Partida Rol por web

Al atravesar la salida de emergencia, el viento os golpea el rostro. La luz de vuestras linternas se atenúa, como si la oscuridad se hiciera más intensa, y una nube formada por la ceniza y el polvo levantados por la explosión parece golpearos. Cubriéndoos el rostro con la mano, saltáis al exterior para escapar de la criatura que os acecha.

Confusos, os quedáis detenidos al otro lado de la puerta. De repente el viento parece estar a vuestras espaldas, y en lugar de haber salido del interior del edificio parece que habéis entrado en él. La amenaza, sin embargo, podéis sentirla todavía a vuestras espaldas.

Cuando os descubrís el rostro para tratar de ver qué está pasando, no encontráis ante vosotros ni la ciudad oscura en la que estabais, ni el supermercado del que intentabais escapar. Ante vosotros se encuentra el lugar más extraño que vuestros ojos jamás hayan visto. Un interior parecido al de una catedral, con columnas que llegan hasta un techo inalcanzable y paredes cubiertas de extraños símbolos. Las columnas parecen fundirse unas con otras y confluir en un bloque de piedra incrustado en la pared, con más de esos extraños símbolos. Todo el lugar está forjado de una piedra anaranjada, cuyo color y aspecto os trae a la memoria los fragmentos de roca que cubrían el cubo cuando colisionó contra la ISS.

En la sala, a distancias iguales, hay algo que se asemeja a superficies de trabajo. Sobre cada una de estas superficies se encuentra un bloque de esa piedra anaranjada, que parece conectar con las columnas, y a través de ellas, con el bloque de piedra de la pared.

En un rincón de la gigantesca sala hay un montón de cajas apiladas, algunas de ellas abiertas, y junto a ellas unas piezas de un mineral extraño, que palpita con una energía que de alguna forma os resulta familiar.

A pesar del caos y la confusión, seguís sintiendo la amenaza a vuestras espaldas, seguros de que esos ojos anaranjados os otean desde detrás vuestra. Un cosquilleo os recorre la columna, como si en cualquier momento esas fauces desagradables fueran a ceñirse sobre vosotros y destrozaros como hicieron con vuestros compañeros en el espacio.

Georgi mira a su alrededor sin enteder qué es lo que sucede abriendo los ojos como platos más por la sorpresa que porque así pueda ver más.

-Pero ¿Qué?- es todo lo que puede decir para quedarse en silencio unos segundos, luego de los cuales agrega -No sé donde estamos, pero seguiremos alejándonos de esa cosa... y esa cosa está detrás.-

La cosa no mejoraba y todo parecía romperse en pedazos delante de ellos, algo les enviaba a un lugar que ellos no conocían y le hacía pensar que todo estaba a punto de acabar para ellos. Pero tras un momento de decaimiento, Paolo decidió luchar y no dejarse atrapar.

Si tengo que morir será luchando no se puede estar huyendo continuamente.

Huir!!! Huir a donde Georgi, creo que lo que sea nos a atrapado en esta sala y no creo que tengamos ninguna opción de salir de aquí sin luchar. - oteando a su alrededor - Compañeros quizás lo mejor es prepararnos para lo peor y empezar a ver donde nos encontramos y que podemos utilizar para luchar con esa cosa. Es seguro que él sabe donde estamos y pronto vendrá a buscarnos.

Paolo se dirige a las cajas apiladas esperando encontrar una respuesta y una manera de salir de ahí de una pieza.

En un primer instante no sabes cómo reaccionar. Desde luego, las voces sonaban humanas, tan humanas como lo es la tuya. En primera instancia, no pudiste procesar más que ese dato, pero cuando te recuperas del shock inicial, parece que tu cabeza consigue dar forma a esas palabras y reconstruir la frase que había escuchado y a la que parecía no haber prestado atención todavía. Parece que algunas de las palabras se han perdido en el viento, pero las que alcanzan tus oídos te dan una idea de la situación actual.

- ...seguiremos alejándonos de esa cosa, y esa cosa está detrás!

- ¿¡Huir!? ¿A dónde? ...lo que sea nos a atrapado en esta sala y no creo que tengamos ninguna opción de salir de aquí... ...quizás lo mejor es prepararnos para lo peor... ...él sabe donde estamos y pronto vendrá a buscarnos.

El viento atraviesa con fuerza la puerta por la que habéis llegado hasta este lugar, que hasta hace un instante daba al supermercado. Ahora, al otro lado no hay más que oscuridad y arena. Una arena que con cada embestida del viento os golpea la cara y la espalda. No halláis explicación a lo que acaba de ocurrir, pero desde luego, parece que la situación no está de vuestro lado.

Vuestra conciencia se tambalea, luchando contra lo que acaba de ocurrir, luchando contra la ausencia total de lógica y sentido común. Hasta este momento habéis sido expuestos a situaciones límites, pero esto ya roza lo imposible. Tratando de sobrevivir, intentáis conservar la cordura en este momento de caos completo. Sin un instante para deteneros a observar el lugar en el que os encontráis, Paolo corre hacia las cajas, esperando encontrar algo de utilidad allí...

Entonces el astronauta ruso nota que algo no va del todo bien, y su reacción alerta a Paolo, que también se hace consciente de ello: sentís que la amenaza está detrás, pero no estáis solos aquí. En esta sala hay alguien, o algo además de vosotros. No estáis seguros como describirlo, pero es como si en algún rincón de esta lugar, algo vivo estuviera esperando el momento adecuado para salir de su escondrijo.

Algo no iba bien, y a Paolo poco a poco se le empezaba a desmontar todo. No quería asumirlo pero la situación comenzaba a superarle.

Quien está ahí y por que no quiere dar la cara ... será lo último que veamos.

Los pensamientos del italiano le dejan paralizado mientras todo parece discurrir a cámara lenta.

"Si algo se ha ocultado aquí es porque uno puede hacerlo a pesar de esa cosa de atrás. Y si no se puede el enemigo de mi enemigo será mi amigo" pensó Georgi de una manera extrañamente calmada y clara dentro del caos en que estaba inmerso. Su estado mental le recordaba, hasta cierto punto, sus primera épocas en el Partido, cuando nunca sabías si tu aliado era tu enemigo ni dónde estabas parado.

gotas de sudor le resbalaban por la cara, su pelo se había ido mojando en segundos y su pecho palpitaba sin que se diera cuenta. Nervioso, pero alerta, Jeremy aguardaba detrás de las cajas a lo peor que este sueño-realidad le podría ofrecer. Cuanto menos se esperaba fue oir voces humanas.

el primer momento ni reaccionó, esa frase se mezcló con el viento mientras su mente, inconcientemente, detectaba el entendimiento y le avisaba de su existencia. Pero el miedo y la tensión todavía reinaban en su cuerpo y asía la herramienta con más fuerza. Las voces no dejaron de hablar y durante un tiempo tampoco hubo ningún cambio brusco que hubiera podido hacer actuar a Jeremy a la defensiva, por lo que, todavía agazapado, su mente fue ganando la batalla a su cuerpo y, mientras erlajaba la tensión de sus manos, empezó a ser conciente de que entendía parte del ruido exterior.

Jeremy abrió los ojos estupefacto cuando, finalmente, comprendió lo que oia, más bién lo oyó, ya que el significado de las palabras y frases no le aportó nada de nada. Era lo último en que hubiera creido que escucharía. Parecian voces humanas, como mínimo dos. - ¿Aquí?, ¿En mi sueño?..- pensó - Claro.. que si es un sueño también podría haber aparecido darth wader montado en elefante - le contestó su irónica voz de la razón, pero Jeremy no le hizo mucho caso.

Aun así, su instinto de supervivencia le hizo quedarse escondido. Muy bién podría ser alguna estratajema de algún ser. No estaba seguro, pero no perdía nada en ser cauteloso. Poco a poco giró sobre si mismo y se atrevió a levantar un poco la cabeza para poder ver que había en la entrada de la sala, todavía con la herramienta bién cojida.

Tras la revelación, Paolo queda paralizado a media distancia entre las cajas y sus compañeros, como si su cuerpo no respondiera de ninguna manera a sus deseos. Si lo que se esconde de vuestra vista es peligroso, puede significar su perdición.

Sin embargo, sea lo que sea lo que se esconde de vosotros, parece no querer dar la cara, y aguarda su momento todavía. Quizá el miedo le tenga acobardado en un rincón, o es posible que tan solo esté esperando ese instante en el que acabar con uno de vosotros antes de que podáis reaccionar...

A vuestra espalda, desde el otro lado de la puerta, el viento parece definirse en un sonido algo distinto. Las cadencias de la ventisca se vuelven rítmicas, y empieza a transformarse desde el sonido constante e intenso en algo más sutil. Las ráfagas golpean la puerta, introduciendo arena del exterior, teñido por la oscuridad.

Y cada una de esas ráfagas no es aleatoria. Cada uno de esos golpes, al pasar la puerta, llega hasta vuestros oídos, y no es solo viento. Ese viento procede de alguna forma de vida, algo o alguien capaz de modular el aire para articular palabras. Palabras sin sonidos, transmitidas solo con viento. Como si alguien os susurrara directamente al oído, su mensaje llega claro hasta vosotros.

No hay ningún lugar donde ocultarse. Hasta las torres más altas caen, y así será otra vez.

Pero lo más aterrador de todo no es el mensaje traído por el viento. Es que por la intensidad con que os llega cada palabra, sabéis que están siendo pronunciadas por algo que se acerca rápidamente hacia vuestra ubicación, cobijado por la oscuridad del exterior.

Al asomar la cabeza, notas el viento transmitir el mensaje, pero lo que ves frente a ti te sorprende igualmente. Hasta este momento solamente habías escuchado dos voces, pero en la sala, junto a la puerta, hay un total de cuatro hombres. Tres de ellos te parecen familiares, como si los hubieras visto en algún lugar hace unos días. Quizá alguna foto en alguno de los dossier de Helen, no estás seguro.

Pero el cuarto hombre, el que parece más asustado de todos ellos, te es perfectamente conocido. Sus ropas están gastadas, y su rostro parece demacrado, pero no hay duda de ello. Es Hubert.

Jeremy abrió los ojos como platos, esto era ya demasiado. volvió la duda de si todo era un sueño, provocado por la falta de descanso y por los acontecimientos de la última semana. su cabeza empezó a dar vueltas y se quedó estupefacto mientras gran cantidad de informació intentaba ser procesada por su mente.

sin darse cuenta se había levantado de su escondite por lo que podía ver claramente la escena que se acontecía, pero también lo podrían ver a él si se fijaban. Estaba ahí, como paralizado, todavía sosteniendo la herramienta, preparada para su uso.

Para Jeremy pareció que pasaran horas, aunque todo se desarrolló en menos de dos segundos. Lo primero que descartó tajantemente, fue la decisión de si era un sueño o no. Ya estaba cansado de la duda, y antes ya había decidido que jugaría al juego del nuevo mundo. Era demasiado vivo para arriesgarse a perder la vida. 

En primer lugar había decidido no salir de su escondite hasta que no hubiera evaluado la situación más detenidamente. Eran cuatro seres, seres humanos!, y hablaban en su idioma. Pero eso no había hecho que Jeremy saliera de su escondite.

Evaluó la situación: había cuatro hombres, en ese momento no se percató de la familiaridad de sus rostros, una gran ventísca y mucha arena por todos lados. El viento, el viento que llegaba hasta él traía voces, profundas y, como su intuición le advertía, malignas y maliciosas. no entendió el mensaje, aunque si tu condición de amenaza. entonces su mente intentó crear la escena en global. Sabía que afuera había unos seres que no parecían nada amistosos, y encima ese viento traía consigo palabras de desdicha.

sabía que tenía que hacerles entrar, no tanto para ayudarles, sino porque decidió que esa puerta tenía que cerrarse cuanto antes. Intuía que tendría que ir al panel de control e intentar cerrarla pulsando alguna de las runas, pero no se decidia si tenía que avisar o no a sus "invitados".

Y entonces, fue cuando su mente proceso el rostro del cuarto hombre, - Ostia puta! - dijo para sí mismo. - HUBERT!!! gritó Jeremy.. - ¿Que coño... - Dejó la frase a medias cuando su mente volvió a coger las riendas y le advirtió de nuevo del peligro que corrian - Entrar, Entrar!!! Vamos!!!!..  Gritó Jeremy mientras se daba la vuelta y corria hacia el panel de mando.

Dentro de la sala, ahora medio en penumbra a causa del viento y la arena que llevaba, una sombra o figura difuminada parece formarse al lado de una especie de cajas.

- ¡HUBERT!!!!!, ¿Qué coño... - se oye gritar a una voz con una tonalidad de sorpresa y estupefacción. Se hace un corto silencio: -  Entrar, Entrar!!! Vamos!!!!.. - apremia la voz, mientras la figura  se aleja hacia el fondo de la sala rápidamente.

-Os lo he dicho, alejémonos de aquí. Y el camino es este.- dijo Georgi mientras comenzaba a andar a paso vivo hacia la figura que los llamaba al fondo del salón.

Aunque todo pudieron ver que llevaba el cuchillo en su mano derecha, firmemente empulado.

Paolo sin saber aún que hacer ni que esta ocurriendo, permanece quieto en el sitio mientras ve alejarse al ruso. Poco a poco, la figura se acerca y Paolo no reaciona, hasta que las palabras de un hombre que parece reconocer a Hubert le sobresalta.

Hubert, quien demonios es ese. ¿No será de aquellos que nos estaban siguiendo?.

Si es así, tendremos que tomar medidas. - acaba en tono rotundo.

Jeremy había llegado al panel de control dando la espalda a sus nuevos "invitados" a la sala. Llegó nervioso y maldiciendose interiormente por ni haber prestado más atención al panel con anterioridad. Parado frente a él intentó serenarse y usar su método deductivo para intentar averiguar como cerrar la puerta. 

Antes de empezar a tocar botones a doquier, decidió que valía la pena invertir unos segundos en intentar averiguar su funcionamiento. Recordaba que había visto una especie de prolongaciones que salían del panel y se dirigían hacía varios sitios de la sala. Se giró en redondo, mirando la puerta desde lo lejos, intentando descubrir el posible contacto entre la puerta y el panel. Revisó todo el contorno de la puerta hasta determinar una cierta deformidad en la pared que parecía dirigirse hacia el panel. Siguió lentamente, sabiendo que si perdía el hilo tendría que empezar de nuevo. Poco a poco llegó hacía el panel determinando la entrada de esta deformidad de la pared y suponiendo que la runa más cercana sería la que gobernaría esa conexión y, por lo tanto, la puerta de entrada. 

Apretó la runa, deseando que la puerta se cerrara enseguida.

Corriendo hacia el panel echas un rápido vistazo. La valiosa herramienta ahora te parece un lastre, que te ha impedido tomarte el tiempo necesario para analizar tan complejo sistema de símbolos y, probablemente, conexiones. Tras unos segundos, azotado por el viento, que te desconcentra una y otra vez, buscas lo que debe ser la conexión de la puerta.

Por un instante se te pasa por la cabeza que quizá el panel no son más que dibujos sin función alguna, pero la herramienta y su funcionamiento te da algo de esperanza.

Una vez encuentras la conexión que parece llevar hasta la puerta, te concentras en esa sección del panel. Ocho símbolos. ¡Ocho! ¿Quién demonios necesita ocho funciones para una puerta? Con el viento haciéndose cada vez más potente, presionas uno de ellos, rezando para que sea el adecuado...

Hubert emite un grito, que no sabéis si es de terror, sorpresa o agrado, cuando escucha la voz que proviene desde el otro lado de la habitación. Desde luego, parece que conoce al hombre por la expresión de su rostro. Durante un instante, os tensáis, por si el enemigo también se encuentra delante vuestra.

Al final, sin embargo, el hombre parece reaccionar y corre hacia delante, escapando de la puerta y el viento. Se lanza hacia las cajas, considerándolo el mejor lugar para ocultarse, puesto que allí es donde estaba el recién aparecido. Y puesto que no parece haber otra puerta, se siente acorralado y cree que esa es la mejor opción.