rojos no podían entender y que hacían que el rostro pálido fuera capaz de hacer verdaderas proezas... o de aniquilarse a sí mismos. Para el Hombre-Medicina, los saberes de Stephen Boyle son tan oscuros y misteriosos - y, seguramente, tan deleznables - como para Stephen los suyos.

Aparta sus ojos del científico para dirigir su atención a los demás esperando que otro hable. El Predicador, Dakota, Eckhardt y, ahora que ha llegado, Frank; podrán hacer cuatro preguntas aún, y las cuatro respuestas deberán ser suficientes para despejar incógnitas, deshacer una maldición, y escapar de una banda de forajidos.

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03/10/2010, 09:49
Frank

Frank permanece en segundo plano, sin importarle demasiado qué sea la piedra la fantasma ni por qué los espíritus malvados están enfadados.

Sin más rodeos habla dirigiéndose directamente al Hombre-Medicina: - ¿qué hacemos con el cofre?

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03/10/2010, 15:05
Hombre-medicina Yaqui

Tras la inevitable mediación de Charles traduciendo las palabras al idioma español, el Hombre-Medicina mira a Frank intensamente. A pesar del estilo directo de Frank, al sabio indio no parece sorprenderle la pregunta.

Coje una rama tallada que colgaba del techo y gesticula extrañamente con ella antes de señalar varias veces hacia la puerta de la tienda mientras dice unas palabras.

Traed el cofre. Como siempre, es Eckhardt el que pone una voz intelegible al hablar del chamán.

Mientras repite la instrucción una vez más, señala vagamente hacia el guerrero indio presente y, probablemente, hacia Dakota o el Predicador.

Traed el cofre.

Ni al guerrero bravo ni a ningún otro indio de la aldea le pasó desapercibido el ataud con el que cargaba un caballo traído por los visitantes. No es extraño que la noticia de ese cofre del muerto haya llegado incluso al ermitaño brujo.

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04/10/2010, 20:22
Director

El ataúd no tarda en llegar, transportado a medias por Dakota y el Predicador. El guerrero indio parece demasiado suspicaz como para tocar sin necesidad el cofre al que ya le intuye relaciones con malos espíritus.

Cuando la gran caja de madera ya está en el centro del tipi del Hombre-Medicina, y todos observan con cierta inquietud el objeto. El chamán hace un gesto al otro indio, y en respuesta el guerrero clava su lanza en el borde de la tapa del ataúd y lo usa de palanca para abrirlo.

Con un crujido se destapa el recipiente, y lo primero que se revelan son grandes cantidades de oro y plata. Lingotes de metales preciosos, y también joyas, gemas, billetes de banco y todo lo imaginable. Un auténtico tesoro, aunque también hay papeles de procedencia desconocida, telas que posiblemente sean más bonitas que valiosas, y multitud de cachivaches.

Sin embargo, lo único que llama la atención al Hombre-Medicina es algo que parece totalmente fuera de lugar. Una máscara tallada en madera negra, adornada con ónice y coronada por un pelo tan real que no caben dudas de que algún día fue la cabellera de alguien.

Es un objeto ritual que parece simbolizar lo más oscuro y desconocido de las paganas tradiciones de las tribus indias que aún están por conocer. Un objeto siniestro, que provoca un escalofrio en más de uno. No resulta difícil imaginarlo como un trofeo maldito, responsable de buena parte de lo ocurrido en Purgatory y, según Dakota, de un funesto destino que pende sobre las cabezas de los hombres blancos que osaron acercarse a el.