Partida Rol por web

El tiempo transcurre extrañamente en Umbría Island. Mucho más lentamente del que viven día a día los seres humanos fuera de internet... a menos que seas lo suficientemente adicto a Umbría.

Por eso es tan fácil distraerse, sin darse cuenta siquiera de que han pasado los días... porque la única medida de tiempo son las novedades que se acumulan en la cuenta del correo electrónico del umbriano, y cuando no las hay...

El master está realmente preocupado, porque, víctima de este peligroso fenómeno, ahora ve como los ocupantes de la siguiente escena, sin darse cuenta siquiera, se ralentizan hasta límites absurdos. Va a tener que reanimarlos, sin duda, pero no puede descuidar, tampoco, la recepción. Los aspirantes podrían caer en esa casi irrevocable ensoñación...

Bien, veo que todavía estáis despiertos... y se me ocurre cómo mantener vuestras mentes activas. Vamos a ver... escuchad: Hay una cosa en la que pocos se fijan, y es la voz narrativa de la partida. Normalmente, si no hay una orden explícita del master, se tiende a imitar la de los demás, lo cual es un apaño, pero... a veces no funciona. Alguien escribe en un post, por ejemplo:

Me dirijo hacia la puerta.

Y el siguiente,

El bravo héroe (refiriéndose a él mismo, en tercera persona) se lo impidió. 

Estos posts, como veis, no concordarán en el tiempo no en la persona. Suena mal leerlos seguidos. Así que, como entrenamiento, a partir de ahora todos debéis escribir en primera persona en pasado. No por nada en especial, sino porque es exactamente lo contrario de lo que hacéis (Y lo hacéis bien, por cierto, porque es la voz narrativa que yo uso).

Había dado ya varias vueltas a la plaza central cuando me asaltó el recuerdo de una exuberante mujer mitad pájaro que había secuestrado a mi pobre compañero. Preocupado y molesto conmigo mismo por no haber caído en la cuenta antes me dirigí al resacoso bárbaro y le pregunté: ¿Maese Bardenar? ¿Cree que podría ayudarme en la búsqueda de nuestro compañero Buiter? El bárbaro parecía aún algo ebrio así que mediante gestos intenté hacerme entender a la vez que decía: Pájaro, perdido, buscar ¿entender? Quedé pendiente de la respuesta de mi indispuesto amigo.

Yo buscar hombre con pluma, jajaja, pero creer que el estar haciendo cosas de hacer, dije yo, totalmete embriagado por los eflubios que emanaban del local, mientras pedía a una de las mujeres descocadas que frecuentaban el lupanar un cuerno de hidromiel.

La noche se eternizaba, el tiempo se dilataba y aquella hermosa rapaz no tenía piedad de este humilde servidor que, en asuntos de cama, ha andado siempre un poco escaso.

Cada vez más exhausto, sin fuerzas ya para estar a la altura de sus constantes acometidas y con la mente derrotada, allí yacía yo a merced de esa endiablada figura desnuda, sintiendo cómo vampirizaba mi vida que se desvanecía lentamente.

Encomiendo mi alma ...

 El master ha escuchado atentamente la historia hasta el momento, aun lanzando nerviosas miradas de reojo a los que iban llegando a acrecentar la cola.

El master sigue escuchando las historias de algunos novatos, y los lleva frente al grupo de Bardenar, Buiter y Varyamo.

Nomegna se acerca al peculiar trío.

- Hola, me llamo Nomegna y soy peluquero. Tanto pelo debe agobiaros en una cálida isla como esta -dice mirando al imponente Bárbaro.- Tranquilos, os puedo ayudar, aprovecharemos esta espera. A ver, ¿quién quiere ser el primero?

Dicho esto, Nomegna engrasa su mecanismo cortapelo y extrae las afiladas garras.

Miro a mis nuevos compañeros, escucho el comentario de mi viejo compañero y su extraña manía de pelar a todo el mundo, nunca pierde una buena oportunidad. Me comienzo a reír a carcagada limpia y le digo a Nomegna:
-No los avasalles así, toma cortamelo a mi si quieres.
Mientras me quito la capucha y se desparrama mi gran melena por la espalda, a lo cual añado un gran Ostras, cuando a crecido tanto¿?

- Jojojojo, Tío que pincha "molar" mucho! - diciendo ésto mientras ondea su enésima pinta de cerveza (y puede beber muy mucho!)...

Nomegna observa con gozo como cae la larga cabellera del encapuchado, enteramente a su disposición. ¡Preciado tesoro oculto!

Con unos cuantos zarpazos certeros desprende a Shinebi de todo su pelo, dejándolo rapado al 1.

- Gracias, hacía demasiado tiempo que no cumplía con mi función primaria. Llámame cuando necesites que te lo repase. Estaré a tu entera disposición. Ahora necesito recargar combustible a la manera de mi primo Bender - dice sentándose con el bárbaro y pidiendo otra cerveza. -

¿Quién las trae?

- Decidme, ¿qué os trae por aquí? - pregunta a los tres nuevos compañeros.

Cuando ya había perdido toda esperanza y mi vida se abocaba a un final que nunca habría imaginado, la vampiresa se levantó de improviso, liberando mi cuerpo y mi alma.

- Se acabó el tiempo, chato. Son 100 monedas y la voluntad - dijo.

Ella misma metió mano en mi bolsa de cuero, cobró su (merecida) tarifa, voluntad incluída, y, sin mediar más palabra, se marchó, dejándome a mí allí, entre exhausto, feliz y aliviado, con la bolsa vacía y un pelín de cara de tonto.

Cuando me hube recobrado, bajé las escaleras para entrar de nuevo en el bar, me dirigí a la barra y pedí una jarra de cerveza, le dije a la camarera que la apuntase en mi cuenta y, aprovechando su momentaneo asombro, abandoné el local a ver si veía a mis dos compañeros.

Allí estaban y, junto a ellos, dos desconocidos. Tensé las plumas y permanecí atento por si había bronca, pero al ver que la conversación  transcurría tranquila, me relajé y fui hacia ellos, a presentarme educadamente.

- Soy Buiter, el Novato Emplumado Que Busca Su Destino.

Y mientras decía esto, contemplaba un poco escamado cómo uno de los nuevos acuchillaba despiadadamente la melena del otro. Un escalofrío recorrió mi cabellera y mis plumas volvieron a tensarse.