Partida Rol por web

Torre en brumas

Iaobahl

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21/02/2015, 02:28
Director

Nikander cargaba un zurrón o saco a su espalda, de donde sin duda había provenido el aura más inquietante. En su cuello colgaba un amuleto, cuyo colgante quedaba oculto bajo las ropas. Eso explicaba la segunda fuente magia.

Iseo había dejado morir el conjuro de detección, segura de haber encontrado las respuestas que necesitaba. No lo necesitó para saber que todavía algo no era lo que parecía. Cuando Nikander y ella se habían conocido, Iseo era poco más que una niña, ignorante de muchas cosas y en muchos sentidos. Desde entonces había aprendido bastante de magia arcana, aunque solo fuera por tener un entendimiento teórico. La oghmita habia identificado dos conjuros de ilusión, y sin embargo Nikander solo había interrumpido uno.

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21/02/2015, 17:35
Zz'pora

—No se lo permitáis —sugirió Zz'pora, con la historia de los Siete Honorables demasiado reciente en su memoria—. Intenta llevarnos a su terreno. Resolvamos nuestros asuntos aquí y ahora.

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21/02/2015, 17:45
Aleera

Aleera tuvo que hacer el esfuerzo de voluntad más grande de su vida para no saltar sobre aquel tipo.

Estoy con Zz'pora—masculló. El solo hecho de que Nikander se pusiera a hablar con Iseo como si los demás no estuviesen allí le daban ganas de vomitar; quizá fue por eso por lo que se puso justo delante de la erudita pra que tuviera que mirarla quisiera o no. Su voz se tornó un siseo rasposo—. Ella no es la única a quien le debes una tonelada de respuestas, así que ahorra saliva.

Garm permanecía pegado a la pierna de la druida y parecía que sólo la mano de esta sobre su cabeza que se lanzara al ataque: El lobo tenía el lomo erizado por lo que parecí ael doble de grande, las orejas aplastadas hacia atrás contra la cabeza y gruñía ominosamente mostrando los dientes hasta el punto que se le veían las encías.

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21/02/2015, 21:26
Iseo de Candelero

Iseo apenas se dio cuenta del efecto de la actitud del mago en Aleera. Que alguien se dirigiera a ella, ignorando con desdén a sus compañeros, era algo habitual en el trabajo que había llevado a cabo para la Iglesia hasta no mucho tiempo atrás. La situación todavía le resultaba natural.

Ella había cambiado más en los años pasados desde que viera por última vez al mago. No lo había pensado cuando lo conoció, pero en cierto modo, le recordaba a su hermano. Ambos habían hecho de su vello facial una seña de identidad en rostros por otro lado nada reseñables. Tan confiados en su habilidad que no necesitaban un poderoso físico para resultar intimidatorios  

Y los dos arrogantes y corrompidos.

Aunque no a sus compañeros. El odio que le profesaban superaba el temor que pudieran tener a sus conjuros. No confiaba en sus posibilidades de evitar que el encuentro desembocara en una contienda.

—No te arrogues más importancia de la que tienes —respondió, ignorando su petición—. No supimos que eras tú hasta que vimos tu retrato en el vestíbulo. Y he dicho conjuros. Puedo apreciar el tipo de magia que utilizas, pero no tiene cabida en una conversación honesta.

Desconocía su naturaleza exacta, pero eran dos las ilusiones que había detectado en la figura del hombre.

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21/02/2015, 21:47
Evaryan "Palabras Melosas"

Evaryan asintió al comentario de Zz´pora. Él era el primero en saber que las palabras tenían poder, incluso sin magia detrás de ellas. Nikander ya había demostrado que sus mentiras podían ser letales.

—Yo me encargaré de tranquilizar a la muchacha. Me conoce.

El hombre lagarto sintió un pinchazo de nostalgia. Por supuesto que Palabras Melosas conocía a la chica. En los viejos tiempos, los Honorables habrían hecho chistes sobre el talento de Evaryan con las damas. Incluso en la mazmorra más profunda, el bardo parecía apañárselas para tener cerca a mujeres jóvenes, y su trabajo siempre era tranquilizarlas, sacarles información o algo así.

Pero los viejos tiempos habían pasado, y Ceri no estaba allí para hacer una broma. Tampoco es que hubiera nada de qué reirse.

El bardo se fue a la parte trasera y todos se sintieron seguros de que no habría interrupciones por un buen rato.

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21/02/2015, 21:47
Nikander

Nikander, obligado a encarar a Aleera, se tomó un momento para mirar a cada uno de los presentes. Claramente había asumido que los otros eran poco más que servicio: guardaespaldas, porteadores, guías.

Su mirada leyó los ojos de la elfa y una ceja se alzó con curiosidad. Volvió su atención a Xander, posponiendo la intriga, y sonrió levemente. Rozó apenas con la mirada a Trixa, desechando a la niña con condescendencia, y acabo con la vista fija en Zz´pora, pareciendo a punto de decir algo.

Sin embargo, cuando Iseo habló, eso debió de parecerle más importante por el momento.

—Iseo de Candelero confía más en su dios que en lo que le dicen sus ojos. ¿Incluso aquí? Soy yo. Querías hablar conmigo y aquí me tienes.

Fue su turno de ignorar una petición, así que olvidando sin más lo que Iseo exigía, retomó lo que había dejado pendiente con Zz'pora. Para entonces, Evaryan ya había salido de la vista, y Nikander señaló con la mirada al pasillo por el que se había marchado.

—El Caballero de Chelimber. Apuesto a que tu amigo el trovador olvidó mencionar lo buenos amigos que solíamos ser. Sadiki, él y yo dimos muchos dolores de cabeza a los bandidos de la Costa de la Espada. Rescatamos a muchas ancianitas, y a algún hijo de mercader...

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21/02/2015, 22:24
Xander

Xander miró a la puerta por la que se había ido el bardo como alguien que acabara de recordar algo.

—Sabía que conocía a Evaryan, pero no recordaba de qué... Lo que dice es verdad: un calishita, el bardo y Nikander me salvaron la vida una vez.

Estaba vivo gracias al mago que tenía delante, y ahora no había duda de que era él en persona. Todo lo demás que contaban de él no tenía sentido. ¿Podía ser cierto? Deudas aparte, Nikander respondería a los crímenes que hubiera cometido, pero el ilmaterino acababa de decidir que el mago merecía explicarse. De ser necesario, Xander lucharía por proteger ese derecho.

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21/02/2015, 22:33
Nikander

Sonrió complacido a la confirmación de Xander sin dejar de observar al hombre lagarto.

—Fue así hasta que el paladín calishita decidió que yo era indigno de su compañía. Años después al parecer quiso terminar la relación de forma más drástica, así que lo disfrazó de una cruzada contra el malvado nigromante y azuzó a sus perros, nuevos y viejos, contra mí. 

 Tenía la vista en Zz´pora, pero miraba al bulto, sin prestar más atención a sus ojos o la expresión que alguien observando un animal salvaje.

—Ahora el Caballero de Chelimber quiere "resolver sus asuntos" conmigo. Lo que pasó en aquella cueva fue bastante conclusivo y no creo que haya dejado preguntas sin responder, así que ¿por qué no saltamos al quid de la cuestión y el héroe salido del pantano me dice qué espera de mí además de que sucumba a su pretendidamente justa furia?  

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21/02/2015, 23:48
Zz'pora

Sonó algo imprevisible en los establos: una larga y sonora carcajada. Era una carcajada rasposa, inhumana, aunque de algún modo sonaba más humana que las palabras de Nikander. El dueño de aquella carcajada no era otro que Zz'pora, el Caballero del Pantano. Desenvainó el macuahuitl y lo blandió a su lado.

—¿Sabes, Nikander? El Honor es una cosa muy divertida. Porque está por encima de cualquier otra cosa. De la ambición, de la amistad, de todo. Me da igual el pasado en común que tuvieras con Sadiki y con Evaryan, si es que no es otra de tus confusas mentiras.

Alzó la cabeza, con orgullo.

—Hice unos votos cuando me uní a los Siete Honorables: luchar por lo que yo quería que era justo, sin perseguir la victoria a toda costa. Pero hice votos nuevos cuando nos separamos: proteger a mis amigos, y no permitir jamás que otro inocente muriese. Y no se me ocurre mejor forma de hacerlo que enviarte a los Nueve Infiernos.

Inclinó la cabeza a un lado.

—Amén.

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22/02/2015, 00:15
Aleera

¿No crees que te hayas dejado preguntas sin resolver?—repitió Aleera con sorna, como si aquello le pareciese el chiste más malo del mundo del mal gusto—. ¿Te suena el nombre de Iaobahl? ¿La capilla de Selune en Elturel? "Algo debía hacerse al respecto", ¿verdad? ¡Dame una sola razón para no hacerte PEDAZOS a ti y a esa rata traidora!

Conforme había ido enumerando la voz de la elfa se había ido impregnando de exasperación y de ira contenida a partes iguales. Aunque de algún modo que no tenía muy claro, la respuesta de Zz'pora la había ayudado a controlar esta última.

De momento.

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22/02/2015, 01:12
Xander

Xander había avanzado un paso hacia Zz´pora al escuchar lo que dijo, pero al hablar también la elfa, decidió intervenir.

—También prometiste no alzar la espada primero— le dijo al hombre lagarto, aunque luego miró a Aleera.

—Todos lo hicimos.

Había pasado días pensando en el momento de encontrarse con el mago, y siempre había temido que la sangre fuera a correr. Y, sin embargo, hasta ahora no había pensado que la violencia fuera a empezar por el lado de sus compañeros. Desde que entró en los establos, su mangual estaba en la mano. No estaba claro hasta dónde llegaría para dejar a Nikander la opción de explicarse, ni de qué lado estaría si el encuentro llegara a eso.

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22/02/2015, 01:21
Nikander

La reacción de Zz´pora había cogido por sorpresa a Nikander, pero las palabras de la elfa le afectaron mucho más. Con la mención a Iaobahl casi pareció recibir un golpe físico. Solo con las palabras de Xander recuperó la frialdad.

—El hombre lagarto me mataría a sangre fría para evitar muertes inocentes— se dirigió a Iseo, como asumiendo que solo ella apreciaría la ironía. Volvió a mirar a Zz´pora al seguir hablando.

—Cualesquiera sean mis otros crímenes, nunca he matado sin ser en defensa propia. Nunca— enfatizó, mirando esta segunda vez a Aleera como dirigiéndole también la respuesta.

—Quité una vida por última vez en el Deshielo de 1367, justo antes de separarme del bardo y sus amigos para siempre. Iaobahl, por otro lado, está cubierta de sangre inocente y es la responsable de que esté encerrado en este mundo-prisión que, aparentemente, compartimos. Podría hablarte de ella... o él, o podríamos seguir divagando ad infinitum sobre las sutilezas de la moralidad, pero eso entra en conflicto con los planes inmediatos del Caballero de ajusticiarme o morir intentándolo.

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22/02/2015, 09:48
Zz'pora

Zz'pora decidió ignorar a Xander. Había dicho que no atacaría a Nikander nada más verlo como le hubiera gustado hacer, y había mantenido su promesa. No iba a embrollarse a discutir con el monje sonado, especialmente después de la epifanía que parecía estar teniendo después de la conveniente revelación que le había hecho Nikander.

—¡Ja ja ja! Claro que te mataría a sangre fría, Nikander. Soy un reptil, no puedo matarte a otra sangre —le espetó; Iseo no era la única persona presente que no era rematadamente estúpida. La ironía no había sido tan buena, después de todo—. Si no, créeme que lo intentaría. Por probar.

Le señaló con una de sus garras.

—Basta de demagogia, mago. Puede ser que no hayas matado directamente, con tus propias manos, pero han muerto inocentes de tu mano. Puedes retorcer las frases como desees y acusarme a mi de lo que te dé la gana. Y estoy seguro de que tienes toda una retahíla de mentiras e historias para justificar lo que has hecho, pero eso nunca importa. Al final, siempre estás solo con tus actos.

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23/02/2015, 22:32
Aleera

Aleera había llegado a la conclusión de que Xander debía vivir en otro mundo diferente al suyo; en el cual no había prometido nada de lo que el monje decía. De modo que optó por hacer lo mismo que Zz'pora e ignorarlo. No estaba de humor para tonterías en aquel momento.

Nikander no había respondido a su pregunta, especialmente sobre el templo, el hombre lagarto sin embargo había expresado parte de lo que ella tenía en mente, de modo que se limitó a cruzarse de brazos con el ceño fruncido. No iba a irse sin lo que buscaba

—¿Dónde está Iaobahl?—gruñó.

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24/02/2015, 00:09
Iseo de Candelero

Iseo relajó la mandíbula. Sus compañeros estaban dispuestos a matar al mago, pero confiaba en que, a menos que forzara sus manos, no lo harían hasta que no les dijera lo que querían escuchar.

—“La sangre que derrame mancha mis manos. Que los dioses me perdonen —parafraseó una de las pocas entradas del diario que su conjuro había sido capaz de retener literalmente en su memoria—. Han pasado tan solo dos años desde entonces, Nikander. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

Nikander era culpable de graves crímenes, pero dudaba que fuera el único; ni siquiera el principal. En el texto se refería a sí mismo como a una marioneta, y detallaba los esfuerzos por liberarse de su titiritero. Durante los primeros años, al menos, había sido una víctima.

Quizás debía haber compartido sus hallazgos con sus compañeros, pero las notas de Nikander no estaban dirigidas a extraños. Estaban llenas de lagunas, que la imperfección del conjuro solo había ampliado. Disponía de escasos datos sólidos y demasiadas conjeturas.

Se quitó el sombrero. Apartó de su frente un mechón suelto.

—Has cargado con ello durante más de una década, solo —dijo, mirando fijamente a los ojos marrones—. Te estamos dando la oportunidad de compartirlo.

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24/02/2015, 23:20
Nikander

Tras ojear a Zz´pora y Aleera, la mirada del mago se había congelado en Iseo. No había sorpresa en su expresión, pero las palabras de la oghmita claramente habían pulsado una cuerda en su mente. Cuando respondió, su voz era suave. No sumisa, pero sí menos desafiante.

—Iaobahl es un demonio que camina en forma humana. Está en este plano, y su modus operandi me hace pensar que es el Archimago del que todo el mundo habla. Me ha obligado a hacer muchas cosas... y he hecho otras por romper su yugo, pero supongo que eso ya lo sabes.

Hablaba solo para Iseo, y no hubo reproche en la última afirmación. Casi al contrario, Nikander pareció orgulloso de la escolar. Curiosidad y conocimiento eran dos caras de una misma moneda. Él hubiera hecho lo mismo.

El mago se agarró el costado de repente y dio un torpe paso hasta apoyarse en un poste de madera cercano.

—Tú puedes juzgarme por ello, pero— dirigió la mirada a Zz´pora —no aceptaré lecciones de moralidad de un reptil. Cuando un perro rabioso muerde, la culpa la tiene quien le quitó el bozal, quien le señaló a quién morder. Asumo que caminar en dos patas no da más sentido de responsabilidad. Estás solo con tus actos, dice el hombre lagarto, mientras me culpa de sus asesinatos. Efecto secundario de seguir a un paladín fanático que ve el mundo en blanco y negro y se considera en la obligación de ejecutar a los que él, ÉL, llama malvados.

Las piernas de Nikander fallaron y cayó al suelo, aunque en ningún momento dejó de mirar a Zz´pora. Algo en sus rasgos empezó a cambiar. El segundo conjuro de ilusión que Iseo había mencionado estaba disipándose.

—MÁTAME, APRENDIZ DE VERDUGO. TUS OJOS DISTINGUEN EL BIEN DEL MAL Y NUNCA SE EQUIVOCAN, IGUAL QUE LOS DE TU MAESTRO. MÁTAME, PERO SI CREES QUE IRÉ A LOS NUEVE INFIERNOS ERES UN NECIO. ESTE ES MI INFIERNO. NO IRÉ A NINGUNA PARTE Y TAMPOCO TÚ.

Su ropa, hace un momento intacta, estaba hecha jirones y dejaba ver innumerables heridas de garras en su pecho. Su cara sangraba abundantemente con cuatro heridas paralelas a cada lado. Su rostro, que había parecido fuerte y saludable, ahora dejaba ver todos los huesos como si fuera poco más que una calavera con piel. El mago que miraba desde el suelo estaba débil, moribundo quizá, pero su mirada seguía desafiante y su aspecto era ahora doblemente aterrador. Revoloteando junto al techo, Kra graznaba a la muerte.

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26/02/2015, 12:00
Trixa

Trixa miró al miserable mientras respiraba despacito, tratando de contener las ganas de clavarle sus espadas en la tripa.

—Zz'pora te mataría para prevenir muertes inocentes. Yo te voy a matar porque eres un mierda, dices palabras y palabras y yo me pierdo. ¡Engañas y mientes! No tengo ni idea de quién es Iaoblah o Ioablu o como se llame. ¡Deja de aparentar que estás en un escinario de teatro y dime donde está mi madre! ¡O te rajo ahora mismo!.

La pequeña chica estaba ya demasiado cabreada y no entendía ni la mitad de lo que estaba pasando, pero eso sí, tenía unas ganas terribles de terminar con el sufrimiento de la despreciable persona que tenía delante.

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26/02/2015, 22:41
Zz'pora

—¡Basta! No fue Sadiki quien hechizó a Aldis ni a Hagga para que esparcieran tus mentiras. No fue Sadiki quien robaba cadáveres para levantar un ejército de muertos vivientes. No te atrevas a poder en duda su honor. ¡No te atrevas si quiera a decir su nombre! Manchas, pudres y corrompes todo lo que tocas —siseó el hombre lagarto en defensa de su amigo—. No existe sacrificio tan grande que no estuviese dispuesto a pagar para librar al mundo de tu maldad y tu perfidia. Quedarme atrapado en este mundo es un precio muy pequeño porque nadie vuelva a sufrir por tu culpa.

Zz'pora llegó al lado de Nikander.

—Eso, hijo de puta, es lo que significa ser un héroe.

El macuahuitl bajó, para segar la vida del mago.

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27/02/2015, 00:38
Iseo de Candelero

A pesar de sus palabras, Iseo sabía que Nikander se había transformado en un monstruo. Había usado el Arte para seducir y embaucar sin atender a las consecuencias, se había aliado con nigromantes y había liberado terrores horripilantes sobre Faerûn. Pero saberlo no cambiaba la realidad que había desvelado la pérdida del segundo conjuro.

Contemplar el rostro macilento, arrasado por el hambre y el dolor, intensificó la imagen en su memoria. El mismo rostro, apenas más joven, tan cercano, entre sus manos, pegado al suyo propio. Dio un paso hacia adelante.

El odio y la furia en la siseante voz de Zz’pora detuvieron sus pies. La monstruosa espada de madera y obsidiana alcanzó el cenit y descendió sobre el indefenso Nikander.

Un chillido agudo hizo pedazos las palabras que aún no había pronunciado. Apartó la mirada antes de que la piedra rompiera carne y huesos.  Cubrió la boca con la mano. Cerró los ojos y retrocedió a trompicones, haciendo de cada pie un obstáculo para su pareja, hasta que cayó de espaldas, golpeándose la coronilla contra la pared, deslizándose de golpe hasta el suelo, donde quedó sentada, abrazándose las rodillas.

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27/02/2015, 00:44
Xander

Nikander había dedicado solo una corta carcajada a media voz a las palabras de Trixa. Refusó, o su debilidad le impidió, dar otra respuesta, pero sí había dirigido una mirada, la primera en todo este tiempo, cargada de desprecio a la niña.

El macuahuitl descendió, rompiendo el cráneo con una rapidez misericordiosa, y todo lo que quedó de Nikander fue un bulto inerte boca abajo y un charco tan rojo como su túnica.

Xander había querido pensar que el mago que le había salvado y el responsable de secuestrar y marcar a niños como ganado eran dos personas distintas. Lo eran, pero solo en cierto sentido. Nikander había cambiado, y ni siquiera había negado las acusaciones de Zz´pora.

Malvado o no, a Xander ese despojo humano se le antojaba más patético que peligroso. Desaprobó la acción del hombre lagarto pero él mismo se reconoció incapaz de distinguir una opción mejor. Había estado tan equivocado tan recientemente que no se consideraba capaz de juzgar.

Siendo así, separó la mirada del cadáver y dirigió toda su compasión a Iseo. Se arrodilló junto a ella y puso las manos en sus hombros; un torpe intento de dar consuelo pero también quería comprobar que no se hubiera hecho daño. Por primera vez desde que llegó a este mundo, rezó a Ilmater por Iseo. Rezó por todos ellos.