Partida Rol por web

Dante se planteaba y dudaba sobre las intenciones de estos seres, así que pregunta cuál es su objetivo fue directo, preciso.
La Humanoide se le quedo mirando, su tez altamente verde provocado por la luz de este lugar hacía contrastar sus ojos completa mentes negros sin zonas blancas, sin decir nada pensando tal vez la respuesta.
Los gatos no se movieron pues los escritos no forman parte de su formación.

Marcos piensa que tal vez es todo una especie de chantaje y Dani es moneda de cambio, también tiene sus sospechas, tal vez tengan algo que ver con el estado de Dani y quiere saber más cosas.

Eva le pone el colgante que tenía a Dani (Este cobra de inmediato el color de la cara, ya no es tan pálida y respira sosegadamente, más tranquilo).
Eva ve la mejoría repentina de Dani pero aun esta débil y no despierta.

Dante continuaba con sus dudas pues se jugaban mucho, como una partida de Poker ¿quien mostraría sus cartas antes? O eso es el ambiente que se respiraba ahora mismo en la sala-

Masud propone el ponerlos aprueba tal vez cargando con Dani y salir de allí.

La Humanoide cierra la mano al ver que no se le entrega el colgante y se lo ponen al chico directamente.
Aparentemente mantiene su compostura camina hacía un cordón que sobre sale desde el techo, lo estira con fuerza y enseguida dos figuras más de doncellas felinas aparecen para colocar una mesa de cañas muy bien decorada y ponen encima alimentos y bebidas nada que ver con lo visto hasta ahora.

Con unos pasos más y ayudados con las alas, ves que se lanzan hacía a tí hostilmente miden unos dos metros y son completamente Insectos con armazón duro y rostro diabolico

Dante observó la mejoría del muchacho nada más la madre puso el amuleto alrededor de su cuello y llegó a una conclusión evidente: necesitaban el collar para sobrevivir. La alienígena frustrada crispó su puño e intentó seducirlos y quizá drogarlos ofreciéndoles manjares y refrigerios, al menos eso se temía y se lo hizo saber al equipo:

 -No confío en ella, dijo a sus compañeros. No probéis nada, ahora parece preocuparse por nuestra malnutrición pero es obvio que no le importa nuestro bien ya que al entregarle los collares acabaríamos como Dani.

La matriarca no había respondido a ninguna de sus preguntas, aunque la relativa al estado del chaval y los collares se había resuelto gracias a la maternal intervención de Eva quedaba por saber qué demonios se proponían teniendo a la Tierra como objetivo. Los recientes acontecimientos le hacían sospechar que nada bueno, ya que estos seres superponían egoístamente sus intereses sobre las vidas del pequeño grupo terrestre.

-Por alguna razón no pueden quitarnos los collares a la fuerza sino que debemos entregarlos voluntariamente, cosa que no haremos dado que de ellos depende nuestra supervivencia en este planeta y además parece ser nuestra única baza para negociar, expuso a sus camaradas.

Volvió a insistir mostrando el cuaderno a la portavoz de piel esmeralda, haciendo hincapié en sus propósitos ocultos para con el planeta azul, pero ¿acaso esperaba conseguir una respuesta sincera de esta criatura? De cualquier forma se mantuvo incorruptíblemente firme y desde luego hizo caso omiso del opíparo despliegue de viandas que de forma viperina les ofertaban.

Sigo avanzando mientras no pierdo de vista a las dos criaturas, cuando veo claramente la intención de estas de lanzarse sobre mi.

"¡Vamos, Samuel! ¡Hay que salir pitando de aquí!"

Apunto y disparo sobre el bicho que abre la embestida.

Me quedo totalmente bloqueado mirando a las extrañas criaturas que se acercan hacia nosotros, no se muy bien si han salido del infierno o de la pesadilla de algún biólogo con la mente retorcida, pero desde luego no son una visión agradable ni alentadora.

Finalmente, los gritos de Hakim me sacan de mi estupor y reacciono saliendo del templo para acercarme a él, aunque no se que voy a poder hacer yo, ya que no tengo ningún tipo de arma, si al menos tuviera el bate de cricket tal vez podría hacer algo, pero quien iba a pensar que me haría falta en una expedición científica.

Mientras me acerco, miro el suelo a mi alrededor a ver si encuentro alguna cosa que pueda usar como arma improvisada.

Cuando le puse el colgante a Dani su cara cambió de color, parecía más cerca a estar bien.

-Mi pequeño...-digo mientras con mi cara acaricio su mejilla ahora menos pálida.

Mis mejillas están húmedas del llanto. Escucho en la lejanía al señor Thunderer.

-Tiene razón-le digo sin quitarle los ojos de encima a mi hijo-. No hubieran dejado que mi hijo estuviera así si quisieran ayudar. Me muero de hambre, pero no probaré bocado-les asevero secándo mis mejillas con el canto de mi mano-. Quién sabe si no han experimentado con mi hijo.

Dicho esto me levanto tomando una de las manitas de mi hijo como si tuviera miedo de que volviera a desaparecer.

Me fijo en los movimientos de los seres que se aproximan, parecen formar parte de algún tipo de criatura insectoide que ha crecido y se ha desarrollado para tener una apariencia humanoide. Aunque no soy un entomólogo, en muchas ocasiones la presencia de los cascarones de los insectos han ayudado a datar una tumba, unas ruinas o incluso los restos de una momia, por lo que al final uno acaba leyendo libros de todos los aspectos, aunque no tengan nada que ver con la egiptología, ya que el conocimiento es poder y no ocupa lugar.

Tras la insistencia de Dante, La mujer con semblante y mirada ufana, se aproxima a la mesa de comida y comienza a digerir exóticamente los alimentos.
Se llena uno de los adornados vasos de un licor oscuro y bebe apaciblemente, como si tuviese todo el tiempo del mundo o como si supiera algo que vosotros desconocéis.

Eva ve alegría en el niño y respira aliviada, le toma la mano negándose a probar bocado.

Hakim esta apuntando preparado para disparar (Como has tenido tiempo puedes tirar con cauto la DF 3> para hacer daño.)

Samuel busca algo como arma (tira crear ventaja DF 2=> encontrar algo contundente)
Tanto si encuentra algo que le pueda servir como arma como sino encuentra nada, se queda Samuel mirando más detenidamente a los bichos cuando están más cerca Df 5> le podrás a la tirada sumar el Proeza si hace falta (son seres nunca vistos)

Si se descubre el punto más débil cuando Hakim tire le x2,5 el daño.

Me fijo en el movimiento de las criaturas, en como mueven sus extrañas cabezas y en el movimiento de sus cuerpos protegidos por un exoesqueleto quitinoso tan similar al de muchos insectos de la Tierra. Sin embargo su forma me recuerda vagamente a las Mantis Religiosas, un cuerpo bien protegido, pero prescindible, su abdomen y extremidades no son puntos vitales, tan sólo la cabeza o el torax pueden servir para detenerlos.

- Dispáreles en la cabeza agente. - Digo con voz nerviosa. - Si su anatomía es similar a la de los insectos de casa su cerebro estará protegido en la parte posterior del cráneo, detrás de la boca y un poco por encima de ella. Disparar a su abdomen o a sus extremidades sería inútil, y no sabemos si tienen algún órgano vital en el torax.

“Estoy de acuerdo contigo, Dante”, asiente Marcos a sus razonamientos, tanto sobre el peligro que podría conllevar probar de la comida y bebida, como sobre la necesidad inmediata que guárdense sus colgantes. Aunque se siente fuertemente atraído por el aspecto apetitoso de los manjares, se impone su razón al instinto corporal. “Tenemos que tener claro que no podemos hablar de ‘morirse de hambre’ sino en un sentido metafórico. Los depósitos de glucosas no se agoten sino tras treinta y seis horas sin probar bocado. Sólo después se inicia el estado de cetosis, cuando el cuerpo comienza a atacarse a los depósitos de grasa, y también los músculos. Incluso conozco a gente que, por razones médicas, ha ayunado con agua una semana entera. Inútil decir que nadie ha muerto entre ellos.”

Se vuelve hacia Masud. “No me parece mala idea lo que propones.” Luego, a los demás: “¿Qué pensáis? Si no se comunica más la felina con nosotros, ¿nos llevamos a Dani y vemos cómo reaccionan? Así sabremos a ciencia cierta hasta qué punto los colgantes pueden brindarnos protección...”

Dante comenzaba e exasperarse, estaba a punto de perder los nervios con la arrogante humanoide ya que esta seguí impertérrita sin responder sus cuestiones.

-Creo que tendremos que acabar negociando entregar los collares, pero podemos poner condiciones. Huir ahora con Dani me apetece tanto como a vosotros, pero tienen el control de puertas y mecanismos y les será fácil mantenernos encerrados, comenta al grupo.

No sabía muy bien como iban a negociar con un ser tan tozudo, pero desde luego necesitaban todos los collares hasta volver al templo y uno mínimo para activar los ascensores. Lo que volvía a dejarlos en punto muerto, ya que enseñarles el camino a la Tierra no le parecía aconsejable, aunque lo creía improbable puede que no conocieran la forma de acceder. 

-Entonces, si estamos todos de acuerdo le comunico nuestra negativa a entregar los collares hasta haber abandonado el planeta, dice buscando la aprobación del resto.

"¡De acuerdo! Estos hoy comerán plomo."

Manteniendo una distancia prudencial, me aproximo el fusil a la cara para intentar apurar el disparo. No obstante, al levantar el brazo y buscar la boca del primero de los seres insectoides, la falta de gravedad hace que mi gesto sobrepase el objetivo. Lo intento de nuevo, pero sigo siendo incapaz de conseguirlo. El bicho de dos metros cada vez está más cerca.

"Vamos, Hakim, recuerda las clases de tiro en la academia. Todo se basa en la concentración."

Cojo aire y lo voy soltando poco a poco, mientras vuelvo a dirigir el cañón del arma a la repulsiva boca del ser. Cuando el último aliento sale de mis labios, acciono el gatillo.

"Muere, hijo de perra."

Hakim dispara el ruido del cañón suena muy distinto a como tendría que sonar en la tierra el eco es más agudo.
Los seres al pegar con sus alas otra zancada, notan una onda que ametralla el suelo seguido de un ruido nunca escuchado.
Esta defensa desconocida les altera y pegan una zancada para alejarse, más por el efecto del ruido y los impacto,en el suelo que por temeros.

Se mantienen a distancia (una dificultad de 8 ) e intentaran mantener siempre esta distancia, mientras emiten unos sonidos secos con sus alas y roce de patas; no sabéis esa actitud que puede ser, pero seguro que no es nada bueno, tal vez este llamando al enjambre entero.

El caso es que no os intentan perder la pista y se mantienen ahora lejos, pue ssaben que ya os tienen y que tarde o temprano seréis sus presas.

El ruido no para tras escucharlo unos minutos llega a ser repetitivo y molesto.

Si parece que se escucha ruidos de aletear de alas, cientos de alas, miles de alas, están lejos, se acercan.

Vuestros pensamientos cambian por un segundo intentando asimilar o tal vez apartar el peligro de vuestra mentes y Por primera vez os dais cuenta que en el cielo no se ve el sol, es de un tono monocromo casi se refleja el suelo en el como un espejo, es espectacular y espeluznante, no hay día, ni noche.
Solo esa luz sin color, Sin calor, en el que el día la luz es más intensa y la temperatura es más suave, pero por la noche la luz frena su intensidad, pero nunca llega a apagarse y el frio se hace más penetrante llegando a temperaturas de 8 por “la noche” a 18 por el día.

Volvéis a esa realidad en la que un par de seres os han puesto en jaque por el momento sí de los se escuchan llegan más, llegan muchos más.
Que sitio es este parece el mismísimo infierno, las opciones se acaban y el tiempo también.
¿que hacer?

“Bueno, no se habría tratado de una huida, sino más bien de irnos sin más ni menos, tranquilos y la cabeza alta sin desafiar por lo tanto, y luego ver cómo se toman esto. Primariamente para averiguar hasta qué punto los colgantes nos brindan protección, o al menos nos aseguran el respeto de los felinos”, aclarece Marcos.

Pero en general está de acuerdo con Dante. “Sea, creo que tienes razón, mejor no hacer lo que podría resultar ser tonterías nada más y no nos pondría precisamente en una posición ventajosa. Entonces, hablando sólo por mi parte: Comunícaselo a ellos tal como dices, y a ver qué responden.”

Volviéndose hacia Masud y Eva, la última sorprendentemente muy afectada, hasta atontada por el estado de su hijo: “¿Qué opináis?”

Contemplo la escena y mi rostro refleja todas las fases intermedias entre el desconcierto y el temor.

"¡Huyamos de aquí, cuanto antes!"

Me vuelvo a colgar el fusil del hombro y empiezo a correr, siguiendo las pisadas del resto de grupo de rescate a través de ese desierto infernal. De vez en cuando, me giro para comprobar el comportamiento de las dos criaturas.