Partida Rol por web

Hay una enorme distancia de arrecifes, os pertrechais con lo necesario y os echais al agua. Las formaciones coralinas son fuertes y resisten vuestro peso, pero en muchos puntos se quiebran y resbalais, quedando vuestro pie atrapado, el agua os llega por los hombros y contínuamente teneis que nadar vados y zonas que cubran más.

Veis aletas de tiburón, aproximadamente de metro y medio deben estar deliciosos a la plancha... pero desde vuestra perspectiva sabeis que bien podrían estar pensando en lo mismo... afortunadamente no muestran gran interés sobre vosotros. Un pez volador surge del agua y se aleja de la polvareda submarina que levanta el coral quebrado por un pisotón de James, y un pez de colores llamativos repta entre las piernas de Lucy.

Más o menos maltrechos salís del coral y llegais a la playa de arena blanca y fina, sin cangrejos ni restos de almejas como suele ser habitual. Apenas unos veinte metros surge la selva como el muro natural contra el mar. Arboles gigantescos parecen pretender poner sus raíces sobre vosotros y enterraros en lo más profundo de la isla

Los arrecifes parecen resistir nuestro peso, pero son resbaladizos y en algunas zonas se quiebran. Además, el agua nos llega hasta el hombre, lo que hace más viable ir nadando. Así que me dispongo a hacer lo que se dice un largo hasta la playa, con cuidado antes de asegurar mi equipo.

- ¡Cuidado por donde vais! - aviso a mis compañeros.

Empiezo a nadar entre corales y peces. Puedo ver a los tiburones nadando no lejos, aunque no parecen estar interesados en nosotros.

"Me pregunto si ahumados estarán deliciosos...", pienso, aunque no le dedico demasiado tiempo a ello.

Llego a la playa sin ningún problema. Una vez en la arena me quito las botas para sacar toda el agua e incluso algún pez pequeño que se me había colado, y posteriormente estrujo la ropa para que escurra el agua antes de volver a colocarme el calzado, mientras espero a que mis compañeros vayan llegando.

Parece que por fin nos vamos a acercar a ese tesoro así que vamos allá! - Pienso mientras desciendo por el lateral del barco siguiendo a mis compañeros.

Por suerte no llevo nada encima que se pudiese estropear - En uno de los chapuzones me quedo fascinado con la fauna marina de la isla, y eso me lleva a pensar que hace unas cuantas horas que no comemos y que deberíamos pescar algo para la cena...

El plan de nadar hasta la orilla parecía menos complicado en un principio y los débiles corales nos obligan a nadar al raso de sus bordes cortantes, lo que me provoca algún corte superficial en el torso, por un momento me aterra la idea de que mi sangre pueda llamar la atención de los tiburones que rondaban cerca de nuestra posición pero al llegar a la arena de la playa y por fin poderme poner en pie sin tener que tantear primero el terreno para saber si es firme, levanto las palmas al cielo y me dejo caer - Esto es maravilloso, deberíamos quedarnos aquí un tiempo - Sé que mis compañeros no se lo tomaran en serio aún así tampoco lo digo de broma, no me importaría en absoluto descansar aquí, alejado del gentío de las ciudades, las peleas y la inmundicia. En momentos como este me doy cuenta que ya no soy como antes, siempre con ganas de fiesta y de jaleo, quizás me esté haciendo viejo.

Nos echamos al agua y empezamos a ir en dirección a la playa. La tarea es mas ardua de lo que parecía en un principio, y mas de un golpe me llevo por un resbalón u otro. Tras un buen rato llegamos a la playa, estoy empapada hasta los huesos...

Me tumbo en la arena muerta por el cansancio. El llegar a la orilla ha hecho que me duela la rodilla y tenga un pequeño chichón en la cabeza...

Un descanso de 15 minutos chicos. Secaros y preparar el equipo para adentrarnos en la isla. James atento a ver si ves algo fuera de lo normal...

Acompañe a mis compañeros, la verdad es que no era lo mío lo de dirigirme hacia la isla, no teníamos el mejor camino para ir, algo que me causaba unos cuantos problemas para llegar.

La parte superior de mi ropa sigue empapada y me molesta un poco, así que opto por quitármela y anudármela en la cintura, dejando mi torso al descubierto.

Veo cómo mis compañeros van llegando, todos con moratones y heridas.

- Vaya... ¿os encontráis bien? Vais a necesitar un descanso, ha sido un nado duro - digo pese a salir ileso y estar fresco como una rosa - Mi capit... Lucy, si no te importa exploraré un poco por los alrededores para echar un vistazo al lugar mientras descansáis, no me alejaré mucho.

Era atletismo+físico, pero fallas igualmente cogiendo ese 3 ;)

La jungla se cierra ante vosotros, la única referencia del mapa es que la señal del tesoro está en algun lugar de la montaña que gobierna la isla. No puede haber gran camino si conseguís avanzar rectos, en el camino hay algunas referencias, supuestamente y siguiendo rectos debe haber un río cruzando la isla hasta convertirse en pequeños lagos, y desde éste encontrareis el punto en el que llegar a la cueva del tesoro.

Las armas de pólvora empapadas solo pueden desmontarse y volverse a montar, vuestra ropa está tan mojada como las armas, pero no hay problema, no tarda en secarse. El mayor problema lo ofrece la pólvora. Lucy ha tenido el detalle de quitar las cargas de pólvora de sus armas antes de echarse al agua. Pero en la bolsa donde lleva las cargas solo hay bolas duras donde debería haber polvo... tardarán algo más en secarse, si es que no se re-mezclaban quedando compactas, Lucy confiaba en poder usarlas cuando le hicieran falta.

Se notaba que Drake no tuvo ningún percance en el coral pues fue él quien tomó la iniciativa de adentrarnos en la selva. La frondosa vegetación de la jungla se hacía un poco asfixiante, la humedad complicaba la respiración y a pesar de ser de día no había una gran iluminación que nos permitiese ver dónde pisábamos…salvo en los claros de luz donde se podían ver grandes nubes de mosquitos, los cuales parecían bastante furiosos, podría ser que estuviesen hambrientos o que no les gustase nuestra presencia en aquella isla hasta el momento desierta,

- Esos cabrones chupasangres se han dado un banquete conmigo - señalo a mis compañeros mostrándoles las picaduras de mis brazos y de mi cuello - tened cuidado si no queréis que os salgan estas ronchas y estos bultos - advierto mientras sigo quejándome y maldiciendo todo lo que se me pasa por la cabeza - no puedes luchar contra los mosquitos, tienes todas las de perder, no puedes desenfundar tu arma y batirte con ellos…

De un momento a otro llegaremos al rio que marcaba el mapa, espero que los mosquitos sean nuestro único problema - Ya no me gusta tanto esta isla - añado entre carcajadas para intentar distraer al grupo.

Tras recuperarse todos del nado nos adentramos en la selva. El ambiente es agobiante con tanto árbol exuberante junto, y el camino es accidentado con animales y ramas secas. Llegado a un claro me da por apoyarme a un árbol que resulta no ser muy estable, y el movimiento hizo que una de sus quebradizas ramas se partieran y cayera sobre mi cabeza, provocándome un buen chichón.

- ¡Auch!

Me froto la cabeza dolorida mientras seguimos adelante, con mis compañeros riéndose de mi percance. El punto marcado en el mapa no debe estar muy lejos.

Seguimos avanzando por la frondosa vegetación. Del frescor del agua del mar pasamos a una agobiante calor. Vamos encontrando con varias dificultades: un ataque de mosquitos gigantes, a Drake se le cae una buena rama encima y por poco nos quedamos sin navegante, etc...

Por suerte llegamos a una zona mas despejada. Me encuentro una especie de pequeño melocotón en el suelo, y como empiezo a estar bastante aburrida, comienzo a jugar con el como si fuera una pelota. en un momento de euforia, cojo carrerilla y le pego un patadón a la fruta, la cual sale disparada hacia la parte superior de un árbol cercano, con tal mala pata que le da en la cabeza a un mono muy feo que hay allí subido. El mono, enfadado, empieza a gritar y hace que de todos los arboles cercanos aparezcan mas y mas monos, los cuales empiezan a tirarme como nueces...

Salgamos de aquí rápido!!!, digo volviendo hacia donde estaban mis compañeros bajo una lluvia de nueces, ya que me había separado unos metros de ellos con el jueguecito de la pelota...

Cerrando la marcha me dirigí con mis compañeros en busca del tesoro, por lo visto no era nuestro día. Durante el viaje Dexter había sido atacado exageradamente por mosquitos, Drake había recibido el golpe de una rama en la cabeza. Cuando hicimos un alto para descansar y parecía que ya no iba a pasar nada mas, la capitana consiguió que una ejército de monos la atacara, parecía que la isla intentaba echarnos de ella.

Después de lo sucedido sabía que yo era el siguiente, después de lo sucedido a mis compañeros estaba claro que no iba a librarme fácilmente, aun asi ahora estaba prevenido y no dejaba de mirar a todos lados, lo que hizo que casi me cayese de cabeza  contra unas tierras movedizas, pero pude esquivarlas a tiempo y no caer en ellas, algo que nos habría causado problemas a todo el grupo.

Después de mi casi problema con las tierras movedizas tuvimos un camino muy tranquilo, parecía que no íbamos a tener ningún problema más. Después de un breve paseo mas llegamos por fin a un rio.

A través de la frondosidad de la selva llegais al primer punto indicado del mapa. Os sentais sobre las raíces de unos árboles de manglar que crecen demasiado dentro de la jungla, todo está extrañamente tranquilo. James y Diamond unen sus mitades del mapa, llevais toda la mañana caminando y mordisqueais la comida que habeis traído con vosotros... la de Drake huele extrañamente rara pues ha creído ver "ingredientes" extra por el camino y se relame ante algo que parece bastante repulsivo y aún parece moverse entre las rebanadas del pan.

El tesoro debe estar en una entrada de la montaña hacia la que os dirigís, estais cansados llevais toda la mañana andando y ahora se os comenzará a hacer pendiente arriba, pero la motivación de estar llegando os hace seguir adelante, llegareis al atardecer si todo va bien. James se gira despacio... ha oído un ruido... mira hacia otro lado, le ha parecido ver... ¿Un ave? Su mano ya se encuentra sobre su arma, y Diamond se humedece despacio los labios para preguntar qué ocurre...

Una pregunta que no llega a surgir pues entre gritos y alaridos aparecen cuatro salvajes que se lanzan desde la vegetación más próxima hacia vosotros, prácticamente abalanzándose armados con armas de piedra, son grandes y un par de ellos están cubiertos de terribles cicatrices, todos sus rostros van cubiertos con máscaras tribales.

Un quinto salvaje (percep. 16) se encuentra aún entre la vegetación observando

Por fin llegamos a descansar a la orilla del río y logramos mantener un momento de tranquilidad, mientras mis compañeros aprovechan para comer yo no dejo de rascarme las malditas picaduras. 

La capitana y el ex-marine sacan el mapa y empiezan a consultarlo el uno con el otro, entonces percatándome de ello aparezco por detrás de sus cabezas para echarle un ojo también, siempre me llama la atención todo lo que pueda nutrir mis conocimientos, además de las risas que me produce el ver como se asustan.

Enseguida comprendo que no soy yo el que ha provocado el susto si no los indígenas que se abalanzaron sobre nosotros en ese mismo instante.

Durante el camino me pareció ver ingredientes interesantes para hacerme un delicioso bocata, ignorando que lo que cogía en realidad era verdaderamente repugnante y asqueroso.

Lucy y yo unimos nuestros mapas para orientarnos, si bien el mío había adquirido el olor de mis "ingredientes especiales". Me relamo al pensar en el bocata, si bien parecía que el tentempié podría cobrar vida y todo.

Según el mapa tenemos que ir hacia la cueva, donde parece encontrarse el tesoro. La caminata está siendo larga y dificultosa.

James parece ver algo y busca con la mirada. Me pregunto qué ocurre cuando varios indígenas camuflados en la vegetación se lanzan hacia nosotros, con armas de piedra. ¡Maldición, me han pillado por sorpresa y no puedo reaccionar a tiempo!

Llegamos por fin al río que aparecía en el mapa. Para cerciorarnos volvimos a juntar las partes del mapa y lo vimos con claridad. Estábamos muy cerca, pero estábamos un poco cansados y hambrientos, así que decidimos ir mas despacio mientras comíamos...

Saque de mi bolsa algo de comida. La había preparado antes de salir del barco: un poco de carne a la plancha con salsa especial "Lu". Me encantaba esa salsa, era una receta propia de la familia que yo había modificado a mi gusto... Mientras me metía la comida en la boca, me iba cayendo un reguero de salsa por la mejilla e iba tarareando una cancioncilla, me adelante un metro al resto del grupo, y cuando me di la vuelta para meterles prisa, una enorme mole de carne estaba justo delante mía con su arma alzada...

Después del gran paseo nos encontramos con el ancho de un rio. Y después de un leve descanso seguimos moviéndonos, pronto estaríamos  en nuestro destino, aunque el camino era duro no podía evitar sonreír, pronto conseguiríamos nuestro primer tesoro, ya podríamos ser llamados piratas. Mientras subíamos mi sonrisa desapareció de mi cara, alguien o algo había echo un ruido, el cual no había podido reconocer. Como por instinto lleve mi mano a la Katana que llevaba a la cintura, no me hacía demasiada gracia el ruido escuchado.

La capitana se volvió como para preguntar lo sucedido, pero no hubo posibilidad para que respondiese yo, antes de ello cuatro salvajes se lanzaron a por nosotros, parecía que nos habíamos metido en algún problemas, esto se ponía feo, aunque esperaba que pudiésemos solucionarlo por las buenas o por las malas.

Los guerreros indígenas caen como bestias sobre vosotros empujandoos al fango, pillandoos desprevenidos caeis al suelo por las fuertes embestidas. Cada uno de ellos se arroja sobre vosotros atacandoos con sus primitivos garrotes, pero la fuerza de estos animales abren vuestras cabezas haciendo crugir vuestros craneos y haciendoos perder la noción de lo que hay a vuestro alrededor. Todos menos Drake, cuyo instinto de soldado le hace rodar a un lado pringándose por completo, poniendose en pie y consiguiendo una posición más ventajosa contra el guerrero que no parece sorprendido por la habilidad del invasor.

¡¡ Tuku tuku !! - Dice el quinto salvaje desde la maleza animando a los guerreros. Todos van cubiertos con máscaras, y el cuerpo va embadurnado de un lodo negruzco, así que es dificil diferencias las toscas pieles embarradas que cubren partes de su cuerpo