Partida Rol por web

Celarian alzó las cejas tras el golpe de Courier contra el banco. Aquello tenía que haberle dolido por fuerza. A punto estuvo de decirle algo, preguntar por si se había hecho daño, pero pensó en no meter el dedo en la llaga. Era evidente que le dolía, como también lo era el motivo aparente del propio golpe. Algo que había dicho o hecho la había incomodado. Mejor sería marcharse de allí.

La elfa decidió entonces abandonar la zona de vestuarios y caminar camino del metro una vez ya vestida de calle. Tenía suerte, pues una línea de metro tenía estación a pocos metros del edificio sede del Departamento de Policía y en menos de quince minutos le acercaba hasta su pequeño piso a las afueras del Bronx.

Realmente estaba cansada. Había sido un día agotador para su mente y necesitaba llegar a casa para poder estirarse en el sofá y abrazar a Sam viendo una buena película mientras comía palomitas, ese alimento prohibido durante sus años de atleta, que por otra parte le volvía loca. Por desgracia, aún quedaba más de una hora hasta que por fin pudiera descansar, pues una vez en casa tendría que sacar al perro y adecentar un poco su pequeño apartamento antes de relajarse. Esa sin duda era una de las ventajas de vivir en un lugar tan pequeño, la facilidad que tenía a la hora de arreglarlo.

El ExMarine sonrió al ver a la joven Courier machacar la bolsa como si fuera algún acosador de niños. Se acerco estirando los brazos atrás y adelante, de forma de ir precalentando, ante la obvia colisión que tendrían los dos agentes más preparados en cuanto a lo físico.
- Deja de golpear tan duro a Susan.- dijo, casi llegando hasta ella e impidiendo que el saco de boxeo se moviera mas bajo los golpes. – Sabes que no devuelve el golpe.-

Susan? Así que tú también le pones nombres... yo la llamo Ryan. - sonrió. Justamente por eso, porque no devuelve los golpes. 

Ryan, tenía claras intenciones de iniciar una "pelea amistosa", Jeaninne ya se encontraba algo agotada pero no podía echarse atrás. Estiró un poco los músculos y le dijo. - El que golpea tres veces primero gana...

Se puso en guardia...

Los dos contendientes se descalzaron y se subieron al gran tatami color azul oscuro. Ryan agarró unas guantillas negras de una de las estanterías con material de entrenamiento, pasándole a Courier unas más pequeñas de color rojo.

Tras algunos movimientos de calentamiento, los dos se situaron en el centro de la superficie acolchada, frente a frente con una separación de dos metros. No hizo falta señal alguna. de forma casi simultánea ambos iniciaron el ataque. Varios puñetazos de Raynor bien dirigidos hacia el rostro de su rival no encontraron blanco gracias a una rápida reacción de la muchacha que de forma ágil se movió hacia un lado, esquivándolos por poco margen. El primer golpe de Courier se topó con la guardia del ex-militar, quela había levantado justo a tiempo para evitar el golpe.

Ambos dieron un salto atrás para recoerar una distancia segura. Parecía que los golpes habían sido meras mediciones para poder hacerse una idea de las capacidades de su contrincante; y lo cierto es que parecían bastante igualados.

Sin más tiempo para pensar, volvieron a enzarzarse. Varias esquivas de Courier compensaron algunos bloqueos de Raynor, pero el primer blanco llegó por parte de la muchacha. Un puñetazo bajo,  a corta distancia, impactó en el costado izquierdo de Ryan, haciéndole perder el haliento por un momento.

-Uno a cero- canturreó Jeaninne con una sonrisa dibujada en el rostro.

Raynor bufó con una mueca burlona.-Bueno, las damas primero, ya sabes.

Un nuevo intercambio de esquivas y bloqueos cesó cuando Raynor logró situarle un golpe prácticamente igual al que acababa de recibir a su causante, lo que le causó una expresión de satisfacción.

Sin más comentarios ambos volvieron a tomar la posición de guardia. Raynor tomó la iniciativa con un agresivo ataque de puletazos combinados con rodillazos. Los puñetazos volvieron a ser esquivados por Jeaninne y el rodillazo fue bloqueado con un bloque cruzado con ambas manos. Sin tiempo a que Ryan volviese a bajar el pié con el que había intentado el ataque, su contrincante  le aterrizó un codazo en la cara, que le hizo retroceder varios pasos tambaleantes.

-Uy uy... dijo en un simulado tono  preocupado Courier, tapandose la boca con la guantilla.

Raynor no estaba acostumbrado a ir perdiendo en los mano a mano. Sabía que era más que capaz de llevarse aquel duelo y aquello lo ponía de los nervios. Quizá no estaba teniendo un buen día, a cualquiera puede pasrale... pero aún tenía tiempo de llevarse la contienda, era el momento de ponerse enserio.

Cambiando su expresión por una más seria que reservaba para las pocas ocasiones que algo se le ponía cuesta arriba, se puso en guardia, mirando a los ojos a su rival. "como si eso fuese a intimidarme..." pensó Jeaninne.

Un sprint agresivo puso a Raynor a distancia de golpe corto enun abrir y cerrar de ojos; parecía que había pillado por sorpresa a "nueve". Sin darse cuenta su expresión seria mutó hacia una de satisfacción en elmomento en que se dispuso a cargar todo su peso en la pierna derecha para realizar una finta que acabaría con su puño en el estómago de Jeaninne, estaba seguro de ello. Y quizá habría sido así de no haber sido porque al llevar todo el peso a su pié derecho, la fricción que lo unía al tatami pasó a ser nula, probablemente por un pequeño charco de sudor o por una zona más desgastada que el resto.

Aquello pilló por sorpresa al Ex-marine, que no pudo hacer otra cosa que perder el equilibrio debido al patinazo, cayendo de espaldas al suelo. En cuanto quiso reaccionar, Courier ya había frenado su guantilla a un centrímetro escaso de la frente, y le observaba con una sonrisa cargada de satisfacción desde las alturas.

Raynor se levanto con una sonrisa en los labios, haciendo un salto para ponerse de nuevo en pie, levanto un segundo ambos guantes para reconocer la derrota. Se agarro la espalda con el guante puesto y simulo cojear hasta el banquillo, donde empezó a morder los cordones para sacarse el guante izquierdo, y una vez liberada la mano,
- De haber sabido que me pisaría una locomotora, hubiera contratado un seguro de vida.- Escupió un poco de sangre por el golpe que le había dado en la nariz y sorbió un par de veces para despejar las fosas nasales. – Y bien, ¿que precio quieres poner sobre tu pobre derrotado? -

Vaya, si sabía que estábamos apostando algo, hubiese tomado el combate en serio... - Jeaninne miró sonriendo a Ryan, aunque sabía que al ex-marine no le había hecho ninguna gracia perder y de esa manera. - No te sientas mal, si no te hubieses resbalado, no solo me habrías empatado, sino qué tal vez me hubieses hecho daño. Eres fuerte Raynor, hay que reconocerlo. - luego pensó un momento si decir lo que tenía en mente o no... 

Si quieres pagar un precio... - titubeó. - Cuida mucho a Celarian allí afuera, con ese loco dando vueltas no quiero que le pase nada. - y luego agregó al ver la cara de sorpresa por su repentino interés en la elfa. - Yo haré lo mismo por Woods.

No había más que decir. Saludó con la mano, y se dirigió hacia las duchas. 

Ryan camino hasta las duchas de mujeres, y apoyo las espaldas ahí, contrario a la entrada de duchas, para terminar la conversación mientras Jeannine hacia su exposición.
- Lo que tu digas, menos agresiva Gina Carano.- dijo, riéndose un poco. ya sacándose el otro guante. – Pero cuidar ese escuálido culo es algo que voy a hacer, incluso si tu no me lo pides, incluso si es el doble de … ya sabes…agradable que de costumbre. Es mi hermana en la fuerza. En fin, que tengas un buen día mañana, Nueve. Semper Fi…–
Se fue caminando lento hacia su zona de duchas.

Con paso ligero fueron adentrándose en aquel laberindo te pasillos, cubículos y mesas de trabajo que era la comisaría central de Nueva York; por suerte sabían que el departamento forense se encontraba en el primer sótano del edificio, por lo que no les costó encontrarlo.

En el camino cruzaron con algunos pocos policías administrativos que iba de aquí para allá y que o bien les ignoraban por completo o les saludaban con un simple movimiento de cabeza o mano. Bajaron los dos tramos de escaleras y llegaron al pasillo del departamento forense.

A diferencia del resto de la comisaría, aquellaa zona lucía más como un hospital que como un edificio policial. Los pasillos eran completamente blancos a excepción de algunos extintores rojos que colgaban en la pared. El suelo estaba cubierto por chapa metálica que producía un curioso sonido a cada paso que se daba sobre él y en el ambiente se respiraba un fuerte olor a medicamento.

La puerta de cristal que anunciaba oficialmente la entrada en el departamento forense no ofreció ninguna resistencia y se abrió con suavidad, dándoles paso a una estancia grande y aseptica, al fondo de la cual había 6 camillas de acero inoxidable, todas ellas vacías excepto una, que mantenía un bulto oculto con una manta blanca. Una larga encimera metálica llena de material médico cubría toda la pared lateral. La estancia la completaban un sencillo escritorio arrinconado en una esquina y una hilera de picas de acero con grifos en cada una de ellas. Junto a la zona de camillas había una puerta estanca que sin duda conducía a la cámara frogorífica.

Al entrar, aquel mismo forense que había acudido la noche anterior a la escena del crimen les saludó desde el escritorio.

-¡Agentes! que madrugadores... levantó la mano.

Una bata blanca cubría la ropa que había llevado la noche anterior, lo que indicaba que posiblemente no había ido a su casa a dormir, al igual que Johnson, si bien no parecía que eso le hubiese afectado al humor, pues lucía una espléndida sonrisa bajo sus ojos algo somnolientos.

-¿En qué puede ayudaros el bueno de Takamiya?

Los dos agentes se encaminaron hacia donde se encontraba el forense. Ryan se encontraba impoluto a pesar de las pocas horas que pudo dedicarse a descansar. De alguna forma Jeaninne lo estaba odiando por ese motivo. Pero pensó que seguramente el agente se encontraba acostumbrado a dormir poco y mal debido a las exigencias y rutinas que pudo haber heredado de su época en el ejército.

Tal vez Jeaninne se exigía mucho en cuanto al entrenamiento físico y técnico, pero le haría falta acostumbrarse a ciertos hábitos relacionados con la “disciplina” y la rutina propios de un soldado.

Caminaba junto a Raynor, observándolo de reojo y analizando si no le era conveniente enlistarse, para completar su “abanico” de habilidades, cuando se le cruzó por la cabeza que a veces no concordaba la actitud jocosa del soberbio agente, con el comportamiento de un militar.

- Dime de nuevo, como es que dejaste el ejército y terminaste sirviéndonos café?. – le dijo a Ryan antes de llegar con el forense.

Una vez se encontraron con el doctor, y pudieron comprobar que había estado trabajando toda la noche, los agentes comenzaron a indagar.

- Buenos días doctor. Venimos para ver si ya había terminado con el cuerpo, para saber si podía confirmar todos los detalles supuestos anoche, y si ha podido obtener información nueva tras haberlo revisado. -

Ryan caminaba sujetando el café sin usar, acompañando a Jeannine, y sin buscarlo, los pasos de ambos se sincronizaron mientras caminaba por el laberinto de pasillos que era la telaraña de entramado de la comisaria. Finalmente llego hasta la parte forense, donde el simpático doctor los saludo con amabilidad.
- Le traje otro regalo, Doc. Pero no se acostumbre, la cafeína puede ser una forma de adicción.- le encajo el café que iba a ser para Vaamar. – Espero que hay descansado, porque tenemos muchísimas preguntas para usted. -

Alzó las cejas y parpadeó algunas veces en un gesto cómico.

-¡Espléndido! si, si. He acabado con la pobre muchacha hace algunas horas... un ejemplar curioso de Eldar sapientis, si me lo permiten. Apostaría la merienda a que en su genoma encontraríamos algún fenotipo humano muy lejano... pero vaya,tampoco es que venga al caso, es una simple curiosidad.

Carraspeó aclarándose la garganta y tomó el café.

-¡Gracias! -Le dió un sorbo.-Cuando uno trabaja de lo mío aprende a descansar en cuanto tiene ocasión.

Bueno, díganme

La agente se alegró de saber que el forense había terminado de examinar el cuerpo. También supuso que le había enviado la información a Johnson, porque cómo pudo observar en el archivo del cuarto asesinato, ya estaba definida la causa de la muerte.

- Excelentes noticias! - le dijo al forense en relación al trabajo terminado. - Johnson nos ha confirmado la naturaleza de la herida y la causa de la muerte, por hemorragias internas. Puede confirmarnos si el arma homicida fue la misma, o de la misma naturaleza que el arma utilizada en los otros tres crímenes? Por otro lado, pudo comprobar si había algún objeto extraño alojado en el cuerpo de la víctima? La víctima presentaba algún indicio de haberse resistido al ataque?- se detuvo en esta pregunta para darle tiempo a responder.

Jeannine, también conocida como nueve, no solo paseo el gimnasio con el, también le gano de mano con las preguntas. La chica iba al grano cuando quería. Ryan saco la libretita, y decidió hacer las siguientes, claro que… tuvo que tachar algunas de preguntarlas el.

- Gracias Doc, respóndame, la victima encontrada ayer…
-¿Estaba embarazada? ¿Había pasado por muchos abortos?
-¿Encontró algo en el interior del cuerpo?
-¿Es posible suponer que todos los muertos fueron asesinados con la misma arma?
-¿Podría definir la misma? ¿Han quedado rastros del arma en las victimas, por ejemplo en los huesos de los antebrazos de las heridas defensiva de polvo lunar?
-¿Y por la misma persona? ¿Podría darme una altura aproximada del agresor?
-¿Encontró rastros de estupefaciente en las victimas? Me cuesta entender que en la última encontrada se le haya hecho un corte de esa naturaleza sin que se haya retorcido de dolor.-

Eso, para comenzar, luego vendrían las preguntas en base a las respuestas.
Cuando termino de hacer las preguntas, al ver que muchas eran similares, le guiño un ojo a la compañera de luchas.