Partida Rol por web

Quizás, detener unos segundos a Sigurd, había sido un golpe de suerte para el grupo. En el momento en que la hija del jarl llegaba a la parte de arriba e Yngwe estaba a punto de seguirla una jauría de lobos apareció en el sendero y rodeó al grupo contra la pared del acantilado. Les comandaba un viejo lobo tuerto de pelaje estropeado y cano por los años. Con la hija del jarl allí arriba y rodeados por aquellas bestias no les quedaba otra que dejar a un lado sus diferencias para tratar de sobrevivir.

Cuando Jorunn llegó a la cornisa a duras penas vio una lanza cuya punta de plata estaba clavada en el hielo. Tenía las manos maltrechas tras la subida, ensangrentada con los dedos helados y en carne viva. ¿Habría servido arriesgar la vida y perder la confianza de algunos de sus compañeros por aquello? ¿Era una señal de los dioses o simple casualidad?

¿Una lanza? ¿¡Una simple lanza!? No...no debía pensar que era una simple lanza. Al fin y al cabo estaba señalada por dos cuervos volando...y siendo sinceros, tampoco era un sitio donde fuese "normal" dejar una lanza depositada. Además ¿acaso no era la lanza su arma igual que la espada era la de sigurd, el bastón la de klemet o el hacha la de Thorgrimm? Eran demasiadas casualidades.

No había visto el acto de Sigurd, pero si había oído las palabras de Klemet y había sentido como una daga helada atravesaba su corazón mientras se tambaleaba. ¿Iba a abandonarla? De buena gana hubiese bajado la noble a convencerle de que se quedase, pero eso solo hubiese ocasionado más disputas con el guerrero. Además, hubiese resultado arriesgado bajar, especialmente porque el scalda estaba siguiéndola. Jorunn se giró para decirle lo que había visto, y que se lo transmitiese a los demás. La joven asomó la cabeza un momento antes de gritar.

¡Aquí hay algo! ¡¡Parece una lanza!! Voy a intentar cogerla—Jorunn agarró la lanza por el mango y tiró con todas sus fuerzas ensuciándola con la sangre de la subida.

El guerrero no podía creérselo.- ¿De verdad?- Delante de él tenía un viejo lobo tuerto, ¡Menuda casualidad! ¿Sería ese el rostro de Odhinn del que habló la Dama de la Escarcha?

Si lo era, había otros allí que podrían interpretar las señales mucho mejor que él. Previniendo que no lo fuese, hizo lo que mejor sabía hacer, asió su enorme hacha a dos manos dispuesto a hacerse una nueva manta con los lobos que le rodeaban como algún miembro de la jauría decidiese acercarse más de la cuenta.

¡Aquí hay algo! ¡¡Parece una lanza!! Voy a intentar cogerla-oisteis gritar a Jorunn desde arriba ajena a lo que ocurría abajo.

- ¡¡NO TOQUES ESA LANZA, JORUNN!! - rugió el thurl desde abajo, agarrando el bastón con ambas manos y preparándose para golpearle en la cabeza al primer lobo que se le tirara encima

Sigurd, a pesar de todo se sorprendió de ver a aquel lobo tuerto, sin duda era demasiada coincidencia. No obstante no desenvainó la espada y tampoco hizo un movimiento contra los lobos, simplemente dejó la mano en la empuñadura de su arma... por si tenía que defenderse.

Sí espera, que te hace caso...

Piensa sarcástico al escuchar al thurl.

Hild se encontraba demasiado fatigada para intentar una escalada, lo veía como una locura. Se daba cuenta que los cuervos revoloteando, con toda probabilidad, era una señal de Odín para que sus ojos se centraran en aquel punto brillante y veía lógico que alguien subiera a mirar, aunque la völva no entendía aquel empeño de Jorunn en ser ella siempre la que tuviera que actuar, sin pensar en las consecuencias. Hild se encogió de hombros, estaba claro que a su amiga no le importaban los consejos ni las buenas intenciones, y a partir de ese momento tomó la decisión de no volver a inmiscuirse en su vida a no ser que su amiga reclamara sus servicios.

Con indiferencia, aunque también con cierto asombro, observó la ira del hirdman y escuchó sus palabras. En el fondo le entendía, sobre todo viendo el trato que Jorunn siempre le había mostrado tratándole muchas veces como a un esclavo y no escuchando sus consejos, pero al fin y al cabo era su decisión y Sigurd era prescindible, aunque quizás hubiera sido mejor que esa decisión la hubiera tomado una vez estuvieran todos en el barco.

El grito de Jorunn marcó la aparición de los lobos. La völva, mirando fijamente al más viejo y tuerto, comprendió que las señales estaban delante de ellos. Odín les había marcado el camino y ahora se mostraba expectante, quizás como un protector de la lanza que supuestamente había encontrado la hija del jarl. De todas formas cogió su arco dispuesta a disparar en caso de ataque.

- ¿Por qué? -fue la pregunta que le lanzó al thurl- Si esos eran los cuervos de Odín... Todo indica que el mismo dios quería que encontráramos esa lanza. ¿Para qué entonces nos iba a mostrar el camino si no era para cogerla?

No creía que fuera una trampa, ¿por qué iba a serlo? La Dama les había mandado buscar el rostro de Odín y lo habían encontrado, por lo menos Hild así lo creía.

De todas formas siguió apuntando a los lobos.

Con las manos Jorunn aferró la lanza con fuerza. Si aquello era una señal de los dioses no podía desperdiciarla, ¿y que si no otra cosa iba a ser aquella extraña lanza en aquel extraño lugar? La piel se le desprende de las manos, la carne empieza a sangrar por las heridas y un dolor intenso se hace fuerte mientras la herida del día anterior se abre de manera grotesca mientras intenta hacerse con la lanza...

Los lobos enseñaban los dientes a los humanos, gruñéndoles mientras rondan frente a ellos pero no atacan. Aún no. Son por lo menos una docena más el gran lobo gris y si se decidían a atacar... a duras penas saldrían de ahí con vida. ¿Acaso era aquello una señal de los dioses? ¿Sería mejor mostrar la fuerza e intentar hacer huir a las criaturas antes de que se lanzasen contra sus cuellos? Jorunn llevaba varios minutos allí arriba fue se lo que fuese que estaba haciendo y por su bien casi mejor que no bajase...

Sigurd siguió con su arma envainada, pero preparado por si tenía que rechazar a los animales. El comportamiento de esos lobos era muy extraño, no atacaban. Sigurd tampoco lo haría, pues está claro que no podrían con tantos animales y tan fieros. No les va a dar una razón para atacar.

La presencia de esos lobos era muy poco propicia, habían aparecido cuando él deseaba marchar, se empezaba a cuestionar que eso fuera una señal de Odín, y no uno de los trucos de Loki. No tenía sentido lo que estaba pasando, no para él, y deseaba irse antes de que la niñata con aires de grandeza bajase.

El tiempo pasaba y seguían sin sabe qué estaba sucediendo arriba, ni siquiera era capaz de ver a Jorunn pendiente como estaba de los animales que los rodeaban. Puso una flecha en el arco atenta a cualquier movimiento que indicara que los lobos atacarían, mientras éstos no lo hicieran ella no pensaba disparar, y parecía que por el momento no tenían previsto hacerlo.

Sus ojos recorrían la manada que los rodeaba pero siempre volvían, una y otra vez, al lobo más viejo, el cual llamaba poderosamente la atención de Hild.
 

Por un momento Jorunn pensó en rendirse y dejarlo. Los gritos del thurl, la renuncia del hirdman, la sensación de que todo lo hcía mal y de que los propios dioses no querían que consiguiese sus objetivos... Odhin, padre de todos...¿por qué? ¿por qué me muestras la lanza y no me permites cogerla? murmuró dando un tirón mas fuerte al arma mientras sentía como la sangre bañaba la empuñadura de la misma. Sin poderlo evitar, de pura frustración derramo unas silenciosas lágrimas sin dejar de tirar. Tenía que conseguirlo. Tenía que bajar aquella lanza. Así demostraría a los suyos que su padre no se había equivocado al confiar en ella. Que podían hacerlo. Quizás, si bajaba con la lanza Sigurd viese en ella alguien a quien prestar su espada. La herida de la mano le dolía y se sentía débil, pero tenía que sacar las fuerzas necesarias.

Con un fuerte crujido la lanza se desprendió del hielo. Los dedos helados se aferraron a la lanza con decisión fruto del entrenamiento llevado por Jorunn pese al horrible dolor que le recorría sus ensangrentadas manos. Quizás los dioses se estaban fijando en ella. Sin perder el tiempo se giró hacia el borde por donde había subido y abajo pudo ver como una jauría de lobos rodeaban a sus compañeros contra el muro. Quizás pudiesen librarse de ellos pero desde luego aquella era una situación peligrosa.

Uno de los lobos se abalanzó sobre Yngwe pero el scalda estuvo atento para evitar sus fauces. ¿O acaso el lobo había fallado a proposito? La tensión aumentaba por segundos y si no lograban alejar a los lobos aquella sería una lucha por la supervivencia del mas fuerte.

El guerrero feral había aguantado la bestia que llevaba dentro de él todo el tiempo que había podido. La había mantenido dentro mientras los lobos les rodeaban, limitándose a aferrar fuertemente su hacha y a gruñirles enseñando sus colmillos a modo de respuesta, manteniendo las distancias.

Pero cuando el lobo se lanzó contra Yngwe ya no hubo posibilidad de que siguiera haciéndolo por más tiempo. Intentó resistirse, no perder el control, pero el espíritu del oso fue apoderándose poco a poco y sin remedio de su cuerpo.

Yngwe se cerró junto a sus compañeros protegiendo a la volva - Bueno, dicen que la música amansa a las fieras - Yngwe trató de hacer un acercamiento a uno de los lobos lanzando besitos al aire, y fué cuando las babosas fauces del animal dieron una dentellada al aire haciendo sonar un terrible CLAC que hizo retirar la mano rápidamente a Yngwe.... uhmmm uhmmm..... empezó entonces a silbar, despacito, buscando la mirada de los lobos una a una, acompañándoles con suaves meneos de cabeza acompasando su cuerpo y sus manos en un mágico son

Poco a poco y cuando se fueran quedando dormidos, dejando al tuerto y enorme como el tercero de sus objetivos si su plan funcionaba.... fué desenvainando la espada sin dejar de silbar

Vaya tiradacaaaaa

Aquello parecía una locura el lobo había frenado el avance del scalda cuando iba a tratar de subir y éste en lugar de desenvainar su arma para defenderse se puso a cantar. Pero lo mas increíble de todo era que las bestias parecían amansarse ante la música del scalda, varias de ellas se retiraron un poco como si estuvieran cansadas y dejaron de enseñar los dientes pero no así el lobo tuerto y ni los mas grandes que acechaban a su lado que parecían dispuestos a atacar.

Bueh los quería dormir a todos xD - uno a uno aprovechando que estábamos ahí mirándonos los paquetes a ver quien la tenía más grande. Pero que si en ese rato me ha dado tiempo a dormir a 9, ya me va muy bien xD