Partida Rol por web

Creo que lo mejor es que aguarden aquí, incluso dentro de sus celdas, como dice Calimero. Si todo sale bien, dentro de no mucho, la Horda Roja entrará en el castillo y entonces será el momento de que cada uno se plantee huir o luchar. Desde luego, cuantos más hombres haya dispuestos a pelear por su libertad, mejor. Pero eso no significa que quiera que todos los que hemos quedado cautivos peleen en vano.

Mirando a los ojos al hombre que nos ha hablado, continúo:

Yo también he estado prision... en prisión durante tanto tiempo como vosotros, y tampoco es que esté en la mejor forma posible. Pero este no es momento para descansar. Un auténtico guerrero entrenado en Udafiun debería ser capaz de sacar fuerzas de donde no las hay para luchar por su causa.

Tras deliberar unos momentos el dinamitero os contesta.

-Está bien, me quedaré con los prisioneros aquí y nos esconderemos todos en las celdas, si lograis volar la puerta de la entrada esperaremos al revuelo de la Horda y entonces saldremos de nuestro escondrijo. Buena suerte camaradas. Por la horda! Os veré en el campo de batalla.

El hombre da la dinamita a Calimero y se dirije a los prisioneros.

-Ya habeis oido, meteros todos y no hagais ruido, ya tendreis tiempo de vengaros. Adentro!

Tras decir eso se esconde en unas celdas y os deja en calma.

...

Continuais por el pasillo y llegais a unas escaleras circulares, subis unos cuantos pisos hasta que llegais a una sala circular con un pequeño ventanuco, por él se puede ver la puerta principal. En la sala en la que estais hay una puerta que dan al exterior (un camino por las almenas que llevan a la parte de arriba de la puerta principal) y otra puerta que suponeis lleva al interior del castillo.

Mmmmm.... esto se complica... Mi padre me enseño a esperar a la presa, pero nunca me llevo a cazar osos en invierno.

Debemos dirigirnos a las puertas. Iré a ver si hay alguien vigilando, para que podamos salir todos hacia las puertas. Si hubiese alguien iré yo solo, soy experto en sigilo. -Diciendo esto, me asomo un poco por la puerta, por si hubiese muchos guardias en las almenaras.

Maestro, aunque no lo parezca Calimero es un tipo con muchas habilidades -comenta Kiwn resaltando las cualidades de su compañero, tras lo cual, continua diciendo, esta vez en voz más baja y medio tapandose la boca con la mano-, aunque también es alguien un poco siniestro y misterioso.

Observais el camino de las almenas y veis a un tipo haciendo guardia, está mirando a las afueras del castillo, por lo que podriais acercaros a él sin problemas, además parece adormilado bajo la noche de estrellas.

Más adelante se encuentra la parte de arriba de las puertas del castillo, pero no alcanzais a ver nada con exactitud.

En silencio, Kiwn mira en busca de posibles peligros y como si de un felino se tratara, se asegura de poder tenerlo todo bajo control. Tengo que demostrarle al Maestro que he dejado de ser un niño al que no le tiembla la mano que blande su espada...

Si sólo hay un guardia, podría acercarme a él en silencio y matarlo de un solo golpe con una Yagartei. Yo también soy muy sigiloso... Murmuro por lo bajo. Hago una pausa mirando al exterior Supongo que no nos queda más remedio que fiarnos de ese tal Calimero. Lo cierto es que, si realmente fuese nuestro enemigo, no tendría por qué estar jugándose la vida para ayudarnos. Pero por otra parte, tampoco entiendo para qué se arriesga tanto. ¿Qué es lo que sabes de él Kiwn?

Kiwn se da cuenta de una cosa. Al final del paseo de almenas hay una pequeña torre que controla el mecanismo de contrapesos del puente y las puertas, es el lugar idóneo para poner la dinamita, los contrapesos se cortarán y las puertas caerán a plomo.

Uhm. Veamos, lo haremos así. Tomad mi arco. Me deslizaré en sigilo hacia los contrapesos, intentando que ese guardia adormilado no me vea. Si alguien o algo se me acerca, no dudéis en disparar en la garganta. Así, no podrá gritar y dar la alarma. ¿Alguna duda? -pregunto a Kwin y a Amorgos.

Solo una cosa más... ¿Quién va a disparar en caso de necesidad?

Maestro, resulta que tenemos el mismo enemigo en común. Calimero no ha hablado mucho de su historia, tiene una cuenta pendiente con esa gente.

De acuerdo Calimero, yo dispararé si hace falta. Antes era cazador y sabía como usar uno de estos. Espero que no se me haya olvidado.
Al coger el arco y prepararse para defender a Calimero, Kiwn siente algo raro, como si se sintiera deshonroso. En el tahedo no hay sitio para otras armas que no sea una espada...pero esto es una emergencia.

Miro el arco con desconfianza.

No es que no confíe en tus habilidades, Calimero, pero... soy tahedoran. Ese guardia intentará atacarte en cuanto escuche caer la puerta. Creo que lo mejor es que sea yo el que se acerque y lo mate antes de que pueda dar la voz de alarma. Después cortaré las cuerdas. Kwin es ibhatan, y de los buenos. No creo que el arco sea su arma favorita, y es un desperdicio darle algo que no sea una espada. Propongo que seas tú, Calimero, el que se quede en la retaguardia con el arco, y que Kwin se quede a tu lado, por si la cosa se pone fea y hay que pelear cuerpo a cuerpo. ¿De acuerdo?

Llegados a este punto, no es que no crea que Calimero puede ayudarnos. Simplemente pienso que yo puedo hacerlo mejor.

Nunca dejará de sorprenderme la determinacion del Maestro. piensa Kiwn para sus adentros.Luego, volviendose hacia CAlimero: Es bastante persistente cuando se lo propone, creeme sera dificil hacerle cambiar de opinión

Calimero: observas como la desconocida tahedorana semidesnuda te da ordenes concretas, no parece de las que repiten las cosas mas de una vez.

Pues si no desconfías, déjame hacer mi trabajo. El sigilo de la noche me ampara, y dudo mucho, por muy habil que seas con la espada que puedas moverte sin ser vista mejor que yo. Ese es el problema que tenía todo el mundo en la academia. Solo sabían hacer las cosas de una manera, y, la mayor parte de las veces, no es la mejor forma. Iré ahí, y me deslizaré hacia las cuerdas. El guardia ni me verá. -Digo extremadamente serio a Amorgos, sin dejar de mirarla a los ojos.

Fuí expulsado de la academia, por lo que nadie me obliga a cumplir tus órdenes, te guste o no. Puedes hacer dos cosas, o hacerlo a mi modo, o ir a la salida. Si estoy aquí, es para ayudaros, y no dejaré que lo estropees solo para demostrar que eres mejor que yo con la espada. Lo dejo a tu elección, o me ayudas, o te vas, pero no hagas nada que me entorpezca. -Esto último, lo digo con una frialdad absoluta. No estoy dispuesto a que el plan fracase por la cabezonería de un Tahedoran.

Kiwn se queda a un lado, esperando la reaccion de su maestro. Calimero ha sido duro, pero en la rudeza de sus palabras hay un halo de sinceridad, rencor y dolor que conmueven al aun estudiante. A veces la vida en la Academia era dura y habia que adaptarse y aceptar ciertas normas...y Calimero no parece la clase de persona que acepte cualquier norma sin más...
Kiwn se pierde un momento en estos pensamientos y la tristeza llega a él, parece que pese a saber casi nada,le ha empezado a coger cariño a Calimero. Son muchos los compañeros que ha perdido.

Miro a Calimero con compasión.

Debes haberlo pasado mal. Digo suavemente. A mi tampoco se me da bien acatar normas. Pero...

En Udafiun no aceptan mujeres, y eso no fue un problema para mi. Yo no tengo necesidad de demostrar que soy mejor que Calimero con la espada, porque... probablemente lo soy. Tampoco tengo necesidad de demostrar que puedo moverme con sigilo en la oscuridad, y, por supuesto, no tengo necesidad de demostrar que no se usar un arco, porque no sé. Pero creo que él sí que necesita que se reconozcan sus habilidades. Después de todo, me ha sacado de la celda, así que se merece tener su momento de gloria, y creo que Kwin opina lo mismo.

Como, de todos modos, si el guardia diese la alarma, Kwin y yo podemos correr y colocar la dinamita para volar la puerta antes de que vengan refuerzos, aun cuando no lográsemos matar al guardia con el arco - cosa que es posible, pues el tiro con arco no es nuestra especialidad - en realidad no importa si Calimero es tan bueno como dice o no.

Merece la pena seguir su plan, aunque no aproveche al máximo las habilidades de cada uno de nosotros. No hay nada que perder. En cambio, si seguimos el mío, aunque logremos el éxito, él quedaría disgustado, sintiéndose ninguneado porque un tahedoran ha impuesto sobre él su supuesta autoridad. Hacer que uno de los pocos aliados que tengo en este momento se enfade conmigo por algo que no tiene importancia, no tiene sentido.

Bien, hagámoslo como tú dices. Te deseo suerte.

Suerte amigo -le dice Kiwn sonriente- te cubriremos lo mejor que podamos.

Una vez puestos todos de acuerdo, Calimero está dispuesto a salir a las almenas, mientras Kiwn y la tahedorana quedan agazapados en su torre, observando bien todo el proceso.

Calimero coje el saco de dinamita y se agazapa sigilosamente. Parece una sombra mientras le veis deslizarse de almena en almena, cuando llega a la altura del soñoliento guardia, éste no se da cuenta de su presencia lo más minimo y le veis entrar en la pequeña torre de 'control de la puerta principal'

Has llegado a la torre secundaria sin ser visto. En ella hay un gran mecanismo que mediante unas cadenas gigantes y unos engranajes, posibilita la apertura de la puerta. Hay varias palancas tambien. Hechas mano del saco de dinamita y sacas un enorme cartucho con algo parecido a un reloj adherido a él, en él hay una ruleta con varias posiciones.

Apagado - 5 segundos - 5 minutos - 5 horas

Ahora la ruleta está en la posición de Apagado