Partida Rol por web

Tienes razón hija mía, deberé esforzarme en ello. Por cierto, mañana cuando empiece el Jöll habrá una gran cacería por el bosque como todos los años no creo que ocurra nada pero ya empiezas a ser mayor asi que Sigurd cabalgará junto a ti. Aunque por ello no tendréis que preocuparos pues es una fiesta y nada mas pero quiero la seguridad de mis hijas ante cualquier problema que pudiese surgir. Te diría que no vinieses pero seguramente no querrías-dijo pues ya te conocía- además puedes decirselo a Híld, ella vendrá también.

El hombre levantó y miró por la ventana hacia la aldea.

Por supuesto que me negaría a quedarme. Ya sabes que me apasiona cabalgar y las cacerías no encierran demasiado peligro. Además, Sigurd es un gran guerrero y... espera - Jorunn paró en seco la frase -¿No irá Gudrid a la cacería en su estado?

La joven siguió con la mirada a su padre, y contempló a traves de la ventana el bullir de la aldea mientras esperaba respuesta.

-No, no-negó con la cabeza- tu hermana se quedará con las mujeres de la aldea. No te preocupes estará bien protegida por los Hirdmen tanto nuestros como suyos-dijo Hrolf con una sonrisa abierta- Sigurd, quiero que os mantengais alerta, no creo que ocurra ningún incidente pero nunca se sabe. Y debéis tratar de ser lo mas discreto posibles, no podemos permitirnos el insultar a ningún invitado. No quiero peleas excepto las que sirvan de divertimento a los invitados-parecía que el jarl quería tener todo bajo control para el momento.

Jorunn se llevó la mano al pecho aliviada. No hubiese soportado ver a su hermana en algo tan ajetreado como una cacería. Una tenue sonrisa apareció en su rostro mientras se regocijaba pensando en lo pronto que volvería a ver a su hermana, en el placer de cabalgar tras una pieza y en la oportunidad de pasar una tarde con Hild, quien ultimamente parecía muy ocupada.

Eso es un alivio. Si te parece bien iré a avisar a Hild. Y padre....no os preocupeís en exceso.

Antes de salir se volvió hacia Sigurd y le sonrió abiertamente a modo de despedida

Sigurd, como siempre, ha sido un placer veros.

"Me encargaré de que todo esté bien, Jarl. No se preocupe por las peleas. Intentaré contenerme." Sigurd se sonríe y contiene la risa, sabiendo que, como siempre que se reúnen dos o más aldeas, las peleas son inevitables.

"Lo mismo digo, mi señora. Pasaré a buscarla al comienzo del Jöll con su equipo preparado. ¿Querrá algún caballo en especial?"

Jorunn no necesitó pensarlo dos veces, tenía claro la montura que quería.

A Audhildr...Si, Audhildr será perfecta- la percherona gris era la montura favorita de la joven. El animal era algo inestable y se encabritaba facilmente cuando oía los truenos, pero era un animal muy veloz y Jorunn sabía bien como manejarla cuando se ponía nerviosa. Despues de saludar de nuevo a los dos hombres salió en busca de Hild

En el mercado había un hombre que agitaba la mano llamando tu atención. 

Oh, tu debes ser la völva de Rohald-dijo con respeto- permite a este mercader que te agasaje con estas hierbas. Se dice que son unas hierbas magicas de los pueblos del sur-el hombre agitaba unas pocas hojas que tenían un fruto minusculo y redondo de color morado.

Miraba algunos puestos distraída mientras que en otros se paraba a contemplar concienzudamente las mercancías que ofrecían. Por el rabillo del ojo vio cómo uno de los mercaderes le hacía señas con la mano y hacia él se acercó, dándose cuenta que no era uno de los comerciantes habituales que paraban por la aldea.

- Que los dioses le sean favorables en este día. -Saludó respetuosamente mientras observaba con atención la extraña hierba que le tendía el mercader.- Nunca las había visto... ¿acaso sabe para que se utilizan?

El hombre se quedó unos segundos callado tratando de pensar.

-No, mi señora, no poseo conocimientos mágicos pero proceden del brujo de la tribu. Me dijeron que se usa para rituales de muerte y... como veneno...-dijo simulando un aire misterioso

¿Rituales de muerte? ¿Veneno? Este hombre debería tener conocimientos de lo que está vendiendo, no puede ir ofreciendo mercancías de este tipo a cualquiera que se lo pida... es peligroso y bastantes peligros tenemos ya a nuestro alrededor como para crearnos más. Los pensamientos de la völva volaban por derroteros un tanto pesimistas mientras observaba con curiosidad los pequeños frutos. Sonrió con amabilidad al comerciante mientras se quedaba con las hierbas.

- Muchas gracias... Me resultan bastante curiosas así que intentaré averiguar para qué puedan ser útiles.

En aquel momento mientras te despedías del mercader y guardabas las hierbas en la bolsa pudiste ver como entre la gente iba hacia ti Jorunn caminando deprisa en tu busca.

"Crecen enseguida, Jarl", dice el Hirdman con un tono de complicidad

Después de unos minutos de silencio, Sigurd parece darse cuenta de en lo que estaba pensando Hrolf mientras ve marchar a su hija. Aunque él mismo no es mayor, ha visto muchas veces en la aldea lo que significa envejecer y verse sobrepasado por los hijos.

Y que lo digas Sigurd. Y que lo digas...-le respondió Hrolf con una sonrisa parternal- Pero me temo que vienen tiempos turbios y Jorunn tendrá que hacerles frente cuando yo me haya ido a la morada de Odín. Pero será mejor no pensar en eso y tratar de festejar como es debido-se levantó retomando el ánimo- ¿Y los hombres? ¿Están preparados? 

"Iré a comprobarlo. No sería la primera vez que tengo que despertar a alguno a patadas, pero estarán listos."

Sigurd saluda al Jarl, y se marcha a comprobar que todo está en orden.

Cuando Jorunn vió a lo lejos a su amiga los ojos se la iluminaron con alegría y una sonrisa asomó a sus labios, parecía tener grandes noticias. Con la mano, la hizo un gesto para indicarla que se alejasen de la gente y se hizo a un lado para ir a un sitio algo más discreto.

Guardó aquellas extrañas hierbas pensando que sería una buena idea enseñárselas al Thulr Klemet, quizás él sí supiera que eran y para qué servían exactamente. Levantó la vista para toparse con Jorunn que le hacía señas para apartarse de la gente.

- Pareces muy contenta. Ha tenido que suceder algo muy interesante para que estés sonriendo de esa forma... Así que ya puedes empezar a contarme -Fue lo primero que le dijo nada más que volvieron a reunirse alejadas de oídos indiscretos.

Oh...nada en particular-respondió haciendose la interesante la joven- salvo que antes del Jöll va a haber una cacería y estamos invitadas. Las dos.

Jorunn se mostraba feliz con la idea y se movía de una forma muy vital. No había la menor duda de que ese día se había levantado rebosante de energía y de ganas de moverse.

Un par de crios pasaron frente a ti luchando con palos de madera. Cuando te vieron se miraron asustados y salieron de alli corriendo con una risa nerviosa. A los chicos no eran a los únicos que ponía nerviosa tu presencia y eso lo sabías muy bien, aunque nadie te hacía mala cara ni te evitaba sabías que sus corazones temblaban al verte pasar.

Hild no estaba tan entusiasmada como su amiga ante la idea de una cacería, pero aún así intentó disimular lo mejor que pudo.

- Ah... vaya... ¿y a qué se debe el honor de haber sido invitada? 

No entendía muy bien por qué ese interés en que ella asistiera a la cacería, al fin y al cabo no era precisamente hábil en ese terreno y consideraba que sería más un estorbo que otra cosa.

Supongo que por tu posición... repuso Jourunn percatandose de que no parecía hacerla demasiada ilusión. Será divertido-añadió para animarla -además los hombres cabalgaran delante y nosotras podremos pasar un día divertido juntas.