Partida Rol por web

No tenía claro qué estaba pasando.

Miró con extrañeza a su alrededor, preguntándose si podría saber algo más, aparte de sentir una presencia más allá de ellos.

Con el entrecejo fruncido vio que el resto del grupo se unía a ellos, y con un gruñido gutural dio a entender que no comprendía cómo Masacre había terminado con la gema en su poder. Habría apostado por el mago, incluso por Spiderman, pero nunca por Masacre... Sin embargo, no le importaba, la cuestión era que la gema era suya, y que habían conseguido arrebatársela a aquel monstruo de fuego.

Salió de su ensimismamiento cuando escuchó las extrañas palabras de Kara. No entendía por qué decía que no estaban allí.

-Kara, nena, ¿te encuentras bien?- preguntó, algo preocupado, mirando por el rabillo del ojo cómo Pícara alzaba el vuelo.

Algo se avecinaba, y le daba muy mala espina.

Hay superhéroes que no se callan ni bajo el agua. Masacre era uno de ellos y bien sabido es que “el cabeza de red” no era precisamente la excepción, los chascarrillos eran parte de su vida enmascarada, así que, mientras conseguía sumarse un tanto atizándole al Balrog, no pudo quedarse calladito:

  —El asombroso Spiderman batea y consigue un ¡Home-run! ¡Un triple! Un increíble ¡Hole in One! Sí, sí, lo sé. No debería mezclar metáforas deportivas pero…- miró a Gandalf y al mercenario bocazas y añadió: —Tampoco soy el único que hago mezclas sinsentido aquí.

  Pero no había nadie ni para aplaudir su gesta ni para escucharlo. El mutante había encontrado la gema y estaban ya conversando como si el peligro fuese pasado. Algo estúpido, pero el “Redes” tampoco era inmune a la estupidez:

  —¿Qué? ¿Vais a formar equipo y a mí no me contáis? ¿No me invitáis a unirme? ¡¿a “moi”?! ¿Y quién acaba de liberaros del cuernecitos? Huuuummmm… bien pensado, ¿me interesa unirme a un viejo cascarrabias y su compañero esquizofrénico? ¿Llevaréis uniformes a juego? ¿Habrá algo parecido a un Quinjet? ¿Pondréis una señal en el cielo? ¿Tendréis una frase para entrar en acción que sea molona? — pero no llegaron respuestas, por una vez los otros dos estaban siendo más sensatos pensando en una salida. —¡No podemos saltar por aquí! ¡¿Estáis locos?!- pero el loco era él. Locura era darle la espalda a un Mayar malvado vivito y coleando, en especial un mayar en propiedad de un látigo de siete colas. De pronto, algo dentro de su cabeza despertó como un cañonazo para hacerle ver cuanto de necio había habido en él.  —¡Oh, oh! Sentido arácnido golpeando como un Hulk en una pecera. No me lo digáis. Lo tengo detrás, ¿verdad?-

  La respuesta llegó dolorosamente decimas de segundos después mientras se precipitaba en el abismo con el disfraz desgarrado y la espalda sangrando en carne viva.

~

La muerte le cegó los ojos con su largo manto negro unos minutos y cuando volvió abrirlos estaba acurrucado en el frío y sucio suelo de un callejón Neoyorquino con una resaca de tres pares de cojones de Galactus y un dolor indescriptible.

  —¡Auch! Eso, ha dolido. Creo que prefiero volver a luchar antes contra los seis siniestros antes que volver a sentir una suave caricia de ese látigo. ¿Los seis? Por mis lanzaredes que incluso prefiero a los doce incluso. ¡Auch!

 Pícara lo ayudó a incorporarse: —¿Dónde estamos?

  Pero el olor de las calles y del sistema de alcantarillado de su ciudad natal se lo dejó claro incluso antes que la vista de la dama de la libertad. Habían regresado y por unos ingenuos momentos se sintió aliviado, hasta que Kara lo sacó de su ensueño:

  —¿No? ¿No estamos aquí? ¿Quiénes? ¿Tú? ¿Yo? ¿Nosotros? ¿El Alcalde? ¡Oh no! esperoQueJJJamesonNoSeaElSiguienteAdversario. ¿Cómo sabes que no estamos? ¿Cómo sé que yo estoy? ¿Yo soy yo? ¿Tú eres tú? ¿Es Pícara una clon mutante maquillada de un Gandalf más joven y travestí? Vale, vale, vale, creo que voy a dejar mi soliloquio aquí antes de que esto sea peor que el final de Evangelion… pero te aseguro, 100% que yo soy el yo. El único inimitable Spiderman, bueno, la única spiderpersona cuando no hay clons, ni embustes de Osborn, ni heroínas que me copian el nombre, ni spidermen de otras realidades, ni…

  Algo, fuese sentido arácnido o común le advirtió de que nada era como debía ser.

  —Esto NO es NY. -replicó a lo dicho de Masacre a Gandalf. —¿Dónde están los mendigos? ¿Dónde los cincuenta mil superhéroes que tiene esta ciudad, los insultos entre los vehículos en mitad de cualquier atasco, los atracos, los carteristas a cada esquina, las ambulancias, los carteles impulsando el odio hacia mi persona que tanto encanto le dan a la ciudad? ¡¡Esto es la ciudad que nunca duerme!! ¿dónde están todos?

Antes de que Kara pudiera dar la voz de alarma tras comprobar que su visión de rayos X se había arreglado, Pícara había ascendido hacia lo alto de un edificio para, rápidamente recibir un rayo eléctrico que la dejó chamuscada y la precipitó al vacío. No había podido ver de quién se trataba pero el ataque lo había recibido igualmente. 

El golpe contra el asfalto fue muy doloroso, pero había recibido miles de golpes como esos y tenía hecho el cuerpo a semejantes impactos. Cayó muy cerca del anciano dolorido y el estúpido Masacre ^{espera, ¿esta vez el insulto ha ido en la narración normal?} impidiéndoles acceder al Starbucks que estaba en la esquina más cercana. 

Lobezno seguía con la mosca detrás de la oreja, sabía que había un enemigo, y más ahora que Pícara había recibido un rayo electrocutador. ¿Pero dónde se encontrarían?

Tus rayos Xs dejan ver algo en lo alto de uno de los edificios cercanos a donde se dirigía Pícara.

Parece la silueta de una especie de gigante y un hombre común que está a su lado.

¡Sentido arácnido alerta!

¡Peligro, peligro, peligro!

El olor viene de arriba. Sin duda. De lo alto del edificio al que se dirigía Pícara.

Cuando se dio cuenta, ya era demasiado tarde, pues Pícara se dirigía decidida a aquel edificio.

—¡Pícara!— gritó Lobezno en el momento en que llegó la mutante a la azotea, y recibió aquel ataque.

Gruñó de manera gutural, casi gritando, y trató de ayudar a Pícara, pero no llegó a tiempo, y cayó al suelo de manera brutal.

Lobezno se acercó a ella con cierta preocupación, y, al segundo siguiente, miró hacia arriba, tratando de descubrir qué era lo que estaba pasando.

—¿Quién demonios eres?— preguntó Lobezno, incorporándose, murmurando más para sí que para los demás.

Con las garras brillando, contempló el edificio, tratando de poder obtener algo más de información.  

Kara entendió que algo quizás andaba mal con ella cuando sus amigos reaccionaron con frases como:

-Kara, nena, ¿te encuentras bien?- 

o

—¿No? ¿No estamos aquí? ¿Quiénes? ¿Tú? ¿Yo? ¿Nosotros? ¿El Alcalde? ¡Oh no! esperoQueJJJamesonNoSeaElSiguienteAdversario. ¿Cómo sabes que no estamos? ¿Cómo sé que yo estoy? ¿Yo soy yo? ¿Tú eres tú?

Que más bien era una disertación sobre la existencia mezclada con humor y filosofía de vida. "Solo Spiderman puede hablar así", se dijo ella, y sacudiendo la cabeza, para despejarse, volvió a intentar mirar para adelante. Ahora todos estaban allí pero, además de ellos, había otra... cosa.

-Un gigante -dijo la superchica -un gigante viene hacia nosotros y un hombre lo acompaña. Ah, por cierto... ahora sé que sois reales, algo le pasó a mi visión de rayos.

Voló junto a ellos y luego agregó, un poco avergonzada.

-Mis poderes no andan muy bien que digamos en esta dimensión... espero que el gigante sea real, o espero que No sea real, ya ni sé.

No vio venir el rayo. Sólo notó un calambrazo la recorría todo el cuerpo y que perdía toda capacidad de acción. Cayó al suelo como otras tantas veces, y por el impacto hizo un pequeño boquete.

Ya he dejado la marca de mi trasero en el suelo dijo, mientras se incorporaba como buenamente podía y se sacudía las esquirlas que le habían saltado a la cabeza tras el golpe. Y me llevo cientos de recuerdos dentro de mi traje también

¡Cariño, así no se recibe a una dama! ¡Qué menos que salir a saludar! Gritó a lo alto de los edificios.

Se puso en pie y crujió los nudillos. Este niñato se va a llevar una buena reprimenda. Entonces, escuchó a Kara

¿Un gigante y un hombre? ¿Por dónde se acercan? ¡Ahora tenemos tres enemigos a batir! Yo me encargo del señor de los rascacielos, que quiere un bocadillo rápido de nudillos.

Estaba desconcertado, allí, en medio de todos esos rascacielos, algo muy inusual para él. No por ello dejaría de ayudar al resto, pero el momento de shock no se le había pasado.

¿Y si...? - pensó.

Se ocultó como pudo en un esquinazo de aquellos enormes edificios para poder concentrarse y convocar a una criatura alada, con la cual podría elevarse por las alturas.

No estaban en Nueva York, aquél escenario era otra ilusión seguramente preparada por Zodíaco, y el enemigo estaba a punto de caerles encima.

  De repente, nuestro amistoso vecino cara de Red dio un imposible e inhumano salto hacia atrás, clavando sus pies en la pared desafiando toda ley y lógica. Su sentido arácnido sonaba tan alto, claro y sostenido como un pedo de Hulk.

  —¡Aquí hay algo!- advirtió tarde a sus compañeros. En ese instante Pícara estaba siendo abatida pero Spiderman, al igual que Lobezno y el resto de sus heroicos amigos, no tuvo tiempo de reaccionar, pues ésta cayó al suelo antes de que una red consiguiese evitarlo.

  —¿Cómo? ¿Un gigante?- repitió a su vez cuando Kara les hizo sabedores de aquella noticia. —¿Un gigante estilo “señor alto y feo” como Míster Hyde? ¿o, más bien, estilo “gigantes de hielo” de los que hablaba Thor? Bueno, creo y solo creo que podemos con uno de ellos. El Balrog tampoco era pequeñito -_{claro está, que hemos terminado saliendo huyendo… o cayendo (que viene a ser lo mismo)}-. Porque… no estaremos hablando de algo estilo Galactus, ¿verdad?

  La verborrea nerviosa era tic involuntario en su naturaleza que nada tenía que ver con la picadura de una araña radiactiva, pues, al menos que sepamos, no era una araña parlanchina.

  —¿Y quién lo acompañara? Espero que no sea estela plateada. ¡Ay, madre!

  No obstante, eso no le impedía ponerse en acción. Quizás no estaban en su ciudad pero notar los ladrillos bajo las plantas de los pies, y ver rascacielos en los qué columpiarse hacía que al menos se sintiera en su terreno. Peter había girado sobre sus talones y remontaba la fachada de aquél edificio corriendo, desafiando la gravedad, hasta que lanzó una red que se enganchó a una cornisa próxima y desde allí cogió impulso para ubicarse sobre la azotea.

  Quizás la mutante iba a repartir bocadillo de nudillos, la ayudase o no, necesitaba conseguir altura para ver qué era a lo que se enfrentaban, y de seguro que desde las alturas sería mucho más útil que desde bajo el arcén.

  Tras lanzar un par de redes, soltó la última hebra y saltó más de diez metros dirección a lo más alto. Había remontado ochenta pisos, mucho más veloz que cualquier ascensor, tenía una forma de moverse sobrehumana, ¡mágica!

  No por nada lo llamaban asombroso.

Qué cortarrollos, al parecer no había presupuesto para extras y el master se inventó no sé qué chorrada casual que les cerró el paso al Starbucks. Para colmo, le dicen que hay un gigante cerca y el remilgado Spiderman no quiere que sea Galactus.

-Alma cándida, un hombre gigante y otro que va con él acompañándolo, ¿como no va a ser Galactus y su inseparable heraldo? Además, yo nunca he luchado con él- _{y si lo ha hecho, el jugador tras el medio-mutante de traje escarlata no lo ha leído}- y me apetece ver si sangra. Claro que mi sugerencia de traer a tías buenas como villanas ha pasado desapercibida. A no ser, claro, que la de los truenos sea Tormenta. Siempre me ha hecho tilín- _{a ti si tiene tetas ya te hace tilín aunque sea medio bestia como Tigra.}

Claro que con la suerte que tenían sería el moñas de Electro o alguien igual de cutre. En fin, desenfundó sus armas blancas- _{así no fallo}- preparado para lo que fuera. El alma cándida creía que podría herir a Galactus o quien fuese.

Sabes que hay algo arriba, lo hueles, pero no puedes averiguar más.

Al mirar hacia arriba no ves nada. Solo las azoteas de los rascacielos.

Mientras se debatían sobre qué hacer o sobre cómo actuar, Gandalf empezó a pronunciar unas palabras incomprensibles, y de pronto un ave gigantesca llegó volando y se apoyaba cerca de donde se encontraba el anciano.

Antes de llegar, cuando la criatura pasó cerca de uno de los edificios, los presentes pudieron observar como una corriente eléctrica, como un relámpago, salía de la azotea. Era como si hubiera una trampa en ese sitio, como si todo lo que pasase por determinada altura lo activase. Eso era lo que había dañado a Pícara. 

La distracción del águila había sido suficiente para que Spiderman pudiera subir a lo alto de la azotea donde estaba la criatura de la que le habían advertido. Efectivamente, no era capaz de ver nada, tal y como sus compañeros les habían advertido, pero su sentido arácnido le informaba de que ahí había algo más. Un peligro. Y no era precisamente la trampa. Aunque tenía que andarse con cuidado, pues su sentido arácnido le informaba de que un nuevo rayo se cernía contra él.

No podían ver nada. ¿Por qué? ¿Qué o quién era aquella criatura? Pícara sabía que sus fuertes golpes no servirían de nada si no veía dónde golpear. Siempre podía derribar el edificio, no era una mala opción. Con un poco de suerte, el individuo caería y se mataría solo. Lo malo sería a la hora de buscar la gema, que seguro que no era sencillo.

Si no lo podían ver, era invisible. Y si era invisible, habría que hacer algo para que se mostrara. Y encima el viejo loco se dedicaba a convocar pájaros gigantes.

¡Viejo, a no ser que tu pajarito se ponga a cagar en la azotea y con un poco de suerte le caiga al ser invisible en la cabeza, convoca otra cosa más útil! le gritó mientras apretaba los puños. ¡Algo pegajoso y denso que se le quede pegado en el cuerpo para ver dónde está!

Karah se detuvo en pleno vuelo al notar que había una especie de trampa, que al pasar una criatura por una altura determinada, hacía que un rayo saliese de un edificio y atacase. Así es como se había impactado a Pícara. El truco de Gandalf les había ganado algo de tiempo pero este ambiente olía a escenario de muerte, la chica de Kriptón no confiaba un pelo en lo que podría pasar a continuación.

Recordando la pregunta de Spiderman sobre el tipo de gigante y la persona que lo acompañaba, Karah pensó que, una buena forma de conseguir saber mejor qué era, sería acercarse un poco más. Puso los puños por delante y voló, derecho, unos metros hacia dicha figura.

-Voy a intentar aproximarme a la zona en la cual vi al gigante. No volare hacia arriba porque como noto, hay una especie de campo que genera un ataque si pasamos determinada altura. Volaré en línea recta. Os informaré si logro verlo mejor, no me fío demasiado de mis rayos en este sitio extraño.  

"No me fío de nada... este tío nos está haciendo las cosas más que difíciles. "

Gandalf consiguió su primera parte del plan, convocar al águila. Fue hacia ella lo más rápido que pudo.

Bienvenida amiga - le dijo acariciándole.

Sin pensarlo, subió a lomos del gigantesco ave. Miró a los demás.

Deseadme suerte, puede salir bien la jugada o morir en el intento.

Volvió a dirigirse a su criatura.

Ahora hemos de realizar lo imposible - le dijo. Sin pensarlo, subió a lomos del gigantesco ave y emprendieron el vuelo.

No hizo falta que el mago le hablase, con un leve gesto fueron hacia el lugar donde la criatura maldita se podría encontrar. Ascendieron bastante alto para lanzar el conjuro desde las alturas y que pudiese caer desde arriba.

Y ahora, el siguiente paso - murmuró.

Apuntó con su bastón para proyectar una especie de haz de luvia embarrada.

Lo olía. Le golpeaba en la nariz como un poderoso puñetazo, pero no lo veía, y no podía llegar hasta él.

Gruñó durante unos segundos, mientras seguía mirando aquella azotea, hasta que vio aquella enorme águila acercarse.

Enarcó una ceja, escéptico, ante lo que quería hacer el mago, pero no dijo nada. Pícara lo había resumido bastante bien con sus palabras.

Sin embargo, no quitó ojo de la figura del ave y el mago hacia las alturas, preguntándose qué sería lo que quería hacer.

-¡Gandalf, ten cuidado!- gritó Lobezno, aun pensando que estaban cayendo en una trampa.

El conjuro de Gandalf surtió efecto. La lluvia convocada reveló la presencia del gigante y del hombre que lo acompañaba. Para quien ya lo conociese, el gigante era de color verde y muy musculoso, ^{no era el de la marca de maíz en quien Marvel se inspirtó para crearlo} se trataba de ¡Hulk! ¡El fuerte y duro a la par que temperamental Hulk! Se hallaba en lo alto del edificio y junto a él un hombre vestido con una bata blanca. Parecía un científico. 

¡No podían creerlo! Aquél que conociera al verdoso sabía que era el alter ego de un científico conocido como Dr. Bruce Banner, pero ese friki se encontraba también a su lado. ¡Zodiaco estaba loco! Sin duda, ni uno, ni otro podrían ser el original, pues ambos eran la misma persona.

Y ahora que habían sido revelados, pudieron ver que el rayo eléctrico procedía de las manos de Banner. ¿Se había vuelto una especie de mago al más puro estilo Extraño?

Fuera como fuese, Bruce descargó un nuevo rayo sobre el águila que Gandalf había convocado y ambos se precipitaron contra el suelo. A pesar de que el Gris se tratase de un semidios, el golpe le dolió como a cualquier otro. Habían caído varios metros y él no tenía la resistencia física de Pícara. El águila convocada se desvaneció en miles de haces de luz dorada.

Kara pudo llegar a la azotea, pues el rayo había ido dirigido contra el viejo, pero Hulk dio un gigantesco salto que logró agarrar a Supergirl y arrastrarla de nuevo contra el duro asfalto. En cuanto Hulk impactó contra el suelo, una onda expansiva hizo temblar todo Nueva York. Todos cayeron al suelo por el movimiento tectónico y Kara había sido estampada contra el suelo.

Había que tener cuidado con Banner que seguía pudiendo usar su magia desde lo alto del rascacielos, pero ahora, Hulk estaba a tiro de cualquiera, y por fin podrían enfrentarse a él. Pero había que tener cuidado con una cosa, ese gigante no era el que un día fue miembro de los Vengadores, él era un ser creado por el malvado Zodiaco y podría sorprenderles con cualquier habilidad inesperada.