Partida Rol por web

salimos del hotel y vemos...
* MarcelloFribona sale junto a Lucille_Allbright...
dos coches.. y si podemos, dos identidades falsas.. o necesitaremso al net?

* MarcelloFribona mira a todos los lados, sin fiarse de que nadie los vigile.. Donde iremos ahora Lucille_Allbright..?

que es un pais donde no llevan mucho cuidado con los visados y con las identidades
asi que es más fácil cosneguirlo

bien, pido un taxi y partimos
conoces a alguien de alguna otra ocasion, Lucille_Allbright?

* MarcelloFribona resopla mirando hacia otro lado..

no conozco ninguno de los que esta con nosotros
vale...
si tenemso que escapar... no voy a contar con los demas.
Cuento contigo porque despues de ayudarme a bucar un coche y falsificar documentos, no quiero dejarte tirada...

bien, pero tengo algo que decirte
dime..
sucede que tengo que rendirle cuentas a ozono de lo que compro
pero he pensado en la excusa para tener dos autos
bien.. para los carnets usaremos dinero mio.. no hay problema
no costaran mucho
bien
* MarcelloFribona sonrie...

Un taxi para cerca de Lucille y Marcello. El taxista sale del viejo automóvil que expide un humo de color negruzco. Vingan, rápido, rápido, a dóndi van lo siñoresh? El tipo les hace subir y sube después él. Tal como se sienta activa el marcador ¿A dóndi llevo?

Algo nervioso, como siempre, tamborileo mi mano en la pierna izquierda, mientras con la otra mano compruebo que todo... todo lo que llevo, este en su sitio.
Donde ella diga... La miro un instante y sonrio ligeramente, pero no pierdo la atencion del taxista. Ella manda, vale..? Y arranca ya, que no estoy aqui para regalar dinero... Miro los ojos del taxista, a traves del espejo retrovisor...

llevanos a la 2da avenida digo revisando el mapa de la ciudad por internet desde mi móvil
luego digo dirigiéndome a Marcello bien, tu pagarás tan sólo los tuyos y los míos,
dicho esto me volteo hacia la ventana, las luces de la cuidad pasan rápidamente y mis ojos se ven perdidos en ellas, pienso dónde estará mi hija y cómo la cuidará el idiota de su padre (una mueca de desagrado al pensar en este último que se deshace rápidamente), recuerdo su hermosos cabellos rubios y su sonrisa de ángel, mi nenita... cuando salíamos a comer y todo era tranquilo... hasta ese día...

Giro la cara.. miro a Lucille con los ojos entrecerrados.. Sonrio, aun mirandola igual, pensativo y asiento rapidamente. Luego miro hacia adelante. Ya sabes.. eso sera solo un seguro. Si no es necesario, nos evitaremos esos problemas.
Al verla pensativa, prefiero no abrir la boca.. Miro hacia un lado y otro, mirandola de vez en cuano de reojo, o directamente, de arriba a abajo, si ella esta mirando por la otra ventanilla...

Ok siñorita, ok, don't wori, istaremos pronto El taxi arranca y empieza a atravesar un laberinto de calles sin estructura alguna. La conducción parece bastante caótica, aunque se respeta bien los semáforos, pero hay muchas calles no señaladas que se usan en doble sentido y algunas otras que no puede saberse bien en que sentido van hasta que la coges. Por lo demás es una ciudad bastante moderna, y hay algunos edificios espectaculares. Se ven buenos coches, lo que significa que es fácil o barato comprar coches, o simplemente que hay mucha gente adinerada. Pasáis por delante de dos restaurantes al más puro estilo japo, que estaán uno enfrente del otro y parecen casi iguales, cuando el taxista gira dice... La sigunda, is allí al fondo, no me dejan pasar más con taxi, esto no paseo de conducir.

Giro nerviosamente la cabeza. Alli al fondo, eh..? Miro al taxista meditando que hacer unos segundos; fialmente le ofrezco un billete, tras ver el marcador. Pues vayamos... saliendo.
Abro la puerta, saliendo rapidamente, como si me liberase de una jaula, de una prision y apoyado a la puerta me agacho para ver si Lucille va a salir por este lado o si lo hara por el otro, para ofrecerle la mano.

El hombre ancla el coche con el freno de mano y para el viejo taxímetro.

Gira la cabeza viendo a la hermosa mujer y al hombre que sale de su taxi. Son 5.50$ siñorita

Marcello abre la puerta y sale rápidamente de aquel taxi que huele a sudor. Lucille paga al taxista los 5.50$ dolares que éste le pide y posteriormente sale del taxi por la puerta que le sostiene Marcello.

Una gran avenida se abre ante sus ojos, más grande de lo que parecía desde dentro de aquella cápsula amarilla en la que han sido trasportados.

Dos largos y altos edificios de hormigón, decorados con líneas verdes y blancas que recorren toda su superficie, encierran el paso por sus lados, encaminandolo hacia una especie de centro comercial al aire libre.

Una multitud de gente muy variada os rodea ahora. Caminan arriba y abajo de aquel paseo, algunos entran en el centro comercial, otros simplemente se pierden tras vuestro paso o tuercen a derecha o izquierda al final de aquella calle.

De lejos, el centro comercial parece estar constituido por tres niveles diferentes de contenedores de acero, unos sobre otros, comunicados por escaleras y pasarelas metálicas.

Muevo los hombros, como si estuviese nervioso, acomodandome, intentndo relajarlos y miro a un lado y otro nervioso.
Bueno.. ya estamos aqui... Le comento a mi compañera en voz baja mientrasmiro hacia adelante, a la gente que pasa...
A medio mirar a un lado y otro la miro de reojo. Que hacemos; te acompaño? No deberias ir sola, puede pasarte algo. Hagamos lo que hagamos compremos rapido; no quiero estar mucho tiempo por este lugar.

tienes razón, digo mirándolo de reojo será mejor salir rápido y no llamar tanto la atención, pero digo ya volteando un poco molesta ¿puedes de dejar de hacer esos gestos nerviosos? debes parecer como los demás, indiferente, relajate le digo en tono tranquilo, luego continúo caminando, mis tacones resuenan entre el bullicio y camino con paso seguro hacia donde se encuentra la tienda.

Por unos momentos me paro, sorprendido ante su comentario. La miro, con los ojos clavados en los de ella. Aun con los labios cerrados parece que vaya a decir algo, por unos instantes... pero callo.
Ceñudo, asiento, y echo a andar hacia adelante, metiendo las manos en los bolsillos.

Tras caminar toda aquella avenida en la que tardáis menos de 8 minutos, veis ya en frente la primera línea de tiendas. Parece un sitio bastante grande.

No solo hay tiendas, veis vendedores ambulantes de todo tipo de artilugios, primera o segunda mano, todos seguramente extraídos de alguien.

Con las manos en los bolsillos, poco a poco dejo de mirar a Lucille y empiezo a mirar a un lado y a otro, ievitablemente.
Camino mirando unas tiendas y otras y la gente que se reune a su alrededor.
No me gusta esto.. en cualquier momento viene por aqui cualquier tipo de seguridad y encierran a lso que pillan, por no hablar de los que acaben reventados a palizas... Deberiamos acelerar con lo que necesitemos..
Niego con la cara mostrando mi poca conformidad. Arriesgamos mucho... Ademas, tu llamas mucho...la atencion. Eres muy.. La miro guapa y vistes llamativa, para estar por estas tiendas.

Un hombre negro y con rastas se os acerca Eh amigos, ¿extranjeros?¿de placer?¿de negocios? si necesitan algo tan sólo pídanmelo, conozco cada rincón de este barrio va diciendo mientras camina al lado del hombre, cercano a él pero sin contacto físico alguno. El tipo esconde sus ojos tras unas llamativas gafas de sol naranjas con vidrios totalmente tintados de negro y muy reflectantes, Marcello se puede ver reflejado en ellos, la sonrisa de felicidad aquel hombre se agranda todavía más Me llamo Membutu

hola, venimos de placer hago énfasis en esta última palabra y luego digo queremos ir a alguna papelería y otra donde vendan tinta digo con una sonrisa, podrías conducirnos allí? hablo mientras saco un billete de baja denominación y se lo muestro a Membutu

Al oir a Lucille La miro algo sorprendido, pero saco las manos de los bolsillos, tras comprobar que tengo mi daga donde siempre y doy un paso para acercarme a ella.
Espero callado a que este hombre decida actuar, mirando el resto de puestos, como si me interesasen mas que lo que el pueda ofrecernos.

El chico de aspecto rasta les sonríe agradablemente entiendo, entiendo... pero guarde el billete por el momento y síganme.

Avanzando el paso hacia una de aquella especie de calles situada a la derecha, les va guiando entre el gentío. ¡síganme! no me pierdan de vista y vigíle ese bolso Tocci eso aquí se vende bien

Veo al joven alejarse hacia una de las calles laterales..
Parece que el papel escasea aqui y que cuesta conseguirlo, eh? Enarco ambas cejas, pero aun serio. Respirando profundamente echo a caminar en esa direccion en cuanto "mi mujer" este preparada para avanzar.
De nuevo, con las manos en los bolsillos, compruebo mi daga... No.. no tengo ganas de buscarme problemas aqui el primer dia... Suspiro....

Lucille se aferra un poco más a su cartera y tapa un poco la marca visible, entonces se mueve con mucha seguridad detrás del hombre vigilando de vez en cuando los lados y las personas que los rodean no sería extraño por estos lugares tan pobres, la gente hace lo que sea por dinero