Partida Rol por web

Te lanzas contra ellos, te golpean en la cara, te agarran de la ropa, apenas caes de bruces en las escaleras y te pones en pie con la barandilla, te das la vuelta y te sueltas de una patada, uno de los zombies casi cae por las escaleras pero se agarra a tu cuello arañándote. Es como ver una pelea de 3 contra uno en las escaleras de una discoteca, con el tipo en desventaja intentando huir. Pero no es fácil, no son tan lentos como en las películas ni tan débiles, y no te dejan huir

  Empezaba a desesperarme de verdad, cada vez veía como el salir de allí con vida era más y más difícil, una parte de mi comenzaba a rendirse, mientras otra quería luchar contra los zombies y salir con vida, fuera como fuese estaba jodido, muy jodido.

  Debía ser cosa de la desesperación, el miedo, mis ganas de sobrevivir... quién sabe lo que era realmente, pero mi cuerpo seguía intentando escapar, no se rendía, quería correr y ponerme a salvo, o luchar hasta su último aliento.

Empujas a uno de los zombies, el enorme zombie de Mark te tiene cogido por la pechera y no te suelta, te giras dándole un derechazo para soltarte y aunque sea caer por las escaleras, pero lejos de ellos. Otro de los zombies te tiene cogido del cuello, clava sus dientes y cierra la mandíbula convulsivamente dejandose caer sobre tí. Te desplomas hacía detrás y puedes ver como Mark  golpea tu tórax haciendo crugir las costillas antes de abrirlo torpemente de varios mordiscos a los que los otros dos zombies se unen. Junto a ti, ves la cabeza aplastada del zombie que has matado antes, todos terminais en el mismo suelo

Morirás solo, sin un solo compañero que te lance un grito de falsa esperanza ni una canción que te alivie los últimos segundos. No hay una mano amiga sujetando la tuya ni un atisbo de que vayas a salir de ésta. Tu cuerpo se siente caliente, envuelto en tu propia sangre, han desgarrado la piel y ahora estiran del peritoneo por el que se pelean ávidos de un bocadito de Jay.

Tu soledad ha sido tu desgracia, malditos ellos
 

El horrendo monstruo abre definitivamente el techo del ascensor con el chirrido característico de la chapa de mala calidad, con torpeza cae frente a Johnny clavando una rodilla pero irguiéndose rápidamente, mide metro ochenta y lleva unos pantalones de paciente, su cuerpo está abotargado y despellejado, posee unos horribles apéndices terminados en unos dedos costrosos y deformes y su boca abierta falta de varias piezas dentales se encuentra llena a rebosar de sangre coagulada.

El monstruo grita a Johnny, bolsas de sangre caen de su boca siendo escupidas directamente sobre Johnny, es realmente nauseabundo pero su ataque no llega directo, sino que se retuerce haciendo crugir su deforme cuerpo para que esos monstruosos y aparatosos apéndices alcancen al inmigrante

Cuando estos brazos le golpean, se revuelven en el momento haciendo que esas costrosas y óseas terminaciones se claven como estacas en el cuerpo, insunflándole la duda de la incertidumbre por unos segundos antes de comprobar que sigue vivo, y que un chorro de sangre caliente se derrama por su espalda bañando su pantalón

¿Por diónde iba? Ah, sí...

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA...

...AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA...

...AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA...

...AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!

Acorralado como una rata, y sangrando como un cerdo, Johnny se revolvió como un gato panza arriba y atacó como un perro rabioso. Toda una granja de despropósitos. Y puede que lo suyo no fuese salir de ascensores, pulsar botones de ascensores, respetar la carga máxima autorizada de ascensores ni nada relacionado con ascensores... ¿Pero y lo bien que se le daba trinchar la carne? El suelo del cubículo estaba quedando muy guarro, con sangre, vísceras y tal. Lo sentía por la señora de la limpieza que tuviese que entrar en un edificio plagado de zombis a limpiar el estropicio, pero Johnny tenía claro que nada debía de separarle de su carrito de kebabs. ¡Le había costado sangre pagarlo!

Mientras se enzarzaba con una furia primitiva, lo único que lo mantenía vinculado a la civilización era una menor con coletas vestida de libertina que sujetaba la puerta del ascensor. Nada que no puedas encontrar en una cabaña de bambú en una aldea filipina con mafia y prostitución de menores. Al final, ni la civilización es tan civilizada, ni la zombificación tan zombificada, todo es cuestión de tener cabeza.

¡Clario! ¡La cabieza!

Johnny había perdido algo de tiempo atacando los puntos no vitales del zombi, acuchillando corazones y rasgando las femorales, cuando recordó que así no iba a ninguna parte. Volvió al viejo truco de clavar el cuchillo en un ojo, o en la sien, o cortar el cuello. Si el muerto fuese tan amable de estarse quieto un segundito, el bueno de Johnny tendría tiempo de concretar más el blanco.

Hihihi, ánimo Johnny, sal de ahí hihihi

Como si fuera a hurtadillas Dennis va hasta la cabina de ordenadores, mirando arriba y abajo, alrededor, enciende el monitor y todo empieza a restablecerse. La puerta del control está abierta, y junto a ésta, la puerta al exterior de este horrible centro, pero aún permanece cerrado. - Esto me puede llevar unos minutos, hihihi

Elsa se apartó del ascensor cuando el monstruo apareció y se escondió detrás del voluminoso Stan que en tantas ocasiones le había salvado la vida y la cordura.

-KYAAAAA.- gritó asustada. ¿Es que ésta puta mierda no iba a parar?.- Corre, Denys, abre la puertaaaa.- le gritó llorando. - ¡Corre, Stan, haz algo, ve y salva al mejicano!.- le dijo de malos modos mientras le empujaba un poco hacia el ascensor.

Stan mira a su hermano, quiere ir con él y no lo esconde, no obstante la simpatía por el vendedor de Kebabs le hace aguantar la puerta aún un segundo más, pero está decidido a irse, levanta la porra, pero no se atreve a entrar en el ascensor para ponerse a pelear. - ¡ Johnny sal ya !

Johnny le suelta una cuchillada en la cabeza, tal como había aprendido a hacer con el resto de zombies, retorcía un poco y caían desplomados, no tenían tanto misterio. Pero el cuchillo no hendió como debería, era como pinchar un jamón serrano.

Durísimo, no pareció notarlo y se revolvió desgarrando la ropa de Johnny y provocándole serios arañazos que sangraron profusamente, otro apéndice más pareció surgir en ese momento de su cavidad torácica, achicando el espacio que ya faltaba en ese ascensor.

IAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHJ

Respondió el monstruo a Johnny dando un alarido

¿Q-qué?

Mahmed estaba demasiado asustado como para mover un solo músculo. Y claro, ya no prestaba suficiente atención para entender el idioma cowboy-americano. ¿Cómo fintas a un zombi con un brazo tan largo como para ocupar medio ascensor? Suena a chiste, ¿cuántos zombis de brazos superlargos necesitas para cambiar una bombilla? Ninguno, los zombis ven en la oscuridad, ¿para qué cojones van a querer cambiar la bombilla?

Ahí está. El orgullo de la NBA. La promesa no-muerta. El mejor exterior que cualquier equipo de béisbol querría en sus filas. O quizás un portero de soccer de la liga turca tirando a regular bueno. Y lo único que tenía Johnny para defenderse era un cuchillo. Le vinieron a la mente las palabras de una película americana sobre un australiano ario: "¿Eso es un cuchillo? ¡Esto es un cuchillo!" Cine del bueno, de calidad. Por eso Mahmed vino a los "iuesei". Pero al final mamá Urtu tenía razón: "en américa solo hay prostitutas y asesinos en serie, no vayas, hijo". Y ahora el inmigrante estaba ante un asesino en serie zombi, y Mahmed era su puta.

Álex resopla. Iban a matarla entre todos. Entre el indú que sabía matar zombies pero no sabía salir de un puto ascensor, la animadora llorona y los gordos sudorosos colados por ella que la estaban poniendo nerviosa con tata risita tonta. Apoyada en la tubería como estaba, se dispuso a ayudar a Johnny por última vez. No porque le hubiese cogido cariño. No sabía ni lo que esa palabra significaba en estos momentos, si no porque el hombre había resultado ser útil y sería muy triste morir así.

Vuelve a equilibrarse sobre los dos pies, e intenta darle con la tubería al monstruo, al menos, para que Johnny tuviese una oportunidad.

Stan empuja al monstruo contra Johnny en el momento en que el segundo intenta salir, y Pam, cuando Johnny quiere retroceder para no chocarse ya está más fuera que dentro, así que queda fuera del ascensor. Stan se mira la mano, solo lo ha empujado con todas sus fuerzas y no ha conseguido casi nada, además está frío, y duro, es sin duda un cadáver y esto repele muchísimo a Stan.

¡Por fin el mejicano había saltado la vaya y se encontraba fuera del infierno del ascensor!. La animadora casi saltó de la alegría, se giró y corrió hacia donde estaba Dennys, a la sala de ordenadoresa buscar algo que les fuera de utilidad.

- ¡Mantenedlo ahí dentro!. ¡Voy a buscar algo!-

Hihihihi tiqui tiqui tiqui la contraseña: Magic_Word - Los números y letras aparecen en el único computador que queda. Denis suda visiblemente, además de la sangre reseca y maloliente de su camiseta. Todo se refleja en sus gruesas gafas. Debe concentrarse. Debe salir de aquí. Su hermano se ocupará de todo.

Vamos Dennis hihihi tú puedes

El monstruoso ser, como todos vosotros, sale del ascensor. Las puertas se cierran y el ascensor se desplaza. Se escucha un gemido quejumbroso de las escaleras, vienen más. Decidís retroceder hacia la puerta pero esos brazos monstruosos agarran a Stan de un brazo retorciéndoselo a lo imposible en una explosión de sangre. El guardia de seguridad grita cuando la sangre le salpica y se encuentra cara a cara con el monstruo.

Tal y como planeó, el cebo Stan mantendría ocupado a los comensales durante horas. Fue una suerte mantenerle con vida hasta este momento.

¡Jodiete, gordio!

Johnny echó a trotar encogido... ¡necesitaba agarrar su abdomen con ambas manos para presionar la herida! Su objetivo era la puerta, pero no porque creyese que el inútil de Dennis fuese capaz de abrirla, precisamente. El motivo era poner toda la distancia posible entre Johnny y los zombis que subían por las escaleras. Así irían también a por Stan. La última oportunidad a la que el entrañable inmigrante se agarraba para salir de allí era que, en las dilatadas horas en las que Stan era devorado, diese tiempo a que un cerrajero viniese a abrir aquella maldita puerta.

Álex no es tonta y sabe que poco se puede hacer por Stan. Tan solo esperar que las hamburguesas del McDonalds que había consumido durante toda su vida sirviesen ahora para entretener al bicharraco ese. Lo que temía es que al animal solo le divirtiese matar y no alimentarse como a los demás zombies y que se lanzase a por el siguiente.

¡Date prisa! Le grita a Dennis mientras corre como puede, agarrando la tubería, hacia la puerta.

Elsa corrió hacia donde estaba Dennys. - ¡Vamos Dennys, date prisa!. - No tenía ni idea de lo que le quedaba para abrir la puerta, de hecho más le parecía a Elsa que estaba jugando a los marcianitos que estar haciendo algo importante, pero algo sabía: era el único que podía abrirla.

Miró a un lado y a otro, aliviada de estar a salvo, y miró a sus compañeros, necesitaban ambos una cura rápidamente, pero no era el momento, se mordió el labio nerviosa, quería ayudarles pero ahora no podía. Se movió ligeramente para estar al lado de la puerta.

Dos tías macizorras es todo el aliciente que Dennis necesita, suda, y está más por ellas que por la puerta - hi... hi... - Coloca unos números más y los ordenadores rotos del suelo parecen re-encenderse. Se escucha la puerta desbloquearse y Dennis agarra del culo a Alex empujándola hacia la salida - Va va, ya está abierta va rápido